Secreta Buenos Aires Del español Costoya al cervecero Bieckert, el recorrido de las aves tiene su historia.
Plaza de Mayo. Madre e hija alimentan a las palomas
en un lugar tradicional donde suele haber de a miles. / MARIA EUGENIA
CERUTTI
Por Eduardo Parise
Los que no las quieren nada son lapidarios: las definen como
“ratas con alas”. Los que están del otro lado les llevan migas de pan o
galletitas y hasta les compran maíz. La realidad es que Buenos Aires
cuenta con una superpoblación de palomas callejeras que, en la última
semana, volvieron a ser eje de un debate para resolver qué se hace con
ellas.
En la Ciudad de Buenos Aires, la Columbia livia (su nombre
científico) tiene su historia. Conocida también como “paloma de las
rocas” o “paloma bravía”, esta ave procrea todo el año y tiene un
período de incubación de entre 15 y 20 días. Pero ¿cómo llegó este
“bicho”, tan común en la Europa Meridional, en el Norte de Africa y en
Asia, a estas regiones de América? Se cree que fue en los barcos de los
conquistadores, aunque se sabe que pueden recorrer largas distancias.
En
Buenos Aires se dice que hubo alguien que influyó mucho en su
desarrollo y en que hicieran de la Plaza de Mayo un lugar de
concentración especial. Se llamaba Benito Costoya, un español que, a
principios del siglo XIX, eligió a esta ciudad como su lugar en el
mundo. Cuentan que el hombre, ya jubilado, se había instalado en la zona
de la Costanera Sur donde criaba a cientos de palomas. Los más
exagerados hablan de que llegó a tener unas quince mil.
Lo
concreto es que Costoya tenía cierto predicamento sobre las aves: con un
silbato les daba órdenes y las palomas volaban, bajaban o se
desplegaban, según cuál fuera el mensaje. Y recuerdan que muchas veces, a
través de los puentes, llegaba hasta la histórica plaza guiando a
aquellas bandadas. Entonces, les hacía realizar exhibiciones, ganándose
algunas propinas de la gente que las admiraba.
Su nombre alcanzó
tanta notoriedad que hasta el Municipio llegó a contratar a sus palomas
que, con las alas pintadas según la ocasión, participaban en distintos
eventos. En las fiestas patrias iban coloreadas de celeste y blanco. Y
se recuerda que en el Congreso Eucarístico de 1934 sobrevolaron la gran
cruz montada en el Monumento de los Españoles, en Palermo, luciendo el
amarillo y blanco de la bandera del Vaticano. También mencionan que en
mayo de 1936 estuvieron en la ceremonia inaugural del Obelisco y que, en
1931, lucieron los colores de la bandera británica cuando Eduardo de
Windsor, príncipe de Gales, visitó Buenos Aires.
Eran los tiempos
en que Costoya recibía un subsidio municipal con el que compraba el maíz
para sus palomas. Claro que aquello duró sólo hasta 1937. El 1 de julio
de ese año, Don Benito murió y las aves se quedaron sin su guía. De
todas maneras mantuvieron la costumbre de llegarse a la Plaza de Mayo y
hasta extendieron su radio de acción hacia otras plazas porteñas. Hoy
son tantas (se habla de que hay más de mil por kilómetro cuadrado) que
algunos especialistas las consideran plaga y transmisoras de
enfermedades. Es que en la Ciudad se convirtieron en aves comedoras de
carroña y su fuente de alimentación suele estar entre los desechos
urbanos.
Por supuesto que no son las únicas aves que sobrevuelan
Buenos Aires. Y entre las muchas que se ven también abundan los
gorriones, originarios de Europa. La leyenda siempre sostuvo que quien
los trajo fue Domingo Faustino Sarmiento. Sin embargo, otros cuentan que
arribaron desde Europa en 1870, en un viaje que hizo el cervecero
Emilio Bieckert. Dicen que tuvo problemas en la Aduana y entonces, para
escaparle a la traba burocrática, simplemente abrió las jaulas. Pero esa
es otra historia.
La obsesión del artista por la figura humana se muestra en un recorrido por cuatro salas temáticas.
Una toma del estudio del artista.
