HALLAN A 19 PARIENTES VIVOS
DE UNA MOMIA DE MÁS DE 5.300 AÑOS

Descubierta en los Alpes

Foto: HALLAN A 19 PARIENTES VIVOS DE UNA MOMIA DE MÁS DE 5.300 AÑOS

Descubierta en los Alpes

Todos los familiares del 'hombre de los hielos' son austríacos

La búsqueda de descendientes de Ötzi, una momia descubierta en los Alpes entre Austria e Italia y que vivió hace 5.300 años, ha culminado con éxito. Los científicos han hallado 19 parientes vivos del conocido como 'hombre de los hielos', todos ellos austríacos.
Desde que fuera hallada, en 1991, la momia ha sido estudiada por varios científicos en busca de pistas que pudieran revelar la naturaleza del mundo en que vivía. Además, se ha intentado encontrar la causa de su muerte. Las teorías van desde una herida de flecha, a un golpe en la cabeza.
En 2012 los científicos anunciaron que habían descifrado el genoma completo de Ötzi y que en su ADN se habían descubierto una mutación genética que los científicos querían encontrar en personas vivas en la actualidad.
Así, científicos del Instituto Nacional de Medicina Legal de la Universidad Médica de Innsbruck, Austria, compararon el ADN de Ötzi con las muestras de 3.700 donantes de sangre, logrando identificar a estas personas genéticamente relacionadas con el hombre momificado. Los investigadores han explicado que hay posibilidades de identificar a más ‘familiares’ de Ötzi en la región suiza de Engadina y en Italia.
De hecho, el trabajo ha encontrado colaboradores en estos dos países y, según ha indicado uno de los autores, Walther Parson, ya hay voluntarios que han prestado su sangre para continuar investigando.
Los estudios sobre el ‘hombre de hielo’ ha revelado que tenía la enfermedad de Lyme (una dolencia infecciosa transmitida por las garrapatas), que tenía 46 años de edad en el momento de su muerte y medía algo más de 150 centímetros. Sus contenidos estomacales indicaron que tenía una dieta rica en carne, un hecho que también certifican el arco y la flecha encontrados junto a su cuerpo.

Fuente: republica.com

Foto: Todos los familiares del 'hombre de los hielos' son austríacos
Todos los familiares del 'hombre de los hielos' son austríacos

La búsqueda de descendientes de Ötzi, una momia descubierta en los Alpes entre Austria e Italia y que vivió hace 5.300 años, ha culminado con éxito. Los científicos han hallado 19 parientes vivos del conocido como 'hombre de los hielos', todos ellos austríacos.

Desde que fuera hallada, en 1991, la momia ha sido estudiada por varios científicos en busca de pistas que pudieran revelar la naturaleza del mundo en que vivía. Además, se ha intentado encontrar la causa de su muerte. Las teorías van desde una herida de flecha, a un golpe en la cabeza.

En 2012 los científicos anunciaron que habían descifrado el genoma completo de Ötzi y que en su ADN se habían descubierto una mutación genética que los científicos querían encontrar en personas vivas en la actualidad.

Así, científicos del Instituto Nacional de Medicina Legal de la Universidad Médica de Innsbruck, Austria, compararon el ADN de Ötzi con las muestras de 3.700 donantes de sangre, logrando identificar a estas personas genéticamente relacionadas con el hombre momificado. Los investigadores han explicado que hay posibilidades de identificar a más ‘familiares’ de Ötzi en la región suiza de Engadina y en Italia.
De hecho, el trabajo ha encontrado colaboradores en estos dos países y, según ha indicado uno de los autores, Walther Parson, ya hay voluntarios que han prestado su sangre para continuar investigando.
Los estudios sobre el ‘hombre de hielo’ ha revelado que tenía la enfermedad de Lyme (una dolencia infecciosa transmitida por las garrapatas), que tenía 46 años de edad en el momento de su muerte y medía algo más de 150 centímetros. Sus contenidos estomacales indicaron que tenía una dieta rica en carne, un hecho que también certifican el arco y la flecha encontrados junto a su cuerpo.

Fuente: republica.com

OTRA VEZ LA GRÚA EN LA PLAZA COLÓN

Monumento

Temen que se avance con el desmantelamiento de la base

SLa grúa se usó para mover piezas ya desarmadas. Foto: Emiliano Lasalvia



Ayer, la grúa que se encuentra en la plaza Colón, junto al monumento al navegante genovés, volvió a ponerse en movimiento. Por la mañana se emplazó frente a la base y efectuó sus primeras tareas, aunque no se desmontó ninguna pieza. Subidos a los andamios y desde abajo, los operarios dedicados a la restauración seguían las tareas. Las entidades italianas que se oponen al traslado del monumento y la asociación Basta de Demoler temieron que se tratara del inicio de los trabajos para desmantelar la base, pero nada de eso ocurrió. "Sólo se movieron internamente algunas piezas", dijo una fuente consultada por la nacion.
Hasta anoche no se había avanzado en el desarme de la estructura que se mantiene en pie.
La base, que desde junio es la única porción del monumento que no fue desmantelada, seguía rodeada de andamios y tapada por una malla de color azul.
Sobre el piso, a uno de los costados de la base, yacen recostadas la figura de Cristóbal Colón junto a otras nueve piezas, a la espera de una resolución de la Justicia. Por el momento, y hasta el 12 de diciembre, una medida cautelar impide su traslado.
Por decisión de la jueza en lo contencioso administrativo María Cristina Carrión de Lorenzo, el mes pasado se prorrogó tres meses la medida cautelar que hacía lugar a un pedido de la asociación Basta de Demoler para evitar el desplazamiento de la escultura.
A fines de agosto, a su vez, el monumento había sido declarado bien patrimonial de la ciudad por parte de la Legislatura porteña.
En tanto, el gobierno de la ciudad ratificó ante la fiscalía sus denuncias contra el gobierno nacional y las nuevas empresas que operan en el predio, entre las que se encuentran la propietaria de la grúa y otras proveedoras de servicios de equipamiento móvil.

Fuente: lanacion.com

ARTE Y JUEGO EN UN JARDÍN DE INFANTES

Los nenes de la Escuela Granaderos de San Martín, en Palermo, vivieron una jornada educativa diferente.

Entre los chicos. Mireya y alumnos del jardín recorren con el espejo las instalaciones que montaron. / NÉSTOR GARCÍA
Por Diana Warszawski, especial para Clarín

