DE MÉXICO AL DELTA:
PINTAR EN COLORES, CON CONCIENCIA SOCIAL

Mientras Miguel D'Arienzo expone su serie más alegre en una galería de Retiro, las puertas de su casa-taller del Delta están abiertas con fines solidarios

La reina de la noche o la cantante de boleros tiene ese azul lapizlázuli tan característico
La reina de la noche o la cantante de boleros tiene ese azul lapizlázuli tan característico.


Por María Paula Zacharías / La Nación



Artistas e insurgentes, Cristos y peregrinos, ídolos y gringos, bodas y entierros, el circo y la muerte, volcanes y aguas. El pintor Miguel D'Arienzo reúne en sus Cuadernos Mexicanos los boleros más famosos con la icónica Frida Kahlo; los ejércitos zapatistas con la cantante Lila Downs; repasa temas centrales de la tierra azteca, y suma fotos, postales y recortes de diarios. Hay algo más: se preocupa tanto por el matiz de sus colores como por la suerte de quienes lo rodean. Así como muele pigmentos para lograr el mismo tono de la Casa Azul de Frida, invita a su taller, a su casa y a sus cuadros a quienes lo necesitan: pinta obras a cuatro manos con aborígenes, retrata la labor de los cartoneros y las desgracias de los inundados, y realiza tareas educativas y solidarias en su casa museo que algún día será de la comunidad. El reflejo de problemas sociales es una constante en su obra. Pero siempre está más cerca de la ternura que de la denuncia.
Su romance con México lleva años. "Es como un continente de culturas. Siempre admiré la potencia creativa de México. Esta muestra es una mezcla de las películas de Luis Buñuel y las que veía mi madre de María Félix. Y un gran pintor, Orozco. Yo viví en Italia y participé del muralismo italiano, que tenía una comunicación muy fuerte con el mexicano. En 1995 me seleccionaron para una muestra en el Hospicio Cabañas, bajo el mural de Orozco El hombre en llamas. Me trataron como mi mejor país, y desde entonces hay un amor mutuo. Empezaron una serie de viajes, registrados en unos diarios de apuntes. Los primeros cuadernos se perdieron en un taxi ecológico", dice D'Arienzo, que ha recorrido el país entero. Sus grandes telas y sus collages de pequeño formato que ya se vieron en la galería Miguel Hidalgo de Polanco, en la Ciudad de México, se exhiben ahora en la galería Isabel Anchorena (hasta el 3 de agosto, en Libertad 1389). Para lograr ese azul tan característico, compra lapizlázuli puro, piedra azul molida que importa de Colombia o Francia, donde aún hay minas. Hace mezclas en un mortero, y las esparce sobre tela cruda como si fuera un mural al temple. Después suma líneas y palabras en grafito. "Lo mío es una pintura más tradicional, artesanal. Como dice David Hockney, según un principio chino, se pinta con la mente, el corazón y la mano. Tiene que sentirse la humanidad", dice.

Inundados, una obra que da cuenta de la mirada cercana del artista a su entorno Inundados, una obra que da cuenta de la mirada cercana del artista a su entorno. 
 
D'Arienzo tiene dos talleres: uno en la Plaza del Congreso, con su circuito de cuatro cafés imprescindibles. De un salto se mete en el tren, sube unos minutos a la lancha colectiva para llegar al otro, en su suburbio acuático, una casa-museo y taller en una isla del Tigre, frente al MAT. Es una construcción a la que le puso nombre de museo, MADA, y que piensa donar a la comunidad a través de la Universidad del Salvador, con todo lo que hay adentro (obras de todas sus etapas) cuando ya no la necesite. Originalmente era una antigua casita simétrica, hecha sobre pilotes en 1940 por un inmigrante italiano, que D'Arienzo, de formación arquitecto, amplió con un trencito de tres galpones encadenados. Ahí Antonio Rottari, además de casas, hacía barcos como los que están anclados en la otra orilla del río Luján y que ahora a D'Arienzo le encanta mirar. Lo acompañan en su soledad isleña, lo mismo que sus dos perros negros, que lo siguen como su sombra.
MADA puede ser Museo de Arte del Delta Argentino o Miguel Alfredo D'Arienzo, porque las tres salas de exposición están dedicadas a su obra. "No nació por ego, sino para albergar obra que ocupa mucho espacio y es difícil vender, como las instalaciones", aclara. La obra más antigua es de 1978: "Es el año en que renací, porque volví a pintar. Fui a la Escuela de Bellas Artes cuando era maravillosa, con maestros como Aída Carballo y Antonio Pujía... Hoy sufro por el nivel educativo de la Argentina. Por eso trabajo con escuelas rurales del Delta con el dibujo, porque con la digitalización los chicos pierden la capacidad de observación de la realidad. No educan el ojo. Trabajamos con la botánica, relacionada con el dibujo, porque es una forma de observación". En la caja vidriada que es su comedor se juntan chicos de los colegios Michael Ham, de Nordelta, que hacen tours para salir de su burbuja, y de la escuela que apadrinan del Barrio Las Tunas. "Se encuentran acá e intercambian opiniones. Es muy lindo cómo trabajan juntos. En julio haremos una muestra con las máscaras que estuvimos haciendo", cuenta.
En su gira con muestras por museos del interior (Chaco, Río Negro, Mendoza y Corrientes) instauró una especie de residencia: presta los cuartos que le sobran a artistas de provincias que quieran venir a inspirarse y trabajar. "Me alimento de todo esto. No todo es plata para un pintor." También tiene obras hechas con pobladores wichis, que se venden a su total beneficio. Hay en el MADA una copia de una Menina rodeada de dibujos infantiles que compró el gobierno holandés.

