ENCANTADOS MUNDOS POSIBLES

Sebastián Gordín. La primera retrospectiva dedicada al artista argentino, recupera su imaginario de miniaturas, literatura pulp y revelaciones póeticas.
Por Ana María Battistozzi

Para todo aquél, que por alguna razón llegó a la conclusión de que el arte contemporáneo alberga demasiados gestos caprichosos como para pasar de él, quizá sea ésta la oportunidad de una reconciliación. Al menos con una parte de sus expresiones más regocijantes: la sucesión de mundos de Sebastián Gordín que el Museo de Arte Moderno despliega ahora en sus salas de planta baja y subsuelo se lo ofrece. En un espacio donde las percepciones de escala se ven trastocadas por una dialéctica realidad-fantasía que introduce al espectador en territorios minúsculos de revelaciones poéticas.
Quien albergue una pizca de curiosidad por lo que no es del todo revelado, no podrá sustraerse a esos universos pequeños que el artista construye con precisión milimétrica y tienen la virtud de allanarse a distintos niveles de experiencias y lecturas. Desde la fascinación que producen los engendros de la “imaginación miniaturizante”, como la llamó Bachelard, que atraviesan siglos en el ensueño de los soñadores de siempre, a la complejidad de los cruces entre alta y baja cultura, tan propios del presente. Gordín hace del espectador un cómplice, lo incita a ser partícipe de todos sus guiños. A acompañarlo en un itinerario de fascinaciones y temores contenidos en pequeñas valijas, diminutos interiores que le imponen espiar a través de mirillas o en libros cuyos personajes cobran vida e irrumpen en el mundo de los lectores rasgando sus páginas.
En un texto sobre la obra de Gordín, publicado en 2009, Graciela Speranza escribió: “Si ella se desplegara por entero alguna vez, El libro de oro de Scoop, traicionando apenas la cronología, debería abrir el recorrido”.
El momento de desplegar ese conjunto por entero –o casi por entero– ha llegado y aunque El libro de oro de Scoop , no tiene ese lugar sugerido en el recorrido de esta primera retrospectiva dedicada al artista, asume un protagonismo insoslayable. No podría ser de otro modo ya que constituye un punto de enlace entre los primeros años de su producción, cuando creaba historietas en colaboración con Roberto Jacoby y Diego Sasturain o articulaba disparatados órdenes narrativos –como aquella guerra entre sopapas en una maqueta– y el refinado universo gótico de fantasía y misterio que sobrevino después. Una rara mezcla de historietas, miniescenografías y homenajes a la literatura pulp americana.
A ese subgénero del policial, las novelas de aventuras, fantaciencia y los cuentos de terror que alimentó su imaginario desde Weird Tales , Avon Fantasy Reader o The Blue Book, Gordín rinde homenaje en diminutos libros-objetos concebidos para ser más admirados que leídos. La disposición del montaje a la manera contradictoria de una colección de incunables lo sugiere así.
GRAN REX, 1996. Construcción dentro de caja, vista a través de una mirilla.
GRAN REX, 1996. Construcción dentro de caja, vista a través de una mirilla.

Pieza clave en el curso de esa trayectoria, El libro de oro de Scoop de 1993 es una suerte de desmesura pop up. Al evocarlo, Gordín lo distinguió así: “ Scoop me indicó por dónde seguir. Es como abrir un libro para niños durante una secuencia cinematográfica, un ejemplar polvoriento que la cámara enfoca en un lugar preciso”. No cabe duda de que el cine ha sido un gran complemento de sus incursiones de desván. “En mi mente, el recuerdo de las películas que vi, se imprime de la misma manera que los recuerdos de la vida real, y rebusco imágenes que utilizo en mis obras sin poder distinguir de dónde vienen”, dice.
Es ese flujo de imágenes sin conciencia exacta de su procedencia, que mezcla cuestiones locales, con fotografías y afiches de películas lo que alimenta su particular imaginario de época. Deliberadamente trastocado, por un dibujo expresivo, la escala o los materiales que utiliza definen su singularidad y de algún modo una marca de estilo.
En esa cronología relativamente ambigua, que ubica a El libro de oro de Scoop en un lugar central aunque no exactamente en el comienzo del recorrido, la muestra instala la producción de los años ochenta en el punto de partida. Por un tiempo breve el artista pintó y tributó a la estética pictórica de ese momento. También participó del humor ácido que esa generación dirigió hacia lo que se vivía como excesos ideológicos del “psicovolchismo”. De ese momento son Tres apariciones de Lenny (1988) y Con pan y con salame (1989 que remiten burlonamente a una historia del arte demasiado entreverada con la política. La mirada irónica que Gordín acuñó entonces no declinará con el paso del tiempo como lo muestra el derrotero que va de obras como General Electric, Un extraño efecto en el cielo y Ciudad Evita , todas de 1993, a Soldado desconocido ( Unknown Soldier, Ready to assemble) de 2001.
El clima propio de los noventa seguramente tuvo mucho que ver en la distancia que orienta la mirada del espectador hacia unos interiores pulcros y desolados en la serie de cajas de 1996: Edificio de Johnson e hijo , La piscina de la calle Pontoise, Gran Rex. A esa altura, la producción de Gordín ya se reveló dueña de sí en el sentido de los recursos que maneja a la hora de plasmar sus delirios. Sobre todo cuando se trata de cambiar ese encantador “mini cuadro de historieta tridimensional”, que lleva por título Música de cucharitas en Eldor , realizado en madera, cartón, piedritas, luces y papel de aluminio por un repertorio de contenidos y materiales que imponen soluciones más complejas. Es así como poco a poco se define más claramente constructor, incorpora los más variados materiales que lo llevan a incursionar en el milenario oficio de la marquetería. A partir de todo eso surgen en su horizonte creativo las enigmáticas Nocturnias (cajas transparentes tenuemente iluminadas por minúsculos leds) y las escenas de bibliotecas y museos en orden y desorden.
Así como un capítulo importante de la obra de Gordín rinde tributo al cine y al pulp fiction, otro no menos entrañable y de una gran melancolía recrea el mundo de los libros, las bibliotecas, las obras de arte y los museos en colapso. Alimentan ese inquietante clima obras como la compleja pieza en marquetería Los ángeles del fango de 2011, El niño y Aguas de Noviembre de 2012.
De principio a fin Gordín procede por encantamiento, una estrategia amorosa para con el espectador que encuentra antecedentes en el mundo del circo, los orígenes del cine, y las cámaras de maravillas pero que pareciera haberse extraviado en la cultura actual. El lo recupera, como tantas imágenes que fluyen al pasar y seguramente, más allá de hacerlo consciente.

FICHA
Un extraño efecto en el cielo
Sebastián Gordín
Lugar: Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Av. San Juan 350.
Fecha: hasta el 20 de abril.
Entrada: $10; martes gratis.


Fuente: Revista Ñ Clarín

EL ARTE ARGENTINO Y EXPERIMENTAL
GANA TERRENO EN LA FERIA ARCO-MADRID

Ayer abrió la muestra. La participación de creadores y galeristas nacionales se incrementó sobre todo en los espacios no convencionales.

