STEPHAN ERZIA Y EL TESORO ARGENTINO

Stephan Erzia
Marta Armero

Esta es una historia que comienza en 1927. A pesar de que en ese año no había relaciones diplomáticas entre Rusia y la Argentina, el escultor Stephan Erzia llegó al país por una invitación especial del presidente Marcelo T. De Alvear, a quien había conocido cuando éste era embajador en París.

Erzia arribó a Buenos Aires con el reconocimiento y la fama ganada en Europa, donde había sido calificado como “el Rodin ruso”, pero aquí se despojó de todo ese prestigio para abrirse al movimiento artístico que bullía en la ciudad y descubrir nuevos materiales, que le permitieron llevar su obra más allá. Rápidamente se integró a la vida cultural y artística de Buenos Aires formando parte de la peña Pacha Camac, donde conoció al pintor Benito Quinquela Martín.

Victor Fernández, curador del museo que lleva el nombre del célebre autor de las imágenes del puerto de La Boca, afirma que a los cinco años de su llegada Erzia ya empezó a formar parte muy activa de la peña de Boedo, promoviendo actividades de todo tipo.

 “Aunque a Erzia lo definen como un solitario rodeado de 50 gatos, también se dice que tenía una vida social muy interesante formando parte de las peñas”, sostiene el curador.


Biografía

Stephan Erzia nació en 1876 en la localidad de Báyevo, que actualmente se encuentra en la República de Mordovia (Rusia).

En 1926 organizó una exposición personal en París que tuvo mucho éxito. Recibió la invitación de organizar una muestra en Montevideo. A partir de 1927 se instaló en la Argentina, donde vivió y trabajó hasta 1950.

En 1951 volvió a la URSS. Murió en 1959 con la convicción de sentirse también argentino: “Yo soy bien ruso y bien argentino. Y quiero a este país que me ha dado su hospitalidad y me ha brindado el material más hermoso que pude obtener para mi trabajo”, reconoció el artista.

Sus vínculos artísticos se expandieron más allá de la Capital Federal, como cuenta la directora del Museo Municipal de Bellas Artes de Tandil (Mumbat) en el libro “El escultor ruso Erzia y la Argentina”.

El artista se vinculó con muchas personalidades, entre otras, con quien fuera luego su mecenas por un año, el tandilense Antonio Santamarina. Es a partir de ahí que tres piezas del escultor llegan a este museo. La donación de Erzia consistió en tres cabezas, tituladas “Mi hermana”, “Hombre” y “Tristeza”, cuya fundición en bronce fue realizada en el taller de Hugo Canpagnola, de la Capital Federal y costeada por la Sociedad Estímulo de Bellas Artes de Tandil.

Las cabezas reproducen obras modeladas durante el periodo europeo del escultor. Que Erzia se integrara tan bien en un mundo tan distinto al suyo tiene mucho sentido para Víctor Fernández. “La Argentina en ese momento era una plaza interesante, un mercado a descubrir con coleccionistas bastante fuertes, sin olvidar que era el período de entreguerras y éste era un lugar apacible para el desarrollo de su obra”, afirma.


Bella y fuerte como el hierro



Pero además de las relaciones personales y artísticas que generó en la Argentina, Stephan Erzia descubrió un nuevo material con el que desarrollaría buena parte de su intervención escultórica: el quebracho, utilizado como combustible para las calderas y que sólo se encuentra en la selva del Chaco.

Una madera que ofrece unas características especiales por su forma y dureza y sobre la que Erzia llegó a decir: “Es bella como un metal, es fuerte y dulce como el hierro”. “Con este material se encontró casualmente a través de unos carros madereros que andaban por la ribera”, relata Víctor Fernández. “Él andaba paseando y se cayó una de esas maderas.

Al tomarla advirtió un peso muy particular y termina ofreciendo un montón de plata por el carro completo”. Lo que descubrió al tocarla por primera vez es que “ese era el material que andaba buscando para su obra. Además de la resistencia, el peso, la dureza, está el tema de la forma. El era capaz de entregarse y advertir en esas formas caprichosas una escultura”.

En 1936 Erzia programó un viaje a la provincia de Chaco a donde llegó con una carta para Carlos Schenone, capataz de la forestal, en la que un directivo de la empresa maderera le solicitaba que facilitara al escultor las piezas de quebracho según la forma que él quería.

Entre ellos se estableció una buena amistad y Erzia animó a Schenone a que desarrollara sus dotes escultóricas. Según Fernández, en su recorrido por la selva chaqueña buscaba sobre todo las formas y las raíces. “Estaba muy vinculado con la naturaleza y eso le hacía tener una empatía con los ritmos y las formas naturales.

En muchas de sus esculturas apenas están intervenidos los accidentes y las formas caprichosas de las raíces del quebracho”, señala. Del Chaco no sólo se llevó cuatro vagones de tren de madera de quebracho con los que se movía cada vez que se mudaba de casa. Allí también se contactó con otro grupo artístico, “El Fogón de los Arrieros”, donde quedó la obra "Cabeza de mujer" realizada en 1940.

La urna de Horacio Quiroga


Otro de sus trabajos más destacados es la escultura que sirve como urna para las cenizas del escritor Horacio Quiroga. Para Hugo Libardi, encargado del Museo Horacio Quiroga, en Salto (Uruguay), “uno de los deseos de Quiroga era que cuando muriera su cuerpo fuera cremado y sus cenizas esparcidas en la selva misionera.

Como sus familiares y amigos añoraban su regreso a Salto, resolvieron buscar algo que fuera simbólico y por eso decidieron hacer la urna en algarrobo y así se lo pidieron a Erzia”.

Además de la carga simbólica de la pieza, su proceso de creación denota la forma casi obsesiva con la que trabajaba el escultor. “Erzia estuvo 24 horas trabajando en esta pieza. Arrancó a las 9 del 19 de febrero del 37, el día que apareció muerto Quiroga, y con el cuerpo presente la esculpió.

Al día siguiente retiraron el cuerpo para la cremación y continuó trabajando hasta el mediodía”, cuenta Libardi. La leyenda dice que no sólo las cenizas quedaron en el viejo caserón que alberga el museo, y que el fantasma de Quiroga se pasea por sus salones. Por desacuerdos con el gobierno uruguayo de turno, que tenía que hacerse cargo de los costos, la escultura de Erzia nunca se pagó y, según Libardi, “parece que Erzia tampoco se esforzó por cobrar el trabajo”.Pero esta era otra de las características del escultor, su desapego al dinero.

Cuando en 1946 se restablecieron las relaciones entre Rusia y la Argentina, Erzia le hizo saber al nuevo embajador su deseo de volver a casa. Según Fernández, el retorno a Rusia de Erzia en 1950 hizo que el mundo artístico argentino “sintiera que se perdía algo muy importante y todos los diarios se hicieron eco de la noticia, con narraciones muy sentidas”.


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En las páginas del diario Independiente se decía: “¡Los bosques de quebracho del Chaco se quedarán huérfanos sin su héroe!” Y es que el escultor ruso “logró afianzar vínculos entre lo propio y lo foráneo, en un diálogo entre tradición e innovación.”


Acá dejó un proyecto truncado: tallar una montaña en la Cordillera. “En el 44 le aprobaron un proyecto de tallar a San Martín y O’Higgins, los héroes de la Independencia, pero nunca se realizó” , cuenta Fernández.


