UN REGRESO ESPERADO

Durante décadas, el Premio Braque fue uno de los más prestigiosos del país. Con el apoyo de la Embajada de Francia, vuelve a mostrar ahora en el Muntref un panorama de la producción joven en la Argentina.

Por Mercedes Pérez Bergliaffa

La noticia tiene importancia: se trata del resurgimiento del Premio Braque, uno de los más importantes dentro de la historia de las artes de nuestro país, y muy ambicionado por los jóvenes artistas locales, ya que significa el otorgamiento de una residencia de producción en París, con todo pago. Esta vuelta del Premio que había sido discontinuado hace más de quince años, se organiza ahora en el ámbito del Museo de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Muntref) y con el apoyo –como siempre desde sus orígenes– de la Embajada de Francia en la Argentina.
“El Braque” –como lo llaman en su jerga los artistas–, se estuvo realizando en nuestro país durante más de treinta años, de 1963 a 1997, aunque tuvo un corte importante de 1969 a 1979. Recién volvió a organizarse ese año, cuando se le otorgó el premio a un artista –Carlos Kusnir– pero sin llevarse a cabo la exposición de las obras seleccionadas. El concurso siguió realizándose desde ese momento hasta los 90, cuando, por motivos que no están demasiado claros, se suspendió la convocatoria del premio. Algunas versiones sostienen que la razón fue en realidad una combinatoria de factores: la quiebra de la Fundación Banco Patricios –última sede del premio–, sumada a las decisiones tomadas por la gestión cultural de turno dentro de la Embajada de Francia. Es que la Embajada siempre trabajó con una institución como partenaire para organizarlo, y que al cerrar el Banco Patricios, esto se habría terminado.
¿Pero por qué el Braque es tan importante? El premio otorga al artista joven que lo gane una especie de beca de varios meses en París. Y, se sabe, estas oportunidades a nivel local escasearon siempre. Participar en él puede ser decisivo para la carrera de un artista porque, aun cuando no obtenga el Premio, el hecho de haber sido seleccionado significa una enorme visibilidad y el posicionamiento de la obra –y del mismo artista– como “experimental”, o al menos como perteneciente a las tendencias más innovadoras. Ese mismo espíritu que tuvo siempre el premio, desde sus inicios allá por los años 60, cuando se exponía la selección de obras en una de sus primeras sedes, el Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA) –que se alternaba con el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA)– es el mismo que se mantiene vigente hoy en día, en esta nueva etapa.
JULIAN D'ANGIOLILLO. “Antrópolis, un parásito en Tecnópolis (Memorabilia).”
JULIAN D'ANGIOLILLO. “Antrópolis, un parásito en Tecnópolis (Memorabilia).”
Pero hay un dato más por el cual el Braque fue importante y sintomático a nivel histórico: en su edición de 1968, varios de los artistas más importantes de lo que hoy en día se conoce como la “vanguardia” de la época, se rebelaron contra el premio. Corrían tiempos de cambio. Era la época del Mayo Francés y de Tucumán Arde y los artistas realizaban todo el tiempo este tipo de acciones y manifestaciones políticas activas. En ese momento se quejaron de una de las cláusulas del Premio, por medio de la cual se especificaba que los bocetos de las obras que se presentaran a concurso debían señalar la posible existencia de fotos, leyendas o escritos que integraran la obra. Otra nota advertía, también, que el museo –en este caso, el Nacional de Bellas Artes– se reservaba el derecho a cambiar las obras como lo juzgara necesario. Los artistas interpretaron esto como un acto de censura y se negaron a participar. Alguien tiró una bomba. La policía trasladó a varios artistas a la seccional. Hubo movida: la primera en reaccionar fue Margarita Paksa. La siguieron Roberto Plate, Pablo Suárez, Roberto Jacoby y el Grupo de Artistas de Vanguardia de Rosario, entre otros. Ese año el Premio lo recibió el pintor Rogelio Polesello, cuya obra recibió huevazos y bombas de mal olor.
Ahora, cuarenta y pico de años después, la coyuntura es distinta. Los artistas no tiran bombas ni se oponen –por lo general– a los premios. En la edición actual exhibida en el museo de la Untref, los artistas fueron invitados a participar. Es decir, no fue un llamado abierto. Esto despertó miradas a favor y también en contra: durante los años 90 cualquier artista podía presentarse al Braque y tener la posibilidad de mostrar su trabajo dentro del contexto del Premio; no existía la mecánica de la invitación previa.
Este año el premio –elegido por un jurado integrado por el artista Juan Carlos Romero; Aldo Herlaut, por la Embajada de Francia, y Aníbal Jozami, rector de la Untref–, fue otorgado a Leonardo Damonte (1978) por su instalación sin título, con cierto carácter de monumento efímero realizado con carretillas, sogas industriales, recortes de maderas, diversas luces blancas (tubos fluorescentes y neones) y otros elementos claramente tomados del universo del trabajo. Todos estos materiales son utilizados por Damonte de manera provocativa, estableciendo un diálogo original, en el que están desprovistos de su identidad primera. La disposición de cada uno de los elementos en el espacio, así como su despliegue conjunto, ubican al trabajo dentro del grupo de todos los seleccionados como uno de los más llamativos, intrigantes y dueño de un tipo de confección cuidada, exacta, limpia, pulcra. El trabajo brilla: tiene luz colocada al lado de madera bruta, barata. Neón pegado a una carretilla.

