LA CINTURA ESPEJADA QUE CAUTIVA A MÉXICO



Un paseo por la nueva sede del Museo Soumaya, que exhibe la colección de arte del millonario Carlos Slim. Reúne más de 60 mil obras: desde arte precolombino a Rivera, Rodin y Dalí.

El edificio, cubierto por 16 mil espejos hexagonales, mide cuarenta y tres metros de altura.


A la distancia, 16.000 espejos hexagonales brillan: reflejan el azul del cielo como una enorme proa sin mar en plena Ciudad de México. Son cuarenta y tres metros de piel plateada que se levantan desde el concreto de una plaza con pocos árboles y construcciones en proceso. La geometría de la nueva sede del museo del multimillonario Carlos Slim tiene que ver con la de los bustos del escultor francés Auguste Rodin, el favorito del empresario, quien posee la colección más grande de su obra fuera de Francia. Si le preguntan al hombre más rico del mundo si antes de casarse sabía de arte, dirá que no. Fue Soumaya quien desde su luna de miel lo arrastró a su pasión de coleccionar. Este museo es el recuerdo de ella, su única esposa, con quien tuvo seis hijos y vivió 33 años, hasta que falleció en 1999. Ella le pidió que abrieran su colección al mundo y tal vez por eso la entrada es gratuita. La armadura del Museo Soumaya es un “contenedor de arte”, describió el arquitecto del museo, Fernando Romero, un joven de 39, casado con Soumaya, hija menor del magnate. En un diseño futurista, solo 28 columnas de diferentes espesores y curvaturas detienen las fachadas exterior e interior. El sexto nivel, dedicado a los papás de Slim, no tiene columnas: el techo está suspendido. “El museo sorprende por dentro y por fuera”, opinó asombrado el periodista estadounidense Larry King, invitado por Slim a la inauguración el 1° de marzo pasado. También estuvo el colombiano Gabriel García Márquez. El museo está en la plaza Carso, el corazón financiero de la Fundación de Slim. La plaza se llama así porque es una combinación de las primeras letras de los nombres de Carlos y Soumaya y el terreno mide 17 mil metros cuadrados: casi la superficie de la Plaza de Mayo. A pasos de la puerta de cristal giratoria, se encuentra “El Pensador” de Rodin, en un vestíbulo de sillones aterciopelados, pisos de mármol griego y olor a madera noruega. El resto de las más de 60 mil piezas de arte de Slim se distribuyen en los seis pisos en espiral que dan continuidad entre el espacio y las obras. El primero está dedicado a las monedas: virreinales, republicanas y del segundo imperio mexicano. El segundo, al retrato mexicano del siglo XIX y las artes aplicadas. Desde aquí comienzan las curvas del edificio, paredes blancas interminables y rampas. El tercer nivel es para los antiguos maestros europeos y novohispanos. El cuarto para el paisaje mexicano, el impresionismo y primeras vanguardias. Convergen Tintoretto, El Greco, Rubens, Picasso, Renoir, Gibran. Y en el quinto se exhiben esculturas mesoamericanas y arte mexicano del siglo XX. Aquí destacan un magnífico mural de David Siqueiros y las obras de Jesús Helguera, rodeados de vasijas y platos precolombinos. Finalmente, la enorme sala principal, con el nombre de Julián y Linda Slim, alberga los Rodin y los Salvador Dalí. En fin, se exhiben obras de diversos tiempos y geografías: el ecléctico museo de un millonario que quiere compartir el amor al arte que aprendió de Soumaya.


Fuente: Revista Ñ Clarín


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