De lo urbano a lo rural

Mientras prepara una muestra para el Museo Provincial Rosa Galisteo de Santa Fe, en uno de sus galpones, D'Arienzo echa leña a la salamandra y deja pasar a Negro y a Groncho (bautizado así por la amiga que se lo regaló, la escritora Luisa Valenzuela). Ahí lo espera un lienzo a medio camino de una pareja de recién casados que es sorprendida por un tsunami en su hotel. Transcurre en Veracruz y ya tiene título, Ex-voto imaginario. "Me encantan las pinturas populares que hay en las iglesias, que también le gustaban mucho a Frida Kahlo. Es expresión del arte popular, imaginaciones sobre situaciones de la vida con una mezcla de humor y tragedia, típico del espíritu mexicano."
También tiene en marcha otra de sus grandes ambientaciones, esta vez de una tapera, que nace de una observación en el río Salí, de Santiago del Estero. "Me interesa ahora la polaridad entre lo urbano y lo rural", adelanta. En las muestras de D'Arienzo siempre hay una pintura que toma cuerpo, gana el espacio y más que escultura, es una instalación habitable, como el carro de cartoneros que se vio en el Museo Sívori, La Cartomaquia del Palais de Glace o la barcaza de Sudestada que ahora se ve en el MADA. En Cuadernos Mexicanos hay una mesita con silla, que bien podría estar en un patio del DF, pero que en la galería de Recoleta invita a sentarse entre flores y pinceles y hacerse un retrato con su pintura Santa Frida.
Esta pulsión escenográfica quizá tenga que ver con el cine, que es su gran pasión. "Soy un pintor narrativo. Trato de no caer en la ilustración, pero sí me dejo llevar por lo cinematográfico. Me interesa mucho el cine, y busco su temática para la pintura. En un cuadro cuento una historia en distintos planos secuencia", dice. "Alguna vez me han acusado de folklorista. Para mí la pintura es una forma de reflexión. Si no, me aburriría. Soy un cineasta frustrado. Para mí una pintura es un storyboard donde imagino una película. Me interesa el diálogo entre arte y cine: Tarkovsky con Brueghel, Pasolini y el Quattrocento; Fellini era caricaturista y se nota en sus personajes. Y en este trabajo sobre México me inspiró un maravilloso estudio de Serguei Eisenstein de 1930, ¡Que viva México! Generó una iconografía de uso plástico que después retomaron muchos mexicanos, como el fotógrafo Gabriel Figueroa. Me gusta mucho también la pintura de Julio Galán, que es como un Almodóvar que pinta..." Claro que lo suyo es y será la pintura: "Me dedico a la pintura. Soy figurativo. Y como no puedo escribir ni puedo filmar, pienso sobre lo que me rodea, que es la sociedad argentina".

Perfil de artista

Miguel D'arienzo

 
ARTISTA

Nació en Buenos Aires en 1950. Expuso en México, España, Madrid, Bruselas y Perú. Durante 10 años integró los remates de arte latinoamericano de Christie's, en Estados Unidos

Cuadernos Mexicanos

La muestrá está colgada en la galería Isabel Anchorena, Libertad 1389, hasta el 3 de agosto|

Visitas al MADA

Para conocer su taller hay que comunicarse por el correo mada@mada-darienzo.com.ar o al teléfono 4383-2739.

