JOSÉ CARRERAS
EN UN CONCIERTO ÚNICO,
UNA MULTITUD ESCUCHÓ EN ADROGUÉ
AL GRAN TENOR



Es la primera vez que un show lírico de nivel internacional se hace fuera de la Ciudad.

CANTO. EL TENOR, EN CONCIERTO, JUNTO AL MAESTRO GIMÉNEZ. 
Por Natalia Iocco

Por primera vez, uno de los “tres tenores” llegó con un concierto lírico de nivel internacional al conurbano bonaerense, gratis. El español José Carreras cantó anoche al aire libre en Adrogué, partido de Almirante Brown, a 25 kilómetros al sur de la Capital y una multitud –según el Municipio hubo 100.000 personas– disfrutó de las arias, canzonetas, boleros y algunos tangos clásicos que popularizó Gardel, en una noche de clima perfecto.
Fue una gala para esta localidad que recibió a Carreras con un despliegue especialmente preparado, aunque no se quiso dar a conocer el costo del espectáculo que se realizó en la plaza Brown (frente a la casa en la que vivió y escribió Jorge Luis Borges, que recientemente fue comprada para convertirla en un centro cultural). Allí se montó un escenario de 27 metros –metido en el medio de los eucaliptus que siempre recordaba en su memoria olfativa Borges–, donde el tenor cantó acompañado por la soprano argentina Marina Silva. Eso le permite, como dijo, huir “del elitismo asociado a la ópera”.
En los alrededores de la plaza el tránsito había sido cortado y la zona se convirtió en un gran paseo peatonal. “Teníamos miedo de que se suspenda por lluvia pero por suerte la noche es hermosa. Es un orgullo tener una visita internacional como esta”, repetía Blanca Sánchez Calzada, vecina de Adrogué. “Esto es democracia, el arte para todo público, estamos acostumbrados a tener ilustres en Adrogué, pero nunca un músico así”, sumó María Inés Basne.
El entusiasmo explotó apenas pasadas las 20, cuando la orquesta de 64 músicos dio el primer anticipo y el público aplaudió al director David Giménez. Poco después se convirtió en una ovación cerrada y con gente de pie, cuando Carreras –de traje negro, camisa blanca y chaleco– pisó el escenario. El tenor agradeció con repetidas reverencias y cantó La Serenata .
“Vivo en Navarro, provincia de Buenos Aires, y desde hace tiempo quería venir a visitar a mi familia. Elegí este fin de semana porque no quería perderme el show”, contó Inés Mangisch. Virginia Guerrero compartía la alegría: “Me parece increíble estar viendo a una celebridad así, ¡y gratis!”.
Para disfrutar el concierto con comodidad se instalaron tres pantallas en la plaza y otras cinco en las calles cercanas. Había gradas y alrededor de 15 mil sillas, y muchos vecinos llevaron sus sillas plegables, lonas y el infaltable equipo de mate. Escucharon con respetuoso silencio, y chistaban cuando algún grupito subía el tono. La plaza estaba repleta, había una cuadra de gente sobre la diagonal Brown y otro tanto donde estaban las pantallas.
Carreras se había presentado por última vez en el Luna Park en abril de 2010. El, que recorrió el mundo con sus interpretaciones de Verdi y Puccini, vivió 13 meses en la Argentina en los años 50. Escapaba de la crisis española y por recomendación de su tío, llegó al país con su familia. Primero vivió en Villa Ballester y luego en José León Suárez, partido de San Martín, al norte del GBA.
El español es reconocido como una de las mejores voces mundiales. En 1990 se presentó con Los tres tenores, junto a Plácido Domingo y Luciano Pavarotti, y dieron un nuevo impulso a la ópera.
La fiesta sirvió para inaugurar el Palacio Municipal que había sido remodelado y estaba iluminado con franjas celestes y blancas, y para declarar a Brown, “Ciudad de las artes y las ideas”. ¿Por qué ese título? “Porque se está conectando lo que son sus hitos históricos, su patrimonio cultural y nos proponemos como un ámbito de las artes y las ideas”, explicó el intendente Darío Giustozzi.
Y con “El día que me quieras” Carreras cerraba, ovacionado, su idilio con su amada Argentina.

