TRAS SEIS AÑOS,
LA FLOR GIGANTE DE RECOLETA RECUPERA HOY SU MOVIMIENTO


  La Floralis Genérica obsequiada a la ciudad por el arquitecto argentino Eduardo Catalano. (Emmanuel Fernandez)
La Floralis Genérica obsequiada a la ciudad por el arquitecto argentino Eduardo Catalano. (Emmanuel Fernández)


Después de años de estar paralizados, los enormes pétalos de acero inoxidable de la Floralis Genérica volvieron a moverse. Y hoy al anochecer, la enorme flor de la plaza de las Naciones Unidas será reinaugurada tal cual la concibió el arquitecto Eduardo Catalano, quien la donó a la Ciudad en 2002. El Gobierno porteño la recuperó con la colaboración de la empresa OCA, que aportó $ 4 millones para reparar sus mecanismos.
“Cuatro meses después de su inauguración, la flor ya tuvo problemas para abrirse. Además, tenía un diseño estructural no acorde con los nuevos vientos y tormentas que se están experimentando la Ciudad”, explica Rodrigo Silvosa, subsecretario de Mantenimiento del Espacio Público del Ministerio de Ambiente porteño.
La Floralis es la única escultura con movimiento de la Ciudad. Con este monumento, ubicado en Figueroa Alcorta y Tagle, el arquitecto Catalano quiso representar a todas las flores. Nunca reveló cuánto costó, pero se estima que fue entre US$ 4,5 y 6 millones.

  La Floralis Genérica obsequiada a la ciudad por el arquitecto argentino Eduardo Catalano. (Emmanuel Fernandez)


Para construir su flor, Catalano contrató a Lockheed Martin, que debía ocuparse de su mantenimiento por 25 años. Pero la empresa se fue del país y el cuidado de la escultura quedó en manos de la Ciudad. La última vez que se accionó el mecanismo de la Floralis fue en 2009. Después hubo una falla en su sistema hidráulico y sus pétalos quedaron abiertos e inertes, expuestos a las inclemencias del tiempo. El viento y la acumulación de lluvia la fueron afectando. Además, su sala de máquinas fue intrusada por ocupas.
El momento más crítico del monumento fue cuando, el 9 de septiembre de 2014, un temporal de granizo provocó una rajadura en un pétalo, que cedió y quedó a un metro del piso. “Hubo que vallar la flor y apoyar el pétalo dañado sobre una estructura, a la espera de la reparación definitiva de la escultura”, recuerda Silvosa.
La restauración se demoraba porque hacía falta una intervención compleja y costosa. Hasta que en octubre de 2014, el Gobierno porteño cerró un acuerdo con la empresa OCA para que apadrinara por tres años la plaza de las Naciones Unidas y se hiciera cargo del arreglo de la flor.

Tras seis años, la flor gigante de Recoleta recupera hoy su movimiento. (Néstor Sieira)
Tras seis años, la flor gigante de Recoleta recupera hoy su movimiento. (Néstor Sieira)
























“La Floralis Genérica es un ícono de la Ciudad, fotografiado a diario por miles de turistas. Había que recuperarlo”, sostiene Mariano Martínez, gerente de Comunicaciones Corporativas de OCA, que invirtió $ 4 millones en la restauración.

La flor está hecha en acero inoxidable y tiene un armazón de aluminio y hormigón. Mide 22 metros de alto, pesa 18 toneladas y abierta alcanza los 32 metros de diámetro. “Lockheed Martin la construyó con materiales de uso aeronáutico que se arqueaban con el peso y el viento. A los cuatro pétalos más expuestos tuvimos que darles rigidez con una estructura de aluminio. Esto les sumó unos 500 kilos a cada uno, así que ahora pesan cerca de 4.000 kilos”, detalla el arquitecto Helmut Kupczyk, que comandó el equipo de 20 personas que reparó la flor.
“Como los planos originales están perdidos, todo fue un proceso de prueba y error. En uno de los primeros intentos, no logramos cerrar la flor porque los pétalos se tocaban entre sí. Nunca sabíamos qué iba a pasar en la próxima prueba”, agrega Silvosa.

Tras seis años, la flor gigante de Recoleta recupera hoy su movimiento. (Néstor Sieira)
Tras seis años, la flor gigante de Recoleta recupera hoy su movimiento. (Néstor Sieira)

Como parte de los trabajos hubo que instalar un nuevo anemómetro, para que detecte si el viento supera los 40 km/h y la flor se cierre automáticamente. Además, la conectaron con la Dirección General del Sistema Pluvial de la Ciudad, que también puede cerrarla en forma remota si sus radares muestran que se acerca una tormenta.
Antes, un operario activaba el mecanismo para abrir la Floralis de día y cerrarla de noche. Ahora le pusieron un sensor como los que regulan las luminarias del alumbrado público según la intensidad del sol. Cuando ese sensor detecte el amanecer, los pétalos se abrirán solos y cuando oscurezca, se cerrarán.

