LOS ARTISTAS MÁS ROBADOS

The Art Loss Register es una base de datos que un lleva registro de las obras robadas, perdidas o en disputa en todo el mundo.
Éstos son los artistas con mayor número de obras desaparecidas hasta 2013.



Por Mónica Serrano / Para LA NACIÓN


Fuente: lanacion.com

LA VIGENCIA DE UN CLÁSICO DEL CINE NACIONAL

Mirtha Legrand visitó Mar del Plata para acompañar la retrospectiva dedicada a los films de Daniel Tinayre
 Foto: LA NACION
Por María Fernanda Mugica

MAR DEL PLATA.- El festival recibió la visita de Mirtha Legrand, quien viajó especialmente a esta ciudad, acompañada por su hija Marcela y su nieto Nacho Viale, para asistir a la función de La patota, película que protagonizó y que fuera dirigida por su marido, Daniel Tinayre.
Cuando Legrand entró al cine del Paseo Diagonal luciendo un traje rosa pálido con bordados en rojo, los aplausos y gritos colmaron la sala y los teléfonos celulares ardieron. "Si Dios quiere voy a venir en enero a hacer La noche de Mirtha de los sábados y los almuerzos de los domingos", dijo la diva, y la sala explotó en aplausos. Luego, su hermano José Martínez Suárez, presidente del festival, tomó el micrófono y aprovechó para bromear: "Quería decirles la alegría que me causa tener acá a mi hermana mayor -dijo, provocando una expresión de horror de su famosa hermana menor-. No, quise decir: tener a mi hermana mayor alegría no podían haberme dado".
Mirtha aprovechó la ocasión para contar que su nieto está produciendo una nueva versión de La patota, dirigida por Santiago Mitre, con Dolores Fonzi, Esteban Lamothe y Oscar Martínez. "Pero mejor que ésta no va a ser", remató la diva con su inimitable estilo, e invitó al público a ver el clásico de Tinayre.
"¡Dios mío, qué emoción! Hacía muchos años que no la veía. Esta película, con el tema de las mujeres violadas, fue muy adelantada a su época. Fue todo idea de Daniel", dijo Mirtha entre lágrimas y agradeció a su hermano por la retrospectiva del cineasta programada de esta edición del festival, y al público, que la aplaudió con fervor. 

Violencia real

Más allá del toque de glamour local aportado por Mirtha Legrand, el festival continuó presentando las que son ya las últimas películas de la Competencia Internacional de esta edición.
Ayer se proyectó Alive, de Park Jung-bum. El film coreano, protagonizado por el propio director, se centra en la difícil vida de Jeong-chol, un hombre que debe lidiar con diversas penurias económicas y familiares, que incluyen cuidar a una hermana con serios trastornos y a su sobrina. Con casi tres horas de duración, el film es una experiencia fuerte por las situaciones que retrata y por la violencia con la que lo hace.
La crudeza que se transmite en la pantalla se debe al método de trabajo peculiar elegido por el director. "Cuando ven las escenas en las que estoy cortando madera con un hacha, son reales -contó Park Jungbum, en la charla con el público posterior a la función-. Trabajaba dos o tres horas cortando madera para que el cansancio y la agitación que se ven en pantalla fueran reales. Lo mismo hicimos con los golpes: nos lastimábamos en serio."
Aunque el director coreano dice que este método le sirvió en su doble faceta de realizador y actor, confiesa que no volvería a hacer pasar a la actriz por una terrible escena de autoflagelación. "Antes de filmar le mostré las secuelas que iba a tener en el cuerpo flagelándome yo mismo y accedió a hacerlo. Pero, lamentablemente, las consecuencias físicas de la escena hicieron que tuviera que recibir tratamiento en un hospital. No volvería a hacerlo."


Fuente: lanacion.com

EL ARCHIVO DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ
SE MUDA A ESTADOS UNIDOS

El manuscrito de "Cien años de soledad".
   El manuscrito de "Cien años de soledad".
Julieta Roffo