MARIANA TELLERIA. “Morir no es posible”, instalación.
MARIANA TELLERIA. “Morir no es posible”, instalación.
Hubo, además del Primer Premio, seis menciones. La Mención Especial del Jurado la obtuvo la obra “Doméstico desierto” de Viviana Blanco (1975). Hecho de carbonilla, papel roto y arcilla sin cocer –por lo tanto seca, blanca y quebrada– la instalación remite a lo escondido que se asoma, a la posibilidad de entrever por el agujero, el muro, la tierra y el pelo –las líneas– dibujadas a puro trazo sensible. “Destilé lo que no podía traer al presente”, explica Blanco. “Viajé por mis fluidos. La mutación aconteció”.
Las otras menciones fueron para Leonello Zambón con “Canción dormida. Tríptico para el tesorero de la noche” –una de sus típicas instalaciones realizadas con materiales desprolijos, vivos gracias a la incorporación de aparatos low-tech encendidos–; Paula Landoni y sus exquisitos libros troquelados y textos-collages de “Corte y confesión. Nota detrás de una arqueología”; Santiago Porter, con las grandes fotos de árboles desolados de “Sin título (Bosque)”; Verónica Gómez y sus pinturas colocadas cual una puesta en escena sin actores, llenas de nostalgia y feminidad –“Flores para Natacha Guthmann”–; Mauro Koliva, con sus dibujos microscópicos de birome sobre papel impresos en gran formato, en digital –“Nube elefante”– y Marisa Rubio con una interesante video-performance en la que el personaje (Clara S.) se infiltra en clases de teatro, por ejemplo. Hasta ahí, lo que el jurado decidió subrayar.
Ocurre en todos los concursos, casi sin excepción: es difícil coincidir completamente con las elecciones del jurado. Sin duda, habrá quienes lamenten que no se haya incluido entre los trabajos distinguidos, por ejemplo, a la deslumbrante “Antrópolis, un parásito en Tecnópolis (Memorabilia)”, de Julián D’Angiolillo, una obra compleja que en la exhibición de Muntref toma la forma de una instalación, pero que durante su realización fundante –varios días de 2011–, se realizó como un combo de feria, performance e intervención en las afueras de la feria de tecnología y ciencia, creado con los materiales que se iban desechando desde Tecnópolis. Con un claro “código-conurbano”, la obra pone el dedo en la llaga de varias situaciones contemporáneas. El video que la integra: hipnotizador e impecable.
Los “Retratos” de Valentina Liernur –tienen tanto óleo encima que estimulan hasta a nivel olfativo– y la instalación “Abstractos de verga roja”, de Mauro Guzmán, son otras de las obras que sobresalen dentro de la selección. Sin dudas, visitar la muestra es echar un vistazo a una parte rica de la producción contemporánea joven y local, un área del mundo que explota en el Muntref: ésa que los artistas deciden señalar.

