UNA CÁMARA HISTÓRICA SE REMATA EN VIENA

La cámara Hasselblad 500EL utilizada por el piloto Jim Irwin del módulo lunar APOLO, de la NASA,  modelo 1968,  es exhibida antes de la subasta en la galería Westlicht de Viena, Autria, el 21 de marzo de 2014. El precio base en la subasta es de 80.000 euros. (AFP / ALEXANDER KLEIN)

La cámara Hasselblad 500EL utilizada por el piloto Jim Irwin del módulo lunar APOLO, de la NASA, modelo 1968, es exhibida antes de la subasta en la galería Westlicht de Viena, Autria, el 21 de marzo de 2014.
El precio base en la subasta es de 80.000 euros.


Foto: AFP / ALEXANDER KLEIN

UN LABERINTO DE ARTE

Museo del Hermitage. En sus 400 salas se exhibe una mínima parte de sus tres millones y medio de piezas. Impresiones de un cronista que se perdió allí.

RESTAURADO. Se invirtieron casi 600 millones de dólares para que el museo luzca como nuevo en diciembre, en su 250° aniversario.
RESTAURADO. Se invirtieron casi 600 millones de dólares para que el museo luzca como nuevo en diciembre, en su 250° aniversario.
Más que la Fortaleza de Pedro y Pablo, la Catedral de San Isaac, la Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada, su subte bien profundo o el río Neva –la morada final de Rasputín–, el órgano emotivo central de esta ciudad es el Hermitage –durante siglos palacio de invierno de los zares–, sólo comparable por su empacho artístico con el British Museum, el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York y el Louvre de París.
Los guardias desganados y de mirada apática para los que estas escenas son meras fotocopias del día anterior –hordas de turistas de todas partes del mundo que se cuelan y gritan– al fin abren las rejas. Y el malón pasa de largo un cartel electrónico que lleva la cuenta regresiva hacia el 250° aniversario del museo –este año– creado por la zarina Catalina La Grande en 1764.
Luego de dejar toneladas de mochilas en los guardarropas subterráneos, la multitud de visitantes se lanza a una maratón imposible: ver tres millones y medio de piezas de arte distribuidas en 400 salas. Alguien ya se tomó el trabajo de hacer el cálculo: si se contemplase durante un minuto cada obra –entre las que están la “Madonna Litta” y la “Virgen de la Flor”, de Da Vinci; “El almuerzo”, de Velázquez; “Baco”, de Rubens, y obras de Rafael, Tiziano, El Greco, Goya, Van Dyck, Rembrandt, Monet, Van Gogh, Gauguin, Picasso, Kandinsky y Malevitch–, el recorrido completo duraría más de cuatro años.
Más que un museo, el Hermitage –el escenario de la película El arca rusa, de Aleksandr Sokúrov– es un laberinto en el que cada giro alienta la desorientación y provoca los más variados encuentros: con guardias ancianas dormidas en sus sillas y con recuerdos de robos y de despreciables ataques, como el del vándalo que en 1985 lanzó ácido sulfúrico contra la “Dánae” de Rembrandt. Por los pasillos del Hermitage circulan todo tipo de historias. Se dice, por ejemplo, que 65 gatos patrullan los sótanos para evitar que las ratas dañen sus tesoros.

RESTAURADO. Se invirtieron casi 600 millones de dólares para que el museo luzca como nuevo en diciembre, en su 250° aniversario.
RESTAURADO. Se invirtieron casi 600 millones de dólares para que el museo luzca como nuevo en diciembre, en su 250° aniversario.


