ERNESTO SÁBATO, MURIÓ HOY A LOS 99 AÑOS



..................................... 1911 - ERNESTO SÁBATO - 2011


El brillante escritor argentino Ernesto Sábato, murió hoy en su casa de Santos Lugares, al oeste de la ciudad de Buenos Aires. Tenía 99 años y el próximo 24 de junio hubiera cumplido los 100. El autor de las novelas El túnel , Sobre héroes y tumbas , y Abaddón el exterminador , falleció aproximadamente a las 0.40 de la madrugada en su vivienda de la calle Severino Langeri 3135, partido de Tres de Febrero.
"Hace como quince días tuvo una bronquitis y a la edad de él esto es terrible", indicó Elvira, la mujer que lo acompañaba, en diálogo con radio Mitre .
Además, detalló que el literato "ya venía hace tres años sufriendo y era doloroso de ver", y agregó que en la última semana su bronquitis se había complicado.
Desde las 17, la lo velan en el Club Defensores de Santos Lugares , situado en la calle Severino Langeri 3162, según lo confirmó a la prensa su hijo Mario, que remarcó la virtud de "honestidad" de su padre y expresó que el novelista no sólo pertenecía a su familia sino también "a mucha gente que lo quiso y lo necesitó".
Mañana iba a ser homenajeado en la Feria del Libro por el Instituto Cultural de la provincia de Buenos Aires por su cumpleaños número 100.

Una vida completa.

Descendiente de padre italiano y madre albanesa, Sabato nació el 24 de junio de 1911 en la ciudad bonaerense de Rojas, donde realizó sus estudios primarios y luego se trasladó a La Plata para completar su formación secundaria, que sería la antesala de su Doctorado en Física que obtuvo en 1938, en la Universidad Nacional de la capital provincial.
Durante la década del '30 tuvo una trayectoria ligada a la ciencia y la investigación. Empezó su vida profesional como físico, en Zurich (Suiza), y continuó su investigación en París y Estados Unidos, pero muy rápidamente comenzó su actividad literaria y su amistad con el Grupo Sur, donde conoció a Victoria Ocampo y a Jorge Luis Borges, con quien mantuvo siempre una relación conflictiva pero que dio origen, en 1976, a un hermoso libro titulado Diálogos con Jorge Luis Borges.
En 1948, publicó una de sus obras más importante "El túnel", traducida a diez idiomas, que se convirtió en una de sus trabajos más significativos que luego sería llevada al cine, y en 1961 terminó "Sobre héroes y tumbas", que narra una historia del siglo XIX centrada en la crónica de la muerte del General Lavalle.

Abrazo con José Saramago, en un homenaje en el Congreso de la Lengua en 2004. (AP)

Asimismo, realizó varios ensayos con contenido político como "El otro rostro del peronismo", "El escritor y sus fantasmas", "Hombres y engranajes", y ya en el año 2000 "La resistencia", el primer libro argentino publicado íntegramente en formato digital.
Durante su larga trayectoria, por solicitud del entonces presidente Raúl Alfonsín, presidió entre 1983 y 1984 la Conadep (Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas), cuya investigación, plasmada en el libro Nunca Más, abrió las puertas para el juicio a las juntas militares de la dictadura militar en 1985.
"Firmó siempre las solicitadas pidiendo la aparición con vida de los desaparecidos", lo recordó Magdalena Ruiz Guiñazú . Y agregó: "Esto no hay que olvidarlo". En 1984 recibió el Premio Cervantes, el más importante de las letras castellanas.
En 2006, se abrió una polémica por la republicación del libro en la que el gobierno de Néstor Kirchner decidió incorporar un nuevo prólogo, para evitar la supuesta defensa de la "teoría de los dos demonios" que había esbozado Sábato en el momento de la publicación de la obra.

Además de científico y escritor, fue pintor, sobre todo en sus últimos años, cuando no pudo dedicarse más a escribir por problemas con su visión.



Ernesto Sábato 1911 - 2011


La pintura y las huellas de lo divino


De LA NACIÓN, Buenos Aires

Empezó a pintar tardíamente y obtuvo un importante reconocimiento; aquí, su credo estético.



