MUCHO MÁS QUE UNA CASA JUNTO AL RÍO

La sede del Club de los Pescadores y su muelle, una historia y una postal de la Ciudad.

Chalet de estilo anglonormando. El proyecto de la sede en el Río de la Plata arrancó en 1926 con los socios juntando fondos. Se inauguró en 1937.
Por Eduardo Parise

Si se lo encara como una cuestión de imagen y desde un punto de vista fotográfico, Buenos Aires tiene símbolos que la identifican. El Obelisco, el Puente Transbordador de la Boca, el Planetario, la Plaza de Mayo, el Palacio de las Aguas Corrientes son algunos de los que integran esa lista. Pero también hay otro edificio que forma parte de esos íconos porteños. El próximo 16 de enero cumplirá 77 años y, a pesar de unas cuantas sudestadas históricas (se recuerdan las de 1940, 1956, 1958, 1963 y 1989), sigue firme en el Río de la Plata y en la Costanera Norte. Es el edificio del Club de Pescadores.
La inauguración oficial se hizo el 16 de enero de 1937, pero la primera gestión para construirlo ya se había realizado en julio de 1924. Es que los socios del club buscaban tener la sede y el muelle que reemplazara al primero que habían tenido a la altura de la calle Ayacucho. En ese lugar, al que se conocía como “el muelle de los franceses” (lo usaba una empresa carbonera de ese país para bajar sus cargas y llevarlas en tren hacia la zona de Retiro), se había fundado el club el 3 de agosto de 1903. Pero dos años después, una sudestada terminó con el muelle y la casilla que usaban.
En 1926 empezó la campaña para juntar fondos y así encarar el proyecto de la nueva sede, ya en la Costanera Norte, un sector de la Ciudad para el que el paisajista francés Jean Claude Forestier había pensado el desarrollo de un parque costero, desde Puerto Nuevo hasta el límite de la avenida General Paz. El plan sólo cumplió su primera etapa con la construcción de más de cinco kilómetros de costa con hormigón armado y el respectivo rellenado con tierra para hacer la avenida.
Así, en el Club de Pescadores deciden armar un Empréstito General Interno y Obligatorio para los 715 socios. La cuota social pasó de 3 a 10 pesos; se creó una única cuota obligatoria y extraordinaria de 50 pesos (se podía hacer en 10 pagos de 5 pesos) y se creó la categoría de Socio Vitalicio que, para serlo, debía abonar una cuota única de 500 pesos. Era mucha plata: un auto costaba mil pesos. Algunos socios decidieron dejar el club. Pero los que quedaron no aflojaron. El muelle ya era una realidad. Lo habían construido con pilotes de quebracho. Y la actividad crecía tanto que desde 1931 un colectivo llevaba a los socios desde Plaza Italia y un año después, el club había comprado en 700 pesos un Buick 11 con carrocería para verano e invierno, que hacía el mismo recorrido.
El chalet, dicen los especialistas, es de estilo anglonormando, más refinado que el viejo Tudor, originario de los finales de la arquitectura medieval. De todas maneras, se destacan sus puertas y ventanas altas y los techos con importante pendiente, una característica en ese tipo de construcción. El muelle mide 512 metros, luego de la extensión que se hizo con los últimos trabajos de rellenado destinados a ampliar la avenida Costanera. Por eso, el edificio ya casi no tiene agua debajo. Esa extensión se inauguró en agosto de 2010.
La sede del Club de Pescadores fue declarada Monumento Histórico Nacional el 11 de junio de 2001 (el presidente era Fernando De la Rúa). Allí, además de trofeos y otras colecciones, existe un importante acuario con especies típicas del Río de la Plata. También funciona un restaurante especializado en cocina mediterránea. Quienes lo frecuentan coinciden: tiene una vista al río que es espectacular. En la Ciudad hay otro chalet histórico con vista espectacular, pero más urbana. Es el famoso “chalecito” normando que Rafael Díaz, el dueño de una mueblería que llevaba su apellido, hizo construir sobre el edificio con entrada por Sarmiento 1113. El “chalecito” es vecino del Obelisco y aún se ve desde algunos sectores de la avenida la 9 de Julio. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.



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