AZURDUY NUEVA POR COLÓN USADO

Inauguran el monumento a Juana Azurduy detrás de la Casa Rosada. (Juano Tesone)


Ricardo Roa

Es una historia donde se cruzan personajes y fechas. Un 15 de junio de 1921 se inauguró el monumento a Cristóbal Colón, a espaldas de la Rosada. Y hoy, 15 de julio de 2015, Cristina completará su desalojo: inaugurará en ese lugar un monumento a Juana Azurduy, con show revisionista incluido.
Hay otro cruce que tiene que ver con el comienzo de la historia. Fue en 2011. Estaba Hugo Chávez en el despacho de Cristina y al ver la estatua de Colón le dijo: “¿Qué hace ahí ese genocida? Colón fue el jefe de una invasión que produjo no una matanza sino un genocidio. Ahí hay que poner a un indio”.
En estos días se cumplen 20 años de la matanza de Srebrenica. Tropas serbias masacraron a unos 8.000 musulmanes bosnios, todos varones, que se habían refugiado en ese enclave creyéndose protegidos por las Naciones Unidas.
Ahora el Consejo de Seguridad quiso condenar lo que la Corte de Justicia Internacional calificó de genocidio, el mayor desde la segunda guerra mundial. Se lo impidió Rusia. Cuatro países la acompañaron. Entre ellos Venezuela, donde Maduro sigue siendo Chávez. Para el chavismo no todos los genocidios son genocidios.
Cristina mandó voltear a Colón para llevarlo a Mar del Plata. Tenía todo planeado. Hasta envió más de 11 millones para costear el traslado que hoy son el centro de una denuncia por corrupción: no fue Colón ni tampoco volvió la plata.
La plaza no era el patio trasero de la Casa de Gobierno ni el monumento era de su propiedad. Las dos cosas eran y son de la Ciudad, que intentó trabar la mudanza con un amparo judicial y el apoyo de la comunidad italiana.
Con el pretexto de que la estatua debía ser reparada, el capricho de la Presidenta la desmontó igual. Fue hace dos años. Al final negoció con el macrismo dejar los restos de Colón en el piso hasta encontrarles un destino a cambio de permitirle a la Ciudad abrir el espacio para tres demorados kilómetros de autopista sobre terrenos ferroviarios. Autopista por estatua y estatua por revolución bolivariana.
Colón dejó de mirar al río. Ya no está a la vista del despacho de Cristina. Subido a un camión de mudanzas, marchó rumbo a la Costanera Norte. Juana Azurduy ocupa su lugar. Un trueque de estatuas innecesario y también banal.
En esta historia armada con héroes y villanos late una ideología rudimentaria. Si uno profundizara la iniciativa chavista de Cristina habría que borrar a Colón del mapa. Y por lo que le toca a Juan Azurduy, hay quienes dicen que no fue todo lo que dicen que fue. La historia es lo que es. Compleja. Y no lo que cada cual quiere que sea.


