EL ARTE ARGENTINO Y EXPERIMENTAL
GANA TERRENO EN LA FERIA ARCO-MADRID

Ayer abrió la muestra. La participación de creadores y galeristas nacionales se incrementó sobre todo en los espacios no convencionales.

EL CAPRICHOSO MERCADO MODIGLIANI

Valen millones pero no hay experto que asegure si un retrato del italiano es auténtico. Así nació una encarnizada batalla legal.

RESPALDO. En 2012, Bonhams vendió Jeune fille au cheveux noirs en 1, 3 millones de dólares.

Por Patricia Cohen

 

Tres hechos desalentadores enfrentan a cualquier interesado en comprar uno de los característicos retratos alargados de Amedeo Modigliani. Los cuadros tienden a tener etiquetas con precios multimillonarios; son un favorito de los falsificadores; y a pesar de la abundancia de expertos no se considera completo y a la vez confiable a ninguno de los inventarios de las obras de este pintor. Por ejemplo, Christian Parisot, autor de uno de los catálogos y presidente del Instituto Modigliani de Roma, fue citado a tribunales a mediados de enero acusado de haber autentificado deliberadamente obras falsas.
Marc Restellini, investigador francés que compila otra revisión de la obra de Modigliani se deshizo de una parte de su proyecto años atrás, luego de recibir amenazas de muerte. E inclusive quienes juran sobre un listado de 337 obras creado por el tasador y crítico Ambrogio Ceroni admiten que tiene vacíos significativos. El intento de establecer un registro fiable de la obra de Modigliani “no se parece a nada tanto como a un culebrón”, escribió Peter Kraus, comerciante de libros antiguos, en un ensayo publicado hace una década.
En los últimos años, autentificar cualquier tipo de arte se ha vuelto más difícil dado que un círculo cada vez más amplio de investigadores y fundaciones de artistas se niega a dar su opinión o a publicar un catálogo razonado –el compendio definitivo de la obra de un artista– por temor a que compradores o vendedores descontentos con sus conclusiones los demanden. Pero las obras de Modigliani, tal vez más que cualquier otro artista, ilustran la confusión que esas dificultades de autentificación han llevado a un mercado saturado de dinero, compradores ansiosos y falsificaciones. Un resultado, dicen los art dealers , es que el mercado está atravesado por la incertidumbre.
Los vendedores confían en tener un Modigliani genuino, aunque menos conocido. Pero sin ninguna opinión que pueda aceptarse como definitiva es difícil predecir cuánto podrían pagar los compradores potenciales. “Es muy diferente del mercado de sus pares Picasso y Braque”, dijo el art dealer de Nueva York David Nash, “cuya obra está extremadamente bien registrada.” Y no ayuda que Modigliani a veces regalara pinturas y dibujos suyos, sin documentar su creación ni los dueños, para pagar sus cuentas.
Algunos galeristas, como Michael Findlay, director de Acquavella Galleries de Nueva York, han considerado al catálogo Ceroni –actualizado la última vez en 1972– como el único que “se acepta generalmente como confiable”. Las principales casas de subastas, como Christie’s y Sotheby’s, raramente aceptan vender obras que no estén incluidas en él, aunque han llegado a rematar algunas obras bien documentadas. En 2012, por ejemplo, la empresa de subastas Bonhams vendió Jeune fille au cheveux noirs en 1,3 millones de dólares. No figuraba en el catálogo Ceroni, pero Bonhams señaló que Restellini planeaba incluirla en su inventario y que en determinado momento había pertenecido a la colección Rockefeller.
Una pintura mencionada por Ceroni habitualmente “se vende en tres o cuatro veces” el precio obtenido por otra de calidad similar que no esté incluida en su catálogo, dijo Asher Edelman, financista y art dealer neoyorquino. Edelman está ofreciendo a la venta Jeune femme au petit col blanc , de Modigliani, de 1918. Esta obra ha sido autentificada por Restellini y tiene una procedencia documentada y un historial de exhibiciones, dijo Edelman, aunque se negó a estimar el precio.