Stephan Erzia murió Rusia diez años después con la convicción que sentirse también argentino: “yo soy buen ruso y buen argentino. Y quiero a este país que me ha dado su hospitalidad y me ha brindado el material más hermoso que pude obtener para mi trabajo.”


Fuente: lanacion.com

VILLA OCAMPO, EN EL REGISTRO DE LA MEMORIA

Patrimonio
Su archivo formará parte de la red de documentación mundial de la Unesco



Por María Elena Polack / LA NACIÓN


El centro de documentación de Villa Ocampo fue incorporado ayer oficialmente al Registro Memoria del Mundo de la Unesco para América Latina y el Caribe y formará parte de la red de documentación cultural e histórica que puede ser consultada por investigadores y público.
Ese reconocimiento al valor de la memoria colectiva de la sociedad de la región forma parte de la nueva etapa de la vida cultural de la casona de Victoria Ocampo, en Beccar, que prevé una mayor actividad cultural para el próximo año. Ayer por la tarde, la Fundación Sur, a cargo de esa porción del patrimonio de la escritora argentina, recibió un reconocimiento especial por la tarea que lleva adelante.
La responsable de la Unesco para América Latina y el Caribe, Lidia Brito, anunció ayer la programación del año próximo y confirmó que Villa Ocampo seguirá a cargo de Fréderic Vacheron, especialista de Programa Cultura para el Cono Sur de ese organismo internacional.
Aunque no ocupará despacho de manera permanente en Villa Ocampo, desde lo formal Vacheron será el sucesor de Nicolás Helft, que dirigió el centro cultural durante 11 años decisivos para su restauración y puesta en valor. Helft se retiró en mayo último cuando la Unesco sufrió un severo recorte presupuestario, que implicó una redefinición de más de 300 puestos clave.
Brito y Vacheron brindaron ayer en Buenos Aires una conferencia en la que esbozaron una multiplicidad de proyectos para concretar durante el año próximo. La intención es que Villa Ocampo sea un faro de promoción cultural, de desarrollo y de igualdad de género.
Por ese motivo es que por estas horas se realiza allí un seminario sobre género y cultura, y habrá un homenaje a Mercedes Sosa, cuya gráfica de su último disco se realizó en Villa Ocampo.
Tras confirmar que se mantendrán los lazos actuales con la Asociación Amigos de la casa y con la Fundación Sur, custodia del legado de Victoria Ocampo, y el papel como coordinadora de Silvana Mazalán, Brito impulsó varios proyectos, entre los que se destacaron los bautizados Ombú, Colmenar y Pilares.
Todos requerirán financiamiento extra, ya que en la actualidad para el funcionamiento anual de Villa Ocampo se destinan 250.000 dólares. Brito y Vacheron estimaron que se necesitará un presupuesto extra de casi el mismo monto que el oficial.
Por eso no brindó detalles puntuales del proyecto Pilares, por el que se buscará becar y apoyar el acceso a la producción cultural de grupos en situación de vulnerabilidad. El programa Colmenar procurará convertirse en un laboratorio de ideas para intentar anticipar tendencias culturales emergentes y con capacidad de formular diagnósticos y recomendaciones en ese rubro.
El programa Ombú se enfocará en cursos de capacitación para elaborar nuevos enfoques de los desafíos regionales sobre gestión, conservación y promoción del patrimonio.


Fuente: lanacion.com

ARTE IBEROAMERICANO:
GRAN COLECCIÓN DE MAESTROS ARTESANOS

En los Museos José Hernández e Isaac Fernández Blanco.
Una muestra con dos sedes reúne 1.600 piezas de más de 400 artistas.
El árbol de la vida. Obra del mexicano Oscar Soteno, en barro modelado policromado. Edgar Espinoza Ulloa.

Bárbara Álvarez Plá

 
“Un gran maestro se diferencia del resto de los artesanos porque plasma sobre sus piezas una chispa de genialidad, creatividad y maestría en el manejo de las técnicas. Su trabajo sobresale por encima del de los demás miembros de su comunidad”, afirma Cándida Fernández, la curadora de la muestra Grandes Maestros del Arte Popular Iberoamericano. Colección Fondo Cultural Banamex, que hasta enero se puede ver en dos sedes: El Museo José Hernández y en el Museo Issac Fernández Blanco.
Se trata del resultado de un proyecto que, tras tener gran éxito en México, donde se gestó, llevó a Fernández Calderón a viajar por toda latinoamérica, entre 2007 y 2010, en busca de eso: maestros artesanos. “Visité personalmente a casi el 80% de los artistas”, asegura la curadora. Y así nació esta muestra itinerante que reúne unas 1600 piezas, de 300 especialidades (barro, metales, madera, fibras vegetales, piedra, papel, textiles), de un universo de 450 grandes maestros: están representadas más de 50 etnias y más de 260 poblaciones. Las piezas, además, cubren tres funciones claramente definidas: el uso cotidiano, el ritual ceremonial y el decorativo. “Se trata de una expresión de cada país y al mismo tiempo de cada uno de los pueblos que representan”, aclara la curadora, que se muestra además sorprendida de que con tan sencillos materiales puedan crearse obras de tamaña plasticidad.
Así, a medida que uno recorre la muestra, se encuentra tinajas y floreros policromados de Perú, Honduras o Nicaragua; árboles de la vida mexicanos; esculturas de barro venidas de Paraguay; candelabros de plata fundida de Argentina; anillos y aros de oro llegados de España; canastas de fibra de palma chunga de Panamá; sobreros de tiras de caña de Colombia; mantas bolivianas tejidas con hilo; ponchos mapuche tejidos en Argentina, las fajas de Chile o el tejido jipijapa procedente de Ecuador, entre muchísimas otras piezas, todas originales y únicas: “el artesano nunca más repite”, explicó Fernández. El criterio para elegir las piezas, según explicó Andrea Acevedo, coordinadora de prensa de Fomento Cultural Banamex fue “fundamentalmente estético, pero también fue importante la técnica en la selección. Sólo hay que recorrer los talleres de los artesanos para darte cuenta de quién sobresale”.
“La idea de este proyecto es fue recuperar las técnicas ancestrales que se han ido perdiendo, rescatar las tradiciones, porque es lo que le da identidad a los pueblos, por eso no debemos dejar que desaparezca”, explicó Acevedo sobre esta muestra, que antes de llegar a Buenos Aires estuvo ya en España, Colombia, Brasil y que después de acá viajará a los Estados Unidos.
Y no sólo en viajes y muestras se quedó el proyecto, las responsables explicaron que además, apoyan a estos maestros artesanos con infraestructura, “y les damos capacitación en lo que se refiere a la administración, para que por desconocimiento no malvendan su arte”.
Recorrer bien esta muestra lleva tiempo, pero será tiempo ganado al olvido. Un acto por la recuperación de las técnicas propias de la región.


Fuente: clarin.com

MARAVILLOSO HALLAZGO EN TURQUÍA


Excavaron este maravilloso piso griego de mosaicos muy bien conservado en el sur de Turquía, cerca de la frontera con Siria.