Fuente: clarin.com

AZURDUY, AHORA ZURDA O DIESTRA CONTRARIADA

En toda la iconografía anterior de Juana Azurduy, la Coronela siempre fue diestra - siempre se la vio empuñar la espada con su mano derecha - y a partir de este monumento, pasa a llevarla en su mano izquierda. ¿Habrá algún significado o simbolismo ocultos detrás de ese repentino, arbitrario cambio de mano?
Esta gente, acostumbrada a los cambios drásticos y a llevarse puestos cualquier escollo como la Historia, las leyes, usos y costumbres, tradición y la Justicia, para hacer lo que sea por decreto... ¿sabrá que uno es diestro o es zurdo no porque sí nomás, sino que la conformación morfológica de los hemisferios cerebrales de un diestro y de un zurdo son totalmente diferentes y que eso viene así de fábrica, de origen? ¿Sabrán que a eso no se lo puede cambiar por un antojo, por una preferencia, por un decreto caprichoso o por la voluntad de un artista?
Dice el escultor Andrés Zerneri, autor del monumento a Juana Azurduy de Padilla que quiso que Juana Azurduy sostuviera la espada con su mano izquierda “para quitarle rigor bélico; la espada como una guía, no sostenida por la mano que mata".
Tengo la impresión de que para esta gente, pesa siempre más el relato que el rigor histórico y el efecto plástico: ¿mata sólo la espada empuñada por la mano derecha? ¿Por la izquierda, no?
El pintor mexicano Rufino Tamayo decía algo así como que el arte es demasiado grande, que hacerlo panfletario, ponerlo al servicio de una idea, era menoscabarlo, empequeñecerlo y conspirar contra él.
Zerneri, es también autor del monumento al Che Guevara de Rosario, y del monumento a la mujer originaria, con el que la presidenta y sus acólitos y aplaudidores de siempre pretenden reemplazar al Monumento a Roca de la Diagonal Sur y Perú.
Después de Colón, el primer genocida al que condenaron al destierro sin ni siquiera juzgarlo, el Roca de Zorrilla, para ellos el otro gran genocida, es el próximo foco de conflicto.
En vez de ser el monumento a los pueblos originarios, como la presidenta es mujer, el nuevo monumento con el que se pretende reemplazar al Roca de Zorrilla - de paso, cañazo – viene con reivindicación feminista incluida.
Pan y circo para la gilada. ¿En un país con tantas necesidades básicas insatisfechas no hubieran sido lo esperable ejemplos de austeridad, de cordura y prudencia en la asignación de los recursos públicos desde su más alta magistratura y en vez de haber generado enormes gastos en alquiler de grúas para destruirlo, trasladarlo y ahora tener que restaurarlo y rearmarlo a Colón en la Costanera, haber destinado esas sumas a dotar de agua potable, comida, salud, educación y de un mínimo bienestar a las comunidades aborígenes que el gobierno dice que le interesan pero que ni siquiera se digna a recibirlos y a escucharlos?
Como pasaba con el de Colón, el Poder Ejecutivo Nacional no tiene jurisdicción sobre el Monumento a Roca.
El Monumento a Roca, es obra del brillante escultor uruguayo José Luis Zorrilla de San Martín, hijo de Juan Zorrilla, autor de "Tabaré" y padre de la actriz y directora Concepción "China" Zorrilla.
Y ese lindisimo monumento ecuestre, tiene toda una historia atrás: Zorrilla de San Martín, ganó el concurso nacional e internacional al que se llamó cuando se decidió rendirle un homenaje a la figura del gran estadista argentino. Zorrilla trasladó su taller de escultor desde Montevideo a Buenos Aires y lo hizo a Roca in situ.
Espero que esta vez, se lo defienda a Roca a capa y espada, como corresponde, hasta llegando, si fuera necesario, a llevar el tema ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
En nuestra Ciudad, deberían poder convivir el Roca de Zorrilla y la mujer originaria como debieron poder convivir Cristóbal Colón y Juana Azurduy. Ya sabemos que el gobierno, como es su costumbre, siempre plantea las cosas como si la única posibilidad fuera "Tal o cual", con esa "o" que resta, divide y excluye y no como "Tal y además cual", con esa "y" que suma y multiplica.
Mientras, el jolgorio nac y pop para recibir a la reemplazante del descubridor de América, parece hecho especialmente para combinar con los tonos fucsia iridiscentes de la ex Casa Rosada y de un conocido hotel por horas de la Panamericana.


P.L.B.                                               

EL DÍA DEL CAPRICHO DE ESTADO

Inauguran el monumento a Juana Azurduy detrás de la Casa Rosada. (Juano Tesone)

