La colección se formó con los cuadros que los herederos donaron para pagar el impuesto a la herencia. Está en un antiguo hotel de París.
Por María Laura Avignolo
Más de tres cuadras de cola en la apertura del Museo Picasso en París. Franceses y turistas se alinearon disciplinadamente el sábado, aún bajo la lluvia, para que finalizara la inauguración oficial del presidente Francois Hollande y se reabrieran las puertas del Hotel Salé y así ver la mas completa y reinventada colección del maestro español, en la majestuosidad estética de uno de los palacios mas lindos.
Un placer visual y una epopeya burocrática de las autoridades francesas, que lo mantuvieron cerrado por 5 años por querellas internas, crisis económica, problemas de gerenciamiento, batallas de egos, que terminaron con el pedido de renuncia a su directora Anne Baldassari, quien fue finalmente la curadora, porque es una de las voces mas autorizados en Pablo Picasso y en quien su hijo Claude confía.
Todos estos dramas se olvidan al acceder a uno de los hoteles particulares más espectaculares de París. Los 43 millones de euros que costó la refundación, bajo la renovación del arquitecto Jean Francois Bodin y Anne Baldassari, que consiguió el 65 por ciento de los 43 millones de euros con 21 exposiciones de Picasso organizados alrededor del mundo, están bien gastados. Su nuevo director es Laurent Le Bon .
Bajo su batuta, Picasso está desplegado como nunca con 400 obras de su amplia colección. Jerarquizada, concebida en tres tours de visita, cronológica y temática. Más su colección personal de pintura, de Cézanne, Degas, Braque, Rousseau, que compró o le regalaron sus amigos, y lugares donde se evocan los diferentes ateliers del maestro. Sus pinceles, su silla azul, donde depositaba sus pinturas, sus pinceles y sus trapos.
No están allí desplegadas las 4555 obras que el Estado francés eligió para que los herederos de Picasso pagaran su impuesto a la herencia. El hotel de Salé conserva los más detallados archivos de Picasso. El guardaba todo. Un éxito del Estado francés, frente a una familia dividida por la herencia de un gran maestro, con una vida personal de Picasso, tan emocional como intensa, trágica, perturbadora y fragmentada.
Todos estos dramas se olvidan al acceder a uno de los hoteles particulares más espectaculares de París. Los 43 millones de euros que costó la refundación, bajo la renovación del arquitecto Jean Francois Bodin y Anne Baldassari, que consiguió el 65 por ciento de los 43 millones de euros con 21 exposiciones de Picasso organizados alrededor del mundo, están bien gastados. Su nuevo director es Laurent Le Bon .
Bajo su batuta, Picasso está desplegado como nunca con 400 obras de su amplia colección. Jerarquizada, concebida en tres tours de visita, cronológica y temática. Más su colección personal de pintura, de Cézanne, Degas, Braque, Rousseau, que compró o le regalaron sus amigos, y lugares donde se evocan los diferentes ateliers del maestro. Sus pinceles, su silla azul, donde depositaba sus pinturas, sus pinceles y sus trapos.
No están allí desplegadas las 4555 obras que el Estado francés eligió para que los herederos de Picasso pagaran su impuesto a la herencia. El hotel de Salé conserva los más detallados archivos de Picasso. El guardaba todo. Un éxito del Estado francés, frente a una familia dividida por la herencia de un gran maestro, con una vida personal de Picasso, tan emocional como intensa, trágica, perturbadora y fragmentada.
La grandiosidad del palacio del siglo XVII ha sido recreado pero en el siglo XXI. El arquitecto le agregó 40 salas y 3000 metros de espacio de exhibición.
En la misma semana que en París se inauguro la moderna Fundación Vuitton en el Bois de Boulogne y la FIAC de arte contemporáneo en el Grand Palais, la reapertura del Museo Picasso se convirtió en el mayor evento cultural francés. Mas de 4000 personas lo visitaron en un solo día.