Por Maria Elena Polack /LA NACIÓN
Nunca
visitó nuestro país, ni el hemisferio, pero hubo argentinos y
brasileños que lo conocieron y adquirieron su obra en los albores de su
descollante trayectoria. A 46 años de su muerte, más de un centenar de
las mejores piezas logradas por el escultor suizo Alberto Giacometti
(1901-1966) se exponen en la Fundación Proa.
En la década del 30, Elvira de Alvear le compró a
Giacometti, en París, Cabeza que mira, una figura de yeso de 1929.
Aunque la obra no se ha conservado, sí hay testimonios de la
adquisición.
De la mano del decorador Jean-Michel Frank, Giacometti
conoció a Jorge y Matilde Born, a quienes les diseñó muebles y objetos
de decoración de la residencia que el matrimonio proyectó en San Isidro a
fines del 30.
Giacometti, que nació en Borgonovo (Suiza), pero
residió casi toda su vida en París, obtuvo el Gran Premio de Escultura
de la Bienal de Venecia en 1962. En esa misma muestra, nuestro Antonio
Berni se alzó con el Gran Premio de Grabado. Tres años más tarde, el
Ministerio de Cultura de Francia le otorgó el gran Premio de las Artes. Y
el mercado del arte internacional confirmó su valor en 2010 cuando El
hombre caminando fue subastado en 104,3 millones de dólares en Sothebys
Londres.
En Proa, la muestra está compuesta por 148 obras,
incluidos sus primeras pinturas y dibujos, y cuenta con el guión
curatorial de Véronique Wiesinger, directora de la Fundación Alberto y
Annette Giacometti, que atesora buena parte de las piezas.
La exposición, que podrá verse hasta el 9 de enero
próximo, es el corolario de un extenso trabajo, de más de tres años,
entre la Fundación Giacometti, la Pinacoteca del Estado de San Pablo, el
Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro y la Fundación Proa, junto con
Base7 Projetos Culturais, el apoyo de la embajada de Francia en Buenos
Aires y el auspicio de Tenaris-Organización Techint.
La exhibición ocupa cuatro salas. En Los comienzos, el
descubrimiento del arte primitivo se presentan obras de su juventud,
incluida su primera pintura al óleo, efectuada a los 14 años.
En ¿Qué es una cabeza? se repasa el tema central de la
búsqueda del escultor que es la cabeza humana y que le costó hasta la
expulsión del movimiento surrealista de Andre Breton.
En Jaula y marcos se recuerdan el intercambio
intelectual con Jean-Paul Sartre y la manera de delimitar el espacio
onírico de representación. Figuras y bustos se completa con figuras
humanas y bustos pintados y esculpidos mediante los que Giacometti
trataba de captar y transmitir la vida que palpita en el cuerpo del
modelo y no su psicología. Imperdibles las figuras a escala del
monumento pedido por el Chase Manhattan Bank, para Nueva York.
La muestra podrá recorrerse hasta el 9 de enero próximo
de martes a domingos, de 11 a 19, en avenida Pedro de Mendoza 1929, de
La Boca. La entrada cuesta $12, estudiantes $ 8 y jubilados $ 4. Los
martes son gratuitos para los estudiantes.
Desde el 26 próximo, en el Centro
Cultural Recoleta, se realizará la muestra que reúne a más de 30
galerías del mundo; el trabajo del artista catalán Joan Fontcuberta, la
atracción.
El
26 de octubre arranca la octava edición de Buenos Aires Photo. Se trata
de una de las ferias de arte especializada en fotografía más importante
que se realiza en todo América latina. El encuentro se llevará a cabo
en el Centro Cultural Recoleta y reúne a más de 30 galerías del mundo,
entre ellas de la Argentina, Perú, Uruguay, Bolivia y Estados Unidos,
entre otros.
Medusa, de la serie Googlegramas de Joan Fontcuberta, artista invitado de BA Photo.
En la exposición se llevará a cabo la presentación de
la 7ma edición del Premio Petrobras Bs. As. Photo. El jurado, integrado
por la periodista Alicia de Arteaga, Victoria Verlichak, Valeria
González, Lucrecia Palacios, Eduardo Gil y Rodrigo Alonso, seleccionará
la obra ganadora entre los 15 finalistas convocados. El premio se dará a
conocer el jueves 25 de octubre, a las 20, en el espacio de Petrobras
dentro de la feria.