En los salones del museo se percibe la fuerza que impone el cara a cara con colecciones que representan una galaxia de pueblos y culturas. Los restos del Egipto faraónico se mezclan con los de las antiguas Grecia y Roma. Frescos budistas, porcelanas francesas y el célebre cuadro “La Danza”, de Matisse, se empalman con techos, sillas y escritorios rebosantes de oro, salones recargados en estilo neoclásico y barroco ruso, destellos del esplendor zarista.
La solemnidad se enreda con la gula visual del visitante. Las cámaras fotográficas son los verdugos tanto de la memoria como de la contemplación desnuda. No se mira ni se disfruta, se consume. Se fotografía como un acto de apropiación. Con las horas, sin embargo, el entusiasmo se aplaca. Se convierte en otra cosa: sopor. Lo majestuoso y el exceso suntuoso de los Romanov se vuelve más de lo mismo: pasado petrificado y congelado detrás de una vidriera o de una cinta. Los innumerables nombres de pintores y escultores se confunden en un gran pastiche. En el recuerdo, se vuelven un remix. Sólo permanece una sensación vaga de haberse perdido en un pasado encapsulado en un edificio verde, una cárcel de cristal con una historia tan ajetreada como la personalidad rusa: un edificio sucesivamente bombardeado, cuyas colecciones fueron trasladadas a Moscú durante la revolución bolchevique y luego a los Urales en la Segunda Guerra Mundial.
Es imposible entender una ciudad sin sus museos y un museo sin su ciudad. El caos interno del Hermitage es así la prolongación del ritmo de una San Petersburgo vívidamente violenta que, pese a los locales de Mc’Donalds, Starbucks y Subway, aún habita en el siglo XIX

Fuente: Revista Ñ Cultura Clarín

EN LA CITY PORTEÑA, UNA OBRA DE ARTE DE CEMENTO

La sede del antiguo Banco de Londres es un referente de la Arquitectura Moderna y otro legado del genial Clorindo Testa.

Reconquista y Bartolomé Mitre. El edificio, hoy sede del Banco Hipotecario, rompe la monotonía de la zona

Por Eduardo Parise

Es como encontrar una jirafa caminando en medio de una gran manada de elefantes. En plena City porteña y rodeada de edificios de clásicas estructuras bancarias (es decir: con fachadas macizas y espacios de accesos casi clausurados) la construcción sobresale con tanta claridad que, si uno pasa por allí y no le llama la atención, es porque justo en ese momento estaba con los ojos cerrados.
Alguna vez la definieron como “una escultura hecha en hormigón”. Y aunque no se trate propiamente de una escultura, la sede del ex Banco de Londres y América del Sud (actual Banco Hipotecario Nacional) es una obra de arte.
Lo que realmente no deja de sorprender es que el edificio, que está en una esquina del cruce de Reconquista y Bartolomé Mitre, a escasos cien metros de la Plaza de Mayo, ya tiene 48 años. Se empezó a construir en 1960 y se inauguró seis años más tarde. Tiene una superficie total de casi 80.000 metros cuadrados y fue pensado por el genial Clorindo Testa, como asociado con el estudio SEPRA, de los arquitectos Santiago Sánchez Elía, Federico Peralta Ramos y Alfredo Agostini.
El planteo inicial fue formulado en 1959 para un concurso privado y fue tal el impacto que causó que se convirtió en un símbolo fundamental de la Arquitectura Moderna del país y referente mundial.
Definida dentro de lo que los especialistas denominan brutalismo, la obra es fiel representante de ese estilo surgido del Movimiento Moderno, que tuvo su auge en las décadas de 1950 a 1970. El término se origina en la expresión francesa béton brut (hormigón crudo), que solía usar el arquitecto suizo Charles Edouard Jeanneret-Gris (1887-1965), más conocido como Le Corbusier. Después, el crítico de arquitectura Reyner Banham la simplificó directamente como brutalismo.
Las construcciones de ese estilo muestran geometrías angulares que se repiten y dejan a la vista las texturas de los moldes que se usaron para darle su forma al material. Y esa es la principal característica del edificio de Reconquista y Bartolomé Mitre.
Dentro, tanto los tres subsuelos como los seis niveles superiores (llegan hasta los 26 metros de altura), cumplen con una consigna especial: todo funciona como un espacio único que se convierte en una prolongación de las calles. Los dos primeros niveles son para atención al cliente; los restantes, para uso interno. Para completar tanta belleza plástica, en el interior se destaca una escalera-torre-mirador que posibilita múltiples puntos de vista a quien recorre el lugar. Obviamente, también está moldeada en duro hormigón, aunque no lo parece.
En su momento, el edificio generó polémica porque rompía con ese estilo tan formal de la City. Con los años, aquellos cuestionamientos se fueron aplacando a pesar de que muchos no terminan de aceptarlo.
Entre 1988 y 1998 el ex Banco de Londres y América del Sud perteneció al Lloyds Bank y luego fue comprado por el Banco Hipotecario Nacional para su sede.
Por supuesto que no fue la única obra que provocó debate. También una construcción pensada en 1962 por Clorindo Testa, junto con Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga de Bullrich, sigue siendo tema de conversación para entendidos y no tanto. Se trata de la Biblioteca Nacional, inaugurada finalmente en 1992. El año pasado, un encuesta de Clarín realizada entre personas no especializadas en arquitectura consideró a la Biblioteca como el edificio más feo de Buenos Aires, aunque para otros era el más lindo. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com