EL CAPRICHOSO MERCADO MODIGLIANI

Valen millones pero no hay experto que asegure si un retrato del italiano es auténtico. Así nació una encarnizada batalla legal.

RESPALDO. En 2012, Bonhams vendió Jeune fille au cheveux noirs en 1, 3 millones de dólares.

Por Patricia Cohen

 

Tres hechos desalentadores enfrentan a cualquier interesado en comprar uno de los característicos retratos alargados de Amedeo Modigliani. Los cuadros tienden a tener etiquetas con precios multimillonarios; son un favorito de los falsificadores; y a pesar de la abundancia de expertos no se considera completo y a la vez confiable a ninguno de los inventarios de las obras de este pintor. Por ejemplo, Christian Parisot, autor de uno de los catálogos y presidente del Instituto Modigliani de Roma, fue citado a tribunales a mediados de enero acusado de haber autentificado deliberadamente obras falsas.
Marc Restellini, investigador francés que compila otra revisión de la obra de Modigliani se deshizo de una parte de su proyecto años atrás, luego de recibir amenazas de muerte. E inclusive quienes juran sobre un listado de 337 obras creado por el tasador y crítico Ambrogio Ceroni admiten que tiene vacíos significativos. El intento de establecer un registro fiable de la obra de Modigliani “no se parece a nada tanto como a un culebrón”, escribió Peter Kraus, comerciante de libros antiguos, en un ensayo publicado hace una década.
En los últimos años, autentificar cualquier tipo de arte se ha vuelto más difícil dado que un círculo cada vez más amplio de investigadores y fundaciones de artistas se niega a dar su opinión o a publicar un catálogo razonado –el compendio definitivo de la obra de un artista– por temor a que compradores o vendedores descontentos con sus conclusiones los demanden. Pero las obras de Modigliani, tal vez más que cualquier otro artista, ilustran la confusión que esas dificultades de autentificación han llevado a un mercado saturado de dinero, compradores ansiosos y falsificaciones. Un resultado, dicen los art dealers , es que el mercado está atravesado por la incertidumbre.
Los vendedores confían en tener un Modigliani genuino, aunque menos conocido. Pero sin ninguna opinión que pueda aceptarse como definitiva es difícil predecir cuánto podrían pagar los compradores potenciales. “Es muy diferente del mercado de sus pares Picasso y Braque”, dijo el art dealer de Nueva York David Nash, “cuya obra está extremadamente bien registrada.” Y no ayuda que Modigliani a veces regalara pinturas y dibujos suyos, sin documentar su creación ni los dueños, para pagar sus cuentas.
Algunos galeristas, como Michael Findlay, director de Acquavella Galleries de Nueva York, han considerado al catálogo Ceroni –actualizado la última vez en 1972– como el único que “se acepta generalmente como confiable”. Las principales casas de subastas, como Christie’s y Sotheby’s, raramente aceptan vender obras que no estén incluidas en él, aunque han llegado a rematar algunas obras bien documentadas. En 2012, por ejemplo, la empresa de subastas Bonhams vendió Jeune fille au cheveux noirs en 1,3 millones de dólares. No figuraba en el catálogo Ceroni, pero Bonhams señaló que Restellini planeaba incluirla en su inventario y que en determinado momento había pertenecido a la colección Rockefeller.
Una pintura mencionada por Ceroni habitualmente “se vende en tres o cuatro veces” el precio obtenido por otra de calidad similar que no esté incluida en su catálogo, dijo Asher Edelman, financista y art dealer neoyorquino. Edelman está ofreciendo a la venta Jeune femme au petit col blanc , de Modigliani, de 1918. Esta obra ha sido autentificada por Restellini y tiene una procedencia documentada y un historial de exhibiciones, dijo Edelman, aunque se negó a estimar el precio.

El romanticismo trágico

 
Italiano apasionado e inmensamente talentoso, descripto por un amigo como “un dios joven”, Modigliani luchó contra la pobreza, las adicciones y el rechazo en el París de cambio de siglo antes de morir a los 35 años de meningitis tuberculosa. Bebía sin límites, se entregaba a bacanales de noches enteras y tenía relaciones amorosas tempestuosas con cantidad de mujeres, que incluyeron a la poeta rusa Anna Ajmátova. Su ex amante embarazada, Jeanne Hébuterne, de 21 años, deshecha por la muerte del pintor, se arrojó por una ventana dos días después. Como admite su biógrafa Meryle Secrest, Modigliani sigue siendo una figura intangible dentro del mito.
El romanticismo trágico sólo ha mejorado el valor de mercado de su obra, que es apreciado por sus compradores, a pesar de que a menudo es motivo de una recepción apática por parte de los críticos. En febrero pasado uno de sus retratos de Hébuterne, por ejemplo, alcanzó los 42 millones de dólares en una subasta en Londres.
Kenneth Wayne, fundador del Proyecto Modigliani, dijo que para él los lamentos por lo caprichoso del mercado Modigliani son exagerados, en particular desde que Modigliani está entre los artistas que más se venden en el mundo. Estima que en el catálogo Ceroni faltan alrededor de unas tres docenas de pinturas, la mitad de ellas presentes en museos. Otros son menos optimistas. Refiriéndose a la ubicuidad de las falsificaciones, el coleccionista italiano Carlo Pepi ha dicho: “Modigliani produjo más muerto que cuando estaba vivo”.

Imán para falsificadores 

Muchos expertos, por ejemplo, han sido tomados por bromistas que en 1984 plantaron tres cabezas esculpidas –talladas en piedra con el estilo de Modigliani– en un canal de Livorno, Italia, donde el artista supuestamente se deshizo de ellas en 1909 luego de haber recibido críticas negativas. En los últimos años, fue cuestionada la autenticidad de dos pinturas al óleo, inicialmente valuadas en más de 10 millones de dólares cada una. Una se exhibió en el Museo Estatal de Bellas Artes Pushkin de Moscú. Restellini dijo que espera agregar entre 70 y 80 obras –dos veces más que la estimación de Wayne– a su catálogo razonado.
Existen ya otros cinco catálogos razonados. Parisot, autor de uno de cuatro volúmenes, tuvo un acceso inusual a los registros del artista. Antes de morir en 1984, la hija de Modigliani, Jeanne, le dio los archivos de su padre y el derecho a autorizar reproducciones.
En los años que siguieron, Parisot amplió su ventaja y fundó el Instituto Modigliani de Archivos Legales, asesoró al gobierno italiano en cuestiones culturales y organizó exhibiciones en museos estatales, a pesar de crecientes controversias. Pero en 2002, el sobrino nieto de Hébuterne lo acusó de falsificar dibujos de Hébuterne. En 2008, un juzgado de París multó a Parisot y lo sentenció a dos años de prisión por esa causa, aunque después de una apelación fue exonerado.
Luego, en 2010, la policía italiana allanó una muestra de Modigliani que Parisot había organizado en el Museo Arqueológico de Palestrina, Italia. Veintidós de las obras confiscadas, según dijo la policía, eran falsas. Después de una investigación de dos años, la policía acusó a Parisot de obtener bienes falsificados y autentificarlos erróneamente. El jueves 6 de febrero pasado tuvo lugar una audiencia por el caso en Roma.
Parisot niega los cargos. “Siempre estuvo claro que las obras eran reproducciones”, dijo en una entrevista telefónica. No obstante estos cargos criminales, un tribunal italiano rechazó en enero un intento de la nieta de Modigliani, Laure Nechtschein Modigliani, de recuperar el control de los archivos, argumentando que su madre los había confiado legalmente a Parisot, quien, dijo el tribunal, a través de su catálogo razonado, ha trabajado para enriquecer el legado del artista. 