Un nene camina alzando las rodillas, a paso de astronauta. “Me siento volar”, dice a la vez que mira por un espejito bajo los ojos el reflejo de un cielo hecho con lienzos. “Sentir” es lo que se repitió la mañana del martes en el jardín de infantes de la Escuela Granaderos de San Martín, en Palermo, sobre Av. del Libertador 4953, desde que ingresó Mireya Baglietto.
La creadora hace 33 años del arte núbico fue invitada a ver dos instalaciones que salas de 2, 3 y 5 hicieron con esta técnica: un juego de telas suspendidas en el techo, y recorridas con un espejo, rompe la gravedad, los ejes de tiempo y espacio, y atiza la sensibilidad. Junto a padres y maestros, la artista respondió preguntas de los chicos, quienes la vieron por primera vez en directo.
“El Jardín trabaja desde 2010 el arte núbico y este año, tras ir con las docentes a la obra de Mireya en el Palais de Glace, quisimos contactarla”, explica Susana Coroas, su directora. “No me lo esperaba”, comenta Mireya, feliz de que su obra vaya al ámbito educativo y no quede en lo artístico. “Es un proyecto social, un arte que busca ampliar la conciencia tocando la parte sensible del hombre, que en el chico es algo prístino”, completa.
En la sala de música hacen fila para entrar en un bosque encantado que las salas de 2 y 3 trabajaron desde cuentos tradicionales. Inspirados en las instalaciones de Mireya que combinan materiales para estimular todos los sentidos, telas color tierra hacen un techo de malezas y crujen hojas secas esparcidas bajo los pies. Y en un ancho pasillo está la recreación de los escenarios y personajes de El Principito , que los de 5 comenzaron en abril, con su lectura. Allí, un nene prueba con los ángulos, se acuesta, pone el espejo de visera. A cada instante rearma con la mirada su propio espacio. Otra de las claves de lo núbico. Cerca, una madre “siente que perdió el cuerpo”, que “está consigo misma”.
Un tubo empapelado es ahora el planeta del personaje del farolero. “Es rarísimo y fantástico que usen la técnica”, agrega Estela, otra madre, “hizo que mi hijo quisiera averiguar sobre el espacio”. Es que se enlazan otras disciplinas: “El disparador fue la literatura, pero al teñir las telas exploraron las ciencias naturales; al colgarlas, la física y la matemática”, describe la directora. Y Yolanda Carriño, supervisora escolar, apunta: “Hace siete años que el Distrito Escolar 9 (Palermo, Villa Crespo, Colegiales y Belgrano) potencia actividades artísticas fuertes en valores humanos”.
Al final, los chicos rodean a la artista. “Y a vos Mireya, ¿qué te pareció nuestra obra?”, lanza un chico. Sentada en uno de sus banquitos, responde: “Sorpresa, alegría, está bien hecha, y sobre todo la sentí; algo que pierdo con las mías, porque antes las había pensado”.

Fuente: clarin.com

MAR DEL PLATA INAUGURA UN ENORME MUSEO DE ARTE
QUE ES PURO FUTURO

Por ahora, no tiene director ni patrimonio ni personal. Pero este verano habrá allí una muestra sobre el pop. El museo se ubica frente a La Perla.
Lo anunció Jorge Telerman, presidente del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, al presentar la colosal obra terminada: cuatro gigantescos cubos de hormigón frente al mar que cambiaron el paisaje en la zona de la playa La Perla y que será sin duda un nuevo icono de la ciudad.
Por ahora, el MAR no tiene director ni personal. El especialista en museología y patrimonio Américo Castilla está preparando las bases para el llamado a concurso del director y su equipo, que probablemente se hará cargo en el primer semestre de 2014. Mientras tanto, el Instituto Cultural bonaerense estará a cargo del museo, que cuenta con tres enormes salas de exposición –de 20 x 20 metros y 30 x 20 metros y nueve metros de altura, como no hay otras en la Argentina– un gran cine/auditorio y un espacio para depósito de obras, aunque no tiene patrimonio artístico ni lo tendrá en el futuro inmediato. “Se está formando un comité de selección para eventuales donaciones –dijo Telerman al respecto–, dentro de diez o veinte años tendrá seguramente un gran patrimonio”. En cuanto a su presupuesto, se prevé que será de entre 25 y 30 millones de pesos anuales.
El MAR, cuya construcción fue una iniciativa del gobernador Daniel Scioli hace dos años y medio, por el momento es puro futuro. La apuesta arquitectónica del estudio Monoblock –que ganó el concurso en el que se recibieron 200 propuestas– fue lograr una presencia fuerte del museo en el paisaje, que se convierta en un faro de la zona norte de la ciudad, que se quiere revitalizar.
Si bien el museo es provincial, el municipio marplatense espera que se transforme en el estandarte de las propuestas culturales de la ciudad. La población estable de Mar del Plata es de 630.000 habitantes, pero la ciudad recibe 8.600.000 visitas anuales. Los artistas que viven y trabajan en Mar del Plata no pasan de 30 o 40 y las galerías para exhibir sus trabajos son dos o tres. Por eso, las expectativas que en un principio despertó entre ellos la llegada de un museo de las dimensiones del MAR y la posibilidad de que incorporara obra de artistas locales a su colección se moderaron rápidamente con el anuncio oficial de que el nuevo museo no tendrá patrimonio.
Moderno. El espacio interior del museo. Sus dimensiones serán un desafío para los curadores.
Moderno. El espacio interior del museo. Sus dimensiones serán un desafío para los curadores.


Desde el punto de vista de la arquitectura, el museo tiene una presencia tan simple como imponente: cuatro grandes cajas grises frente al mar que se distinguen desde lejos. Una obra como para darle jerarquía internacional a la ciudad. El gran desafío del edificio para cualquier artista y cualquier curador será la escala: cómo lograr que lo que se exhiba no resulte insignificante en sus enormes espacios. Sobre todo, teniendo en cuenta que los artistas argentinos no suelen hacer obra monumental.
El primero en enfrentar ese desafío será Rodrigo Alonso, curador de Homenaje al pop argentino, la muestra inaugural. “¿Hay tanto pop argentino como para llenar este museo?”, le preguntó Clarín. “Sí –respondió Alonso–, los artistas pop siempre trabajaron en grande, Marta Minujín, Delia Cancela, Edgardo Giménez… Además, van a estar no sólo los artistas pop, sino también los que alguna vez se asomaron al pop, como Antonio Seguí, Josefina Robirosa, Nicolás García Uriburu… Por las dimensiones de las salas, seguramente habrá que trabajar mucho en panelería. Y vamos a convocar también a artistas que acompañaron al pop desde otras áreas, como Nacha Guevara, Antonio Gasalla, Les Luthiers…” Alonso contó que en esta muestra trabajará con un equipo de montaje que llegará desde Buenos Aires, pero que la idea es comenzar a formar gente de Mar del Plata La oferta de la primera muestra del MAR será imposible de rechazar para los veraneantes apenas el clima se les presente adverso para la playa.
Homenaje al pop argentino tendrá entrada gratuita, abrirá a fines de diciembre y permanecerá abierta hasta Semana Santa. ¿Después? Ese es otro tema.


Datos
El museo tiene 7.000 metros cuadrados y está emplazado en un predio de 2 hectáreas.
La altura de cada sala llega a 9 metros de altura.

Fuente: Arq Clarín

CONFITERÍA DEL MOLINO:
QUIEREN SUMARLA A LA MANZANA LEGISLATIVA

Es donde están los anexos, entre Rivadavia y Mitre, como parte de un plan patrimonial.
Acción de estudiantes de Arquitectura reclamando la restauración y puesta en valor de la histórica confitería El Molino , de Rivadavia y Callao, en la Ciudad de Buenos Aires. Clarín / Fernando de la Orden