El arte existe porque el mundo es horrible y a través de la pintura y de la escritura uno trata de penetrar en el sentido de la realidad y de exorcizar fantasmas. Por eso no soy realista. El arte que a mí me interesa no nace del exterior, sino del interior, y a menudo se alimenta de los sueños. Lo que aparece en las obras auténticas es un fragmento de lo absoluto. Con Matilde escuchamos música diariamente. Hay un quinteto de Mozart, el número 3, cuyo adagio es una de las cosas más profundas y bellas que jamás se hayan creado. Ese adagio es una epifanía de lo absoluto. Yo no me acuerdo de mis sueños. Quizá por eso escribo y pinto. Las imágenes que habitan mi vida nocturna pasan al papel o a la tela sin haber sido reconocidas de un modo consciente. Se me ocurren de repente. Hay partes de mis novelas que yo nunca supe qué querían decir. Una de esas partes es el "Informe sobre ciegos" de Sobre héroes y tumbas . Me han preguntado qué significaban esos ciegos. No lo sé. Escribí todo eso como si me lo hubieran dictado. No les tengo aversión a los ciegos; siento mucha piedad por ellos. Pero un artista debe ser fiel a sus voces y las mías me llevaron a escribir ese relato donde puedo parecer tan cruel con ellos.
Los mensajes del inconsciente son siempre ambiguos. Las imágenes de los sueños son oscuras. Cuando se intenta ponerlas en palabras, se las traiciona. En cambio, un pintor las puede trasladar a la tela en toda su aterradora veracidad.
Mi producción pictórica es expresionista. Quien haya leído mis libros, aunque no haya visto mis cuadros, está en condiciones de forjarse una idea de lo que son. Cuando se habla de expresionismo, mucha gente piensa en el movimiento alemán de principios de siglo. Se cree que esa corriente fue una creación de los alemanes. En cambio, el expresionismo es una vertiente artística permanente. Hay dos tipos de arte: uno en el que predomina la razón; otro en el que triunfa el pathos . En la vida, como en la estética, hay dos actitudes: la apolínea y la dionisíaca. Los artistas pertenecemos a una o a la otra y ninguno puede falsear su temperamento para ser lo que no es.
Hay dos actitudes que se tienen desde chico, en parte por razones de índole genética, en parte por problemas derivados de la formación. Se tiene tendencia a la tristeza o a la alegría, al pesimismo o al optimismo. Sobre la base de esos dos tipos de caracteres surgen el arte expresionista y el clásico. De este último, el mejor ejemplo es el Partenón. Entre los expresionistas encontramos no sólo a Edvard Munch, sino a Rouault, con sus pinturas religiosas del siglo XX, a Van Gogh y a un escultor renacentista como Donatello. Hace un tiempo, un grupo de estudiantes me invitó a darles una charla sobre arte contemporáneo. Les hablé de Donatello. Se empezaron a mirar creyendo que me había equivocado o había enloquecido. Pero no hay nada más actual que Donatello. Cuando vi por primera vez su María Magdalena , en Florencia, me quedé paralizado de emoción. Me siento cerca de estos artistas, de Donatello, de Van Gogh y de Francis Bacon. Todo arte expresionista, pensemos en Dostoievski, tiene un fondo religioso. Si uno pinta o escribe según las imágenes que dicta el inconsciente, si uno registra eso que Pascal llamaba "las razones del corazón", está conectado con el misterio de la existencia, que culmina con el misterio de Dios. Aunque se crea ateo, un hombre que pinta o escribe esas cosas es un espíritu religioso. La razón, en cambio, no permite el acceso a Dios. Aunque se han escrito enormes volúmenes llenos de razonamientos acerca de la existencia de Dios (Santo Tomás es el ejemplo más ilustre), esos intentos terminan siendo ajenos a la esencia divina. En cambio, cuando leo las Confesiones , de San Agustín, siento que sus palabras me emocionan y me abren el camino hacia Dios.
El primero que armó gran escándalo alrededor de estos asuntos fue un luterano, Kierkegaard. El se levanta contra el espíritu de los tiempos modernos que se inician con Descartes. Es bastante gracioso que Descartes erija todo el edificio de su pensamiento en El discurso del método sobre la base de tres sueños, que relata con detalle al comienzo de su investigación.
Desde Descartes en adelante se desvaloriza todo lo que no sea consciente. Lévy-Bruhl, científico y hombre excelente, racionalista de principios de siglo XX, se pasó más de cuarenta años estudiando los pueblos primitivos para ver cómo progresaba la razón sobre el inconsciente. Trataba de demostrar que el progreso consistía en ese avance del pensamiento lógico sobre lo irracional. Llegó a la conclusión de que no hay tal progreso: la razón y el inconsciente permanecen siempre en el ser humano y guían su conducta, sin que pueda hablarse en rigor de una preeminencia de la luz sobre la oscuridad.
Ha sido providencial que en esta última parte de mi vida me haya volcado a la pintura. Tanto la pintura como la literatura son catárticas, pero en el primer caso no hay prácticamente mediaciones para registrar las huellas de lo absoluto. Yo me baso en la intuición, que me pone en contacto directo con la fuente de toda luz y de toda oscuridad. Pintar me produce un enorme placer. Los colores son una fuente de alegría. Aun cuando los temas de mis cuadros son muy dramáticos, manejar los colores me hace gozar de un modo muy profundo. Pero de ningún modo puedo olvidar que tengo un compromiso, como artista y como escritor, con la forma más acabada de la belleza: la verdad.


