CON LOS MEJORES DESEOS PARA TODOS





La Adoración de los pastores es el panel central del Tríptico Portinari, del artista Hugo van der Goes, considerado como el pintor líder de los Países Bajos a fines del siglo XV. 

Representa el nacimiento del Niño Jesús.
La Virgen María está en el centro de la composición, arrodillada. 
Sus manos unidas describen un corazón. María usa un majestuoso vestido azul y una capa del mismo color. 
Su pelo dorado le cae por la espalda y los hombros. 
Su piel muy clara, contrasta con la de San José y los pastores. María mira seriamente a su hijo, quien, dado su gran tamaño, parece aún más pequeño.
El Niño Jesús está desnudo en una pequeña plaza junto a un establo, acostado en un halo de rayos dorados. 
Su pequeño cuerpo, frente a su madre, es pequeño y su piel extremadamente clara. 
Los presentes están arrodillados - incluso los ángeles en el aire - con las manos cruzadas en gesto de adoración, a excepción de los pastores que llegan. Todos los ojos convergen en el Niño Jesús.
Dos grandes ángeles revolotean dentro del pesebre, mientras que otros cuatro, arrodillados y vestidos con túnicas celestes, flanquean a la Virgen y al Niño, de pie, a derecha e izquierda. 
En la parte inferior derecha hay cinco ángeles ricamente vestidos con coloridas alas.
Afuera, junto a la estructura de madera, hay cuatro ángeles. 
En una escena en la lejanía, un ángel vestido de blanco anuncia a los pastores entre sus ovejas y un perro la llegada de Jesús. Las características de los ángeles son similares a las de la Virgen, al igual que el cabello, dejando una frente larga, moda típica de la época. 
Los ángeles emparejados son una referencia a la Eucaristía. 
La disposición de las figuras es más o menos circular. Sus rostros denotan una gran expresividad. San José, vestido con una túnica marrón y una capa rojiza, está arrodillado a la izquierda, al lado de una vieja columna oscura, justo debajo de un ángel ricamente vestido. Uno de sus zuecos está frente a él, y aparentemente está arrodillado sobre el otro, como lo muestra el fragmento a la vista. Su pelo blanco y su barba, así como las arrugas en su rostro y manos, denotan su edad avanzada. 
Se encuentra en una profunda adoración ante su hijo adoptivo.
Tres pastores, pintados de manera realista, a diferencia de las otras figuras humanas, sosteniendo sus herramientas de trabajo en sus manos, se presentan a la entrada del pesebre. 
Más atrás, otros dos se acercan para ver lo que acontece. 
Un buey y un burro están al lado del pesebre, frente al Niño. 
En primer plano hay dos jarrones cuyas flores están representadas con gran perfección y delicadeza. Hay lirios, claveles y violetas en el suelo. Las violetas simbolizan la humildad; los tres clavos son una referencia a los tres clavos usados ​​en la crucifixión de Jesús; los lirios rojos simbolizan la sangre de Cristo; y los blancos representan la pureza de la Virgen María.
A medida que la corte de Borgoña restringió los gestos irrazonables y la exposición de sentimientos, los personajes son introspectivos y serios. 
Los pastores son una excepción porque representan a las personas, no forman parte de las extensas reglas de la corte. Están pintados en gran tamaño y con gestos expansivos y llenos de realismo. 
Van der Goes los equipara con los santos en tamaño, aunque se pensaba que eran feos e ignorantes en ese momento. Fue el primer pintor en retratarlos así, demostrando que están al mismo nivel que los santos cuando estaban ante Dios, para quienes todos los hombres son iguales.
Hay muchas referencias bíblicas en la composición:
La sandalia de San José se refiere al paso del Éxodo; el arpa en la puerta trasera de la casa se refiere a la casa de la simiente de David, a la que pertenecía José;
El manojo de espigas cerca de las macetas se refiere al "pan de vida", el Cuerpo de Cristo, etc.
Nota: el tríptico de Hugo van der Goes fue ordenado por Tommaso Portinari, que se instaló en la capilla familiar, de ahí el origen del nombre del tríptico. 
Está considerado como una de las obras de pintura más bellas de todos los tiempos.


Vea la visita virtual al Tríptico Portinari en:





Hoja de datos (panel central)
Año: c. 1476-1478
Técnica: óleo sobre madera.
Dimensiones: 253 x 304 cm.
Ubicación: Galleria degli Uffizi, Florencia, Italia.










AGRADECIMIENTO DE LA COMISIÓN NACIONAL DE MONUMENTOS,
DE LUGARES Y DE BIENES HISTÓRICOS A MONUMENTA Buenos Aires


 COMISIÓN NACIONAL DE MONUMENTOS, DE LUGARES Y DE BIENES HISTÓRICOS

MONUMENTO A JUANA AZURDUY

AGRADECIMIENTO

La #Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, agradece muy especialmente a MONUMENTA Buenos Aires y al Profesor Pedro L. Baliña, su valioso aporte por el asesoramiento profesional ad honorem para el diseño de la flamante base simplificada del #Monumento a Juana Azurduy en su nuevo lugar de emplazamiento, frente al Centro Cultural Kirchner.
El Monumento fue trasladado y reubicado debido a los requerimientos de la traza del nuevo Paseo y Metrobús del Bajo.

El Profesor Baliña aconsejó:

- Un cambio rotundo en el concepto de la nueva base respecto de la primitiva, trabajando con los contrastes entre opuestos.