 PLAZA. LA BROWN ESTUVO REPLETA.


Fuente: clarin.com

UNA ESTATUA DE MOZART
LLEGA AL TEATRO COLÓN




Con una ceremonia especial, la embajada de Austria le entregará esta tarde a la Ciudad una estatua del compositor austríaco Wolfgang Amadeus Mozart que será emplazada en el Teatro Colón y que llegará al país como obsequio de la ciudad de Viena por el Bicentenario de la Argentina.
La estatua será presentada a las 19 en el Salón Blanco del primer coliseo porteño durante un acto que contará con representantes de Austria, autoridades del Teatro Colón y del Gobierno de la Ciudad, y otras personalidades de la cultura porteña, según precisaron voceros de prensa de la embajada austríaca.
La idea es que la estatua, que fue pensada como un regalo de Viena para los 200 años de la Revolución de Mayo, quede exhibida dentro del Colón, escenario en el que las obras de Mozart siempre son favoritas.
Ayer, mientras se definían los últimos detalles de la entrega de la estatua, el ministro de Cultura de la Ciudad, Hernán Lombardi, celebró la llegada del tributo al compositor austríaco y destacó la importancia de su figura y su obra en la relación de los porteños con la música y con Austria.
“El público de música clásica de Buenos Aires es muy ‘mozartiano’ . Acá Mozart tuvo, tiene y tendrá una tremenda repercusión entre la gente. Y eso es porque hay un placer y una relación en general con la música austríaca, pero con Mozart es aún más particular. Es un compositor que tiene una relación muy directa con Buenos Aires”, explicó. “Por eso este regalo de la ciudad de Viena es una alegría para todos los porteños”, concluyó.


Fuente texto: clarin.com

LA ESTRELLA ART NOUVEAU DEL BOTÁNICO

 
 
El invernadero de Palermo fue hecho para la Exposición de París junto a la Torre Eiffel.


Por Eduardo Parise

Es como esos cantantes líricos desconocidos que en algún momento estuvieron en medio de un coro acompañando a Luciano Pavarotti. O como esos bailarines que integraban la compañía donde se destacaba Mijail Baryshnikov y de los que nadie conoce el nombre. Porque la estructura metálica, que muy pocos advierten y que desde hace más de un siglo está casi en el centro del Jardín Botánico de la Ciudad, alguna vez compartió escenario con la mundialmente conocida Torre Eiffel de París.
Se trata del invernadero principal de ese monumental jardín que ocupa más de siete hectáreas en el corazón de Palermo. El invernadero fue instalado allí en 1900, tras recibir un premio en la Exposición Universal con que los franceses y el mundo celebraron el Centenario del comienzo de aquella Revolución que promovía libertad, igualdad y fraternidad.
Construida en hierro y vidrio, la estructura tiene 35 metros de largo por ocho de ancho con una cúpula central que llega a los cinco metros de altura. Se la considera un símbolo del Art Nouveau, el estilo de esa corriente de renovación artística desarrollada entre fines del siglo XIX y principios del XX, donde se proponía que tanto las grandes construcciones como los más simples objetos cotidianos tuvieran una estética tan bella como las curvas de una bella mujer.
Por suerte, a pesar de ser casi un desconocido, en abril de 1996 el invernadero fue declarado Monumento Histórico Nacional. Es que, además de su belleza arquitectónica, bajo esa cúpula vidriada se resguardan especies importantes, muchas de las cuales provienen de regiones con climas más cálidos, como los helechos (hay unos mil ejemplares), distintas orquídeas o palmeras tan exóticas como la areca vestiaria llegada desde Nueva Guinea.
El Jardín Botánico fue inaugurado el 7 de septiembre de 1898 (acaba de cumplir 113 años) por iniciativa de Carlos Thays, aquel arquitecto y paisajista francés que diseñó muchos de los parques y plazas que hoy disfruta Buenos Aires. La mitología urbana dice que, a finales de la época colonial, en aquellos terrenos habría estado lo que se conocía como “el almacén de la pólvora” o “polvorín de Cueli”, por el nombre una familia que habitaba la zona.
Lo concreto es que el invernadero sigue siendo una estructura estelar en ese ámbito “con mil distintos tonos de verde” (como suele definir la letra de una vieja zamba sobre otros paisajes) que, a lo largo de los años, pudo superar las corrosivas acciones del óxido y hasta las inclemencias meteorológicas como aquella granizada que, el 26 de julio de 2006, no sólo hirió a mucha gente, destrozó techos y abolló autos, sino que tampoco tuvo piedad con esos vidrios cargados de historia.
Por fortuna esta estructura, que supo lucirse en París, sigue en pie para regocijo de propios y extraños. Obviamente tuvo mejor suerte que el espectacular Pabellón Argentino, ganador de un primer premio en la misma exposición de 1889 y que los argentinos no supimos preservar. Lo había diseñado el arquitecto francés Albert Ballú y su moderna estructura de hierro y vidrio, totalmente desmontable, ocupaba unos 1.600 metros cuadrados. Algunas de sus partes aún se destacan en la Ciudad, aunque de aquella magnífica obra que durante unos años engalanó los alrededores de la plaza San Martín, en Retiro, poco es lo que queda. Pero esa es otra historia.

