CUADROS PARA VER LO QUE NO SE VE



El artista llama a tomarse el tiempo para descubrir lo que no es evidente.

FIDEL SCLAVO. “NOS EMBRUTECEMOS A LA FUERZA, PARA SOBREVIVIR EN UN MUNDO CARGADO DE ESTIMULOS”.

Por Mariana Rolandi

La mirada atenta sobre las cosas hace que la percepción se expanda. Y entonces, nada es lo que parecía ser”, dice Fidel Sclavo y descubre así la clave para mirar. Su propia obra y quizás también el resto del mundo. Y si esta llave sirve para empezar por sus cuadros, la Galería Jorge Mara-La Ruche abre el lunes una exposición del artista uruguayo.
La muestra está dividida en dos. La primera tiene cuadros de grandes dimensiones en los que se ven bellos conjuntos de líneas que se cruzan y superponen sobre superficies blancas o de color. Pero, como anticipó Sclavo, la vista se equivoca: “En realidad, las telas están cubiertas de varias pinturas y luego intervenidas. Uno cree que se trabajó sobre la obra con grafito, por ejemplo, pero lo que hice fue marcar y romper la capa más superficial para que se vea lo oculto, lo que está debajo”.
También se ve arte abstracto, líneas que no se conectan o que se unen en forma azarosa. Nuevamente, hay que volver a mirar: “Si uno se detiene, si se toma el tiempo para ver un poco más, parándose un rato frente a la pintura, distingue bosques, escaleras, puentes, figuras que están cuando parecen no estar allí”, explica Sclavo.
En la segunda sala se expone por primera vez una serie de obras de papel calado del mismo artista. Emulan las tarjetas perforadas de los primitivos tiempos de la electrónica o a jeroglíficos en idiomas desconocidos. Pero claro, también en estos cuadros, hay que observar detenidamente. “De eso se trata, de un alfabeto que se crea, un código que queda en el misterio pero que puede leerse e interpretarse, y que es al mismo tiempo visual y táctil”, explica Fidel Sclavo. “Estamos diseñados para apreciar mil sutilezas pero nos embrutecemos a la fuerza, para sobrevivir en un mundo cargado de estímulos. Sin embargo, es bueno volver y ver lo nunca visto”.
Sclavo nació hace 50 años en Tacuarembó y si bien desde muy chico pintó y diseñó, su primera exposición fue en Montevideo, en 1980. Fue becado para estudiar en París, vivió y trabajó en Barcelona y estudió en la School of Visual Art de Nueva York. Hace más de cinco años vive en Buenos
Aires.

Fuente: Clarín

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