- Simplificar drásticamente el diseño de la base primitiva con forma de pirámide incaica trunca.

- Reducir sensiblemente el gran tamaño de la base, que era demasiado grande en relación con el del grupo escultórico.

- Bajar la altura de la base a fin de poner las figuras más a la altura de los ojos del observador, poniendo especial cuidado en    mantener la escala monumental.

- Terminar la nueva base con un revestimiento bien liso desde lo visual y lo táctil y uniforme a fin de contrastar por oposición       con las complejas formas orgánicas de bronce del conjunto escultórico.

- Revestir la nueva base con un material sufrido y resistente y que por su tono dificulte las vandalizaciones y las pintadas de       graffiti con pinturas en aerosol.

- Dotarlo al Monumento de una mejor proporción en sí mismo y en relación con su entorno natural y edilicio inmediato.


- Conseguir que la nueva base dé la sensación de una gran solidez material y visual.

- Poner debidamente en valor la gran complejidad visual de las formas orgánicas de bronce que integran el conjunto                  escultórico.


A la vista están los resultados:

Con gran sobriedad, pureza de líneas y economía de elementos y de medios, el Monumento a Juana Azurduy ha quedado debidamente puesto en valor por una base que ya no compite con él sino que le ha hecho cobrar un peso visual y una contundencia que no tenía hasta ahora, amén de facilitar notablemente las lecturas visuales.





                                                               EL ANTES                                                                  EL DESPUÉS



MONUMENTA Buenos Aires
 y quien suscribe, Profesor Pedro L. Baliña, agradecemos a la Señora Presidenta de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos,Lic. Teresa de Anchorena, el haber pensado en nosotros para pedirnos nuestra opinión profesional sobre el diseño de la nueva base simplificada para el Monumento a Juana Azurduy, con motivo de su reubicación frente al Centro Cultural Kirchner, CCK, y de darle a MONUMENTA Buenos Aires la oportunidad de hacer una vez más su aporte desinteresado.

MONUMENTA Buenos Aires, es una ONG que desde hace tiempo pretende ser un aporte serio al importantísimo patrimonio escultórico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, tan olvidado, castigado y maltratado desde hace tantos años.



ADIÓS AL "MAESTRO" DE LA PIRÁMIDE DEL MUSEO DEL LOUVRE


                Un emblema. Ieoh Ming Pei afianzó su carrera al diseñar la pirámide del Museo Louvre en París, Francia.
                    Llegó a ganar un premio considerado el Nobel de arquitectura.



El Louvre lamentó ayer la muerte a los 102 años del chino-estadounidense Ieoh Ming Pei, "un arquitecto visionario con una carrera que marcó para siempre el museo" con la construcción de la pirámide de cristal, que preside la entrada de la galería en París, Francia.
El presidente del Louvre, Jean-Luc Martinez, y el conjunto del equipo del centro declararon en un comunicado la "gran emoción y profunda tristeza" causada por la noticia de su muerte, acontecida el pasado miércoles, según uno de los hijos del arquitecto, Li Chung Pei.
Considerado el "último maestro" de la arquitectura moderna y ganador del prestigioso premio Pritzker, equivalente al Nobel de Arquitectura, en 1983, es también autor de grandes obras como el Museo de Arte Islámico en Doha, Qatar, o el ala este de la Galería Nacional de Arte, en Washington DC.
Nacido el 26 de abril de 1917 en Cantón, China, en una vieja familia de Suzhou, "la Venecia del Oriente", cerca de Shanghai, Ieoh Ming Pei partió en 1935 a Estados Unidos, a estudiar arquitectura en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, donde se graduó. Luego estudió diseño en la Universidad de Harvard (1948), donde fue alumno de Walter Gropius, fundador de la mítica escuela de diseño alemana Bauhaus y uno de los teóricos del estilo internacional.Pei diseñó en julio de 1983 el que se convertiría en el emblema de las obras de ampliación del llamado "Gran Louvre", con el que se ampliaron los espacios del museo y la entrada de los visitantes al centro. El arquitecto ha fallecido el mismo año que el Museo Louvre celebra los 30 años de la inauguración de la Pirámide, el 30 de marzo de 1989, marcado por exposiciones a lo largo de 2019 donde la figura de Pei ha sido muy destacada.Ieoh Ming Pei diseñó el Museo de la Fama del Rock and Roll en Ohio (1995), también una gran estructura hecha en cristal. Uno de los últimos museos que diseñó fue el de Arte Islámico de Doha (Qatar), en 2008, un proyecto que tomó como una oportunidad para aprender de una cultura que desconocía y cuyo estudio lo llevó a viajar por todo el mundo visitando ejemplos de arquitectura islámica.Además de museos, el arquitecto diseñó salas de conciertos, estructuras académicas, hospitales, torres de oficinas, y edificios públicos como el Ayuntamiento de Dallas (1977), la Biblioteca John F. Kennedy de Boston (1979), y el Pabellón Guggenheim del Hospital Moint Sinai de Nueva York (1992).

