La momia está en Córdoba
Investigadores
de la Universidad de Santiago de Compostela consiguieron descifrar
parte del genoma de la momia de un niño inca de 7 años que hace unos 500
años fue sacrificado en un ritual, informó la revista Scientific
Reports.
Un equipo
internacional de investigadores, liderado por el español Antonio Salas,
de la Universidad de Santiago de Compostela, logró descrifrar parte del
genoma de la momia de un niño inca que fue sacrificado hace 500 años en
un ritual, informó hoy la revista "Scientific Reports".
La momia
del niño de siete años había sido encontrada en 1985 por un grupo de
montañistas en el cerro Aconcagua, la cumbre más alta del continente
americano con 6.961 metros, en Argentina. El pequeño fue seleccionado
para una ceremonia religiosa para la cual eran escogidos los niños más
lindos y sanos, conocida como "capacocha".
De
acuerdo con Salas, "es la primera vez que se analiza el genoma de una
momia andina". El niño es oriundo de un grupo poblacional que apareció
hace 14.300 años en Perú. Los autores consiguieron identificar en el
perfil genético de la momia un nuevo linaje (haplogrupo) bautizado en
este estudio como C1bi, que no había sido identificado previamente en
poblaciones contemporáneas.
Utilizando
otra base de datos de más de 150.000 variaciones de ADN los autores
encontraron que podría haber miembros afines a este linaje C1bi viviendo
en Perú y Bolivia en la actualidad. La muestra de tejidos analizada
fue extraída de la llamada "momia del Aconcagua", hace unos 20 años y se
conserva hasta ahora en una cámara de frío en la provincia de Córdoba,
en Argentina, que pertenece al Equipo Argentino de Antropología Forense
(EAAF), que nació con el fin de identificar restos de personas
"desaparecidas" durante la última dictadura en el país sudamericano
(1976-1983).
El
investigador del EAAF Carlos Vullo, que participó en el análisis del
genoma de la momia, espera ahora que haya también avances en otros
ámbitos, ya que el haber podido obtener información esta información
genética, genera esperanzas en otros casos en los que se trabaja con
material degradado, como cadáveres en estado de putrefacción o huesos
encontrados en fosas ilegales.
El
imperio inca se extendió del actual Perú hasta el norte argentino y
concluyó con la muerte del inca Atahualpa en manos de conquistadores
españoles en 1533. Decenas de momias de niños fueron encontradas en los
Andes, muchas de ellas bien conservadas por la altitud de la montaña.
La
momia analizada por el equipo de investigadores es propiedad de la
Universidad Nacional de Cuyo (UNC), en la provincia de Mendoza. Según
dijo Roberto Bárcena, director del Instituto Etnológico de la UNC, "dado
su estado", no les pareció adecuado exhibirla en público. "Hay además
actualmente un debate nacional e internacional muy fuerte sobre el uso
de cuerpos de pueblos originarios. Incluso se devolvieron esqueletos a
sus lugares de orígenes, por ejemplo de la Universidad de La Plata, como
una especie de gesto de reparación", añadió.
Revelan cómo se preparaban los sacrificios humanos incas
SEGÚN UN ESTUDIO REALIZADO A LAS MOMIAS DE LLULLAILLACO, HALLADAS EN SALTA A los niños elegidos les daban coca y chicha durante meses para que fueran más dóciles.
La doncella. Es una de las 3 momias halladas en Salta. El estudio reveló que tenía 13 años y no 15, como se creía.
Los incas preparaban a los niños que elegían para sus sacrificios administrándoles alcohol y hojas de coca durante meses.
Así lo revela una investigación de la universidad británica de
Bradford. Tras estudiar las tres momias de niños de más de 500 años, que
fueron halladas en los Andes argentinos, los expertos llegaron a la
conclusión de que el consumo de ambas sustancias era parte del ritual
del sacrificio. Y que tenía un sentido espiritual, pero también
práctico: volverlos más dóciles. Los resultados se publicaron en la revista “Proceedings” de la Academia estadounidense de las Ciencias.
El
equipo liderado por el arqueólogo Andrew Wilson investigó entre otros
aspectos, el cabello de las tres momias infantiles halladas en 1999
cerca de la cumbre del volcán Llullaillaco, en Salta. Las tres momias
(“El Niño” “la Doncella” y “la Niña del Rayo”), que se encontraban en
muy buen estado debido a las gélidas temperaturas en las que fueron
conservadas, se exponen en el Museo de Arqueología de Alta Montaña
(MAAM).
Aunque ya se sabía que el alcohol y la coca eran
determinantes en los sacrificios humanos de los incas, los restos
hallados en los cabellos permiten ahora deducir nuevos detalles sobre
cómo se preparaban estos rituales.
Así, un año antes de morir, la
alimentación de “la Doncella” –la mayor de los niños– cambió
drásticamente. Al parecer, en ese momento habría sido elegida para el
sacrificio y desde entonces mucho mejor alimentada. Según el estudio, “la Doncella” tenía unos 13 años (hasta ahora se creía que había muerto a los 15).
El
alcohol que consumían era chicha, una bebida derivada de la
fermentación del maíz. Las hojas de coca producen entre otros un efecto
calmante al masticarlas mezcladas con ceniza. Los incas creían que los estados de embriaguez permitían acceder al mundo de los espíritus.