Fuente: Tickld

LA CASA DE ALBA,
UN SÍMBOLO DE ESPAÑA QUE MARCÓ SU HISTORIA

Su poder se remonta al siglo XV; la fortuna de la duquesa, repartida entre los seis herederosEl funeral, en una capilla ardiente en Sevilla  Foto: AFP
El funeral, en una capilla ardiente en Sevilla. Foto: AFP


MADRID.- Contar con alguien entre tus antepasados que llegó a posar para Goya puede darte derecho a ciertas licencias. Como por ejemplo negarte a ser retratada por un tal Pablo Picasso. A Cayetana de Alba, en sus tiempos, no llegaban a convencerla las deformaciones que el genio malagueño imprimía a sus figuras.
Así que por más que su padre, don Jacobo, insistiera en que accediera, no le dio la gana. Prefirió subirse a un pony para ser inmortalizada por Zuluaga, como puede verse hoy en el Palacio de Liria, sede de la Fundación Casa de Alba en Madrid y el lugar donde están la mayoría de los tesoros artísticos de la familia.
Muchos de ellos colgados de las paredes, como ocurre en el Palacio de Dueñas, Sevilla, el preferido de la duquesa y donde uno de sus mayores bienes reside precisamente en la materia inasible del aire que inspiró a Antonio Machado para escribir aquellos versos autobiográficos: "Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla y un huerto claro donde madura el limonero". Hablaba del retiro de los Alba. Aunque ese lugar tampoco queda manco en cuanto a riqueza artística, con sus 1425 joyas recogidas en el catálogo general del Patrimonio Histórico Andaluz.
Cuenta Manuel Vicent en su magistral retrato de Jesús Aguirre, segundo esposo de Cayetana, cuya afición a leer en bata a Lord Byron quedó como leyenda, que lo que más costaba en su domicilio, según él mismo le confesó, era encontrar los interruptores. Andan debajo de los Velázquez, los Goyas, los Rubens, los retratos de antepasados, los tapices.. El legado artístico de la familia se cifra en 249 óleos y 177 acuarelas, 54 dibujos y otros tantos tapices catalogados, que fueron objeto de una exposición en 2012 en el Palacio de Correos de Madrid; por no hablar de un archivo histórico, a buen recaudo, valorado en 41 millones de euros, o de una biblioteca con 18.000 volúmenes entre los que se encuentran la primera edición del Quijote o las cartas de navegación que Colón utilizó en su primer viaje a América.

Obras de arte y solemnidad en el velorio de Cayetana de Alba

¿Quiénes fueron los Alba coleccionistas? El primero, el marqués del Carpio, al que se deben 32 cuadros de la familia, adquiridos o encargados por él en el siglo XVII. Un mecenas puro que llegó a tener en su poder la "Venus del espejo", de Velázquez, que hoy pertenece a la colección de la National Gallery de Londres. Aunque quien realmente impulsó todo fue Carlos Miguel, 14° duque de Alba, amigo de Rossini, a principios del siglo XIX.
En otro orden, quizá la difunta no haya figurado en la lista Forbes, pero sí apareció en el Guinness como la mujer con más títulos nobiliarios del mundo. Y ésa es una de las cuestiones cruciales para algunos de sus hijos. Si bien los palacios, mansiones y cortijos quedaron repartidos entre los seis herederos y -ahí estuvo la gran sorpresa- su nieto Fernando Fitz-James Stuart y Solís, a quien le tocó Dueñas, la cuestión de los más de 70 títulos se convirtió en toda una obsesión para Alfonso Martínez de Irujo, su segundo hijo.
Fue Alfonso quien en su día dio un paso al frente para solicitar ante el Ministerio de Justicia siete de los títulos importantes en juego. En su día, quería el condado de Guimerá y Ribadeo, además de los marquesados de Orani y Almenara. Pero lo más peliagudo son sus pretensiones sobre los condados de Palma del Río, Aranda y el ducado de Híjar. Los tres llevan aparejada la dignidad de grandeza de España. No quedó la lucha cerrada entonces. Estos días, podría clarificarse.

De Colón a Goya, un gran tesoro artístico


La duquesa deja una colección de un valor incalculable



 Foto: Archivo
En su boda con Alfonso Diez la duquesa estaba exultante y hasta bailó una sevillana para el pueblo que se agolpó en los alrededores de su casa.  Foto:  / Archivo/ Getty Images




MADRID - La emblemática pintura La Duquesa de Alba de blanco, de Goya, o la tabla La Virgen de la granada, de Fra Angelico, hablan de la historia como mecenas de la casa de Alba, que a lo largo de los siglos ha formado una de las colecciones privadas más importantes del mundo.
La génesis de los Alba se remonta al siglo XV, cuando comenzaron a formar parte de la historia de España a través de las relaciones de los sucesivos duques de Alba con la monarquía. El tercer duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, conocido como el Gran Duque de Alba, fue una de las figuras más destacadas de la historia del siglo XVI. El magnífico retrato que le hizo Tiziano es una de las obras fundamentales de la pinacoteca de los Alba. Otro poseedor del título, muy conocido en la historia de España, fue la decimotercera duquesa de Alba, Cayetana, musa y mecenas de Francisco de Goya.
La fortuna de la casa de Alba, una de las más grandes de España, se ha ido incrementando a través de los siglos. Además de fincas agrícolas, poseen gran cantidad de inmuebles, entre ellos el Palacio de Liria en Madrid o el de las Dueñas, en Sevilla.
Construido en 1773 por orden del tercer duque de Berwick y tercer duque de Liria, Jacobo Fitz-James Stuart y Ventura Colón, el Palacio de Liria, "el hermano pequeño del Palacio Real", es uno de los palacios madrileños del siglo XVIII más imponentes que llegaron hasta hoy.
Contiene la más valiosa parte de la herencia cultural de los Alba, alberga destacados fondos artísticos y documentales de la familia. En su pinacoteca lucen pinturas de Tiziano, Rubens, Goya, Murillo y El Greco.
Más de 30.000 libros forman una biblioteca en la que se encuentra la famosa Biblia de Alba, de 1433, primera traducida al castellano, así como documentos autógrafos de Cristóbal Colón, cartas de los reyes católicos o los testamentos de Fernando el Católico y Felipe II.


Transportan el féretro de Cayetana de Alba
 
El de las Dueñas, en Sevilla, fue construido entre los siglos XV y XVI por la familia de los Pineda. En la entrada al palacio, en el que nació Antonio Machado, hijo del administrador, se puede observar el escudo del ducado de Alba en azulejo de fabricación trianera del siglo XVII o XVIII, en el arco principal.
Uno de sus atractivos es la colección artística que contiene, fundamentalmente pintura española de los siglos XIX y XX, además de Bassano, Francesco Furini y Neri di Bicci. La colección que inició el Gran Duque de Alba ha sufrido los avatares de la historia, que provocaron importantes pérdidas. Una de ellas se produjo cuando a la muerte de María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, la decimotercera duquesa de Alba, amiga y modelo de Goya, se desmembró casi toda la pinacoteca.
Algunas obras fueron expropiadas y pasaron a manos de Manuel de Godoy, y otras las legó la duquesa a allegados. La colección perdió entonces varias obras maestras. La Guerra Civil Española también supuso una catástrofe para este patrimonio artístico, ya que, además de la destrucción del Palacio de Liria, se dispersaron sus colecciones y se perdieron numerosas piezas, muchas de ellas recuperadas por el padre de Cayetana.