Arte y México

A propósito, el Cine Amigos del Bellas Artes tiene en cartel el ciclo Luis Buñuel en México, www.cine.aamnba.org.ar.
Fuente: lanacion.com

POLESELLO:
RETRATO DEL ARTISTA QUE SE ADELANTÓ A TODAS LAS ÉPOCAS

Universos visuales / Homenaje a un maestro

A un año de su muerte, Malba presentará el jueves 120 obras fundacionales de su larga carrera
El efecto multiplicador de las placas de acrílico talladas, marca registrada de Polesello  Foto: LA NACION / Fernando Massobrio
   El efecto multiplicador de las placas de acrílico talladas, marca registrada de Polesello  Foto: LA NACIÓN / Fernando Massobrio
Por Celina Chatruc / La Nación

Parecía una estrella de Hollywood. Como un Al Pacino criollo, a los 30 años Rogelio Polesello posaba para las revistas con mirada seductora, recostado sobre un sillón inflable en el living de su casa, o junto a dos modelos que asomaban entre coloridos objetos de acrílico. Apenas una parte de la extensa producción de arte óptico que lo hizo famoso a nivel internacional, y que ya integraba colecciones de importantes museos como el MoMA y el Guggenheim de Nueva York.
Con esas imágenes se encontraron Verónica Rossi y Josefina Barcia cuando abrieron decenas de cajas en la casa de Belgrano donde el artista trabajó hasta su muerte, el año pasado. El equipo enviado por el Malba preparaba entonces la muestra antológica que el museo porteño inaugurará pasado mañana, con las obras fundacionales de una carrera que abarcó más de cinco décadas.
"A los 20 años ya era considerado un niño prodigio por los principales críticos de la época", dice a LA NACION la curadora Mercedes Casanegra en la primera sala del recorrido, que sorprende con los trabajos menos conocidos de Polesello. Aquellas témperas, tintas, óleos y monocopias con formas geométricas que realizó a fines de la década de 1950, recién egresado de la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón. Es evidente su admiración de entonces por Victor Vasarely, padre del Op Art, a quien Jorge Romero Brest dedicó una muestra en el Museo Nacional de Bellas Artes en 1958.
"Esa época estuvo marcada por el furor del informalismo, el pasaje entre la modernidad y la contemporaneidad. Pero estas obras ya son contemporáneas", opina Casanegra mientras avanza hacia un imponente mural nunca antes exhibido. Realizado entre 1960 y 61, Signos de arena permaneció hasta ahora en la casa de San Telmo del arquitecto Antonio Morello, radicado en Nueva York.

La audacia en el uso del color, otro de sus sellos  Foto: LA NACION / Fernando Massobrio
     La audacia en el uso del color, otro de sus sellos  Foto: LA NACIÓN / Fernando Massobrio

"Mientras colegas como Kenneth Kemble y Luis Wells integraban trapos o elementos de metal en las obras, Polesello usó chapas como matrices para crear tramas con la pintura", señala Victoria Giraudo, coordinadora ejecutiva de curaduría del Malba, en el segundo sector de esta muestra destinada a jerarquizar a uno de los principales artistas argentinos. En esa misma línea, el museo fundado por Eduardo Costantini dedicó sus principales salas a Víctor Grippo, Oscar Bony, Marta Minujín y Antonio Berni, entre otras figuras clave.
Vestido de negro y con zapatillas deportivas flúo, Agustín Pérez Rubio entra ahora como un torbellino y se disculpa con acento español por su paso fugaz mientras supervisa los últimos detalles de una producción que demandó casi tres años y que incluirá un libro/catálogo de 400 páginas. El director artístico del Malba parece entusiasmado con el legado que heredó de la gestión anterior, a cargo de Marcelo Pacheco.
Los nervios irán in crescendo hasta horas antes de la inauguración, cuando lleguen desde Bogotá las piezas que completarán las 120 provenientes de colecciones privadas y de otros museos como el Nacional de Bellas Artes (MNBA) y los de Arte Moderno (Mamba) y Contemporáneo (Macba) de Buenos Aires. Y no cederán hasta el cierre de la muestra, el 12 de octubre, ya que está prevista una convocatoria similar a la lograda con las de Andy Warhol, Julio Le Parc y Yayoi Kusama.
Una vez más, las redes sociales jugarán un papel clave. Acompañadas por el hashtag #polesellojoven, seguramente se viralizarán en segundos las imágenes de rostros deformados por los acrílicos transparentes, creados por un hombre que consideró fundamental la participación del espectador en su obra. Y que apeló a los efectos ópticos para multiplicar los puntos de vista, sin discriminar técnicas ni materiales. Desde tapices hasta anillos, tapas de revistas de tejido o murales de gran escala en lugares públicos, Polesello exploró todos los caminos que pudo guiado por su talento y una curiosidad insaciable, sin abandonar jamás su primer amor: la pintura.

