LLEGA LA EXPOSICIÓN DE BEUYS, ACTIVISTA DEL ARTE
Y LA VANGUARDIA

Exhiben 100 piezas del performer alemán, uno de los creadores fundamentales del siglo XX.

En acción. Una obra de Beuys. Su arte apuntaba a la filosofía





Por Ana María Battistozzi

Tres artistas son fundamentales a la hora de considerar las posibilidades del arte actual, dijo Sir Norman Rosenthal a punto de concluir el siglo XX y señaló a Duchamp, Andy Warhol y Joseph Beuys. La opinión de este historiador, que en los años 70 dirigió el Institute of Contemporary Art de Londres, importa por el profundo conocimiento que tenía del rol que le cupo a cada uno en transformar la idea de arte que se tuvo hasta los años 60. Pero tanto más por la estrecha relación que mantuvo con Beuys (1921-1986), el protagonista de la muestra que abre mañana en la Fundación Proa.
¿Cómo explicar su arte al público argentino? Parafraseando el interrogante que acompañó una de sus famosas performances de 1965 (¿Como explicar una pintura a una liebre muerta?) habrá que admitir una primera dificultad. El arte de Beuys, como la performance de la liebre muerta, es en cierto modo un susurro que adquiere sentido en una particular escena que apunta a promover una reflexión filosófica. Se diría que los objetos que articulan sus exhibiciones son apenas el eco, residuos de sus provocadoras acciones destinadas a problematizar cuestiones del arte y de la vida.
Hijo de la posguerra y parte activa del espíritu que modeló el 68 a escala mundial, Beuys estaba convencido de que cualquiera puede ser un artista y que la sociedad en sí misma era la gran obra de arte por hacer. Así fue que tomó forma su particular concepto de escultura, que llamó “escultura social”.
La materia con que se empeñó en trabajar este artista fue la conciencia de los hombres. Y el eje de su acción estuvo dirigido a transformar estructuras mentales. Frente a la naturaleza, como en relación con la ciencia o la participación política. Los medios que utilizó fueron diversos: fue maestro y por momentos un chamán al rescate del ritual convencido que la racionalidad limitó a los hombres.
“Enseñar es mi gran obra” le confesó al crítico de Artforum Willoughby Sharp en 1969 y a esa actividad dedicó la mayor parte de sus energías apelando a la antroposofía, a la poesía romántica alemana, a la filosofía de las religiones y a la filosofía de la ciencia.
El dibujo en este sentido fue un instrumento clave y una parte fundamental de su producción. Artista que se autodefinía como “un conformador sensitivo que perseguía la sustancia de las cosas”, en esa dirección hay que rastrear el significado de los objetos que produjo: como parte de un sistema de relaciones destinadas a mostrar analogías entre arte, ciencia y sociedad.
Un acontecimiento de su vida resulta fundamental para explicar el tipo de materialidad que asume esa parte su obra: el accidente que tuvo durante la Segunda Guerra y es parte de su leyenda como artista. Aunque se sospeche que es parte de una ficción que él mismo construyó. Según ese relato, el avión en el que viajaba fue derribado por las posiciones rusas y él fue rescatado y cuidado por una tribu de tártaros que lo envolvió en fieltro y le curó las quemaduras con grasa.
Todos los materiales que formaron parte de aquella circunstancia –el fieltro, la grasa, la miel, y las conexiones de energía– adquieren en su obra una rotunda significación.