También hubo que recuperar la sala de máquinas, donde está el pistón de acero inoxidable que mueve los pétalos. Las bombas de agua que nutren la fuente donde se alza la flor estaban corroídas por el óxido, por lo que hubo que sacarlas, rectificarlas y reinstalarlas.
Además, cambiaron las luces del monumento y las de la fuente misma por LED’s y rehicieron toda la instalación eléctrica. “La empresa Philips aportó las luces y BGH los sensores. Recuperamos el monumento tal cual lo ideó el artista, pero aprovechando la tecnología de 13 años después”, sostiene Silvosa. La reinauguración será hoy a última hora de la tarde cuando, con los primeros minutos de oscuridad, la flor al fin vuelva a cerrar sus pétalos.
  La Floralis Genérica obsequiada a la ciudad por el arquitecto argentino Eduardo Catalano. (Emmanuel Fernandez)


El show, a las 18
La Floralis Genérica será reinaugurada hoy a las 18 en la Plaza  Naciones Unidas, junto a la Facultad de Derecho. Para celebrar la recuperación de la única escultura con movimiento de la Ciudad se presentará el show “Buenos Aires en Flor”. Se trata de un espectáculo visual que se proyectará sobre una pantalla gigante de agua. Además, los músicos Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale ofrecerán un recital en vivo. Y la gran estrella será la Floralis, que volverá a cerrar sus pétalos. La entrada es libre y gratuita.

La flor gigante recuperó el movimiento con un show de luces y sonidos



Tras seis años de parálisis.


Desde ayer, los pétalos de la Floralis de Recoleta vuelven a cerrarse de noche y abrirse durante el día.

Abierta. Por última vez de noche, en el festejo donde también estrenó su nueva iluminación. Foto: Juan Manuel Foglia
Abierta. Por última vez de noche, en el festejo donde también estrenó su nueva iluminación. Foto: Juan Manuel Foglia

Trece años después de su inauguración, y después de seis años de parálisis, la Floralis Genérica volvió ayer a moverse. El milagro ocurrió mientras se desplegaba un show visual, con proyecciones sobre la propia escultura y sobre una cortina de agua. La celebración terminó con un recital de Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale, en la Plaza de las Naciones Unidas. Ahora, la enorme flor se abrirá sola con cada amanecer y se volverá a cerrar con la caída del sol, tal como lo soñó su creador y donante, el arquitecto Eduardo Catalano.
Desde su inauguración, en el año 2002, la única escultura con movimiento de la Ciudad tuvo problemas para abrir y cerrar. Con el tiempo, sólo se la accionaba en ocasiones especiales, hasta que en 2009 se rompió su sistema hidráulico y sus pétalos quedaron abiertos y expuestos a las inclemencias del tiempo. Tampoco funcionaban los sensores que detectaban la presencia de viento o tormentas fuertes. En septiembre del año pasado, un temporal ocasionó una rajadura en un pétalo, que cedió y quedó a apenas un metro del piso.
Para reparar la escultura, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público porteño recurrió a aportes privados. Por un lado, la empresa OCA se comprometió a apadrinar la plaza de las Naciones Unidas por tres años y se hizo cargo del arreglo de la escultura, que costó $ 4 millones. Reforzaron los cuatro pétalos más expuestos con estructuras de aluminio y recuperaron la sala de máquinas. Fue un trabajo de prueba y error, porque los planos originales están desaparecidos.
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Mientras tanto, BGH aportó un sistema de sensores, comunicación y gestión de datos, que permitirá cerrar la Floralis en forma preventiva. Este cierre se podrá concretar tanto de manera automática local, cuando un anemómetro detecte vientos superiores a los 30 km/h, como desde la Dirección General del Sistema Pluvial de la Ciudad.
Por su parte, Philips instaló luces en los extremos inferiores de cada pétalo y en el centro de la escultura; y en cada uno de los cuatro pistilos de la Floralis. También iluminó la fuente. El sistema podrá ser controlado de manera remota por una computadora y se podrán crear efectos de luces.
Ayer a las 19, el jefe de Gabinete del Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, descubrió una placa junto al presidente de OCA, Patricio Farcuh. Después comenzó el show de luces “Buenos Aires en Flor, ambientado con ‘El tema del milenio’, de Lito Vitale. Mientras, la flor se fue abriendo lentamente, a pesar de que ya era de noche.
La fiesta continuó con un recital del propio Vitale junto a Baglietto. Después, la flor se volvió a cerrar. A partir de ahora, unos sensores detectarán las primeras horas de luz de cada día y la flor se abrirá automáticamente. De noche, al igual que ocurre con la iluminación pública, los mismos sensores detectarán la oscuridad y cerrarán la escultura.
La Floralis Genérica está hecha en acero inoxidable y tiene un armazón de aluminio y hormigón. Mide 22 metros de alto, pesa 18 toneladas y abierta alcanza los 32 metros de diámetro. Fue diseñada por el arquitecto argentino Eduardo Catalano, que la donó a la Ciudad en 2002 y falleció ocho años después, a los 92 años. Con su escultura, quiso representar a todas las flores. Y ahora, finalmente, este ícono de Buenos Aires vuelve a funcionar como la imaginó su creador


Fuente: clarin.com

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