Serie Gastropoda, de Joan Fontcuberta.
Uno de los artistas invitados a esta nueva edición es
el catalán Joan Fontcuberta, que tendrá una sala exclusiva para mostrar
gran parte de su trabajo reflejado en las series: Orogenésis, Gastropoda
y Googlegramas. Además presentará varias de sus publicaciones el 26 de
octubre en el Auditorio oficial de la feria con una conferencia moderada
por Rodrigo Alonso
Entre los adquisidores principales está Chandon, que
comprará a puertas cerradas la primera obra de la feria. Esto se
realizará en el marco de un amplio programa de adquisiciones que se
prepara para este año en Buenos Aires Photo, a los que se suman las de
MALBA, El museo FOLI de Perú, Rabobank y la colección Arte al Día..
Más información: 26 al 29 de
octubre de 2012 Centro Cultural Recoleta - Junin 1930. Horario: de 13 a
21hs. Entrada $ 40 (2x1 con American Express, Club La Nación y Club Arte
al Día) www.buenosairesphoto.com | info@buenosairesphoto.com
Procedentes de colecciones de Italia,
Malta e Inglaterra, más de veinte pinturas del artista italiano que
provocó un quiebre en el arte del siglo XVII y sus epígonos más
encumbrados se exhibirán desde la semana próxima en Buenos Aires.
Por Ángel Navarro / Para LA NACIÓN
Siete obras de Michelangelo Merisi, llamado Caravaggio, componen el núcleo
más importante de la exposición Caravaggio y sus seguidores, que se
inaugurará la semana próxima en el Museo Nacional de Bellas Artes.
Realizadas entre 1597 y 1610, cubren los últimos trece años de la
producción de este artista que, en tiempo brevísimo, estableció un modo
expresivo que teñiría la pintura venidera tanto en Italia como en todo
el mundo occidental.
Consideradas cronológicamente, la primera obra es la
Cabeza de Medusa, que data de 1597 e ilustra la tapa de este número de
adncultura. Se trata de una representación de la cabeza de este terrible
ser mitológico cuya mirada paralizaba los hombres, colocada sobre un
escudo convexo y circular, tal como podría verse en el escudo de
Alejandro Magno. A esta obra también se la conoce como Medusa Murtola en
alusión al poeta Gaspare Murtola, que la menciona en dos composiciones
que escribió en 1610; sirve para distinguirla de una versión posterior
encargada por el cardenal
Francesco Maria del Monte, quien la obsequió al gran
duque Ferdinando I deToscana, hoy en la Galería de los Uffizi en
Florencia. La Cabeza de Medusa puede ser considerada como la culminación
de obras tempranas donde Caravaggio se interesa por la representación
de gestos así como por el desarrollo de elementos naturalistas.
Retrato de cardenal, realizada posiblemente en
1599-1600, es la segunda. Conservada en la Galería de los Uffizi, de
Florencia, perteneció a la colección de los Medicis a partir de 1704 y
era considerada un retrato del cardenal Cesar Baronio. En 2010, luego de
haber sido objeto de estudios y análisis por parte de diversos
especialistas, fue aceptada como obra del artista, a la vez que se
planteó la posibilidad de que el retratado fuera el cardenal Benedetto
Giustiniani (1554-1621).
Las cinco pinturas restantes están dedicadas a santos
representados en meditación, en el curso de una experiencia mística o
sufriendo un martirio. Realizada entre 1605 y 1606, San Jerónimo
escribiendo muestra claramente las características de la pintura de
Caravaggio en su mejor estilo: la figura del santo traductor de la
Biblia en su mesa de trabajo se recorta contra el fondo oscuro, bañado
por una luz que ilumina los libros y la calavera, sus instrumentos de
trabajo y meditación. En ese espacio, pequeño y poco profundo, crea un
ambiente recoleto y severo en el que reconocemos a un hombre sencillo y
basto ensimismado en sus pensamientos. El borde de la mesa, el paño
blanco que cae de ella y los libros que la rebasan son referentes que
ayudan a conformar el escaso espacio que culmina en el inmediato plano
del fondo; esta inmediatez de la representación convierte al observador
en un elemento más de la composición, integrándolo como un testigo de un
momento culminante de la vida del santo.