Si el Centro Harry Ransom, que depende de la Universidad de Texas en Austin, lleva al día su libro de inventario, va a tener que agregarle algunos activos: ayer anunció que acaba de adquirir el archivo de Gabriel García Márquez. Esto significa que compró los manuscritos originales de diez libros –entre los que se cuentan Cien años de soledad, El amor en los tiempos del cólera y Memoria de mis putas tristes–; adquirió también unas 2.000 cartas de su correspondencia, algunas firmadas por Carlos Fuentes y Graham Greene; compró varias máquinas de escribir Smith Corona y algunas computadoras Apple en las que Gabo escribió sus obras, y más de cuarenta álbumes de fotos que registran casi noventa años de vida –el escritor colombiano murió en abril de este año, a los 87–. La Universidad también se hizo con el borrador del discurso con el que García Márquez agradeció el Nobel en 1982 y los recortes de diarios de Latinoamérica y de todo el mundo que dan cuenta de su trayectoria literaria. Como si fuera poco, tampoco se privó de comprar el borrador de la novela En agosto nos vemos, que García Márquez dejó inconclusa.
“Nuestro objetivo central es sostener el legado de García Márquez para que la comunidad internacional pueda acceder a él”, explicó a Clarín ayer Stephen Ennis, director del Centro Harry Ranson. Se trata de un museo y biblioteca especializada en Humanidades que depende de la Universidad de Texas.
Las letras latinoamericanas no son una novedad en esa institución: una parte del archivo de Jorge Luis Borges está allí, donde el autor de El Aleph dictó sus consagratorias conferencias sobre literatura argentina. Y también hay papeles que pertenecieron a Octavio Paz. Según detalló Ennis desde la ciudad de Austin, la familia García Márquez se contactó en diciembre de 2013 con la Universidad para saber si la institución estaba interesada en el archivo del Nobel colombiano.

El Nobel colombiano en plena revisión de “Cien años de soledad”, la novela que inventó el realismo mágico en 1967. Ese manuscrito es uno de los diez originales vendidos a un precio no revelado. / AFP
   El Nobel colombiano en plena revisión de “Cien años de soledad”, la novela que inventó el realismo mágico 
   en 1967. Ese manuscrito es uno de los diez originales vendidos a un precio no revelado. / AFP

“La reputación del Centro Harry Ranson ayudó, y nos pareció una oportunidad excelente. Luego de la muerte de García Márquez viajamos a México D.F. para revisar ese archivo y las negociaciones terminaron recientemente”, contó Ennis, que prefirió no detallar la cifra pagada a la familia.
“Se podrá acceder a la obra por múltiples vías”, sostuvo Ennis. En principio, el material va a ser catalogado y luego podrá ser consultado por estudiantes e investigadores. En ese sentido, tal vez el tesoro más valioso sea la obra inconclusa: “Se podrá leer en nuestra biblioteca pero dependemos de que la familia decida si la editará o no para difundirla más ampliamente”, aseguró el director del centro.
En pleno siglo XXI, otro de los objetivos del trabajo que acaba de empezar es la digitalización del archivo: lo primero que la Universidad de Austin quiere subir a Internet son los manuscritos de los libros ya publicados con las correcciones de García Márquez. “Creemos que es una buena forma de entender cómo construía su literatura”, dijo Ennis.
Esta Universidad tiene la colección más grande de literatura latinoamericana de los Estados Unidos. Pero no es la única entidad ni el único acervo literario. El material de José Donoso fue depositado en Iowa, y Princeton adquirió el archivo personal de Carlos Fuentes, así como las cartas de Elena Garro, entre las que hay unas 90 firmadas por Adolfo Bioy Casares. Es siempre difícil saber cuánto se pagan estos archivos: las universidades (y las familias) son muy reservadas.




Fuente: clarin.com

EL FILETE PORTEÑO PODRÍA SER PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD

Costumbres argentinas.

Por estos días, la práctica cultural que forjaron los inmigrantes se presentó ante la Unesco para ser reconocida en 2015.


Muy porteño. El filete aparece en las puertas de algunos bares y en los colectivos, entre ortos lugars.

Muy porteño. El filete aparece en las puertas de algunos bares y en los colectivos, entre otros lugares.