Alfredo Leuco

Y finalmente, Cristina se salió con la suya. Le importó un rábano el sentido común, el dinero de todos los argentinos y los 11 millones de pobres que dice defender. Si yo fuera diputado propondría declarar a este miércoles 15 de junio de 2015 como el Día del Capricho de Estado. Hablo de la inauguración por parte de Cristina y Evo Morales de la hermosa estatua de Juana Azurduy que donó el gobierno de Bolivia. Antes, ahí estuvo erguido Cristóbal Colón. Es casi una metáfora de la fractura social expuesta que este gobierno instaló. Nosotros o ellos.
Nada le importó a la presidenta de la Nación que se subió arriba de la topadora pese a los problemas legales, jurisdiccionales y a la ofensa que su actitud implica hacia la colectividad italiana que donó el monumento. Sus seguidores dirán que eso demuestra su capacidad de conducción y liderazgo. Logra todo lo que se propone. Por el contrario, yo tengo una certeza: esto confirma que se perpetró un capricho autoritario de Cristina.
El viejo marino y comerciante genovés fue destituído por el oficialismo nacional con la complicidad del gobierno de Mauricio Macri que cedió a las presiones de Cristina sin explicar los motivos a los vecinos. Es la imagen viva del despilfarro de estado. El último viaje de Colón hacia la Costanera Norte costó una verdadera fortuna de 25 millones de pesos. ¿Escuchó bien? Cristina quemó 25 millones de pesos para darse un gusto personal. Pero no le prendió fuego a sus billetes negros que cosechó en estos años. Utilizó nuestros ahorros, los pesos de todos los argentinos.
Fue muy triste ver a Colón marchando al destierro arriba de un camión, cruzado por cables de acero, como si se tratara de un preso. Dicen que emplazarlo en su pedestal frente al Aeroparque va a tardar más de un año. Mientras tanto va a estar allí, en el llano, sin rumbo y a la deriva que es lo peor que le puede pasar a un navegante.
Esta situación bizarra comenzó porque Cristina decidió que Colón era un personaje nefasto y que ese lugar debía ser ocupado por Juana Azurduy, la gran patriota, como un homenaje a los pueblos originarios. La presidenta avanzó a paso redoblado y a tambor batiente y como suele ocurrir, lo hizo de prepo, sin escuchar a nadie y sin respetar las leyes.
Le dijeron que podían convivir los dos. Era un buen símbolo de la mixtura de lo que somos. ¿Por qué siempre esa letra “o” que divide y nunca la letra ” y” que suma? ¿Porque Cristina no aceptó que convivieran Colón y Juana Azurduy? Esa escultura de Arnaldo Zocchi, ese Colón de 26 metros de alto que pesa 623 toneladas estaba allí desde 1921. Juana fue una valiente heroína que luchó por la emancipación junto a Manuel Belgrano y Güemes. Su escultura la muestra con una espada en la mano y un bebe en su espalda sostenido por un aguayo.
Pero nada frenó a Cristina. Ella ordenó que desarmaran la obra de arte con los riesgos graves que se corrieron de que se rompiera en mil pedazos. Hugo Chávez fue el autor intelectual. Miró por la ventana del despacho de Cristina y le preguntó : “¿Como tienen a ese genocida de Colón tan cerca? Nosotros lo colgamos de un árbol hace mucho”. Eso empujó a Cristina a convertirse en la autora material del derrocamiento de quien fuera el descubridor de América. Hasta le cambió el nombre a uno de los salones de la casa de gobierno. Ahora se llama “Pueblos Originarios” y ya Colón quedó en el pasado. Sugerencia para la presidenta: No se quede a mitad del río, doctora. Vaya a fondo, vaya por todo. ¿Qué le parece rebautizar el teatro Colón como auditorio Hugo Chávez?
¿O mejor, Néstor Kirchner como el Centro Cultural?
Vaya por todo presidenta. La intolerancia gratuita habla de quien la ejerce.
¿No hay otra forma de dialogar con Cristina que ceder a sus órdenes totalmente arbitrarias? Nadie es capaz de decirle a la presidenta que ella es una inquilina y no la dueña de la Casa Rosada. Nadie se atreve a decirle que con su misma actitud, dentro de pocos meses si gana Scioli o Massa podrían resolver instalar a Juan Domingo Perón o si triunfa Macri tal vez prefiera poner a Arturo Frondizi en ese lugar o Margarita colocar a Alfredo Palacios o si gana Sanz, podría poner a don Hipólito Yrigoyen en ese espacio privilegiado? ¿O a Raúl Alfonsín? ¿Por que, no? Es el padre refundador de la democracia.
Esos delirios de que la patria empieza cuando llega el kirchnerismo, esa arbitrariedad prepotente es parte del cansancio que produjo Cristina en la mayoría de los argentinos. Por actitudes como estas, llenas de altanería, entre otras cosas, es que aumentó tanto su imagen negativa y no pudo conseguir un heredero político de su riñón. Colón descubrió América. Yo no descubro nada si digo que el monumento a Colón hoy se transformó en el monumento al capricho, al despilfarro y a la fragmentación. Cristina lo hizo. Un capricho de estado de 620 toneladas. Cristina volteó a Colón. Ella fue la destituyente.



Fuente: Radio Mitre








Inauguran el monumento a Juana Azurduy detrás de la Casa Rosada. (Juano Tesone)
Inauguran el monumento a Juana Azurduy detrás de la Casa Rosada. (Juano Tesone)



Inauguran el monumento a Juana Azurduy detrás de la Casa Rosada. (Juano Tesone)

UNA BATALLA DE PRÍNCIPES POR UN REINO QUE NO EXISTE

 Foto: intermicronational.com/long-live-hrh-stanislas-i.html
       Foto: intermicronational.com/long-live-hrh-stanislas-i.html
 