Es un ejemplo de la arquitectura más bella de la Ciudad, tiene miles de historias y mitos, pero nadie puede apreciarlo: cerrado desde 1997, hoy se va cayendo de a poco, víctima de una maraña burocrática. El antiguo edificio de la Confitería del Molino, en Callao y Rivadavia, aún espera una señal de recuperación. Y algo hay: la antigua esquina que supo tener entre sus mesas a Carlos Gardel, Leopoldo Lugones y Niní Marshall, entre otros personajes de la política argentina, tiene hoy dos proyectos en carpeta que podrían, si avanza alguno, devolverle el esplendor que perdió hace 16 años. Por un lado, la Ciudad pretende seguir negociando para la expropiación y convertirla en un proyecto rentable y ostentoso, como en sus mejores años. Y por otro, el Congreso de la Nación lo mira de cerca para integrarlo a un ambicioso proyecto que busca sumar toda la manzana de la confitería a unos nuevos anexos para diputados.Ayer, docentes y estudiantes de Arquitectura de la FADU hicieron un acto público en defensa del lugar, motorizado por la cátedra del arquitecto Martín Marcos, y volvieron a poner el tema en agenda. Hubo más de 150 personas, contando vecinos y adherentes que quieren rescatar el patrimonio porteño. Y funcionó como un llamado de atención para que las autoridades vuelvan a poner su interés en esa construcción, declarada Monumento Histórico Nacional después de que cerraran sus puertas. La movida recuperó dos de las muchas intenciones que hubo sobre el edificio. Una de ellas, es la de la expropiación, que requiere volver a las negociaciones con los dueños para que el Molino vuelva a abrir. Pero hay otra iniciativa más general para esa manzana legislativa: viene desde el Congreso y se enmarca dentro del Plan Rector de Intervenciones Edilicias (PRIE), un plan integral para la recuperación y preservación del patrimonio arquitectónico y cultural del Parlamento que empezó en 2012 y que deberá estar terminado este año, cuando se cumplan 30 años de la recuperación de la democracia. Ese proyecto considera a la Confitería del Molino como parte del nuevo complejo que las autoridades del Congreso quieren instalar en la manzana donde hoy funciona el Anexo A.
En esa manzana, delimitada por Callao, Rivadavia, Riobamba y Bartolomé Mitre, Diputados mudaría oficinas y así preservaría el palacio principal. El plan está avanzando: hoy están remodelando la construcción el anexo que da sobre Rivadavia y que se suma al C, que su sede sobre Mitre, y al ex edificio de la Franco Argentina, que está en esa calle y Callao, donde estaba otro ícono porteño, el café El Aguila. El Molino es el único edificio que aún está fuera de ese conjunto legislativo. La idea es sumarlo para ocupar la planta baja con un café y el resto con oficinas y así devolverle el esplendor a esa esquina histórica.

Fuente: clarin.com

LA MALDICIÓN DE CRISTÓBAL COLÓN Y SU SEGUNDA PARTE


El monumento a Cristóbal Colón cuando todavía estaba en pie en la plaza homónima, antes del desguace
al que fue sometido, cumpliendo órdenes de la presidenta de la Nación.

Por William J. Connell - HISTORIADOR
Seton Hall UNIVERSITY, SOUTH ORANGE, NUEVA JERSEY, EE.UU.


Los lectores de esta sección recordarán que el 13 de agosto publiqué una columna en la que criticaba los actuales esfuerzos del gobierno de Cristina Kirchner para retirar y reemplazar el bello e histórico monumento a Cristóbal Colón que desde 1921 adorna el parque de la Casa Rosada.
La estatua, junto con su espléndido pedestal, fue tallada en Italia en mármol de Carrara a lo largo de once años. Financiada por la comunidad italiana de Argentina, es la mejor obra que queda del escultor Analdo Zocchi y probablemente sea el monumento a Colón más hermoso que existe.
Cuando viajé a Buenos Aires este invierno, la estatua yacía acostada sobre su espalda con la cabeza envuelta en cinta amarilla, como si Colón sufriera un terrible dolor de muela. En mi nota, señalé que en Génova, se cree que hay una maldición asociada a Colón. Los navegantes evitan mencionar su nombre. Cuando se lo menciona, hacen “cuernitos” y tocan hierro para protegerse de la maldición. Cuando en la década de 1950 la compañía de barcos de vapor italiana trató de bautizar a un transatlántico con el nombre Cristoforo Colombo, hubo protestas populares en Génova. La “yeta” pareció confirmarse en 1956 cuando la nave gemela del Colombo, el Andrea Doria, se hundió en el Atlántico.
Concluí mi columna sugiriendo en broma que podría haber nuevas manifestaciones de la maldición de Colón. Más tarde, con unos amigos argentinos, nos reímos pensando que la presidenta Kirchner debería quizá llevar un amuleto para protegerse del mal de ojo del Almirante de la Mar Océano.
Y ahora, increíblemente, tal como se predecía, la maldición ha reaparecido.
Hace unos días, el Gobierno anunció que fue el 12 de agosto –el día previo a que mi texto sobre Colón se publicara en Clarín- cuando la presidenta sufrió el golpe en la cabeza que le produjo el hematoma por el cual ahora fue operada y dejó temporalmente su cargo.
Una emergencia médica grave, por supuesto, no es motivo de risa. Sólo podemos desearle a Cristina Kirchner una rápida recuperación. Sin embargo, es curioso que hasta la fecha no se haya dado ninguna explicación de qué fue lo que causó el hematoma en la cabeza de la Presidenta.
Sus funcionarios de prensa son sumamente herméticos respecto del tema y sólo informan la fecha en que sucedió el accidente. A falta de una explicación, algunos preferimos echarle la culpa al mal de ojo de Colón.

Fuente texto: clarin.com

DOS ARGENTINOS QUE TRIUNFAN EN EL MUNDO

El pianista y director de orquesta argentino Daniel Barenboim (i) conversa con la pianista también argentina Martha Argerich tras un ensayo general en el Philharmonic Hall de Berlín (Alemania), el 14 de septiembre de 2013. Ambos ofrecieron ayer un recital junto con la orquesta Staatskapelle de Berlín dentro del festival Musikfest. (EFE/Soeren Stache)
El pianista y director de orquesta argentino Daniel Barenboim, conversa con la pianista también argentina Martha Argerich tras un ensayo general en el Philharmonic Hall de Berlín, Alemania, el pasado14 de septiembre.
Ambos ofrecieron un recital junto con la orquesta Staatskapelle de Berlín dentro del festival Musikfest.

Foto: EFE/Soeren Stache

LAS MEJORES FOTOS DEL PRESS PHOTOGRAPHER 2013


Laura Collett salta con su caballo Natterjack en la competencia Barbury International Horse Trials que se disputó en Marlborough, Wiltshire, Inglaterra.

PRESENTAN UN MURAL DE BERNI
QUE FUE ENCONTRADO EN UNA QUINTA

Fue realizado entre 1936 y 1943. Tenía una rajadura y lo habían despintado chicos que jugaban con agua.
Hallazgo. El mural en el MALBA, ayer. Lo descubrieron hace un año en San Miguel y durante este tiempo fue extraído de la pared, trasladado y restaurado. /LUCIANO THIEBERGER

Por Mercedes Pérez Bergliaffa

 