Patricia Kolesnicov

Lo que se ve dentro de la Unesco no es muy distinto de lo que se ve afuera: caras orientales, negras, con rulos, rubias, aindiadas. Adentro, representantes de Estados de todo el mundo. Afuera, inmigrantes, ex inmigrantes, nativos de colores varios, la mezcla que ofrece una ciudad que supo ser metrópoli de tanta colonia. Adentro discursos, diplomacia, traductores. Afuera la elegancia de una ciudad que se sabe hermosa y que cada tanto estalla por los suburbios. “¿A medianoche en subte? Andá tranquila”, aconseja una funcionaria a una turista que hace horas tuvo una lucha a francés partido con el taxista del aeropuerto que le engordó la tarifa frente a  la puerta del hotel.
Afuera sabores, olores, adentro, desde el lunes, se discute qué prácticas culturales, presentadas por qué países, serán declaradas Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (¿la del engorde de tarifas sería una presentación multilateral?)
En realidad, son dos listas: la de “salvaguardia urgente”, donde se anotan los elementos del patrimonio vivo particularmente frágiles o en peligro y la lista representativa del patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Hasta hace unos días, la Argentina proponía incluir en esta lista el hábito porteño del café, pero un informe preliminar del Comité Ejecutivo desaconsejó su inscripción e hizo algunas recomendaciones para intentarlo de nuevo el año que viene. Argentina –que no puede integrar el Comité porque no paga la cuota desde la creación de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, en 2003—no tiene  nada para ser inscripto en la lista este año. Y, en realidad, desde que la lista empezó, sólo inscribió el tango, en conjunto con Uruguay.
Pero para 2015 ya está en marcha otra presentación: en marzo el ministro de Cultura porteño Hernán Lombardi llenó los papeles para que el filete porteño –“Un sentimiento alegre que se pinta”—integre el patrimonio mundial. Hay que pasar una larga lista de requerimientos técnicos, enviar videos, contestar preguntas. Eso está casi todo hecho y el fin de semana pasado, en París, Lombardi se reunió con gente de la Unesco para preparar esa candidatura.
“Queríamos armar una trilogía: tango, filete y sainete”, dice, sentado en el Café de Flore, una esquina de París donde alguna vez dejaron sus horas Simone de Beauvoir y Jean Paul Sartre, entre muchos muchos otros. “Se trata de la cultura de la inmigración en Buenos Aires”.
El filete –se sabe—es esa forma particular de ilustración que arrancó en los carros que hacían repartos a fines del siglo XIX. Dos chicos que cebaban mate y hacían mandados en una carrocería –donde hacían los carros—un día tuvieron la oportunidad de tomar el pincel y le dieron un toque personal. La historia empieza así con Vicente Brunetti y Cecilio Pascarella, ninguno mayor de 13 años. La técnica se fue perfeccionando y se usó –cuentan Esther Barugel y Nicolás Rubió en “El filete porteño”-- para poner el nombre del dueño del carro y su especialidad: leche, pan, verduras.  Aparecieron flores, pájaros y hasta dragones. Si el cartel era grande había que pagar impuestos, así que la idea fue hacerlo chico pero llamativo. Y aparecieron, a pedido de los dueños, las frases: “Para ti, madre”;  “De ranas como vos tengo la sartén llena” y hasta “Si su hija sufre y llora es por este pibe señora”. Del carro el filete saltó al camión y de ahí al colectivo. Hasta que en 1975 lo prohibieron, argumentando que tanto ornamento confundía a los pasajeros. El filete se mudó a los cuadros y a muchos otros soportes. “Palermo no es Hollywood”, proclamaba con su inconfundible estilo un cartel hace poco, como una doble afirmación de identidad.
“Tiene que ver con un cambio en los procesos productivos, cuando se implementó el carro como sistema de distribución le hizo falta un arte decorativo, que aportaron las corrientes migratorias”, dice Lombardi. “Y los inmigrantes intentan construir una identidad nueva, plural, que busca reafirmarse. Entonces lo que hacen enseguida es criollo, nacional”.

-¿Qué pasó con la nominación del hábito del café?

-En la devolución, la Unesco insinúa que se trata de un hábito rioplatense. Seguramente el camino será volver a presentarla junto con Uruguay, como el tango.

--¿Para qué sirve tener una práctica en esa lista?

--Genera un compromiso, después tenés que mostrar que hiciste las cosas que te comprometiste a hacer para cuidar esa práctica.

--Como una auditoría externa…

--Y además te da visibilidad y reconocimiento internacional: la Unesco hace muestras, publicaciones, cursos.

En la Unesco, en confianza, dicen que algo que se gana con estas cosas es turismo. Mientras tanto, discretamente, Lombardi saca un “Buenos Aires” fileteado, una marca más para el desfile multicultural de la Unesco.

Ya está fresco en París. Son las diez de la mañana y con los abrigos puestos, en la vereda de un bar, cuatro o cinco chicas toman café y fuman. Los olores –perfumes, café, tabaco—acompañan a los que pasan. Hábitos culturales.