El romanticismo trágico

 
Italiano apasionado e inmensamente talentoso, descripto por un amigo como “un dios joven”, Modigliani luchó contra la pobreza, las adicciones y el rechazo en el París de cambio de siglo antes de morir a los 35 años de meningitis tuberculosa. Bebía sin límites, se entregaba a bacanales de noches enteras y tenía relaciones amorosas tempestuosas con cantidad de mujeres, que incluyeron a la poeta rusa Anna Ajmátova. Su ex amante embarazada, Jeanne Hébuterne, de 21 años, deshecha por la muerte del pintor, se arrojó por una ventana dos días después. Como admite su biógrafa Meryle Secrest, Modigliani sigue siendo una figura intangible dentro del mito.
El romanticismo trágico sólo ha mejorado el valor de mercado de su obra, que es apreciado por sus compradores, a pesar de que a menudo es motivo de una recepción apática por parte de los críticos. En febrero pasado uno de sus retratos de Hébuterne, por ejemplo, alcanzó los 42 millones de dólares en una subasta en Londres.
Kenneth Wayne, fundador del Proyecto Modigliani, dijo que para él los lamentos por lo caprichoso del mercado Modigliani son exagerados, en particular desde que Modigliani está entre los artistas que más se venden en el mundo. Estima que en el catálogo Ceroni faltan alrededor de unas tres docenas de pinturas, la mitad de ellas presentes en museos. Otros son menos optimistas. Refiriéndose a la ubicuidad de las falsificaciones, el coleccionista italiano Carlo Pepi ha dicho: “Modigliani produjo más muerto que cuando estaba vivo”.

Imán para falsificadores 

Muchos expertos, por ejemplo, han sido tomados por bromistas que en 1984 plantaron tres cabezas esculpidas –talladas en piedra con el estilo de Modigliani– en un canal de Livorno, Italia, donde el artista supuestamente se deshizo de ellas en 1909 luego de haber recibido críticas negativas. En los últimos años, fue cuestionada la autenticidad de dos pinturas al óleo, inicialmente valuadas en más de 10 millones de dólares cada una. Una se exhibió en el Museo Estatal de Bellas Artes Pushkin de Moscú. Restellini dijo que espera agregar entre 70 y 80 obras –dos veces más que la estimación de Wayne– a su catálogo razonado.
Existen ya otros cinco catálogos razonados. Parisot, autor de uno de cuatro volúmenes, tuvo un acceso inusual a los registros del artista. Antes de morir en 1984, la hija de Modigliani, Jeanne, le dio los archivos de su padre y el derecho a autorizar reproducciones.
En los años que siguieron, Parisot amplió su ventaja y fundó el Instituto Modigliani de Archivos Legales, asesoró al gobierno italiano en cuestiones culturales y organizó exhibiciones en museos estatales, a pesar de crecientes controversias. Pero en 2002, el sobrino nieto de Hébuterne lo acusó de falsificar dibujos de Hébuterne. En 2008, un juzgado de París multó a Parisot y lo sentenció a dos años de prisión por esa causa, aunque después de una apelación fue exonerado.
Luego, en 2010, la policía italiana allanó una muestra de Modigliani que Parisot había organizado en el Museo Arqueológico de Palestrina, Italia. Veintidós de las obras confiscadas, según dijo la policía, eran falsas. Después de una investigación de dos años, la policía acusó a Parisot de obtener bienes falsificados y autentificarlos erróneamente. El jueves 6 de febrero pasado tuvo lugar una audiencia por el caso en Roma.
Parisot niega los cargos. “Siempre estuvo claro que las obras eran reproducciones”, dijo en una entrevista telefónica. No obstante estos cargos criminales, un tribunal italiano rechazó en enero un intento de la nieta de Modigliani, Laure Nechtschein Modigliani, de recuperar el control de los archivos, argumentando que su madre los había confiado legalmente a Parisot, quien, dijo el tribunal, a través de su catálogo razonado, ha trabajado para enriquecer el legado del artista. 