La historia es asombrosa: hace poco más de un año, en una casa-quinta de San Miguel, se encontró un mural muy raro del gran maestro Antonio Berni.
Cuentan los rumores que el mural entró al mundillo del arte por casualidad: el dueño de la quinta –un empresario relacionado a la industria farmacéutica–, conocía a Silvia Braier –coleccionista de arte y presidenta de la Asociación de Amigos del Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), que es dueña de un laboratorio. Ella vio el mural y lo comentó con Eduardo Costantini, dueño del museo. Entonces volvió a la quinta con Marcelo Pacheco (ex curador en jefe del MALBA) quien conocía la existencia de la pieza: había visto fotos suyas en el archivo de la Fundación Espigas.
Braier fue de nuevo, con más especialistas. Todos constataron que la obra era, efectivamente, de Berni. Entonces comenzó el proceso de negociación para comprar el trabajo, que terminó costando 110 mil dólares, aunque el valor final con el mural ya restaurado fue de más de 1 millón y medio de pesos.
Más tarde empezó la delicada tarea de extraerlo de la pared en que se ubicaba, trasladarlo al MALBA y restaurarlo. Esto estuvo a cargo de los especialistas Teresa Gowland de Frías y Marcelo Macadán. La pintura estaba dañada, tenía una gran rajadura en un ángulo, estaba despintada en varias zonas: era un mural exterior y los chicos de la casa habían tirado contra él chorros de agua a presión desde la pileta hace décadas, desconociendo su valor. Y lo peor: se había construido una ventana en medio. Todo eso había que revertirlo con cuidado.
El Comité de Adquisiciones del MALBA se hizo cargo de comprar, restaurar y a partir de ahora proteger la inédita obra, que desde pasado mañana estará exhibida en un lugar especial: la sala dedicada exclusivamente a este mural en el primer piso del museo. Una sala nueva, que será de exhibición permanente.
“La obra es rara, no sólo porque no se sabía si el mural realmente existía o no ”, comenta Victoria Giraudo –coordinadora del equipo que trabajó sobre el mural– “sino también por la técnica con que la obra de 1,29 por 3,30 metros fue realizada: el fresco buono –que mezcla pigmentos de color con cal y se aplica sobre la pared con la cal fresca, lo que hace que los colores queden, no sobre el muro, sino dentro suyo–; y el fresco secco , que se realiza con la base de la pintura seca”. Otra de las rarezas de la obra es su tema: en el mural Berni pintó collas, montañas, cuencos; una temática americano-indigenista. De ahí su nombre, Mercado colla o Mercado del altiplano. Creado entre 1936 y 1943, pertenece a una época en que el maestro viajaba por el Noroeste argentino y la Puna. La quinta podría haber pertenecido a una pareja con la que Berni viajó.
“La pintura pertenece a un período clave de Berni”, explica Giraudo, “marcado por la venida a Buenos Aires del muralista mexicano David Alfaro Siqueiros. En esa época Berni refuerza su visión del arte comprometido con la realidad social.” Recordemos que Berni integró –con Lino E. Spilimbergo, Juan C. Castagnino y Enrique Lázaro–, el equipo que ayudó a Siqueiros a pintar otro mural que estuvo escondido en otra quinta, en Don Torcuato, Ejercicio plástico, que, tras una historia accidentada que no terminó, hoy se exhibe en el Museo del Bicentenario.
Período clave: en la misma época en que el rosarino pintó este mural, creó también otras obras fundamentales para el arte argentino: Manifestación (colección MALBA) y Desocupados (colección particular), las dos de 1934.
La sala donde mañana se presentará a la prensa Mercado colla –pintada de un delicado color celeste y bien documentada–, exhibe también 18 grabados sobre chapa de Berni con la misma temática, realizados en los años 40 y prestados ahora al MALBA en comodato.
“El artista no puede desarrollar un tema trivial, carente de interés social, en las dimensiones de un gran muro”, declaraba Berni en 1947. Desde el jueves, la prueba de sus palabras abre al público.








Presentan el mural encontrado de Antonio Berni en el Malba. (Luciano Thieberger)


Imágenes del proceso de restauración del mural de Berni.


Imágenes del proceso de restauración del mural de Berni.

Fuente: clarin.com

JUGANDO CON LA LUZ EN BERLÍN

“Guardián del Tiempo ‘instalación en el frente de la Catedral de Berlín, en el primer día del Festival de las Luces. (AFP)
“Guardián del Tiempo", instalación en el frente de la Catedral de Berlín, en el primer día del Festival de las Luces.

Fuente: AFP


Bailarinas participan en el Festival de las Luces que se desarrolla  en la plaza  Marlene Dietrich en Berlín, Alemania , hoy 4 de octubre de 2013. Sitios de interés, monumentos, edificios y lugares de la ciudad capital se iluminarán en el marco del Festival de las Luces, que va del 9 al 20 de octubre. EFE / EPA / JOERG CARSTENSEN

Bailarines  participan en el Festival de las Luces que se desarrolla  en la plaza   Marlene Dietrich en Berlín, Alemania , hoy 4 de octubre de 2013.
Sitios  de interés, monumentos, edificios y lugares de la ciudad capital se  iluminarán en el marco del Festival de las Luces, que va del 9 al 20 de  octubre.

Fuente: EFE / EPA / JOERG CARSTENSEN

"THINKING BIG" EN LONDRES

Un trabajo del artista chino Zhang Huan titulado “Burro”, durante la inauguración de la subasta “Thinking Big”, en el edificio Sorting Office, un almacén abandonado en Londres. (EFE) - See more at: http://hd.clarin.com/tagged/Sociedad#sthash.9nGmsvjV.dpuf
Un trabajo del artista chino Zhang Huan titulado “Burro”, durante la inauguración de la subasta “Thinking Big”, en el edificio Sorting Office, un almacén abandonado en Londres. (EFE)

Un trabajo del artista chino Zhang Huan titulado “Burro”, durante la inauguración de la subasta “Thinking Big”, en el edificio Sorting Office, un almacén abandonado en Londres.

Fuente: EFE

LA RESERVA RIOJANA DEL ARTE

Museo de Bellas Artes “Octavio de la Colina”. Debieron pasar 60 años y varios cierres para que este rico reservorio de pintura volviera a brillar. Aquí, un recorrido guiado por su directora y artistas locales.

LOS INVITADOS DE Ñ AL MOC. Guzmán, Molina, Mercado Luna, Cortés Alvarez, Matzkin.

LOS INVITADOS DE Ñ AL MOC. Guzmán, Molina, Mercado Luna, Cortés Alvarez, Matzkin.

