PALACIO LELOIR, LA PERLA DE RETIRO

Secreta Buenos Aires. 

Lo diseñó el arquitecto Alejandro Christophersen en 1905 y en 1944 fue comprado por el Circolo Italiano: tiene un restaurante.
Elegancia: la residencia de Libertad 1264, hoy Circolo Italiano. (Emmanuel Fernández)
Elegancia: la residencia de Libertad 1264, hoy Circolo Italiano. (Emmanuel Fernández)



Eduardo Parise


En el país y en Buenos Aires, el apellido Leloir está asociado a Luis Federico, ese científico argentino que, en 1970, fue galardonado con el premio Nobel de Química. También con la fundación que lleva su nombre. Pero en la Ciudad hay una construcción que suele pasar desapercibida dentro de la geografía porteña: el Palacio Leloir. Construido en la primera década del siglo XX, es una perla del barrio de Retiro que, con su historia centenaria, pudo eludir el escaso criterio de quienes suelen proponer demoliciones en nombre de la modernidad.
La hermosa residencia está en Libertad 1264 y en el frente todavía luce una artística reja que separa la calle con lo que en la tradición francesa se conocía como el patio de honor. Es decir: un jardín con entrada para carruajes que era una especie de antesala para llegar al palacio propiamente dicho. Entonces allí se destaca la gran fachada de estilo academicista francés (se nota su composición simétrica) con toques del Art Noveau que se delata en las columnas y la marquesina. El diseño estuvo a cargo de Alejandro Christophersen (Cádiz, 1866/Buenos Aires, 1946) por un pedido que, en 1905, realizó Isabel E. de Ocampo. Sin embargo, en 1914, aquella obra fue comprada por el matrimonio que formaban Antonio Leloir y Adela Unzué.
Leloir y Unzué se habían casado en agosto de 1900 en una gran ceremonia realizada en la iglesia de La Merced. De ese matrimonio nacieron cuatro hijos: Adela, Clara, Mercedes y Antonio. El palacio consta de planta baja y dos pisos. En su origen, la planta alta albergaba los dormitorios y tanto los salones como esos sectores están decorados con el estilo típico de esos tiempos: cielorrasos con molduras, mármoles y pisos de roble. Todos los herrajes y ornamentos son de bronce.
En 1944, la residencia fue comprada a la viuda de Leloir por el Circolo Italiano di Buenos Aires para instalar allí su sede. El club, fundado en 1873, cuando la colonia italiana en la Argentina ya superaba los 200.000 ciudadanos, lo compró después de vender su sede anterior que estaba en Florida casi Corrientes. Fue la última mudanza después de haber recorrido otros seis lugares anteriores en edificios alquilados. Lejos de despreciar el magnífico edificio, los nuevos propietarios lo revalorizaron dándole brillo a las arañas de cristal, los mármoles y la boiserie hecha con maderas nobles. También actualmente resalta la biblioteca con vitrinas, en donde se guardan diccionarios y enciclopedias históricas vinculadas con la cultura italiana.
Un párrafo aparte merece el Circolo Massimo, un restaurante especializado en alta cocina italiana que desde hace unos años funciona en la planta baja de la misma residencia. A la magia del edificio (donde se conserva desde el estaño original de la barra del bar hasta la espectacular vista al jardín que está en la parte de atrás del palacio, con un árbol centenario), se le suma lo que los artísticos cocineros llaman “el recorrido sensorial por las tentaciones de cada región italiana”. En ese desfile de sabores es obvio que la vedette son las pastas, aunque las carnes, los embutidos típicos y los quesos no se quedan atrás. También tienen salones para reuniones empresariales y fiestas sociales.
Desde mayo de 2008 el majestuoso edificio del Circolo Italiano fue declarado Sitio de Interés Histórico y Cultural, algo que tal vez Alejandro Christophersen nunca imaginó cuando lo diseñaba.
Y es probable que tampoco lo haya pensado al planificar muchas de las magníficas obras arquitectónicas que su talento creativo dejó en Buenos Aires. La lista incluye muchas residencias (como el Palacio Anchorena, actualmente sede de la Cancillería Argentina, en Arenales 761), edificios públicos (como el de la Bolsa de Comercio, inaugurado en 1916) o la impactante Basílica de Santa Rosa de Lima, en la avenida Belgrano y Pasco. En la construcción (se inauguró en 1934) se destaca una imponente cúpula central revestida en cobre y sostenida por un círculo interior con dieciocho columnas de mármol verde.
Pero esa es otra historia.


