Algunos museos usan esta tecnología para copiar obra que puede ser tocada
En el Museo Van Gogh, arte para tocar. Foto: EFE
La impresión 3D llegó al ambiente del arte y se convirtió en un puente entre las obras y las personas no videntes o de escasa visión. Los museos del Prado, en Madrid, y Van Gogh, en Amsterdam, son apenas dos ejemplos de instituciones que ya disponen de copias de pinturas de grandes maestros que son tocadas con minuciosidad por ciegos.
Una versión de la Mona Lisa, copia de un alumno
de Leonardo Da Vinci, es apreciada por un hombre ciego en el Museo del
Prado, que estaba habituado a recorrer las salas junto con su esposa,
quien le relataba hasta los mínimos detalles de las pinturas que le
interesaban.
La impresión 3D ahora le permite establecer contacto
concreto entre la obra que pensó y la obra que siente que es. Incluso la
mayoría de las copias con relieve están impresas en color porque hay
muchos visitantes que tienen muy limitada su visión, pero aún pueden
percibir tonos.
"Hoy toca el Prado", es el nombre de la iniciativa
del museo español que estará abierta hasta julio próximo y es gratis
para personas afectadas de ceguera.
En el Museo Van Gogh, en
Amsterdam, hace pocos días comenzaron visitas guiadas especiales para
personas ciegas o con graves deficiencias visuales que, por ejemplo,
pueden tocar copias de obras como Los Girasoles o Campo de trigo bajo el cielo nublado.
Los
británicos suelen decir que hay que retroceder seis pasos para ver en
todo su esplendor una obra artística y que al acercarse pueden
detectarse todos los retoques y restauraciones efectuados. La nueva
opción de "tocar" obra crecerá sin lugar a dudas.
Tanto en la
National Gallery de Londres como en el Museo Metropolitano de Arte de
Nueva York ya se desarrollan actividades especiales para personas con
ceguera o disminuidos visuales, que incluyen clases de dibujo y la
posibilidad de hacer "arte táctil", es decir, tocar copias.
Si se
buscan antecedentes de estas prácticas, hay que recordar que en 2011, en
la Galería Uffizi de Florencia se exhibieron algunas obras en 3D, como El Nacimiento de Venus,
pero en pequeño formato. Y el Museo Nacional de San Carlos, de México,
incursionó en el uso de collage para reproducir pinturas que pudieran
ser sentidas por ciegos.
El camino iniciado tanto por el Museo del
Prado como por el de Van Gogh tiene la peculiaridad del color y del
formato en tamaño real de la obra. Y, un detalle más que es muy
apreciado por sus visitantes: la obra puede estar colgada, como el resto
de los cuadros, o es apoyada sobre mesas especiales, según prefiera el
visitante. En ambos casos, lo más importante es que la persona puede
representarse cómo es la obra original por medio de sus manos.
Fuente: lanacion.com
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