Fuente: clarin.com

LA MIRADA QUE DESNUDA AL PODER


Hermenegildo Sábat , "Menchi" para sus amigos y cientos de miles de lectores que lo siguen desde hace años, es un artista tan cuidadoso con el uso de las palabras, la precisión con la que las elige, que por momentos uno sospecha que tiene miedo de gastarlas. Pero no es ésa la razón por la que sus caricaturas son mudas. La pregunta -¿por qué dibujos sin texto?- lo ha seguido durante años como un mantra, desde que Jacobo Timerman lanzó el diario La Opinión, en 1971, y lo contrató como ilustrador.
Sábat lo recuerda así. "La condición para trabajar en el nuevo diario fue que mis dibujos carecieran por completo de palabras. Comprendí que la Argentina es un país extraño, en el que la gente está más predispuesta a pelear por las palabras que por las ideas. Lo peor es que no ha cambiado, es algo que se puede comprobar todos los días. Entonces, me pareció que agregar textos a una caricatura no sumaría nada. En un dibujo el observador ve lo que quiere ver y punto. Ese es el trato. Picasso preguntó más de una vez: "¿Quiere que le explique este cuadro?" Su advertencia era: "Entenderá la explicación, pero no el cuadro".
Cuando La Opinión, inspirada vagamente en el diario Le Monde, decidió que no publicaría fotos como parte de los contenidos, los dibujos de Sábat lograron un impacto inmediato en los lectores, la clase política, los medios y el mundo de los negocios. Una escena congela ese instante. Es Timerman recorriendo la redacción y agitando un ejemplar del Buenos Aires Herald en el que Robert Cox, su director, ha escrito: "¿Teniendo a Sábat, quién necesita las fotos?"
El eterno malentendido acerca de la función que cumple la caricatura cuando se ocupa del poder alentó a más de un funcionario de la Casa Rosada, incluidos ministros y presidentes de facto, a considerar a Sábat como un dibujante maldito. El artista talentoso, pero de mal genio y peores intenciones que busca su lugar en el mundo ridiculizando a quienes conducen los destinos del país. Ocurrió en los temibles años de la dictadura y continuó, con algunas excepciones, en la democracia recuperada.
La presidenta Cristina Kirchner fue la última en dedicarle un párrafo de furia. Lo hizo en la guerra del campo, en el marco imponente de una Plaza de Mayo colmada de gente cercana al Gobierno. Fue la respuesta por haberla dibujado con la boca sellada, que ella interpretó como "un mensaje cuasi mafioso". Meses más tarde, un viernes, el 7D, volvió a ocuparse de él por dibujarla con un golpe en el rostro , en referencia al fallo judicial adverso al Gobierno. Hubo reacciones a favor y en contra que se prolongaron varios días y la Legislatura porteña reunió votos suficientes para acusarlo de cometer un "acto de violencia de género". El filósofo José Pablo Feinmann tiró por la borda toda pretensión dialéctica y le aconsejó al autor de la caricatura "que no dibuje lo que piensa".
Cuando Sábat ingresó a Clarín, en 1973, le ofrecieron un despacho, pero él pidió una ventana. "Todavía la tengo", dice. Sus nuevos compañeros empezaron a tratarlo con esa suerte de afecto y respeto que inspiran aquellos que compartiendo una misma profesión logran algo diferente.
Sabía que cuando se trabaja en un diario no hay peor enemigo que la repetición, a la que hay que combatir todo el tiempo. Entendió que sus dibujos debían de algún modo trascender lo evidente, la noticia que conmueve, que paraliza un país. Con su técnica de pintor y dibujante, sumada a su exquisita sensibilidad, se propuso dar testimonio en las páginas del diario de las corrientes más profundas que movilizan, detienen o confunden a una sociedad. Pero con el convencimiento de que "ninguna caricatura puede derribar un gobierno".
Continuador de una rica tradición que se remonta a Honoré Daumier, Francisco de Goya y, en una geografía más cercana, a Juan Carlos Colombres, Oski y Divito, entre otros, Sábat insiste en que "la caricatura sólo se puede entender como una manifestación de humor político". Cuando dibuja, lo hace siempre a partir de una foto y, en el momento de la verdad, que es al tomar el lápiz, se aferra a una disciplina que a su edad ya no debería tener secretos. La describe en ocho palabras: "Mantengo el corazón caliente y la mano helada". Al pasar, como quien hace un guiño, comenta: "No es lo mismo dibujar a la Madre Teresa que a Luis D'Elía".