Por Matt Moffett / The Wall Street Journal Americas
 
PARÍS - En 1860, el abogado francés Orélie Antoine de Tounens se aventuró en la zona salvaje del sur de Chile en busca de gloria. Se encontró con los feroces indios mapuche y, de alguna forma, convenció a los líderes tribales de nombrarlo rey de una nueva gran nación indígena, el Reino de la Araucanía y la Patagonia.
Poco más de un año más tarde, el hombre que se hacía llamar rey Orélie Antoine I fue capturado por tropas chilenas, quienes lo declararon demente y lo expulsaron del continente.
De vuelta en Francia, De Tounens insistió en que poseía un reino en América del Sur, incluso después de ser reducido a trabajar como farolero y vivir con su sobrino, un carnicero. El reino nunca fue reconocido por nación alguna y su territorio sigue siendo parte de Chile y Argentina. No obstante, la casa real -sustentada por nobles, asesores y miembros de un gabinete- sigue en pie, a pesar de que ya no reclama ningún territorio.
Los miembros de la corte se reúnen periódicamente para celebrar el brío del primer rey, promover los derechos indígenas y otorgarse impresionantes medallas y títulos.
Ahora, una amarga batalla ha estallado en el liderazgo de un reino que sólo existe en los libros de historia. En enero del 2014 murió el líder del reino, Philippe Boiry, tras 62 años de reinar como el príncipe Philippe, lo que abrió las puertas a un peculiar juego de tronos.
Un consejo especial se movió rápidamente para alzar a Jean-Michel Parasiliti di Para, un confidente de Boiry de 73 años, como el príncipe Antoine IV. El consejo asegura que la elección se ciñó estrictamente a las reglas.
No todos en el reino quedaron conformes. Dos caballeros de la orden de la Estrella del Sur, la máxima distinción del reino, se quejaron de que la elección se hizo demasiado rápido y que Parasiliti no era un candidato elegible. Los caballeros iniciaron una revuelta para instalar en el trono al hijo de uno de ellos, Stanislas Parvulesco, de 20 años.
 Foto: intermicronational.com/long-live-hrh-stanislas-i.html
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La entidad es liderada por el pastor presbiteriano Daniel Morrison, que también edita The Steel Crown, una revista conocida por sus artículos sobre temas como los instrumentos de percusión mapuche y la Constitución Araucana, que consta de 66 artículos. La edición más reciente de la publicación, no obstante, cambió drásticamente de tono y se dedicó a despotricar contra Parvulesco y sus partidarios.
"Engaño y Traición en una Farsa Medieval", rezaba el titular sobre la investidura de Parvulesco. La publicación se burlaba de Parvulesco, al que caracterizó como el "niño príncipe" y asemejó a sus seguidores a Judas Iscariote. Los defensores de Parvulesco, dijo, son "renegados de derecha" que se oponen a los intentos de incluir a los mapuches en puestos de liderazgo, que, desde hace tiempo, están en manos de franceses.
Parvulesco dice que sus opiniones políticas no se pueden caracterizar de una manera tan simple, pero niega que quiera marginar a los mapuches. Cuenta que organiza un viaje a Patagonia para reunirse con los indígenas.
François d'Arboussier, el ahijado de Boiry que heredó la casa de De Tounens, apoya a Parvulesco. "Parece lógico elegir a alguien joven que represente algún tipo de continuidad", observa.
Parasiliti, por su parte, dice que quiere bajar el nivel de pompa y enfocarse en el brazo de derechos humanos del reino, Auspi-ce Stella, que intenta generar una mayor conciencia sobre las tierras indígenas y sus conflictos legales.
Muchos mapuches en América del Sur no conocen la historia del breve reinado, a pesar de representar un hito de cómo se construye una nación indígena, dice Reynaldo Mariqueo, un seguidor de Parasiliti y uno de los cuatro mapuches miembros del consejo gubernamental araucano.
De Tounens obtuvo el respaldo de los mapuches en parte gracias a una leyenda indígena de un visitante blanco que aparecería para ayudarlos a defender tierras nativas, dicen los historiadores.
"Ahora dicen que ese rey estaba loco", recordó años después un mapuche que fue guía de De Tounens. "Tal vez. Vivía solo. No le gustaban las fiestas (...) llevaba ropa de mapuche y se dejó crecer el pelo largo, como los indígenas".
Después de su expulsión de Chile, De Tounens intentó financiar su retorno emitiendo bonos en Londres y acuñando monedas araucanas. Regresó en tres ocasiones a América del Sur, pero jamás pudo superar la resistencia de las fuerzas armadas de Chile y Argentina.
De Tounens también sufrió otras desilusiones. Buscando una reina que le diese un heredero, colocó un anuncio en busca de "una doncella que esté dispuesta a compartir el destino". No tuvo suerte. "Se mofaron de él sin cesar porque no podía encontrar una esposa", cuenta Parvulesco.
 Foto: intermicronational.com/long-live-hrh-stanislas-i.html
   Foto: intermicronational.com/long-live-hrh-stanislas-i.html
De Tounens acabó nombrando como sucesor a un mercader de champaña que gobernó como el rey Achille I. El poder fue transferido cuatro veces más en los siguientes años hasta llegar a la actual controversia.
Parvulesco dice que encuentra consuelo en el hecho de que De Tounens también sufrió a consecuencia de sus convicciones.
Parasiliti se pregunta por qué Parvulesco simplemente no lo deja tranquilo.
"Dos o tres personas que le apoyan lo llaman su Alteza Real, eso lo debe satisfacer para seguir insistiendo", señala..


