Tensión con Grecia, que los reclama como propios.
Reliquia. Los mármoles de Elgin, en el Museo Británico. /EFE |
María Laura Avignolo
Los famosos y polémicos mármoles de Elgin,
arrancados del Partenón en Grecia y trasladados al Museo Británico por
el ex embajador inglés ante el Imperio Otomano, han vuelto a partir a
Rusia. Doscientos años después de su único viaje a Londres, el Museo ha
decidido ceder uno de sus Dioses para adherir desde mañana a la
celebración del 250° aniversario del Hermitage, otro emblemático museo
en San Petersburgo.
El préstamo se produce en el peor momento de
las relaciones entre el presidente ruso Vladimir Putin y Occidente,
luego de su inquietante discurso del jueves por la noche. La secreta
cesión fue descubierta como primicia por el diario The Times de Londres.
Los directivos del Museo Británico creen que esos préstamos deben
continuar, mas allá de los desacuerdos de sus gobiernos. Una posición
que comparten los directivos del Hermitage en San Petersburgo, la ciudad
de Putin. Cuando pidieron a los británicos el préstamo, el Museo en
Londres no dudó un segundo. Nada mejor como acto de amistad y
entendimiento que una escultura del Partenón para celebrar una historia
paralela de dos grandes instituciones. La única condición es la absoluta
certeza de que sean devueltas. Las autoridades británicas consideran
que ese compromiso existe, mas allá de la abominable relación
diplomática actual.
Cuando, 200 años atrás, las esculturas
llegaron a Londres, cambiaron la comprensión del arte griego. Con la
cesión del Dios del río Ilissos, donde Sócrates discutía la belleza y el
amor con otros filósofos en Atenas, se busca una nueva comprensión y
entendimiento entre los pueblos en pleno siglo XXI.
Los mármoles
de Elgin han generado en estas horas una crisis diplomática con Grecia,
que se considera la dueña de esas reliquias y reclama su repatriación
con la ayuda de la abogada Amal Alamuddin Clooney, la esposa de George,
el famoso actor.
El primer ministro griego, Antonis Samaras,
describió el traslado de los mármoles como “una afrenta al pueblo
griego”. Dijo que la decisión de enviar la escultura sin cabeza a San
Petersburgo demuestra que el argumento británico de que los mármoles no
podían ser movidos o trasladados para ser devueltos a Grecia no son
ciertos. “Ese argumento no es más válido. El Partenón y sus mármoles
fueron saqueados. Las esculturas no tienen precio. Nosotros, los
griegos, somos uno con nuestra historia y civilización, que no puede ser
quebrada, prestada o concedida”, dijo Samaras.
Después de que el
presidente ruso Vladimir Putin asegurara que Occidente trata de
construir “una nueva Cortina de Hierro alrededor de Rusia”, el director
del Museo Británico, Neil MacGregor, dijo que “la política de nuestro
museo ha sido que cuando más helada es la política entre gobierno, más
importante es la relación entre museos”.
Fuente: clarin.com
Fuente: clarin.com
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