Fuente: clarin.com

EL MUSEO DE ISRAEL CUELGA EN INTERNET
LOS MANUSCRITOS DEL MAR MUERTO


Son cinco de los 8 rollos que conserva la entidad. 
Google tardó seis meses en digitalizarlos. 
El proyecto es de US$3,5 millones. 
Un argentino es el curador.

Fragmento digitalizado de uno de los Rollos del Mar Muerto correspondiente a un comentario del profeta Habakkuk, del Primer Templo de Jerusalén. EFE

Uno de los expertos fotografía parte de uno de los rollos del Mar Muerto. EFE

Detalle de uno de los rollos del Mar Muerto publicado hoy en la Web.

Un visitante observa el pergamino de Isaías, uno de los rollos del Mar Muerto, en el Museo de Israel. EFE


Son unos de los mayores descubrimientos arqueológicos del siglo XX. Pilares de la herencia monoteísta. Historia. Viva. Pura. Y ahora, en Internet. Los Manuscritos del Mar Muerto salieron definitiva -y metafóricamente- de las cuevas y están al alcance de todo el mundo. Google y un equipo encabezado por un argentino lo hizo posible.
El Museo de Israel presentó hoy la versión digital de los rollos del Mar Muerto, una iniciativa que universaliza el contenido del testimonio escrito más antiguo de las costumbres y prácticas de los israelitas, de hace 2.000 años.
Escritos en su mayoría en hebreo antiguo y una pequeña parte en arameo y griego, el Museo subió a Internet cinco de los ocho rollos en su poder. El director de la institución, James Snyder, lo describió como un "perfecto matrimonio" entre la tecnología y la historia.
"Llevábamos algún tiempo pensando cómo preservar los rollos y su contenido en las mentes de la gente, y mantener vivo su significado", dijo Snyder en una conferencia de prensa durante la que lanzaron el nuevo sitio en Internet con las fotografías de los manuscritos (dss.collections.imj.org.il).
Fotografiados columna por columna con una cámara de altísima resolución y un fugaz flash (1/4000 segundos de duración) sin rayos ultravioletas para no dañar la piel sobre la que fueron escritos, las imágenes fueron procesadas y yuxtapuestas hasta devolverles en pantalla su formato original de pergamino. El proyecto consumirá unos 3,5 millones de dólares.
"Internet ha roto las barreras que había entre la información y la gente", explicó Yosi Matías, jefe de I_D de Google Israel, quien destacó la importancia de "universalizar" este tipo de contenidos porque con ellos "la gente puede enriquecer sus conocimientos y la comprensión de los eventos históricos clave".
Según Matías el "génesis" de este proyecto se remonta a hace unos años, cuando el Museo del Holocausto de Jerusalén se planteó la digitalización de sus monumentales archivos históricos y fotográficos. La idea de los rollos del Mar Muerto fue planteada por un empresario privado, donante del Museo, hace sólo seis meses.