Fuente: clarin.com

SUBASTAN EL PIANO DE "CASABLANCA"
POR CASI 3 MILLONES DE DÓLARES

En una subasta realizada en Nueva York, con objetos de películas célebres, subastaron el piano de "Casablanca" por casi tres millones de dólares. Otro lote destacado fue el disfraz del león en "El mago de Oz" y el abrigo de Clark Gable en "Lo que el viento se llevó".
Humphrey Bogart y Dooley Wilson "Sam" en la escena de Casablanca
Humphrey Bogart y Dooley Wilson "Sam" en la escena de Casablanca













 

"Play again, Sam" ("Tócala de nuevo, Sam") es, acaso, una de las citas cinéfilas más difundidas de la historia (que, por cierto, nunca se dice realmente así en el film). Y, sin duda, el piano de la película Casablanca (1942) será recordado como uno de los objetos más queridos en la historia de la pantalla grande y por este motivo es que el comprador del instrumento lo adquirió en una subasta a 2,9 millones de dólares en Nueva York. El famoso piano de Sam, papel interpretado por Dooley Wilson --quien canta Según pasan los años--, se vendió junto a otras decenas de objetos de la época dorada de Hollywood, de los que alrededor de 30 pertenecían a Casablanca: vestidos de Grace Kelly, Marilyn Monroe, Judy Garland, una chaqueta de Clark Gable en el film "Lo que el viento se llevó", el disfraz de león de "El Mago de Oz (vendido por más de 3 millones de dólares) y fotografías originales, compartieron la noche junto al mítico instrumento.


                                             


El piano pasó a la historia grande del cine por la escena en que Ilsa (Ingrid Bergman) se acerca al pianista Sam y le pide que toque la canción As Time Goes By, además de ser una pieza clave en la historia del film, ya que su interior se usaba como tráfico de papeles ilegales (también subastados por más de 100 mil dólares). Fabricado 15 años antes del estreno de la película, el instrumento sólo tiene 58 teclas, 30 menos que un piano actual y hasta los años 80 había pertenecido a un dentista de Los Ángeles.Vale recordar que Casablanca es considerada por el Instituto Americano del Cine como uno de los tres mejores films de todos los tiempos, junto a Ciudadano Kane y El Padrino.
Se subata el piano usado en la escena de Casablanca
El piano subastado.



Fuente: clarin.com

NUEVO COLECCIONISMO: CÓMO COMPRAR ARTE DESDE $ 3.000

Cultura

En ferias y galerías, por ese valor se pueden conseguir obras de artistas emergentes e incluso consagrados. Así, el mercado busca seducir a los jóvenes para sus primeras inversiones.
ArteBA. Cada año, un sector que concentra mucha gente para las galerías emergentes. (Fernando de la Orden)
ArteBA. Cada año, un sector que concentra mucha gente para las galerías emergentes. (Fernando de la Orden)
Diego Erlan

Todo límite puede ser una posibilidad. A principios de los años 90, Gustavo Bruzzone entendió que podía destinar un pequeño porcentaje de su sueldo como fiscal a comprar obras de artistas argentinos. Ese era su límite. La primera obra fue una tinta china de Alberto Greco. Un amigo se lo explicó: enmarcar un póster comprado en la tienda de un museo puede costar más caro que el original de un artista. Las charlas que vendrían después y la amistad de Jorge Gumier Maier y Pablo Suárez hicieron el resto. En una puesta en práctica de la estética relacional que teorizó el crítico Nicolas Bourriaud, Bruzzone comenzó a gravitar en la escena del Rojas para conformar la colección más importante de los últimos veinte años del arte argentino.



