UN SANTUARIO PARA LOS MANIFESTANTES Y SUS PROTESTAS

El Museo del Espacio Urbano Recuperado se propone contar la historia reciente de East Village.

Cuatro días antes de la inauguración del Museum of Reclaimed Urban Space (Museo del Espacio Urbano Recuperado) en la Avenida C, cerca de la Calle 10 en el lado este de Manhattan, Bill DiPaola les habló a sus empleados de la caja de sugerencias. Si bien se suponía que el grupo tomaría todas las decisiones colectivamente, en esto actuó solo.
"Puse la caja de sugerencias pensando que todos van a estar descontentos con todo", dijo refiriéndose a los visitantes que esperaba en la inauguración del museo el 8 de diciembre. Con una caja, dijo al personal, si alguien se ponía pesado, podían decir: "Eso es tremendo. ¿Podría escribirlo y ponerlo en la caja?" Y luego agregó: "Cualquier cosa para permitir que se vayan sin maldecir o escupir".
Sheila Jamison, una de las voluntarias, lo miró de soslayo. "Buena suerte con eso", dijo.
El museo, ideado por DiPaola y Laurie Mittelmann, que ha estudiado la ocupación de viviendas en Dinamarca y España, es un santuario para la dura historia reciente del East Village: los disturbios de 1988 en Tompkins Square Park, los enfrentamientos con la policía y los promotores inmobiliarios por los huertos comunitarios, la formación de viviendas tomadas, los actos de desobediencia civil llevados a cabo por los ciclistas que reclaman calles más aptas para bicicletas. DiPaola, que se negó a confesar su edad, atravesó muchas de esas batallas; Mittelmann, de 24, era, como la mayoría de los voluntarios, muy joven.
En la sala se veían fotografías de manifestaciones y un estante lleno de revistas con títulos como Perfiles de Provocadores y Bajo Ataque, junto con panfletos de la Constitución de los Estados Unidos. Barreras policiales de madera azul decoran la recepción, y en un adhesivo sobre el teléfono se lee "ESTE TELÉFONO ESTÁ PINCHADO". La entrada al museo será gratuita, pero el público puede solicitar visitas pagas de los huertos compartidos y las viviendas ocupadas.
Sin embargo, para DiPaola, que también es director de Time’s Up, un grupo ecológico, el museo encarna una batalla de ideas. Gran parte de la historia ha sobrevivido sólo en los recuerdos de la gente y las fotos, guardando en cada caso su propia versión de la verdad.
Lo que él se preguntó fue: ¿Cómo transformarlo en una exposición de museo con una sola línea argumental? "¿Qué es la historia?" preguntó al grupo. "Existe la historia corporativa, y existe nuestra historia.
La mayoría de los museos históricos son un hecho del pasado. Este no. Aquí vendrán personas que fueron golpeadas por la policía en el parque. Perdieron sus huertos.
Perdieron sus casas. A muchos no les fue muy bien durante la promoción inmobiliaria".
El Museo del Espacio Urbano Recuperado constituye un intento de exponer este espíritu comunal y esta historia caótica.
El lugar, el frente del C-Squat inutilizado durante mucho tiempo, es significativo. C-Squat, reducto de numerosas bandas de punkrock y de funciones de música improvisadas, constituyó la ocupación más resonante y notoria del East Village. Durante el Huracán Sandy, cuando el East Village se quedó sin luz, los habitantes del C-Squat prepararon comida para el barrio y la distribuyeron gratuitamente.
Uno de los objetos expuestos es un generador activado con una bicicleta que se utilizó para generar electricidad durante las protestas de Occupy Wall Street en Zucotti Park.
Cuando la luz se cortó después de la tormenta, los voluntarios lo pusieron en la vereda como puesto de recarga de teléfonos celulares para el barrio.
Tal como llega al público, la historia contada aquí ha sido en gran medida de victorias para los activistas, visibles en los huertos compartidos que se alternan decorando las cuadras del barrio y las viviendas ocupadas que ahora son cómodas residencias. En el camino se perdieron, no obstante, numerosos reveses y derrotas, dijo DiPaola ­los parques que fueron arrasados para el desarrollo inmobiliario, las viviendas ocupadas cuyos residentes fueron desalojados, las manifestaciones en bicicleta que terminaron en arrestos en masa y no en bicisendas.
Al acercarse el día de la inauguración, DiPaola empezó a preocuparse por el tono. Pidió que la palabra "protesta" fuera eliminada de las fotos expuestas. "Protesta es un poco negativo", dijo. "Esto es una celebración". 


Fuente: Revista Ñ Clarín

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