Detrás, la pintura: un amor que el artista nunca abandonó  Foto: LA NACION / Fernando Massobrio
   Detrás, la pintura: un amor que el artista nunca abandonó  Foto: LA NACIÓN / Fernando Massobrio

"A diferencia de Noé, no le interesaba teorizar. Era un intuitivo absoluto", recuerda Casanegra. Presente en casi todas las inauguraciones de sus colegas, hasta sus últimos días mantuvo el interés por adaptarse a los nuevos tiempos. A los 30 años ya parecía haber encontrado la fórmula del éxito, luego de que el premio Esso y su participación en la Bienal de San Pablo le abrieran las puertas de una carrera internacional. Entonces llegó el acrílico, y "Pole" saltó al vacío.
El efecto "ojo de pez" que encontró en el material importado lo llevó a realizar objetos que dialogaran a su vez con otras obras. Una de sus lupas, colocadas sobre El matrimonio Arnolfini de Jan Van Eyck, suma una profundidad infinita al espejo pintado en el siglo XV por el pintor flamenco.
En esos detalles se detuvo Casanegra al preparar esta exposición, que tuvo en cuenta los deseos del propio artista. Por ejemplo al abrir un hueco en la pared de la última sala, para que una de sus obras funcionara como una ventana al exterior.
"Él concebía las placas de acrílicos como arte, aunque después la gente las usara como puertas. En la continuidad de su búsqueda artística abrió el concepto de obra", explica la curadora, parada en el núcleo final de la muestra. Allí donde se reúnen las piezas escultóricas de colores más vivos, y donde el reflejo de su imagen parece reproducirse hasta el infinito.
Los lisérgicos años 70 dejaron su huella en estas obras que Polesello realizó con su hermano Osvaldo. Había pasado poco más de una década desde aquellas témperas sobre papel inspiradas en Vasarely. El artista había madurado y, sin embargo, parecía cada vez más joven.

Polesello joven

1958-1974
Inaugura: jueves 25 de junio a las 19, con entrada gratis
Cierra: 12 de octubre
Dónde: Malba (Av. Figueroa Alcorta 3415)

Redes sociales

Imágenes de la muestra se compartirán con el hashtag #polesellojoven. En Instagram y Facebook ya se puede seguir el montaje día a día.


Fuente: lanacion.com

SUSANA BOMBAL SEGÚN JORGE LUIS BORGES

                                                   La escritora Susana Bombal, 1902-1990

                                                        SUSANA BOMBAL

                                                        Alta en la tarde, altiva y alabada,
                                                        cruza el casto jardín y está en la exacta
                                                        luz del instante irreversible y puro
                                                        que nos da este jardín y la alta imagen
                                                        silenciosa. La veo aquí y ahora,
                                                        pero también la veo en un antiguo
                                                        crepúsculo de Ur de los Caldeos
                                                        o descendiendo por las lentas gradas
                                                        de un templo, que es innumerable polvo
                                                        del planeta y que fue piedra y soberbia,
                                                        o descifrando el mágico alfabeto
                                                        de las estrellas de otras latitudes
                                                        o aspirando una rosa en Inglaterra.
                                                        Está donde haya música, en el leve
                                                        azul, en el hexámetro del griego,
                                                        en nuestras soledades que la buscan,
                                                        en el espejo de agua de la fuente,
                                                        en el mármol de tiempo, en una espada,
                                                        en la serenidad de una terraza
                                                        que divisa ponientes y jardines.

                                                        Y detrás de los mitos y las máscaras,
                                                        el alma, que está sola.

                                                                                          Jorge Luis Borges

ALEMANIA:
SUBASTAN UNA POSTAL CON UN DIBUJO DE PICASSO
POR U$S 188.000

Se trata de un récord de precio para un objeto de este tipo. El pintor la envió en septiembre de 1918 a su amigo, el poeta Guillaume Apollinaire, aunque la tarjeta nunca llegó a destino
      Pablo Picasso

Una tarjeta postal con un dibujo de Pablo Picasso se vendió este sábado por 166.000 euros -unos 188.400 dólares-, en una subasta en Alemania, anunciaron los organizadores de la venta.
El importe es un "récord mundial para una tarjeta postal", asegura en un comunicado la casa de subastas Gärtner, con sede en Bietigheim-Bissingen, cerca de Stuttgart, en el sur de Alemania.
El comprador, un "coleccionista del otro lado del Atlántico", según el comunicado, consiguió la postal por teléfono. La subasta, muy reñida, había comenzado con un precio de 100.000 euros.
El ganador prometió 166.000 euros y pagará más de 200.000 euros si se incluyen las comisiones.
La postal, que muestra una vista aérea de Pau, en el suroeste de Francia, fue enviada por Picasso el 5 de septiembre de 1918 a su amigo, testigo de boda y célebre poeta Guillaume Apollinaire. Pero en lugar de escribir unas líneas en el dorso, el pintor español hizo un dibujo "que se puede incluir en su serie cubista 'La naturaleza muerta'", explica Gärtner, que hizo autentificar la obra.