Magdalena desvanecida, óleo sobre tela realizado por ArtemisiaGentileschi en el siglo XVII. Foto: Gentileza MNBA
El gran contraste de luz y sombra que el artista
produce crea una atmósfera dramática, con dos puntos focales: por un
lado, la figura del santo, viejo, flaco, desnudo, envuelto apenas en un
manto rojo, sumido en su traducción y, por otro, la calavera, tétrica
naturaleza muerta que nos recuerda nuestro destino final. La
organización de los diferentes elementos de la composición -santo, mesa,
libros, calavera, paño- no es inocente, como tampoco lo es la luz usada
sabiamente para destacarlos, que acentúa formas fundamentales en el
discurso que el artista despliega. La luz especialmente distribuida es
la que califica este discurso que Caravaggio quiere que percibamos de
modo especial.
En San Juan Bautista alimentando un cordero y San
Genaro degollado (o San Agapito), ambas pintadas alrededor de 1610, así
como en las dos versiones de San Francisco meditando, encontramos
también el empleo de las características que se han constituido en la
base expresiva del artista.
Nacido en Caravaggio, una villa cercana a Milán que le
dará su nombre, Michelangelo Merisi fue formado en el taller de Simone
Peterzano a partir de 1584. No se conoce cuándo ni en qué circunstancias
llegó a Roma. Habría llegado allí en 1592; aparece mencionado en un
documento de 1594 y sabemos que trabajó en el taller de Giuseppe Cesari,
il Cavaliere d'Arpino, donde tenía como tarea la pintura de frutas y
flores. Posteriormente entró al servicio del cardenal Del Monte, quien
lo introdujo en círculos romanos. Éste es el tiempo en que el artista
pinta jóvenes efebos, solos o en grupos haciendo música, y escenas con
decidores de buenaventura o jugadores de cartas, personajes que pueblan
las calles de la ciudad que por entonces se halla en un proceso de
cambio.
Desde fines del siglo XVI y a lo largo del XVII hubo en
Roma una gran actividad arquitectónica y artística, lo que explica el
interés de los artistas que buscaban trabajo. Asimismo, la ciudad era un
centro de concurrencia obligada debido a las obras de arte que
albergaba, producidas en los últimos tiempos así como también en épocas
clásicas. Nuevos palacios, iglesias y edificios gubernamentales,
trabajos de renovación de viejas obras arquitectónicas y de decoración
de las nuevas, generaron un enorme movimiento de artistas y
competencias, envidias y rivalidades que en muchos casos era saldadas
mediante duelos.
Caravaggio no quedó fuera de esta ola de actividad. En
1599 recibió un encargo para la capilla Contarelli, en la iglesia de San
Luis de los Franceses, donde realizó tres obras dedicadas a san Mateo,
que fueron las que lo lanzaron a la fama. En ellas se despliegan
ampliamente las características señaladas en San Jerónimo escribiendo y
que, luego, se verán en toda la producción realizada hasta su muerte en
1610.
Las formas esenciales de sus pinturas, motivadas por el
abandono de toda idealización y la búsqueda de un acabado realismo, que
lo llevó a pintar cuidadosos detalles o a la elección de personajes
populares vestidos con ropas contemporáneas para representaciones de
escenas que se desarrollan en su propio tiempo, provocaron muchas veces
el rechazo de sus obras, para las que debió plantear nuevas soluciones.
Vale la pena anotar que las obras rechazadas encontraron siempre
compradores y fueron destinadas a importantes colecciones, como sucedió
con su Muerte de la Virgen -hoy en el Museo del Louvre-, que fuera
adquirida por Vincenzo Gonzaga, duque de Mantua, aconsejado por Peter
Paul Rubens, entonces al servicio de su corte.
San Jerónimo escribiendo, de 1605-1606. Foto: Gentileza MNBA
Reconocido como artista a partir de los últimos años
del siglo XVI y promovido con obras públicas como las dedicadas a la
historia de san Mateo en la iglesia de San Luis de los Franceses,
Caravaggio también fue conocido por su carácter irascible y su
naturaleza pendenciera, que lo enviaron a los tribunales en diversas
oportunidades a partir del año 1600.