Una batalla de expertos

Las acusaciones de fraude han ayudado a silenciar lo que durante años se describió en los círculos artísticos como una batalla de expertos, con Restellini atrincherado contra Parisot. Sin embargo, en el mercado algunos dicen que el caso ha significado la pérdida de una voz experta. “Sus opiniones sobre cuadros al óleo, desde mi punto de vista, eran muy confiables”, dijo Nash acerca de Parisot, “y lamento que esta cuestión del fraude haya ensombrecido eso”.
La investigación de Restellini también ha participado en el drama, aunque de un modo distinto. En 1997, por ejemplo, dijo que no iba a incluir en su catálogo un retrato de Beatrice Hastings que figuraba en la lista de Ceroni porque había sido coloreado excesivamente. De todos modos Christie’s lo vendió, por 2,6 millones de dólares. Pocos años más tarde, abandonó sus planes de crear un catálogo razonado de los dibujos de Modigliani, diciendo que había recibido amenazas de muerte por parte de propietarios disgustados con sus conclusiones. Su editor, el Instituto Wildenstein, un centro de investigación artística de París, dice que planea lanzar un catálogo razonado de las pinturas, pero no se ha estipulado una fecha, y diversos expertos dudan de que aparezca alguna vez.
Otros proyectos han estado compitiendo ciertamente por la atención de Restellini. En 2007 fundó un museo privado, la Pinacoteca de París, que ha fascinado a los escépticos atrayendo a cientos de miles de personas con grandes exhibiciones. Más recientemente estuvo en Singapur, organizando una muestra previa en la sucursal valuada en 24 millones de dólares de su pinacoteca, que según dice abrirá allí en enero próximo.
Para la exhibición inaugural está planeada una multitudinaria muestra de Modigliani.

(C) The New York Times
Traducción: Román García Azcárate
Elisab

Fuente: Revista Ñ Clarín

SE CUMPLEN 450 AÑOS DE LA MUERTE DE MIGUEL ÁNGEL,
UN ARTISTA CENTRAL

El artista italiano fue uno de los genios del Renacimiento y realizó obras que aún siguen siendo visitadas por millones de personas. 

Mañana, 18 de febrero, van a cumplirse 450 años desde la muerte de Miguel Angel Buonarotti, el artista romano que realizó obras que lo convirtieron en uno de los genios del Renacimiento y que aún siguen siendo visitadas por millones de personas. Algunas de las más emblemáticas son los frescos que ilustran los techos de la Capilla Sixtina, así como la cúpula de la Basílica de San Pedro, en el Estado Vaticano. También su “David”, una escultura monumental que está instalada en la Galería de la Academia, en Florencia.


Fuente: Revista Ñ Clarín

BRASIL APUESTA A LOS SENTIDOS

Panorama. Al ritmo de los eventos deportivos, Río de Janeiro construye e inaugura museos que confirman el impresionante rumbo cultural del país.
Por Mercedes Pérez Bergliaffa

Ciudad maravillosa, Río de Janeiro está ahora más espléndida que nunca: en junio de este año será sede principal de la Copa Mundial de la FIFA, y en 2016 será también sede de los Juegos Olímpicos. ¿Qué tiene que ver esto con el arte? Bueno, tiene que ver: en la ciudad brasileña todo se entrelaza para ofrecer un combo realmente explosivo en pos de atraer turistas: playas increíbles unidas a lo mejor del deporte y a las industrias culturales de última generación, especialmente las relacionadas con las artes plásticas y audiovisuales. Río quiere lucirse. Por esta razón, a toda máquina y a contrarreloj como los estadios mismos se están construyendo e inaugurando deslumbrantes museos (la mayoría de arte contemporáneo), y restaurando barrios enteros, que pasarán a ser circuitos culturales. Tal es el caso del “Centro”, una zona cercana al puerto de Río y hasta hace poco olvidada. El gobierno decidió sacar la autopista “Elevado da Perimetral”, que atraviesa ese barrio –autopista que en realidad nunca debió ser construida, ya que ésa es un área de gran valor patrimonial–, y sustituirla por un túnel de 1.480 metros (“Túnel do Binário”). El cambio trae consecuencias: gracias a las explosiones para derruirla, en las casas de la zona, así como en el propio Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro (MAR), que tiene menos de un año de existencia, ya aparecen rajaduras y problemas. Sin embargo, los ingenieros sostienen que no son graves.
Además de albergar al MAR, desde hace años los grandes depósitos del barrio portuario se utilizan para guardar las escenografías de las escolas do samba que cada febrero avivan los carnavales. Este es un barrio particular: se encuentra muy cerca del centro financiero; tiene casas de grupos artísticos; contiene a Praça Mauá y a pequeños y encantadores núcleos de reunión para cantar samba al aire libre. También alberga al espectacular Centro Cultural Banco do Brasil, que hasta hace poco expuso la muestra de Yayoi Kusama producida por el Malba (no fue exactamente la misma, presentó variaciones como consecuencia de la especificidad espacial).
 
