FOTOS QUE HABLAN...
SILVINA OCAMPO
por PEPE FERNÁNDEZ,
el de la "Zamba para Pepe"
de María Elena Walsh




HOMENAJE A PEPE FERNÁNDEZ

Villa Ocampo rinde homenaje al célebre fotógrafo argentino Pepe Fernández (Buenos Aires, 1928 - París, 2006), con 11 retratos de escritores.
Su solo nombre, asociado durante más de cuarenta años a la ciudad en la que eligió vivir, París, se ha convertido en leyenda. No sólo porque María Elena Walsh le dedicó una de sus canciones más conmovedoras – “Zamba para Pepe” –, sino porque su personalidad singular atraía a todo aquel que lo conociera. De modesto profesor de piano en Ramos Mejía a fotógrafo célebre en París, su trayectoria es asombrosa y colorida como pocas. Infinidad de anécdotas (inverosímiles algunas, rigurosamente verídicas todas) tejieron su reputación de duende –del que algo tenía su menuda y movediza apariencia física–, de hombre generoso y hospitalario, capaz de albergar y orientar en el laberinto parisiense a los recién llegados inexpertos.
La llana simpatía de su trato, el sentido del humor (que no dejaba de ser punzante cuando la situación lo autorizaba), la auténtica admiración que expresaba ante el talento ajeno, le certeza y la originalidad de su juicio estético, le valieron la amistad de artistas y creadores de fama mundial, argentinos y extranjeros. La condición de corresponsal gráfico de la porteña Editorial Abril en Europa, le permitió conocer y tratar –y en muchos casos, trabar con ellas perdurable amistad– a algunas de las personalidades más importantes del mundo en el siglo XX. Las retrató con agudeza y elegancia, con la mirada inquisitiva y profunda de un verdadero “degustador de almas”. Entre los muchos oficios que Pepe desempeñó en su vida –profesor de piano en Ramos Mejía y director de fotonovelas en Buenos Aires; y, ya en París, encargado del guardarropa en una “boîte de nuit”, conserje de hotel, empleado en la Energía Atómica de Francia, etcétera–,el de fotógrafo fue el que más satisfacciones le dio. Baste decir que la foto de Borges, de pie sobre el pavimento estrellado del vestíbulo de L´Hôtel, en París, reproducida en el mundo entero, le pertenece, para reconocer su talento. En sus muchas, diversas actividades, Pepe desplegó siempre dos cualidades básicas: curiosidad y entusiasmo. Puntales de una vida intensa, apasionada, que en modo alguno ha terminado con su desaparición física.

Ernesto Schoo


ZAMBA PARA PEPE

María Elena Walsh

Hace muchos años que te fuiste
y sin una lágrima te despedí.
Como el argentino de los tangos,
te quedaste solo en París
y ya lo canjeaste por neblina
al sol de tu país.

Hace muchos años que te quiero
y hace muchos más que te olvidas de mí.
Dicen que no vas a volver nunca
y tal vez yo no vuelva allí.
Te veré una noche por Corrientes
esquina Rivolí.
Cuando un amigo se va
nadie nos devolverá
todo el corazón que le prestamos,
tanta compartida soledad.
Un amigo nuevo no es lo mismo, Pepe,
nos quiere por la mitad.
Todo cambia desde que te fuiste,
ya los argentinos no somos así.
Estamos mirándonos por dentro
y olvidándonos de París.
De nuestras cenizas renacemos
humanos al morir.
Quedan pocos de los que decían
que en este país no se puede vivir.
Ya bajo las manos del escudo
el palito ha echado raíz
y un montón de efímeros laureles
supimos conseguir.


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