I
eoh Ming Pei nació el 26 de abril de 1917 en Cantón, China, y se fue a estudiar a EEUU

EL BELLAS ARTES SE RENUEVA
CON MÁS SALAS ARGENTINAS Y OBRAS JAMÁS EXPUESTAS

El director Duprat, en recorrido por las obras
                El director Duprat, en recorrido por las obras Fuente: LA NACION - Crédito: Santiago Filipuzzi


Natalia Blanc

Entre andamios, latas de pintura, polvo, pinceles, herramientas, cuadros y esculturas cubiertos con plástico y obreros con casco se acercan al final los trabajos de remodelación del Museo Nacional de Bellas Artes, que reabre el viernes después de casi dos meses de obras.


Andrés Duprat, director del MNBA, camina por los pasillos renovados en estado de éxtasis. 
Está exultante. Todavía falta terminar la sala que alojará cerca de 400 piezas de arte prehispánico, pero ya se puede conocer el espacio donde funcionará la nueva tienda, sobre el ala izquierda, donde antes se exhibía arte medieval. En una visita exclusiva con el arquitecto Duprat como guía, LA NACION recorrió el edificio de Avenida del Libertador al 1400 que ofrecerá al público una modalidad de circulación más amigable y un reordenamiento cronológico de las muestras permanentes, con la incorporación de obras del acervo que estaban en depósitos.
"El proyecto tiene dos ejes: el arquitectónico, que buscó simplificar el recorrido desde el ingreso, ya que los que visitaban el museo por primera vez no entendían por dónde empezar. El otro eje tiene que ver con el guion curatorial, en principio, de la planta baja: incorporamos arte prehispánico y colonial, y ampliamos la exhibición de arte argentino hasta el centenario, en orden cronológico", cuenta Duprat. Habrá seis salas con obras de artistas nacionales, donde se destacan, entre otras, El despertar de la criada, de Eduardo Sívori, y Sin pan y sin trabajo, de Ernesto de la Cárcova.
Las piezas de arte prehispánico y colonial se exhibirán en vitrinas en la sala del ala derecha donde estaban las obras del siglo XIX. Ahora hay aberturas que conectan el nuevo espacio permanente (pintado de bordó y con una iluminación teatral) con los pasillos que conducen, por ejemplo, a las salas impresionistas. Ese cambio apunta a sumar una perspectiva latinoamericana, algo que, según entiende Duprat, le faltaba al Bellas Artes.


Puesta a punto del nuevo espacio
   Puesta a punto del nuevo espacio Fuente: LA NACION - Crédito: Santiago Filipuzzi

Curado por María Alba Bovisio, el sector albergará unas 380 piezas de culturas del noroeste argentino de entre los siglos V y XV que pertenecen a las colecciones del MNBA y del Ministerio de Relaciones Exteriores: objetos de uso cotidiano, de rituales sagrados, piezas textiles, de piedra, hueso, cerámica y metal. En la antesala se montarán 22 tablas de la serie La conquista de México, realizadas por Miguel Gonzales entre 1696 y 1715, con incrustaciones de nácar. "Es un relato visual de la conquista de Hernán Cortés. Son únicas", explica el director.



Fuente: lanacion.com

DESAPARECIÓ EL CUADRO MÁS CARO DEL MUNDO
Y CRECE LA INCERTIDUMBRE SOBRE SU PARADERO

Se trata de "Salvator Mundi", una obra de Leonardo da Vinci que fue vendida a un príncipe saudita por más de 450 millones de dólares. La iban a exponer en el Museo del Louvre de Abu Dhabi.
La pintura "Salvator Mundi" fue vendida en 2017 por más de 450 millones de dólares. Crédito: AFP
    La pintura "Salvator Mundi" fue vendida en 2017 por más de 450 millones de dólares. Crédito: AFP
La noticia dejó sin palabras al mundo del arte. La obra más cara del mundo, el cuadro "Salvator Mundi" de Leonardo da Vinci, desapareció y nadie sabe donde podría estar. Empleados del Louvre de Abu Dhabi confirmaron que llevan seis meses averiguando su paradero. En noviembre de 2017, la pintura había sido vendida por más de 450 millones de dólares.Según los trabajadores de este museo, que hablaron en exclusiva con The New York Times, habían programado la exhibición de esta pieza para septiembre del año pasado, pero la tuvieron que cancelar sin dar muchas explicaciones.A pesar del hermetismo de las autoridades de esta institución, miembros del staff -de los que no trascendió su identidad- aseguraron que no tienen conocimiento de su ubicación.

Los empleados del Louvre de Abu Dhabi confirmaron la desaparición del cuadro de Leonardo da Vinci. Crédito: DPA
        Los empleados del Louvre de Abu Dhabi confirmaron la desaparición del cuadro de Leon ardo da Vinci. Crédito: DPA

El diario estadounidense destacó que el Departamento de Cultura y Turismo de Abu Dhabi se negó a dar declaraciones sobre el tema. Desde el Louvre de París, un funcionario aseguró que ellos no habían podido localizar la obra y pidió no ser nombrado en la nota, para resguardar la confidencialidad.
Frente a este panorama, algunos expertos de Leonardo da Vinci se mostraron alarmados por la incertidumbre que hay sobre la pintura, especialmente después de que cancelaran su exhibición sin dar ningún tipo de argumento."Es trágico", señaló Dianne Modestini, la especialista en conservación que trabajó en "Salvator Mundi". "Están privando a los amantes del arte y a muchos otros que se emocionaron con esta imagen. Con una obra maestra de tal rareza es profundamente injusto", agregó indignada.