El pintor Giovanni Baglione lo demandó en 1603 por
considerarlo autor de versos difamantes; estas demandas se acrecentaron
con el correr del tiempo a causa de su conducta. En 1604 motivó dos
incidentes y al año siguiente tuvo cinco, entre ellos, uno motivado por
portar puñal y espada sin autorización, y otro por una disputa por una
mujer llamada Lena, modelo en algunas de sus obras. En 1606 una reyerta
culminó con la muerte de Ranuccio Tomassoni algunos días después,
convirtiendo a Caravaggio en asesino. Juzgado in absentia, es desterrado
de Roma, tras lo cual se inicia un periplo para huir de la ley: primero
estuvo en las colinas romanas para seguir luego a Nápoles y Malta,
donde es nombrado caballero de la orden, y Sicilia. Siempre intentó
conseguir el perdón para poder retornar a Roma. Pero la muerte lo
sorprendió en Porto Ercole el 18 de julio de 1610, en circunstancias que
no están claras todavía.
Esos diez años fueron de intensa actividad. En Roma
trabajó para responder a encargos para iglesias, como Santa Maria del
Popolo, Santa Maria in Valicella, San Agustín y Santa Ana de los
Palafreneros, además de responder a comisiones privadas. Luego de su
huida en 1606, Caravaggio recibió encargos y pintó para iglesias en los
diferentes lugares donde estuvo, difundiendo así su personal estilo, que
ya había sido aclamado por sus colegas artistas y también por el
público, que se reconocía en los personajes populares que pueblan sus
escenas. Esta empatía y su original vocabulario naturalista es lo que se
admira y se acepta de este artista bohemio y pendenciero, que supo
calar hondo en el sentimiento de su época.
Copiado e imitado en su propio tiempo, Caravaggio tuvo
gran cantidad de seguidores en toda Europa, que originaron un movimiento
caracterizado por el uso de luces y sombras en contraste, fondos
oscuros y figuras populares; algunos tomaron su fórmula de figuras de
medio cuerpo, como sucedió con su amigo Orazio Gentileschi (1563-1639),
que adoptó su estilo tempranamente y lo difundió trabajando en París y
en Londres, donde murió.
Otros usaron las composiciones de grupos, como sucedió
con su rival Giovanni Baglione, con quien compartió el ambiente romano y
quien escribiría sobre él en Vite de' pittori (Roma, 1644), o con
Lionello Spada, que en su Coronación de espinas genera un grupo de gran
dinamismo enfatizado por el contraste de luces y sombras. Simon Vouet y
Valentin de Boulogne, dos franceses que estuvieron en Roma luego de la
muerte de Caravaggio, apelaron a su estilo y lo difundieron en su país.
La obra de este artista apasionado fue revolucionaria y
marcó un quiebre con las formas expresivas del último manierismo, y
fundó al mismo tiempo uno de los pilares de la pintura barroca. Algunas
obras de Caravaggio de esta exposición han sido sólo recientemente
descubiertas y aceptadas como autógrafas. El artista fue injustamente
olvidado durante mucho tiempo y sus revolucionarias innovaciones se
integraron a la pintura del siglo XVII, que siguió un camino donde su
nombre no tuvo lugar. En el siglo XX, los estudios de Roberto Longhi
renovaron el interés en Caravaggio, especialmente luego de la exposición
de Milán en 1951, que incluyó unas cuarenta obras.
A partir de entonces aparecieron nuevas pinturas, entre
las que podríamos señalar La conversión de la Magdalena, adquirida en
1974 por el Instituto de Arte de Detroit, que Indalecio Gómez había
comprado en París en 1904 y que luego de su muerte permaneció olvidada
en una estancia salteña. Hoy, el número de obras se ha duplicado, lo que
aumentó el conocimiento sobre este artista "maldito" de vida novelesca. adn caravaggio
Foto: Gentileza MNBA
Milán, 1571- Porto Ercole, 1610
Considerado un precursor del Barroco, fue promovido
con obras públicas y tuvo una gran cantidad de seguidores. Sus pinturas,
con imágenes realistas y dramáticas, provocaron muchas veces rechazo
pero siempre encontraron compradores. También se destacó por su carácter
irascible.
