El hierro y el bronce, protagonistas en dos edificios históricos porteños.
BELLEZAS. AQUÍ LA DEL PALACIO PAZ, SANTA FE 750.
Por Eduardo Parise
Secreta Buenos Aires
Seguramente los hombres prehistóricos que empezaron a trabajar el bronce y el hierro no imaginaron que aquellos metales de usos cotidianos y tal vez prosaicos, iban a devenir, algún día, en la base de elementos artísticos. Y mucho menos en una ciudad de América del Sur, llamada Buenos Aires. Pues bien: para dar testimonio lo que el talento puede hacer con ellos sobran ejemplos; pero aquí recurriremos a dos que están frente a la vista de miles de personas, pero que muchos no suelen ver.
Son dos grandes puertas dignas de los edificios que las contienen y que también se destacan dentro de la fantástica arquitectura porteña: una está en la ochava de Florida 801 (esquina avenida Córdoba); la otra, en la avenida Santa Fe 750, frente a plaza San Martín. Y para verlas no hay que pagar; alcanza con detenerse y mirar.
La primera es la puerta del Centro Naval, una institución creada en 1882, pero que está en ese lugar desde el 14 de mayo de 1914, fecha de la inauguración del edificio. Símbolo de lo que se conoce como la arquitectura Beaux Arts, fue pensado por el francés Gastón Louis Mallet (1875-1964) y el suizo Jacques Dunant (1858-1939), dos arquitectos que en 1911 ganaron el concurso para su construcción.
Pero el tema aquí no es el magnífico edificio de cinco plantas y dos subsuelos, sino la espectacular puerta del acceso principal. Con una impronta digna del francés Palacio de Versailles, sus dos grandes paneles fueron hechos con el hierro de viejos cañones que trajinaron los campos de batalla en la Guerra de la Independencia. La fundición se realizó en el Antiguo Arsenal Naval que estaba en la Dársena Norte porteña.
En la parte superior del artístico trabajo, sobre la banderola, se observa la figura de un chico jugando que habría sido inspirada en una imagen similar del edificio de la Comuna de París, destruido por un incendio en 1871.
El otro trabajo para deleitarse tiene un tamaño más importante, ya que es el portón principal de lo que fue el palacio imaginado para su residencia por José Camilo Paz, el fundador del diario La Prensa, y diseñado por el arquitecto francés Louis-Marie Henri Sortais (1860-1911), quien para su obra tomó como base la fisonomía del histórico Castillo de Chantilly.
Con sus 35 dormitorios y 18 baños, repartidos en sus doce mil metros cuadrados de superficie, el Palacio Paz (inaugurado en 1914, luego declarado Monumento Histórico Nacional y desde 1938 sede del Círculo Militar) presenta su portón de cuatro hojas, que fue realizado por la empresa francesa Schwartz y Maurer. Igual que el del Círculo Naval, en este trabajo realizado en hierro y bronce se destacan las hermosas filigranas que tienen mucho de la Belle Epoque que tanto admiró Paz durante sus años de embajador argentino en París.
Como se puede apreciar, el arte de la ciudad suele estar a la vuelta de cualquier esquina. Obviamente, estas no son las únicas puertas que merecen ser destacadas. Ya alguna vez se aludió aquí a las del edificio central del Banco Nación, frente a la Plaza de Mayo. Y también se podrán mencionar a otras más anónimas que también tienen su valor artístico. Como ejemplo están las de la entrada de la Basílica de Nuestra Señora de Bonaria (avenida Gaona 1730, en el barrio de Caballito). Las puertas están cubiertas de imágenes de personajes que se destacaron en el pasado de la Argentina. Pero esa es otra historia.
Fuente: clarin.com
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