El desfile de la gente para despedir a la Duquesa de Alba..


Cayetana de Alba:
todos sus nombres y sus títulos de nobleza



La noble más influyente de España murió a los 88 años en Sevilla, España




Su nombre completo es María del Rosario Cayetana Paloma Alfonsa Victoria Eugenia Fernanda Teresa Francisca de Paula Lourdes Antonia Josefa Fausta Rita Castor Dorotea Santa Esperanza Fitz-James Stuart y de Silva Falcó y Gurtubay.
Es la tercera mujer que ostenta el título ducal por derecho propio dentro de la familia, es descendiente directa del rey Jacobo II de Inglaterra a través de un hijo ilegítimo y bastardo, James Fitz-James, que dicho rey tuvo con su amante Arabella Churchill. James Fitz-James fue duque de York y su vínculo con el ducado de Alba se daría muchos años después. La Casa de Alba correspondió a la familia de los Álvarez de Toledo durante trescientos años hasta que a la muerte sin descendencia de María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, la XIII duquesa, pasó al linaje de los Fitz-James Stuart, en la persona de Carlos Miguel Fitz-James Stuart y Silva, sobrino-bisnieto de Fernando de Silva y Álvarez de Toledo, XII duque Alba de Tormes y abuelo de la duquesa María del Pilar.
Según el libro Guinness de los récords, Cayetana de Alba era la mujer que poseía más títulos que ningún otro noble en el mundo: cinco veces duquesa, dieciocho veces marquesa, veinte condesa, vizcondesa, condesa-duquesa y condestablesa, además de ser catorce veces Grande de España.


Cayetana de Alba en un retrato de hace tiempo


Todos sus títulos


Títulos con Grandeza de España:


6 Ducados:
XVIII duquesa de Alba de Tormes (a partir del 18 de febrero de 1955).
XI duquesa de Berwick; Título de origen inglés. Concedido de acuerdo a la sucesión española (a partir del 18 de febrero de 1955).
XVII duquesa de Huéscar, cedido a su hijo Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, XVIII duque desde el del 23 de abril de 1954, y heredero del título de duque de Alba de Tormes.
IV duquesa de Arjona (a partir del 18 de febrero de 1955), cedido a su hijo Cayetano Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, V duque desde el 26 de abril de 2013.
XVII duquesa de Híjar (a partir del 31 de diciembre de 1957), cedido a su hijo Alfonso Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, XVIII duque desde el 2 de abril de 2013.
XI duquesa de Liria y Jérica (a partir del 18 de febrero de 1955).
X duquesa de Montoro, cedido a su hija Eugenia Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, XI duquesa desde el 24 de noviembre de 1994.
XIII duquesa de Almazán (a partir de 2013)

1 Condado-Ducado:

XIV condesa-duquesa de Olivares (a partir del 18 de febrero de 1955).

2 Marquesados:

XVI marquesa de El Carpio (a partir del 18 de febrero de 1955).
XI marquesa de San Vicente del Barco, cedido a su hijo Fernando Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, XII marqués desde el 26 de enero de 1994.

7 Condados:

XVII condesa de Aranda (a partir del 31 de diciembre de 1957), cedido a su hijo Alfonso Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, XVIII conde desde el 2 de abril de 2013.
XXII condesa de Lemos (a partir del 18 de febrero de 1955).
XIX condesa de Lerín-condestablesa de Navarra y de Éibar (a partir del 18 de febrero de 1955).
XX condesa de Miranda del Castañar (a partir del 18 de febrero de 1955).
XVI condesa de Monterrey (a partir del 18 de febrero de 1955).
XX condesa de Osorno (a partir del 18 de febrero de 1955).
XVIII condesa de Palma del Río (a partir del 31 de diciembre de 1957), cedido a su hijo Alfonso Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, XIX conde desde el 2 de abril de 2013.
XXIII condesa de Siruela, cedido a su hijo Jacobo Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, XXIV conde desde el 9 de junio de 1982.
XIII condesa de Salvatierra, cedido a su hijo Cayetano Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, XIV conde desde el 26 de enero de 1994.

Cayetana con la REina Sofía de España

Títulos sin Grandeza de España:

17 Marquesados:

XII marquesa de La Algaba (a partir del 18 de febrero de 1955).
XVIII marquesa de Almenara (a partir del 31 de diciembre de 1957), cedido a su hijo Alfonso Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, XIX marqués desde el 2 de abril de 2013.
XXI marquesa de Barcarrota (a partir del 18 de febrero de 1955).
XIII marquesa de Castañeda (a partir del 24 de febrero de 1995).
XIX marquesa de Coria (a partir del 18 de febrero de 1955).
VII marquesa de Eliche (a partir del 18 de febrero de 1955).
XVIII marquesa de Mirallo (a partir del 3 de diciembre de 1986).
XX marquesa de la Mota (a partir del 18 de febrero de 1955).
XX marquesa de Moya (a partir del 18 de febrero de 1955).
XVII marquesa de Orani (a partir del 9 de noviembre de 1991), cedido a su hijo Alfonso Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, XVIII marqués desde el 2 de abril de 2013.
XI marquesa de Osera (a partir del 18 de febrero de 1955).
XVI marquesa de San Leonardo (a partir del 18 de febrero de 1955).
XIX marquesa de Sarria (a partir del 18 de febrero de 1955).
XII marquesa de Tarazona (a partir del 18 de febrero de 1955).
XVII marquesa de Valdunquillo (a partir del 25 de septiembre de 1986).
XXI marquesa de Villanueva del Fresno (a partir del 18 de febrero de 1955).
XVI marquesa de Villanueva del Río (a partir del 18 de febrero de 1955).


13 Condados:

XX condesa de Villalba (a partir del 18 de febrero de 1955).
XXV condesa de San Esteban de Gormaz (a partir del 18 de febrero de 1955).
X condesa de Santa Cruz de la Sierra (a partir del 18 de febrero de 1955).
XVIII condesa de Andrade (a partir del 18 de febrero de 1955).
XV condesa de Ayala (a partir del 18 de febrero de 1955).
XIV condesa de Casarrubios del Monte (a partir del 18 de febrero de 1955).
XIV condesa de Fuentes de Valdepero (a partir del 18 de febrero de 1955).
X condesa de Fuentidueña (a partir del 18 de febrero de 1955).
XVI condesa de Galve (a partir del 18 de febrero de 1955).
XVII condesa de Gelves (a partir del 18 de febrero de 1955).
XVI condesa de Guimerá (a partir del 6 de septiembre de 2007), cedido a su hijo Alfonso Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, XVII conde desde el 2 de abril de 2013.
XXV condesa de Ribadeo (a partir del 31 de diciembre de 1957), cedido a su hijo Alfonso Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, XXVI conde desde el 2 de abril de 2013.
XXI condesa de Módica (título de origen siciliano).

1 Vizcondado:

X vizcondesa de la Calzada (a partir del 18 de febrero de 1955).


Fuente: lanacion.com, etc.

