Marina recibió también como legado la villa La Californie, ubicada en Cannes. Foto: NYT
Por Doreen Carvajal / The New York Times
MARSELLA.- Desde que era una niña, cuando vivía al
borde de la miseria y esperaba pacientemente junto a su padre frente a
las rejas de una mansión de Francia para pedirle a su abuelo, Pablo
Picasso, un poco de dinero para subsistir, Marina Picasso ha tenido que lidiar con la pesada carga del legado del artista.
Cuando
era una veinteañera y heredó esa mansión del siglo XIX, La Californie,
así como el vasto tesoro de las obras de su abuelo, colgó los cuadros al
revés, de cara contra la pared, como gesto de resentimiento.
En 15 años de terapia, logró desmenuzar los amargos recuerdos
familiares de la aparente indiferencia de su abuelo y del suicidio de su
hermano. En sus memorias, publicadas en 2001, Picasso: mi abuelo,
descargó su dolor y su furia contra el clan del artista.
Marina
Picasso tiene ahora 64 años y reconoce que planea extender su rebelión
vendiendo muchas de las obras de su abuelo para financiar y ampliar su
labor filantrópica: ayuda para un hospital pediátrico en Vietnam y
proyectos benéficos en Francia y Suiza destinados a adultos mayores y
adolescentes con problemas.
Su heterodoxo método de ventas está
haciendo olas en el mercado internacional del arte, donde los galeristas
y rematadores están acostumbrados a jugar un papel clave, y lucrativo,
en la venta de obras de artistas reconocidos. En una entrevista, la
heredera dijo que venderá las obras de forma privada, y que decidirá
personalmente "una por una, según la necesidad", cuántas y cuáles de las
obras de Picasso que le quedan, de las cerca de 10.000 que heredó,
sacará a la venta.
Hace
años que Marina Picasso vende paulatinamente las obras de su abuelo
para cubrir sus necesidades y apoyar obras benéficas. Y desde la muerte
de su marchand histórico, en 2008, ha probado diversas estrategias en el
mercado, como la subasta, en 2013, de dos importantes pinturas, o la
exhibición de una colección de dibujos de desnudos en la sede de
Sotheby's en París, el año pasado.
Pero su decisión de venderlas
por su cuenta sugiere un intento más contundente de purgarse de su
herencia. Y si bien otros herederos de Picasso han vendido
ocasionalmente sus obras, Marina es la única que parece estar
"acelerando" la venta, según dijo Enrique Mallen, profesor de historia
del arte de la Universidad Estatal Sam Houston, de Texas, creador del
Online Picasso Project, destinado al seguimiento de las obras del
artista.
"Prefiero vender las obras y guardar el dinero para
distribuirlo en causas humanitarias", dijo Picasso públicamente al
referirse a su nueva estrategia de ventas durante su visita a un
hospital en construcción en Marsella, donde está financiando una unidad
psiquiátrica para adolescentes en crisis. "Tengo cuadros, por supuesto,
que puedo usar para apoyar estos proyectos."
La noticia de su
inusual estrategia se está difundiendo de boca en boca en las más altas
esferas del arte, generando rumores y desinformación, incluido el
reciente informe de un tabloide que señala que Marina estaría planeando
vender la mansión francesa de su abuelo y siete de sus cuadros
importantes. Y ya se especula con que Marina podría inundar el mercado y
hacer caer los precios.
"En
vez de hacer que un marchand muestre las obras, ya es un secreto a
voces que hay obras en venta y hay gente preguntando quién está
interesado en comprarlas", dijo John Richardson, historiador y biógrafo
de Picasso que reside en Nueva York. "Hay gente rara que viene y me dice
que está por hacer un gran negocio y que Marina está vendiendo todo."
Aunque
esquivar a los marchands y las casas de remates para la venta de obras
importantes no es algo nuevo, quienes tienen obras en venta y deciden ir
por su cuenta pueden estar en desventaja a la hora de estimar el valor
de sus obras y de excluir a ciertos compradores o averiguar el origen de
sus fondos. Por otra parte, como algunas casas de subasta están
aumentando sus comisiones, para los que están ansiosos por vender,
hacerlo por su cuenta puede ser una forma de ganar más dinero.
Marina
Picasso, que entre las 10.000 obras de arte heredadas de su abuelo
-cerámicas, dibujos, bocetos y esculturas- también tiene 300 pinturas,
dijo que todavía no ha decidido la cantidad de piezas que venderá, y que
no planea sacar a la venta la mansión francesa. Pero sí sabe qué obra
piensa vender primero: La familia, el retrato de 1935 de una familia en
medio de un paisaje inhóspito.
"Es muy simbólico, porque yo nací
en el seno de una familia grande, pero era una familia que no era una
familia", dijo Marina. Al morir, en 1973, Picasso dejó un legado de
50.000 obras de arte y un entramado de cuatro hijos y ocho nietos, así
como sus esposas y sus musas, que se disputaron durante años sus
propiedades y su legado. Marina es hija de Paulo, hijo de Picasso, y
desde siempre mantuvo distancia del resto de la familia. Su guía fue
durante años el marchand suizo Jan Krugier, que hasta su muerte, en
2008, fue el curador y vendedor de las mejores piezas de la colección de
Marina.
Marina
Picasso dice que los canales de venta convencionales la han
decepcionado, como la subasta de 2013 de la casa Sotheby's de dos
pinturas importantes, entre ellas, Mujer sentada con vestido gris. La
obra se vendió en 6,8 millones de dólares, según la sede de Sotheby's en
París, pero Picasso dice que esperaba más, ya que los compradores
sabían que el dinero sería destinado a obras de caridad.