Una batalla de expertos

Las acusaciones de fraude han ayudado a silenciar lo que durante años se describió en los círculos artísticos como una batalla de expertos, con Restellini atrincherado contra Parisot. Sin embargo, en el mercado algunos dicen que el caso ha significado la pérdida de una voz experta. “Sus opiniones sobre cuadros al óleo, desde mi punto de vista, eran muy confiables”, dijo Nash acerca de Parisot, “y lamento que esta cuestión del fraude haya ensombrecido eso”.
La investigación de Restellini también ha participado en el drama, aunque de un modo distinto. En 1997, por ejemplo, dijo que no iba a incluir en su catálogo un retrato de Beatrice Hastings que figuraba en la lista de Ceroni porque había sido coloreado excesivamente. De todos modos Christie’s lo vendió, por 2,6 millones de dólares. Pocos años más tarde, abandonó sus planes de crear un catálogo razonado de los dibujos de Modigliani, diciendo que había recibido amenazas de muerte por parte de propietarios disgustados con sus conclusiones. Su editor, el Instituto Wildenstein, un centro de investigación artística de París, dice que planea lanzar un catálogo razonado de las pinturas, pero no se ha estipulado una fecha, y diversos expertos dudan de que aparezca alguna vez.
Otros proyectos han estado compitiendo ciertamente por la atención de Restellini. En 2007 fundó un museo privado, la Pinacoteca de París, que ha fascinado a los escépticos atrayendo a cientos de miles de personas con grandes exhibiciones. Más recientemente estuvo en Singapur, organizando una muestra previa en la sucursal valuada en 24 millones de dólares de su pinacoteca, que según dice abrirá allí en enero próximo.
Para la exhibición inaugural está planeada una multitudinaria muestra de Modigliani.

(C) The New York Times
Traducción: Román García Azcárate
Elisab

Fuente: Revista Ñ Clarín

SE CUMPLEN 450 AÑOS DE LA MUERTE DE MIGUEL ÁNGEL,
UN ARTISTA CENTRAL

El artista italiano fue uno de los genios del Renacimiento y realizó obras que aún siguen siendo visitadas por millones de personas. 

Mañana, 18 de febrero, van a cumplirse 450 años desde la muerte de Miguel Angel Buonarotti, el artista romano que realizó obras que lo convirtieron en uno de los genios del Renacimiento y que aún siguen siendo visitadas por millones de personas. Algunas de las más emblemáticas son los frescos que ilustran los techos de la Capilla Sixtina, así como la cúpula de la Basílica de San Pedro, en el Estado Vaticano. También su “David”, una escultura monumental que está instalada en la Galería de la Academia, en Florencia.


Fuente: Revista Ñ Clarín

BRASIL APUESTA A LOS SENTIDOS

Panorama. Al ritmo de los eventos deportivos, Río de Janeiro construye e inaugura museos que confirman el impresionante rumbo cultural del país.
Por Mercedes Pérez Bergliaffa

Ciudad maravillosa, Río de Janeiro está ahora más espléndida que nunca: en junio de este año será sede principal de la Copa Mundial de la FIFA, y en 2016 será también sede de los Juegos Olímpicos. ¿Qué tiene que ver esto con el arte? Bueno, tiene que ver: en la ciudad brasileña todo se entrelaza para ofrecer un combo realmente explosivo en pos de atraer turistas: playas increíbles unidas a lo mejor del deporte y a las industrias culturales de última generación, especialmente las relacionadas con las artes plásticas y audiovisuales. Río quiere lucirse. Por esta razón, a toda máquina y a contrarreloj como los estadios mismos se están construyendo e inaugurando deslumbrantes museos (la mayoría de arte contemporáneo), y restaurando barrios enteros, que pasarán a ser circuitos culturales. Tal es el caso del “Centro”, una zona cercana al puerto de Río y hasta hace poco olvidada. El gobierno decidió sacar la autopista “Elevado da Perimetral”, que atraviesa ese barrio –autopista que en realidad nunca debió ser construida, ya que ésa es un área de gran valor patrimonial–, y sustituirla por un túnel de 1.480 metros (“Túnel do Binário”). El cambio trae consecuencias: gracias a las explosiones para derruirla, en las casas de la zona, así como en el propio Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro (MAR), que tiene menos de un año de existencia, ya aparecen rajaduras y problemas. Sin embargo, los ingenieros sostienen que no son graves.
Además de albergar al MAR, desde hace años los grandes depósitos del barrio portuario se utilizan para guardar las escenografías de las escolas do samba que cada febrero avivan los carnavales. Este es un barrio particular: se encuentra muy cerca del centro financiero; tiene casas de grupos artísticos; contiene a Praça Mauá y a pequeños y encantadores núcleos de reunión para cantar samba al aire libre. También alberga al espectacular Centro Cultural Banco do Brasil, que hasta hace poco expuso la muestra de Yayoi Kusama producida por el Malba (no fue exactamente la misma, presentó variaciones como consecuencia de la especificidad espacial).
 
CASA DAROS. Otro de los nuevos y deslumbrantes espacios dedicados al arte contemporáneo.
CASA DAROS. Otro de los nuevos y deslumbrantes espacios dedicados al arte contemporáneo.

La zona pronto tendrá otra gran atracción: el Museo del Mañana. Diseñado por Santiago Calatrava –quien, aunque renombrado, es seguido de cerca dado que importantes construcciones suyas anteriores presentan fallas, por ejemplo, un puente en Venecia y partes del Palacio de las Artes de Valencia–, el futuro museo carioca ya comenzó a elevarse y promete ser espectacular. Desde el planteo de sus objetivos define una identidad original: “es un museo que trabajará en torno a la idea de futuro. Por lo tanto, no tendrá patrimonio”, detalla su curador principal, Luiz Oliveira, quien es… ¡científico! Porque el Museo del Mañana será un museo de ciencias; aunque no exactamente. Sigue explicando Oliveira: “El museo tendrá tres ejes principales, que presentarán temas en forma de problemas. Ellos guiarán al público a imaginar y a definir cómo podría llegar a ser el futuro de la humanidad”. Los ejes son la polaridad entre las ciencias cósmicas y las ciencias de la Tierra; las diferentes dimensiones de nuestra vida en el planeta (como la historia de la formación de la materia y la emergencia del pensamiento); y el comportamiento humano y la ética.
“El público propondrá posibles soluciones a los problemas planteados”, comenta Oliveira, “serán participantes activos. No será un museo objetual”. Para comunicar todo de una forma creativa, los ejes serán representados por obras de artistas plásticos contemporáneos. Además, la arquitectura del museo acompaña la apuesta: será sustentable, tendrá paneles solares móviles formando el techo y se alimentará del agua de la Bahía de Guanabara (ubicada a un costado). Está previsto que inaugure en marzo de 2015, cuando la ciudad cumpla 450 años.
Muy cerca del predio donde se está construyendo el museo se encuentra el MAR. Dirigido por Paulo Herkenhoff, el museo fue inaugurado en marzo de 2013, prácticamente en paralelo a la asombrosa Casa Daros, otro de los nuevos y deslumbrantes espacios dedicados al arte contemporáneo en la ciudad carioca. 
 