Fuente: infobae.com

PALACIO LELOIR, LA PERLA DE RETIRO

Secreta Buenos Aires. 

Lo diseñó el arquitecto Alejandro Christophersen en 1905 y en 1944 fue comprado por el Circolo Italiano: tiene un restaurante.
Elegancia: la residencia de Libertad 1264, hoy Circolo Italiano. (Emmanuel Fernández)
Elegancia: la residencia de Libertad 1264, hoy Circolo Italiano. (Emmanuel Fernández)



Eduardo Parise


En el país y en Buenos Aires, el apellido Leloir está asociado a Luis Federico, ese científico argentino que, en 1970, fue galardonado con el premio Nobel de Química. También con la fundación que lleva su nombre. Pero en la Ciudad hay una construcción que suele pasar desapercibida dentro de la geografía porteña: el Palacio Leloir. Construido en la primera década del siglo XX, es una perla del barrio de Retiro que, con su historia centenaria, pudo eludir el escaso criterio de quienes suelen proponer demoliciones en nombre de la modernidad.
La hermosa residencia está en Libertad 1264 y en el frente todavía luce una artística reja que separa la calle con lo que en la tradición francesa se conocía como el patio de honor. Es decir: un jardín con entrada para carruajes que era una especie de antesala para llegar al palacio propiamente dicho. Entonces allí se destaca la gran fachada de estilo academicista francés (se nota su composición simétrica) con toques del Art Noveau que se delata en las columnas y la marquesina. El diseño estuvo a cargo de Alejandro Christophersen (Cádiz, 1866/Buenos Aires, 1946) por un pedido que, en 1905, realizó Isabel E. de Ocampo. Sin embargo, en 1914, aquella obra fue comprada por el matrimonio que formaban Antonio Leloir y Adela Unzué.
Leloir y Unzué se habían casado en agosto de 1900 en una gran ceremonia realizada en la iglesia de La Merced. De ese matrimonio nacieron cuatro hijos: Adela, Clara, Mercedes y Antonio. El palacio consta de planta baja y dos pisos. En su origen, la planta alta albergaba los dormitorios y tanto los salones como esos sectores están decorados con el estilo típico de esos tiempos: cielorrasos con molduras, mármoles y pisos de roble. Todos los herrajes y ornamentos son de bronce.
En 1944, la residencia fue comprada a la viuda de Leloir por el Circolo Italiano di Buenos Aires para instalar allí su sede. El club, fundado en 1873, cuando la colonia italiana en la Argentina ya superaba los 200.000 ciudadanos, lo compró después de vender su sede anterior que estaba en Florida casi Corrientes. Fue la última mudanza después de haber recorrido otros seis lugares anteriores en edificios alquilados. Lejos de despreciar el magnífico edificio, los nuevos propietarios lo revalorizaron dándole brillo a las arañas de cristal, los mármoles y la boiserie hecha con maderas nobles. También actualmente resalta la biblioteca con vitrinas, en donde se guardan diccionarios y enciclopedias históricas vinculadas con la cultura italiana.
Un párrafo aparte merece el Circolo Massimo, un restaurante especializado en alta cocina italiana que desde hace unos años funciona en la planta baja de la misma residencia. A la magia del edificio (donde se conserva desde el estaño original de la barra del bar hasta la espectacular vista al jardín que está en la parte de atrás del palacio, con un árbol centenario), se le suma lo que los artísticos cocineros llaman “el recorrido sensorial por las tentaciones de cada región italiana”. En ese desfile de sabores es obvio que la vedette son las pastas, aunque las carnes, los embutidos típicos y los quesos no se quedan atrás. También tienen salones para reuniones empresariales y fiestas sociales.
Desde mayo de 2008 el majestuoso edificio del Circolo Italiano fue declarado Sitio de Interés Histórico y Cultural, algo que tal vez Alejandro Christophersen nunca imaginó cuando lo diseñaba.
Y es probable que tampoco lo haya pensado al planificar muchas de las magníficas obras arquitectónicas que su talento creativo dejó en Buenos Aires. La lista incluye muchas residencias (como el Palacio Anchorena, actualmente sede de la Cancillería Argentina, en Arenales 761), edificios públicos (como el de la Bolsa de Comercio, inaugurado en 1916) o la impactante Basílica de Santa Rosa de Lima, en la avenida Belgrano y Pasco. En la construcción (se inauguró en 1934) se destaca una imponente cúpula central revestida en cobre y sostenida por un círculo interior con dieciocho columnas de mármol verde.
Pero esa es otra historia.


