LOS INTEGRISTAS DE IRAK
DEMOLIERON UNA MEZQUITA MILENARIA

El avance ultraislámico
Son la banda de fanáticos que fundaron un califato. Dinamitaron un templo del siglo X.

Destrucción. Partes de la mezquita milenaria que la barbarie del grupo I.S. convirtió en escombros. / REUTER




























Destrucción. Partes de la mezquita milenaria que la barbarie del grupo I.S. convirtió en escombros. / REUTER

Destrucción. Partes de la mezquita milenaria que la barbarie del grupo I.S. convirtió en escombros. / REUTER
Destrucción. Partes de la mezquita milenaria que la barbarie del grupo I.S. convirtió en escombros. / REUTER


La banda ultraislámica que tomó partes de Irak e Irán y fundó un califato destruyó ayer una mezquita milenaria en la ciudad septentrional iraquí de Mosul. La Razón esgrimida para esta nueva barbarie es que el edificio estaba construido sobre la tumba de un profeta.
Los miembros de este grupo radical retiraron primero objetos destacados del interior de la mezquita, construida en el siglo X, y evacuaron a los vecinos de las casas cercanas al templo. A continuación, como hicieron los Taliban con las estatuas de Buda de Bamián, colocaron explosivos y los detonaron, causando la destrucción total del edificio histórico. Después pasaron una maquina aplanadora sobre los escombros. Estos integristas tomaron control de Mosul el pasado 10 de junio. En las tendencias islamistas más rígidas, se prohíbe la construcción de mezquitas sobre las tumbas de los santos, algo que consideran contradictorio al monoteísmo que estipula el islam.
Pero para esta organización, ese tipo de situaciones son un pretexto para amplificar su poder. Tras fundar su “califato” casi nada dejaron de hacer en un camino de barbarie: impusieron leyes ultraislámicas estrictas que limitaron la autonomía y la libertad de la gente, se lapidó a mujeres, cortaron las manos a supuestos ladrones y se crucificó a cristianos. 
Pero para esta organización, ese tipo de situaciones son un pretexto para amplificar su poder. Tras fundar su “califato” casi nada dejaron de hacer en un camino de barbarie: impusieron leyes ultraislámicas estrictas que limitaron la autonomía y la libertad de la gente, se lapidó a mujeres, cortaron las manos a supuestos ladrones y se crucificó a cristianos.


Pero para esta organización, ese tipo de situaciones son un pretexto para amplificar su poder. Tras fundar su “califato” casi nada dejaron de hacer en un camino de barbarie: impusieron leyes ultraislámicas estrictas que limitaron la autonomía y la libertad de la gente, se lapidó a mujeres, cortaron las manos a supuestos ladrones y se crucificó a cristianos.
El autodenominado Estado Islámico, también ha atacado varios monasterios e iglesias en el norte de Irak, principalmente en Mosul, la ciudad que han convertido en una especie de capital de la monarquía que instauraron.
Como parte de su programa para garantizarse el dominio pleno de la región, ahora dieron un ultimátum de sólo 48 horas a cinco grupos sunnitas (estos fundamentalistas integran esa rama mayoritaria del islam), que hasta ahora fueron aliados en la lucha contra el gobierno de Bagdad, para ponerse bajo sus órdenes o abandonar la región, informó ayer el portal de noticias Sumaria News.
Si no lo hacen, enfrentarán castigos, advirtió la organización que hace una semana le había dado también un ultimátum a los cristianos de Mosul para abandonar la ciudad antes de la mañana del sábado, convertirse al islam o pagar un impuesto oficial si no querían enfrentar la muerte. Ello hizo que todos los cristianos huyeran de la ciudad. El E.I. también trata a los musulmanes shiítas, la rama minoritaria pero que gobierna Irán, como “infieles” que deben ser ultimados.
El grupo más conocido afectado por esta medida son las milicias Naqshbandi, integradas por antiguos seguidores del tirano Saddam Hussein. Sin el apoyo de esos grupos, la organización no hubiera tenido la fuerza necesaria para avanzar dentro de Irak. Esta banda de fanáticos tampoco tolera en Siria la presencia de otros grupos sunitas opositores al gobierno de Bashar Al Assad.
Los islamistas aprovecharon el vacío de poder para avanzar hacia Bagdad y ya controlan amplias zonas del norte y noroeste de Irak. El jueves, el Parlamento eligió un nuevo presidente, el kurdo Fuad Massum.
Ahora el reto es elegir a un nuevo primer ministro que logre consolidar políticamente al país para enfrentar la amenaza de estas legiones de integristas.


Los Taliban y los colosos de Bamiyán




Antes de la guerra contra Estados Unidos, la milicia ultraislámica de los Taliban, dinamitó en Afganistán los dos colosos de Buda esculpidos en roca entre los siglos III y IV en la provincia central de Bamiyán. De las estatuas de 55 y 36,5 metros de altura, prácticamente no quedó nada. Lo hicieron con el argumento medieval de que no se debe adorar a dioses falsos.
Los colosos eran ejemplares únicos del fundador de la fe budista en posición de pie. Un funcionario de los Taliban había explicando que reconocían que las reliquias tenían importancia cultural, pero “su presencia en el Emirato Islámico (de Afganistán) iba contra los principios del Islam”.
Los voceros de aquel régimen que cayó después de la invasión norteamericana en 2001 tras el ataque a las torres gemelas. Washington culpó al millonario saudita Osama Bin Laden de esos atentados. El hombre se ocultaba en Afganistán y el régimen se negó a entregarlo, eso inicio la guerra considera la mas extensa que haya librado Norteamérica en toda su historia.
La decisión de destruir a los colosos de Bamiyán desató una oleada internacional de condenas. Varios países y museo habían expresaron su interés en adquirir las figuras para salvar el bagaje cultural afgano y evitar de ese modo su destrucción. Como esta sucediendo hoy en Irak, no fue posible.

Fuente: clarin.com

1 comentario:

  1. No es menos fanática y menos símbolo de barbarie que la de los Taliban la destrucción del Monumento a Cristóbal Colón ordenada por la presidenta de la Nación, motivada por el revisionismo histérico, no histórico. Donado por la colonia italiana a la República Argentina, estaba desde hace más de 90 años en la Plaza Colón, atrás de la Casa de Gobierno. Pero a nuestra presidenta, siguiendo a su admirado modelo de perfección, el venezolano Hugo Chávez y a los dictados del revisionismo histérico, no histórico, decretó que Colón había sido un genocida y ordenó la demolición del monumento que lo recordaba para, en su lugar, instalar a la Teniente Generala Juana Azurduy de Padilla. Un país que destruye sus obras de arte es un país con un futuro al menos complicado.

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