MONUMENTO A COLÓN:
NAUFRAGA SIN TIERRA FIRME NI DESTINO A LA VISTA

La estatua fue sacada de su base el 29 de junio de 2013; hoy, sigue desmantelada detrás de la Casa Rosada  Foto: Archivo / Rodrigo Néspolo
La estatua fue sacada de su base el 29 de junio de 2013; hoy, sigue desmantelada detrás de la Casa Rosada.


Parece una paradoja más de la Historia, pero traspolada a los tiempos modernos: quien hoy navega con rumbo incierto no es el mismísimo Cristóbal Colón, sino su monumento porteño. Luego de que la Presidenta ordenara, el año pasado, quitarlo de la plaza que está detrás de la Casa Rosada, y donde hoy sus partes se deterioran tras haber sido desmantelado con la excusa de su restauración, el gobierno porteño le busca un destino en la lotería de espacios verdes libres que hay en la ciudad.
Descartada la posibilidad de mudarlo a Mar del Plata, como fue la idea inicial de la Presidencia, en el mapa porteño ya se apuntó un puñado de sitios para emplazarlo, pese a que la Justicia nunca autorizó su traslado y varias asociaciones italianas aún litigan para que el complejo escultórico sea repuesto y se mantenga allí donde, por ley, fue puesto , en 1921.
La Nación y la Ciudad acordaron elegir una nueva morada para el monumento a Colón, a sabiendas de que, tarde o temprano, deberá abandonar el patio trasero de la Rosada. Así lo pidió la Presidenta, para reemplazarlo por una escultura de Juana Azurduy, que ya está en etapa de fundición.
Primero se propuso instalarlo frente al aeroparque metropolitano, pero se descartó porque allí podría interferir con la seguridad aérea. Luego llegó la idea de llevarlo a Puerto Madero, pero eso no les gustó a los más altos funcionarios del macrismo. Más tarde se pensó en una de las tres rotondas de la avenida Escalada, en Villa Lugano, con la idea de "revalorizar la zona" cercana al parque Indoamericano. Pero las asociaciones de italianos se negaron rotundamente.
Luego fue el turno de la plaza Rubén Darío, en Recoleta, a metros del Museo de Bellas Artes. Pero los primeros resultados técnicos indicarían que el suelo no soportaría las 623 toneladas que pesa la escultura de 26 metros de alto. Desde el viernes pasado se le comenzó a buscar otro sitio. ¿Adónde iría Colón? Ahora analizan instalarlo en el parque Lezama.
Esta elección, que no tiene el visto bueno de las asociaciones italianas que aceptarían mudarlo -la colectividad está dividida y otros grupos directamente rechazan el traslado del Colón de su lugar original- es tan curiosa como poco estudiada.
Según fuentes de la Ciudad, se propuso ese lugar por el sentido que le daría el nombre de las calles que se cruzan en el parque Lezama: Paseo Colón y Almirante Brown, el irlandés nacionalizado argentino que se convirtió en el primer almirante de la fuerza naval del país. El juego de coincidencias acicateó a los funcionarios porteños en la búsqueda de un nuevo emplazamiento.
Pero... los italianos que aceptan el traslado prefieren que la estatua del navegante genovés sea ubicada en Recoleta, cerca del Monumento de los Españoles, preferentemente, y con una presencia "destacada" que pueda otorgarle brillo propio.
Qué hacer con el monumento a Colón forma parte incluso de las reuniones de gabinete. Ministros tiran "lluvias de ideas" para opinar dónde reubicarlo. La Cámara Federal en lo Contencioso Administrativo confirmó que la estatua no puede ser removida de su lugar original, aunque sí puede ser desmantelada con fines de restauración.
"No es una decisión caprichosa. Queremos sacar a Cristóbal Colón para instalar al lado de la Casa Rosada una representación de toda la historia de los argentinos, de toda la sangre derramada... queremos poner a Juana Azurduy, esa heroína de la independencia", había dicho en julio pasado Cristina Kirchner.
Para la Ciudad, desde entonces, al traslado de Colón sólo le faltan un lugar y una fecha. Acordaron con la Nación mudarlo con el apoyo de algunas asociaciones de italianos (Comites, Fediba, Felitalia), siempre y cuando se instale en Recoleta y se preserve su integridad. Sin embargo, otras representantes de la colectividad italiana (como la Asociación Italiana de Socorro Mutuo y Cultura Nazionale y el Círculo de Italianos, además de otras ONG) presentaron un amparo y realizaron asambleas para impedir su mudanza, tal cual establece una ley vigente de 1907.
Así las cosas, hoy nadie toma una decisión en pos de la preservación de la estatua del escultor italiano Arnaldo Zocchi, donada por la colectividad italiana en el Centenario de la Revolución de Mayo.
Claudio Avruj, subsecretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la ciudad, explicó que las asociaciones que representan a la mayoría de la colectividad italiana avalan un traslado, pero a Recoleta. "Comites, Fediba y Felitalia nos pidieron que, ante la desidia que hay sobre el Colón, consensuemos con el Gobierno para que el monumento sea reubicado cerca de la embajada italiana y del Monumento de los Españoles, y que mire al río", explicó.
Otras entidades de la colectividad y varias ONG insisten en rechazar su traslado. En el medio, volteado en el piso detrás de la Casa Rosada, el monumento a Colón naufraga, por ahora, sin tierra firme a la vista.