Fuente: clarin.com

REVISIONES Y COSMÉTICA EN EL PANTEÓN NACIONAL

Paseo por el Museo Histórico Nacional.
Un San Martín parlante mueve manos, ojos y boca y responde a cualquier pregunta que se le haga.
Visita al museo historico nacional y sus nuevas salas que incluyen la exibicion del sable corvo de San Martin. Foto: Andres D'Elia


Revista Ñ propicia un balance de la impronta que el ciclo kirchnerista ha querido dejar en nuestras lecturas del pasado y comienza con este paseo por el Museo Histórico Nacional. Quisimos arrancar con la interpretación de la era colonial y el siglo XIX en la que el proyecto de reemplazar la estatua de Cristóbal Colón por la de Juana Azurduy propone un giro a través de la personalidad heroica que respaldará a la Casa Rosada. Abre este análisis la investigadora del Conicet, Mirta Varela mientras que las historiadoras Mirta Lobato e Hilda Sabato continúan con un recorrido por el Museo Histórico Nacional, donde la restitución del sable de San Martín amenizó la Semana de Mayo. Allí se anuncia una revisión de la mirada a la Independencia, que subraya a los agentes populares anónimos. Las salas vecinas se consagran a las pugnas entre federales y unitarios donde el papel del héroe se construye según una épica exclusivamente militarista, con imágenes manidas del "pueblo", en situación de secundar o adorar.

Visita al museo historico nacional y sus nuevas salas que incluyen la exibicion del sable corvo de San Martin. Foto: Andres D'Elia

Ambas indagaciones también abordan las formas que toma la historia en el discurso escolar y otras primeras instancias de inculcación del sentimiento patriótico, y en particular la tira "El asombroso mundo de Zamba", del canal Paka-paka. Un San Martín parlante y la galería de buenos y villanos emergen en este siglo XIX, interpretado según las coordenadas de un campo cultural dividido, dos siglos después.
En el Museo Histórico Nacional reposa el sable corvo, objeto histórico quque e se sumó a las salas donde se exhibe parte de su riquísimo patrimonio y que aspira –según el cartel del hall de entrada– a modificar el relato presumiblemente "centralista, porteño y aristocrático" que predominaba hasta ahora.
Visita al museo historico nacional y sus nuevas salas que incluyen la exibicion del sable corvo de San Martin. Foto: Andres D'Elia

Luego de una "renovación historiográfica y con otro contexto social y político", según declara, se propone incorporar "a los hombres públicos del pasado en un relato federal e integral que incluye a sectores antes excluidos: los pueblos originarios, los negros, las mujeres, y el protagonismo de las provincias...". Las historiadoras Lobato y Sabato examinan hasta dónde este objetivo es confirmado o desmentido por el relato museológico, en base a las recientes investigaciones históricas de los académicos independientes.
Visita al museo historico nacional y sus nuevas salas que incluyen la exibicion del sable corvo de San Martin. Foto: Andres D'Elia


Visita al museo historico nacional y sus nuevas salas que incluyen la exibicion del sable corvo de San Martin. Foto: Andres D'Elia


Visita al museo historico nacional y sus nuevas salas que incluyen la exibicion del sable corvo de San Martin. Foto: Andres D'Elia


Visita al museo historico nacional y sus nuevas salas que incluyen la exibicion del sable corvo de San Martin. Foto: Andres D'Elia


VIDEO:

http://www.clarin.com/rn/San-Martin-Museo-Historico-Nacional_3_1378092202.html




Fuente: Revista Ñ Clarín

VICTORIA OCAMPO, PRESA POLÍTICA:
LA CARTA DESCONOCIDA SOBRE SU CAUTIVERIO

El 17 de junio de 1953, la fundadora de Sur les envió a Camus y otros escritores que pidieron por su liberación un testimonio de los 26 días que pasó en prisión
Ocampo en la Villa Victoria de Mar del Plata  Foto: Centro cultural Victoria Ocampo-Villa Victoria
Ocampo en la Villa Victoria de Mar del Plata. Foto: Centro cultural Victoria Ocampo-Villa Victoria