Por Julio Aiub Morales


Un día el museo municipal de Bellas Artes Octavio de la Colina, de La Rioja, revivió. Debieron pasar más de 60 años y varios cierres para que ello ocurriera. Esta “cigarra” riojana nació en 1951, con un previo Salón de Arte al que se presentaron algo más de mil obras, de las cuales se seleccionaron 499 de los artistas más importantes del país. La reinauguración se hizo con tres importantes muestras: Pensamiento visual, color y forma , de Miguel Dávila, Testimonio expresionista , de Miguel Angel “Toto” Guzmán y la muestra documental Abriendo caminos: orígenes del museo .
Entre los jurados de aquel concurso fundador estaban Raúl Soldi y Horacio Butler, en pintura, y Antonio Sibellino y Nicolás A. de San Luis, en escultura, junto a otros consagrados de la plástica nacional. El Salón se abrió en octubre del 50, con 323 pinturas, 79 esculturas y 97 grabados y dibujos.
Unos 20 mil vecinos –esa era la población de La Rioja entonces– sacudieron su modorra y ávidos de cultura pudieron encontrarse cara a cara con obras de Policastro, Pantoja, Basaldúa, Raquel Forner, Castagnino, Berni, Daneri, Presas, entre otras firmas importantes.
Entre los riojanos estaban Osmán Páez, Guzmán Loza, Elena Luque Vera y otros. Había esculturas de Antonio Devoto, José Alonso, Flora Florini, así como grabados y dibujos de otros consagrados.
El municipio adquirió 20 pinturas, 14 esculturas y 6 grabados y dibujos. Con ese patrimonio, el intendente Angel Vargas creó el museo, pero éste quedó en los papeles hasta que, en 1958, es convocado Miguel Dávila –quien ya vivía en Buenos Aires y luego sería uno de los fundadores de la Nueva Figuración– para dirigirlo. Realiza intensas actividades previas y logra abrir dos salas en 1960, en una casona en el centro de La Rioja, donde expone más de 40 obras prestadas por el Museo Nacional y otras tantas donadas por artistas amigos.
Luego, por los acontecimientos políticos y la desidia oficial el museo funcionó en distintas casonas y muchas de las obras de su rico patrimonio (de Ernesto Deira, Leopoldo Presas, Alfredo Portillos, Carlos Cáceres Sobrea, Mario Aciar, Carlos Cañas, Jorge Demirgian, Ezequiel Linares, entre otros), tanto cuadros como esculturas, se fueron deteriorando por un lado (hasta llegaron a estar en un polideportivo) y varios cuadros pasaron a adornar despachos oficiales y hasta casas particulares de funcionarios. Pero la cigarra –”coyuyo” se llama en el norte– tenía y tiene sus amigos.
Ellos mantuvieron vivo el espíritu del Octavio de la Colina, o MOC, como se lo llama ahora. Así, en 1999 tiene su sede propia y en 2004, retoma su patrimonio. Luego es cerrado para su refacción integral, adecuada a una propuesta museológica, según el ICOM. “Pero igual el museo siguió vivo –comenta su directora Ana Mercado Luna–, llevamos las obras a la plaza principal. Y logramos que las autoridades municipales entendieran la importancia del patrimonio que tiene el Museo”. Así se obtuvo un sector de la céntrica y antigua Estación Sanitaria. Hoy, reinaugurado después de dos años de permanecer en refacciones, un grupo de artistas eminentes riojanos lo recorre, junto con Ñ, para subrayar su peso e influencia en la cultura de la provincia. Para la escultora Martha Cortés Alvarez, el museo logró sobrevivir porque “hay un contrato social” entre la entidad y la sociedad donde se desarrolla, que privilegia “el contacto directo con una obra real”.
“La clave es darse ingenio” para que ese contrato siga vigente en el tiempo, porque “no es sólo cuestión de plata. Tenemos un grupo de amigos del museo, no organizados jurídicamente, que es anterior a nosotras mismas. Fue la comunidad la que lo sostuvo”. El pintor Pedro Molina, otro de los convocados al recorrido, señala que “es saludable no depender del Estado” y su colega Diana Guzmán, acota que “en otras provincias, los museos se han logrado independizar”. Cecilia Matzkin, pregunta “cómo se amplía una institución si el Estado no destina fondos para sostenerlo. Entonces hay que recurrir al merchandising, a las donaciones, a las ONGs”.
El “Octavio” sobrevivió asimismo gracias al ingenio: “para la inauguración, en el 58, Dávila me contó que tuvo que jurarle a Romero Brest que tenía seguros para que el mandara los cuadros.
Y en otra oportunidad, hasta bailó una zamba, porque vino un conjunto folclórico”, cuenta Cortés Alvarez. Otra de las claves de la supervivencia del MOC fue y es “el filtro de calidad, que hay que mantener y elevar”, dice Mercado Luna y “no esperar encontrar aquí lo mismo que en la tele”, acota Molina. Guzmán, que es docente, señala que los alumnos de arte estaban con expectativa por la reapertura “pero no tienen en claro qué es un museo. Por ejemplo, yo le encuentro cada vez más cosas a Dávila. Es un disfrute a largo plazo”.
Para ella, además, “hay que revalorizar a los curadores, son cada vez más necesarios”, pero “no hay que caer en el estrellato del curador, porque eso opaca al artista y su obra, su mensaje”, puntualiza Matzkin. Ahora La Rioja y la región cuenta con un museo “redimensionado, readecuado a una propuesta museológica, basado en las pautas del Consejo Internacional de Museos –enfatiza Mercado Luna– con lo que esperamos superar el drama de los altos y bajos del Octavio”. Sueña con que la próxima muestra en el ala de Grandes Maestros de la Pintura sea la de Carlos Cáceres. Claro que habrá que conseguir los fondos para el transporte..., y el seguro.

Fuente: Revista Ñ Clarín

TRAS LOS PASOS DE BORGES

Homenaje. El curador Alfons Hug convocó al inglés Anthony McCall y al alemán Mischa Kuball a rendir tributo a “El Aleph” en el Faena Arts Center. El resultado son bellas, gigantescas instalaciones de luz.

Por ANA MARIA BATTISTOZZI

 

Tal como le había sido indicado, Borges se incomodó frente al escalón número 19 que llevaba al oscuro sótano de la casa de Beatriz Viterbo en la calle Garay. La promesa de ver el Aleph no le había disipado el temor de estar a merced de un loco. Pero a poco de asumido, el riesgo le deparó su recompensa: cerró los ojos y al abrirlos tuvo la insospechada visión. Vio la pequeña esfera tornasolada, de “casi intolerable fulgor que albergaba múltiples espectáculos”. El “populoso mar, el alba, la tarde; las muchedumbres de América, una plateada telaraña en una negra pirámide, un laberinto roto, e interminables ojos escrutándose en él como en un espejo. Todos los “espejos del planeta y ninguno que lo reflejara”. Vio en un “traspatio de la calle Soler las mismas baldosas que hace treinta años había visto en el zaguán de una casa en Fray Bentos, racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena”. Vio todo eso y mucho más en el escaso diámetro de dos o tres centímetros que le mostraba en “cada cosa infinitas cosas porque claramente la veía desde todos los puntos del universo”.
¿Cómo trasladar este caudal de imágenes literarias a un equivalente visual? ¿Cómo plasmar en una instalación contemporánea esa percepción infinita de todos los espacios y todos los tiempos? El desafío asumido por el curador alemán Alfons Hug en el Faena Arts Center al convocar al artista alemán Mischa Kuball y al inglés Anthony McCall es enorme. Los dos artistas, que trabajan con el tiempo y la luz, adaptaron en Buenos Aires dos trabajos suyos previos en homenaje al célebre relato de Borges. Publicado por primera vez en 1945 en la revista Sur, el Aleph ha sido objeto de tantas lecturas e interpretaciones que tornan muy compleja la cuestión.
Hace tiempo escuché al cineasta británico Karel Reisz afirmar que muy pocas veces un gran relato literario había logrado plasmarse en una buena película y que, por el contrario, folletines de tono menor habían llegado a transformarse en grandes hitos de la historia del cine. La observación viene a cuento por la dificultad que reviste la traducción. Aunque en verdad el relato borgeano no estuvo en la génesis de ninguna de las dos obras presentadas en Buenos Aires sino que su confluencia responde más bien a una idea del curador. Y todavía más, al oscurecer los espacios del FAC para hacer lugar a las intervenciones de ambos artistas, Alfons Hug no tuvo en mente sólo la extraordinaria visión del Aleph sino una tradición más larga de luces y sombras, descensos e imágenes proliferantes que remiten tanto a la alegoría de la Caverna de Platón, como al “purgatorio de Dante” o al propio laberinto de circularidad infinita de Borges. Podría decirse que cada uno de los artistas convocados traduce esa genealogía con mayor o menor acierto.
La versión de Mischka Kuball es ciertamente la de aproximación más problemática. Adaptada al interior del FAC, su obra “Space-Speech-Speed” se materializa en varias esferas de espejos, como las que producen brillos múltiples en las discos, que dispersan las tres palabras que lleva por título, en un espacio que se expande al ritmo de un giro que no cesa. Si bien el desplazamiento veloz de las letras podría aludir al confesado temor infantil de Borges a que las letras se escapen de los libros durante la noche, el recurso para lograrlo, tan banalizado por los efectos DJ, disuelve la sutileza que demanda cualquier asociación con esa fantasía.
Between You and I. Anthony McCall hizo en el Faena Arts Center una nueva versión de la instalación que presentó en 2006 en la Round Chapel de Londres.
Between You and I. Anthony McCall hizo en el Faena Arts Center una nueva versión de la instalación que presentó en 2006 en la Round Chapel de Londres.