El día que subastaron el cuadro "Salvator Mundi" por más e 450 millones de dólares. Crédito: AP
   El día que subastaron el cuadro "Salvator Mundi" por más e 450 millones de dólares. Crédito: AP


La pintura, conocida en español como "Salvador del mundo", es un óleo de 45 x 66 cm, del año 1500. La obra representa a Jesús vestido con una túnica renacentista, que hace un gesto de bendición con una mano y con la otra sostiene una esfera de cristal. Fue redescubierta en 2005, después de un largo periodo en el que se creía destruida.
En 2017, se convirtió en la pieza de arte más cara del mundo, después de que el príncipe saudita Badr bin Abdullah bin Mohammed bin Farhan Al Saud la comprara por 450,3 millones de dólares en una subasta.
Según 
The New York Times, una de las hipótesis más fuerte es que ahora esté en manos de su propietario.



Fuente: TN


LOS MUSEOS BUSCAN REDEFINIRSE
LEJOS DE LA VIEJA IMAGEN DE INSTITUCIÓN ESTÁTICA


Una clase de yoga en la Tate Gallery de Londres
                   clase de yoga en la Tate Gallery de Londres

Laura Ventura

MADRID.- Al aire libre, a metros de un móvil de Alexander Calder, se celebra un picnic. En el jardín del Museo Nacional Reina Sofía hay danza y música en vivo. Algunos contemplan el espectáculo con los pies descalzos sobre el césped. Los habitantes del barrio donde convergen múltiples etnias, Lavapiés, y también una de las zonas más conflictivas de Madrid, se reúnen para compartir aquel pulmón verde con turistas y expertos en arte. Aquel es un sitio de pluralidad y de encuentro.

En el Tate de Londres, un sábado a las 8.45 practican yoga con vista al Támesis. Una vez concluida la clase se invita a los presentes a esa comida ubicada entre el desayuno y el almuerzo, el brunch. Tras las tostadas y los huevos benedictinos, aún con atuendo deportivo, recorren la exposición de Pierre Bonnard, discípulo de Henri Matisse. Las tres actividades transcurren en el mismo lugar: el museo. Los vecinos regresan a su casa después de esta experiencia enriquecedora en múltiples aspectos.
Los museos, incómodos con una definición añeja que refleja una institución estática, buscan adecuarse a los tiempos que corren. El eje del próximo Consejo Internacional de Museos, que se llevará a cabo en septiembre en Japón, será la búsqueda del consenso hacia una nueva definición. Antes de esta reunión, y en el marco de la feria de arte contemporáneo ARCO que se celebró esta semana en la capital española, un grupo de expertos en la materia se reunió para pensar de qué modo las redes -las tangibles, las humanas, las artesanales y no las virtuales- modificaron la estrategia de los museos para extender sus brazos a la comunidad, próxima e internacional.
Ana Longoni, directora de Actividades Públicas del museo más visitado de España, es una de las impulsoras del congreso "RetraSZando redes" que analiza la actualidad de estas instituciones. "El Museo Reina Sofía viene desarrollando una serie de programas de colaboración en distintas escalas (local, nacional, regional e internacional) que son clave para entender su proyecto desde la concepción de una nueva institucionalidad que desborde los límites del museo (límites físicos, geográficos y patrimoniales) para apostar por la construcción de lo común". Longoni menciona "un lazo sostenido de colaboración" que es Red Conceptualismos, la plataforma de cincuenta artistas e investigadores de América Latina.
Otro amplia red es L'Internationale, una confederación de siete museos, un proyecto coordinado por la argentina Mabel Tapia: el Reina Sofía, el Moderna Galerija (Liubliana), el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, el Museo de Arte Moderno de Varsovia, el Museo de Arte Contemporáneo de Amberes, Salt (Turquía) y el Van Abbemuseum (Holanda). "La contemporaneidad se presenta ya como un tiempo de redes. En las últimas décadas, las formas de circulación, de visibilidad y de comunicación han estado signadas por instancias de conectividad y de relacionalidad. Nuestros modos de trabajar e incluso de pensar se han ido transfigurando de acuerdo con estas nuevas lógicas. La pregunta que se plantea es cómo habitamos este modelo de redes y cómo él es potenciador o no de nuevas configuraciones tanto en lo cultural como en lo social". Tapia precisa que, si bien está en un horizonte lejano, el proyecto que más entusiasmo genera es la posibilidad de construir un archivo común entre estos museos para compartir documentos y materiales en diversas plataformas.
Danza y música en vivo, entre otras actividades en los jardines del Museo Nacional Reina Sofía de Madrid
   Danza y música en vivo, entre otras actividades en los jardines del Museo Nacional Reina Sofía
   de Madrid.  Crédito
 ELA RABASCO

El Louvre, el museo más concurrido del mundo, batió en 2018 su récord con 10 millones de visitantes, un público joven ya que casi el casi el 50% tiene menos de 30 años. En su oficina en el que fuera un palacio real Martin Kiefer, coordinador de las exposiciones de arte contemporáneo del Louvre, habla con LA NACION. Reconoce que La Mona Lisa es el gran imán del museo y que su ubicación en el corazón de este enorme edificio, que exige recorrer largas galerías, es una estrategia para que el visitante conozca otras joyas de la colección. "El público internacional va a venir igual, no importa lo que hagamos. Claro que genera un impacto las exposiciones, como la de Delacroix o la de Leonardo Da Vinci, pero nuestro el modo de generar redes con el público parisino son las exhibiciones, por ejemplo, con la programación en el auditorio, con conferencias y coloquios. Estas acciones no impactan en números, pero sí en la imagen que brindamos. Es aquí donde nos dirigimos a un público más específico". El Louvre a su vez tendió redes con artistas de renombre como Robert Wilson, Jean Marie G. Le Clézio o Toni Morrison, quienes tuvieron "bandera blanca, total libertad para realizar allí diversas actividades.

