Un emprendimiento público-privado ha tenido éxito en
preservar la ciudad que destruyó la erupción del volcán en el año 79
dC. El hijo de uno de los fundadores de Hewlett-Packard ya aportó más de
20 millones de dólares.
Son instantáneas conmovedoras de una muerte repentina: restos
agrupados de los que alguna vez fueron depósitos frente a la playa que
quedaron inmortalizados cuando el Vesubio destruyó esta antigua ciudad
romana en el año 79 dC. "Murieron por shock térmico mientras esperaban
una salvación marítima", dijo hace poco el arqueólogo Domenico Camardo.
Los depósitos, que se excavaron por primera vez hace unos treinta años, incorporaron ahora sendas que brindan acceso y que pronto se abrirán al público en ocasiones especiales. Revivir la historia para un público moderno "es una de las mejores cosas que podemos hacer", afirmó Camardo, el principal arqueólogo del Proyecto de Conservación de Herculano, una iniciativa conjunta del Packard Humanities Institute, de Los Altos, California; la autoridad de patrimonio artístico local; y la British School en Roma.
El proyecto, un emprendimiento público-privado, administra el lugar desde hace más de una década. En comparación con su vecina vesubiana más conocida, Pompeya, donde los funcionarios locales –limitados por la inadecuación y la mala administración de los fondos gubernamentales– experimentan problemas para conservar y proteger el sitio al aire libre, Herculano se ha convertido en un caso de manual de conservación arqueológica exitosa.
Durante muchos años, arqueólogos y conservadores han realizado aquí lo que califican de "trabajo invisible", como la instalación de techados protectores efectivos en términos de costos o la reactivación de los desagües romanos para que las construcciones puedan volver a desagotar el agua de lluvia. En lugar de concentrarse en una serie de frescos, dicen, "razonamos en términos más amplios", señaló Camardo.
Los trabajos contaron también con la generosidad del filántropo estadounidense David W. Packard, hijo de uno de los fundadores de Hewlett-Packard, que ha aportado más de 20 millones de dólares al proyecto en los últimos doce años, lo que permitió crear un equipo de especialistas, casi todos italianos, para reforzar el personal local.
María Paola Guidobaldi, la funcionaria del Ministerio de Cultura que dirige el sitio, dijo que el apoyo del Packard Humanities Institute "nos permitió salvar el sitio". El gobierno italiano asigna a Herculano unos 4 millones de dólares por año, señaló, pero los fondos de Packard han permitido a los conservadores trabajar de manera más estructurada.
El desmoronamiento de paredes y otros problemas que experimenta Pompeya hacen que sus problemas de conservación no resulten muy halagadores. En 2011, la Unión Europea asignó 135 millones de dólares en un período de cuatro años destinados a la protección de Pompeya, pero los especialistas dicen que los problemas exceden la falta de fondos y comprenden cuestiones de administración e inercia burocrática.
La Unesco analiza cómo Herculano podría ser un modelo para otros sitios considerados Patrimonio de la Humanidad, sobre todo en los países árabes y del Mediterráneo. Para los visitantes, la experiencia que permite la conservación de Herculano puede resultar visceral.
"Pompeya es espectacular. Herculano es más real", declaró la inglesa Judy Lawrence, que visitó ambos lugares este verano. "Este lugar conmueve hasta las lágrimas".
Los depósitos, que se excavaron por primera vez hace unos treinta años, incorporaron ahora sendas que brindan acceso y que pronto se abrirán al público en ocasiones especiales. Revivir la historia para un público moderno "es una de las mejores cosas que podemos hacer", afirmó Camardo, el principal arqueólogo del Proyecto de Conservación de Herculano, una iniciativa conjunta del Packard Humanities Institute, de Los Altos, California; la autoridad de patrimonio artístico local; y la British School en Roma.
El proyecto, un emprendimiento público-privado, administra el lugar desde hace más de una década. En comparación con su vecina vesubiana más conocida, Pompeya, donde los funcionarios locales –limitados por la inadecuación y la mala administración de los fondos gubernamentales– experimentan problemas para conservar y proteger el sitio al aire libre, Herculano se ha convertido en un caso de manual de conservación arqueológica exitosa.
Durante muchos años, arqueólogos y conservadores han realizado aquí lo que califican de "trabajo invisible", como la instalación de techados protectores efectivos en términos de costos o la reactivación de los desagües romanos para que las construcciones puedan volver a desagotar el agua de lluvia. En lugar de concentrarse en una serie de frescos, dicen, "razonamos en términos más amplios", señaló Camardo.
TRABAJO INVISIBLE. En Herculano, se centra en elementos estructurales, como este túnel bajo la ciudad. |
Los trabajos contaron también con la generosidad del filántropo estadounidense David W. Packard, hijo de uno de los fundadores de Hewlett-Packard, que ha aportado más de 20 millones de dólares al proyecto en los últimos doce años, lo que permitió crear un equipo de especialistas, casi todos italianos, para reforzar el personal local.
María Paola Guidobaldi, la funcionaria del Ministerio de Cultura que dirige el sitio, dijo que el apoyo del Packard Humanities Institute "nos permitió salvar el sitio". El gobierno italiano asigna a Herculano unos 4 millones de dólares por año, señaló, pero los fondos de Packard han permitido a los conservadores trabajar de manera más estructurada.
El desmoronamiento de paredes y otros problemas que experimenta Pompeya hacen que sus problemas de conservación no resulten muy halagadores. En 2011, la Unión Europea asignó 135 millones de dólares en un período de cuatro años destinados a la protección de Pompeya, pero los especialistas dicen que los problemas exceden la falta de fondos y comprenden cuestiones de administración e inercia burocrática.
La Unesco analiza cómo Herculano podría ser un modelo para otros sitios considerados Patrimonio de la Humanidad, sobre todo en los países árabes y del Mediterráneo. Para los visitantes, la experiencia que permite la conservación de Herculano puede resultar visceral.
"Pompeya es espectacular. Herculano es más real", declaró la inglesa Judy Lawrence, que visitó ambos lugares este verano. "Este lugar conmueve hasta las lágrimas".
Fuente: Revista Ñ Clarín
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