Fuente: lanacion.com

JOYAS DEL COLÓN:
LOS TESOROS QUE LA BIBLIOTECA DEL TEATRO
RESERVA A LOS MELÓMANOS

A fondo
Manuscritos, antiguos programas de mano y ejemplares inhallables sorprenden a investigadores y curiosos
Héroes de la época. Una carta de Puccini y una foto de Verdi y su tenor preferido autografiada, dos testimonios protegidos en una caja fuerte  Foto: LA NACION / Aníbal Greco y Hernán Zenteno
Héroes de la época. Una carta de Puccini y una foto de Verdi y su tenor preferido autografiada, dos testimonios protegidos en una caja fuerte.
Foto: LA NACIÓN / Aníbal Greco y Hernán Zenteno



Por Pablo Gianera / La Nación



  Foto: LA NACION / Aníbal Greco y Hernán Zenteno
Todas las bibliotecas, aun las particulares, tienen objetos de un valor que se los separa del resto que habitan su espacio, lo anaqueles, los cajones, las vitrinas. Los orígenes de aquello que los vuelve únicos pueden ser diversos e incluso opuestos: por ejemplo, la mayor utilidad (un ejemplar sin réplica de consulta inevitable) o bien, en el otro extremo, la inutilidad más completa (el manuscrito con la grafía de quien se admira). La Biblioteca del Teatro Colón, que fue reabierta hace poco más de diez días, reúne por supuesto los dos casos.
La sala funciona en la entrada de Libertad 629, y Alejandra Balassi, la bibliotecaria, parece emocionarse tanto como los visitantes cuando muestra esos objetos. En los estantes se amontonan las biografías de compositores, los estudios críticos, los libretos de ópera. Entre esos materiales, hay páginas, muchas de ellas ya amarillentas, que están imantadas para cualquier amante de la ópera en particular y, de manera más general, de la música. Las dos piezas más destacadas son casi fetiches. En primer lugar, una foto de Giuseppe Verdi con Francesco Tamagno, el recordado tenor turinés que intervino en Otello, Simon Boccanegra y en la versión italiana de Don Carlo. Pero la foto, en la que los dos miran un punto desconocido un poco corrido del objetivo de la cámara, no es todo: están también sus firmas y la datación en Milán, en 1900. No menos conmovedora es la breve carta que Giacomo Puccini fechó el 24 de noviembre de 1924, cinco días antes de su muerte. Los dos manuscritos estuvieron perdidos y fueron finalmente recuperados.
Otro centro de interés, quizás el principal, son los programas de mano del Colón. Pasar las páginas de esos libritos, ahora encuadernados en gruesos volúmenes, depara no sólo una cantidad de información acerca de los elencos y las programaciones. Alrededor de esos datos están las publicidades de cada época, anuncios diversos que dejan entrever una historia que va mucho más allá de la música.

Una publicidad de jabón y, casi al lado, el reparto de la ópera L’elisir d’ amore de Donizetti con Enrico Caruso como el más memorable Nemorino  Foto: LA NACION / Aníbal Greco y Hernán Zenteno
Una publicidad de jabón y, casi al lado, el reparto de la ópera L’elisir d’ amore de Donizetti con Enrico Caruso como el más memorable Nemorino.  Foto:  LA NACION  / Aníbal Greco y Hernán Zenteno
El arte de la portada de un programa de mano de 1917.  Foto:  LA NACIÓN  / Aníbal Greco y Hernán Zenteno