QUIEREN ABRIR UN HOTEL EN EL ATELIER PARISINO DE PICASSO

Allí fue donde el artista pintó “Guernica”, en 1935.
Obra maestra. Picasso pintó su retrato de la Guerra Civil  Española en el taller del que fue expulsado en 1955. / AP
Obra maestra. Picasso pintó su retrato de la Guerra Civil Española en el taller del que fue expulsado en 1955. / AP
Por María Laura Avignolo

El atelier parisino donde Pablo Picasso pintó Guernica podría convertirse en un hotel de lujo para la clientela rica del Golfo Pérsico, a pesar de ser monumento histórico. El granero ubicado en el barrio V de París está amenazado porque su propietaria, la Cámara de Huissiers de la Justicia de Paris (CHPJ), quiere transformarlo en un hotel boutique de 25 habitaciones.
Este granero con techos de viejas maderas, abovedado, era donde Picasso tenía su famoso atelier. En 1935 pintó allí Guernica, su más celebre obra, y fue expulsado en 1955. Allí mismo Honoré de Balzac situó una nouvelle publicada en 1831. En 2002 aterrizó en el lugar el Comité Nacional por la Educación Artistica,  presidido por Alain Casabona, que lo ocupó tras una convención de mecenazgo firmada con la CHJP. Lo rehicieron con su dinero, tras años de abandono. Pero en 2010 la CHPJ decidió no renovar el contrato.
Casabona, animador del Comité de Defensa del lugar, le dio vida durante 12 años con espectáculos y atelier para los chicos, “que creían que Picasso era el nombre de un automóvil”. Pero el presidente de la CHJP, Denis Calippe, no quiere escuchar hablar de las protecciones impuestas para los monumentos históricos franceses: quiere hacer el hotel. Para él, ese atelier no tiene valor histórico.
Se formó un Comité de Apoyo para frenar el desalojo, integrado entre otros por el ministro de Cultura y varios artistas. Pero fueron expulsados por decisión de la Justicia. Por unanimidad, la Comisión Regional del Patrimonio votó “la inscripción en el inventario suplementario de Monumentos Históricos” del atelier. Están incluidas la fachada del edificio y los últimos dos pisos, donde vivía Picasso, así como el techo y la escalera. Pero no cambia la actitud de los propietarios, que siguen con su idea de transformalo en un hotel boutique. Ahora tienen la palabra los arquitectos de Francia, que decidirán el valor histórico del lugar.
El Comité busca convencer al presidente François Hollande, a las autoridades españolas o a la millonaria familia Picasso para salvar el atelier: es para que no termine siendo un nuevo hotel en manos de los fondos soberanos de los qataríes, como son el Concorde Lafayette en París, el Martínez y Majestic en Cannes, con ostentosas  “limos” en la puerta.


Fuente: clarin.com

ASÍ FUE ANOCHE EN NUEVA YORK
LA SUBASTA MÁS CARA DE LA HISTORIA

En apenas dos horas Christie's vendió obras por 852,8 millones de dólares.
Hubo once nuevos récords mundiales.
La gran estrella de la velada fue Warhol: dos de sus obras se remataron en 81,9 y 69,6 millones.
Así fue anoche en Nueva York la subasta más cara de la Historia

Las dos obras de Warhol que alcanzaron las cotizaciones más altas, durante la subasta en Christie's de Nueva York / AFP.

Natividad Pulido
La subasta de arte de posguerra y contemporáneo celebrada anoche en la sala Christie's de Nueva York se convirtió en la más cara de la Historia. En apenas un par de horas se logró un montante de 852.887.000 dólares (682.309.600 euros). Andy Warhol se consolida como el artista preferido por los nuevos grandes coleccionistas y situó dos de sus obras como las más cotizadas de la jornada. «Triple Elvis» (1963) se remató en 81,9 millones de dólares y «Cuatro Marlon» (1966) en 69,6 millones. Se produjo una puja feroz entre ocho postores telefónicos y varios clientes presentes en sala.

Las cifras son realmente espectaculares. Se batieron once nuevos récords mundiales, incluyendo artistas como Cy Twombly y Ed Ruscha. Tres obras superaron los 50 millones de dólares (además de los dos Warhol, «Sin título», de Cy Twombly, que alcanzó los 69.605.000 dólares); 23 se vendieron por más de 10 millones y 69 por encima de un millón.

Coleccionistas de 34 países de todo el mundo pujaron fuerte por obras de maestros del pop y el expresionismo abstracto como Andy Warhol, Roy Lichtenstein, Willem de Kooning, Martin Kippenberger, Cy Twombly y Jeff Koons. «Esta fue una venta de extraordinaria calidad. Cada gran artista ha estado representado por al menos una obra maestra», dijo Brett Gorvy, máximo responsable de arte de posguerra y contemporáneo de Christie's. «El hito de los resultados alcanzados en esta subasta es un reflejo del entusiasmo creciente por este tipo de arte». Para Steven Murphy, consejero delegado de Christie's, «es realmente un momento histórico, que muestra el interés por el arte en todo el mundo».

Obras de una gran calidad


La venta incluyó una serie de obras maestras de colecciones privadas e instituciones públicas muy relevantes, como la Fundación Cy Twombly, la Fundación Linda Pace, la Colección Bergman y el Lisa de Kooning Trust. Muchas de las obras han estado presentes en exposiciones y la mitad de ellas aparecían por primera vez en el mercado. Ed Ruscha estableció nuevo récord por su obra «Smash», una pieza temprana de los años 60, vendida en 30.405.000 dólares tras cuatro minutos de dura batalla de pujas entre 4 coleccionistas.

«Clamdigger», de Willem de Kooning, que permaneció siempre en la colección del artista, se remató en 29,2 millones de dólares, nuevo récord para una escultura del artista. La pieza fue puesta a la venta por las nietas de De Kooning. «Sin título», de Cy Twombly, que se presentaba en el mercado por primera vez, después de estar en la misma colección privada durante los últimos 40 años, alcanzó los 69.605.000 dólares, nuevo récord mundial para el artista. Esta obra pertenece a su famosa serie de pinturas hechas sobre pizarra entre 1966 y 1971.

Pero hubo muchos récords más. «Sin Título», de Martin Kippenberger, se vendió por 22,5 millones de dólares; «Pine House (Rooms for Rent)», de Peter Doig, por 18 millones; «Child’s Companions», de Arshile Gorky, por 8,9 millones; «Der Brückechor», de Georg Baselitz, por 7,4 millones; «White No. 28», de Yayoi Kusama, por 7,1 millones; «Untitled Film Stills», de Cindy Sherman, por 6,7 millones... Y, aunque no mejoraron sus propias marcas, obtuvieron altísimas cotizaciones otros artistas. Es el caso de una monumental escultura de Jeff Koons, «Mono Globo (Naranja)», que se remató en 25.925000 dólares; y de «Abstraktes Bild», de Gerhard Richter, vendida por 31.5 millones.