Desde entonces, un equipo de la entidad y otro de Google trabajaron sin descanso hasta completar la fase inicial, que incluye también la traducción al inglés de cada frase del rollo de Isaías (siglo IV a.C), el popularmente conocido como "profeta de la paz" por sus premoniciones de un mundo sin guerras en el final de los días.
Más adelante se subirán los tres pergaminos restantes, se traducirán todos los textos a varios idiomas -entre ellos el español- y agregarán contenidos para la contextualización de versículos. Además, los usuarios podrán dejar comentarios.
El argentino Adolfo Roitman, curador de los rollos del Mar Muerto y director del Palacio del Libro, un edificio cuya silueta con forma de tinaja alberga los rollos más famosos y completos, explicó que hasta ahora "sólo el público que venía al Museo" o que "acudía a las distintas exhibiciones por el mundo podía verlos".
"Google permite, por primera vez en la historia, tener acceso directo a los rollos desde cualquier parte del mundo", agregó.
Encontrados de manera fortuita por beduinos en 1947 en las cuevas de Qumran, un importante yacimiento arqueológico próximo al Mar Muerto, esos textos en pergamino contienen fragmentos de todos los libros del Antiguo Testamento, excepto el de Esther, así como varios apócrifos.
Su autoría es atribuida por los investigadores más tradicionalistas a la secta de los esenios, pero los revisionistas sugieren que son en realidad una compilación de documentos traídos desde muchas partes de la antigua Judea para protegerlos de los romanos antes de la destrucción del Templo en el año 70.
Las tinajas encontradas en Qumran contenían unos 900 documentos, entre ellos contratos matrimoniales y todo tipo de documentación de carácter civil y religiosa que echaron luz sobre las costumbres de los israelitas en la época del Segundo Templo (siglo VI a.C-I d.C).
"Entre todos los pilares de la herencia mundial monoteísta, los rollos son de una importancia suprema", subrayó Snyder, que los describió como la "Mona Lisa" del Museo de Israel.
Gracias a la altísima resolución de las imágenes (1.200 megapíxeles, doscientas veces más que una cámara estándar), investigadores de todo el mundo podrán apreciar los detalles más insignificantes de su caligrafía, señales de tinta, manchas, correcciones y hasta la textura del pergamino que, en algunos casos, ha sido maquillada para permitir la lectura.
En un proyecto paralelo con la Dirección de Antigüedades de Israel, la otra institución israelí que también conserva pergaminos originales, Google está digitalizando miles de fragmentos de los 30.000 hallados en Qumran -algunos de tan sólo milímetros-, en una iniciativa que planteará a los investigadores el titánico reto de unirlos.


LOS SECRETOS DEL PROYECTO, CONTADOS POR UN ARGENTINO QUE "CUSTODIA" LOS PERGAMINOS.


Por María Arce. Colaboró desde Israel Shlomo Slutzky.