Fuente: clarin.com

REVISIONES Y COSMÉTICA EN EL PANTEÓN NACIONAL

Paseo por el Museo Histórico Nacional.
Un San Martín parlante mueve manos, ojos y boca y responde a cualquier pregunta que se le haga.
Visita al museo historico nacional y sus nuevas salas que incluyen la exibicion del sable corvo de San Martin. Foto: Andres D'Elia


Revista Ñ propicia un balance de la impronta que el ciclo kirchnerista ha querido dejar en nuestras lecturas del pasado y comienza con este paseo por el Museo Histórico Nacional. Quisimos arrancar con la interpretación de la era colonial y el siglo XIX en la que el proyecto de reemplazar la estatua de Cristóbal Colón por la de Juana Azurduy propone un giro a través de la personalidad heroica que respaldará a la Casa Rosada. Abre este análisis la investigadora del Conicet, Mirta Varela mientras que las historiadoras Mirta Lobato e Hilda Sabato continúan con un recorrido por el Museo Histórico Nacional, donde la restitución del sable de San Martín amenizó la Semana de Mayo. Allí se anuncia una revisión de la mirada a la Independencia, que subraya a los agentes populares anónimos. Las salas vecinas se consagran a las pugnas entre federales y unitarios donde el papel del héroe se construye según una épica exclusivamente militarista, con imágenes manidas del "pueblo", en situación de secundar o adorar.

Visita al museo historico nacional y sus nuevas salas que incluyen la exibicion del sable corvo de San Martin. Foto: Andres D'Elia

Ambas indagaciones también abordan las formas que toma la historia en el discurso escolar y otras primeras instancias de inculcación del sentimiento patriótico, y en particular la tira "El asombroso mundo de Zamba", del canal Paka-paka. Un San Martín parlante y la galería de buenos y villanos emergen en este siglo XIX, interpretado según las coordenadas de un campo cultural dividido, dos siglos después.
En el Museo Histórico Nacional reposa el sable corvo, objeto histórico quque e se sumó a las salas donde se exhibe parte de su riquísimo patrimonio y que aspira –según el cartel del hall de entrada– a modificar el relato presumiblemente "centralista, porteño y aristocrático" que predominaba hasta ahora.
Visita al museo historico nacional y sus nuevas salas que incluyen la exibicion del sable corvo de San Martin. Foto: Andres D'Elia

Luego de una "renovación historiográfica y con otro contexto social y político", según declara, se propone incorporar "a los hombres públicos del pasado en un relato federal e integral que incluye a sectores antes excluidos: los pueblos originarios, los negros, las mujeres, y el protagonismo de las provincias...". Las historiadoras Lobato y Sabato examinan hasta dónde este objetivo es confirmado o desmentido por el relato museológico, en base a las recientes investigaciones históricas de los académicos independientes.
Visita al museo historico nacional y sus nuevas salas que incluyen la exibicion del sable corvo de San Martin. Foto: Andres D'Elia


Visita al museo historico nacional y sus nuevas salas que incluyen la exibicion del sable corvo de San Martin. Foto: Andres D'Elia


Visita al museo historico nacional y sus nuevas salas que incluyen la exibicion del sable corvo de San Martin. Foto: Andres D'Elia


Visita al museo historico nacional y sus nuevas salas que incluyen la exibicion del sable corvo de San Martin. Foto: Andres D'Elia