Coleccionar arte por poco dinero, ¿se puede? Para empezar, habría que establecer un límite: digamos tres mil pesos. Cada vez más se observa que las galerías tratan de tener obras en ese rango: son alternativas gráficas, serigrafía o dibujos. Y desde luego ofrecen facilidades de pago y financiamiento. El mapa incluye ferias –desde los pasillos del Barrio Joven de ArteBA hasta los de Arte Espacio y EGGO–, las galerías como Mar Dulce o las que integran el Patio del Liceo, los talleres de artistas o los eventos como maratones de arte. Máximo Jacoby, coordinador del espacio de arte del Centro Cultural Rojas, dice que empezar a coleccionar según lo que se puede gastar puede parecer un criterio limitado, pero es un criterio al fin. “Tarde o temprano, cuando te gusta una obra, preguntás cuánto cuesta. Cuando el dinero se vuelve criterio, viene una negociación entre el criterio y tu deseo”.
Esos deseos pueden calmarse con las maratones. La galería Sara García Uriburu (Uruguay 1223), por ejemplo, organiza hoy el Saratón donde convoca, desde hace 21 ediciones, a artistas propios e invitados a producir obra especialmente y es la oportunidad que tienen los nuevos coleccionistas de comprar obra –desde el mediodía hasta medianoche–, en la mayoría de los casos, por menos de tres mil. Emilio Reato, Carlos Gorriarena, Remo Bianchedi, Luisa Atucha, Josefina Robirosa, Milo Lockett, Pablo y Tomás Fracchia, Fermín Eguía y Francisco Ungaro serán algunos de que participen.
Hace casi cinco años, Ral Veroni abrió junto a Linda Neilson la galería Mar Dulce en Palermo, especializada en pequeño formato, con obra en papel o pequeñas pinturas y fuerte presencia de la figuración. Muchos de los que se acercan a la galería compran obra por primera vez. “Tal como están los precios de otras cosas, como una campera, unos zapatos o las expensas, mucha gente se sorprende porque puede adquirir un original”, dice Veroni. En este espacio hay obras de pequeño formato de artistas consagrados como Daniel Santoro, Juan Carlos Romero, Alfredo Benavídez Bedoya, Daniel García y Tulio de Sagastizabal, de artistas clásicos como su padre, Raoul Veroni (1913-1992), pero también de Víctor Rebuffo o Ana María Moncalvo, cuyas xilografías de 1947 conviven en un diálogo enriquecedor con obras contemporáneas de Andy Mermet y Verónica García. Una estrella de la galería es la selección de artistas que provienen de la ilustración como Diego Bianki, Cristian Turdera, Isol o Decur. Las obras en papel recortado de Cecilia Afonso Esteves integraron la muestra El viento en las ramas, y ellas reproducen el mundo de los haikus y las observaciones poéticas de Ramón Gómez de la Serna. Son bellas, sensibles y oscilan entre los 1.600 y los 2.300 pesos.



Coleccionar implica una negociación con tus deseos, y no el deseo de hacer negocios. “Entiendo que la fantasía del arte como inversión es muy potente”, comenta Jacoby. “La historia del arte respalda esta fantasía de comprar barato una obra extraordinaria y es el leitmotiv que utiliza el mercado para vender: ‘Vas a ganar con este artista’, entonces confiás o no en el galerista”. La obra que el coleccionista compre, explica Jacoby, le tiene que gustar, incomodar, fascinar o incluso tener una función decorativa. “Quizás quede bien con tu sillón: aunque no es el criterio que recomendaría, me parece válido”. Cada persona es un mundo, y el coleccionismo puede ser un mundo muy variado. Están los coleccionistas que fijan un límite a su colección, el que colecciona sólo arte argentino de los 90 o arte conceptual político de los setenta, libros de artista, pintura abstracta de los años 50. Son criterios. Y cada coleccionista incipiente los irá desarrollando de manera subjetiva. Por eso, de algo está seguro Jacoby: “Las colecciones más interesantes son las que multiplican su valor, pero está claro que el coleccionista no va a deshacerse de ella. Más vale la colección cuanto menos interés en desarmarla exista. Ocurre con Bruzzone: su colección hoy debe valer ochenta veces más de lo que él gastó, pero vale eso porque creo que él no va a desarmarla nunca".


Fuente: clarin.com

EL ROSEDAL:
UN ÍCONO de 100 AÑOS RECONOCIDO EN EL MUNDO

Patrimonio porteño. Ayer se cumplió un siglo desde su inauguración. Unico en el país, alberga 8.000 ejemplares de distintas especies y fue premiado como "Jardín de Excelencia" por una entidad internacional.
Colorido. Las rosas y, detrás, una de las tantas obras que componen el paseo. Foto: Luciano Thieberger

