La primera exposición de Palermo, en 1875, en realidad se llevó a cabo donde hoy es la esquina de Florida y Paraguay.
Por Eduardo Parise
Como en cada invierno porteño, en Palermo acaba de inaugurarse
la Exposición Rural, esa muestra que suele sintetizarse como un
encuentro entre campo y ciudad. La presentación se realiza en un predio
que fue asignado a la Sociedad Rural en 1875. Sin embargo, la primera
exposición, realizada ese mismo año, no tuvo a estos terrenos como
escenario. Eso iba a ocurrir tres años más tarde. Y antes de llegar al
predio actual, el encuentro se hizo en un sector donde hoy aparecen
grandes torres y elegantes comercios: la esquina de Florida y Paraguay.
Aquella primera exposición duró apenas nueve días, desde el 11 hasta el 18 de abril de 1875. Y ocupó un cuarto de manzana en un terreno baldío cuyo dueño, Leonardo Pereyra, cedió para la realización. Pereyra era uno de los socios fundadores de la Sociedad Rural (creada en 1866) y un impulsor de la ganadería. Su estancia “Los Patos”, cerca de La Plata, era pionera en la cría de animales de las razas Durham y Shorthorn. Casado con Antonia Iraola, sus seis hijos (Leonardo, Martín, María Antonia, María Luisa, Sara y Laura) darían origen a uno de los apellidos más conocidos de la Argentina.
Aunque incluyó pocas maquinarias (el trabajo en el campo era entonces casi todo manual), la primera muestra tuvo como eje al sector ganadero. Participaron 85 expositores y, según los datos más difundidos, esa vez hubo 66 caballos, 18 vacunos, 74 carneros y ovejas, 5 porcinos, unas 150 aves y hasta algunas llamas y alpacas.
De todas maneras, el encuentro tuvo su trascendencia: en la inauguración, junto a José María Jurado (quien encabezaba la Sociedad Rural desde el año anterior) estuvieron el presidente Nicolás Avellaneda (con 37 años de edad, había asumido la presidencia el 12 de octubre de 1874) y el entonces electo gobernador bonaerense Carlos Casares, quien se haría cargo de la Provincia el 1º de mayo de 1875.
La presencia de Avellaneda no era casual. Ese mismo año se sancionaron leyes destinadas a proteger a las industrias locales y a recaudar más impuestos. Inclusive, los tributos subieron hasta un 40% para aquellos productos importados que competían con los que se fabricaban en el país. Y una característica de su gobierno (finalizó el 12 de octubre de 1880) fue hacer crecer la exportación agrícola (cereales y carne) hacia Europa.
Claro que ese desarrollo, sobre todo ganadero, también tenía sus aristas conflictivas. Por entonces, aún había malones que acechaban a los ganaderos bonaerenses. Inclusive se recuerda el denominado “malón grande” que en la Navidad de 1875 afectó a varias poblaciones del centro de la provincia. En los años siguientes del gobierno de Avellaneda y en el posterior, de Julio Argentino Roca, tendría lugar la campaña para terminar con las poblaciones indígenas y expandir las fronteras del negocio agrícola, un tema que aún sigue discutiéndose.
Pero volvamos a Florida y Paraguay porque en 1875 aquella era una zona casi de extramuros de la ciudad. Al barrio se lo conocía como “De la Batería”, por la proximidad con los cuarteles del Retiro. Y dicen que en aquella barriada orillera estuvo la Carpa del sargento Maciel, uno de los lugares donde se gestó el tango. Allí, gente de raza negra junto con troperos y cuarteadores de los no tan lejanos corrales del Norte, se reunían a escuchar y bailar esa música mezcla de candombes, milongas y habaneras. La carpa estaba en el actual cruce de Florida y Marcelo T. de Alvear. Pero esa es otra historia.
Aquella primera exposición duró apenas nueve días, desde el 11 hasta el 18 de abril de 1875. Y ocupó un cuarto de manzana en un terreno baldío cuyo dueño, Leonardo Pereyra, cedió para la realización. Pereyra era uno de los socios fundadores de la Sociedad Rural (creada en 1866) y un impulsor de la ganadería. Su estancia “Los Patos”, cerca de La Plata, era pionera en la cría de animales de las razas Durham y Shorthorn. Casado con Antonia Iraola, sus seis hijos (Leonardo, Martín, María Antonia, María Luisa, Sara y Laura) darían origen a uno de los apellidos más conocidos de la Argentina.
Aunque incluyó pocas maquinarias (el trabajo en el campo era entonces casi todo manual), la primera muestra tuvo como eje al sector ganadero. Participaron 85 expositores y, según los datos más difundidos, esa vez hubo 66 caballos, 18 vacunos, 74 carneros y ovejas, 5 porcinos, unas 150 aves y hasta algunas llamas y alpacas.
De todas maneras, el encuentro tuvo su trascendencia: en la inauguración, junto a José María Jurado (quien encabezaba la Sociedad Rural desde el año anterior) estuvieron el presidente Nicolás Avellaneda (con 37 años de edad, había asumido la presidencia el 12 de octubre de 1874) y el entonces electo gobernador bonaerense Carlos Casares, quien se haría cargo de la Provincia el 1º de mayo de 1875.
La presencia de Avellaneda no era casual. Ese mismo año se sancionaron leyes destinadas a proteger a las industrias locales y a recaudar más impuestos. Inclusive, los tributos subieron hasta un 40% para aquellos productos importados que competían con los que se fabricaban en el país. Y una característica de su gobierno (finalizó el 12 de octubre de 1880) fue hacer crecer la exportación agrícola (cereales y carne) hacia Europa.
Claro que ese desarrollo, sobre todo ganadero, también tenía sus aristas conflictivas. Por entonces, aún había malones que acechaban a los ganaderos bonaerenses. Inclusive se recuerda el denominado “malón grande” que en la Navidad de 1875 afectó a varias poblaciones del centro de la provincia. En los años siguientes del gobierno de Avellaneda y en el posterior, de Julio Argentino Roca, tendría lugar la campaña para terminar con las poblaciones indígenas y expandir las fronteras del negocio agrícola, un tema que aún sigue discutiéndose.
Pero volvamos a Florida y Paraguay porque en 1875 aquella era una zona casi de extramuros de la ciudad. Al barrio se lo conocía como “De la Batería”, por la proximidad con los cuarteles del Retiro. Y dicen que en aquella barriada orillera estuvo la Carpa del sargento Maciel, uno de los lugares donde se gestó el tango. Allí, gente de raza negra junto con troperos y cuarteadores de los no tan lejanos corrales del Norte, se reunían a escuchar y bailar esa música mezcla de candombes, milongas y habaneras. La carpa estaba en el actual cruce de Florida y Marcelo T. de Alvear. Pero esa es otra historia.
Fuente: clarin.com
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