DAVID HOCKNEY REGRESA CON UN ESTALLIDO DE COLORES

A los 76 años, y después de un año sombrío que incluyó un ACV y la muerte de uno de sus asistentes en su propia casa, el pintor inglés exhibe en California su retrospectiva 'David Hockney: A Bigger Exhibition', en la que regresa al color.

Tras un ACV, una renovada inspiración.


La primavera en East Yorkshire, con los árboles empinados y sus delgadas sombras grises representados con carbonilla.

Con el paso de los decenios, Hockney trabajó a fondo en distintas series, cambiando de una técnica a otra –de pinturas a Polaroids, de escenografías a dibujos de línea intimistas, a acuarelas e imágenes digitales en iPads. Algunos de los nuevos trabajos, como un retrato de un amigo de Los Ángeles, Richard Sassin, son joviales. Pero en su mayoría transmiten una expresión más sombría. Y el primer retrato en color que hizo cuando regresó a California en julio constituye una fuerte manifestación de pesar. Muestra al principal asistente de su estudio, Jean-Pierre Gonçalves de Lima, hundido en una silla con la cabeza entre las manos y los codos apoyados sobre las piernas. La pose del modelo está inspirada en Van Gogh, a partir de su retrato de 1890 “En el umbral de la Eternidad” y una litografía anterior de un veterano de guerra. Hockney dijo que eligió esa postura para su modelo pensando en Dominic Elliott, su asistente de 23 años que murió en marzo.
“Esa primera pintura de Jean-Pierre con la cabeza entre las manos, todos nos sentíamos así en ese momento”, dijo. “Tuvimos una tragedia y sabíamos lo que era.”El plural queda flotando en el aire. ¿La pintura fue acaso una suerte de autorretrato? Después de una pausa, admitió “Pienso que fue un autorretrato”. Luego, quizás ansioso por pasar a otro tema, se volvió hacia otra pared donde había un cuadro posterior de Gonçalves de Lima, donde éste mira de frente al espectador con un cigarrillo en la mano. Sí, Hockney, famoso por sus enérgicas diatribas anti-anti-tabaquismo, admitió que sigue fumando.
“En el umbral de la eternidad” de Van Gogh justamente puede verse en la exposición. Al lado de cientos de otras obras que van desde 1350 hasta 1900, fue fotocopiada y pegada en lo que se conoce como “el Gran Muro” –una serie de paneles de 21 metros de largo que Hockney construyó en su estudio como ayuda visual cuando hacía la investigación para su libro publicado en 2011 “Secret Knowledge”. El libro argumenta que una amplia gama de pintores, desde Van Eyck hasta Caravaggio, utilizaron dispositivos como espejos curvos y la cámara oscura, que cambiaron el rumbo de la pintura en Occidente. Bailey dijo que el “Gran Muro”, que nunca había sido exhibido antes, le parece fascinante a la luz de los nexos de Hockney con los antiguos maestros y su gama de técnicas.

Una exuberante paleta verde y violeta para el mismo paisaje dos años antes.

“A medida que envejece pienso que su comprensión y su compromiso con el arte del pasado no hace más que aumentar”, dijo Bailey. “Siente verdadero amor por la mirada atenta, profunda”. Hockney, naturalmente, tiene otra razón para exhibir “El gran Muro”: celebra cualquier oportunidad de exponer su teoría sobre óptica, que inicialmente resultó muy controversial.
Algunos académicos la rechazaron por falta de documentación histórica salvo raras excepciones, pero otros fueron más solidarios, y a él sigue pareciéndole que las pruebas visuales son contundentes. “No tiene más que mirar las sombras en las pinturas occidentales que se volvieron tan grandes en tiempos de Caravaggio”, a comienzos del siglo XVII, dijo entusiasmado. “No había sombras en el arte chino, japonés, persa o indio. Estoy seguro de que viene de la óptica”, agregó, señalando que los lentes requieren de una fuente de luz potente.
Su interés por la tecnología de la producción de imágenes también puede verse en sus dibujos en el iPhone y el iPad de estos últimos años, que han generado una admiración generalizada y una crítica puntual. El crítico londinense Adrian Searle escribió en una oportunidad “Hockney confunde, creo, tecnología con modernidad”. (Consultado sobre este comentario, el artista replicó con sequedad: “¿Qué es la modernidad? Seguramente sabe más que yo al respecto”.)
¿Hay alguna perspectiva de que David Hockney se retire?
“No”, dijo enfático. “Seguiré hasta que me caiga.”
Y a los pocos minutos, junto a su asistente, abandonó la sala como un chico: se iba a fumar un cigarrillo.

Fuente: Revista Ñ Clarín

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