CASA DAROS. Otro de los nuevos y deslumbrantes espacios dedicados al arte contemporáneo.
CASA DAROS. Otro de los nuevos y deslumbrantes espacios dedicados al arte contemporáneo.

La zona pronto tendrá otra gran atracción: el Museo del Mañana. Diseñado por Santiago Calatrava –quien, aunque renombrado, es seguido de cerca dado que importantes construcciones suyas anteriores presentan fallas, por ejemplo, un puente en Venecia y partes del Palacio de las Artes de Valencia–, el futuro museo carioca ya comenzó a elevarse y promete ser espectacular. Desde el planteo de sus objetivos define una identidad original: “es un museo que trabajará en torno a la idea de futuro. Por lo tanto, no tendrá patrimonio”, detalla su curador principal, Luiz Oliveira, quien es… ¡científico! Porque el Museo del Mañana será un museo de ciencias; aunque no exactamente. Sigue explicando Oliveira: “El museo tendrá tres ejes principales, que presentarán temas en forma de problemas. Ellos guiarán al público a imaginar y a definir cómo podría llegar a ser el futuro de la humanidad”. Los ejes son la polaridad entre las ciencias cósmicas y las ciencias de la Tierra; las diferentes dimensiones de nuestra vida en el planeta (como la historia de la formación de la materia y la emergencia del pensamiento); y el comportamiento humano y la ética.
“El público propondrá posibles soluciones a los problemas planteados”, comenta Oliveira, “serán participantes activos. No será un museo objetual”. Para comunicar todo de una forma creativa, los ejes serán representados por obras de artistas plásticos contemporáneos. Además, la arquitectura del museo acompaña la apuesta: será sustentable, tendrá paneles solares móviles formando el techo y se alimentará del agua de la Bahía de Guanabara (ubicada a un costado). Está previsto que inaugure en marzo de 2015, cuando la ciudad cumpla 450 años.
Muy cerca del predio donde se está construyendo el museo se encuentra el MAR. Dirigido por Paulo Herkenhoff, el museo fue inaugurado en marzo de 2013, prácticamente en paralelo a la asombrosa Casa Daros, otro de los nuevos y deslumbrantes espacios dedicados al arte contemporáneo en la ciudad carioca. 
 
JULIO LE PARC. Una obra de la Colección Daros.
JULIO LE PARC. Una obra de la Colección Daros.

El movimiento no fue casual, sino que responde a la intención de posicionamiento de Río de Janeiro como un fuerte nodo cultural. Y lo están logrando. Lo ratifican la creación de ArtRio, la gran feria de arte de la ciudad (ya por su cuarta edición); y la decisión de abrir Casa Daros solamente en Río, cuando originalmente, Daros proyectaba hacer una apuesta doble y tener dos sedes que funcionaran en paralelo, una en La Habana y otra en Río de Janeiro. Finalmente se decidió abrir solamente la sede brasileña. Para ello restauraron un antiguo orfanato. Actualmente puede observarse la historia del lugar a través de la instalación de la brasileña Rosângela Rennó. También se expone allí la maravillosa muestra de Julio Le Parc (en junio vendrá al Malba), formada en su mayoría por obras de la colección Daros. Hay otro argentino que pronto expondrá en Daros: Fabián Marcaccio.
Pero hay una exposición que revela claves para comprender el rico proceso artístico de Brasil: es “Pernambuco experimental”, en el MAR. Con curaduría de Clarissa Diniz y 450 obras de Cicero Dias, Rego Monteiro, Aloísio Magalhães, Gastão de Holanda, el grupo Ave Sangria y los deslumbrantes Daniel Santiago y Paulo Bruscky, entre muchos otros, la muestra abarca el arco de la producción artística experimental de Pernambuco –al noreste de Brasil– producida entre 1900 y 1980. Con fondo de frevo antiguo (un ritmo oriundo del Nordeste), la exposición tiene obras que lo tocan todo, también parte de nuestra historia del arte: allí están esas “Partituras” –como las de José Claudio, de 1969, y las de Montez Magno, de 1970 y 1972–, similares a las de León Ferrari de los 60. Y tiene las fotos de Hélio Oiticica trabajando en Recife en 1979. También hay documentación: “Geografía del hambre” (1946) de Josué de Castro –criado cerca de Recife– abordando el hambre como problema histórico en la región. De Castro, junto a Bruscky, Santiago, José Cláudio y Unhandeijara Lisboa, compartían la preocupación de convertir al arte y el pensamiento en herramientas de lucha en una sociedad desigual. El cartel que sostiene Santiago –de 1982 y de una lucidez dolorosa– lo resume: “El Brasil es mi abismo”. Pero la obra de Bruscky –una simple fotocopia– mantiene vigencia. “Su actitud política es más importante que los políticos”, dice en ella. ¡Amén, Bruscky! Y larga vida a una nueva y espléndida Río de Janeiro: ella no hace más que indicar el nuevo e impresionante rumbo cultural de Brasil.

