EL MUSEO DE ARTE MODERNO PORTEÑO
REABRE SUS PUERTAS, CON NUEVA CARA



Tras una profunda remodelación, el jueves reinaugura, con muestras en dos salas.

EN PLENO MONTAJE. LA SALA DONDE ESTÁ LA MUESTRA DE ARTISTAS INVITADOS, AYER.

Por Patricia Kolesnicov

Acá estamos en el medio del mar”, dice Laura Buccelato, directora del Museo de Arte Moderno de Buenos Aires (MAMBA), cuando pasamos por una sala donde todavía hay escaleras, cosas sueltas, trabajo sin terminar. Pero no, no estamos en el medio del mar y basta levantar los ojos para saberlo: estamos en el sector del MAMBA que se reinaugura el jueves y se reinaugura porque en 2005 fue cerrado para hacer una profunda remodelación. Cinco años y unos 58 millones de pesos después, el Museo abre sus primeros 2937 metros cuadrados renovados. Una parte: al final serán 11.350 metros.
La historia de esta remodelación tiene más de cinco años. En 1997, el arquitecto Emilio Ambasz donó a la ciudad un anteproyecto para la obra, con la idea de cuidar una porción relevante de su patrimonio: la colección Pirovano, que incluye obras de Enio Iommi, Hlito, Le Parc, Maldonado y Kandinsky, entre otros. Hoy parte de esa colección se expone en una de las dos salas que abren el jueves, en la muestra titulada El imaginario de Ignacio Pirovano , con obra de Matisse, Martorell, Arden Quinn, Greco, Kosice y Lozza, entre muchos otros. “Pusimos la colección en diálogo con otras obras del patrimonio”, aclara Buccelato, al frente del museo desde 1997.
El MAMBA, dice Buccelato, se complementa con Bellas Artes. “Tenemos obra desde los años 20, pero el núcleo más importante es el que empieza en los 40, cuando las vanguardias argentinas están al compás del reloj internacional”.


LA EXPOSICION DE OBRAS QUE FORMAN PARTE DEL PATRIMONIO DEL MUSEO.

La reinauguración, entonces, mostrará el patrimonio del museo y en la otra sala “nueva”, la obra de invitados como Leandro Erlich, Nicola Costantino, Luna Paiva, Marcelo Grosman y Lux Lindner.
“En una capital cultural de América Latina, la falta de un museo de arte moderno era una llaga abierta”, grafica no sin dramatismo Hernán Lombardi, ministro de Cultura porteño. Lombardi, que también está a cargo del área de Turismo, mira el museo estratégicamente y habla de “la necesidad de anclar un hecho de cultura contemporánea en el sur, en San Telmo, haciendo un juego de espejos con el barrio y complementándonos con lo que el Centro Cultural de España hace en el ex Padelai”.
No es el medio del mar. Tras la fachada tradicional del edificio de San Juan 350 (que al final del proyecto estará casi cubierta de plantas) se abre un espacio moderno, enorme, con buen aire acondicionado y una escalera atractiva que resulta fácil subir.
Buccelato y Lombardi dicen que ahora la institución cumple con los estándares internacionales (temperatura, humedad, iluminación, seguridad) y eso facilitará la llegada de obra de otros países, ya que los seguros cotizan según el riesgo que corra la obra. En principio, esperan que en abril venga al museo el videoartista Pierrick Sorin.


SIGLO XXI. SE ACCEDE AL MUSEO POR UNA RAMPA. LUEGO, ESTA ESCALERA.


¿Qué falta? En marzo inauguran una sala para dibujos y proyectos especiales y, también, el Patio de las Esculturas, cuyo mobiliario lo harán varios diseñadores. También, y esto será un impacto, para el otoño calculan tener lista la fachada. Finalmente llegarán la cafetería (“importante, a la calle”, dice Buccelato), los talleres de restauración, el auditorio, la biblioteca y otras salas. A más tardar, dice Lombardi, todo listo en 2012, con un gasto de unos 26 millones de pesos más.
Antonio Seguí, cuentan con entusiasmo, donó 120 obras gráficas. Con un patrimonio importante y “la única colección de diseño industrial del país”, el MAMBA vuelve al ruedo. “En estos años, el espacio se lo repartieron entre Proa, el Recoleta, el Malba y el Borges”, dice Buccelato. Así que MAMBA tendrá que volver a ganarse un lugar. Empiezan el jueves.


Fuente: clarin.com

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