El tropiezo quizá radique en no advertir que la obra de Kuball se orienta hacia claras implicancias de orden político que operan como consignas. Las palabras que giran sobre la cabeza del visitante lo sugieren y lo confirma el propio artista, aunque el sentido que él le imprime a la obra pueda no ser definitivo: “En estos tiempos la gente está recobrando sobre todo el espacio público que se encontraba muy controlado por la economía y los políticos”, se entusiasma Kuball mostrándose al tanto de los conflictivos itinerarios que atravesó nuestro país desde el 75 en adelante. En ese sentido pareciera entenderse la fuga incesante de las palabras “Space-Speech-Speed” que en su obra, opera como aliento al libre accionar democrático. No cabe duda de que la libertad de expresión y movimiento de la sociedad es algo que le interesa particularmente. Pero cuando se le interroga por la relación de su obra con el Aleph, responde que en realidad la adaptación realizada a instancias de Alfons Hug para el Faena, (espacio connotado política y socialmente si los hay) debiera ser tenida sólo como punto de partida para trabajos ulteriores que seguramente incluirán otras áreas que reflejen otros estamentos de la sociedad como en otros proyectos suyos. Cabe recordar que una de las interpretaciones del Aleph ha vinculado su ubicación en un sótano de un barrio del Sur con la particular predilección de Borges por los arrabales y las literaturas de culturas periféricas no europeas.
Pero volviendo al punto de origen, la intervención de Anthony McCall, una adaptación de “Between You and I”, la instalación que realizó en abril de 2006 en la Round Chapel de Londres, revela por muchas razones una afinidad más estrecha con el relato borgeano. Desde una sensibilidad común y la propia experiencia que propone, la obra, situada en el cruce entre el cine, la escultura y el dibujo, es una sucesión de delicados velos que acogen al espectador. Es cine porque depende de un desarrollo temporal y al mismo tiempo es escultura porque articula formas tridimensionales que invitan a recorrerla, rodearla o penetrar su interior. Por último son dibujos en movimiento que se proyectan con un haz de luz del techo al piso. No es una cuestión menor que la pieza involucre al cuerpo del espectador, seduciéndolo y asimilándolo como la incomodidad primera que impone la visión del Aleph. McCall, cultor de prácticas performáticas, fue modelando su pensamiento por la necesidad de los registros fílmicos que esas prácticas requerían y que terminaron definiendo su adscripción a la vanguardia del cine de los 70. A ese momento se remonta su pieza “Line describing a cone”, en la que aparece por primera vez la forma escultórica evanescente, como resultado de la proyección de la luz. Transcurridos casi cuarenta años –de los cuales pasó veinte sin mostrar nada– la levedad de su obra se ha afirmado tanto como su rotunda presencia inmaterial. Seguramente allí está la sutil conexión con el Aleph.

 

Anthony McCall básico


Londres, 1946. Artista plástico.


Es reconocido por sus instalaciones de luz sólida –una serie que comenzó en 1973 con su obra seminal “Line Describing a Cone”– en la que una forma volumétrica de luz proyectada evoluciona en el espacio. Ocupando un espacio entre la escultura, el cine y el dibujo, sus trabajos se han exhibido en el Pompidou de París, la Tate de Londres, el Whitney y el MoMA de Nueva York, el Museum Moderner Kunst de Viena, y el Museo Hirshborn de Washington, entre otros. Anthony McCall vive y trabaja en Manhattan.|

Mischa Kuball básico

Düsseldorf, Alemania, 1959. Artista plástico.

Utiliza la luz como medio para explorar el espacio arquitectónico y el discurso político y social en sus instalaciones y fotografías. En sus proyectos, el espacio público y privado se funden hasta volverse indistinguibles, dando lugar a una plataforma para la comunicación con el público. Sus trabajos se exhibieron en Bauhaus Dessau, en el Museo Judío de Nueva York, en Berlín, en Tokio y en el Centro Pompidou-Metz. Desde 2009, desarrolló una serie de instalaciones site specific llamadas “Public Preposition”. Vive y trabaja en Dusseldorf.

Ficha
Anthony McCall / Mischa Kuball
El Aleph
Lugar: Faena Arts Center, Aimé Paine 1169
Fecha: hasta el 28 de octubre
Horario: sábados a lunes, 12 a 19
Entrada: $40; menores de 12, gratis;
estudiantes y jubilados, $ 20; lunes, gratis


Fuente: Revista Ñ Clarín









Fotos 3, 4, 5 y 6:  Reuters

RECELO POLÍTICO EN LA BIENAL DE MOSCÚ

La bienal, que cierra el 20 de octubre, es moderna y energética, abierta a un público entusiasta, pero parece sumamente cautelosa en cuanto a los inconvenientes políticos y burocráticos que puedan atraer la ira de las autoridades en la Rusia de Vladimir V. Putin.

Por STEVEN LEE MYERS
The New York Times

 

Hubo algunas complicaciones cuando el artista conceptual estadounidense John Baldessari trajo sus últimas obras a Rusia como parte de la Quinta Bienal de Arte Contemporáneo. Primero, el título de su proyecto, Double Take, no era fácil de traducir al ruso, de modo que se cambió por 1+1=1.
Más problemático todavía fue el hecho de que dos coleccionistas se negaran a prestar obras de Baldessari para la muestra. Adujeron temores por el entorno político en Rusia, como el asilo otorgado al denunciante de archivos de seguridad Edward J. Snowden, la adopción de una ley contra la "propaganda" gay y la acusación contra Pussy Riot, el colectivo de arte punk. "No he tenido ningún tipo de problema personal", dijo Baldessari, de 82 años, en una entrevista en Garage, una galería cerca de Gorky Park. "Pero sé que el clima está".
La bienal, que abrió en septiembre y continuará hasta el 20 de octubre, sintetiza ese clima. Es moderna y energética, abierta a un público entusiasta, pero parece sumamente cautelosa en cuanto a los inconvenientes políticos y burocráticos que puedan atraer la ira de las autoridades en la Rusia de Vladimir V. Putin.
Desde su inicio en 2005, la bienal ha marcado cuidadosamente un camino entre la ambición de los organizadores de transformar a esta ciudad en un centro internacional de arte contemporáneo y el conservadurismo de un país donde la línea entre lo aceptable y lo inaceptable puede ser muy delgada.
Apenas un mes antes de la inauguración de la bienal, funcionarios de San Petersburgo confiscaron cuatro pinturas de una galería en vísperas de la reunión anual del Grupo de los 20. Una representaba a Putin con un camisón rosa de mujer, peinando a quien fuera su protegido, el primer ministro Dmitri A. Medvedev, que aparecía con corpiño y panties. El artista, Konstantin Altunin, huyó rápidamente a Francia. Por el contrario, ninguno de los artistas elegidos para exponer en la bienal aprovechó la oportunidad para abordar directamente los problemas cotidianos.
En comentarios inusualmente francos, Ivan I. Demidov, viceministro de cultura, describió el auspicio dado por el ministerio a la bienal como un honor y a la vez una carga. "Me da la sensación de que cuando el gobierno, una estructura por definición conservadora, apoya la actividad, especialmente relacionada con temas tan sensibles a nivel de la sociedad como la cultura y el arte, sobre todo el arte moderno, hay cierto grado de riesgo", dijo. "Quizá para ambas partes".
La curadora del evento de este año, Catherine de Zegher, que actualmente vive en Bélgica, no es ajena a la política. Durante nueve años fue directora del Centro de Dibujo de Nueva York al que renunció cuando los funcionarios hicieron naufragar los planes de trasladarlo al lugar donde se hallaba el World Trade Center. El contenido de algunas exposiciones del Centro de Dibujo había desatado tanta furia que los críticos llegaron a afirmar que el centro era antipatriótico y no tenía cabida en la Zona Cero.
El artista chino Song Dong armó una instalación con todo el contenido de la casa de su madre.
El artista chino Song Dong armó una instalación con todo el contenido de la casa de su madre.