Colaboración e intercambioEl nuevo MoMA". Así anuncia el famoso museo que trabaja para presentar en octubre un espacio renovado ("impresionantes nuevas galerías y espacios para espectáculos"), un sitio de conexiones y pluralidad. "Podrás participar en cualquier momento en conversaciones animadas, interactuar con artistas, hacer arte, reflexionar y relajarse, y encontrar sugerencias para explorar el museo", promete la institución. "Creo que los modelos más interesantes de trabajo son los regidos por lógicas de colaboración e intercambio, tanto a nivel nacional como transnacional. No solamente me refiero al modo en que los museos comparten la producción de exposiciones e itinerancias, sino también en el modo en el que algunas instituciones están planificando intercambios de colecciones en préstamos temporarios, la adquisición de obras entre más de un museo, y, en general, en pensar conjuntamente desafíos", sostiene la directora del Instituto Cisneros para la investigación del Arte de América Latina del Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York, Inés Katzenstein.

Que los visitantes sean más que meros espectadores es un desafío de los museos del siglo XXI. No es la erudición, sino la curiosidad y la experiencia transformadora del visitante el objetivo que se persigue. El Museo del Barro de Asunción, dueño de una invaluable colección de arte indígena, logró resolver con astucia el grave problema de la escasa confluencia de público. A lo largo y ancho de la ciudad se repartió entre sus habitantes 21 gramos de barro. La idea era convocar a un visitante activo y curioso. "La clave de esta campaña se centró en que el museo se volviera más cercano. Esto posibilitó un crecimiento en audiencia que no se compara con otros museos en la región, pero, a nivel local representa un aumento significativo", explica Lía Colombino, directora del museo.
En la próxima edición de la Bienal de Venecia la consigna "Puede que viva tiempos interesantes" propuesta por el curador Ralph Rugoff subraya un elemento clave de la actualidad: la interconexión: "Se destacarán obras de arte que exploran la interconexión de diversos fenómenos, y que transmiten una afinidad con la idea, afirmada por Leonardo da Vinci y por Vladimir Ilyich Lenin, de que todo se conecta con todo lo demás".
En 2018 el Consejo Internacional de Museos convirtió al concepto de las redes como eje crucial del evento anual: "Es imposible entender el papel de los museos sin tener en cuenta todas las conexiones que realizan". Para los museos más grandes, las redes son ya el rumbo sobre el cual marchan; para los más pequeños, un deseo que no está muy lejos de concretarse. Mientras, se preparan los expertos para discutir una nueva definición de museo y en casi todos los borradores una misma palabra se destaca: redes.


Fuente: lanacion.com.ar

Año Lorca
RECUERDOS DE UN POETA EN FORMACIÓN


Madrid celebra el centenario de la llegada de Federico García Lorca a la
Residencia de Estudiantes, espacio que renovó la cultura española de la época 
Dalí y Lorca, fotografiados por Buñuel junto a José "Pepin" Bello Lasierra, a mediados de la década de 1920
                                      Dalí y Lorca, fotografiados por Buñuel junto a Pepín Bello, a mediados de la década de                                                                             1920 