“Lo que tenemos aquí es la obra por la Picasso tenía más afecto”, explicó Anne Baldassari. “Lo que tenemos aquí son sus claves, sus elecciones. La razón por las que no fueron vendidas es porque no soportaba venderlas” siguió Baldassari, una de las expertas mundiales en Picasso, más allá de haber sido despedida por la ex ministra de Cultura de Hollande. Por eso se puede ver el retrato de Dora Maar de 1937, Corrida de 1923, La Minotauromania de 1927, Bodegón con una cabeza de toro de 1958, El Beso en Mougins en 1969, Nino jugando con un tren, 1954, y sus pinturas de Claude y Paloma , sus hijos, de 1954. Obras únicas, muy personales, casi íntimas.
Cuando el ministro de cultura francés Andre Malraux hizo aprobar la ley de “Dation”, que permitía a los herederos de los artistas pagar los altos impuestos a la herencia con obras de ellos, estaba pensando en Picasso. Pero si bien el maestro malagueño murió en Mougins en 1973, la familia recompuesta de Picasso tardó seis años en ponerse de acuerdo en su legado, incluidos sus hijos nacidos fuera de la familia legal. Así ,en 1979, el Estado francés eligió 203 pinturas, 158 esculturas, 29 cuadros con relieve, 88 cerámicas, 1500 dibujos e instalaciones y 1600 manuscritos como la herencia del siglo. Sobre ella comenzó a nacer el Museo Picasso, el pintor español que eligió Francia como su país de adopción.
El nuevo despliegue de la obra de Picasso va desde 1985 a 1973. Y permite reconstruir su obra a lo largo de su vida. Su colección particular muestra un diálogo de Picasso con Gauguin, Degas, Roussier, Matisse, Braque, Miro, Renoir y Modigliani y la influencia sobre su obra. Luego están las fotos de los ateliers en los Grands Augustins, la Villa California en Cannes o la “bastide” de Notre Dame de Vie a Mougins. En ese tour se ven los rastros, la desestructuración, los progresos, la selección de colores y la atmósfera del mundo en su obra.
En la misma semana que en París se inauguro la moderna Fundación Vuitton en el Bois de Boulogne y la FIAC de arte contemporáneo en el Grand Palais, la reapertura del Museo Picasso se convirtió en el mayor evento cultural francés. Mas de 4000 personas lo visitaron en un solo día.
“Lo que tenemos aquí es la obra por la Picasso tenía más afecto”, explicó Anne Baldassari. “Lo que tenemos aquí son sus claves, sus elecciones. La razón por las que no fueron vendidas es porque no soportaba venderlas” siguió Baldassari, una de las expertas mundiales en Picasso, más allá de haber sido despedida por la ex ministra de Cultura de Hollande. Por eso se puede ver el retrato de Dora Maar de 1937, Corrida de 1923, La Minotauromania de 1927, Bodegón con una cabeza de toro de 1958, El Beso en Mougins en 1969, Nino jugando con un tren, 1954, y sus pinturas de Claude y Paloma , sus hijos, de 1954. Obras únicas, muy personales, casi íntimas.
Cuando el ministro de cultura francés Andre Malraux hizo aprobar la ley de “Dation”, que permitía a los herederos de los artistas pagar los altos impuestos a la herencia con obras de ellos, estaba pensando en Picasso. Pero si bien el maestro malagueño murió en Mougins en 1973, la familia recompuesta de Picasso tardó seis años en ponerse de acuerdo en su legado, incluidos sus hijos nacidos fuera de la familia legal. Así ,en 1979, el Estado francés eligió 203 pinturas, 158 esculturas, 29 cuadros con relieve, 88 cerámicas, 1500 dibujos e instalaciones y 1600 manuscritos como la herencia del siglo. Sobre ella comenzó a nacer el Museo Picasso, el pintor español que eligió Francia como su país de adopción.
El nuevo despliegue de la obra de Picasso va desde 1985 a 1973. Y permite reconstruir su obra a lo largo de su vida. Su colección particular muestra un diálogo de Picasso con Gauguin, Degas, Roussier, Matisse, Braque, Miro, Renoir y Modigliani y la influencia sobre su obra. Luego están las fotos de los ateliers en los Grands Augustins, la Villa California en Cannes o la “bastide” de Notre Dame de Vie a Mougins. En ese tour se ven los rastros, la desestructuración, los progresos, la selección de colores y la atmósfera del mundo en su obra.
Picasso pintor, grabador, escultor, ceramista y poeta. El maestro y sus instalaciones, sus guitarras, sus “collages”. Todo esta allí. Para cumplir con su frase histórica: “Denme un museo y lo lleno”.