VIDEO:

http://www.clarin.com/rn/San-Martin-Museo-Historico-Nacional_3_1378092202.html




Fuente: Revista Ñ Clarín

VICTORIA OCAMPO, PRESA POLÍTICA:
LA CARTA DESCONOCIDA SOBRE SU CAUTIVERIO

El 17 de junio de 1953, la fundadora de Sur les envió a Camus y otros escritores que pidieron por su liberación un testimonio de los 26 días que pasó en prisión
Ocampo en la Villa Victoria de Mar del Plata  Foto: Centro cultural Victoria Ocampo-Villa Victoria
Ocampo en la Villa Victoria de Mar del Plata. Foto: Centro cultural Victoria Ocampo-Villa Victoria

Por Nino Ramella / Para La Nación

Victoria Ocampo pasaba varios meses del año en Mar del Plata. Llegaba antes del verano y se quedaba hasta promediar el otoño. Cada 7 de abril su cumpleaños lo recibía en Villa Victoria, esa casa de madera que había heredado de su tía abuela. Pero el 8 de mayo de 1953 algo alteró su rutina. Una comisión policial la detuvo en su casa y la trasladó a Buenos Aires, donde quedó presa durante 26 días en la cárcel de mujeres El Buen Pastor.
La noticia conmocionó a personalidades culturales del mundo, donde la escritora era bien conocida y movilizó a numerosos escritores célebres a organizar una campaña para pedir su liberación. En París, Albert Camus -que había sido huésped en Villa Ocampo, San Isidro- lideró el movimiento de escritores franceses. Él mismo redactó la carta que le fue entregada al embajador argentino en Francia el 20 de mayo. Los firmantes eran Pierre Brisson, Roger Caillois, Camus, Georges Duhamel, François Mauriac (premio Nobel), André Maurois, Roger Martin du Gard (premio Nobel), Christian Murciaux, Jean Paulhan, Jules Romains, PhilippeSoupault y Pasteur Vallery-Radot.
Escritores de otras latitudes se sumaron. Aldous Huxley y Waldo Frank impulsaron el Comité Internacional para la Liberación de los Intelectuales Argentinos. Gabriela Mistral le envió un telegrama al presidente Perón: "Profundamente contrariada por la noticia del encarcelamiento de Victoria Ocampo, ruego a vuestra excelencia liberarla recordando su labor internacional que ha prestigiado siempre a la Argentina". No menos relevante fue la intervención del primer ministro de la India, Jawaharlal Nehru.
La carta que aquí se transcribe parcialmente es la explicación que Victoria Ocampo envía a los escritores que pidieron por ella. Fue datada el 17 de junio de 1953 -apenas quince días después de su liberación-, es decir, hace hoy exactamente 62 años. Ese texto fue remitido en su momento por el Fondo Albert Camus de París a la Argentina como consecuencia de una investigación en el exterior sobre archivos vinculados a Victoria Ocampo que realizó la Biblioteca de Villa Ocampo a cargo de Ernesto Montequín durante la gestión de Nicolás Helft al frente de ese organismo.
Varias son las lecturas que podemos extraer de esa líneas, más allá de la obviedad que sería comentar la fragilidad de las libertades individuales de la época. Victoria no sólo no se victimiza, sino que relata la experiencia como el momento en el que se sintió más solidaria con sus semejantes. Cuentan que Victoria no pudo comprar el delantal cuadrillé que utilizaba en la cárcel porque era propiedad del Estado. Se quedó con el pequeño género que se había cosido en el pecho y que una de sus compañeras bordó con su nombre. Ponía ese trapito a la altura de las más encumbradas condecoraciones con las que fue distinguida. Quien lo bordó, una mujer de una condición modesta, compartió momentos de su vida con Victoria hasta que murió. Admiradora de Mahatma Gandhi, Victoria menciona que durante sus horas en la cárcel llamaba a su cabeza aquel pensamiento de ese pacifista: debo reducirme a cero. No hay salvación para alguien que no se pone a sí mismo en último lugar entre sus semejantes.