FICHA
Premio Braque

Lugar: MUNTREF, Valentin Gomez 4838, Caseros, Provincia de Buenos Aires.
Fecha: hasta el 28 de abril.
Horario: todos los días, 11 a 20.
Entrada: gratis.

Fuente: Revista Ñ[ Clarín

UN ARGENTINO GANÓ EL PREMIO PULITZER


Rodrigo Abd integró el equipo de cinco fotorreporteros de la agencia de noticias AP que obtuvo el prestigioso galardón en la categoría Fotografía de Noticias de Última Hora por las imágenes que tomó en Siria.



La Universidad de Columbia, EEUU, distingue con el premio Pulitzer la excelencia periodística, literaria y musical en distintas categorías de forma anual. La nueva edición del reconocido galardón tuvo entre sus ganadores al fotógrafo argentino Rodrigo Abd, de la agencia de noticias Associated Press (AP).
El fotógrafo argentino fue uno de los cinco integrantes del equipo de fotorreporteros que obtuvieron el Pulitzer en la categoría Fotografía de Noticias de Última Hora, por la cobertura de la conflicto armado en Siria. Forman parte del conjunto los fotorreporteros distinguidos Manu Brabo, Narciso Contreras, Khalil Hamra y Muhammed Muheisen.
Abd nació en Buenos Aires, el 27 de octubre de 1976. Comenzó su carrera en los diarios La Razón y La Nación y desde 2003 comenzó a trabajar en AP, con base en Guatemala. Cubrió distintos eventos para la agencia de noticias, como las elecciones presidenciales de Venezuela en 2007 y el terremoto en Haití en 2010.
Antes de llegar a Siria, en 2012, Abd tuvo Kandahar, Afganistán, como destino en 2010 y cubrió el conflicto político de Libia en 2011. En la actualidad, tiene como base Lima, Perú.
Los trabajos del fotógrafo argentino cosecharon varias distinciones a lo largo de su carrera. En 2013 ganó el prestigioso premio Poyi (Pictures of the Year International) de excelencia por su trabajo "Evicted" para AP.
En esta oportunidad, Abd y el equipo de AP se llevaron el Pulitzer por su trabajo en Siria, al capturar imágenes que muestran escenas fuertes, cargadas del miedo y la angustia, la violencia y el sufrimiento propios del conflicto armado que atraviesa el país.
Las fotos ganadoras de Abd capturan escenas desgarradoras en que se materializa todo el horror del conflicto bélico en Siria.
Una mujer llorando a causa de la heridas sufridas, un niño en el funeral de su padre, la quema de una foto de Al-Assad y un chico de 11 años aprendiendo a sostener un arma de juguete son las capturas ganadoras de Abd.

























El fotógrafo argentino Rodrigo Abd.
Fuente: diariouno.com.ar

CUADRO DE CHARLES LE BRUN BATIÓ RECORD
AL ALCANZAR 1,44 MILLONES DE EUROS


Un cuadro de Charles LeBrun (1619-1690), descubierto en una suite del Hotel Ritz de París, se adjudicó este lunes durante una subasta por 1,44 millones de euros, un récord para este pintor, indicó a la AFP la casa Christie's France
AFP - Un cuadro de Charles LeBrun (1619-1690), descubierto en una suite del Hotel Ritz de París, se adjudicó este lunes durante una subasta por 1,44 millones de euros, un récord para este pintor, indicó a la AFP la casa Christie's France.
Por Kenzo Tribouillard

