Desde Berni y Forner hasta Harte y Macchi, la muestra cuenta la historia de nuestro arte.
Por Mercedes Pérez Bergliaffa. México - Especial
En medio de una noche cálida y tranquila, quedó inaugurada en pleno Distrito Federal la muestra Realidad y utopía. 200 años de arte argentino . Fue el miércoles pasado al caer el sol, en el patio ovalado y antiguo del Museo Nacional de San Carlos. La exposición, organizada por la Cancillería Argentina, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) y el mismo museo, contó también con el apoyo de las embajadas argentina y mexicana. Hacía rato que no se presentaba en México una muestra que contara la historia del arte de nuestro país –los responsables de la exposición comentaban que desde 1975–, por lo que la movida fue muy apreciada por el público. “Ya conocíamos a cuatro de los íconos argentinos”, dijo durante el discurso inaugural Carmen Gaitán Rojo, directora del museo. “Gardel, Evita, el Che y Maradona. Y también tuvimos la visita de Borges, y la poesía de Gelman. Pero a esta suma cultural le faltaba, sin dudas, el conocimiento de las artes plásticas argentinas”. Fue una inauguración muy formal: estaba la embajadora de Argentina en México, Patricia Vaca Narvaja, la directora de Asuntos Culturales de la Cancillería argentina, Magdalena Faillace, la ya mencionada Gaitán Rojo, la directora del INBA, Teresa Vicencio de Alvarez y hasta el canciller Héctor Timerman, además de consejeros, diplomáticos, artistas y, por supuesto, las responsables argentinas de la muestra, la curadora Diana Wechsler y la productora Pelusa Borthwick. Mostrando 89 obras, la exhibición es una remake de la misma exposición que durante el año pasado se presentó en Berlín, como parte de presentaicón Argentina en Alemania, al haber sido País Invitado de Honor de la Feria del Libro de Frankfurt. Pero no se trata exactamente de la misma muestra ni tampoco expone las mismas obras; en realidad, el guión curatorial fue levemente modificado y la selección de trabajos también. Por ejemplo, las obras ahora están organizadas en tres núcleos: “Espacios para la utopía”, “Memoria de los orígenes” y “Tensiones entre la historia, la política y las utopías vanguardistas”. Se pudieron ver las obras de los maestros Antonio Berni, Raquel Forner, Xul Solar, Alfredo Hlito y Lino Spilimbergo, entre otros, quienes comparten el espacio con los contemporáneos y consagrados Carlos Alonso, Alejandro Puente, Juan Carlos Distéfano, Luis Felipe Noé, León Ferrari y Marta Minujín, entre muchos más. Los trabajos de los artistas más jóvenes, como Daniel Ontiveros, Miguel Harte, Jorge Macchi y Esteban Pastorino –la lista es larga, sigue– también dialogan en las salas, que no respetan los recorridos cronológicos. Durante la inauguración, todos los comentarios tuvieron el mismo suelo: la herencia común latinoamericana y sus “vasos comunicantes”, como dijo en su discurso la mexicana Alvarez. A su vez, Faillace recordó una frase de Octavio Paz: “América no es tanto una tradición que continúa como un futuro que realizar. Y eso lo podemos hacer entre todos”.
Fuente: clarin.com
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