Por Nino Ramella / Para La Nación

Victoria Ocampo pasaba varios meses del año en Mar del Plata. Llegaba antes del verano y se quedaba hasta promediar el otoño. Cada 7 de abril su cumpleaños lo recibía en Villa Victoria, esa casa de madera que había heredado de su tía abuela. Pero el 8 de mayo de 1953 algo alteró su rutina. Una comisión policial la detuvo en su casa y la trasladó a Buenos Aires, donde quedó presa durante 26 días en la cárcel de mujeres El Buen Pastor.
La noticia conmocionó a personalidades culturales del mundo, donde la escritora era bien conocida y movilizó a numerosos escritores célebres a organizar una campaña para pedir su liberación. En París, Albert Camus -que había sido huésped en Villa Ocampo, San Isidro- lideró el movimiento de escritores franceses. Él mismo redactó la carta que le fue entregada al embajador argentino en Francia el 20 de mayo. Los firmantes eran Pierre Brisson, Roger Caillois, Camus, Georges Duhamel, François Mauriac (premio Nobel), André Maurois, Roger Martin du Gard (premio Nobel), Christian Murciaux, Jean Paulhan, Jules Romains, PhilippeSoupault y Pasteur Vallery-Radot.
Escritores de otras latitudes se sumaron. Aldous Huxley y Waldo Frank impulsaron el Comité Internacional para la Liberación de los Intelectuales Argentinos. Gabriela Mistral le envió un telegrama al presidente Perón: "Profundamente contrariada por la noticia del encarcelamiento de Victoria Ocampo, ruego a vuestra excelencia liberarla recordando su labor internacional que ha prestigiado siempre a la Argentina". No menos relevante fue la intervención del primer ministro de la India, Jawaharlal Nehru.
La carta que aquí se transcribe parcialmente es la explicación que Victoria Ocampo envía a los escritores que pidieron por ella. Fue datada el 17 de junio de 1953 -apenas quince días después de su liberación-, es decir, hace hoy exactamente 62 años. Ese texto fue remitido en su momento por el Fondo Albert Camus de París a la Argentina como consecuencia de una investigación en el exterior sobre archivos vinculados a Victoria Ocampo que realizó la Biblioteca de Villa Ocampo a cargo de Ernesto Montequín durante la gestión de Nicolás Helft al frente de ese organismo.
Varias son las lecturas que podemos extraer de esa líneas, más allá de la obviedad que sería comentar la fragilidad de las libertades individuales de la época. Victoria no sólo no se victimiza, sino que relata la experiencia como el momento en el que se sintió más solidaria con sus semejantes. Cuentan que Victoria no pudo comprar el delantal cuadrillé que utilizaba en la cárcel porque era propiedad del Estado. Se quedó con el pequeño género que se había cosido en el pecho y que una de sus compañeras bordó con su nombre. Ponía ese trapito a la altura de las más encumbradas condecoraciones con las que fue distinguida. Quien lo bordó, una mujer de una condición modesta, compartió momentos de su vida con Victoria hasta que murió. Admiradora de Mahatma Gandhi, Victoria menciona que durante sus horas en la cárcel llamaba a su cabeza aquel pensamiento de ese pacifista: debo reducirme a cero. No hay salvación para alguien que no se pone a sí mismo en último lugar entre sus semejantes.

Fragmentos de la carta de V. O.