Fuente: abc.es

AL TALLER:
LA MÍSTICA DEL ESPACIO DE CREACIÓN, ALGO MUY PERSONAL

Del pop de Edgardo Giménez a los collages de gran formato del dúo Mondongo, cinco artistas muestran sus ateliers
Punta Indio. "Vayan, vayan, que es el taller más lindo del país", recomendaba Schussheim la casa de su colega Giménez: la explosión de colores llega hasta la camisa, que le regaló Marta Minujín  Foto: Victoria Gesualdi / AFV
Punta Indio. "Vayan, vayan, que es el taller más lindo del país", recomendaba Schussheim la casa de su colega Giménez: la explosión de colores llega hasta la camisa, que le regaló Marta Minujín  Foto: Victoria Gesualdi / AFV
 Por María Elena Polack

No hay caos ni olores fuertes. Más bien por el contrario: el escenario sorprende por su orden casi perfecto; lógico, digamos. En algunos casos, se oye hasta el más cerrado silencio. Y en otros, la luz es solamente natural. ¿Será que al imaginario colectivo de los ateliers les sobra bohemia? ¿Por dónde pasa la mística del taller de un artista profesional? Con la idea de develar parte del secreto ritual de la creación, o mejor mostrar el lugar donde nace y crece una idea que se hace obra, LA NACIÓN visitó a cinco artistas de diferentes estéticas y generaciones.
La casa de fin de semana de Edgardo Giménez, en Punta Indio -a 150 kilómetros de Buenos Aires, antes de que empiece a pegar la vuelta la Bahía de Samborombón- es, a la vez, espacio de trabajo del gran artista pop. La única banda de sonido para su producción es la que tocan las aves y las ranas. Allí, lleva 38 años "haciendo" cuando tiene ganas y el ánimo lo acompaña: desde el edificio hasta el diseño del jardín tienen su rúbrica.

Trapitos. Gaspar Libedinsky hace instalaciones e interviene espacios públicos  Foto: LA NACION / Silvana Colombo
Trapitos. Gaspar Libedinsky hace instalaciones e interviene espacios públicos  Foto: LA NACIÓN / Silvana Colombo

En un subsuelo pegado a la comisaría del Botánico donde la música se oye bien fuerte, Juliana Laffitte y Manuel Mendanha -conocidos en todo el mundo como Mondongo desde que retrataron a los reyes de España con espejitos de colores- modelan, clavan, pegan y remachan collages de gran formato. De un primer vistazo, el lugar podría ser una ferretería, con materiales clasificados. Han hecho retratos con plastilina, carne, hostias, pero ahora, por ejemplo, trabajan en un billete de un dólar que se teje con hilo plateado entre 60.000 clavos.
El altillo en Barrio Norte donde Renata Schussheim concibe su obra plástica, además de los vestuarios que realiza para teatro y ballet, da a un balcón a la calle. Únicamente sus loros rompen el silencio que la cabeza creativa y pelirroja necesita como primer punto de su rito, que se da siempre de día.

Carreteles en fuga. En lo de Mondongo, todo viene por decenas; también las ideas  Foto: LA NACION / Emiliano Lasalvia
Carreteles en fuga. En lo de Mondongo, todo viene por decenas; también las ideas  Foto: LA NACIÓN / Emiliano Lasalvia 

Por el contrario, un debate sobre temas que son siempre parte de la obra -y nunca de la acalorada coyuntura que se dé puertas hacia afuera del taller- se oye en el estudio del joven arquitecto, artista plástico, curador y profesor de Harvard y la Architectural Association de Londres Gaspar Libedinsky. En un edificio de Once copado por artistas, este joven talento Sub 40 que con su muestra de trapos (de piso, franelas, rejillas) llegó lejos, planea intervenciones en el espacio público, convencido de que hay que llenar la ciudad de fantasía. Su paternidad -como a Mondongo- le ha pautado una rutina con horarios menos flexibles.
Clásico en sus materiales, en sus elementos, e inagotable en su producción, Adolfo Nigro asocia formas, pinta y reconvierte objetos en pequeñas esculturas. Bob Dylan lo acompaña en su espacio preferencial: la cocina de su departamento en Constitución tiene la mejor luz, también en las noches de tormenta..

Pintar, a lo clásico. Adolfo Nigro trabaja en su casa taller, sobre todo de noche  Foto: LA NACION / Fabián Marelli
Pintar, a lo clásico. Adolfo Nigro trabaja en su casa taller, sobre todo de noche  Foto: LA NACIÓN / Fabián Marelli

Figurines. Luz natural, silencio y muchas ideas en el altillo de Renata Schussheim  Foto: LA NACION / Emiliano Lasalvia
Figurines. Luz natural, silencio y muchas ideas en el altillo de Renata Schussheim  Foto: LA NACIÓN / Emiliano Lasalvia


Fuente. lanacion.com

ARTE: UNA NOCHE EN EL MUSEO

En sintonía con una tendencia internacional, las instituciones extienden sus horarios y multiplican sus actividades para atraer a las nuevas generaciones. Música, videos y baile complementan una programación cada vez más a medida de los visitantes sub-30
La Asociación Amigos del Mamba organizó una fiesta relacionada con la muestra Argentina lisérgica
La Asociación Amigos del Mamba organizó una fiesta relacionada con la muestra Argentina lisérgica.
Por Celina Chatruc

La cumbia suena fuerte e invita a bailar, mientras los recién llegados se acercan a las barras para pedir tragos. Detrás de DJ Pinchado, una instalación site-specific realizada por tres VJs apela a la luz para traer las formas geométricas del norte argentino hasta el auditorio de este edificio de San Telmo. Así, la fiesta se convierte en una suerte de performance psicodélica que complementa la muestra Argentina lisérgica en el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires.
Son las siete de la tarde de un viernes y los guardias de seguridad se preparan para continuar su vigilancia durante varias horas más. La "megamatiné" organizada por la Asociación Amigos del museo terminará a la una de la madrugada, como ocurre en la Tate en Londres y el MoMA y el Brooklyn en Nueva York, por citar algunas instituciones con ciclos similares destinados a atraer nuevos públicos.
"La gente se tiene que volver a apropiar del museo. Y para eso tiene que tener actividades más seguidas", dice Victoria Noorthoorn, directora del Mamba con amplia experiencia internacional, parada junto al catering que se ofrecerá en la fiesta.
En su versión porteña, que también incluye al Malba y al Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), esta tendencia busca potenciar el exitoso programa de La Noche de los Museos. El año pasado convocó a más de 800.000 personas en 190 espacios culturales y pasado mañana, en su 11a edición, promete volver a superarse (ver aparte).
Replicar esa experiencia durante todo el año parece ser el objetivo de Bellos Jueves, ciclo impulsado por el MNBA, cuya Asociación Amigos comenzó a ofrecer descuentos especiales para los menores de 38 años (amigojoven@aamnba.com.ar). Los últimos jueves de cada mes, miles de visitantes recorren los pasillos del edificio que aloja el principal patrimonio artístico del país, donde se quedan hasta la medianoche participando de propuestas de artistas, músicos y poetas.
Así, obras de Rembrandt, Rubens, Degas, El Greco y Rodin no sólo son descubiertas por las nuevas generaciones sino también forzadas a dialogar con intervenciones contemporáneas. Un video se proyecta sobre una escultura del siglo XIX, y desde la sala de pintura impresionista llega el sonido de las guitarras tocadas en vivo frente a decenas de personas. Un poco más allá, los retratos de estilo rococó contrastan con un piso instalado en la sala por Mariana López. Mientras se observa arte europeo de los siglos XV y XVI, es posible asistir a una clase sobre la historia de los marcos.
Al cruce de lecturas entre las obras se agrega la mutación de la propuesta en sí misma, que busca "pensar el patrimonio del MNBA en una metamorfosis constante". "En ediciones anteriores invitamos curadores para que pensaran en algún eje específico desde donde abordar la colección -dice el coordinador general del ciclo, Santiago Villanueva-. La que cerrará el año, el 27 de noviembre, incluirá varios curadores con intervenciones en salas especificas."
Dos días más tarde, los amigos más jóvenes del Malba -de 18 a 30 años- visitarán la muestra de Antonio Berni y luego cruzarán la ciudad en bicicleta hasta el Museo del Bicentenario para ver el mural del mexicano David Alfaro Siqueiros, con quien colaboró el maestro rosarino.
Todo forma parte de lo mismo: atraer nuevos públicos con nuevas ideas. En el caso de Malba, esa propuesta alcanza incluso a los menores de 20 años -que tienen una programación especial- y a los melómanos.