Audio "Google permite navegar por los rollos y verlos de una manera amplificada que el ojo humano no puede", explica el argentino Adolfo Roitman.
Hace 4 años que no viene al país, pero sufrió como un hincha más cuando la Argentina quedó afuera de la Copa América. Adolfo Roitman emigró hace 30 años a Israel pero sigue en contacto con su tierra y sus raíces. Es el "custodio" de los rollos del Mar Muerto, unos de los tesoros más grandes de la humanidad.
En comunicación telefónica desde Israel, Roitman le cuenta a Clarín.com cómo ha sido llevar adelante uno de los proyectos más ambiciosos de la museología: la digitalización de los casi mil pergaminos hallados entre 1947 y 1956 en las cuevas de Qumran, a unos 35 kilómetros de Jerusalén.
"Me siento muy privilegiado por haber podido contribuir y ser un factor en este proyecto que es un hito en la historia de investigación de los rollos del Mar Muerto a nivel mundial", dice con un sonrisa que se le adivina de oreja a oreja.
Curador de los rollos del Mar Muerto y director del Santuario del Libro del Museo de Israel en Jerusalén desde 1994, el doctor Roitman recuerda que tras ser hallados, los manuscritos "revolucionaron los estudios del mundo judío antiguo y sirvieron para redefinir nuestros conocimientos acerca de los origines del judaísmo rabínico del cristianismo".
"En mi colección –dice con cariño- tenemos ocho rollos, los mejor preservados y los más importantes". Desde 1965, miles de personas los han visitado en el Santuario del Libro. "De la misma manera que todo visitante que llega a París quiere ver la verdadera Mona Lisa", explica.
"Pero siempre estaba supeditado a la visita física. La posibilidad de leer con claridad y facilidad los rollos del Mar Muerto estaba reservada a los investigadores, que tienen acceso a nuestras bóvedas y pueden consultar de manera directa los rollos", señala. Hasta marzo pasado. Uno de los "amigos" del Santuario, el empresario de Nueva York George Blumenthal, fundador del Centro para los Estudios Online del Judaísmo, les sugirió digitalizar los manuscritos. Pero no de cualquier manera. De la mano de Google. Y lo hicieron. En equipo.
En los últimos seis meses, Roitman se dedicó a escribir los textos que acompañan a los rollos en Internet. Información básica e introductoria sobre el descubrimiento, la arqueología de las cuevas y la comunidad de aquel entonces.
Mientras, el famoso fotógrafo israelí Ardon Bar Hama se dedicó a tomar las imágenes de los rollos. A la par, los ingenieros de Google desarrollaban la plataforma en la que se iban a alojar las digitalizaciones. Mientras que un equipo del Museo trabajaba para integrar ese desarrollo al sitio del Museo de Israel.
"La tecnología Google permite navegar por los rollos y verlos de una manera amplificada que el ojo humano no puede. Se pueden leer en hebreo y –para los que no saben el idioma- tienen una traducción online" al inglés, destaca, entusiasmado, Roitman, hincha de Boca con todas las letras.
La segunda etapa del proyecto incluye incorporar traducciones a otros idiomas; más explicaciones y material fotográfico"para ampliar la comprensión de la gente".
"Era muy importante salir al mundo con este proyecto. Tiene, más allá de una obvia significación científica, una importancia desde el punto de vista cultural y religioso. Una de las consecuencias directas es precisamente poder universalizar uno de los tesoros más grandes de la humanidad. Los rollos del Mar Muerto se han transformado en verdaderos iconos de la cultura universal", dice Roitman.
"En última instancia es un contenido religioso, que habla sobre el pueblo de Israel, sobre Dios y los hombres, aquellos temas que son los importantes. Para todos aquellos que tratan de entender los secretos de la vida, los rollos tienen qué decir sobre las cuestiones de la espiritualidad. Aunque están en hebreo les son significativos a todos los hombres del mundo", señala.
Y hablando de ser universal, Roitman que les enseñó a sus tres hijos hablar en auténtico porteño, cree que su presencia misma "en el Santuario del Libro como latinoamericano es otro mensaje de universalidad. Tengo siempre presente mi origen. Soy una expresión viva de la educación que recibí en Argentina y la traslado día a día a mi trabajo en Israel".
Egresado de la UBA, hace 17 años que se encarga de cuidar los rollos del Mar Muerto. Los conoce de memoria y casi recita el capítulo dos del pergamino de Isaías que augura que la palabra de Dios habrá de salir de Jerusalén ("Porque de Sión saldrá la enseñanza del Señor, de Jerusalén vendrá su palabra"). Para Roitman, aquella profecía se cumplió. Sólo que "el gran profeta de Israel no podría imaginar que 2.800 años después eso habría de suceder por medio de Google". 