Fragmentos de la carta de V. O.

"Yo no he hecho nada fuera de ser antiperonista", escribió al salir de la cárcel El Buen Pastor
Desde el mes de diciembre no salí de Mar del Plata. No fue a mi casa ningún hombre "político". Mis huéspedes fueron los de siempre: Pepe Bianco, Enrique Pezzoni, Antonio López Llausas, Lola E. y Rosita C. Ninguna de estas personas tenía relación con gentes metidas en política. Naturalmente, se hablaba de la dictadura de P [erón]. Y de cuanta medida arbitraria y de cuanto atropello llegaba por vía de la prensa o por vía indirecta a nuestros oídos. Se hablaba de todo ello en forma clara y violenta. [...] El día 15 de abril, día en que P. habló desde los balcones de la Casa Rosada, estábamos Angélica y yo solas en Villa Victoria. Pusimos la radio. Pero como el discurso se parecía (el comienzo) a los que tantas veces habíamos oído, dejé la radio puesta y salí a caminar por el jardín. Después de unos minutos volví, y fue la mujer del jardinero (que estaba oyendo el discurso en su radio y en su cuarto) quien vino corriendo a avisarme que habían estallado dos bombas. La despaché diciendo que se pasaba la vida imaginando cosas. Al principio no creí lo de las bombas. [...] El 8 de mayo, me disponía a trabajar por la mañana (me había quedado sola en casa, con los sirvientes) cuando me anunciaron que me quería ver el comisario (supe, más tarde, que me habían ido a buscar a San Isidro a las 3 de la mañana). La visita matutina de ese personaje me sorprendió sin alarmarme en lo más mínimo. Estaba a cien leguas de imaginar que venía a detenerme. Para no hacerlo esperar dije que lo hicieran pasar a mi cuarto y lo recibí allí (yo estaba en la cama). Entró seguido de un inspector y me dijo que tenía orden de allanar la casa. [...] Luego me dijo el comisario que tenía orden de llevarme a la comisaría. Pregunté por qué. Me contestó que ésas eran las órdenes y nada más. En la comisaría un agente tomó mis impresiones digitales, y esperé. Esperé, esperé. Al fin me mandó a llamar a su despacho el comisario y me dijo que había telefoneado a Buenos Aires el resultado negativo del allanamiento, pero que me necesitaban urgentemente en la Capital y que allí me iba a mandar en compañía de un agente. Volví a casa con el comisario, para buscar una muda de ropas, y mi cepillo de dientes, etc.. (una valijita) y salí para Buenos Aires en el ómnibus, custodiada por un agente vestido de civil. Llegamos a Buenos Aires a las 12 p.m. (retardados por la neblina). En la comisaría de Orden Político me hicieron pasar a un escritorio donde se encontraba ya otra detenida (era mi antigua administradora de Sur, Nelly Saglio, afiliada al Partido Socialista, pero tan inocente, en materia de complot terrorista, como yo). Nos dijeron que estábamos incomunicadas y que no habláramos una con otra. Hasta las tres de la tarde me tuvieron sentada ahí, en una silla dura. Luego me llevaron a otro escritorio para ser interrogada. Me preguntaron si conocía a los presuntos ponedores de bombas, fulano, mengano, etc. Dije lo que era verdad: NO. [...] Volví al escritorio y allí esperamos de nuevo con Nelly otra hora y pico. Felizmente, mi familia se había enterado de mi paradero y me mandaron comida. Acabábamos de devorar unos sándwiches cuando vinieron a buscarnos a Nelly y a mí. Salimos de Orden Político acompañadas por dos vigilantes. Nos metieron en un camión celular y nos depositaron, sans autre forme de proces, en EL BUEN PASTOR, la cárcel de mujeres. Ahí pasé 26 días. Veía detrás de tres rejas, a mi familia más allegada (hermanas y sobrinos) una vez por semana. [...] Entre nosotras, las once mujeres que vivíamos juntas, había una gran solidaridad. Todas éramos UNA, menos la peronista M. Nos hizo la vida amarga, pero yo le tenía más lástima que odio. Lo cierto es que no sentía odio por nadie. Las miserias, las debilidades de la humanidad y también sus arranques de generosidad nunca se me aparecieron con tanta evidencia como en esos 26 días, y me alegra haber tenido oportunidad de vivirlos. Éstas no son palabras en el aire. Además nunca he sentido como en esos días lo que significa la camaradería en la desgracia y el calor de la ternura humana entre desconocidas. [...] Durante mis días de cárcel vino una vez a interrogarme un inspector. El interrogatorio consistió en preguntarme si conocía a X., Y., Z., etc. A algunos conocía, a otro no (de Mar del Plata se habían llevado la libreta donde tenía apuntados los números del teléfono de mis amigos y relaciones). Me interrogaron especialmente sobre mi hermana menor o más bien dicho sobre su marido y las relaciones del marido. Como yo ignoraba qué pasaba (aunque estaba segura de que ellos no estaban metidos en líos políticos) me resultó muy desagradable. [...] 26 días después de mi entrada a la cárcel se presentó una monja en nuestro dormitorio y dijo (ya estábamos acostadas) "O. en libertad por orden del ministro". La monja estaba contenta de traerme la noticia. Era una mujer poco inteligente pero de gran corazón. [...] Ninguno de los telegramas o pedidos que mandaron los escritores del exterior fue publicado en ningún diario de la República. La reclamación de los mexicanos fue mencionada en La Prensa, sin dar nombres ni decir de qué se trataba y agregando que tal reclamación carecía de toda importancia y que otro diario de México declaraba que, desde hacía muchos años, yo era una espía del F.B.I. Hace tres días se publicó en La Prensa que por pedido de Gabriela Mistral se me había puesto en libertad, pero que se seguiría investigando mis infracciones a tales y cuales leyes y se seguiría el proceso. ¿De qué infracciones y de qué proceso hablan? Lo ignoro. Lo estarán inventando. Yo no he hecho nada fuera de ser antiperonista y de censurar à haute et inteligible voix la dictadura monstruosa que nos aplasta.


