Desastre. El edifico del museo, en pedazos en El Cairo. “Una catástrofe, una gran y dramática pérdida para el mundo”, dijo una arqueóloga egipcia. Un terrorista se detonó en un auto./REUTER |
En un nuevo viernes negro, Egipto se vio ayer convulsionada por
una serie de violentos atentados al cumplirse tres años de la caída del
dictador Hosni Mubarak. El más grande fue el estallido de un poderoso
coche bomba contra la sede la policía en El Cairo, que al mismo tiempo
destruyó el célebre Museo de Arte Islámico, una institución que conserva
piezas de incalculable valor histórico.
Los ataques dejaron al
menos seis muertos y más de 80 heridos, y estuvieron dirigidos contras
las fuerzas de seguridad del régimen militar que, dirigido por el
carismático general Abdel Fatah al Sisi, viene aplicando una severa
campaña de represión contra los simpatizantes del ex presidente Mohamed
Mursi, derrocado en junio pasado.
La destrucción del museo tuvo
repercusión internacional, ya que implica la desaparición de valiosas
obras del patrimonio histórico del mundo musulmán. “ Es una catástrofe, una gran y dramática pérdida
para Egipto y el mundo entero”, sintetizó la arqueóloga egipcia Mónica
Hanna. La directora general de la Unesco, Irina Bokova, fue también
enfática: “Condeno firmemente este ataque y los daños que ha causado al
mundialmente famoso museo, que alberga miles de objetos valiosísimos;
ese patrimonio es parte de la historia universal de la Humanidad,
compartida por todos”, dijo.
La potencia de la explosión hizo caer “todas las piezas”, mientras ocho manuscritos se perdieron para siempre.
La fachada del edificio quedó gravemente dañada y las decoraciones
internas se hicieron pedazos. Imposible calcular los daños. El ministro
de Bienes Arqueológicos, Mohamed Ibrahim, afirmó que en el Museo se
conservan piezas inestimables, por un valor de millones de euros, y que
“hará falta una suma enorme” para reconstruir el edificio y reparar los
daños causados a las obras. Para evitar robos y saqueos, el área tuvo
que ser aislada por la policía.
La ola de atentados comenzó a la
madrugada, cuando un terrorista esperó que los agentes levantaran el
retén frente a la Dirección de Seguridad de la Policía, en la zona vieja
de El Cairo, para avanzar y estrellar el vehículo cargado con
explosivos en el edificio. El poderoso estallido hizo volar el lugar y
produjo un enorme cráter, pero también la sede del Museo de Arte
Islámico. Allí murieron cuatro personas.
Tres horas más tarde, una
bomba estalló al paso de un coche policial en el centro de la capital,
matando a un policía e hiriendo a otros cuatro. Poco después, un tercer
artefacto estalló en una comisaría en una avenida que lleva a las
grandes pirámides de Guize, y en la tarde una persona falleció en una
cuarta explosión cerca de un cine.
Estos atentados se dan en el
marco de un fuerte enfrentamiento entre el movimiento de los Hermanos
Musulmanes, que respaldan a Mursi, y las fuerzas de seguridad. Se
calcula que más de mil personas murieron y otros varios miles fueron
encarcelados en los últimos meses. El nuevo viernes negro ocurre a tres
años de la revolución que derrocó la dictadura de Mubarak, y que revivía
las esperanza de un cambio en la región.
Fuente: clarin.com
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