Cómo será la ampliación del Museo de Arquitectura en Retiro.
Torre de Agua y nuevo edificio. Así quedará tras las obras la estructura que hoy está en Callao y Libertador. Por Berto González Montaner
La Sociedad Central de Arquitectos (SCA) construirá con el apoyo de
la empresa Tiernum Siderar un nuevo pabellón que se unirá a la histórica
Torre de Agua en Callao y Libertador En la calurosa noche del 17 de
diciembre un nutrido grupo de arquitectos, diseñadores, ingenieros,
empresarios y funcionarios se dieron cita en los jardines que rodean la
ex Torre de Aguas del complejo ferroviario Retiro. Allí, en el cruce de
las avenidas del Libertador y Callao, desde finales de los años 90
funciona el primer Museo de Arquitectura de la República Argentina
(Marq). El motivo de tal concurrencia fue el tradicional brindis de fin
de año, organizado en conjunto por la Sociedad Central de Arquitectos y
el Consejo Profesional, y el anuncio de los ganadores del concurso
nacional de anteproyecto para ampliar la sede del museo.
El Marq
nació como iniciativa del arquitecto Julio Keselman, un referente de la
arquitectura y el urbanismo que disfrutó la ciudad hasta su
fallecimiento en julio de 2011. Fue presidente de la centenaria Sociedad
Central de Arquitectos desde 1986 a 1998 y un activo portavoz de la
mirada de los arquitectos y urbanistas sobre los temas de la ciudad. Su
frase de cabecera, cuando requeríamos su opinión frente a los polémicos
megaproyectos urbanos de los años 90, era: “¡Es un despropósito!” Para
recién luego tomarse unos segundos y argumentar. Lo hizo en contra del
proyecto catalán “llave en mano” para Puerto Madero. Y a partir de su
gestión se produjo el concurso que generó el plan maestro del actual
Puerto Madero, el que hoy conocemos. También se opuso fuertemente en los
medios a la famosa Aeroisla de Alsogaray. Y al proyecto
ferrourbanístico canadiense para los terrenos de las playas ferroviarias
de Retiro. Abogó por la planificación de la ciudad cuando mencionar la
palabra planificar en plena euforia neoliberal era casi un pecado.
Y,
como no podía ser de otra manera, se empecinó en buscar un lugar
apropiado para erigir un museo de arquitectura, que sería pionero en
Sudamérica y un lugar en el que el público en general puede conocer lo
mejor de nuestra producción arquitectónica.
Así fue que encontró
esta vieja y abandonada torre de agua, una pieza típica de la
arquitectura ferroviaria inglesa, construida en 1915 con todos sus
materiales traídos de Inglaterra. Su función era alimentar desde su
tanque de 200.000 litros a las locomotoras de vapor del Ferrocarril
Central Argentino. En el año 1997, el incansable Keselman consigue del
entonces ENABIEF (luego ONABE, ADIF y hoy AABE) la concesión de la torre
y el predio para hacer el museo que se inauguró en diciembre de 2000.
La
idea fue respetar al máximo el edificio ladrillero original,
restaurarlo y equiparlo para su nueva función, de ahí la aparición de la
caja de escalera metálica en su cara posterior. A partir de 2008,
fueron por más: la SCA decidió incorporar la oferta de los diseños al
museo: el industrial, el gráfico, el de indumentaria y textil, el de
imagen y sonido, para lo cual avanzó perforando el muro de hormigón del
tanque de agua, convirtiendo ese descomunal recipiente en una flamante
sala.
Ahora, entonces, pasaría a llamarse Museo de Arquitectura y
Diseño y rápidamente pasaría a integrar la movida cultural porteña al
formar parte, por su estratégica ubicación, del circuito museográfico y
cultural Recoleta (también llamado la Milla de los Museos), junto al
Museo Nacional de Bellas Artes, el Palais de Glace, el Centro Cultural
Recoleta, el Museo Nacional de Arte Decorativo, el Centro Municipal de
Exposiciones y el Museo de Arte Latinoamericano. Desde su reapertura en
2008, más de 100.000 personas disfrutaron de su variada oferta
museográfica y fue otra de las escalas de la Noche de los Museos.
El
proyecto ganador del concurso para su ampliación propone un pabellón
con forma de prisma trapezoidal. Tal como lo exigían las bases del
concurso auspiciado por la empresa Tiernum Siderar, el anexo estará
construido totalmente en acero. Según su autor, el arquitecto Marcos
Polchowski (34), el lenguaje utilizado es el de una contraposición
respetuosa: “… a la profusión porosa de cornisas, pilastras y ladrillos
de rojo antiguo (de la Torre de Agua) se oponen líneas rectas, ángulos
definidos y superficies pulidas en metal gris oscuro que a veces se
transparentan para permitir el diálogo armónico entre el nuevo proyecto y
las preexistencias.” En definitiva será un nuevo espacio multifunción
con salas de exposición, cafetería y librería que se sumará al actual
Marq y que –según el arquitecto Martín Marcos, su flamante director y
quien ostenta el valioso antecedente de haber dirigido el Centro
Cultural Rojas en los 90– “será un espacio de encuentro y comunicación
para que la arquitectura y el diseño argentino se potencien y se
muestren como herramientas de transformación de la realidad y
mejoramiento social.” Y seguramente un lugar privilegiado, tal como lo
impulsaba su mentor Julio Keselman, para colocar en la agenda pública
los temas centrales del habitar contemporáneo.
Fuente: clarin.com |
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