Laura Ventura

MADRID


Madrid también era una fiesta. En los años veinte, tiempos dorados de bohemia, ebullición intelectual y exploración estética al compás de las vanguardias, la capital española hospedaba ideas y genios. Cada paso y cada taco, de norte a sur de la avenida Castellana y viceversa, dejaba una huella. Muchos jóvenes españoles admiraban París, musa y meca indiscutida de una generación, sin saber que un siglo después serían ellos -andaluces, catalanes y aragoneses- los admirados. Madrid por entonces tenía 600.000 habitantes y el tranvía tardaba 20 minutos desde la Residencia de Estudiantes hasta la Puerta de Alcalá, las coordenadas que eran el epicentro de la movida, donde se abrían los bares de jazz y se abanicaban las tertulias literarias.
Pero la verdadera magia estaba en la institución que albergaba a algunos espíritus indómitos, en aquellas habitaciones donde estaba prohibido beber, en dormitorios con vista a la sierra, allí donde terminaba la ciudad y donde comenzaba un nuevo modo de concebir la educación. Federico García Lorca, Salvador Dalí y Luis Buñuel brillaron en este centro cultural. Por todo eso, este año Madrid celebra el centenario de la llegada del poeta andaluz a la ciudad, a la Residencia de Estudiantes en particular, con eventos que recorren su obra e influencia.
Mucho más que un sitio de alojamiento para los señoritos que llegaban desde sus provincias a Madrid, la Residencia de Estudiantes era el laboratorio donde, con esmero y atención, se cultivaban 150 selectas semillas que Francisco Giner de los Ríos se proponía hacer germinar. Este intelectual impulsaba un proyecto pedagógico amplio llamado la Institución Libre de Enseñanza, fundada en 1876, que perseguía una educación laica inspirada en las ideas del filósofo Karl Christian Friedrich Krause, que también llegaron hasta la Argentina de su época. La Residencia, cuyas puertas se abrieron en 1910, era la cuna de aquellos líderes que conducirían el progreso de España, quienes ayudarían a levantar la confianza minada de una nación pobre que ya había perdido todas sus colonias en América.
Miguel de Unamuno, Alfonso Reyes, Manuel de Falla, José Ortega y Gasset, Rafael Alberti y Santiago Ramón y Cajal, entre otros destacados españoles, acudían a los eventos que se celebraban en los pabellones de la Residencia, rodeada por jardines que el mismo Juan Ramón Jiménez -premio Nobel de Literatura y autor de Platero y yo- había diseñado. Las conferencias y los ponentes invitados eran un imán para los residentes, así como también para eruditos extramuros. Albert Einstein, Marie Curie, H. G. Wells, Paul Valéry, Igor Stravinsky, Maurice Ravel, John Maynard Keynes, Alexander Calder, Walter Gropius, Henri Bergson y Le Corbusier, entre otros, presentaron allí sus teorías e ideas originales. Además, "La Resi", como le decían sus habitantes, oficiaba como editorial (su publicación más destacada fue la Poesía completa de Antonio Machado, en 1917). Allí se compartía la emoción y el fervor por los libros y por autores que derrumbaban clisés y proponían senderos alternativos de pensamiento. Quizá el más popular haya sido Sigmund Freud, señala Ian Gibson en Dalí joven, Dalí genial (Aguilar).Obtener un cupo en la Residencia no era sencillo, y aunque allí se hospedaba a una elite académica, lograr el pasaporte de ingreso en aquellos pabellones cosmopolitas no era una cuestión de dinero. Para ser aceptado en aquel reducto, los estudiantes debían contar con una convincente carta de recomendación donde la prestigiosa firma que los postulase destacara sus virtudes. Por entonces, otros jóvenes estudiaban en Madrid, como Jorge Luis Borges, quien se alojaba en plena Puerta del Sol, en una "pensión americana", tal como reza hoy la placa casi imperceptible sobre una tienda de cosméticos que señala que allí escribió sus primeros poemas ultraístas. En 2017, Roger Tinnell halló una carta que Lorca le escribe a su amigo Adolfo Salazar, donde se lamenta no haber podido conseguir plaza aquella temporada: "¿Iré a Madrid? Gestiona tú algo. pero muy delicadamente y sin decir que yo te lo he dicho. ¡Qué fastidio!. y qué niño soy. Me figuraba que ir a la Residencia era cosa de decir voy y ya está"."
Fue el inicio de uno de los experimentos educativos más fascinantes de la historia española [.] Pretendía ofrecer una combinación de alojamiento cómodo, tutoría extraoficial y ambiente interdisciplinario. Se hacía hincapié en la importancia del esfuerzo colectivo y de la responsabilidad personal, y una sobria austeridad caracterizaba la organización y la decoración de la casa. La frivolidad no se toleraba, y se entendía que la diversión tenía que ser 'sana'", escribe Gibson. Alberto Jiménez Fraud, director de la Residencia desde su creación en 1910, había pasado una temporada en las universidades de Oxford y Cambridge, de donde importó aquellas iniciativas de excelencia.
En 1917 se instala en la Residencia el hijo de un rico empresario aragonés que había hecho su fortuna en Cuba, Luis Buñuel. Dos años después ingresa García Lorca, recomendado por el político Fernando de los Ríos. El joven andaluz, hábil orador, seduce de inmediato con su verba al director de la institución en la entrevista de admisión. Durante una década y de modo intermitente, el poeta, que también regresaba a Granada por temporadas, encuentra íntimos amigos y un ambiente de tertulia constante. Dalí llega en 1922 a la Residencia y, víctima de una timidez que luego vencería, estuvo recluido en sus estudios los primeros años. Sería José "Pepin" Bello Lasierra quien presentara a Dalí y a Lorca. Entre ellos nació una gran amistad, pasaron un verano junto al mar de Cadaqués Lorca, Dalí y Buñuel eran compañeros de juegos y andanzas -se encerraban durante días en sus habitaciones con comida y agua y fingían ser náufragos-, ensayaban o asistían a las funciones que se presentaban en la Residencia, como una versión libre de Don Juan dirigida por el poeta. El filólogo Américo Castro les prestaba su casa en la fascinante Toledo, y allí se trasladaban los amigos para compartir un fin de semana. En 1923 Buñuel creó "la Orden de Toledo", donde se nombra a sí mismo condestable, integrada por Lorca y su hermano Paco, Alberti, Bello, Dalí, José Uzelay y Ernestina González."Para acceder al rango de caballero había que amar Toledo sin reserva, emborracharse por lo menos durante toda una noche y vagar por las calles. Los que preferían acostarse temprano no podían optar más que al título de escudero", recordaría luego el director deUn perro andaluz (1929). Fue precisamente esta película motivo de desilusión por parte de Lorca, quien creyó encontrar no solo en el título, sino también en un personaje, una burla hacia su persona. La relación entre estos artistas ya no fue la misma y osciló con la llegada de la fama y el prestigio, dos beneficios que impulsaron el abandono de la Residencia para pasar a viviendas quizá más coquetas, pero jamás tan divertidas.Hoy, la Residencia oficia como un hotel donde se albergan investigadores y profesores. En este lugar, la sobrina de Lorca, Isabel García Lorca, y el Consejero de Cultura de Madrid anunciaron el "Año Lorca 2019", una serie de eventos que le rendirán homenaje al desembarco del poeta y dramaturgo a la capital hace un siglo. Durante tres días (del 3 al 5 de mayo) los Teatros del Canal desplegarán un programa integrado por once obras escritas o inspiradas en Lorca, como Rango, una versión en clave flamenca de La casa de Bernarda Alba, Amor de Don Perlimplín y Belisa en su jardín, de Darío Facal, o la feminista Esta no es la casa de Bernarda Alba, de Carlota Ferrer. La Noche de los Libros (19 de abril) y La Noche de los Teatros (30 de marzo) dedicarán su programación a Lorca, mientras que otros eventos como el Festival de Otoño (del 15 de noviembre al 1° de diciembre), Suma Flamenca (del 5 al 13 de junio) y Teatralia (del 8 al 31 de marzo) rendirán tributo al Duende español. Habrá también una maratón de cine en el Cine Estudio Bellas Artes con película basadas en la vida y obra de Lorca (1° y 2 de mayo).Primero como una brisa y luego como un vendaval, esta generación de españoles sacudió los principios "putrefactos", adjetivo que utilizaban para desdeñar las ideas fosilizadas, y le regaló arte, esplendor e irreverencia a la cultura ibérica. En el caso de la Residencia de Estudiantes, el proyecto pedagógico demostró la importancia de contener en un oasis creativo y armonioso a jóvenes que buscan el camino de la expresión.