La tarde del reto presidencial Sábat estaba en la redacción, viendo y escuchando por cadena cómo su nombre era asociado a la palabra "cuasimafioso". Se sintió triste, desorientado, confundido en el tiempo. "Recordé cosas que había publicado en el gobierno de Isabel Perón y me di cuenta de que comparadas con éstas eran violentísimas. La única vez que me llamaron de la Casa Rosada en esa época fue porque los intrigaba una caricatura que había hecho del secretario general de la Presidencia, el coronel Vicente Damasco. Yo le había agregado al dibujo un sellito con forma de ardilla y eso disparó alguna alarma, pensaron en un mensaje oculto, algo críptico. Pero se aclaró enseguida. Dibujé a María Julia Alsogaray varias veces y nadie abrió la boca. Cuando el gobierno de Menem estableció las relaciones carnales con Estados Unidos y Gran Bretaña, lo hice al canciller Di Tella con los lienzos bajos."
Sábat no duda de que los gobiernos de Alfonsín y de Menem fueron los más tolerantes con el periodismo político. Del golpe militar de 1976, en cambio, recuerda que una de las primeras órdenes que llegaron a las redacciones fue la prohibición de dibujar o hacer caricaturas de los miembros de la Junta Militar. La veda se cumplió a rajatabla por dos años y terminó, de manera poco ortodoxa, en medio del bullicio y la agitación del Mundial 78.
Sin tener ninguna certeza sobre el destino final del trabajo, Sábat dibujó por su cuenta una caricatura de Videla, Massera y Agosti y lo sumó a João Havelange, el presidente de la FIFA. "El domingo previo a la final acordamos que lo publicaríamos en la página 3 del diario LA NACION no se quedó atrás y el martes siguiente también publicó un dibujo de Videla." Era una fisura que se abría en la compuerta de la veda.
Sin embargo, nada era blanco o negro en la relación de la Casa Rosada con los medios. Una noche, en la hora del cierre del diario, alguien, a quien Sábat prefiere llamar Miguel Strogoff, le advirtió que el general Guillermo Suárez Mason estaba en llamas. La cinta con la amenaza decía: "Si ese boludo insiste con los dibujitos lo vamos a tirar al río".
Sábat lo tomó como algo que no aportaba nada, una anécdota que no iba a fortalecer ni a cambiar su actitud. "¿Qué iba a hacer? ¿Iba a ir a casa a asustarla a Blanca, mi mujer? Si a todo el mundo lo amenazaron."
Hacer humor en esos años le permitió a Sábat ser testigo de situaciones que habrían desconcertado al propio Freud. Gobernantes poseídos de una vanidad tan inflamada que terminaban confundidos en el propio laberinto que habían creado desde el poder. ¿Cómo explicar el pedido del almirante Emilio Eduardo Massera a los editores del diario para que le hicieran llegar el original de una caricatura en la que se lo ve sonriendo, orgulloso, mientras se observa en el espejo?
¿Qué fue lo que llevó al ministro del Interior, Albano Harguindeguy, a pedir una caricatura que lo muestra sentado en su despacho con el rostro y el uniforme salpicado con sangre? ¿Por qué la enmarcó, como algo que se atesora, y la llevó a su domicilio?
Sábat no tiene respuestas para estos comportamientos, pero advierte que nunca hay que menospreciar la adicción a la vanidad, en política o en cualquier ámbito sin límites precisos para el ejercicio del poder. Reconoce, sin embargo, que a los 80 años tiene más motivos para preocuparse por el presente que de lo que pasó. "Soy un tipo grande, no tengo mucho tiempo más, no compito con nadie. Lo digo en estos días en que se ha hecho un homenaje memorable a Juan Carlos Colombres. Su revista, Tía Vicenta, fue extraordinaria, sin querer con esto subestimar a Humor.
Lo alarma que la falta de respeto sea hoy una constante de la sociedad argentina. Cuando no hay respeto por el otro, dice, es porque primero se ha perdido el respeto por uno mismo. Es un país que cada tanto, como si fuese una moda, decide cambiar su historia y recrear el pasado.
"Me sorprende el alto grado de confusión que existe en este momento respecto de mi trabajo. Vuelvo sobre algunos dibujos que publiqué en la dictadura y me llama la atención no haber sido boleta. Vivimos en un país que va de frustración en frustración, con precariedad institucional y una enorme involución, repudiable desde donde la mires. No me gusta ocuparme de mí, nunca lo hago. Pero ocurre que gente indudablemente culta, porque lo es, tras escuchar a la Presidenta se ha referido de manera muy despectiva a mi trabajo. Yo me pregunto a cambio de qué. Lo habrán hecho por un viaje a París, o por dos sueldos, eso no lo sé."
El Sábat caricaturista, con su éxito masivo, ha hecho menos perceptibles a los otros Sábat. El pintor, el poeta, el fotógrafo, el ensayista, el presidente de la Academia Nacional de Periodismo, el músico y el autor de más de quince libros sobre los temas más diversos, como Scat, Al Troesma con cariño, Georgie Dear, Seré breve, Monsieur Lautrec, Tango mío, Haberlo sabido antes y Siempre dije que ese tipo no me gusta, entre otros. Si los lectores que lo siguen a diario pudieran asomarse a este otro universo creativo comprenderían que, después de todo, sólo han visto la mitad del mazo.