“La
coca y el alcohol eran sustancias que provocaban un estado de cambio
considerado sagrado”, señala el estudio. Los autores de la investigación
apuntan a que estas drogas también contribuían a que los niños fueran más dóciles de cara a los rituales.
Los
sacrificios humanos en el imperio inca se conocen con el nombre de
“copacocha”. Los niños elegidos recorrían normalmente largas distancias y
participaban en ceremonias en la capital inca, Cuzco, antes de
dirigirse a la cumbre del volcán, a cientos de kilómetros de distancia,
donde finalmente eran sacrificados.
INVESTIGACIÓN DE UNA UNIVERSIDAD DE INGLATERRA
Hacen estudios de ADN a tres momias incas halladas en Salta
Buscan establecer sus dietas alimentarias mediante el análisis de los cabellos.
Jesús Rodríguez
La Universidad de Bradford, Inglaterra, inició un
estudio científico de ADN a distintas momias encontradas en el mundo.
Entre ellas están las de los tres niños incas —un varón, una nena y una
adolescente—, descubiertas en Salta, en la cumbre del volcán
Llullaillaco (6.739 metros), en 1999.
El objetivo de la investigación, a cargo del doctor Andrew Wilson, es conocer "las variaciones en las dietas alimenticias" mediante el análisis de los cabellos. Para eso, Wilson recolectó muestras de cabellos de diferentes momias como la del Pantano de Dinamarca, la de las Costas del Perú, la del Artico de Groenlandia, y las de los niños incas. En este caso también analizará los cabellos sueltos que estaban en bolsitas tejidas, junto a los cuerpos.
La novedad la dio la experta en Arqueología de Alta Montaña Constanza Ceruti, tras presentar su libro Llullaillaco, en Salta. Esta mujer es la única especialista en esta rama de la arqueología, fue invitada a dar clases a la Universidad de California, participará en el congreso anual de la Asociación Americana de Antropología y acaba de renovar su beca con el CONICET por dos años.
En mayo, el doctor Andrew Wilson estuvo en el Instituto de Investigaciones de Alta Montaña, que dirige Ceruti, en la Universidad Católica de Salta. Fue entonces cuando tomó las muestras. Los resultados de sus estudios estarán listos en 2004.
"El doctor Wilson no sólo analizará si los cabellos que estaban en las bolsitas eran de las momias o de una cuarta persona, que podría ser el Inca (quien mandó a hacer el sacrificio), sino que podrá determinar cómo se alimentaban. Ya se sabe que se alimentaban de maíz y charqui (carne secada al sol), comida que encontramos junto a estas momias", explica Ceruti.
Hasta ahora los diversos estudios realizados sobre las momias incas indican que los tres individuos no tenían relación de parentesco y que se habían alimentado horas antes de su muerte. Análisis realizados hace dos años en el Valley View Regional Hospital de Oklahoma, Estados Unidos, a otras muestras de cabellos muestran "alta presencia de cocaína en el cabello, lo que sugiere que estuvieron expuestos al consumo de hojas de coca meses antes a su muerte".
Sobre las causas de la muerte de los chicos incas, la hipótesis más sólida indica que las dos niñas fueron enterradas vivas, en estado de semiinconsciencia por la ingesta de chicha de maíz, y que el varón habría muerto antes del sacrificio por el estado en que se encontró el cuerpo.
Fuente: clarin.com
El objetivo de la investigación, a cargo del doctor Andrew Wilson, es conocer "las variaciones en las dietas alimenticias" mediante el análisis de los cabellos. Para eso, Wilson recolectó muestras de cabellos de diferentes momias como la del Pantano de Dinamarca, la de las Costas del Perú, la del Artico de Groenlandia, y las de los niños incas. En este caso también analizará los cabellos sueltos que estaban en bolsitas tejidas, junto a los cuerpos.
La novedad la dio la experta en Arqueología de Alta Montaña Constanza Ceruti, tras presentar su libro Llullaillaco, en Salta. Esta mujer es la única especialista en esta rama de la arqueología, fue invitada a dar clases a la Universidad de California, participará en el congreso anual de la Asociación Americana de Antropología y acaba de renovar su beca con el CONICET por dos años.
En mayo, el doctor Andrew Wilson estuvo en el Instituto de Investigaciones de Alta Montaña, que dirige Ceruti, en la Universidad Católica de Salta. Fue entonces cuando tomó las muestras. Los resultados de sus estudios estarán listos en 2004.
"El doctor Wilson no sólo analizará si los cabellos que estaban en las bolsitas eran de las momias o de una cuarta persona, que podría ser el Inca (quien mandó a hacer el sacrificio), sino que podrá determinar cómo se alimentaban. Ya se sabe que se alimentaban de maíz y charqui (carne secada al sol), comida que encontramos junto a estas momias", explica Ceruti.
Hasta ahora los diversos estudios realizados sobre las momias incas indican que los tres individuos no tenían relación de parentesco y que se habían alimentado horas antes de su muerte. Análisis realizados hace dos años en el Valley View Regional Hospital de Oklahoma, Estados Unidos, a otras muestras de cabellos muestran "alta presencia de cocaína en el cabello, lo que sugiere que estuvieron expuestos al consumo de hojas de coca meses antes a su muerte".
Sobre las causas de la muerte de los chicos incas, la hipótesis más sólida indica que las dos niñas fueron enterradas vivas, en estado de semiinconsciencia por la ingesta de chicha de maíz, y que el varón habría muerto antes del sacrificio por el estado en que se encontró el cuerpo.
Fuente: clarin.com