LAS LUNETAS, OTRO GRAN RESCATE
PARA EL MURALISMO ARGENTINO


Pintadas por Lino Eneas Spilimbergo, Juan Carlos Castagnino, Demetrio Urruchúa y Manuel Colmeiro, “el equipo de Siqueiros”, las obras integraban el conjunto mural más importante del país. Ubicadas en las Galerías Pacífico, fueron extraídas y abandonadas en depósitos en 1990, cuando el edificio se convirtió en Shopping. El Centro TAREA del Instituto de Investigaciones sobre el Patrimonio Cultural de la UNSAM las restauró y las presenta en el Museo del libro y de la lengua.


Por Victoria Reale

Imponentes, y otra vez a la vista del público, La lunetas, el conjunto mural más importante que alguna vez se pintó en la Argentina, agrega un nuevo y fecundo capitulo a la saga de rescates que comenzó a escribirse con Ejercicio Plástico, el famoso mural de David Alfaro Siqueiros que hoy se ve en Casa de Gobierno. El mismo equipo de restauradores trabaja ahora en los detalles finales de Primavera, de Lino Eneas Spilimbergo; Verano, de Manuel Colmeiro; Otoño, de Juan Carlos Castagnino,  e Invierno  de Demetrio Urruchúa, Las lunetas, que fueron pintadas al óleo en 1946 y estuvieron abandonadas durante dos décadas en una historia insólita pero con final feliz.
Más de una década después de haber colaborado con David Alfaro Siqueiros en la realización de Ejercicio Plástico (1933), Antonio Berni, Spilimbergo y Castagnino decidieron formar junto a Urruchúa y Colmeiro el Taller Arte Mural (TAM), en 1944. El grupo estaba impregnado por los valores que sostenía el muralismo mexicano, que buscaba socializar el arte y retratar la realidad de su país. Influenciados por la figura de Siqueiros, el grupo TAM quería pintar en grandes superficies públicas para que el arte fuera accesible para todos.
En 1945, los arquitectos Jorge Aslan y Héctor Ezcurra iniciaron la remodelación del edificio Pacífico, separando la galería de comercios de las oficinas del Ferrocarril Buenos Aires al Pacífico. Las reformas incluyeron el techado con bóvedas de hormigón armado de sus calles internas, convergiendo en una gran cúpula en el espacio central del crucero. Y los arquitectos convocaron al TAM para pintar esta nueva cúpula de hormigón con murales al fresco. Los temas que eligieron los cinco pintores se basaron en valores esenciales del hombre y su medio.
De estas obras, Las lunetas se ubicaban en los accesos principales del edificio dedicadas a las cuatro estaciones del año. En cada luneta se representaba a dos personajes  relacionados con el trabajo rural. Fue el único trabajo que realizó el TAM, ya que por falta de espacios en donde pintar, el grupo se disolvió tiempo después.
Tras años de abandono, el edificio Pacífico fue reciclado en 1990 por el estudio del arquitecto Juan Carlos López, para convertirlo en el actual shopping Galerías Pacífico. Durante la remodelación,  fueron extraídos los cuatro murales y Las lunetas quedaron abandonadas sin ningún cuidado en distintos depósitos.
Hasta que en 2010, el Ministerio de Planificación Nacional convocó el Centro TAREA del Instituto de Investigaciones sobre el Patrimonio Cultural de la Universidad Nacional de San Martín, especializado en conservación y restauración de la producción pictórica, escultórica y bibliográfica, para rescatar los cuatro murales. El Centro TAREA ya contaba con antecedentes importantes: ese mismo año había finalizado la puesta en valor de Ejercicio Plástico, la famosa obra pintada en la década del 30 por el Equipo Poligráfico, compuesto por David Alfaro Siqueiros, Lino Enea Spilimbergo, Antonio Berni, Juan Carlos Castagnino y Enrique Lázaro.
Damasia Gallegos, directora del Centro TAREA, le contó a Revista Ñ cómo trabajaron con Las lunetas. Primero hicieron un relevamiento fotográfico de las obras. Después tomaron muestras de la capa pictórica, que fueron analizadas en la Universidad de Perugia, Italia. Así supieron que las obras habían sido pintadas al óleo. “Protegimos Las lunetas para que los especialistas de la Universidad Tecnológica Nacional pudieran cortar el hormigón y trasladar las obras al Museo del Libro y La Lengua”, cuenta Gallegos. Las mudaron rápido, cuando el edificio todavía no tenía el techo. “Las metieron con la ayuda de una pluma y se ubicaron según un diseño del arquitecto Clorindo Testa”, agrega.
Una vez inaugurado el Museo del Libro y La Lengua de la Biblioteca Nacional, en septiembre del año pasado, el equipo de restauradores pudo comenzar la tarea de limpieza de las obras, removiendo incluso algunos repintes que realizó Antonio Berni en los años 70. Durante ocho meses, los restauradores trabajaron simultáneamente en dos de las obras, llevando adelante la consolidación de la capa pictórica, la  nivelación de superficie y la  reintegración de faltantes y de las mermas de la pintura. Todo se hacía a la vista del público que visitaba el museo.
“Cuando se restaura una obra se usan técnicas para que se pueda distinguir la parte original de lo realizado por los restauradores. En nuestro caso, utilizamos la técnica italiana llamada Tratteggio, una combinación de pequeñas rayas y puntos. Así, si el espectador se aleja puede leer la imagen completa, pero si se acerca puede distinguir el trazo original del restaurado”, explica la directora del Centro TAREA. Y agrega que “en el caso de Otoño, de Castagnino, como se perdió un 70% de la obra en un incendio que sucedió en un depósito en Barracas, decidimos restaurarla con un tono de valor más alto, lo que significa que está un poco más claro. Por suerte había registro fotográfico, así que proyectamos la foto en el mural y dibujamos el faltante de la obra. Se ven todavía algunas líneas del dibujo, porque la idea es que el visitante pueda ver cómo era, pero no intentamos emular lo que fue”.
Mediante un abordaje interdisciplinario, que incluye la conservación, la química y la historia del arte, el Centro TAREA recuperó de manera estética y formal los murales perdidos de las Galerías Pacífico. “Uno de los principios básicos de la restauración es aplicar materiales que sean reversibles. Trabajamos con colores al agua que fácilmente se pueden retirar. Otra de las consignas es la mínima intervención, uno retoca donde hay faltante, no se trabaja dentro del original”, destaca Gallego.

DÓNDE Y CUÁNDO:
El miércoles 22, a las 16, en el auditorio del Museo del Libro y la Lengua, situado en Avenida Las Heras 2555, habrá una primera presentación de la restauración de Las Lunetas. Pero ya anuncian que en los próximos días se hará la inauguración oficial.

Fuente: Revista Ñ Clarín

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