Fuente: lanacion.com

DENUNCIAN QUE LA INSTALACIÓN DE AZURDUY
ES INCONSTITUCIONAL

La casa Rosada ya tiene a Juana Azurduy a sus jardines, la inauguración oficial está prevista para el 12 de julio, Día de la Hermandad Argentino-Boliviana  Foto: LA NACION / Emiliano Lasalvia

La casa Rosada ya tiene a Juana Azurduy a sus jardines, la inauguración oficial está prevista para el 12 de julio, Día de la Hermandad Argentino-Boliviana  Foto: LA NACION / Emiliano Lasalvia

La casa Rosada ya tiene a Juana Azurduy a sus jardines, la inauguración oficial está prevista para el 12 de julio, Día de la Hermandad Argentino-Boliviana  Foto: LA NACION / Emiliano Lasalvia


La casa Rosada ya tiene a Juana Azurduy a sus jardines, la inauguración oficial está prevista para el 12 de julio, Día de la Hermandad Argentino-Boliviana  Foto: LA NACION / Emiliano Lasalvia


La casa Rosada ya tiene a Juana Azurduy a sus jardines, la inauguración oficial está prevista para el 12 de julio, Día de la Hermandad Argentino-Boliviana  Foto: LA NACION / Emiliano Lasalvia


La casa Rosada ya tiene a Juana Azurduy a sus jardines, la inauguración oficial está prevista para el 12 de julio, Día de la Hermandad Argentino-Boliviana  Foto: LA NACION / Emiliano Lasalvia
La casa Rosada ya tiene a Juana Azurduy a sus jardines, la inauguración oficial está prevista para el 12 de julio, Día de la Hermandad Argentino-Boliviana.  Foto:  LA NACIÓN  / EmilianoLasalvia