Fuente: Revista Ñ Clarín

SIN RESTRICCIONES Y CON LUJO:
LAS CONDICIONES PARA VENDER ARTE

Hubo récord de ventas en 2013. A los nuevos compradores ya no los mueve el “amor al arte”. Ven el coleccionismo como sinónimo de hacer dinero
Mientras el mercado del arte bate sus récords históricos –en 2013 el producto de las subastas alcanzó los 12.050 millones de dólares, lo que supuso una subida del 13% respecto al año anterior–, el galerista escocés Michael Findlay, que promovió los primeros retratos realizados por Andy Warhol y fue director Internacional de Arte de la casa de subastas Christie’s hasta el año 2000, afirma que el coleccionismo ha cambiado con el tiempo, que el coleccionista de antes se guiaba por su amor a las obras y el de ahora se mueve por criterios económicos. “Hoy vivimos en una cultura monetarizada en la que el coleccionismo se entiende como sinónimo de hacer dinero”, subrayó el galerista, afincado en Nueva York desde hace décadas, en una entrevista con EFE en Barcelona.
Ante la pregunta de cuáles son las características que debe reunir una ciudad para convertirse en un punto clave para el mercado del arte, Findley lo tuvo claro: “Debe ser un lugar donde no haya muchas restricciones burocráticas, tiene que disponer de una red de coleccionistas y de buenos servicios como restaurantes de prestigio y hoteles lujosos”, afirmó, y añadió: “A los marchantes les gusta vivir bien”.
El experto se cuestionó también el porqué de la importancia del precio de una obra de arte y se respondió diciendo que “es un tema privado que no tiene ninguna relación con la calidad de la obra sino del contexto en el que la venta tiene lugar”.
Aseguró además que fijar el precio de las obras de arte sólo tiene efectos negativos como que la gente se interese por el nombre del pintor y, a modo de broma, señaló: “Yo quitaría los nombres de los autores de los museos, así el público vería colores y formas y no millones de dólares enmarcados”.
Así las cosas cabe recordar cuál fue el “nombre” que resonó a fines de 2013: el del artista irlandés Francis Bacon, cuya obra “Tres estudios de Lucian Freud” se vendió por 127 millones de dólares, convirtiéndose en la obra más cara vendida en una subasta.