UN POCO DE HISTORIA, EN VENTA





Una imagen para la posteridad. Stan Lauren y Oliver Hardy, "El gordo y el flaco", dedican una foto y le estampan su firma. Hoy, esta mítica postal del cine, está siendo subastada junto a otros objetos que marcaron una época en el séptimo arte. ¿Su valor estimado? Entre 400 y 600 dólares.



SUSCITA POLÉMICA
EL MEMORIAL DE LA REUNIFICACIÓN ALEMANA



Incluso antes de que se construya, el enorme balancín diseñado para conmemorar la caída del Muro de Berlín está provocando un fuerte debate. Y es que supondría “graves riesgos de seguridad” si se desata un ataque de pánico entre las más de 1.000 personas que podrán subir a él simultáneamente. Así lo creen los más críticos con esta “gigantesca frutera” de 10 millones de euros, como lo ha llamado el diario Bild.


Fuente: noticiasarteselección.com


MODERNIDAD Y ESNOBISMO



Anticipo / Aventura intelectual.
La música en el grupo Sur, libro que Eterna Cadencia publicará en mayo y del que aquí se ofrece un adelanto, analiza uno de los capítulos más secretos en la historia del proyecto cultural que impulsó Victoria Ocampo.


Stravinsky y su hijo Sulima, con Victoria, en los jardines de la casa de San Isidro. / GENTILEZA VILLA OCAMPO

Por Pablo Gianera

Lo único que me gusta con pasión es la música.
Carta de Victoria Ocampo a Delfina Bunge del 21 de agosto de 1908.



I

El esnob y el fetichista, sexual o religioso, son hermanos. Ambos convierten en dioses particulares ciertos objetos y profesan devoción por las representaciones. Una piedra, una imagen, una media de seda, una zapatilla de baile o un stiletto son para el fetichista lo que los cuadros de Georges Braque o la música de Francis Poulenc para el esnob: meras sustituciones. Ambos, cada uno a su modo, están hechizados por la representación. Lo que suele representarse es lo distinto, y nada, casi por definición, puede ser más distinto que lo nuevo. El fetiche del esnob es por eso la novedad. Los esnobs están privados de las herramientas para identificar lo nuevo; no saben exactamente qué es. Probablemente nadie lo sepa del todo, pero ellos lo presienten de manera infalible. Allí reside el heroísmo y el martirio del esnob: crea para el mundo un objeto y debe luego adorar su creación.
Es posible que no haya progreso en el fetichismo; en cambio, no hay sino regresión en el esnobismo, aunque se trata de una regresión ambigua, levemente desenfocada, que resulta funcional al progreso. A diferencia del fetichismo sexual, plenamente complacido con la parte, el esnob habita en la ligera impostura de simular que desea lo que su objeto de adoración representa, cuando en realidad sería raro que tolerara la posesión cabal de lo nuevo. Como sucede con el fetichismo, el campo de posibilidades del esnobismo se revela ilimitado. El esnobismo puede colonizar casi cualquier objeto, práctica o hábito, y en cualquiera de las variedades, el esnob es un individuo que se sacrifica a sí mismo y a su gusto en nombre de una causa: el impulso de estar al día culturalmente, cuyas últimas consecuencias suele ignorar. Hay allí una curiosa comprensión del progreso. La evidencia de que los cambios del arte, y en general del mundo, se han acelerado depara en el esnob el frenesí de seguirle el paso al progreso para que este no vuelva obsolescente su gusto. Para el esnob, el arte también es una cuestión de modas: Stravinsky y Chanel quedan allí empatados y son intercambiables. Quizás, notablemente, el esnob comprenda aquello que el progreso significa ahora en el arte: no la evolución ascendente y estéticamente salutífera sino más bien la irreversibilidad.
Esos conocimientos imprecisos devienen contraseñas sociales en manos del esnob. Para él, lo nuevo debe ser una posesión. En un arabesco, esa posesión, que sirve como demarcación del resto, de quienes no han sido iniciados en lo nuevo, tiene que generalizarse para que todos conozcan quién lo posee. Esto provoca cambios; el paisaje artístico se ensancha. "El valor del esnobismo, su ?carácter' humanístico, consiste en su poder para estimular la actividad. Una sociedad con abundantes esnobs se parece a un perro con muchas pulgas: es muy improbable que entre en estado comatoso. Todo esnobismo demanda de sus devotos incesantes esfuerzos, una sucesión de sacrificios", escribía Aldous Huxley -tan difundido por lo demás desde las páginas de Sur - en su breve ensayo "Selected Snobberies". El esnob es, se diría por definición, elitista; pretende situarse por encima del resto con la simulación o la certidumbre de que comprende y aprecia obras que el resto juzga excesivamente difíciles, incompresibles o aun aberrantes. En el caso del arte, el esnobismo suele comportar una avanzada del gusto. Pero el esnobismo corre también sus riesgos. Ejemplar, el de Victoria Ocampo, inteligente y valiente aun en el error, libraba un combate contra la resistencia que las sensibilidades desacostumbradas le oponían a la novedad.



