REABRIÓ EL PARQUE LEZAMA, POR AHORA SIN REJAS

Terminaron las obras de restauración que debían estar listas en diciembre.
Pusieron juegos y recuperaron sus magníficos senderos interiores.
Ayer se veían guardianes y policías.


Silvia Gómez


Aunque no hubo una inauguración formal, el histórico Parque Lezama, en San Telmo, está abierto y los vecinos volvieron a disfrutar un espacio que estuvo cerrado durante once meses. Bancos nuevos, caminos interiores restaurados y juegos de plaza renovados; estas obras forman parte de una puesta en valor tan demorada como necesaria.
El parque ya daba muestras de un gran deterioro, no sólo por el uso intenso al que es sometido durante los fines de semana –cuando se instalan cientos de puesteros y manteros–, sino también porque fue muy dañado y en los últimos años su mantenimiento era escaso.
Así, su imponente diseño quedó deslucido y los vecinos pedían a gritos una renovación.
De momento, el perímetro no fue cerrado con rejas. Durante los meses previos a las obras, y mientras duró la misma, hubo mucha polémica en torno a este tema. Es que algunos vecinos, y también el Gobierno porteño, entienden que es la única manera de preservar el parque del vandalismo; y otros rechazan su colocación porque, entre otras cosas, entienden que limita el uso que los vecinos pueden darle (ver La polémica…).
La parte más emblemática de esta obra de restauración son sus caminos interiores, que serpentean a lo largo de todo el predio y que se combinan con escaleras y rampas, en descensos y ascensos. Cuando Carlos Thays diseñó este sitio, a fines del 1900, lo pensó como un lugar de contemplación, de descanso y reflexión.
Con el paso del tiempo, y restauraciones anteriores, algunos senderos desaparecieron. Ahora fueron recuperados y tienen un revestimiento que luce como ladrillos. Y logran lo que Thays buscaba, que la gente pierda la noción de la ubicación, paseando entre palmeras, tipas blancas, olmos y pindós. Claro que este concepto paisajístico ha cambiado con el paso de los años: el parque es ahora sede de una feria y lo que fue una gran fuente –sobre la calle Brasil– se transformó en un sitio donde se hacen recitales, ensayos de murgas, actos políticos y otras actividades.
“La feria continuará funcionando sobre la calle Defensa, como sucedió mientras duró la obra. Estamos realizando un censo para recuperar el orden, ya que a partir de ahora solo admitirá puesteros registrados. Una vez hecho el censo, volverán al parque, pero sin invadir los canteros, que han sido totalmente recuperados”, explicó Patricio Di Stefano, subsecretario de Uso del Espacio Público.
En el parque también se colocaron bebederos, cestos de basura, se sumaron más mesas de ajedrez –revestidas con venecitas–, carteles indicadores al pie de los árboles más destacados, bancos de madera, nuevas luminarias con led; se renovaron los antiguos faroles, a los que también se les colocaron LED. También se renovó el paseo de los copones, con más palmeras, y el camino que lleva hasta el templete griego (en cambio, el templete aún tiene pendiente la renovación del solado).
Además se colocó un patio de juegos con piso de goma. Los chicos hacían cola para subirse a un sube y baja gigante al que pueden acceder de pie, varios a la vez.
Ayer, en una tarde bucólica, con una temperatura perfecta para pasear, los vecinos aprovecharon a full las nuevas instalaciones. “Quedó divino, pero en vez de disfrutar, me estoy preguntando cuánto van a durar estos bancos”, se lamentaron Carmen y Sofía, vecinas de Brasil y Defensa. “Es un parque muy delicado para el maltrato al que lo someten algunos vecinos”, coincidieron.
Teresa Gargiulo (70) es vecina de San Telmo y tiene un puesto de antigüedades en la feria del barrio. “Es un paseo increíble, crecí en este parque, pero debo decir que sin rejas y sin cuidadores de plaza, es imposible su mantenimiento”, sentenció.
Ayer había cuatro policías –dos de ellos a caballo– y dos guardianes de plaza.
Después de tanta polémica en torno a las rejas, y con un presupuesto de 28 millones de pesos, será un desafío para la gestión macrista el delicado mantenimiento de un espacio histórico de 7,7 hectáreas.


28 Millones de pesos invirtió la Ciudad en la recuperación del parque que diseñó Thays 7,7 Hectáreas tiene la totalidad del parque, que equivalen a 77.000 metros cuadrados.


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