Foto: Archivo |
Por Pablo Tomino / LA NACIÓN
La
expropiación de la Confitería El Molino está cada vez más cerca de
concretarse. Este clásico café porteño, en Callao y Rivadavia, cerrado
en 1997, podría reabrir sus puertas si se convierte en ley el proyecto
del ex senador Samuel Cabanchik, que ya fue aprobado en el Senado y tuvo
dictamen favorable en la Comisión de Asuntos Constitucionales,
Legislación General y Cultura y Presupuesto de la Cámara de Diputados. Y
en las próximas semanas podría llegar al recinto.
El Molino
reabriría nuevamente como café y será parte de un proyecto que se
integrará a la manzana legislativa, frente al Congreso Nacional. El
texto resuelve "declarar de utilidad pública, y sujeto a expropiación,
por su valor histórico y cultural, el inmueble de la Confitería del
Molino".
De esta manera, el inmueble se transferirá sin cargo al
patrimonio del Congreso de la Nación. El subsuelo y la planta baja
deberán ser concesionados para su utilización como confitería,
restaurante, local de elaboración de productos de panadería, pastelería o
cualquier otro uso afín a dichas actividades.
El resto del
edificio, cuya fachada hoy luce abandonada, deberá consagrarse a un
museo dedicado a la historia de la confitería, y al rol que tuvo "en el
crecimiento y consolidación de la democracia argentina", según se
especifica en los considerandos de la expropiación. Además, harán un
centro cultural que se llamará "De las Aspas", dedicado a difundir y
exhibir la obra de artistas jóvenes argentinos que no haya sido expuesta
públicamente en ningún medio.
El presidente de la Cámara de
Diputados de la Nación, Julián Domínguez, dijo que la recuperación de la
Confitería del Molino "es un sueño de todos los bloques". Y agregó: "La
recuperación de esta confitería sintetiza una convicción compartida
desde el Congreso Nacional, desde el gobierno de la Nación y desde todos
los sectores de la población que anhelaban recuperar un patrimonio
histórico de un edificio que tiene que ver con la historia de la
Argentina".
El edificio de la confitería fue inaugurado en 1917,
con un proyecto del arquitecto italiano Francisco Gianotti. Contaba con
tres subsuelos donde se producía y fabricaba la pastelería, que
funcionaba en la planta baja de Rivadavia y Callao. Por sus mesas
pasaron los políticos Marcelo T. de Alvear, Lisandro de la Torre,
Alfredo Palacios y Eva Perón, y los artistas Carlos Gardel, Niní
Marshall, Tita Merello y Libertad Lamarque, entre muchísimos otros.
Domínguez
recordó parte de esa historia: "El Molino se vendió en 1978 y, al poco
tiempo, quebró, al igual que otras empresas nacionales. Después se
recuperó medianamente. En 1997 volvió a cerrar, y hasta el día de hoy no
abrió. No es casual que, con el apoyo de todos los bloques políticos,
hayamos votado la recuperación".
Una historia con idas y venidas
1917Ese año se inauguró la confitería emplazada en Rivadavia y Callao, frente al Congreso Nacional, con proyecto del arquitecto italiano Francisco Gianotti.
1992
El gobierno de la ciudad lo incorporó al Área de Protección Histórica con el grado de protección estructural.
1997
Tras estar en declive durante décadas, este tradicional punto de reunión de políticos cerró a comienzos de este año, hasta hoy.
2005
Desde entonces, se presentaron numerosos proyectos para recuperar la Confitería del Molino, pero ninguno prosperó.
Fuente: lanacion.com
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