Marina recibió también como legado la villa La Californie, ubicada en Cannes Foto: Corbis |
El momento que ha elegido es inmejorable: el año pasado, la subasta de obras de Picasso alcanzó los 449 millones de dólares, sólo superada por las ventas de obras de Andy Warhol, en un mercado internacional que movió 16.100 millones de dólares, según Artnet, empresa que hace el relevamiento del mercado del arte.
Picasso dijo que si bien las
ventas le permitirán cumplir sus anhelos filantrópicos, también la
ayudarán a deshacerse de la carga de su historia familiar.
Aseguró además que no poseía fotos de ella con su abuelo y que no tenía
ni una sola de sus obras hasta que recibió su herencia. Recordó que su
abuelo le hacía flores de papel con sus manos, pero que no la dejaban
conservarlas.
Su padre, Paulo, era el hijo de Picasso con su
primera esposa, la bailarina rusa Olga Khokhlova. Marina dijo que
todavía recuerda con dolor que su padre, Paulo, hacía de chofer de su
abuelo, entre otras tareas menores, y que debía rogarle que le diera
dinero.
La
madre de Marina, Emiliénne, se separó de Paulo tras un fugaz matrimonio
y luchó contra el alcoholismo. Emiliénne dependía del poco dinero que
le pasaba su ex marido para criar a Marina y a su otro hijo, Pablito.
"Veía muy poco a mi padre", recordó Marina. "Y abuelo, no tuve."
Su
alejamiento de su abuelo y de su entorno se intensificó cuando su
hermano Pablito fue excluido del funeral de Picasso en 1973 por la
segunda esposa del artista, Jacqueline Roque. Pocos días después, su
hermano se suicidó ingiriendo lavandina. El entierro de Pablito se pagó
con el aporte de amigos, según Marina Picasso, quien a partir de
entonces se ganó la vida trabajando en un hospicio para niños autistas y
con enfermedades mentales.
A su muerte, a los 91 años, Pablo
Picasso no dejó testamento, lo que desató una feroz disputa entre su
viuda, sus hijos y sus nietos. Inesperadamente, Marina fue designada una
de las herederas, y recibió una quinta parte de sus bienes, incluida la
mansión La Californie.
"La gente dice que debería valorar mi herencia, y yo lo hago, pero fue una herencia sin amor",
dijo Marina. Finalmente, logró aprender de su pasado. "Fue realmente
difícil llevar este célebre apellido y pasar una vida de apremios
económicos", confesó. "Creo que por eso desarrollé un sentido de la
solidaridad y un deseo de ayudar a los demás."
Su alejamiento de su abuelo y de su entorno se intensificó cuando su
hermano Pablito fue excluido del funeral de Picasso en 1973 por la
segunda esposa del artista, Jacqueline Roque. Pocos días después, su
hermano se suicidó ingiriendo lavandina
Olivier
Widmaier Picasso, un nieto descendiente de la amante del artista
Marie-Thérèse Walter, que publicó su propia biografía del artista, tiene
una opinión más benigna del legado de su abuelo. En cuanto a Marina,
con quien se enfrentó cuando Olivier negoció con Citroën ponerle a un
modelo de autos el nombre Picasso, dijo entender su enojo, pero
considera que no todo es atribuible a su abuelo.
"Hay que ser
honestos", dijo. "Pablo Picasso no fue la causa de todo lo que le pasó.
La madre tenía la custodia exclusiva de Marina. Picasso no quería darle
dinero a la madre porque le preocupaba que no la gastara en sus hijos.
Así que prefería pagar directamente su educación."
Olivier dijo
estar sorprendido por el método de venta elegido por Marina. "Todos los
herederos han trabajado siempre con los principales marchands, como lo
hizo Picasso en vida", dijo. "Ellos conocen el mercado y a los
compradores, y trabajan para evitar cualquier jugada deshonesta."
En
la década de 1970, cuando la herencia debió dividirse para pagar
impuestos, el cuadro La familia fue considerado uno de los más valiosos,
debido a su inusual estilo realista, reveló Olivier. "Es una obra de
gran formato; se trata obviamente de un trabajo importante", dijo James
Roundell, un marchand de la galería Simon Dickinson Fine Art, de
Londres, quien dice que la obra vale "varios millones" de dólares. Marina
no ha revelado públicamente cuánto espera obtener por esa obra.
"El pasado se queda en el pasado. Pero nunca olvidaré, nunca. Respeto a
mi abuelo y su relevancia como artista. Fui su nieta y su heredera,
pero nunca fui su nieta del corazón."
Marina
Picasso, que tiene cinco hijos, tres de ellos adoptados en Vietnam,
dijo que vender más obras de Picasso para ampliar sus obras de caridad
es darles un uso acertado. Tan sólo el año pasado, donó alrededor de 1,7
millones de dólares al Hospital Foundation de París y Londres. Parte de
ese dinero fue destinado a la construcción de una unidad de emergencias
psiquiátricas para adolescentes, y Picasso también financió un proyecto
de internación hospitalaria crónica para pacientes de la tercera edad.
"Ahora
vivo en el presente", dijo. "El pasado se queda en el pasado. Pero
nunca olvidaré, nunca. Respeto a mi abuelo y su relevancia como artista.
Fui su nieta y su heredera, pero nunca fui su nieta del corazón."
Traducción de Jaime Arrambide.
Fuente: lanacion.com