En los primeros 5 días de la bienal, más de 18.000 personas circularon por la sede principal de la muestra en Manezh, una histórica academia de equitación a pocas cuadras del Kremlin que fue transformada en museo en la década de 1950. Docenas de exposiciones simultáneas también se desarrollan en galerías de todo Moscú, como la de Baldessari en Garage, que presenta 44 de sus pinturas.
Para la exposición principal en Manezh, De Zegher reunió obras de 72 artistas del mundo entero. El hall central del edificio de Manezh se transformó en un laberinto de galerías con vistas de las torres del Kremlin a través de los ventanales que miran al sur. El tema de la bienal es "Bolshe Sveta", o "Más luz", que De Zehger describió como una reconsideración del tiempo y el espacio en un mundo donde ambas cosas parecen cada vez más invadidos por la tecnología y la explotación.
Demidov, que prohibió la proyección de una película serbia titulada Clip el año pasado debido a sus descripciones del consumo de drogas y el sexo, dio su apoyo al tema, diciendo que "enternece especialmente nuestras almas burocráticas".
Ahora que las prohibiciones rusas sobre la libre expresión han atraído críticas internacionales, como convocatorias a protestas o exhortaciones a un boicot de los Juegos Olímpicos en Sochi en febrero próximo, De Zegher dijo que ella evitaba los temas abiertamente polémicos. "No hubo nada que me impidieran hacer pero algunas cosas exigieron una negociación", dijo. "Creo que hay más autocensura que censura." El canal de la televisión estatal Kultura ha elogiado la bienal por sus "valores positivos, su ánimo positivo y su fantasía ilimitada". Otros, sin embargo, se quejaron de que el evento sacrificó la potencia artística en aras de la conveniencia.
Dmitri Pilikin, crítico de arte de San Petersburgo, cuestionó la selección realizada por los organizadores. "El arte contemporáneo está centrado principalmente en la negación", dijo. "Hacer un proyecto que saca semejante conclusión positiva es un riesgo, porque lleva a preguntarse: ¿Hasta qué punto es auténtico? ¿No es acaso un intento de recrear para nosotros algún tipo de kitsch glamoroso estalinista?" De Zegher objetó el comentario si bien reconoció que prefiere la sutileza a la agresión manifiesta. "No me gusta la provocación, en realidad, porque frena todo", dijo.
Algunas obras de temática política son tan discretas que es muy posible que sean pasadas por alto. El artista irlandés Tom Molloy, por ejemplo, montó pequeños recortes fotográficos de protestas del mundo entero sobre un largo estante en lo que parece ser una enorme marcha de protesta en miniatura. "Si se mira atentamente, se ve que hay mucho cuestionamiento y crítica", dijo De Zegher. "Es el público el que debe mirar".

Fuente: Revista Ñ Clarín

ÉRASE UNA VEZ EL IMPERIO BRITÁNICO

Historia. Un trabajo notable del investigador Richard Gott revela el papel del aparato político y militar inglés en el mundo, incluso en Malvinas. También cuenta las resistencias que generó.
El sistema colonial británico que comienza a emerger en el siglo XVI, se afianza en el XIX y es una etapa clave de la historia mundial. Sobre ese proceso, que nos alcanzó desde la independencia hasta no hace demasiado tiempo hay una extensa literatura y también definiciones: Vladimir Lenin colocó a la Argentina como modelo de independencia política formal y dependencia del imperio británico y a su manera lo dijo el vicepresidente Julio Roca cuando firmó en Londres el pacto económico con Runciman. La política argentina de los años 30 fue signada por ese acuerdo que fue fustigado por Lisandro de la Torre, Raúl Scalabrini Ortiz, la agrupación Forja, los hermanos Irazusta y la izquierda.
La editorial Capital Intelectual editó El imperio británico, trabajo encomiable del historiador inglés Richard Gott quien ha narrado ese largo proceso histórico desde “abajo”, es decir, a partir de las resistencias que en todos lados encontraron las invasiones militares, el método dominante en esta saga, en los cinco continentes. Precisamente el trabajo de Gott lleva como subtítulos “Resistencia, represión y rebeliones. El otro lado de la historia”.
Digamos que el autor es especialista en asuntos latinoamericanos: escribió libros como Guerrilla movements in Latin America en 1970, así como Cuba a New history o Hugo Chavez and de Bolivarian Revolution . Es integrante del South American Council, un grupo d e intelectual es y políticos que quieren que Gran Bretaña y la Argentina negocien sobre las islas Malvinas.
Extraña por ello que el trabajo no aborde la irrupción de la corbeta de guerra Clio , al mando del capitán Onslow en enero de 1833 en las Malvinas, ni la resistencia que presentó la pequeña guarnición y sobre todo los gauchos como Antonio Rivero que pudieron reconquistar el control de las islas. O, más tarde, la resistencia a la irrupción naval franco-británica que produjo la Vuelta de Obligado.
Cuenta Gott la resistencia a las dos invasiones inglesas de los vecinos de Buenos Aires, en su mayoría “indios y mestizos de distintas razas, descritos de formas diversas como pardos, morenos y chinos”. Pero también se refiere a la rendición “en diez días y (que) cincuenta y ocho miembros de la elite gobernante se prestaron a jurar obediencia al rey George”. Las derrotas militares de las tropas británicas frente a reacciones populares no fueron infrecuentes, pero durante largo tiempo han sido transitorias. Otro caso de catástrofe definitiva fue Afganistán donde la colonia debió dejar el territorio pese haber ocupado Kabul.
Gott analiza las contradicciones que Londres tuvo con París, pero también con el reino de España u Holanda en la faena de colonizar India o Norteamérica y el Caribe, diferencias que se buscó amortiguar con repartos de territorios en diferentes conferencias internacionales que siempre fueron violadas, especialmente por Gran Bretaña. Es muy descriptiva la narración del proceso independentista de las 13 colonias del Este norteamericano, preñado de matanzas de las naciones de naturales como “los cheroquis, un pueblo montañés que vivía en los Apalaches” y “eran la mayor nación americana nativa en las fronteras de la América británica, que en enero de 1760 protagonizó una gran rebelión en Carolina del Sur, luego de que una afluencia de colonos amenazara con incautarse de más tierras”.
La extensión territorial fue para los colonos, dice Gott, la principal razón histórica de la declaración de la independencia en 1776 encabezada por George Washington, “gran terrateniente y propietario de esclavos” y no los impuestos, entre ellos al té. Por ello las naciones nativas, aliadas a veces con los franceses, se unieron a los británicos contra los colonos que tuvieron como meta la liquidación de los aborígenes.