II

"Una mujer muy alta, extremadamente hermosa; parece una amazona, que oculta de la mirada vulgar su naturaleza infantil y femenina. Apasionada, agresivamente devota de las artes, pasa por una intelectual, pero su verdadero territorio es el de la intuición íntima y exquisita." Esta temprana descripción de Ocampo firmada por el escritor estadounidense Waldo Frank -a quien se le debe, junto con José Ortega y Gasset, el impulso decisivo para la fundación de la revista Sur - persiste como esas viejas copias de fotografías familiares en blanco y negro que nos muestran, con una precisión que la era digital todavía no alcanzó, los rasgos de algún pariente que no llegamos a conocer mejor que si lo hubiéramos conocido. Rara vez fueron esos golpes de intuición de los que habla Frank tan certeros como cuando su objeto fue la música. Los conocimientos musicales de Ocampo no iban mucho más allá de aquellos del amateur , pero en todo caso superaban a los de la mayoría de sus amigos e interlocutores y habilitaban una conversación no demasiado asimétrica, y en ocasiones solvente, con el director suizo Ansermet, con Stravinsky o con el compositor argentino Juan José Castro, sus amistades más cercanas entre los músicos.
A los 18 años, Victoria Ocampo abandonó las clases de piano con Berta Krauss. Durante su segundo viaje a Europa, hacia 1908, estudió canto y recitado con Germaine Sanderson, que interpretaba canciones de Gabriel Fauré, de Henri Duparc y de Reynaldo Hahn. "Yo llegaba de Buenos Aires, es decir, de Chopin, de Wagner, de Schumann", cuenta Ocampo para explicar el asombro que le produjeron los descubrimientos musicales de ese viaje a Francia, pero en la frase puede leerse entre líneas una crítica al desajuste cultural entre París y Buenos Aires (es notable además que Ocampo no hable de la Argentina sino simplemente de Buenos Aires). En una medida no menor, tanto sus propios textos como el proyecto entero de Sur estarían dirigidos a corregir ese desajuste en todas las líneas. A juzgar por sus intereses y por la proporción que el asunto ocupa en los Testimonios y en la Autobiografía , era mucho lo que Victoria Ocampo tenía para decir sobre música. Sin embargo, reservó esos juicios y confesiones a sus propios libros y no usó su revista para intervenir en el campo musical. En Sur , se distribuían los papeles, cada cual tenía su función. Ella dejó ese espacio a otros. En el frente local, a Enrique Bullrich -que era además su primo-, a los compositores Alberto Ginastera, Juan Carlos Paz, Juan José Castro, Juan Pedro Franze, y a los críticos Leopoldo Hurtado y Jorge D'Urbano. La condición fragmentaria, arbitraria y confesional de sus escritos enmascara el protocolo de las justificaciones.
"Toda jerarquía -concluía Huxley en "Selected Snobberies"- es coronada por su propio Papa." Para Victoria Ocampo, ese Papa se llamó Stravinsky, cifra de la modernidad, según la definición de Omar Corrado. Stravinsky siempre había querido ser distinto, e incluso, en un arabesco estético, distinto de sí mismo para separarse del rebaño que él mismo había creado y conducido. El hermetismo inmanente, su transmisión de contenidos irreductibles a las palabras, convirtió a la música en objeto privilegiado del esnobismo. Esto es algo que pudo verificarse ya antes de la irrupción de Stravinsky con las peregrinaciones francesas al teatro de Bayreuth, en las dos últimas décadas del siglo XIX, para escuchar y ver Parsifal de Wagner, y después, en la segunda mitad del siglo XX, más precisamente el 29 de agosto de 1952, cuando el pianista David Tudor interpretó 4'33'' , la pieza silenciosa de John Cage, en el Maverick Concert Hall de Woodstock, ante un auditorio dividido nuevamente entre la atención, la incomodidad, las risotadas y el abucheo. Ídolo musical por excelencia de los esnobs de principios del siglo XX, dispuesto a correr detrás de lo nuevo o a crearlo él mismo y convertirlo en objeto duplicado de su propia adoración, Stravinsky se declara, sin embargo, enemigo de los esnobs. En Poética musical , juzga degradante la vanidad de los esnobs, que se jactan de "una vergonzosa familiaridad" con el mundo de lo incomprensible y se declaran felices de encontrarse en buena compañía. "No es música lo que ellos buscan, sino el efecto agresivo, la sensación que embota lo sentidos". Pero, después de todo, tiempo más tarde Borges anotaría en el cuento "El Zahir" que el esnobismo es la más sincera de las pasiones argentinas.