Un cuadro de Charles LeBrun (1619-1690), descubierto en una suite del Hotel Ritz de París, se adjudicó este lunes durante una subasta por 1,44 millones de euros, un récord para este pintor, indicó a la AFP la casa Christie's France.
Obra de juventud del artista francés convertido más tarde en el pintor de Luis XIV, "El Sacrificio de Políxena" decoraba sin que nadie lo supiera el salón de la elegante suite donde vivió durante un tiempo Coco Chanel, la gran estilista francesa fallecida en 1971.
El valor de esta pintura de gran tamaño se estimó en entre 300.000 y 500.000 euros.
Fueron Joseph Friedman, consejero artístico del Ritz, y su colega Wanda Tymowska quienes la descubrieron durante un inventario de las obras y muebles que se encontraban en el prestigioso hotel, propiedad del multimillonario egipcio Mohammed Al Fayed.
El hotel de lujo, ubicado en un edifico de 1705 de la parisina plaza Vendôme, está cerrado por obras de renovación.
El dinero recaudado con la venta se destinará a la Fundación Dodi Al Fayed, el hijo del multimillonario fallecido el 31 de agosto de 1997 junto con Lady Diana en un accidente de coche en la capital francesa.

Fuente: AFP

HUELLAS DE CAPERUCITA EN LA CIUDAD

Ciudades
Secreta Buenos Aires


Un monumento y una calle porteña recuerdan al legendario personaje de los cuentos.

Plaza Sicilia. La escultura está en Palermo, aunque primero había sido colocada en la Plaza Lavalle, cerca de la avenida Córdoba. /ARCHIVO CLARIN
Por Eduardo Parise

Alguna vez se dijo que era único en el mundo. Pero no. En España y otros países hay monumentos similares. De todas maneras, no puede negarse que Buenos Aires es una de las pocas ciudades que tiene representada, y en mármol del mejor, a la figura de esa nena cuya historia se transmite en forma oral o escrita desde hace siglos y en todos los idiomas: la legendaria Le Petit Chaperon Rouge, o simplemente Caperucita Roja.
La obra no supera los dos metros de altura y puede verse en cualquier momento en un sector de la plaza Sicilia, en Palermo. Está junto a la avenida Sarmiento, metros antes de llegar a la avenida del Libertador y sobre la mano izquierda, según el sentido del tránsito. La realizó el escultor francés Jean Carlus (1852-1930), un hombre nacido en la zona de la Dordogne. Fue miembro de la Societé des Artistes de su país desde 1886 y sus trabajos recibieron múltiples premios. La escultura que recuerda a Caperucita en la Ciudad fue comprada por la entonces Municipalidad en 1937 y hasta 1972 estuvo en Plaza Lavalle, cerca de la avenida Córdoba, entre Talcahuano y Libertad. En ese lugar después se colocó la estatua del ex presidente Hipólito Yrigoyen.
La imagen que está en Palermo recuerda aquella historia de la chiquita que iba a visitar a su abuela enferma, un cuento de trasmisión oral que mostraba la seguridad de los poblados y lo peligroso del bosque, algo típico del tiempo medieval. Aquella leyenda fue recogida en 1697 por Charles Perrault (1628-1703) en un libro al que se lo conoce como “Los cuentos de la mamá Gansa”, por el dibujo que ilustraba su tapa. El cuento de Caperucita tenía un final trágico porque la nena y su abuela terminaban comidas por el lobo. La moraleja planteaba lo inconveniente de hablar con desconocidos, como había hecho ella en el camino del bosque.
Los historiadores cuentan que en 1812 los hermanos Grimm –Jacob (1785-1863) y Wilhelm (1786-1859)– modificaron ese final incluyendo la figura del leñador que mataba al lobo y recuperaba a Caperucita y a su abuela. Desde entonces, ese agregado se convirtió en el texto completo que llega hasta nuestros días.
La estatua está hecha en un solo bloque de mármol blanco en el que se ve a la chiquita con su clásica caperuza y llevando la canasta con alimentos para su abuela y, en la otra, un ramo de flores. Detrás, aparece la imagen del lobo que se asoma acechante. La síntesis lograda por Carlus es más que elocuente y grafica muy bien el espíritu de esa leyenda que sigue pasando de generación en generación. Después de haber sufrido algunos daños (el vandalismo siempre puede más que el arte) la obra fue restaurada en 2010 y colocada nuevamente en la plaza Sicilia. La figura de la nena es muy parecida a la que se observa en otra obra de Jean Carlus, pero que nunca salió de Francia. Lleva por título “El agua” y en principio estaba destinada a la Place du Capitole, en Toulouse. Sin embargo, después la ubicaron en el Jardín de Michelet, en la zona de Bonnefoy, el barrio más popular de esa ciudad.
Además del monumento, en Buenos Aires hay otra referencia al antiguo cuento europeo. Es la calle Caperucita, de una sola cuadra. Está en la zona de Parque Chacabuco, entre Picheuta y avenida Del Barco Centenera. La designación con ese nombre se realizó mediante la ordenanza 1.424 del 30 de diciembre de 1925, mucho antes de que el monumento llegara a la Ciudad.
Claro que, si de leyendas se trata, la de Caperucita Roja no tiene exclusividad. En una ciudad tan grande como Buenos Aires hay otros ejemplos de trabajos que evocan a figuras míticas de la literatura universal. Tal vez el más conocido sea el del famoso Don Quijote, aquel personaje creado por Miguel de Cervantes Saavedra. Fue inaugurado en junio de 1980 en una plazoleta de Lima y Avenida de Mayo y la imagen siempre generó polémicas. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com