  Foto: LA NACION / Aníbal Greco y Hernán Zenteno


una partitura manuscrita con autógrafo del compositor argentino Constantino Gaito  Foto: LA NACION / Aníbal Greco y Hernán Zenteno
 Una partitura manuscrita con autógrafo del compositor argentino Constantino Gaito.  Foto:  LA NACIÓN  / Aníbal Greco y Hernán Zenteno

Una historia entre las páginas. En un espacio amable, la biblioteca revela de a poco sus secretos  Foto: LA NACION / Aníbal Greco y Hernán Zenteno
Una historia entre las páginas. En un espacio amable, la biblioteca revela de a poco sus secretos  Foto: LA NACIÓN / Aníbal Greco y Hernán Zenteno

Fuente: lanacion.com

LOS PALACIOS DE LA MODERNIDAD

Tres dimensiones.

Son obras del progreso hechas a principios del siglo XX, como la usina de Puerto Nuevo, las terminales de tren o el Correo.

  Torretas. Tenían tanques antiincendio. Asombro. El interior de la usina Givogri.




Por Berto González Montaner

La imponente usina Doctor Carlos Givogri que se refleja en Dársena F de Puerto Nuevo y custodia el extenso horizonte del Río de la Plata es una de las construcciones más surrealistas de Buenos Aires. Pareciera haber salido de alguno de los paisajes metafísicos registrados imaginariamente por el pintor italiano Giorgio de Chirico. Tiempo atrás, a sus pies, entre barcazas y areneras, acuatizaban hidroaviones. Algunos memoriosos cuentan que allí el Presidente Perón recibió a Gina Lollobrigida. Sin duda, un lugar en el borde noroeste de la Ciudad que está lleno de río, magia, historia y energía.
La usina Central Puerto Nuevo nació allí, en terrenos ganados al río. Entre otras razones, porque eran más baratos y por el beneficio de tener el agua cerca. El agua sirve para enfriar el circuito de generación de la electricidad, que todavía hoy se alimenta de combustible fósil y gasoil. Eso nos contó Juan Falco, un ingeniero electrónico que fue jefe de planta hasta el año 1996.
Días atrás, este ingeniero nos acompañó a visitar este edificio que junto con la Central Nuevo Puerto y Central Ciclo Combinado forman parte del complejo Central Puerto. Hicimos la recorrida con un grupo de alumnos de la FADU con los que estamos haciendo el ejercicio de pensar cómo reconvertir esta zona subutilizada y de gran potencial estratégico y paisajístico en un nuevo lugar para disfrutar de la Ciudad. Algo así como sucedió con la Tate Modern (Museo de Arte Moderno) en el Bankside de Londres o la Usina del Arte en La Boca.
A principios del siglo pasado, Buenos Aires crecía frenéticamente al tiempo que construía sus grandes infraestructuras. Eran obras de dimensiones descomunales que hoy, un siglo después, llaman la atención. Estas construcciones faraónicas, como se las llama un poco peyorativamente ahora, no gozaban de mala prensa. Si no que asumían como virtud ser monumentales y palaciegas: construían y celebraban la modernidad, el progreso.
La lista es extensa. Por caso, los Palacios de Aguas Corrientes, el más fastuoso, el de la avenida Córdoba; pero también el de avenida Pedro Goyena en Caballito o el de Villa Devoto sobre Francisco Beiró; que esconden gigantescos tanques de provisión de agua para los barrios de la Ciudad. También las terminales de trenes fueron diseñadas como palacios. Qué tal Retiro, las dos de Constitución o la de Once, con esos descomunales edificios Beaux Arts que tapaban los grandes (y hoy considerados bellísimos) hangares fierreros y utilitarios. O el sinnúmero de colegios como el Nacional de Buenos Aires o el Mariano Acosta. También el actual Centro Cultural Kirchner fue en su origen un palacio, de Correos y Telecomunicaciones. Con un área de arquitectura “noble” (donde están los grandes halls, el salón de los escudos y lo que fue el despacho de Evita) y un área industrial desde donde se distribuía la correspondencia a todo el mundo.
La Central Puerto Nuevo fue construida a principios de siglo XX, proyectada por el arquitecto italiano Giuseppe Molinari, el mismo que hizo el Teatro Coliseo. Primero perteneció a CATE, luego a CHADE y a CADE hasta que en 1958 se nacionaliza y queda como SEGBA. Para volver en los años 90 y hasta hoy a manos privadas.
Su fachada principal mira a la Ciudad, es austera y de orden monumental. Responde a los cánones de la llamada arquitectura palladiana. Su cuerpo central está compuesto por tres partes. Dos torretas laterales y en el eje central, el gran portal con arco de medio punto y columnas apareadas. En su interior es una gran nave de 32 metros de ancho y otros 32 de altura, hoy casi vacía, donde aún funcionan solamente dos turbinas.
A mí siempre me llamaron la atención esas dos torretas que con gran potencia marcan el lugar donde está ubicada. Y que le da al edificio una escala compatible y apropiada con la inmensidad de nuestro río. Pero de lo que me vine a enterar en esa visita es que sus constructores, más allá de algunos excesos, no dejaban nada librado al azar. Sus decisiones estéticas también eran respuesta a necesidades concretas: 8 columnas cada una, las torres encerraban en lo más alto, unos gigantescos tanques donde se almacenaba el agua para combatir posibles incendios. 