JULIO LE PARC. Una obra de la Colección Daros.
JULIO LE PARC. Una obra de la Colección Daros.

El movimiento no fue casual, sino que responde a la intención de posicionamiento de Río de Janeiro como un fuerte nodo cultural. Y lo están logrando. Lo ratifican la creación de ArtRio, la gran feria de arte de la ciudad (ya por su cuarta edición); y la decisión de abrir Casa Daros solamente en Río, cuando originalmente, Daros proyectaba hacer una apuesta doble y tener dos sedes que funcionaran en paralelo, una en La Habana y otra en Río de Janeiro. Finalmente se decidió abrir solamente la sede brasileña. Para ello restauraron un antiguo orfanato. Actualmente puede observarse la historia del lugar a través de la instalación de la brasileña Rosângela Rennó. También se expone allí la maravillosa muestra de Julio Le Parc (en junio vendrá al Malba), formada en su mayoría por obras de la colección Daros. Hay otro argentino que pronto expondrá en Daros: Fabián Marcaccio.
Pero hay una exposición que revela claves para comprender el rico proceso artístico de Brasil: es “Pernambuco experimental”, en el MAR. Con curaduría de Clarissa Diniz y 450 obras de Cicero Dias, Rego Monteiro, Aloísio Magalhães, Gastão de Holanda, el grupo Ave Sangria y los deslumbrantes Daniel Santiago y Paulo Bruscky, entre muchos otros, la muestra abarca el arco de la producción artística experimental de Pernambuco –al noreste de Brasil– producida entre 1900 y 1980. Con fondo de frevo antiguo (un ritmo oriundo del Nordeste), la exposición tiene obras que lo tocan todo, también parte de nuestra historia del arte: allí están esas “Partituras” –como las de José Claudio, de 1969, y las de Montez Magno, de 1970 y 1972–, similares a las de León Ferrari de los 60. Y tiene las fotos de Hélio Oiticica trabajando en Recife en 1979. También hay documentación: “Geografía del hambre” (1946) de Josué de Castro –criado cerca de Recife– abordando el hambre como problema histórico en la región. De Castro, junto a Bruscky, Santiago, José Cláudio y Unhandeijara Lisboa, compartían la preocupación de convertir al arte y el pensamiento en herramientas de lucha en una sociedad desigual. El cartel que sostiene Santiago –de 1982 y de una lucidez dolorosa– lo resume: “El Brasil es mi abismo”. Pero la obra de Bruscky –una simple fotocopia– mantiene vigencia. “Su actitud política es más importante que los políticos”, dice en ella. ¡Amén, Bruscky! Y larga vida a una nueva y espléndida Río de Janeiro: ella no hace más que indicar el nuevo e impresionante rumbo cultural de Brasil.

Fuente: Revista Ñ Clarín

SIN RESTRICCIONES Y CON LUJO:
LAS CONDICIONES PARA VENDER ARTE

Hubo récord de ventas en 2013. A los nuevos compradores ya no los mueve el “amor al arte”. Ven el coleccionismo como sinónimo de hacer dinero
Mientras el mercado del arte bate sus récords históricos –en 2013 el producto de las subastas alcanzó los 12.050 millones de dólares, lo que supuso una subida del 13% respecto al año anterior–, el galerista escocés Michael Findlay, que promovió los primeros retratos realizados por Andy Warhol y fue director Internacional de Arte de la casa de subastas Christie’s hasta el año 2000, afirma que el coleccionismo ha cambiado con el tiempo, que el coleccionista de antes se guiaba por su amor a las obras y el de ahora se mueve por criterios económicos. “Hoy vivimos en una cultura monetarizada en la que el coleccionismo se entiende como sinónimo de hacer dinero”, subrayó el galerista, afincado en Nueva York desde hace décadas, en una entrevista con EFE en Barcelona.
Ante la pregunta de cuáles son las características que debe reunir una ciudad para convertirse en un punto clave para el mercado del arte, Findley lo tuvo claro: “Debe ser un lugar donde no haya muchas restricciones burocráticas, tiene que disponer de una red de coleccionistas y de buenos servicios como restaurantes de prestigio y hoteles lujosos”, afirmó, y añadió: “A los marchantes les gusta vivir bien”.
El experto se cuestionó también el porqué de la importancia del precio de una obra de arte y se respondió diciendo que “es un tema privado que no tiene ninguna relación con la calidad de la obra sino del contexto en el que la venta tiene lugar”.
Aseguró además que fijar el precio de las obras de arte sólo tiene efectos negativos como que la gente se interese por el nombre del pintor y, a modo de broma, señaló: “Yo quitaría los nombres de los autores de los museos, así el público vería colores y formas y no millones de dólares enmarcados”.
Así las cosas cabe recordar cuál fue el “nombre” que resonó a fines de 2013: el del artista irlandés Francis Bacon, cuya obra “Tres estudios de Lucian Freud” se vendió por 127 millones de dólares, convirtiéndose en la obra más cara vendida en una subasta.

