Mirtha Legrand visitó Mar del Plata para acompañar la retrospectiva dedicada a los films de Daniel Tinayre
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Foto: LA NACIÓN |
Por María Fernanda Mugica
MAR DEL PLATA.- El festival recibió la visita de Mirtha Legrand, quien viajó especialmente a esta ciudad, acompañada por su hija Marcela y su nieto Nacho Viale, para asistir a la función de La patota, película que protagonizó y que fuera dirigida por su marido, Daniel Tinayre.
Cuando Legrand entró al cine del Paseo Diagonal luciendo un traje rosa pálido con bordados en rojo, los aplausos y gritos colmaron la sala y los teléfonos celulares ardieron. "Si Dios quiere voy a venir en enero a hacer La noche de Mirtha de los sábados y los almuerzos de los domingos", dijo la diva, y la sala explotó en aplausos. Luego, su hermano José Martínez Suárez, presidente del festival, tomó el micrófono y aprovechó para bromear: "Quería decirles la alegría que me causa tener acá a mi hermana mayor -dijo, provocando una expresión de horror de su famosa hermana menor-. No, quise decir: tener a mi hermana mayor alegría no podían haberme dado".
Mirtha aprovechó la ocasión para contar que su nieto está produciendo una nueva versión de La patota, dirigida por Santiago Mitre, con Dolores Fonzi, Esteban Lamothe y Oscar Martínez. "Pero mejor que ésta no va a ser", remató la diva con su inimitable estilo, e invitó al público a ver el clásico de Tinayre.
"¡Dios mío, qué emoción! Hacía muchos años que no la veía. Esta película, con el tema de las mujeres violadas, fue muy adelantada a su época. Fue todo idea de Daniel", dijo Mirtha entre lágrimas y agradeció a su hermano por la retrospectiva del cineasta programada de esta edición del festival, y al público, que la aplaudió con fervor.
Violencia real
Más allá del toque de glamour local aportado por Mirtha Legrand, el festival continuó presentando las que son ya las últimas películas de la Competencia Internacional de esta edición.
Ayer se proyectó Alive, de Park Jung-bum. El film coreano, protagonizado por el propio director, se centra en la difícil vida de Jeong-chol, un hombre que debe lidiar con diversas penurias económicas y familiares, que incluyen cuidar a una hermana con serios trastornos y a su sobrina. Con casi tres horas de duración, el film es una experiencia fuerte por las situaciones que retrata y por la violencia con la que lo hace.
La crudeza que se transmite en la pantalla se debe al método de trabajo peculiar elegido por el director. "Cuando ven las escenas en las que estoy cortando madera con un hacha, son reales -contó Park Jungbum, en la charla con el público posterior a la función-. Trabajaba dos o tres horas cortando madera para que el cansancio y la agitación que se ven en pantalla fueran reales. Lo mismo hicimos con los golpes: nos lastimábamos en serio."
Aunque el director coreano dice que este método le sirvió en su doble faceta de realizador y actor, confiesa que no volvería a hacer pasar a la actriz por una terrible escena de autoflagelación. "Antes de filmar le mostré las secuelas que iba a tener en el cuerpo flagelándome yo mismo y accedió a hacerlo. Pero, lamentablemente, las consecuencias físicas de la escena hicieron que tuviera que recibir tratamiento en un hospital. No volvería a hacerlo."
Fuente: lanacion.com
Fuente: clarin.com