UNA VIDA DE NOVELA
1571
Nace en el pueblo de Caravaggio, cercano a Milán; de allí proviene su apodo. 1598-1605
Va a prisión por portar armas y es acusado de agresión al artista
Girolamo Stampa. Recibe varias denuncias en su contra. 1606
En una discusión durante un juego de pelota mata a Ranuccio Tomassoni. Es desterrado de Roma y huye de la ley. 1608
En prisión por haber herido a un compañero, pinta
Degollación de San Juan Bautista. Escapa y huye a Sicilia. Es nombrado
caballero de la Orden de Malta y luego expulsado de ella. 1610
Muere en Porto Ercole el 29 de agosto, en circunstancias que no son muy claras.
***
Para agendar
Para acompañar la muestra Caravaggio y sus seguidores,
la Asociación Amigos del Museo Nacional de Bellas Artes organizó el
curso Tres tardes con Caravaggio y los tenebristas, que propone develar
la sugestión del universo de Caravaggio y los artistas que lo
continuaron en su particular manejo de las formas, el color y la luz. Lo
dictará el profesor Miguel Ángel Muñoz los miércoles 21, 28 de
noviembre y 5 de diciembre, de 19.30 a 21, en el auditorio de Av.
Figueroa Alcorta 2280. También allí, el 23 de octubre a las 19 los
curadores de la exposición, Rossella Vodret y Giorgio Leone, darán una
conferencia sobre la muestra. Informes e inscripciones: 4803-4062 y
4804-9290, int. 215, o info@aamnba.org.ar
Vista de la cordillera del Atlas
(Marruecos) nevada, durante la etapa Rabat-Er Richida de la 24 edición
del Rally Arras-Dakar, en una fotografía tomada el 1 de enero del año
2002.
Por Patrick Hertzog
El
Gobierno marroquí desmintió este jueves la destrucción por salafistas
de grabados prehistóricos en las montañas del Alto Atlas, en el sur del
país, como afirmó días atrás una ONG local.
"Las afirmaciones de que estos grabados en la piedra fueron
destruidos son erróneas, como pueden comprobar", declaró el ministro de
Comunicación, Mustafá El Jalfi, en un desplazamiento con la prensa
organizado en el emplazamiento de la meseta de Yagur, en el macizo de
Tubkal.
"Uno de nuestros objetivos consiste en proteger estos monumentos
prehistóricos, que dan fe de la diversidad cultural y la larga historia"
de Marruecos, explicó Jalfi a la AFP.
En el lugar, una docena larga de grabados del sol eran visibles en
rocas de las inmediaciones, en buen estado aparente, constató el
periodista de la AFP.
Varios medios de comunicación, citando a una ONG local, evocaron la destrucción por salafistas de grabados prehistóricos.
Contactado el miércoles por la AFP, un responsable de la Liga Amazigh
de los Derechos Humanos (LADH), Abubakr Anghir, confirmó que "grabados
en piedra que representan al sol", de "más de 8.000 años de antigüedad",
"fueron destruidos hace varios días por salafistas".
Uno de esos grabados, situados en dicho macizo de Tubkal, al sur de
Marrakech, "se llama 'La placa del sol' y es anterior a la presencia de
los fenicios en Marruecos", precisó, e indicó que "mandó un correo al
Ministerio de Cultura y no recibió respuesta
Un comunicado ministerial consideró este jueves "totalmente
infundadas" esas afirmaciones tras realizar "investigaciones" en
colaboración con las "autoridades locales y regionales".
"Dicho lo cual, los emplazamientos de grabados rupestres (...) pueden
sufrir (...) las consecuencias de una degradación natural e inclusive
humana, pasando a veces por el vandalismo y el tráfico ilícito", agregó.
La representación del sol puede ser considerada por ciertos
movimientos fundamentalistas como una representación de una divinidad y
una "idolatría", contraria a la unicidad de Dios. Fuente: AFP
Visitantes admiran la colección
de vestuarios más famosos del cine en el Victoria and Albert Museum de
Londres, el 18 de octubre de 2012
Por Claudia Rahola
De
las primeras comedias mudas de Charlot a los más recientes estrenos
como "Anna Karenina", pasando por las películas de la Edad de Oro de
Hollywood, el Victoria and Albert Museum de Londres ha reunido 130 de los
trajes más emblemáticos de la historia del cine para una exposición.
"Hollywood Costumes", que abre sus puertas al público el sábado,
explora el papel fundamental que ha desempeñado el a menudo ignorado
diseño de vestuario en el cine a lo largo del último siglo.