CASI COMO HABERLOS VUELTO A ENCONTRAR

Por Darío Sztajnszrajber. Docente de Filosofía

En la tradición judía hay un relato que cuenta que cuando setenta sabios tradujeron los textos sagrados al griego, los encerraron a todos por separados, pero todos tradujeron lo mismo, sin siquiera cambiar una coma. En la historiografía, cuantos más textos distintos y de la más antigua data avalen una historia, más veracidad se nos presenta sobre ese hecho.
Todo nuestro acceso al pasado claramente es a través de los textos que han sobrevivido.
El encuentro de los Manuscritos del Mar Muerto en 1947, casi con todas las dimensiones de un film hollywoodense (se dice que incluso algunos rollos fueron usados como leña para el fuego), ratificaron en gran parte la letra de los textos bíblicos.
Así como algunos de los manuscritos hallados de manera fortuita por beduinos en el yacimiento arqueológico de las cuevas de Qumrán, nos permitieron comprender la vida y costumbres de la época en que fueron escritos (siglos II a.C. a I d.C.), una gran mayoría nos muestra fragmentos del Antiguo Testamento con una fidelidad muy importante al texto que se lee en la actualidad.
Comprobar que el texto es el mismo puede dar lugar tanto a las versiones más ortodoxas de su resguardo, como a las versiones contrarias: el texto es el mismo, pero lo que cambian son sus interpretaciones.
Uno de los sentidos de la palabra “religión”, el más abierto, encuentra su etimología cercana a la idea de “re-leer”.
La digitalización de estos manuscritos en Google es casi como haberlos escondido de nuevo en las tinajas donde se los encontró. Porque está claro que en nuestros tiempos, nada mejor que resguardar algo en esta memoria colectiva que es la Red.


EL ARGENTINO CUSTODIO DE LOS ROLLOS

Adolfo Roitman
Profesión: Antropólogo
Estudios: Tiene un título en Historia y es rabino
Edad: 54 años
Hace 30 años emigró a Israel sin imaginar jamás que se convertiría en protagonista de un hito en la historia de la humanidad: la digitalización de los rollos del Mar Muerto. El argentino Adolfo Roitman llegó con su diploma de antropólogo bajo el brazo en 1980. Tras un doctorado en Jerusalén, pasó a dirigir el Santuario del Libro que alberga los pergaminos. Hace 17 años que los cuida celosamente, pero también quería compartirlos con el mundo.
“De la misma manera que todo visitante que llega a París quiere ver la Mona Lisa, quienes pisan el Santuario vienen en busca de los rollos”, cuenta. “Pero siempre estaba supeditado a la visita física. La posibilidad de leer los rollos estaba reservada a los investigadores que tienen acceso a nuestras bóvedas y pueden consultarlos directamente”. Eso ocurría hasta marzo pasado. Un “amigo” del museo, el empresario de Nueva York George Blumenthal, sugirió digitalizar los manuscritos. Pero no de cualquier manera: de la mano de Google.
En los últimos 6 meses, Roitman escribió los textos que acompañan los rollos en Internet: datos sobre el descubrimiento y la arqueología de las cuevas de Qumrán, entre otros. Mientras, el famoso fotógrafo israelí Ardon Bar Hama tomaba las imágenes. A la par, los ingenieros de Google desarrollaban la plataforma en la que se iban a alojar, mientras un equipo del museo trabajaba para integrar ese desarrollo a su site.
“La tecnología Google permite navegar por los rollos y verlos de una manera amplificada que el ojo humano no puede”, destaca Roitman, orgulloso. Su objetivo de universalizar el mensaje de los rollos se logró.
Este porteño, hincha de Boca, conoce los manuscritos de memoria y casi recita el capítulo dos del rollo de Isaías, ese que augura que “la palabra de Dios saldrá de Jerusalén”.
Para Roitman, aquella profecía se cumplió. Sólo que “el gran profeta de Israel no podía imaginar que 2.800 años después eso habría de suceder por medio de Google”.

MARIA ARCE
Fuente: clarin.com/ Agencias

RECORRIDA POR LAS OBRAS
DEL CENTRO CULTURAL SAN MARTÍN



FOTOS DE LORENA LUCCA - CLARÍN













ESTRENAN EN DOS MESES
LAS OBRAS DEL CENTRO CULTURAL SAN MARTÍN



Son los trabajos de un proyecto que fue pensado en 2000 y comenzado en 2005.