Juana Azurduy está en fase de fundición

La estatua iba a estar lista en enero; el escultor admite demoras


Por Ángeles Castro / LA NACIÓN


La estatua de Juana Azurduy que el gobierno nacional pretende colocar en la plaza Colón en reemplazo del monumento al navegante genovés todavía no fue terminada ni tiene fecha oficial de inauguración, aunque podría ser en julio próximo.
La confección de la escultura en homenaje a la boliviana que luchó por la emancipación del Virreinato del Río de la Plata es financiada por el gobierno de Bolivia. El presidente Evo Morales destinó para ello una donación que supera el millón de dólares.
El trabajo fue encargado al escultor argentino Andrés Zerneri. En octubre pasado, el artista plástico había anticipado que la estatua, realizada en bronce y de 9,5 metros de altura, estaría lista en enero de este año; es decir, hace dos meses. Pero no fue así.
"Está demorada. El molde fue dividido y ahora está en etapa de fundición. Todavía no hay una fecha confirmada para su instalación", dijo el escultor a La Nación la semana pasada.
El molde al que hace referencia fue elaborado en yeso por Zerneri en uno de los galpones de la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Según explicó oportunamente el artista, la fundición -ahora en proceso- demandará ocho toneladas de bronce. Luego comenzará el ensamblado final, que, estimó, tomará cuatro meses.
Así, la estatua de Juana Azurduy podría estar lista justo a tiempo para el 12 de julio, cuando se celebra el Día de la Confraternidad Argentino-Boliviana. "Ésa es la fecha extraoficial de inauguración. Pero nunca hubo una oficial. La información la dará la embajada de Bolivia en Buenos Aires", aclaró Zerneri.
Desde el área de prensa de la sede diplomática, una persona que sólo se identificó como Jorge respondió que aún no hay precisiones y que, cuando las haya, serán convenientemente difundidas por la embajada.