Ángeles Castro / La Nación

Combativa, la figura de Juana Azurduy empuñando el mango de una espada ya fue colocada en la plaza Colón, mirando hacia la Casa Rosada. El monumento fue donado por el gobierno de Bolivia, y todo indica que la estatua a la heroína de la Independencia será inaugurada el próximo 12 de julio, cuando se festeja el Día de la Confraternidad Boliviana-Argentina. Aunque aún no fue confirmado, para esa presentación se espera la visita del presidente de Bolivia, Evo Morales. Mientras, la estatua a Colón viaja, en partes, a Costanera Norte.
La remoción del monumento a Cristóbal Colón de la plaza homónima, detrás de la Casa Rosada, y su reemplazo por una escultura de Juana Azurduy volvió a ser objeto de denuncias. Mientras la estatua de la heroína de la independencia ya fue instalada casi en su totalidad, la asociación Basta de Demoler acudió a la Justicia porque cualquier colocación de una obra de arte en el espacio público de la Capital debe ser aprobada mediante una ley de la Legislatura porteña y no existe norma tal para el montaje en curso.
"La Constitución de la ciudad establece en su artículo 81 como atribución indelegable de la Legislatura "disponer el emplazamiento de monumentos y esculturas. También, que debe hacerlo por mayoría absoluta de sus miembros", dijo María Carmen Arias Usandivaras, presidenta de aquella entidad.
La mujer agregó que "en el artículo 89, la Constitución de la ciudad determina que toda ley en ese sentido debe ser sometida a una doble lectura, con audiencia pública entre ambas instancias".
Por eso, Basta de Demoler exigió a la justicia federal que frene mediante una medida cautelar la colocación de la escultura donada por el presidente de Bolivia, Evo Morales, valuada en un millón de dólares.
Lo hizo en el mismo expediente en el que viene batallando, junto con referentes de la colectividad italiana, contra la remoción del monumento a Colón y que aún no tiene sentencia firme. "Es inconstitucional", explicó Arias Usandivaras.
El gobierno porteño también acompañó la demanda judicial cuando la Casa Rosada comenzó el desmembramiento intempestivo de la estatua en mármol de Colón, con la intención de trasladarla a Mar del Plata. Luego, firmó un convenio con el gobierno nacional que aceptaba la remoción, siempre que se mudara a otro sitio dentro de la Capital. El lugar elegido fue la Costanera Norte, adonde ya llegaron algunas piezas del monumento.
El convenio y el traslado fueron avalados por los poderes legislativos nacional y porteño. Pero no hubo ninguna ley que aprobara la colocación de la escultura en bronce de Juana Azurduy.
La fecha prevista de inauguración es el 12 de julio, Día de la Hermandad Argentino-Boliviana. Algunas versiones sostienen que viajará especialmente el presidente Morales.  


Fuente: lanacion.com

PAGARON U$S 40.000 POR UN MANUSCRITO DE BIOY CASARES

"La invención de Morel" se vendió en Nueva York.
Es el texto mecanografiado de una novela que Borges calificó de "perfecta".

Correcciones. Una página del texto, con las marcas del autor.
Correcciones. Una página del texto, con las marcas del autor
Bárbara Álvarez Plá