LA OTRA CARA DEL ARTISTA DE LA BOCA

Tras una espera de 57 años, el museo fundado por Benito Quinquela Martín ya tiene catálogo. Dispuso que en su museo no hubiera obras abstractas. Incluyó Premios Nacionales y también artistas del barrio.

Por M. S. Dansey

Con ese cuadro, en 1888, Eduardo Sivori, había conseguido entrar al Salón de París.
La mort d’un paysan (La muerte de un campesino), un óleo de gran tamaño que retrata a la escena póstuma de un campesino francés, era sin dudas una pieza fundamental, sino la más importante, para el museo de artistas argentinos que Benito Quinquela Martín inauguró en la Boca, en 1938, con una idea clara: un museo que viniera a rescatar la tradición figurativa nacional.
Lo que no estaba claro, en un país de inmigrantes cuyo modelo era Francia, era qué se entendía por tradición nacional. El problema, en realidad, era de los otros, Quinquela sabía muy bien hacia dónde apuntaba y cuando el cuadro entró a la colección no dudó en cambiarle el nombre y ponerle La muerte del marino, cosa que el drama de los labradores europeos pasara a ser el drama de una familia boquense. Más cercano y didáctico, que no quedaran dudas de que se trataba de un gesta nacional y popular.
La anécdota la cuentan Graciela Silvestri y Víctor Fernández en el catálogo del museo, un trabajo que se acaba de presentar y que sirve para desmitificar la figura del gran Benito; el huérfano adoptado por una pareja de carboneros, el niño flaco y desgarbado que pintaba de noche, a escondidas; el hombre de códigos que se hizo solo, en la calle, y llegó a ser una figura internacional; el que en lo más alto de su carrera dejó todo y donó todo –una pequeña fortuna– para construir en el centro del barrio un polo de desarrollo educativo, sanitario y cultural.
La anécdota sirve para hacer un poco más humano a este santo varón, que en el catálogo aparece en una faceta no tan conocida: la de coleccionista.
En ese sentido, si en su obra personal se mostró monotemático y unidimensional, en el armado de esta colección –unas 80 obras– dejó traslucir otros matices de su pensamiento, ante una escena convulsionada.
En 1938, ante la inminencia de la guerra, las vanguardias europeas comienzan a migrar rumbo a América. En Nueva York, el museo Guggenheim abre sus puertas para dar cabida al arte moderno, mientras en Buenos Aires se funda el Museo de Bellas Artes Eduardo Sívori, casi de forma simultánea con el Castagnino, de Rosario y el Municipal de Tandil.
Quinquela dispuso que el museo de la Boca se mantendría dentro de la línea figurativa y prohibió el ingreso de obras abstractas. Argumentó que “ya había muchas salas destinadas a estas tendencias en la capital”, aunque la verdad es que no había tantas y, como dijo tras su segundo viaje a Europa, las vanguardias lo “asqueaban”. Y opinó: “Como no se sienten capaces de seguir las huellas de los grandes maestros de la pintura, ni de crear la propia, se refugian en la extravagancia”.
Nada de ismos. “La realidad sólo como punto de partida, no de llegada” dijo él, que en 1914 había sido uno de los promotores del Salón de los Rechazados, pero que a la hora de armar el recorrido incluyó a Sívori, y Mendilaharzu, entre otros de la generación del 80 y el grupo de París, que habían sido Premios Nacionales. Su selección parece estar orientada hacia un terreno que podría definirse por la negación: Nada que sea demasiado algo.
Entre los viejos maestros incluyó a los artistas del barrio, algunos muy buenos: Su maestro Lázzari, Cafferata, Lacamera. A orillas del Riachuelo se respiraba una atmósfera cultural rica y diversa.
Eligió obras costumbristas y reunió retratos y paisajes de casi todas las regiones. El pescador marplatense, el indio tehuelche, la promesera jujeña, van llenando un álbum de figuritas que reúne , entre otras, las firmas de Fader y Castagnino.
Igual, privilegiaba la mirada amorosa, no por eso menos crítica. Las obras de Berni, Forner y Spilimbergo muestran la otra cara de la Argentina potencia, la que Benito conocía.
Ahora, tras 57 años, este museo algo olvidado, vuelve a tener un catálogo y una excusa para ser visitado. Como si tanta obstinación no hubiera alcanzado.