"Yo no he hecho nada fuera de ser antiperonista", escribió al salir de la cárcel El Buen Pastor
Desde el mes de diciembre no salí de Mar del Plata. No fue a mi casa ningún hombre "político". Mis huéspedes fueron los de siempre: Pepe Bianco, Enrique Pezzoni, Antonio López Llausas, Lola E. y Rosita C. Ninguna de estas personas tenía relación con gentes metidas en política. Naturalmente, se hablaba de la dictadura de P [erón]. Y de cuanta medida arbitraria y de cuanto atropello llegaba por vía de la prensa o por vía indirecta a nuestros oídos. Se hablaba de todo ello en forma clara y violenta. [...] El día 15 de abril, día en que P. habló desde los balcones de la Casa Rosada, estábamos Angélica y yo solas en Villa Victoria. Pusimos la radio. Pero como el discurso se parecía (el comienzo) a los que tantas veces habíamos oído, dejé la radio puesta y salí a caminar por el jardín. Después de unos minutos volví, y fue la mujer del jardinero (que estaba oyendo el discurso en su radio y en su cuarto) quien vino corriendo a avisarme que habían estallado dos bombas. La despaché diciendo que se pasaba la vida imaginando cosas. Al principio no creí lo de las bombas. [...] El 8 de mayo, me disponía a trabajar por la mañana (me había quedado sola en casa, con los sirvientes) cuando me anunciaron que me quería ver el comisario (supe, más tarde, que me habían ido a buscar a San Isidro a las 3 de la mañana). La visita matutina de ese personaje me sorprendió sin alarmarme en lo más mínimo. Estaba a cien leguas de imaginar que venía a detenerme. Para no hacerlo esperar dije que lo hicieran pasar a mi cuarto y lo recibí allí (yo estaba en la cama). Entró seguido de un inspector y me dijo que tenía orden de allanar la casa. [...] Luego me dijo el comisario que tenía orden de llevarme a la comisaría. Pregunté por qué. Me contestó que ésas eran las órdenes y nada más. En la comisaría un agente tomó mis impresiones digitales, y esperé. Esperé, esperé. Al fin me mandó a llamar a su despacho el comisario y me dijo que había telefoneado a Buenos Aires el resultado negativo del allanamiento, pero que me necesitaban urgentemente en la Capital y que allí me iba a mandar en compañía de un agente. Volví a casa con el comisario, para buscar una muda de ropas, y mi cepillo de dientes, etc.. (una valijita) y salí para Buenos Aires en el ómnibus, custodiada por un agente vestido de civil. Llegamos a Buenos Aires a las 12 p.m. (retardados por la neblina). En la comisaría de Orden Político me hicieron pasar a un escritorio donde se encontraba ya otra detenida (era mi antigua administradora de Sur, Nelly Saglio, afiliada al Partido Socialista, pero tan inocente, en materia de complot terrorista, como yo). Nos dijeron que estábamos incomunicadas y que no habláramos una con otra. Hasta las tres de la tarde me tuvieron sentada ahí, en una silla dura. Luego me llevaron a otro escritorio para ser interrogada. Me preguntaron si conocía a los presuntos ponedores de bombas, fulano, mengano, etc. Dije lo que era verdad: NO. [...] Volví al escritorio y allí esperamos de nuevo con Nelly otra hora y pico. Felizmente, mi familia se había enterado de mi paradero y me mandaron comida. Acabábamos de devorar unos sándwiches cuando vinieron a buscarnos a Nelly y a mí. Salimos de Orden Político acompañadas por dos vigilantes. Nos metieron en un camión celular y nos depositaron, sans autre forme de proces, en EL BUEN PASTOR, la cárcel de mujeres. Ahí pasé 26 días. Veía detrás de tres rejas, a mi familia más allegada (hermanas y sobrinos) una vez por semana. [...] Entre nosotras, las once mujeres que vivíamos juntas, había una gran solidaridad. Todas éramos UNA, menos la peronista M. Nos hizo la vida amarga, pero yo le tenía más lástima que odio. Lo cierto es que no sentía odio por nadie. Las miserias, las debilidades de la humanidad y también sus arranques de generosidad nunca se me aparecieron con tanta evidencia como en esos 26 días, y me alegra haber tenido oportunidad de vivirlos. Éstas no son palabras en el aire. Además nunca he sentido como en esos días lo que significa la camaradería en la desgracia y el calor de la ternura humana entre desconocidas. [...] Durante mis días de cárcel vino una vez a interrogarme un inspector. El interrogatorio consistió en preguntarme si conocía a X., Y., Z., etc. A algunos conocía, a otro no (de Mar del Plata se habían llevado la libreta donde tenía apuntados los números del teléfono de mis amigos y relaciones). Me interrogaron especialmente sobre mi hermana menor o más bien dicho sobre su marido y las relaciones del marido. Como yo ignoraba qué pasaba (aunque estaba segura de que ellos no estaban metidos en líos políticos) me resultó muy desagradable. [...] 26 días después de mi entrada a la cárcel se presentó una monja en nuestro dormitorio y dijo (ya estábamos acostadas) "O. en libertad por orden del ministro". La monja estaba contenta de traerme la noticia. Era una mujer poco inteligente pero de gran corazón. [...] Ninguno de los telegramas o pedidos que mandaron los escritores del exterior fue publicado en ningún diario de la República. La reclamación de los mexicanos fue mencionada en La Prensa, sin dar nombres ni decir de qué se trataba y agregando que tal reclamación carecía de toda importancia y que otro diario de México declaraba que, desde hacía muchos años, yo era una espía del F.B.I. Hace tres días se publicó en La Prensa que por pedido de Gabriela Mistral se me había puesto en libertad, pero que se seguiría investigando mis infracciones a tales y cuales leyes y se seguiría el proceso. ¿De qué infracciones y de qué proceso hablan? Lo ignoro. Lo estarán inventando. Yo no he hecho nada fuera de ser antiperonista y de censurar à haute et inteligible voix la dictadura monstruosa que nos aplasta.


Fuente: lanacion.com