Fuente: lanacion.com

ARTE: MIRAR Y SER MIRADO

YO, nosotros, el arte

La investigación encarada por la curadora Laura Malosetti Costa para la Fundación OSDE descubre el lado oculto, o si se quiere íntimo, de los grandes artistas de dos siglos, desde Fader hasta Greco, de Spilimbergo a Ana Gallardo, en una muestra histórica


Por Julio Sánchez / Para LA NACIÓN

Fue mimado por el público, las empresas y los medios. De origen humilde y boquense de alma, se destacó por su generosidad con sus colegas. En un corrillo de artistas alardeaba de sus muestras de aquí y de allá, de su contrato con una exclusiva tarjeta de crédito, de su aparición en la televisión con la conductora de moda, de su próximo libro, de la crítica que lo elogiaba, sus proyectos, sus éxitos, su futuro cada vez mejor, hasta que en un rapto de ubicación frenó su panegírico y con su tono campechano dijo: "Estoy hablando demasiado de mí, perdón. Che, Pepe, hace rato no nos vemos, contate algo, decime: ¿qué opinás de mi última muestra?"
Cientos de anécdotas como ésta podrían contarse sobre el artista y su ego. Desde una perspectiva más seria ha sido objeto de investigación para la historiadora del arte Laura Malosetti Costa, que presenta en el Espacio de Arte de la Fundación OSDE un conjunto de obras que denominó YO, nosotros, el arte . Malosetti parte de una premisa clara: "De todos los factores que han sostenido y sostienen 'el mundo del arte' en nuestra sociedad, la figura del artista parece la más sólida y duradera, más que las obras mismas; la excepcionalidad de los artistas, el enigma que los rodea, se sostiene en un diálogo entre su manera de presentarse -y autorrepresentarse- y lo que otros actores (mercado, crítica, público, instituciones) construyen alrededor".
Un plotter de sólo dos letras gigantescas, un YO rotundo, recibe al espectador en el piso superior de la ex mueblería Maple. Ocho ejes temáticos ordenan las obras: "Nosotros", "El artista y su modelo", "Cuestiones de estilo", "El espejo", "El taller", "Héroes y mártires", "El cuerpo político" y "El mundo del arte". Abundan los autorretratos, que van desde la más brusca soledad del taller hasta el límite de la caricatura y el ridículo, pero también hay retratos colectivos, lugares de trabajo, modelos y otras variantes.


 Foto: Gentileza Fundación Osde
Ana Weiss de Rossi

El artista fluye como un río en su "grupo de pertenencia". El Museo Nacional de Bellas Artes prestó un magnífico óleo de Mario Canale llamado La noche de los viernes , de 1914, donde seis caballeros alrededor de un sillón parecen discutir la imagen de un libro; el brillo de los zapatos de Walter de Navazio, la cadena del reloj de otro y el puro que fuma Rogelio Yrurtia le dan a la reunión un aire más aristocrático que bohemio. En el otro extremo se sitúa Asado en Mendiolaza , la foto de Marcos López que evoca La última cena de Leonardo da Vinci, aunque con un sentido bien profano; aquí algunos artistas cordobeses comparten un asado al aire libre, los tablones sobre caballetes, el vino en damajuana y cajas de cartón, las ensaladeras de plástico y camisetas informales (cuando no torsos descubiertos) distan mucho del aspecto distinguido de los amigos de Canale.
En otro capítulo de la muestra asistimos a la intimidad del taller donde solía posar una modelo; esta situación, la de una mujer como objeto de representación de un hombre, fue la base angular de los estudios de género que cuestionaron el patriarcado. Un caso rarísimo rescatado por la curadora es el gran óleo de Ana Weiss de Rossi, de 1938, prestado por el Museo Municipal de Bellas Artes de Tandil. La oscuridad del ambiente y la disposición de la mujer desnuda sobre un camastro recuerda la Olimpia de Manet; donde el francés ubicaba a la sirvienta de color con un ramo de flores, la argentina esboza en penumbras la figura de su esposo pintando. ¿Por qué no se representó a sí misma? ¿Acaso se consideraría lésbico que una mujer pintara el desnudo de otra? ¿O el patriarcado era tan fuerte que no se concebía que una mujer pintara a un varón desnudo?