Fuente: Revista Ñ Clarín

LA APERTURA DEL RIJKSMUSEUM
PONE EL BROCHE DE ORO AL REINADO DE BEATRIZ


La apertura hoy por parte de la reina Beatriz del museo más emblemático del arte holandés, el Rijksmuseum, renovado durante la última década, ha puesto el broche de oro a la agenda de actos públicos de la monarca antes de su abdicación, el próximo 30 de abril, a favor de su hijo Guillermo Alejandro. EFELa apertura hoy por parte de la reina Beatriz del museo más emblemático del arte holandés, el Rijksmuseum, renovado durante la última década, ha puesto el broche de oro a la agenda de actos públicos de la monarca antes de su abdicación, el próximo 30 de abril, a favor de su hijo Guillermo Alejandro. EFE

La apertura hoy por parte de la reina Beatriz del museo más emblemático del arte holandés, el Rijksmuseum, renovado durante la última década, ha puesto el broche de oro a la agenda de actos públicos de la monarca antes de su abdicación, el próximo 30 de abril, a favor de su hijo Guillermo Alejandro. EFE

Por Maite Rodal

Amsterdam - La apertura hoy por parte de la reina Beatriz del museo más emblemático del arte holandés, el Rijksmuseum, renovado durante la última década, ha puesto el broche de oro a la agenda de actos públicos de la monarca antes de su abdicación, el próximo 30 de abril, a favor de su hijo Guillermo Alejandro.
La pantalla situada en la fachada del museo, que ha señalado durante las últimas semanas la cuenta atrás hasta la ansiada reapertura de la "catedral del arte holandés", ha marcado hoy finalmente el número cero.
Una gran alfombra naranja -el color que representa la dinastía de los Orange- se extendía a modo de pasarela desde el atrio de la pinacoteca hasta la amplia plaza exterior donde se ubica el edificio, y dibujaba un ambiente espectacular al combinar la simbología nacional con la alta costura del arte que alberga el Rijksmuseum.
Sobre esa pasarela y acompañada del director de la pinacoteca Wim Pijbes, la monarca, vestida con un sencillo traje marrón con abrigo a juego, giró una gran llave introducida en una caja metálica ornamentada, símbolo de la apertura de las puertas del museo.
Casi al mismo tiempo que la llave giraba, de la parte superior del edificio salieron fuegos de artificio humeantes con los colores de la bandera holandesa -rojo, blanco y azul- y nubes de humo naranja salieron disparadas desde los balcones mientras que una gran pancarta desplegada sobre la fachada del edificio rezaba "Bienvenido, Rijksmuseum".
La monarca, que observó el espectáculo visiblemente complacida y con una mezcla de sorpresa y admiración, dio por inaugurada la pinacoteca y dejó así paso a los primeros visitantes al museo, que hoy estará abierto hasta la medianoche con entrada gratuita.