* Editor General ARQ

VUELVE A SU DUEÑA UNA ESCULTURA DE RODIN ROBADA EN 1991

"Chica joven con serpiente" está valuada en 100.000 dólares.
Fue sustraída de la casa de una coleccionista en Beverly Hills, con ayuda de su mayordomo.
"Chica joven con serpiente", escultura de bronce del artista francés.

El final parece el de un clásico relato policial: fue el mayordomo. En 1991, una coleccionista de arte de Beverly Hills se fue de viaje y dejó su casa por algunas semanas. Al mayordomo, que se había jactado de los millones de su empleadora en un bar, le pagaron 5.000 dólares por entregar copias de la llave de la casa -y por su silencio, claro-. Durante las semanas que duró el viaje, un grupo de ladrones entró y salió varias veces de la vivienda para llevarse varias piezas de arte, valuadas por un total de un millón de dólares. En el botín estaba Chica joven con serpiente, una escultura de bronce de Auguste Rodin, que acaba de ser nuevamente atribuida a su dueña legítima y que, con un precio estimado de 100.000 dólares, será subastada este año en Nueva York.
Tardó veinte años en aparecer la escultura: en 2011 fue ofrecida anónimante en la casa de subastas Christie's, en su sede londinense. Como la obra del escultor francés estaba denunciada, se iniciaron investigaciones y negociaciones entre los abogados de los que la ofrecían y los de la coleccionista de arte de Beverly Hills, cuyo nombre no se dio a conocer. La policía de esa zona de Los Angeles, que había encontrado y detenido al mayordomo en un hotel de Miami, investigó el caso durante 24 años y finalmente logró que la coleccionista fuera reconocida como la legítima dueña de la obra.
El caso no fue cerrado: en esas "visitas" habilitadas por el mayordomo, los ladrones se llevaron además un bosquejo de El beso, una de las esculturas más celebres de Rodin, y La primavera eterna, otra obra del francés. "Cuando volví después de ese viaje, mi casa estaba como si le hubiera pasado un terremoto por encima", declaró la coleccionista al diario británico The Independent. Pasado el temblor, recuperó la primera pieza.


Fuente: clarin.com

MEMORIA FOTOGRÁFICA:
MIRAR EL PASADO PARA CONSTRUIR EL PRESENTE
CON RECUERDOS

Universos visuales / Entre el documento y la ficción

La brasileña Rosângela Rennó rescata viejas fotos y las utiliza para su obra, en una forma de reinvención; exhibe en Buenos Aires y mañana dará una charla en el Malba
   Reproducción de un tatuaje presidiario como una cicatriz.

Por María Paula Zacharías / Para La Nación


Rosângela Rennó es fotógrafa, pero sobre todo, una rescatista: sirviéndose del pasado y sus vestigios, la artista conceptual brasileña crea con recuerdos el presente, o pesca de allá lejos y hace tiempo aquello que va camino al olvido. También hace fotos imposibles: registra la huella de una imagen perdida para siempre. O inventa recuerdos, como el video que recrea un diálogo probable ocurrido hace 500 años. Su obra parte de la idea de que el pasado es irrecuperable y de que todo acto de memoria supone una reinvención: "No me veo manejando las cosas obvias de hoy, como las imágenes de Instagram. Me interesa lo que la gente olvida y va a ser necesario en un futuro. Esos pantanos son los que me dan ganas de trabajar y producir algún sentido para mi país y para mí misma. Son obsesiones", dice.
Reconocida en el mundo, su obra está presente en dos exposiciones que se pueden ver ahora en Buenos Aires, dentro de la Colección Daros Latinamerica que exhibe Fundación Proa, y en el Malba. En este museo, mañana, a las 18.30, dialogará con Agustín Pérez Rubio, curador de la muestra Memorias Imborrables, invitada por la feria Buenos Aires Photo, que inicia así un programa de acciones mensuales para difundir la fotografía latinoamericana.
A mitad de camino entre el documento y la ficción, Rennó inventa nuevas materialidades para la fotografía: hace collages de fotos preexistentes, superpone diapositivas, agrega veladuras, desenfoca, crea fantasmagorías, reproduce imágenes con proyectores vetustos para lograr la mirada nebulosa del recuerdo, y borra las huellas de la autoría. La propia y la ajena. Trabaja con archivos, revitalizándolos en instalaciones, videos, esculturas, proyecciones o libros. "Fotografiar es un pretexto para hablar de varias cosas que son más grandes: comprender olvidos de la memoria histórica, hablar sobre el espacio público, el mercado de arte y, sobre todo, la humanidad", observa.