 Foto: Gentileza Fundación Osde
Fermín Eguía
Una pequeña acuarela de Fermín Eguía es toda una declaración de principios; retomando la iconografía tradicional del Ecce Homo -cuando Poncio Pilatos presenta a Jesús frente a la multitud- el artista pinta Ecce pincel . Aquí el humillado es la clásica herramienta de la pintura, expuesta a una multitud enardecida que pide su cabeza. "Amasijalo" y "Muerte" se puede leer en las pancartas; una metáfora del sacrifico y los embates que ha sufrido la pintura en los últimos años.
Marta Minujín aparece con la documentación un happening de 1963 en París; un día de junio llevó sus obras a un terreno baldío, donde éstas fueron destruidas a hachazos y luego prendidas fuego con una antorcha. Acto seguido, Minujín soltó quinientos pájaros al aire y cien conejos recibieron a los bomberos parisinos que acudieron a apagar el happening .
Ser es ser percibido, decía el filósofo inglés Berkeley, y esto parece ser más actual que nunca en el imperio de los medios de comunicación. "Vida pública" es un sector especial curado por María Isabel Baldasarre y se dedica a la presencia de los artistas en la prensa gráfica desde fines del siglo XIX hasta hoy. Fotografías de diarios y revistas dispuestas como en el cuarto de un adolescente (o los paneles de Aby Warburg para los más eruditos) reflejan las estrategias utilizadas por algunos creadores para construir una imagen pública del "ser" artista.

Ficha.
YO, nosotros, el arte en Espacio de Arte Fundación OSDE (Suipacha 658, 1er piso), hasta el 3 de mayo.

Fuente: ADN Cultura La Nación

SUBASTAN LA MEDALLA DE UN PREMIO NOBEL ARGENTINO

Carlos Saavedra Lamas, primer premio Nobel de la Paz argentino.
La medalla del Premio Nobel de la Paz argentino Carlos Saavedra Lamas irá a subasta en Estados Unidos, a un valor inicial que no trascendió.
El entonces canciller Saavedra Lamas recibió el premio en 1936, por sus gestiones que pusieron fin a la Guerra del Chaco de 1932-25 entre Bolivia y Paraguay. Fue el primer argentino en recibir el Nobel.
Tras la muerte de Saavedra Lamas en 1959, la medalla cambió de manos varias veces. Un coleccionista estadounidense la consiguió hace unos 20 años en una casa de empeños.
Es la segunda medalla Nobel que llega a una subasta. Será vendida el 29 de marzo en Baltimore por la casa neoyorquina Stack's Bowers Galleries. El oro de la medalla vale unos 9.000 dólares a los precios actuales de mercado. Pero como objeto histórico de colección, su valor es mucho mayor.


Fuente:clarin.com

VIAJE AL 1900 EN EL MUSEO DE TIGRE

La nueva directora, la historiadora del arte María José Herrera, anunció muestras sobre los siglos XIX y XX.