Resistencias antiimperiales 

Es una narrativa llena de sangre y muerte, igual que la “guerra del opio” para abrir los puertos chinos a los mercaderes británicos o la resistencia musulmana en varios países árabes, de negros en Africa, el reclutamiento de esclavos que inauguraron ingleses y europeos, mano de obra vil que cuando no pudo sostenerse se reemplazó por hindúes y chinos, como ocurrió en el oeste de EE.UU., Guyana, isla Mauricio, Sudáfrica.
Richard Gott utiliza el término “imperialismo”, un fenómeno que surge con el predominio del capital financiero y el desarrollo del capitalismo. En rigor, debería referirse al coloniaje. Su trabajo agrupa una diversidad de rebeldías y de luchadores de la resistencia en el curso de los años 1755 a 1857 con nombres que entraron en el olvido.
Precisamente el libro ha querido recuperar para la memoria histórica lo que no se incluye “en los registros imperiales”, aunque en algunos países ciertas figuras están en el terreno de las leyendas.
Lo que recorre los episodios narrados por Richard Gott es un hilo de resistencia de los rebeldes, indios, irlandeses, africanos, árabes, caribeños, maoríes, etcétera, que fueron ocupantes de las tierras que les arrebataron. Dice el autor que las primeras luchas de mediados de la década de 1750 en la India y América del Norte “no fueron sino un anticipo de las rebeliones que ocurrirán en los años posteriores, mientras los tentáculos imperiales de Gran Bretaña se extendían en nuevas regiones del mundo”. Ya se sabe: en la mayoría de los casos las luchas terminaron mal, pero en ocasiones, esa resistencia defensiva fue efectiva.
Los esclavos de Haití derrotaron a los ocupantes ingleses y los obligaron a irse; esclavos rebeldes en otras partes del Caribe ayudaron a acelerar el fin de la esclavitud, la incorporación de Latinoamérica por la fuerza fue una tarea perdida, a excepción de Belice, Guayana, algún enclave que subsiste en las Antillas y las islas Malvinas. Los que tuvieron más éxito—sostiene—son los colonos rebeldes blancos, no las naciones indígenas. Con todo, si en Norteamérica los colonos pudieron triunfar, no ocurrió igualmente en Australia o Sudáfrica. Los colonos canadienses no lograron con sus luchas la independencia pero sí la autonomía, y los ejemplos son variados.
Gott da pistas de hechos históricos que dejaron huellas hasta nuestros días. Luego de la invasión a Egipto en 1882, “la oposición islámica brotó en Oriente Medio y en el mundo árabe. La oposición nacionalista a la invasión alimentaría una tradición antibritánica que sobreviviría a través de los años”. Un líder de la resistencia, el coronel Ahmed Arabi alertó que los mahometanos consideraban a Egipto como la llave a la Meca y Medina “y todos están obligados por su ley religiosa a defender estos lugares sagrados”.
El llamado de Ahmed Arabi a una jihad fue ignorado entonces pero rebrotaría más tarde en todo el mundo árabe. El imperio británico como fue alguna vez concluyó formalmente en los años ‘60 del siglo pasado, “pero su infeliz legado está presente en el mudo actual” donde subsisten conflictos en lo que fueron territorios coloniales.

Fuente: Revista Ñ Clarín

LA PINTURA ESENCIAL DEL "GOYA" TUCUMANO

Maestro. Gerardo Ramos Gucemas prepara, a los 71 años, la consumación de su gran exposición en el Museo de Bellas Artes Timoteo Navarro de Tucumán.
Gucemas, en su lugar de trabajo. El artista tiene claro que "el cuadro que vale es el que aporta alguna inquietud".

Por Rubén Elsinger

Vivió aquí más de la mitad de sus 71 años, pero viéndolo y escuchándolo hablar uno no se convence de que sea “más argentino que español”, como él asegura. Cabellos y barba blancos que alguna vez fueron rubios, chispeantes ojos celestes, vozarrón ronco, casi un rugido, en el que unos pocos fonemas tucumanos incrustados sucumben a la dicción ibérica, el pintor Gerardo Ramos Gucemas es para todos “el Gallego”. Aunque no acierten con el apelativo, pues en realidad es oriundo de Extremadura.
Inconfundiblemente española es también su pintura. Sobre todo la que él llama su “pintura esencial” para distinguirla de sus retratos, paisajes y naturalezas muertas. Esos cuadros de habilísima factura, carnales y cruentos, en los que el colorido vibrante y una luz implacable parecen coagular la violencia que la opresión o el deseo ejercen sobre unos cuerpos vulnerados. Cuadros que “rara vez se venden”, acota, pero que le valieron –prácticamente desde que pisó la Argentina, hace 42 años– un entusiasta reconocimiento de espectadores, jurados de importantes concursos y críticos, que lo posicionó en un lugar destacado entre los artistas plásticos activos en el país. Gucemas tiene muy clara la filiación de su manera de pintar: “Soy hijo de Goya; él es mi padre putativo”, afirma.
No había cumplido los 20 cuando “descubrió”, juntos, a Goya y Madrid. Por entonces hacía la “mili” en esa ciudad, ganaba un premio en un concurso de tarjetas navideñas, retrataba a un coronel y su familia y visitaba a diario el Museo del Prado, cuyos bedeles se habituaron a verlo pasar horas en las salas dedicadas a las Pinturas negras del genial zaragozano.
Vástago de una familia campesina, Gucemas había crecido en su Llerena natal –antigua sede de la Santa Inquisición y hogar de Zurbarán, el gran pintor religioso del Siglo de Oro– indiferente al pasado del pueblo. Sólo la alta torre mudéjar de la Iglesia de la Virgen de la Granada atraía la atención del niño Gerardín, que la dibujaba una y otra vez con una destreza que confirmaría después como retratista de sus tíos abuelos. Más tarde, los libros que dejó un profesor difunto y de la biblioteca pública le abrieron ventanas hacia otros mundos. Convirtió el “doblado” (desván) de su casa en su taller de sueños adolescentes y se tornó una celebridad local cuando uno de sus retratos del “tonto del pueblo” se exhibió en la principal tienda.
“Después de Goya, fui otro. En esas horas en El Prado sentado en esos bancos sin respaldo, pensando a partir de su obra, descubrí qué hacer con la pintura y mi propio mundo”, recuerda Gucemas. Lo que al joven pintor se le reveló fue un concepto no formalista ni constructivista de la pintura al que se mantuvo fiel desde entonces: “Sin ideas ni emociones la pintura no puede existir; debe romper con el buen gusto y decir cosas. El cuadro que vale es el que aporta alguna inquietud, algún malestar; algo que haga sospechar que las cosas, que el mundo, no están bien”, proclama.
Corrían ya los años 60 y se quedó en Madrid. Mientras se ganaba la vida haciendo grabados químicos sobre metal para una fábrica de Barcelona, realizó algunas muestras y tuvo que soportar la censura del régimen, que reprimía lo que consideraba, con en su caso, pintura “fea” o “agresiva”. Adhirió a la Asociación Libre de Artistas Plásticos Españoles, que dirigía el escultor Eduardo Chillida, y participó en contestaciones al franquismo que ella organizaba, como “sentadas” en El Prado y muestras callejeras de grabados.
En 1968 conoció en Madrid a la tucumana Imelda Cuenya, con la que se casó al año siguiente y se embarcó hacia la Argentina en 1971, harto ya del franquismo. Echó nuevas raíces en Tucumán, donde en cuatro décadas produjo sin pausa (aunque no sin sobresaltos durante la última dictadura militar) una extensa obra que periódicamente exhibió en galerías, salas y museos de diversas capitales provinciales y de Buenos Aires, a veces en grandes muestras retrospectivas, como la que hizo en 2004 en el Museo Sívori. En 2011, la diputación de Badajoz, su provincia española, le rindió homenaje con una importante exhibición de sus cuadros. Para 2014, Gucemas planea hacer otra gran exposición en el Museo de Bellas Artes “Timoteo Navarro” de Tucumán para mostrar los frutos más recientes de su labor incesante.
Trabaja al mismo tiempo en decenas de cuadros, que comienza sin ningún plan: “Simplemente, me tiro a la pileta”, metaforiza. Y confiesa, al desmenuzar cómo funciona la “cocina” de su pintura: “Lo que más odio es la tela en blanco”. Por eso, cuenta, comienza “ametrallándola” y “abofeteándola” con pintura y luego deja “que esa superficie así excitada empiece a tirarme ondas, que las manchas entablen relaciones entre ellas y las ideas vayan incorporándose a partir de indicadores temáticos que surgen solos”.
Gucemas está al tanto de que lo que pasa en el arte a nivel mundial (“Ahora, con Internet, puedo entrar desde aquí a todas las galerías de Nueva York o de Berlín”, explica), pero a esta altura de su vida, advierte, “ya tienes claro qué debes hacer y, más aún, qué no debes hacer”. Es consciente, también, de que tal vez habría logrado un reconocimiento mayor de su obra si la hubiese producido en un lugar menos periférico. Sin embargo, no lo lamenta: “Me gusta la vida de provincias. Estoy cómodo. Sigo haciendo en mi taller tucumano lo mismo que hacía en el doblado de mi casa en Llerena”, constata con una sonrisa.

Fuente: Revista Ñ Clarín