uente: lanacion.com.ar

BUSCAN RECUPERAR EL PABELLÓN DEL CENTENARIO,
TESTIMONIO DE LA CELEBRACIÓN DE 1910

 Queda en Bullrich y Cerviño, detrás de un hipermercado. Está deteriorado y
 sin acceso desde la calle. Avanza una ley para restaurarlo y abrirlo al público.


    El Pabellon del Centenario, ubicado detrás del estacionamiento de Jumbo de avenida Bullrich. Invisible a los ojos de los porteños.
    Foto: Mario Quinteros.



El Pabellón del Centenario es
 el único edificio de los 35 que se construyeron para los festejos de los 100 años de la Revolución de Mayo que aún "sigue en pie". En realidad, esa es sólo una manera decir, ya que está tan deteriorado y presenta un estado tan avanzado de abandono que peligra su estabilidad.

Desde el año pasado, en el marco de la venta futura de los terrenos en los que está ubicado, se lanzó un plan para restaurarlo y que pueda ser visitado por vecinos y turistas. 
¿Dónde está exactamente esa joya edilicia? A tan solo dos cuadras de la avenida Libertador, muy cerca del cruce entre las avenidas Santa Fe y Juan B. Justo. Un lugar muy transitado, sin embargo no está a la vista. Es que el edificio hoy está situado en el mismo predio de Jumbo- Easy, más precisamente detrás del estacionamiento del hipermercado, oculto, pegado a la rampa de acceso de camiones de abastecimiento e invisible para los porteños.
Hoy, para verlo, hay que subir a la terraza del hipermercado, llegar hasta el fondo y mirar hacia la izquierda. Y allí aparece esta joya que ya no luce como lo que era. Su estado actual es casi una ruina.
Según datos de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, el globo terráqueo y las piezas escultóricas, dos elementos que lo distinguieron, ya no existen. Sus muros están llenos de grietas de donde emergen arbustos. Muchos de sus vidrios están rotos, se cayeron revoques y cielorrasos. Las columnas están agujereadas y los pisos de madera prácticamente no existen.

    El Pabellon del Centenario, ubicado detrás del estacionamiento de Jumbo de avenida Bullrich. Invisible a los
    ojos de los porteños. Foto: Mario Quinteros.

Todo el polígono son 4,4 hectáreas que hoy cuentan con gran accesibilidad al transporte público. Además, con el tiempo, la zona mutó de un área aislada a un barrio totalmente urbanizado. Desde hace dos décadas, en el predio funcionan supermercados de la firma Cencosud y el Pabellón quedó perdido y abandonado.
Un proyecto de ley presentado el año pasado en la Legislatura porteña y aprobado en primera lectura, planea recuperar el edificio para salvarlo, conservarlo y abrirlo al público con actividades culturales. 
Hace menos de un mes se realizó una audiencia pública por la venta de los terrenos y la recuperación del pabellón, y pronto el proyecto regresará al recinto para su aprobación final.
Cuando eso suceda, el Gobierno pondrá manos a la obra también pararevalorizar la zona y mejorar el espacio público. Eso implica que el predio tendrá, en el futuro, un 65 % del lugar destinado a áreas verdes, y un 35 % para la construcción de edificios que no superen los nueve pisos.

A través de un acuerdo técnico jurídico entre la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) y la Ciudad, se busca que lo nuevo que se emprenda allí acompañe el desarrollo del proyecto deuna Ciudad más sustentable.

Es el único edificio que sobrevivió de los 35 que se construyeron para los festejos del Centenario. Foto: Mario Quinteros.


En cuanto al Pabellón, un relevamiento histórico y barrial que hizo el ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte a través del área de Antropología Urbana indica que los terrenos son propiedad del Estado Nacional y la concesión de Cencosud, que lleva ya más de dos décadas, vence el año que viene.
Entre los términos de dicha concesión se estipulaba que la empresa debía restaurar el Pabellón del Centenario, pero esto no fue así. 