Fuente: Revista Ñ Clarín


PARTÍCULAS ELEMENTALES

En un libro de artista, Matilde Marín conjuga imágenes que recolectó con textos de José Emilio Burucúa y música de Marta Lambertini que invocan al humo, índice de celebración y tragedia.
Las obras, las ideas y los proyectos de arte suelen merodear por lugares diversos. Lo hacen en galerías, museos, centros culturales, páginas de Internet pero también cuando asumen el formato de un libro. Aunque por momentos problemática, la relación que entablan es interesante y llega a ser de una complementariedad enorme. A punto tal, que muchos artistas han hecho del género “libro de artista” un formato clave de capítulos importantes de su producción. Hay ejemplos de cambios radicales como el que va de la rotunda obra en el espacio de Richard Serra a sus dibujos, otros no tanto como las caligrafías de Cy Twombly y los proyectos conceptuales de Sophie Calle que asumen formatos libertarios.
Cerca nuestro, Matilde Marín es una de las artistas que ha puesto mayor interés en ese formato. Y probablemente hacia allí apunte la serie de fotografías que inaugura hoy en la galería Sicart de Barcelona y lleva por título El arte como palabra, una forma de entender el mundo que comenzó con un registro fotográfico que la artista tomó en el Centro Pompidou en 1998. “La verité changera l’Art” decía aquel letrero que llamó su atención y se convirtió en el punto de partida de este conjunto que presenta ahora en Barcelona hilvanando una sucesión de hallazgos de imágenes que hacen foco en los usos de la palabra “arte”.
Casi de manera simultánea, Marín focalizó su mirada en otro tipo de imágenes asociadas entre sí que, como en este caso, se fueron articulando en serie. Pero en lugar de convertirse en una muestra, fueron tomando la forma de un bello libro que lleva por título Cuando divisé el humo azul de Itaca . Para él contó con la participación de José Emilio Burucúa, quien aportó al proyecto un bello rastreo de humos en la literatura y la historia, y la de Marta Lambertini que compuso seis piezas para violín y piano que acompañaron la presentación del libro en el Centro de Experimentación del Teatro Colón en 2012.
El protagonista en este caso es el humo, índice de situaciones felices y de tragedias. Fue a raíz de los acontecimientos que se sucedieron en nuestro país a partir de diciembre de 2001 que Marín empezó a interesarse por este particular signo que, según pudo comprobar de a poco, no era fruto de la convulsión particular que vivía el país sino recorría tiempos distintos y diversas geografías. La artista lo comprendió así cuando se puso a coleccionar imágenes en las que el humo, por una razón u otra, tenía especial relevancia. Rastreó humos según la fuerza de sus imágenes o los acontecimientos que aludían. Los diarios fueron la fuente privilegiada para el archivo que armó con esas imágenes “humeantes” que ilustraban las noticias del día a día. Así, la acumulación de todo ese material la llevó a armar una cronología de acontecimientos diversos. Ya podía ser la conmemoración del estreno de El acorazado Potemkin , que utilizaba un still de la película, un momento de La batalla de Argelia de Pontecorvo, el festejo del cumpleaños del Dalai Lama o la Fumata blanca que anunciaba la elección de Juan XXIII. “Todo esto me llevó a reflexionar sobre un devenir de la historia que puede ser leído a través del humo”, cuenta Marín. “Fue allí que sentí que el formato ideal para ese material que había juntado y fotocopiado debía ser una publicación. Hablé sobre este proyecto con Burucúa quien me sugirió que, dado que allí se filtraba la historia, incluyera textos en los que se hablara del humo”.
La selección que él hizo resultó un aporte fundamental al “libro de artista” concebido por Marín. En diálogo con sus imágenes ordenó un recorrido memorable, pródigo en citas que van desde el Génesis a Auschwitz a través de la mitología griega, La Ilíada y La Odisea , La Comedia del Dante, pasajes de Romeo y Julieta y Lady Macbeth . Pero también de extraños textos místicos del siglo XVII, y algunos referidos a los cambios que introdujo la Revolución Industrial en el paisaje londinense junto a los humos rojos de la Pampa que emergen en La cautiva de Esteban Echeverría.
Con ese material dialogan las imágenes de Marín y también las piezas para violín y piano que compuso Marta Lambertini y llevan sugestivos títulos como El humo de la despedida, El humo de la melancolía o El humo de los Dioses. Uno de los textos más interesantes que seleccionó Burucúa refiere a las reflexiones sobre la representación del humo según Leonardo da Vinci. Inspirada en ese texto, Lambertini compuso una de sus piezas. Luego el diseño de Manuela López Anaya respetó el deseo de Marín de subrayar la impronta gráfica que denuncia la procedencia de las imágenes. Otro deseo de la artista fue que el título remitiera al regreso de Ulises a su Itaca natal e incluir el azul de ese humo anhelado, que aunque no responde al texto original, los autores del libro consideraron “una invención dichosa” de algunos traductores que decidieron respetar.

Fuente: Revista Ñ Clarín

UN DOCUMENTAL SOBRE VAN GOGH
HECHO CON PINTURAS AL ÓLEO

Una productora audiovisual británica y una ilustradora polaca están trabajando en una película documental que narre la vida y la obra del artista. 





En 2015 se cumplirán 125 años de la muerte del pintor holandés Vincent Van Gogh, ícono del impresionismo y autor de obras celebradas como La noche estrellada. Una productora audiovisual británica y una ilustradora polaca están trabajando en una película documental que narre la vida y la obra del artista. Para eso, cada fotograma se realizará con una pintura al óleo, emulando la técnica utilizada por el holandés. En total, se usarán alrededor de 56.000 lienzos basados en las obras maestras de Van Gogh.


Fuente: clarin.com