"En cada película, la ropa es la mitad del trabajo para crear al
personaje", dice en una de las entrevistas diseminadas a lo largo del
recorrido la versátil actriz estadounidense Meryl Streep, quien ha
lucido algunos de los trajes presentados en la muestra en películas como
"Mamma Mia!" o "La dama de hierro".
Además de su función esencialmente narrativa, algunas de estas creaciones forman ya parte de la historia del cine.
Es el caso del vestido de cóctel negro diseñado por Givenchy que
llevaba Audrey Hepburn en "Desayuno con diamantes", del vaporoso vestido
blanco que inmortalizó Marilyn Monroe sobre una boca de aereación en
"La tentación vive arriba", del modelo verde de terciopelo hecho con
cortinas que Vivian Leigh llevaba en "Lo que el viento se llevó" o del
delantal azul sobre una blusa blanca de Judy Garland en "El Mago de Oz".
Todos ellos, junto con los trajes de otros inolvidables personajes
como Darth Vader, Harry Potter, Indiana Jones o Cleopatra están
incluidos en esta exposición dividida en tres "actos": "Deconstrucción",
que explica la labor del diseñador; "Diálogo", que examina
colaboraciones exitosas entre directores y diseñadores; y "Apoteosis",
una especie de plató donde se codean algunos personajes míticos.
"Detrás de cada traje, hay siempre un diseñador cuyo trabajo empezó
con una obra escrita para crear una persona real" en la pantalla,
explicó el comisario adjunto Keith Lodwick.
Una de las más famosas diseñadoras fue la estadounidense Edith Head,
ganadora de ocho premios Oscar a lo largo de 50 años de carrera en
Paramount y Universal, en los que llevó a cabo una larga colaboración
con Alfred Hitchcock.
Cuando hicieron "Los pájaros" recibió la consigna de usar sólo el
verde o el azul para el escaso vestuario del personaje interpretado por
Tippi Hedren. Optó por el primero que consideraba menos agresivo para
hacer el sencillo vestido con chaqueta a tono que la actriz lleva casi
toda la película.
"La idea era que el público se olvidara de lo que llevaba. Pero hay un arte detrás de todo esto", explicó Lodwick.
La exposición, que presenta todos los modelos con maniquíes hechos a
medida en diversas poses y con la imagen digital de la cabeza del actor,
analiza también la evolución de la profesión a través de los radicales
cambios que se han producido en el mundo del cine: del mudo al sonoro,
del blanco y negro al color y, más recientemente, del celuloide al
formato digital.
Y la conclusión es que desde el conjunto de pantalón ancho, chaqueta,
bombín y bastón elegido en 1914 para caracterizar a Charlot en "The
Tramp" (Charlot vagabundo), la labor del diseñador esencialmente no ha
cambiado.
Con las imágenes generadas por ordenador, explica Lodwick, los
diseñadores "siguen haciendo trajes para que lleven los actores, aunque
cuando uno ve la película terminada son personajes creados por un
animador".
Conseguir reunir todas las piezas de la exposición, prestadas por más
de 60 instituciones o particulares, ha sido una "caza del tesoro" que
ha durado cinco años.
Y el mayor botín son los "Zapatos Ruby" creados en 1939 por uno de
los grandes diseñadores de vestuario de la Era Dorada, Adrian, para la
protagonista de "El mago de Oz".
"Eran plateados en el libro, y el guionista los cambió porque creía
que el rojo quedaría mejor en tecnicolor sobre una carretera amarilla. Y
con ese golpe, se han convertido en parte de la mitología moderna",
dijo Lodwick.
Aunque la exposición estará abierta hasta el 27 de enero, los zapatos
sólo se quedarán cuatro semanas antes de regresar al Museo Smithsonian
de Washington, del que son "la principal atracción".
"¡Esta es la magia del diseño de vestuario, vivir más allá de la película", concluyó el comisario adjunto. Fuente: AFP
Una mujer observa la obra
escultórica "Doña María de Duchicela" de la exposición "Mujeres de los
Andes", inaugurada hoy en la sede de la ONU en Ginebra y que incluye
piezas de arte elaboradas por artistas originarios de los Andes
rememoran la historia y los problemas de esta región a través de la
figura de mujeres. EFE
Por Lourdes Abad
Ginebra, 18 - Piezas de arte elaboradas por artistas
originarios de los Andes rememoran la historia y los problemas de esta
región a través de la figura de mujeres, en una exposición que con el
título "Mujeres de los Andes" se inauguró hoy en la ONU.