La última obra en el edificio fue en 1996, aunque sólo en su fachada. Para los festejos del Bicentenario, en 2010, se lo declaró Monumento Histórico Nacional. Hacia esa fecha ya se había perdido la parte superior abovedada de su cúpula.
En la actualidad, el interior es inaccesible, por lo que solo hay fotos desde afuera. Tampoco es posible circular por toda la fachada, sino solo uno de sus frentes. Mientras tanto y a casi 120 años de su creación, el Pabellón del Centenario espera que una ley lo libere de su escondite.

Fuente: clarin.com

A 100 AÑOS DEL PALACIO PEREDA


       La mansión de una de las cuatro familias más poderosas del país
       que se vendió por hierro brasileño.


Miguel Jurado
En unos meses se cumplirán 100 años del comienzo de la construcción de la actual Embajada de Brasil, un “palacete francés” que reluce en la aristocrática esquina porteña de Cerrito y Arroyo. El edificio nació como residencia familiar gracias a la voluntad y a la billetera de Celedonio Pereda y Pereda, médico y terrateniente argentino, pero sobre todo, un hábil negociador.
En 1919, Celedonio se ilusionó con construir una residencia a la altura del prestigio de su linaje. Este Pereda era la cabeza de una de las cuatro familias más poderosas del país, toda una proeza lograda debido a la capacidad de sus ancestros para conseguir tierras. Para esa época, habían alcanzado 122 mil hectáreas del mejor campo a través de sucesivas alianzas matrimoniales, y aprovechando los beneficios que le deparó la Conquista del Desierto a la naciente oligarquía doméstica. Los Pereda supieron cómo triplicar el patrimonio familiar a partir de las 76 mil hectáreas que ya habían conseguido (vaya a saber uno cómo) en época de Rosas.
Como vemos, el dinero no era problema para Celedonio. Para él, como para los grandes terratenientes argentinos, el desafío era convertir ese oro en bronce. Para eso, y como en sus viajes por Europa, Pereda había quedado deslumbrado con las mansiones francesas. Compró el terreno en el que hoy se yergue la Embajada y contrató al arquitecto Louis Martin con la consigna de hacer una casa igualita al museo Jacquemart André, de París, y que tuviera una escalera, del primer piso al jardín, idéntica a la “escalier en fer a cheval” del castillo de Fontainebleau. Parecía fácil, pero apenas el arquitecto se puso a hacer los planos se dio cuenta de que todo no entraba en el terreno de los Pereda-Girado.
El Museo Jacquemart André había sido construido 25 años antes como residencia en lo que era el recién inaugurado Boulevard Haussmann. Se trataba de un palacio con enormes perspectivas desde la gran avenida y desde sus extensos jardines. Ni qué hablar de las escaleras en herradura del castillo Fontainebleau, que eran monumentales.
Louis Martin trató de explicarle a Celedonio y a su mujer que no había espacio para tanta cosa, pero cuando los Pereda vieron que ni la escalera del Jacquemart se reproducía con la grandeza pedida, cambiaron de arquitecto.
Hay que entender que esta familia tenía motivos para estar ansiosa, la mayoría de sus compañeros de oligarquía estrenaban mansiones y ellos estaban en veremos. A pocos metros de su terreno, los Ortiz-Basualdo avanzaban con su fabuloso palacio (hoy, embajada de Francia), los Errázuriz-Alvear ya casi terminaban su caserón en Avenida del Libertador (hoy, Museo de Arte Decorativo), los Anchorena se pavoneaban en Plaza San Martín con una bruta mansión (hoy, Palacio San Martín) y a pocas cuadras, sobre la actual Avenida Alvear, ya deslumbraban la Residencia Maguire y la de Fernández de Anchorena (hoy, sede de la Nunciatura). Para peor, habiendo empezado casi al mismo tiempo, sus amigos Álzaga Unzue-Peña casi terminaban la residencia que hoy es parte del hotel Four Seasons.
Cansado de sus desencuentros con el arquitecto Martin, Celedonio Pereda contrató a Julio Dormal, un belga que había metido la mano los finales del Teatro Colón. No se sabe cómo, pero Dormal convenció a los Pereda de que milagros no se podían hacer. Así y todo, el Palacio no tendrá el enorme frente del museo parisino ni la tremebunda escalinata del Fontainebleau, pero sus cuatro mil metros cuadrados, sus 50 habitaciones y tres pisos y medio lucen majestuosos.
Claro que la construcción llevó 17 años, en los que los Pereda tomaron nota de que los tiempos estaban cambiando.
El crack del año 1929 hizo difícil mantener las grandes mansiones y la oligarquía nacional comenzó a venderlas, primero al Estado nacional, que ellos manejaban, y después a embajadas, cuando no las demolían para construir edificios de renta.
Los Pereda terminaron su palacio en 1936 y dos años más tarde recibieron al presidente brasileño Getulio Vargas, que quedó fascinado con la mansión. En 1945, vendieron la joya familiar a los brasileños a cambio de cuatro mil toneladas de hierro y el edificio que hasta entonces usaban de embajada.
Después de haber convertido el oro en bronce, los Pereda entendieron que era momento de cambiarlo por otro metal que, en plena Segunda Guerra Mundial, valía como el oro.
Negocios son negocios.

Fuente: clarin.com