Por Susana Reinoso, ESPECIAL PARA CLARÍN


El patito feo se convertirá en cisne. El Centro Cultural General San Martín (CCGSM), ubicado en pleno centro porteño, en Sarmiento y Paraná, inaugurará en menos de dos meses su nuevo Centro de Desarrollo Multimedia con 10.000 m2 distribuidos en seis subsuelos. Este espacio se sumará a los 25.000 m2 que ya destina a las producciones culturales.
Durante cinco años, atravesando dos gestiones políticas de distinto signo político, el Gobierno porteño sostuvo la edificación de seis subsuelos en el llamado “bajo plaza” del CCGSM para situar allí el primer Centro de Desarrollo Multimedia del país. La inversión es de 40 millones de pesos en infraestructura y 8,8 millones en equipamiento que, según dijo a Clarín la directora del CCGSM, María Victoria Alcaraz, ya está comprado.
La obra, que Clarín recorrió con la funcionaria, es luminosa y amplia, y las salas de cine y teatro fueron pensadas con un enfoque no convencional para servir a puestas y programaciones experimentales. En el corazón del nuevo Centro estará el archivo digitalizado del Núcleo Audiovisual Buenos Aires (NABA), con talleres y cursos sobre temáticas cruzadas por los lenguajes tecnológicos.
Las dos nuevas salas de cine con capacidad para 100 personas cada una serán sedes de festivales. Allí convivirán el cine y el arte digital, la animación y el cine documental. En el subsuelo superior, se ubica la nueva sala multipropósito para espectáculos no convencionales, dotada de escenarios móviles y gradas retráctiles.
Según el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, este Centro, que será inaugurado a mediados de noviembre en ocasión de la 6º edición del Encuentro Cultura y Media, “será de vanguardia en la Argentina y en América latina y estrechará vínculos con instituciones similares de Canadá, Francia y Alemania, para empezar”, aseguró. Se refiere al Observatorio Digital Internacional, fundado por el artista y filósofo francés nacionalizado canadiense Hervé Fischer en Montreal y el Dortmunder U, de la ciudad alemana de Dortmund. Es un Centro de Arte y Creatividad instalado en una antigua fábrica de cerveza.
Del 11 al 14 de noviembre una nueva edición de Cultura y Media reunirá a artistas jóvenes y consagrados en videoinstalaciones, performances, video, documentales, música y video juegos.  Una de las propuestas novedosas será el primer Festival de Cortos on line,  que apelará al soporte virtual y que el CCGSM impulsará y exhibirá a través de su sitio web, con salas virtuales, y el canal CCGSMTV. El corto ganador se elegirá por voto del público.  El CCGSM pondrá a disposición de los ganadores los equipos de post-producción de su Centro de Desarrollo Multimedia.
Como dice Hervé Fischer: “en el mundo de hoy hay más códigos de barras que cruces en todos los siglos de cristianismo”. Algo artístico hay que hacer con eso. 

DE DUCHAMP A MINUJIN

En el solar donde se emplazó el CCGSM en 1970 tuvo su atelier Marcel Duchamp. Por sus instalaciones pasaron grandes como el inolvidable Juan José Saer, que presentó “La ocasión” y “El arte de narrar”; las leyendas del cine sueco Ingrid Thulin y Gunnar Fischer;  Adolfo Bioy Casares; Mario Benedetti, José Donoso y Antonio Skármeta para el Encuentro Latinoamericano de Escritores, en 1990; Carlos Fuentes, quien habló para la conmemoración de los 500 años de la llegada de los españoles; Alicia Moreau de Justo, Gregorio Klimovsky, León Ferrari, Juan Carlos Portantiero, Luis Felipe Noé y Marta Minujin.
Además, en 1983 fue sede del Centro de Cómputos de las primeras elecciones presidenciales y luego de la Conadep.

Fuente: clarin.com

YA SE LLAMA BIOY CASARES
UN TRAMO DE LA CALLE SCHIAFFINO

 
 
Vecinos y escritores participaron de un acto en Recoleta, su barrio de siempre.