En la casa de subastas Christie's de Nueva York se remató ayer el original mecanografiado de La invención de Morel, la obra de Adolfo Bioy Casares que Jorge Luis Borges calificó de "perfecta". Su precio final fue de 40.000 dólares.
La venta se hizo en el marco de una subasta dedicada a Impresiones Finas y Manuscritos -un lote de 213 piezas- en la que también se subastaron piezas como el original de 1816 de Emma, de la escritora británica Jane Austen
El texto se presentó en una desgastada carpeta verde manila, con la indicación de que databa de 1939 y tenía 162 páginas, casi todas con anotaciones a mano del autor. Su precio estimado, antes de iniciar el remate, oscilaba entre los 70.000 y los 100.000 dólares. No llegó.
ADVERTISEMENT
Cabe señalar que no es la primera vez que esta pieza se pone a la venta: en el catálogo de 2012 de la librería neoyorkina Lame Duck -especializada en la venta de manuscritos- aparece en la lista de obras, con un precio de 150.000 dólares.
El circuito que siguió el libro fue curioso: el escritor estadounidense Donald A. Yates, que fue el traductor del primer libro de cuentos de Borges editado en lengua inglesa, allá por 1962, cuenta que Bioy se lo regaló a Borges y éste, a su vez, se lo regaló a él. Años después, durante una visita a Buenos Aires, Yates le pediría a Bioy Casares que firmara el ejemplar y le escribiera una dedicatoria.
Se trata de una historia narrada en primera persona por un fugitivo venezolano que se esconde en una isla, aparentemente desierta, hasta que aparece un grupo de veraneantes canadienses que no parecen registrar su presencia y que fueron reunidos por un tal Morel, inventor de una máquina con la que dice poder hacerlos vivir esa feliz semana eternamente. Entre los turistas está Faustine, que se convierte en objeto de la obsesión del fugitivo. Así salió publicado, pero cabe destacar que en el texto subastado ayer el inventor se llama Guerin y la mujer de la que se enamora tiene por nombre Honorine.
El experto en Bioy Casares, Daniel Martino, contó a Clarín que "Bioy acostumbraba a cambiar sus escritos todo el tiempo y a hacer alusiones laterales y su inspiración para La invención de Morel no fue la isla del Doctor Moreau, como dice Borges en el prólogo, sino Julio Verne". Es por eso que en el texto que se remató ayer en Christie's, el nombre del inventor no es Morel, como será en la edicion definitiva, sino Guerin y Faustine se llama Honorine, "que era como se llamaba la esposa de Julio Verne", explica Martino. "Con este libro -dice- Bioy trata de dejar atrás su pasado vanguardista y salir de la subjetividad, por eso los protagonistas ni siquiera son argentinos".



Fuente: clarin.com

RUINA DEL CENTENARIO

Tres dimensiones.

El pabellón de Fiestas, Correos y Telégrafos se hizo en 1910 y ahora está abandonado detrás del Regimiento de Patricios.
Cúpula. Se ve desde el estacionamiento de un hipermercado. Foto: Juano Tesone
Cúpula. Se ve desde el estacionamiento de un hipermercado. Foto: Juano Tesone