Renovación. Herrera es la actual presidenta de la Asociación de Críticos de Arte de la Argentina. / LORENA LUCCA

Por Mercedes Pérez Bergliaffa

 

Por El Delta hay aires de renovación: el Museo de Arte de Tigre (MAT) tiene desde hace poco una nueva directora. Se trata de la historiadora del arte María José Herrera, quien reemplazará a la arquitecta Diana Saiegh, luego de un período –post-dirección de Saiegh– en el que el MAT quedó a la espera de la designación de un director. Ahora, con Herrera a la cabeza, el museo toma impulso. ¿La primera modificación?
“Considerar a este lugar una casa-museo y no solamente un museo”, comenta Herrera. “La casa, como sitio histórico y arquitectónico, es tan importante como la colección que alberga. Por eso también vamos a sacar todas las paredes falsas y dejar a la vista las originales”. Herrera tiene razón: la bella construcción creada por los franceses Luis Dubois y Pablo Pater en 1912, es histórica y representativa de esa clase alta porteña que hace 100 años pasaba en El Tigre los fines de semana, dispersándose. El edificio funcionó como club de tenis, golf y regatas, y más tarde, en 1927, como casino; fue desmantelado en 1933, cuando se prohibieron los juegos de azar cerca de Buenos Aires. Recién se abrió como museo en 2006.
De toda la zona va a ocuparse Escenas del 1900, una exposición pensada para mayo que, según adelantó Herrera, “contará la historia del lugar, del Tigre Hotel (que fue quemado) y del Tigre Club (donde ahora funciona el MAT). También la de los diferentes clubes de remo, cada uno de ellos fundado por una colectividad distinta: la suiza, la italiana, la inglesa… Esta primera muestra tendrá cuatro grandes obras, comisionadas a los artistas Delia Cancela, Horacio Zabala, Jorge Gamarra y Norah Correas”.
“Este y todos los museos son lugares de encanto, abiertos a un tipo de receptividad y de sensaciones que no ocurren en otros lugares. Quiero acentuar eso”, comenta sobre la idea de casa-museo la nueva directora, quien fue jefa de investigaciones del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) por 17 años, y tuvo un breve paso como directora artística del Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MACBA), además de ser la actual presidenta de la Asociación de Críticos de Arte de la Argentina.
Durante la reunión oficial que mantuvo hace unos días con la prensa y las autoridades, Herrera detalló, paso a paso, las próximas exposiciones y el nuevo rumbo del MAT. Y desde el vamos el anuncio fue original, porque la ceremonia –en la que estuvo el intendente de Tigre, Julio Zamora–, adoptó una nueva modalidad: para acceder a ella, los invitados llegaron desde el microcentro de la ciudad de Buenos Aires hasta el centro de Tigre por agua y no por tierra. Saliendo en un barco mediano desde Puerto Madero, recorriendo toda la orilla de Buenos Aires y la del propio Delta, se veía cómo iba quedando atrás la masa de edificios grises, confundiéndose con una espesa nube plomiza de smog; y también cómo el cielo azul y el aire limpio se iban abriendo paso. Pasando San Fernando, la vegetación y las viejas carcasas de barcos antiguos comenzaban a ser mayoría, al igual que los camalotes, que iban y venían, meciéndose. A punto de desembarcar en el corazón de Tigre, el estrés de la ciudad había quedado olvidado y el edificio de estilo neoclásico del MAT nos esperaba.
Una de las cosas más interesantes que se expondrán en Escenas del 1900, según se anticipó, serán viejas películas mudas filmadas en El Tigre alrededor de 1915: mostrarán las formas sociales de la “nueva modernidad”, la moda, el paisaje… La vida cotidiana de la zona. Otro de los núcleos de la exposición estará destinado a las antiguas mujeres pintoras del Delta, hasta ahora dejadas fuera de la historia del arte oficial (como la hermana del escritor Rafael Obligado, María Obligado de Soto y Caló). También se mostrarán pinturas de géneros considerados “menores”, realizados por mujeres a fines del siglo XIX y principios del XX, como las cartas de visitas y los menúes.      La segunda muestra del año estará dedicada a los pintores del siglo XIX de la Argentina, presentes en la colección del MAT. Y la tercera será un homenaje a los históricos acrílicos Paolini, tan importantes para los artistas op, cinéticos y pop locales.
Es evidente, se vienen vientos de cambio en el MAT. Ahora hay que esperar a que la nueva gestión inaugure sus muestras.

Fuente: clarin.com