Fuente: Revista Ñ Clarín


PARTÍCULAS ELEMENTALES

En un libro de artista, Matilde Marín conjuga imágenes que recolectó con textos de José Emilio Burucúa y música de Marta Lambertini que invocan al humo, índice de celebración y tragedia.
Las obras, las ideas y los proyectos de arte suelen merodear por lugares diversos. Lo hacen en galerías, museos, centros culturales, páginas de Internet pero también cuando asumen el formato de un libro. Aunque por momentos problemática, la relación que entablan es interesante y llega a ser de una complementariedad enorme. A punto tal, que muchos artistas han hecho del género “libro de artista” un formato clave de capítulos importantes de su producción. Hay ejemplos de cambios radicales como el que va de la rotunda obra en el espacio de Richard Serra a sus dibujos, otros no tanto como las caligrafías de Cy Twombly y los proyectos conceptuales de Sophie Calle que asumen formatos libertarios.
Cerca nuestro, Matilde Marín es una de las artistas que ha puesto mayor interés en ese formato. Y probablemente hacia allí apunte la serie de fotografías que inaugura hoy en la galería Sicart de Barcelona y lleva por título El arte como palabra, una forma de entender el mundo que comenzó con un registro fotográfico que la artista tomó en el Centro Pompidou en 1998. “La verité changera l’Art” decía aquel letrero que llamó su atención y se convirtió en el punto de partida de este conjunto que presenta ahora en Barcelona hilvanando una sucesión de hallazgos de imágenes que hacen foco en los usos de la palabra “arte”.
Casi de manera simultánea, Marín focalizó su mirada en otro tipo de imágenes asociadas entre sí que, como en este caso, se fueron articulando en serie. Pero en lugar de convertirse en una muestra, fueron tomando la forma de un bello libro que lleva por título Cuando divisé el humo azul de Itaca . Para él contó con la participación de José Emilio Burucúa, quien aportó al proyecto un bello rastreo de humos en la literatura y la historia, y la de Marta Lambertini que compuso seis piezas para violín y piano que acompañaron la presentación del libro en el Centro de Experimentación del Teatro Colón en 2012.
El protagonista en este caso es el humo, índice de situaciones felices y de tragedias. Fue a raíz de los acontecimientos que se sucedieron en nuestro país a partir de diciembre de 2001 que Marín empezó a interesarse por este particular signo que, según pudo comprobar de a poco, no era fruto de la convulsión particular que vivía el país sino recorría tiempos distintos y diversas geografías. La artista lo comprendió así cuando se puso a coleccionar imágenes en las que el humo, por una razón u otra, tenía especial relevancia. Rastreó humos según la fuerza de sus imágenes o los acontecimientos que aludían. Los diarios fueron la fuente privilegiada para el archivo que armó con esas imágenes “humeantes” que ilustraban las noticias del día a día. Así, la acumulación de todo ese material la llevó a armar una cronología de acontecimientos diversos. Ya podía ser la conmemoración del estreno de El acorazado Potemkin , que utilizaba un still de la película, un momento de La batalla de Argelia de Pontecorvo, el festejo del cumpleaños del Dalai Lama o la Fumata blanca que anunciaba la elección de Juan XXIII. “Todo esto me llevó a reflexionar sobre un devenir de la historia que puede ser leído a través del humo”, cuenta Marín. “Fue allí que sentí que el formato ideal para ese material que había juntado y fotocopiado debía ser una publicación. Hablé sobre este proyecto con Burucúa quien me sugirió que, dado que allí se filtraba la historia, incluyera textos en los que se hablara del humo”.
La selección que él hizo resultó un aporte fundamental al “libro de artista” concebido por Marín. En diálogo con sus imágenes ordenó un recorrido memorable, pródigo en citas que van desde el Génesis a Auschwitz a través de la mitología griega, La Ilíada y La Odisea , La Comedia del Dante, pasajes de Romeo y Julieta y Lady Macbeth . Pero también de extraños textos místicos del siglo XVII, y algunos referidos a los cambios que introdujo la Revolución Industrial en el paisaje londinense junto a los humos rojos de la Pampa que emergen en La cautiva de Esteban Echeverría.
Con ese material dialogan las imágenes de Marín y también las piezas para violín y piano que compuso Marta Lambertini y llevan sugestivos títulos como El humo de la despedida, El humo de la melancolía o El humo de los Dioses. Uno de los textos más interesantes que seleccionó Burucúa refiere a las reflexiones sobre la representación del humo según Leonardo da Vinci. Inspirada en ese texto, Lambertini compuso una de sus piezas. Luego el diseño de Manuela López Anaya respetó el deseo de Marín de subrayar la impronta gráfica que denuncia la procedencia de las imágenes. Otro deseo de la artista fue que el título remitiera al regreso de Ulises a su Itaca natal e incluir el azul de ese humo anhelado, que aunque no responde al texto original, los autores del libro consideraron “una invención dichosa” de algunos traductores que decidieron respetar.

Fuente: Revista Ñ Clarín

UN DOCUMENTAL SOBRE VAN GOGH
HECHO CON PINTURAS AL ÓLEO

Una productora audiovisual británica y una ilustradora polaca están trabajando en una película documental que narre la vida y la obra del artista. 





En 2015 se cumplirán 125 años de la muerte del pintor holandés Vincent Van Gogh, ícono del impresionismo y autor de obras celebradas como La noche estrellada. Una productora audiovisual británica y una ilustradora polaca están trabajando en una película documental que narre la vida y la obra del artista. Para eso, cada fotograma se realizará con una pintura al óleo, emulando la técnica utilizada por el holandés. En total, se usarán alrededor de 56.000 lienzos basados en las obras maestras de Van Gogh.


Fuente: clarin.com

HALLAN 60 OBRAS QUE SE SUMAN AL PRESUNTO "TESORO NAZI"

Estaban en una de las casas del anciano al que le confiscaron unos 1.400 originales en 2012. Hay trabajos de Picasso, Renoir y Monet que podrían haber sido robados a víctimas del nazismo.

Las más de 1.400 obras de arte que el Estado alemán se llevó en febrero de 2012 del departamento de Munich que pertenece a Cornelius Gurlitt, un anciano de 81 años, no son las únicas del presunto “tesoro nazi” que se dio a conocer en noviembre del año pasado: ayer, el vocero de Gurlitt anunció que su representado guardaba unas 60 obras más en su casa en Salzburgo, Austria. Monet, Renoir y Picasso fueron autores de algunos de los trabajos que se confiscaron el lunes, según detalló Stephan Holzinger, portavoz de quien se autoproclama único dueño de todas esas obras, cuya procedencia está bajo la lupa porque podrían haber sido sustraídas por el régimen nazi a sus propietarios legítimos.
Holzinger aseguró que las 60 obras que fueron decomisadas de la casa que Gurlitt tiene en uno de los barrios más acomodados de la ciudad natal de Mozart “ya están en un lugar seguro”, para que el Estado alemán pueda investigar su procedencia.
Es que justamente es la llegada de esos trabajos –hay pinturas, pero sobre todo dibujos y grabados, y firmas como las de Eugène Delacroix, Henri Matisse, Auguste Rodin, Marc Chagall, Edvard Munch y Max Liebermann– a la familia Gurlitt, lo que investiga actualmente la Justicia alemana.
Hildebrand, el padre de Cornelius y su ejemplo inalcanzable de vida, fue marchante de arte, galerista y hasta dirigió algún museo. Cuando el nazismo llegó al poder, fue uno de los pocos marchantes autorizados por el régimen a comerciar lo que el propio nacionalsocialismo denominó “arte degenerado”: todo aquello que por su modernidad merecía ser prohibido por todo fascismo que se preciara. Aunque su hijo haya asegurado al diario alemán Der Spiegel que el galerista compraba algunas obras para “salvarlas del fuego” nazi, la sospecha es que se haya apropiado –o comprado en condiciones muy desfavorables para quien huía o se deshacía de preciados bienes en medio de la desesperación– de al menos varias centenas de las obras que el Estado alemán confiscó a Cornelius Según la fiscalía, las instituciones o galerías que exponían ese “arte degenerado” –que incluía trabajos, por ejemplo, de Munch y Chagall– o las familias judías que hubieran tenido su colección privada de arte, podrían haber sido víctimas del expolio que condujo las obras hasta Hildebrand Gurlitt.
Los funcionarios que bajaron de una pared de Munich una pintura de Liebermann, sacaron de un placard otra de Chagall y envolvieron con cartones más de un millar de obras, son para Cornelius “los extraños”, tal como los definió en Der Spiegel. “Con los cuadros podría haber esperado a la muerte. No hay nada en mi vida a lo que haya querido más que a mis cuadros”, dijo en noviembre. Gurlitt transitó su vida dedicándose a admirar a su padre, que murió en 1956, y a vincularse con esas obras que lo rodearon en Dresde, en Salzburgo, y en Munich, lugar que señala como “el origen de toda desgracia” en alusión al discurso programático que Hitler pronunció en esa ciudad.
“Espero que todo se aclare rápidamente y me los devuelvan”, dijo hace algunos meses. Ahora que el “tesoro nazi” se amplió, puede haber más familias interesadas en revisar el inventario que Alemania ha ido revelando fragmentariamente. Aunque Gurlitt haya asegurado que “voluntariamente no devolverá ni una obra”.