Es una cuadra breve, bella y exquisita. Seguramente a él le hubiera gustado que llevara su nombre, como le gustaba el barrio”. Ayer, a los 87 años, Alberto Delmar bajó de su departamento y cruzó la avenida Quintana para celebrar, junto a otros vecinos, que el elegante tramo de la calle Schiaffino, entre Posadas y avenida Alvear, ahora lleva el nombre de Adolfo Bioy Casares, un hombre que él, como muchos de los que se acercaron, solía ver por las calles de Recoleta, o en las mesas del café La Biela. El cambio apunta a rendir un homenaje a uno de los grandes maestros de la literatura argentina. Y la fecha y la zona elegida no fue arbitraria: el autor de El sueño de los héroes nació el 15 de septiembre de 1914 en la avenida Quintana, cerca del tramo rebautizado, y vivió muchos años en Posadas 1650, a la vuelta, y en la misma manzana.
La escritora Maria Esther Vázquez, también presente en el acto, destacó la importancia del tributo y, rodeada de vecinos, destacó: “Haberle puesto ese nombre a este pedacito de calle es un homenaje necesario y una recordación permanente de una casa donde Bioy Casares y Silvina Ocampo vivieron tantos años”; y recordó que “todas las ventanas de la casa de Posadas daban a ese pedacito de calle que ahora se va a llamar Bioy Casares”.
También señaló: “Tenemos nombres de estadistas, de políticos, de todo tipo de personas que han hecho algo, a veces muy bien y a veces muy mal, pero que le hayan puesto su nombre a ésta me parece muy justo. Además vale la pena que Buenos Aires tenga una calle con el nombre de Bioy, porque él amaba Buenos Aires”.
Como Delmar, ayer hubo varios vecinos que recordaban haberse cruzado con Bioy en el barrio, en algún momento de sus vidas. Y por eso muchos mostraban con orgullo el cartel que nombra el nuevo tramo, que da justo enfrente de la plazoleta San Martín de Tours. Algunos testigos del cambio recordaron que en esas calles creció Honorio Bustos Domecq, el personaje que Bioy creó con su amigo Jorge Luis Borges durante los almuerzos que compartían en la casa de Posadas (Domecq era el apellido materno de su padre). Y otros contaron que el departamento que anidó esas historias había sido un regalo de los padres de Silvina. “Es que esta es un área de nuestra ciudad que ha sido absolutamente afín a su vida: en esta manzana el autor desarrolló la mayor parte de su actividad y vivió allí hasta su muerte. Por esas calles solía andar, cerca de allí está el bar al que iba. Era su zona de influencia”, explicó el diputado Raúl Puy, presidente de la Comisión de Cultura de la Legislatura porteña y la persona que impulsó la ley que avaló el cambio.
La iniciativa viene a sumar nombres de escritores a las calles porteñas, un ítem escaso que incluye a Jorge Luis Borges (Palermo), Julio Cortázar (Agronomía), Leopoldo Lugones (vía rápida) y Raúl Scalabrini Ortiz, entre otros.
“Nos dejó textos imprescindibles, como La invención de Morel o Una muñeca rusa , que son mis favoritos. Por eso esto es un orgullo. Su obra es maravillosa y es importante que quede una señal de él para siempre”, cerró Manuel Florenz, otro de los vecinos que ayer apoyaron la novedad.

LAS VENTANAS CERRADAS

Por Ezequiel Martínez

“Hay que cerrar las ventanas”, pedía Bioy. Siempre. O al menos eso le escuché decir todas las veces que estuve en su departamento de la calle Posadas, ese desmesurado piso en forma de “L” que pegaba la vuelta sobre el Pasaje Schiaffino.
Desde ayer, el edificio donde vivió junto a su esposa Silvina Ocampo –una placa de bronce recuerda que allí la pareja tuvo su residencia en esta tierra–, gira sobre ABC, las prolijas iniciales de Adolfo Bioy Casares que ahora le presta su nombre a una calle de cotizada brevedad. Todos esos saltos y curvas cambiantes son los mismos que jugaban los vientos inquietos que surcaban la estampa impecable del autor de “La invención de Morel”.
Por eso Bioy pedía que cerraran las ventanas, para no tener que sufrir el azote invisible de las corrientes de aire sin domesticar que le llegaban desde la Plaza de San Martín de Tours para aterrizar sobre el Palais de Glace. Pero antes, sin pedir permiso, atravesaban su casa pasándole el plumero a las bibliotecas infinitas del escritor y a su alma de dandy con bastón.

Fuente: clarin.com