De la serie Operação, que la artista de Belo Horizonte realizó en 2014
   De la serie Operação, que la artista de Belo Horizonte realizó en 2014
 

En el video que se ve ahora en Malba, Vera Cruz (2000), de la Colección Videobrasil, recrea un registro que nunca existió a partir de una carta que cuenta el descubrimiento de Brasil, en 1500. Diálogos subtitulados y una imagen que no está, con las dificultades técnicas de un viejo documento, como ruidos, rayones, hongos y otros accidentes típicos de una película vieja. "Los hechos exactos son imposibles de recuperar, por eso prefiero trabajar con las amnesias, más que con las memorias. Me gusta intervenir, añadir algo a los agujeros. Y me interesa tener mucha más ficción que documento dentro del documental. La carta que los brasileños tenemos por certificado de nacimiento es una ficción, porque Brasil ya había sido descubierto antes. Son construcciones manejadas institucionalmente para que comprendamos la historia a partir de lo que el poder decide que son momentos importantes. Hay muchos agujeros en nuestra historia, no hay un flujo continuo y hay varias lagunas de amnesia. Busco ese punto de olvido", explica su procedimiento.
Por eso también le quita el sueño el patrimonio que se pierde. "Hay falta de conciencia en la construcción de nuestra memoria. No se invierten tiempo y dinero", valora. De eso se trata la serie de fines de los años 90 Museu penitenciário-Cicatriz, que se ve en Proa hasta el 13 de septiembre, en el marco de la exhibición de artistas latinoamericanos de Daros, curada por Rodrigo Alonso y Katrin Steffen. Allí, Rennó busca la belleza en las fotografías de las pieles tatuadas de presidiarios y en registros de sus cabezas de principio de siglo XX, que rescató de un archivo que hoy, veinte años después, sigue olvidado. De las cajas con 20.000 negativos en vidrio que encontró rescató del abandono 300, las reprodujo, y aportó investigación para organizar el material.
Por su manía coleccionista, la fotógrafa andará recorriendo mercados de pulgas porteños en busca de lentes y proyectores. Su pasión por los objetos ya se hizo visible en la instalación Menos-valia [leilão], que presentó en 2010 en la Bienal de San Pablo. En ferias de antigüedades de distintos países encontró 73 artefactos fotográficos que se disponían para un remate al final de la bienal, cada uno con su cartel de precio original. "Fue un pretexto para discutir ideas del mercado de arte y de los objetos, y el ciclo de obsolescencia", cuenta.
Rennó tiene dos libros que documentan el robo de fotografías históricas 2005-510117385-5 -nombre que toma de un registro de identificación policial-; el segundo, A01 [COD. 19.1.1.43] - A27 [S|COD.23], ganador de los premios Libro del Año en Paris Photo 2013 y Libro Histórico en los Encuentros de Fotografía de Arles. Tiene planeado hacer un tercer libro sobre fotos robadas, pero no decidió aún sobre cuál caso se tratará. Lamentablemente, encontró varios para elegir.

Una artista en contra del olvido

Rosângela Rennó
Fotógrafa
Edad: 52
Origen: Brasil
  • Oriunda de Belo Horizonte, vive en Río de Janeiro. Es licenciada en artes plásticas y en arquitectura. Expuso en galerías de todo el mundo y participó de dos bienales de Venecia y de San Pablo.Imagen y (des)memoria
  • Mañana, a las 18.30, dará una conferencia en el Malba, acompañada por el director artístico Agustín Pérez Rubio. Las entradas se retiran una hora antes en la recepción del museo (Figueroa Alcorta 3415). Gratis.
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Fuente: lanacion.com