Berto González Montaner*
En 1910, para la celebración del primer centenario de la Revolución de Mayo, se hicieron en Buenos Aires una serie de exposiciones internacionales de gran relevancia. Entre ellas la que tuvo lugar en el actual predio de La Rural en Palermo, dedicada a la Agricultura y a la Ganadería, que dejó como legado una serie de bellísimas construcciones que aún siguen en funcionamiento. No sucedió lo mismo con las obras de lo que fue la Exposición de Ferrocarriles y Transportes Terrestres, realizada en los terrenos donde hoy funcionan el Regimiento de Infantería 1 “Patricios” y el hipermercado Jumbo. Así lo recuerda Juan Carlos Grassi, director de la revista Ferias & Congresos, en un artículo publicado recientemente.
Allí se levantaban una serie de grandes pabellones de distintos países jalonados sobre la actual avenida Intendente Bullrich por un gran portal de acceso en estilo Art Nouveau y rematando, casi en el fondo de este predio triangular, en el Pabellón de Fiestas, Correos y Telégrafos.
De estas magníficas construcciones sólo quedó en pie este último, una joya arquitectónica por la que su autor, el arquitecto italiano Virginio Colombo, del estudio Vinent, Maupas y Jauregui, se ganó merecidamente una medalla de oro. Su composición responde al eclecticismo académico y la ornamentación (cuando todavía se mantenía) reconocía influencias de la llamada Secesión Vienesa. El frente curvo, en forma de hemiciclo, tiene una suerte de galería sostenida por grandes columnas apareadas. Por encima, una gran cúpula vidriada remataba en un grupo escultórico compuesto por cuatro figuras femeninas que sostenían, en lo más alto, un globo terráqueo.
Hoy, para encontrar este fantástico pabellón, hay que subir al estacionamiento que tiene el hipermercado Jumbo en su terraza, llegar hasta el fondo y mirar hacia la izquierda. Y allí aparece esta joya que ya no luce como lo que era. Su estado actual es lamentable, casi una ruina, tal como lo viene alertando Juan C. Grassi desde su revista. El globo terráqueo y las piezas escultóricas ya no existen. Sus muros están llenos de grietas de donde emergen arbustos. Muchos de sus vidrios están rotos; revoques y cielo rasos, caídos; las columnas agujereadas revelan su estructura interior, de hierro; los pisos de madera, casi por completo ausentes, dejan ver la perfilería y los pilares de mampostería que los sostenían.
Según el presidente de la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos, el arquitecto Jaime Sorín, la responsabilidad de semejante abandono es de la empresa que obtuvo la concesión del predio a mediados de la década del ´90. Y entre sus obligaciones contractuales estaba mantener en buen estado esta joyita.
A partir de 2010, el llamado Pabellón del Centenario, el antiguo Pabellón de Fiestas, Correos y Telégrafos, fue declarado “Monumento Histórico Nacional”, pero recién ahora, según cuenta Sorín, se está trabajando en un pliego de licitación para recuperarlo. “Es una inversión importante que tiene que hacer el Estado, y está dispuesto a hacerla”. El pabellón cerró sus puertas en 1911, tres años más tarde se instaló en el predio el Regimiento de Patricios y muchos recordarán el pabellón como el lugar donde se hicieron la revisación médica para el servicio militar.
Hoy esta pequeña pieza patrimonial busca un nuevo destino. Sorín dice que varias instituciones históricas, cuando se enteraron de la licitación para refaccionarlo, se mostraron interesadas en funcionar allí. Grassi, por su lado, propone crear el Museo del Centenario, un lugar donde se exhiban muestras de fotografía, numismática y elementos históricos de las seis grandes exposiciones que se hicieron en 1910. Además de la de Ferrocarriles y transporte y la de Agricultura y ganadería, las Internacionales de Higiene, de Arte, de Industria y la de Productos Españoles. Casi por casualidad, el tema dispara otra pregunta: ¿Qué hace todavía ahí, en medio de la Ciudad y vecino del Pabellón, el Regimiento de Patricios? Luis Ovsejevich, el creador de los Premios Konex, el otro día luego de compartir la visita al flamante Centro Cultural Kirchner me dio una posible respuesta: habría que mudar el Regimiento y hacer allí un gran parque cultural que incluya el postergado Auditorio Buenos Aires. Tal vez así, en ese contexto, la ruina del Centenario pueda volver a lucir como el Pabellón del Centenario.
* Editor General ARQ


Fuente: clarin.com

CRISTÓBAL COLÓN Y JUANA AZURDUY,
JUNTOS DETRÁS DE LA ROSADA


Colón, de pie con la grúa, a la izquierda, y la mano de Juana Azurduy que asoma por el coatado de la base de su monumento. (David Fernández)
Colón, de pie con la grúa, a la izquierda, y la mano de Juana Azurduy que asoma por el coatado dela base de su monumento. (David Fernández)


Y un día las esculturas del navegante genovés y de la heroína de la guerra de la Independencia Latinoamericana convivieron en la plaza.

Colón fue puesto de pie otra vez para su traslado a Costanera Norte y la General del Ejército Argentino espera (se ve asomar su mano) para ser subida a la base donde ya hay parte del grupo escultórico que forma su monumento y que sería inaugurado el próximo 12 de julio, aniversario del nacimiento de la guerrera y Día de la Hermandad Argentino Boliviana.


Fuente: clarin.com