Muestra
Una completa retrospectiva que se exhibe en el Centro Georges Pompidou activa el debate sobre los méritos del artista más caro del planeta.
Una completa retrospectiva que se exhibe en el Centro Georges Pompidou activa el debate sobre los méritos del artista más caro del planeta.
En la línea del pop art, Koons desarrolló su obra alrededor de los mitos de la cultura de masas. Foto: AFP
Por Luisa Corradini / La Nación
PARIS.- El arte de Jeff Koons puede ser desconcertante, a tal punto que la exposición que se abrió recientemente en el Centro Georges Pompidou de París ha sido calificada por la crítica simultáneamente de "crocante", "nítida", "absurda", "espectacular", "aburrida", "insensible" y "repulsiva".
La explicación reside acaso en que -como creen
algunos especialistas- el estadounidense Koons es la encarnación
artística del capitalismo en su actual nivel de desarrollo, fundado en
tecnologías digitales en constante evolución, cuyos protagonistas pueden
convertirse en millonarios en poco tiempo y tener una celebridad
efímera: una reciente encuesta realizada por la revista norteamericana ARTnews entre
un centenar de directores de museos reveló que ninguno de ellos piensa
que Koons será una referencia artística dentro de un siglo.
En todo caso, el artista no sabe dibujar, pintar, esculpir y hasta es incapaz de armar un collage. En 2013, sin embargo, Koons vendió uno de los cinco ejemplares de Balloon Dog
en 58,4 millones de dólares. Esa proeza, lograda por la casa de subasta
Christie's de Nueva York, lo convirtió en el artista vivo más caro del
planeta.
A los 59 años, Koons acaba de obtener una nueva
consagración con la suntuosa retrospectiva organizada -y magistralmente
presentada por el curador Scott Rothkopf- por el museo Georges Pompidou.
Para quienes siguen su trayectoria, esta muestra marca la última etapa
de una incesante campaña de marketing del papa del neo-pop art que lo
condujo a las mayores catedrales del arte moderno: la bienal Whitney y
el Sculpture Project de Münster, las prestigiosas galerías Ileana
Sonnabend en Nueva York, Max Hetzler en Colonia y Anthony D'Offay en
Londres, y, sobre todo, el MoMA de Nueva York. En 2008, cuando invadió
el palacio de Versalles con sus esculturas kitsch, Koons provocó una
tempestad histórica. Hoy, y hasta el 27 de abril próximo, el museo de
arte contemporáneo más importante de Europa le ofrece otra "galería de
los Espejos" solo para él.
La fortuna de un heredero
Con
un centenar de piezas expuestas, la célebre galería del sexto piso del
Pompidou encanta a admiradores y a críticos por igual. La retrospectiva
acoge al visitante con obras de 1980, cuando Koons tenía 25 años y aún
era trader en Wall Street: electrodomésticos como el New Hoover
Deluxe Shampoo y el New Hoover Celebrity IV, lavatapices y aspiradoras
que han sido artísticamente fijados a las paredes.
"Para Koons, Hoover es el succes-story
de un hombre que inventa una aspiradora con la idea de liberar a la
mujer (consecuencia que queda aún por verificar). Como la aspiradora, en
la mayoría de sus obras está presente algún símbolo cotidiano que tiene
que ver con la cultura de masas. Esa es la cultura que interesa a
Koons. En eso, es un digno heredero del pop-art", afirma Bernard
Blistène, director del museo.
Antiimagen del artista
contemporáneo, Koons está siempre impecablemente vestido de traje y
corbata como un modelo de Ralph Lauren, el cabello corto y bien peinado,
sonriente y amable. Tampoco bebe como Francis Bacon, desde hace 20 años
su matrimonio es ejemplar, aborrece el cinismo que hizo célebre a
Damien Hirst y no practica la ironía autodestructiva de Maurizio
Cattelan ni la gravedad misteriosa de Anselm Kiefer.
Sus
seguidores jamás dejan de señalar que, si bien no posee ninguna técnica
artística, Koons tiene un enorme talento para hacer fabricar sus
creaciones por 130 artesanos que trabajan exclusivamente a su servicio.
Sus detractores indican que trabaja "como un serial creator":
produce cada una de sus obras en varios ejemplares de distintos colores,
algunas de las cuales están destinadas a los museos. De cada una de sus
obras mayores, además, extrae fragmentos o productos derivados que
comercializa en forma independiente.
Toda su obra está concebida
sobre la base de mitos o iconos de la cultura norteamericana. Los
homenajes de Koons a los súper héroes son tan numerosos como las
evocaciones de Andy Warhol a Marilyn Monroe, Jackie Kennedy, Coca-Cola y
Elvis.
Esa simpleza le permite acercarse a un público educado en
los mismos valores, pero que no siempre es sensible al arte
contemporáneo: "No aspiro a hacer un arte popular, sino que pretendo
crear un arte popular accesible", explica Koons. "Que sea accesible al
público, haciéndole vivir una experiencia que no sea intimidante."
Fuente: lanacion.com
Fuente: lanacion.com
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