La apertura hoy por parte de la reina Beatriz del museo más emblemático del arte holandés, el Rijksmuseum, renovado durante la última década, ha puesto el broche de oro a la agenda de actos públicos de la monarca antes de su abdicación, el próximo 30 de abril, a favor de su hijo Guillermo Alejandro. EFELa apertura hoy por parte de la reina Beatriz del museo más emblemático del arte holandés, el Rijksmuseum, renovado durante la última década, ha puesto el broche de oro a la agenda de actos públicos de la monarca antes de su abdicación, el próximo 30 de abril, a favor de su hijo Guillermo Alejandro. EFE

La apertura hoy por parte de la reina Beatriz del museo más emblemático del arte holandés, el Rijksmuseum, renovado durante la última década, ha puesto el broche de oro a la agenda de actos públicos de la monarca antes de su abdicación, el próximo 30 de abril, a favor de su hijo Guillermo Alejandro. EFE

La reapertura del Rijksmuseum de Amsterdam con la presencia de la monarca ensalza dos grandes iconos de la cultura y la sociedad holandesa.
El Rijksmuseum, que puede considerarse el "Museo del Prado holandés", alberga la más completa colección del arte de los Países Bajos desde la Edad Media a Mondrian, pasando por los grandes maestros del Siglo de Oro, cuya bandera es la obra maestra y máximo tesoro del Rijks, "La Ronda de Noche", del artista del claroscuro Rembrandt van Rijn.
Su reapertura pone fin a una década de renovaciones, que se han prolongado en el tiempo cuatro años más de lo esperado, y celebra con una gran fiesta su reencuentro con el público.
La reina Beatriz, que durante 33 años de reinado se ha ganado el respeto de los holandeses, finaliza su agenda de actos públicos -éste es el más destacado de los últimos- y saborea el aperitivo de una festividad aún mayor que será la fecha del cambio de testigo en el trono a favor del príncipe heredero Guillermo Alejandro.
El hecho de que sea precisamente este acto el que clausura prácticamente la actividad de la reina es en parte casual, porque la abdicación de la monarca no se anunció hasta el pasado 28 de enero, mientras que su presencia en la inauguración festiva de la pinacoteca ya estaba prevista con anterioridad.
La pinacoteca alberga 8.000 objetos que narran 800 años de la historia de los Países Bajos, y está previsto que unas 30.000 personas, en tandas de 4.000 como máximo, visiten hoy sus renovadas 80 salas y disfruten también de la fiesta en el exterior, que se prolongará hasta la medianoche.
La renovación del Rijksmuseum fue dirigida por los arquitectos sevillanos Antonio Cruz y Antonio Ortiz, y el proyecto costó unos 375 millones de euros.

Fuente: EFE

RECORD EN SUBASTA
PARA UNA PORCELANA CHINA DE LA ÉPOCA KANGXI

Un muy raro recipiente de porcelana esmaltada fue adjudicado el lunes por unos 10 millones de dólares en una subasta en Hong Kong, lo que demuestra el dinamismo del arte en China, pese al mal año registrado en 2012
AFP - Un muy raro recipiente de porcelana esmaltada fue adjudicado el lunes por unos 10 millones de dólares en una subasta en Hong Kong, lo que demuestra el dinamismo del arte en China, pese al mal año registrado en 2012.

Un muy raro recipiente de porcelana esmaltada fue adjudicado el lunes por unos 10 millones de dólares en una subasta en Hong Kong, lo que demuestra el dinamismo del arte en China, pese al mal año registrado en 2012.
El pequeño tazón, único en su género con su esmalte azul y un loto con fondo color rubí, forma parte de la colección de una riquísima mujer de negocios de Shanghai, Alice Cheng, anunció la sociedad Sotheby's.
Fue comprado por 74 millones de dólares de Hong Kong (EUR 7,3 millones - USD 10 millones) por un marchante de arte de Hong Kong, William Chak.
Se trata según Sotheby's de un récord mundial para una porcelana de la época del emperador Kangxi (1662-1722) de la dinastía de los Qing.


Fuente: AFP