Fuente: clarin.com

EL MUNDO DEL ARTE EN SOLFA

El artista mexicano Pablo Helguera, desde el corazón del ámbito artístico, se ríe de su solemnidad habitual.








Reserva. “Siempre les digo a los coleccionistas que es mejor no conocer al artista: mantiene el misterio vivo”, se justifica un galerista, según Helguera.

Por Mercedes Pérez Bergliaffa

 

Sobre la pared se ven, gigantes, los retratos de diferentes artistas plásticos, todos con un look vanguardista, “de avanzada”. Al costado de cada uno aparece escrita una descripción. “Vive entre Berlín y Nueva York”, es la de uno con anteojos. “Vive y trabaja en Facebook”: uno con bigotitos. La descripción de una artista de pelo corto: “Vive entre una ciudad como París, culturalmente chic, y un país azotado por la guerra desde el que informa sobre su obra”. La de uno con gorrito: “Vive entre Amsterdam, El Cairo, Panamá y las cataratas del Niágara, por lo tanto, no tiene demasiado tiempo para trabajar”. El último, uno con cabello ralo: “Pretende vivir en Londres pero en realidad está anclado en Wyoming”.
Señores, estas viñetas –que son, en realidad, una gran tomada de pelo al mundo del arte– están dedicadas a los artistas, a reírse un poco de la forma en que ellos mismos se presentan ante el mundo del arte. La historieta hace pie en la forma que adoptaron los museos durante los últimos años para referirse a un artista describiendo los países en los que vivió y vive en la actualidad. Fíjese usted mismo si va, por ejemplo, al MALBA, que en las referencias ubicadas al costado de cada obra se menciona el lugar de origen y el recorrido “geográfico” de cada artista como parte fundamental de su historial.

Volátil. “Por favor, sin documentar. Esta es una obra efímera”, dice ¿Moisés? al dividir las aguas que pronto volverán a reunirse.
Quien se anima a reírse así del sistema del arte lo hace ni más ni menos que desde el corazón mismo de lo más selecto del mundillo artístico: se trata del artista mexicano Pablo Helguera, quien expone estas gigantescas y ácidas historietas llamadas Artoons sobre los muros de la formidable Casa Daros de Río de Janeiro –que posee una de las colecciones más importantes de arte contemporáneo latinoamericano– y quien a su vez trabaja en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA). Por lo tanto, tiene roce constante y gran desfile de todo tipo de fauna artística.
Pero la cosa no se agota con los artistas. Postula Helguera en otra de sus historietas: “Los curadores son los nuevos artistas/ Los coleccionistas son los nuevos curadores/ Las “socialités” son los nuevos teóricos/ Los artistas piensan que todo se trata sobre ellos”. Por supuesto que en el mundo del arte no caen demasiado bien, a veces, estos Artoons; pero nadie lo confiesa de manera directa.
El propio Helguera comenta desde Nueva York, cuando Clarín le pregunta cómo recibe el público especializado sus historietas: “Creo que las risas que generan los Artoons tienen un componente de risa nerviosa porque en el fondo, todos nos sentimos aludidos”. Agrega luego Helguera: “Recuerdo que una vez hice un Artoon sobre coleccionistas teniendo a uno determinado en mente. Y él, sin darse cuenta, se rió mucho y se burló de ‘aquellos coleccionistas’ que yo representaba en el Artoon y que eran, en realidad, él mismo”.

Pop. “Te dije que no había que quedarse cerca de Lichtenstein”, le dice un reptil liso a otro, que fue “víctima” de los puntos emblemáticos que el artista neoyorquino fallecido en 1997 incluyó en muchísimas de sus obras.
-¿Le pasó alguna otra cosa curiosa con sus Artoons?

-Sí. Una vez una galerista que luego fue acusada de fraude, poco antes de eso me preguntó si me podía comprar un Artoon en el que aparecían dos ladrones robándose una pintura de una casa particular. Uno le decía al otro: “Básicamente, la idea de intercambiar arte por dinero siempre me pareció muy vulgar”.
- ¿Por qué decidió hacer los Artoons, cuál fue su necesidad?

-Cuando entré a Facebook no quería poner fotos familiares aburridas, como hace la mayoría de la gente. Por otro lado quería poner algo que pudiera verse en 10 segundos, al ritmo de ese medio. Así surgieron los Artoons.
- ¿Cree que es una forma de mostrar el mundo del arte en clave de sátira?

-Sí.

Siempre me exasperó que el mundo del arte se tome a sí mismo tan en serio y que tampoco tenga un sentido crítico sobre sí. Por eso, los Artoons no son sobre arte, sino sobre la sociedad artística que los crea, los valora y que se posiciona en torno a ellos.

Arte conceptual. “Es un video largo. Comenzamos a verlo en 1979”, señala la pareja que se retira de la muestra. La barba da crédito a esas palabras.
Fuente: clarin.com

PREMIARON A UN FOTÓGRAFO DE LA NACIÓN DE BUENOS AIRES

World Press Photo

El reportero gráfico Emiliano Lasalvia ganó la máxima distinción en la categoría Deportes por una foto t
madau drante el Abierto de Polo de Palermo; la mejor imagen del año fue del estadounidense John Stanmeyer.
La foto que ganó en la categoría Sports Action Single muestra la caída de Pablo Mac Donough durante el Abierto de Palermo  Foto: Emiliano Lasalvia

La foto que ganó en la categoría Sports Action Single muestra la caída de Pablo Mac Donough durante el Abierto de Palermo. Foto: Emiliano Lasalvia


El fotógrafo de La Nación Emiliano Lasalvia obtuvo ayer el primer premio en la categoría Sports Action Single, máxima distinción al fotoperiodismo deportivo que entregó el prestigioso World Press Photo en su edición 2014, con una instantánea en la que se ve al jugador de polo de La Dolfina Pablo Mac Donough en el momento en que cae de su caballo durante un partido del último Abierto de Polo de Palermo.
El premio a la mejor foto de 2013 (World Press Photo of the Year), en tanto, fue para el estadounidense John Stanmeyer por Señal , una imagen iluminada con la luz de la luna que muestra a un grupo de migrantes africanos en la frontera de Somalia que alzan sus celulares en busca de conexión.
La foto premiada de Lasalvia, en la que Mac Donough parece ser montado por su yegua, en una espectacular rodada sin consecuencias físicas, fue tomada el 1° de diciembre pasado durante el partido que disputaron en la cancha 1 de Palermo La Dolfina y Natividad. "En el momento que hice la foto ya me había dado cuenta de que algo tenía -contó ayer Lasalvia-. Lo loco es que con la Reflex la imagen que queda registrada es justo la que no ves."
Nacido en 1978 en San Carlos de Bariloche, Lasalvia es reportero gráfico en LA NACION desde hace más de nueve años. También colabora con en El Gráfico, el diario El Día de La Plata, la agencia Noticias Argentinas y el periódico Acción. Al concurso, el más importante del mundo en su género, envió dos fotografías de polo -una de ellas, la ganadora-, un retrato de un grupo de hip-hoperos, una imagen sobre los cortes de luz de diciembre pasado y una más sobre una gran tormenta. Guiños del destino, cuando ayer recibió la llamada de un amigo con la gran noticia, estaba en Pilar, esperando para tomarle unas fotos a un caballo de polo. "El que llamaba era Carlos Barría, un amigo fotógrafo, que me dice: Felicitaciones . No entendía por qué y me avisó que era por el World Press. Ahí sí me imaginé que podía ser aquella foto la ganadora", comentó.