Los artistas reconstruyen la historia de esta región de América con
pinturas, esculturas, tejidos y fotografías que reivindican la figura
matriarcal de las mujeres indígenas, que se perdió con la colonización y
que aún hoy día no se ha recuperado.
La comisaria y también artista expositora en "Mujeres de los Andes",
Paulina Altuna, afirmó a Efe que esta exposición surgió cuando sintió la
necesidad de que el pueblo latinoamericano, especialmente las mujeres,
reconocieran las tradiciones y folclore andinos que se han conservado
durante cinco siglos y recuperaran aquellos perdidos sin rechazar las
aportaciones de la colonización.
"Las mujeres andinas tienen que saber de donde vienen. Reconocer su
cultura milenaria sin rechazar su mestizaje, sus raíces españolas.
Siempre ha habido un problema de falta de identidad", dijo la comisaria,
de origen ecuatoriano.
Es esencial que las mujeres andinas contemporáneas entiendan "lo que
son capaces de hacer" y rechacen todo tipo de violencia o exclusión por
motivos de género al que son actualmente sometidas.
Y es que "en la época previa a la colonización eran las matriarcas,
las que tomaban las decisiones de la familia y las que creaban el calor
de hogar", argumentó la comisaria.
Altuna señaló que para recuperar esos valores precolombinos tuvo que
recurrir a la figura de mujeres de la época, "pero había muy pocas
representaciones" y por eso decidió "crear algunas basadas en mitos y
documentos que describían a las mujeres de los Andes".
Ella presenta las esculturas de dos mujeres de la dinastía Shyris
Duchicela, de la civilización precolombina Quitucara -que finalmente fue
absorbida por la Inca-, que fueron la primera y la última reinas de
Quito, "Princesa Paccha Shrys XVI" y "Reina Cori Duchicela".
Otra de las piezas de Altuna que muestra la valentía de las mujeres
andinas es la escultura de "Doña María Duchicela", ya nacida en la época
de la colonización y que fue conocida por ser una indígena guerrillera,
bella, independiente, rica y ser la primera mujer en divorciarse
legalmente en el Ecuador.
"Ella es la primera feminista de Ecuador. Ni en Europa se divorciaban
las mujeres. Ella lo hizo legalmente y fue libre aunque nunca fue
aceptada en sociedad", destacó la artista ecuatoriana.
Otras piezas de la exposición reflejan el importante papel de las
andinas para almacenar en la memoria sus propias raíces a pesar de los
numerosos peregrinajes de estas comunidades sobre los perfiles
montañosos que recorren Ecuador, Argentina, Chile y Perú.
Rita Merino, maestra de Altuna, expone documentos coloniales de la
Biblioteca Nacional de Ecuador que rescató "después de que fueran
tirados a la basura".
"Los documentos son juicios que muestran las injusticias sociales que
sufrían especialmente las mujeres andinas. Ella los ha transformado en
obras de arte extendiendo las frases incompletas en dibujos. De su obra
nace esta exposición. La solidaridad con las desigualdades y su
denuncia", relató su discípula.
En esta misma línea, el chileno René Vásquez expresa de forma
violenta, con colores oscuros en sus cuadros y esculturas de mujeres
desgarradas, el sometimiento de la mujer y el machismo que se vive en la
actualidad en Latinoamérica y que vivió en su propia casa.
"Mi madre me decía que había cosas que yo no podía hacer en la casa,
que las tareas del hogar le correspondían a ella o a mi hermana. Cuando
salí de Chile entendí que eso no era igual en todos los países y que
había que cambiarlo", confesó Vásquez.
El artista dice que no sabe si sus obras resultaban bellas, como la
escultura "Bailandina", una figura de mujer que parece que se rompe el
vestido, mira al cielo y suspira.
Su intención es reflejar que el machismo continúa, incluso con violencia extrema en la región andina.
"La mujer andina sufre en silencio incluso hoy", denunció el artista,
que añadió que esta exposición es una oportunidad para defender la
importancia y la independencia de la mujer andina.