Las performances son cada vez más comunes en el MNBA (arriba) y en el Malba (abajo).

El año pasado el museo lanzó un ciclo de intervenciones musicales, coordinado por Fernando García, en sintonía con las muestras temporarias y su colección permanente. El próximo lunes, a las 20, la Orquesta Típica Fernández Fierro se inspirará en Juanito y Ramona, esos personajes de Berni que también prometen alcanzar récords de taquilla con su eterna juventud.
"No se trata de ponerle música al museo", aclara García, sino de atraer un público distinto con una propuesta interdisciplinaria, tal como se hacía en la década del 60 en el Instituto Torcuato Di Tella. Así, los shows devienen performances o instalaciones que pasan a formar parte de la colección en tiempo real. La vida y el arte, unidos una vez más.

En otras ciudades

1. Londres. Late at Tate, el primer viernes del mes, cada dos meses (www.tate.org.uk
whats-on/tate-britain/eventseries/late-tate-britain).
2. Nueva York. Moma Nights, los jueves de julio y agosto (www.moma.org
visit/calendar/programs/52); Teen Nights y First Saturdays en el Brooklyn Museum (www.brooklynmuseum.org).

La gran maratón anual: con bombos

 Foto: LA NACION

Más de 200 museos y espacios culturales porteños participarán de la 11a edición de La Noche de los Museos, desde pasado mañana a las 20 hasta las 3 de la madrugada del domingo. Habrá transporte gratis para circular en colectivo, con un pase gratuito que se descarga en www.lanochedelosmuseos.gob.ar . Varias de las propuestas incluirán música: en la entrada del Museo Nacional de Bellas Artes se montará un escenario en el que tocarán Tremor, Paloma del Cerro y Miss Bolivia, entre otros. A pasos de allí, en la explanada de la Facultad de Derecho de la UBA, el Centro Cultural Rector Ricardo Rojas celebrará sus 30 años con un espectáculo que comenzará a las 19.30 con DJs; luego se presentará Vértigo, proyecto dirigido por Emilio García Wehbi y Maricel Álvarez. En tanto, en el Espacio Fundación Telefónica habrá performances con música electrónica y mapping.

Fuente: ADN Cultura La Nación

EL PATRIMONIO CULTURAL ES DEL CIUDADANO

 Foto: LA NACION

Por Álvaro Abos

La demolición de la estatua de Colón, detrás de la Casa Rosada, es, además de un acto injusto y autoritario, una decisión estúpida. La Presidenta ordenó por cuenta propia abatir ese monumento, y lo hizo. Se dice que el inspirador fue Hugo Chávez , quien, mirando por la ventana del despacho presidencial, le dijo a su colega: "¿Cómo tienes ahí la estatua de un genocida?". Pero Colón no fue un genocida sino un descubridor, un soñador que sus contemporáneos enviaron a la cárcel. La Presidenta no debió ensañarse con un perseguido. A pocos metros de Colón tiene su estatua Juan de Garay, que sí era un conquistador de armas tomar, de los que mataba indios. Nadie cuestionó esa estatua. Decenas de ciudades de América latina tienen estatuas de Colón. Hasta en Cuba hay una. La que había en Caracas fue destrozada en 2004 por una turba chavista que colgó esa efigie de un árbol. Pero no me interesa iniciar una polémica histórica.
La estatua integraba el escenario urbano. Era, como tal, parte de la ciudad de Buenos Aires, de su pasado, de su imaginario, de la memoria sentimental de sus ciudadanos y visitantes. Estaba presente en fotografías que integraban la historia personal de tantos hombres y mujeres. El paisaje de una ciudad, sus calles, plazas y monumentos, sus arboledas, sus fuentes y sus edificios forman parte de la vida de los hombres y mujeres que la habitan, que en ella han vivido, sufrido, amado. Una ciudad es sede de la historia grande y también de la pequeña y de la historia personal de las personas. Se debe ser cuidadoso con ese sentimiento. Espero que la apelación del fallo que convalidó el estropicio contra la estatua del genovés subsane esa mutilación patrimonial, consentida a su vez con un vergonzante convenio entre el poder demoledor y las autoridades de la Ciudad, que en este caso no supieron defender su patrimonio. La comunidad italiana se ha sentido ofendida por la afrenta. Organizaciones de la sociedad civil las acompañan en el reclamo judicial. Y muchos ciudadanos.
Como porteño, el barbarismo me ha dolido en cuanto mutilación paisajística. La estatua de Colón no es un mero banco de plaza. Pensar que un gobernante, porque ocupa un puesto público, puede disponer sobre la ciudad es como pensar que puede cambiar un artículo de la Constitución a piacere. El episodio refleja una deformación argentina: largas épocas de sumisión ciudadana han consolidado la falsa premisa de que el poderoso puede ser amo y señor de una ciudad.
A veces, los gobernantes cambian el nombre de las calles. Hay ediles que, para cumplir con sus intereses políticos o personales, intentan rebautizan las calles. Así, mortifican la memoria de la gente que tiene derecho a recordar y recrear su pasado asociado a una esquina o a una plaza. Una ciudad, decía Cesare Pavese, es el mapa de muchas vidas, y en ese mapa hay heridas y gozos. Si se tuviese en cuenta este precepto se respetaría más el patrimonio material e inmaterial. No quiere decir que no haya lugar para cambios y mejoras.
La antigua confitería Richmond de la calle Florida cerró sus puertas y sus dueños le vendieron el local a la fábrica de zapatillas Nike. Hubo protestas que pretendieron preservar ese café, que ocupa un gran papel en la mitología literaria argentina y parecía protegido por una norma. Pero, finalmente, el Estado municipal se contentó con la fachada. Ahora la vieja Richmond, bar notable, joya del pasado porteño, es un zoco de camisetas y zapatillas deportivas. No tengo nada contra la indumentaria deportiva, que, como cualquier mortal, también uso. Pero me da tristeza entrar al lugar que albergó las tertulias y las invenciones de Jorge Luis Borges, Ricardo Güiraldes, Macedonio Fernández, Leopoldo Marechal y Oliverio Girondo, que vio nacer al grupo Martín Fierro, aquel que revolucionó la literatura argentina y la hizo moderna, y que recibió a tantos visitantes ilustres, de Pirandello a García Lorca, y observar que los sillones de cuero en los que se sentaban esas lumbreras están ahora encerrados en los probadores, para que los clientes se sienten a calzarse el último modelo de las Nike Free Run. El gobierno porteño se ha jactado de que mantuvo la marquesina. Pero ahora, con ese interior, ¿qué significa esa marquesina? Nada. Por el contrario, es una especie de humillación perversa. Cada año el municipio celebra el día de los bares notables, un acierto, pero cuando alguno tan notable como la Richmond va al matadero, no se hace nada para salvarlo.
Comprendo que un gobierno no puede gastar tanto dinero como el que hubiera costado comprar ese bar para preservarlo, pero hay fórmulas jurídicas que permiten conciliar interés privado con interés público, llámense exenciones impositivas, subsidios, créditos, concesiones de servicios. La vida literaria de la ciudad, su tradición cultural y el fervor que despierta son atractivos reales que Buenos Aires ofrece, no ya como preservación del pasado cultural, algo que es imprescindible para la identidad de cualquier ciudad, sino como material concreto del turismo cultural. Las autoridades no parecen valorar estas joyas. Ahora la expropiación de la confitería El Molino, cuando el edificio está en ruinoso estado, quizá permita alguna esperanza.
Las ciudades albergan lugares de celebración, pero también de horror. ¿Qué hacer con ellos? En la antigua ESMA el gobierno nacional creó un museo y un centro cultural. Nada que objetar. Es una manera de recordar esas atrocidades y revertirlas en beneficio de la comunidad. Lamentablemente, ese lugar, como otros espacios culturales nacionales, es manejado con criterio faccioso, como si lo que allí sucedió no fuera una herida de todos. Recientemente cambió el destino del antiguo Batallón 601, luego Secretaría de Informaciones del Ejército, un edifico situado en la ochava SO de Viamonte y Callao. Este inmueble de diez pisos que fue sede de la represión durante el Proceso y luego, en democracia, central de espías, ha sido vendido a la Universidad del Salvador, que desarrollará tareas docente y académicas. Allí, en la oficina que ocupó el coronel Moore Koenig, permaneció, de pie, apoyado contra una pared, el ataúd que contenía el cadáver embalsamado de Eva Perón, robado por la llamada Revolución Libertadora, hasta su traslado, bajo identidad falsa, al cementerio de Milán.
Celebro que la alegría de cinco mil estudiantes renueve lugar tan sombrío. Espero la actitud que adoptará la universidad respecto del pasado del edificio. Creo que sería erróneo ignorar lo allí sucedido, porque cualquiera que se interese por el terrible crimen que supuso el robo del cuerpo de Eva Perón puede enterarse del itinerario de ese cadáver. Por más que el edificio se transforme, los hechos de la historia no pueden desconocerse. Confío en que la recordación sea madura, quizá sencilla, en todo caso respetuosa de la forma en que Tácito quería que se tratara la historia: sine ira et studio, esa fórmula que tantas traducciones ha tenido. La que prefiero es "sin odio y con dignidad".

