BEUYS vs. RICHTER, EN BUENOS AIRES



GERHARD RICHTER, Capucha, 1996, foto.

Por Daniel Sander
Para LA NACION - Buenos Aires, 2010


Muestras de dos grandes artistas alemanes, quizá los más grandes, se exhiben en Buenos Aires. En el Centro Cultural Recoleta, la colección del Deutsche Bank invita a admirar al famoso provocador Joseph Beuys (1921-1986) en Beuys y más allá (ver aparte), mientras que el Museo Nacional de Arte Decorativo (MNAD) presenta el universo de Gerhard Richter (nacido en 1932) con la retrospectiva Sinopsis. Beuys ha llevado siempre ventaja en cuanto a la trascendencia de su obra, aunque en los años setenta ambos llegaron a ocupar un lugar muy importante dentro del arte contemporáneo alemán. Fueron muy diferentes: Richter, el pintor huraño, siempre cambiando los estilos en su búsqueda de la realidad en el arte, y a la vez evitando una clara expresión de posición política. Y Beuys, el escultor, dibujante y artista de acción, siempre escéptico frente a la pintura, haciendo de su personalidad parte de su obra, ensayando cada vez una visión crítica de la sociedad.
Tan diferentes como ambos artistas también son los conceptos con los cuales se acercan las dos muestras a sus obras. En el Recoleta se exhiben sobre todo dibujos poco conocidos de Beuys, bosquejos en lápiz que lo definen como gran profesor más que como gran artista, junto con trabajos de sus estudiantes más famosos. Considerando la falta de referencias a sus grandes obras de arte de acción (que seguramente habrán motivado más a sus estudiantes) y a sus esculturas, el concepto podría frustrar a algunos espectadores. Pero lo que vuelve fascinante la muestra es la idea de exhibir al mismo tiempo obras de Pablo Siquier, uno de los artistas argentinos contemporáneos más reconocidos, y de estudiantes suyos. Así, se configuran dos mundos artísticos y también dos épocas: clásicas modernas desde Alemania, y clásicas futuras desde la Argentina.
La muestra sobre Richter, realizada por el Instituto para las Relaciones con el Extranjero (IFA) alemán, y presentada por el Goethe-Institut, sigue un modelo distinto. Los 27 trabajos, la mayoría de los años noventa, fueron elegidos por el mismo maestro y dibujan un panorama excelente de su creación. Desde sus famosos cuadros abstractos que buscan la confrontación con el espectador o los estudios fotorrealistas hasta los retratos personales y desequilibrantes, como el de su tío Rudi vestido con un uniforme de la tropas de Hitler. Algunos originales, por ejemplo Tío Rudi, ya no están en manos de Richter, por lo cual se muestran reproducciones realizadas por el artista que pueden ser entendidas como nuevas interpretaciones de la propia obra. Seguramente, esa idea le hubiera gustado también a Beuys.

Fuente: ADNCultura

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