Justamente el fotógrafo Carlos Barría había obtenido el primer premio en la categoría Noticias Generales en el World Press Photo de 2002, por una imagen que reflejaba a una madre de Plaza de Mayo envuelta en gases lacrimógenos en una cobertura para LA NACION durante la trágica jornada del 20 de diciembre de 2001.
El jurado del certamen de fotoperiodismo, integrado por 19 personas, debió elegir entre 98.000 imágenes de 5754 profesionales de todo el mundo. La elegida como mejor foto del año fue Señal , del fotógrafo John Stanmeyer, de la agencia VII, que estaba trabajando para National Geographic.
La imagen, iluminada por el resplandor de la luna, muestra a un grupo de inmigrantes africanos levantando sus teléfonos celulares a la orilla del mar, en la frontera de Djibouti con Somalia, en busca de señal para sus celulares. Djibouti es una parada usual para los migrantes que viajan en busca de una vida mejor en Europa o en Medio Oriente. Jillian Edelstein, una integrante del jurado, dijo que la foto evoca temas de "tecnología, globalización, migración, desesperación, alienación y humanidad'', pero que, además, es sutil, y condensa "un trabajo poético en el que se mezcla la expresión de hechos graves y preocupantes del mundo actual".
Otra jurado, Susan Linfield, dijo que la imagen se destacó por el retrato humano que hace de los migrantes. "Demasiadas fotografías de inmigrantes los muestra desaliñados y patéticos, pero esta foto no es tan romántica como digna'', dijo.
Otro trabajo destacado en esta edición fue el del fotógrafo de Reuters Goran Tomasevic, que ganó el primer premio en la categoría Spot News Stories, por una serie de doce imágenes en blanco y negro durante un ataque rebelde a un puesto de control del gobierno en Damasco, Siria, tomadas el 30 de enero. Una de las fotos captura el instante posterior a la caída de una granada, y los hombres que huyen son devorados por el polvo y los escombros. El británico Gary Knight, presidente del jurado por segunda vez, comentó que "es una de las más grandes imágenes de combate de guerra que jamás se haya visto''.
La fundación World Press Photo, con sede en Amsterdam, distingue desde 1955 con sus galardones el trabajo de fotoperiodistas de todo el mundo. Las fotos premiadas en esta edición 2014 serán exhibidas en la capital holandesa el próximo 18 de abril, antes de iniciar una gira por 100 ciudades, que seguramente alcanzará también Buenos Aires.

La historia detrás de una foto

Emiliano Lasalvia
Fotógrafo
Mientras disparaba con su Reflex, Lasalvia vio cómo Oli Vergüenza, la yegua de Pablo Mac Donough, había golpeado la cabeza del polista con la pata. Por eso le llamó la atención que el número 3 de La Dolfina se levantara enseguida. Recién por la noche, cuando vio la repetición de la jugada en cámara lenta, vio que, apenas la yegua sintió el casco de su jinete, levantó un poco la pata para no lastimarlo.

Rampa militar de un centro de refugiados que fue inaugurado en septiembre de 2013 dentro de una escuela abandonada en Sofía, Bulgaria.  Foto:  Alessandro Penso
Rampa militar de un centro de refugiados que fue inaugurado en septiembre de 2013 dentro de una escuela abandonada en Sofía, Bulgaria.  Foto: Alessandro Penso

Inmigrantes africanos en la orilla de la ciudad de Djibouti en la noche,levantando sus teléfonos en un intento de captar una señal de bajo costo.  Foto:  John Stanmeyer
Inmigrantes africanos en la orilla de la ciudad de Djibouti en la noche,levantando sus teléfonos en un intento de captar una señal de bajo costo.  Foto:  John Stanmeyer

Mushers compiten en Megève, Francia, durante la etapa de salida de la carrera de trineos tirados por perros en la competencia Grande Odyssee.  Foto:  Jeff Pachoud
Mushers compiten en Megève, Francia, durante la etapa de salida de la carrera de trineos tirados por perros en la competencia Grande Odyssee.  Foto:  Jeff Pachoud

Fuente: lanacion.com

ENTRE LA AMENAZA Y EL OLVIDO

Patrimonio: ciudades intermedias


En todas las provincias argentinas, urbes de mediana escala mantienen un legado muy valioso que corre el riesgo de desaparecer ante la invasión irrefrenable de construcciones de altura. Algunas iniciativas procuran defender estos recursos culturales y turísticos que aportan identidad


Catedral de Goya, Corrientes  Foto: Fabio Grementieri
Catedral de Goya, Corrientes. Foto: Fabio Grementieri