Romina Smith
Sólo el puente que ostenta en su entrada, y que llama la atención por su estilo griego, podría contar miles de historias. También podrían hacerlo sus 8 mil rosas, tan cuidadas como históricas. O quizás alcance con su pasado: se sabe que el encargado de armar el paseo fue un discípulo del genial arquitecto y paisajista francés Carlos Thays, que en esos tiempos era el director de Parques y Paseos, y que supo dejar su mirada y trabajos en grandes espacios verdes de la Ciudad. Cualquiera de esas historias pueden contar su historia. Pero todas forman una. Y es la que hoy se celebra: ícono de la Ciudad, el Rosedal de Palermo, que es reconocido en todo el mundo y fue premiado por una entidad internacional, cumplió cien años ayer. Y lo festeja hoy con tres homenajes que coincidirán dentro del predio.
Inaugurado en 1914, el Rosedal es un espacio de 3,4 hectáreas delimitado por las avenidas Infanta Isabel, Iraola y Pedro Montt, dentro del Parque 3 de Febrero, que parece salido de un cuento de Lewis Carroll: sus senderos aún mantienen su diseño y el perfume que se desprende de las 93 especies de rosas lo distinguen de cualquier otro paseo de la Ciudad.
Además, dentro del predio, que fue declarado Patrimonio Cultural de la Ciudad por la Legislatura porteña en 2011, para que ninguna restauración altere el diseño original, hay una colección de 26 bustos de poetas y escritores, y hasta un patio andaluz que supo formar a artesanos que mantuvieron la estética del paseo durante años.
Y también muchas más historias. Juan Manuel de Rosas tenía en esas tierras su residencia de verano mientras era gobernador de Buenos Aires. Pero en 1875 Domingo Sarmiento bautizó el parque 3 de Febrero, la batalla en la que Urquiza derrotó a Rosas.
   Se inauguró en 1914

Más cerca en el tiempo hubo una etapa “privatizada”: durante 20 años, y hasta 2012, su mantenimiento estuvo a cargo de la empresa YPF, que invertía $ 300.000 por mes para tenerlo arreglado. Ese contrato se terminó cuando la petrolera fue expropiada por el Gobierno nacional. Y desde entonces lo mantiene la Ciudad. Ayer, desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público aseguraron que la idea es que siga siendo así. Para eso, hoy tienen una cuadrilla de 20 personas y cuentan con un presupuesto de $ 500.000 mensuales.
De todas maneras, y con sus miles de historias a cuestas, el Rosedal es, sin dudas, un centro de atracción único por su diseño y plantación de flores. A pesar de que la cantidad fue variando (tuvo casi 15.000 rosales de unas 1.200 variedades en sus primeros años) todavía esas flores siguen dándole fama en el mundo. Según cifras del Gobierno porteño, unas 25.000 personas lo visitan por semana.
Hoy tendrá su homenaje triple: por un lado se descubrirá la placa por haber sido premiado con el “Garden Excellence Award” por la Federación Mundial de las Sociedades de Rosas, que lo declaró “Jardín de Excelencia” por “su belleza, historia y valor educativo”. Es el primero en Sudamérica en ganarlo. Por otro lado, pondrán dos placas para conmemorar el centenario (ver Pasado y presente). Valentina Casucci, actual presidenta honoraria de la Asociación Argentina de Rosicultura (estuvo a cargo ocho años de esa entidad fundada en 1951) será quien reciba hoy el premio. “Es un orgullo para mí, que fui parte de la remodelación que se hizo en 2008. Fue un gran trabajo y hoy es un honor que este espacio, que es un símbolo de la Ciudad, tenga este prestigio”, celebró.


Pasado y Presente
Variedad. En el jardín hay 93 especies.

La historia

El Rosedal abrió sus puertas el 24 de noviembre de 1914. El responsable de su diseño fue Benito Carrasco, discípulo de Carlos Thays. Con el tiempo se convirtió en un símbolo de la Ciudad, aunque hacia los años 90, por falta de mantenimiento, quedó deteriorado. La petrolera YPF lo apadrinó y en 2008 financió una gran reforma para ponerlo en valor. El padrinazgo terminó en 2012, cuando la empresa fue reestatizada.

El reconocimiento

El Rosedal fue premiado con el Garden Excellence Award, un reconocimiento internacional otorgado por la Federación Mundial de las Sociedades de Rosas (WFRS, por sus siglas en inglés). Por eso, hoy se descubrirá una placa que lo acredita como “Jardín de Excelencia”. En el mismo acto se descubrirán otras dos placas, una de la Legislatura porteña y otra en nombre del Gobierno de la Ciudad.

Cuándo visitarlo

En invierno abre de martes a domingo de 8 a 18. En verano, el horario se extiende hasta las 20. Durante todo el año, los lunes permanece cerrado por tareas de mantenimiento.
   El Rosedal en 1920.
   Jóvenes paseando en bote en la década de 1930.

    El Rosedal en 1926.


                      Otra vieja imagen del Rosedal.


   El antiguo Rosedal, muy concurrido.

    La gente, cuidaba el paseo.

    El Parque Tres de Febrero y el Rosedal, pronto fueron el paseo predilecto de los porteños porque ofrecían múltiples motivos de distracción para
     los visitantes.
        Una vista aérea actual.
   Rosales y jacarandás en flor.




Fuente: clarin.com