Laurent le Bon llegó al Museo Picasso como director para calmar la tempestad y reabrirlo, después de cinco años de demora y drama. Ex conservador en el Centro Pompidou y en el Pompidou Metz, recibió a Clarin el día de la apertura de su nuevo gran proyecto en el Hotel Sale, en el barrio parisino del Marais.
Las obras que Picasso no quiso vender y que “dicen mucho de su intimidad”
Entrevista a Laurent le Bon, director del Museo Picasso de París.
Por Laura Avignolo
–¿Usted esperaba este suceso?–No lo esperábamos. Es un momento un poco mágico. Después de cinco años de cierre, esperábamos un interés. Pero ahora el público está allí: la gente está contenta y nosotros también.
–¿Cual es la diferencia entre el viejo museo y este?–Es extraño, pero todo ha cambiado y todo ha quedado. Está el Hotel Salé, esta extraordinaria arquitectura del siglo XVII, y lo que ha cambiado es el recorrido. Jean François Bodin, el arquitecto, ha conseguido hacer en el hotel un gran conjunto de salas, 40 exactamente, muy luminosas. Son 3.000 metros de exposición y 400 obras.
–¿Ustedes han renovado la exposición?–Sí. Restauramos las obras, las hemos valorizado y tenemos un trayecto más amplio, más fluido, y a eso se le suma un valor agregado: parte de la colección personal de Picasso, con sus Degas, Matisse, Renoir, Cezzane, que están allí.
–¿Cual es la diferencia entre el viejo museo y este?–Es extraño, pero todo ha cambiado y todo ha quedado. Está el Hotel Salé, esta extraordinaria arquitectura del siglo XVII, y lo que ha cambiado es el recorrido. Jean François Bodin, el arquitecto, ha conseguido hacer en el hotel un gran conjunto de salas, 40 exactamente, muy luminosas. Son 3.000 metros de exposición y 400 obras.
–¿Ustedes han renovado la exposición?–Sí. Restauramos las obras, las hemos valorizado y tenemos un trayecto más amplio, más fluido, y a eso se le suma un valor agregado: parte de la colección personal de Picasso, con sus Degas, Matisse, Renoir, Cezzane, que están allí.
–¿Siempre tuvieron esta colección personal o ha sido una decisión de la familia–La donación personal es de 1973, después de la muerte del artista. Al contrario, el resto de las obras pertenece a la “Dations” para pagar el impuesto a la herencia en 1980. – Y esta colección personal de Picasso, ¿qué dicen de él las obras que seleccionó? –Dice mucho de su intimidad. Son los Picasso de Picasso. El era un gran coleccionista y quiso guardar estas obras a lo largo de su vida. Esas son las obras del Museo Picasso: no se trata de obras anecdóticas.
–En esta readaptación, ustedes establecen el vínculo entre Picasso y la fotografía. ¿Cómo es?–Hay algo muy importante, que es un archivo de unos 12.000 documentos. Y por milagro, tenemos las fotografías, que muestran otro aspecto de Picasso. Es notorio cómo fue influido por las fotografías que coleccionaba o que hacía él mismo: reflejaban su puesta en escena. Él se mostraba como un maestro genial del siglo XX.
–Después de todos los escándalos, la calma ha llegado al Museo.–Yo llegué en junio. Aquí reina la serenidad. Picasso nos sobrepasa y estamos al servicio de su obra. El presidente Hollande nos ha dado el placer de venir: ha sido una bella semana para Francia.
Fuente: Revista Ñ Clarín
–En esta readaptación, ustedes establecen el vínculo entre Picasso y la fotografía. ¿Cómo es?–Hay algo muy importante, que es un archivo de unos 12.000 documentos. Y por milagro, tenemos las fotografías, que muestran otro aspecto de Picasso. Es notorio cómo fue influido por las fotografías que coleccionaba o que hacía él mismo: reflejaban su puesta en escena. Él se mostraba como un maestro genial del siglo XX.
–Después de todos los escándalos, la calma ha llegado al Museo.–Yo llegué en junio. Aquí reina la serenidad. Picasso nos sobrepasa y estamos al servicio de su obra. El presidente Hollande nos ha dado el placer de venir: ha sido una bella semana para Francia.
Fuente: Revista Ñ Clarín