Por Fabio Grementieri / Para LA NACIÓN

La conformación de una cultura del patrimonio en la Argentina pertenece a la categoría del "trabajo en desarrollo", aunque sigue muy amenazada por la "destrucción en marcha". En estos últimos años se asiste aquí a un fenómeno similar al que se produjo hace 40 años en el campo de la ecología y la protección del medio ambiente. De la misma manera, la preocupación por la preservación del patrimonio cultural inmueble abarca diversas especies en extinción, así como también áreas de variado tamaño y densidad. Afortunadamente, además de la prédica de los especialistas, del creciente interés de los medios y de la opinión pública, de la apropiación política, algunos focos de ciudadanía avanzan en tal sentido. Y ya no sólo en las grandes urbes sino también en las pequeñas y medianas ciudades de todo el país, donde se brega por la preservación del patrimonio urbano y rural.
Entre las grandes ciudades (por su población o por su importancia administrativa o económica) y los pequeños pueblos hay ciudades de escala intermedia (en general, cabeceras de partidos o departamentos) que también poseen un patrimonio valioso pero ignorado y muchas veces amenazado. Estas ciudades tienen orígenes diversos, desde fundaciones coloniales, pasando por trazados decimonónicos hasta llegar a las planificaciones de la primera mitad del siglo XX.
Varias grandes urbes -Buenos Aires, Córdoba, Rosario- han reconocido los valores patrimoniales dentro de su ejido al incorporar normativas de preservación, en su mayoría tardías y endebles, a sus códigos de planeamiento. De esta manera se han podido conservar edificios y algunos sitios, aunque poco del paisaje urbano homogéneo y de calidad que supieron tener muchas ciudades argentinas. Hoy las capitales de provincia muestran una imagen similar: invasión irrefrenable de construcciones en altura, centros históricos desnaturalizados, edificios patrimoniales descontextualizados, retracción de áreas verdes públicas? Pocas siguen conservando cierta calidad ambiental y atractivo; entre ellas Corrientes, Paraná o Viedma-Carmen de Patagones. Y algunas de gran tradición y valores históricos y arquitectónicos notables, como Tucumán o Salta, han sido muy depredadas.
En el caso de las pequeñas ciudades, muchas de ellas han conservado su configuración original y su modesto crecimiento produjo escasos cambios en su morfología y ambiente. Algunas de ellas fueron reconocidas y consagradas como poblados históricos y protegidas como tales por normativas locales, provinciales o nacionales. Tal es el caso de varios pueblos de la Quebrada de Humahuaca (Paisaje Cultural incluido en la Lista de Patrimonio Mundial), Cachi en Salta, Victoria en Entre Ríos o Capilla del Señor en la provincia de Buenos Aires.
En este contexto, las ciudades intermedias presentan un panorama especial: en su mayoría mantienen un patrimonio muy valioso y una calidad y escala urbanas notables, que aún pueden y deben ser preservados de manera útil y efectiva. No sólo se trata de edificios o estructuras importantes, pertenecientes a estilos o tecnologías y que conforman sistemas patrimoniales locales, regionales o nacionales, sino también conjuntos o sitios que pueden llegar a cubrir grandes superficies y configurar áreas de calidad ambiental y visual.
Estas ciudades poseen obras arquitectónicas y de infraestructura pública (escolar, hospitalaria, sanitaria, de energía, de transporte y comunicaciones) realizadas por los gobiernos provinciales o nacionales. Asimismo, edificios institucionales, comerciales e industriales importantes: bancos, iglesias, clubes, comercios, industrias. Pero también un tejido urbano compuesto de construcciones particulares para viviendas de distintas tipologías y estilos. Y, finalmente, conjuntos de parques y paseos que alcanzan también la configuración de los cementerios.

Entrada del cementerio de Pehuajó  Foto: Fabio Grementieri
Entrada del cementerio de Pehuajó. Foto: Fabio Grementieri

Todo este patrimonio necesita de un inventario, un reconocimiento y una tutela que aún no muchas de estas ciudades han efectuado de manera sistemática y efectiva. Algunos pioneros, en las áreas de cultura o planeamiento de los municipios, han dado el puntapié inicial y se va progresando en el tema a través de inventarios, relevamientos y algunas ordenanzas. Pero también surgen iniciativas ciudadanas o de particulares que pretenden avanzar en la valoración y preservación del patrimonio local, poniéndolo en perspectiva y en comparación con otros casos similares.
Es el caso de Azul, importante ciudad del centro de la provincia de Buenos Aires que pertenece al "Circuito Salamone", ese itinerario que enhebra todas las localidades bonaerenses con obras del ya mítico ingeniero "futurista". En esa ciudad que también se proyecta por su Festival Cervantino, la editorial Azul está por publicar un riguroso e imprescindible estudio del arquitecto Augusto Rocca que documenta el valioso patrimonio arquitectónico y paisajístico de la ciudad y que es herramienta indispensable para cualquier política de preservación a implementar. La iniciativa es encomiable y sería muy bueno que otras ciudades siguieran estos pasos.

Pero en otros casos la situación no mejora sino que empeora. Por ejemplo en la ciudad de Goya, donde se está intentando cambiar la normativa urbana del casco central para permitir el surgimiento de "modernas torres" que mostrarán el progreso y la pujanza de la zona al costo de arruinar para siempre una de las ciudades de mayor valor patrimonial del nordeste argentino.

Contra este despropósito viene actuando Proyecto Goya, un grupo de ciudadanos locales, provinciales y nacionales que busca preservar este patrimonio de todos los argentinos para que esa ciudad junto al Paraná potencie sus excepcionales recursos culturales y ambientales y aparezca como un importante destino turístico dentro de diversos corredores: el fluvial histórico del Paraná-Paraguay, que hasta la década de 1970 fuera vía de cruceros que unían Buenos Aires con Asunción; el que debiera conectar el delta del Paraná, los esteros del Iberá y las cataratas del Iguazú o el de la primigenia arquitectura italiana del litoral concentrada en las riberas del Paraná y del Uruguay.

En todas las provincias argentinas las ciudades de escala intermedia ameritan un mayor reconocimiento, valoración y preservación de su patrimonio arquitectónico, urbano y paisajístico. Ese patrimonio no sólo es un importante acervo identitario, sino además un recurso cultural y turístico casi ignorado y poco aprovechado.

Por otra parte, dichas ciudades poseen diversas piezas de "sistemas patrimoniales" provinciales o nacionales derivados de programas de obras públicas en distintos períodos de la historia del país. La pérdida parcial o total de esas obras afecta a la ciudad y además empobrece el conjunto del patrimonio nacional. Pareciera que ha llegado la hora de encarar incentivos jurídicos, institucionales y económicos federales y provinciales que potencien los esfuerzos locales y municipales.

Almacén de Chilecito, La Rioja  Foto: Fabio Grementieri
Almacén de Chilecito, La Rioja  Foto: Fabio Grementieri


Legislación: contra una falsa idea de progreso

La legislación nacional o provincial debería tener en cuenta esta situación de indefensión del patrimonio urbano en las ciudades intermedias de la Argentina, en especial de aquellas que tienen un patrimonio urbano, paisajístico y arquitectónico notable y bastante bien conservado a pesar de carecer de normativas específicas de preservación. Sucede que los habitantes de estas ciudades (políticos, dirigentes, ciudadanos) rara vez son conscientes del valor patrimonial de su hábitat y su entorno. Y del recurso que tienen entre manos. O de las posibilidades de potenciar esos recursos con el diseño y la gestión de recorridos turísticos que conecten varias de esas ciudades, su entorno de paisaje cultural o natural y sitios rurales de diverso valor. El patrimonio de una ciudad intermedia puede ser revalorizado increíblemente si se revela tanto su singularidad como su pertenencia a un sistema de monumentos y sitios dispersos en otras ciudades aledañas o dentro de un corredor o una red de dimensiones variables: desde una ruta provincial o nacional, pasando por una línea ferroviaria, hasta valles, costas o vías fluviales de cientos de kilómetros de extensión.
Este patrimonio urbano está amenazado por una falsa idea de progreso que ve en operaciones de demolición y nuevas construcciones -pero también en reciclajes abusivos- la modernización que la ciudad necesita para estar a la altura de los tiempos. Y que pretende reflejar lo que vienen haciendo las grandes ciudades (desde la capital provincial hasta la capital de la República) a las que siempre se mira como modelo. Sería bueno que las comunidades de estas ciudades intermedias se dieran cuenta de que muchas de las características de su paisaje urbano y su vida cotidiana son envidiados por los habitantes de las grandes ciudades. Y que tienen en su patrimonio un recurso excepcional que merece atención, protección y desarrollo sustentable.


(El autor es arquitecto, especializado en patrimonio. Fue distinguido por la Universidad de Notre Dame por su acción pública y es autor de varios libros sobre estilos patrimoniales tradicionales.)

Fuente: ADN Cultura La Nación