Fuente: ADN Cultura LA NACIÓN



EL PLANETARIO DE FIESTA: POR LOS 45 AÑOS, UN GRAN SHOW DE LUCES, FUEGOS Y DJ



Inauguran nueva tecnología LED en la cúpula. Mientras, también trabajan en mejoras en la sala.



NOVEDAD. EL MARTES PROBARON EL NUEVO SISTEMA DE LED, QUE CAMBIA DE COLORES, COMO SE VERA DESDE MAÑANA.

Por Germán Cervetto

En las orillas del océano cósmico”, es el primer capítulo de la genial serie Cosmos, que en los 80 revelaba desde los secretos el espacio a los primeros indicios del efecto invernadero. Aún hoy recomendable, el documental del astrónomo Carl Sagan puede ser una metáfora de lo que significa pasar una tarde en el Planetario: asomarse a los primeros descubrimientos sobre ese gran misterio que es el espacio y que la humanidad apenas ha explorado.
En una escala de tiempo y espacio mucho más humana, ese símbolo porteño cumple 45 años , y con una serie de obras terminadas, y otras en marcha, comenzará a festejarlos mañana, con un show de luces, música, fuegos artificiales y actividades al aire libre para la familia.
El edificio representa a Saturno con sus anillos y fue inaugurado el 20 de diciembre de 1966 por el entonces intendente Eugenio Schettini. El proyecto concebido en 1959, arrancó recién en 1962 bajo la dirección del arquitecto Enrique Jan, de la antigua Dirección General de Arquitectura municipal. Y los privilegiados en ver la noche porteña adelantada en la primera función pública, que se hizo una mañana del 13 de junio de 1967, fueron alumnos del Comercial N° 1 de Banfield y del Colegio de la Santa Unión de los Sagrados Corazones, de Capital.
Por afuera, la obra más importante es la renovación de las luces de la cúpula y el exterior , que hasta ahora era con reflectores blancos de 150 watts cada uno y que en total consumían 37,5 kilowatts. Los cambiaron por LED de alta definición, que permiten cambiar los tonos y la intensidad y que en total consumen sólo 2,7 kilowatts. Además, según informaron desde el Ministerio de Espacio Público, se recuperó el pequeño lago artificial que rodea al edificio y realizaron una limpieza profunda de toda la estructura.
Por dentro, están trabajando en el cambio de la deteriorada cúpula de la sala de proyección, el reemplazo de su sistema de iluminación y mejoras en el “corazón” del Planetario, su proyector , al que le hacen un mantenimiento integral. Estos arreglos, en conjunto con el Ministerio de Cultura, estarían listos para junio. Además, agregarán un baño para discapacitados, mejorarán el reloj solar externo y, para más adelante, prometen cambiar las butacas y recuperar el ascensor circular central, fuera de uso hace 20 años.


Fuente: clarin.com


JUGUEMOS AL CUIDADO DE VELÁZQUEZ




Imagen de unos niños jugando alrededor de la estatua del pintor Diego Velázquez situada frente a la fachada principal del Museo del Prado, captada en el centro de Madrid.


Foto: Lluís Gené / AFP


CONTACTO E INTERCAMBIO EN MESOAMÉRICA



Piedra maya del año 613 D.C hallada en Tonina, Ocosingo, Chiapas, el 30 de mayo de 2001. Una escalinata con jeroglíficos descubierta en la zona arqueológica de El Palmar, en el estado mexicano de Campeche (sureste), permite establecer que los mayas de esa ciudad mexicana tuvieron contacto con la urbe de Copán en Honduras, informó este lunes un instituto estatal.


Foto:janet schwartz/AFP