El autor, escritor, acaba de recibir uno de los Premios Konex de Platino a las Letras

Fuente: lanacion.com

LUNA LLENA EN EL SALADO, 1992


LUNA LLENA EN EL SALADO

 
Piedra libre, grandiosa,
rojiza Luna redonda, que oronda surges del horizonte,
custodiada por la terca rusticidad de los talas,
seduciendo aquí y allá con tu gracia infinita.
Tu estola de bruma cubre la contundencia hídrica del salado río viajero.
La generosa capa de rocío potencia tu brillo espectral
mientras unos álamos Carolina
te ceden sus hojas para que cubras con ellas tu blanca palidez.
Barranca… meandro… tero…
Acantilado… cardo… brujas…
Brujas que pasan misteriosas,
esbozando casi en secreto sus esquivas trayectorias celestes.
Las ranas te cantan su férica sinfonía con partitura propia y arreglo anónimo.
Sólo el búho osa interrumpirla con su gritado chirrido de guerra
participando el sanguinario convite en torno a su presa.
La magnolia te homenajea con el frescor de sus pétalos
y te presta su perfume de familiar profundidad,
subrayando algo más, si cabe, tu encanto.
Y las dos confrontan sus blancuras de plata.
El monte de acacios guarda los reflejos de tu cara iluminada, como acariciándolos.
Sola has llegado ya al cenit.
Es tan grande la claridad que se ha adueñado del campo todo,
que parecería provenir de tus dos caras radiando al unísono.
Con la fuerza del óleo, con calidades de acuarela y matices pastel…
¡Qué fiesta se haría Cachoud con esas paredes encaladas que bañas con tu luz!
No hace frío todavía.
La leña espera, prolija, cerca del alero su turno para crepitar
y nuestro gozo invernal a su lado.
Los reflejos de tu imagen en el río me llevan a pensar
en ese velo que la tecnología no ha logrado descorrerte,
en el persistente misterio de tu eterno devenir,
en tus cíclicas apariciones en escena…
En tu poder de atracción,
en tus pleas y bajas mares,
en amores crecientes, menguantes y nuevos nacidos a la luz de tu luz.
Percibo el horizonte claro del cercano río y del inmenso mar que se adivina atrás
y las siluetas oscuras se recortan contra él.
Quisiera volver a sentirte, luna del níveo rictus y de todas las advocaciones.
Sospecho que me importa lo que poco importa.
Qué largo será el urbano mes que tardaré en volver a verte.
No faltes a la cita.
¡No te hagas desear !
¡Vuelve !
Aquí estaré, esperándote.

Pedro L. Baliña
Lezama, abril de 1992

EL PINTOR QUE RETRATÓ A ROSAS Y SU ÉPOCA



En lápiz. Rosas, en 1845.

Rosas, un boceto de la cara de Rosas en papel –¿tomado a escondidas, como una cámara oculta?–, un Rosas colorido, Manuelita Rosas, Agustina Rosas de Mansilla, Josefa Ezcurra. Y además de Rosas y familia, la alta sociedad de la época.
El pintor detrás de todas estas imágenes, Fernando García del Molino, había nacido en Chile en 1813 pero a los siete años ya vivía en Buenos Aires. Esas obras se exhiben ahora, y quedan muy a tono, en el bellísimo Museo Pueyrredón, de San Isidro.
“García del Molino forma el primer capítulo de la pintura argentina hecha por argentinos”, explica Patricio López Méndez, uno de los curadores de la muestra Retratos para una identidad.
La muestra se hizo a partir de una investigación minuciosa de López Méndez y otro curador, Gustavo Tudisco. Hubo que identificar personajes, armar redes sociales, trazar hipótesis sobre posibles autorías. No siempre se sabía de quién eran los cuadros. Algunos, los de funcionarios rosistas, estaban en el Museo Histórico Nacional.
Aunque había empezado a pintar a la elite en 1828, García del Molino se convirtió en el pintor ineludible entre 1837 y 1835, un momento en que las imágenes religiosas cedían lugar en las salas a los retratos de los dueños de casa y de su prosperidad. La Revolución –explican los curadores– había cambiado los parámetros de distinción. No era el origen sino la riqueza lo que daba honorabilidad. Y luego las familias construían un nombre. El registro de acontecimientos centrales ponía su granito de arena en ese sentido.
Es un recorrido por otra época en un edificio que acompaña, con jardines que caen al río.

Hasta el 15 en Rivera Indarte 48, Acassuso.


Fuente: clarin.com