Fuente: lanacion.com

LOS ITALIANOS,
EN CONTRA DE QUE LLEVEN A COLÓN A PARQUE LEZAMA

La colectividad afirma que toda esa zona del sur hoy sólo es sinónimo de inseguridad.







Desarmado. El Monumento a Colón, desde la Rosada, con las piezas en la plaza / GUSTAVO ORTIZ
Por Silvia Gómez

Con el Monumento a Colón de-sarmado y la decisión de mudarlo ya tomada, comenzó un nuevo capítulo de esta historia que tiene como protagonistas a los gobiernos de Nación y Ciudad y a la comunidad italiana que, desgastada por la situación, se encuentra dividida entre aquellos que no aceptan la mudanza y quienes sí, por miedo a no verlo en pie nunca más.
Descartada la posibilidad de mudar el grupo escultórico a la plaza Rubén Darío (en Recoleta, donde lo quería una parte de la colectividad), la Ciudad lanzó una propuesta para reubicarlo en el cruce de las avenidas Paseo Colón, Martín García y Almirante Brown, justo en el límite de los barrios de La Boca y San Telmo, y a metros del histórico Parque Lezama.
“Es un barrio que tiene mucho que ver con la inmigración italiana. La idea es que el monumento se destaque como un punto de referencia. Estamos convencidos de que tiene una significación que no tendría en Recoleta”, opinó Claudio Avruj, subsecretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural porteño. El grupo escultórico –donado por la colectividad italiana e inaugurado en 1921– es el cuarto en altura de la Ciudad, después del Obelisco, la Torre Monumental (ex de los Ingleses) y el Monumento de los Españoles.
Esta semana, en una reunión de la que participaron diferentes ministerios porteños, evaluaron esta nueva propuesta y dieron por terminados los estudios de suelo realizados en la Rubén Darío: “Por debajo de esa plaza hay un caño maestro de agua potable y el peso del monumento podría provocar algún problema en el futuro”, dijeron desde el Gobierno. El conjunto escultórico, tallado en mármol de Carrara, pesa unas 623 toneladas. Y esa plaza es un espacio verde con sus propios usos: está el Museo de Bellas Artes, un sector de juegos, una estación saludable, el Paseo de las Esculturas (hoy con 45 obras de Carlos Regazzoni) y el estanque Urquiza, en funcionamiento.
Consultada por Clarín, la empresa de aguas AySA confirmó que existen caños maestros que cruzan esa zona de la Ciudad.
Pero la idea de mudarlo a La Boca-San Telmo, por fin puso de acuerdo a la comunidad italiana: unos y otros rechazan la propuesta. “Conocemos muy bien el sur de la Ciudad. Nuestros abuelos llegaron a La Boca y vivieron en los conventillos que hoy sólo transmiten inseguridad. El Parque Lezama está lleno de monumentos destruidos y el espacio público de San Telmo está descontrolado de vendedores ambulantes. Es una mala idea”, opinó Dario Signorini, de Fediba.
El cruce. Buscan emplazarlo en Paseo Colón y Martín García, límite con La Boca. / ANDRES D’ELIA

Desde el Círculo Italiano y otra decena de asociaciones (como Unione e Benevolenza y la Nazionale ), rechazan cualquier mudanza: “No vamos a ceder al traslado, porque no aceptamos violar la ley. Tampoco consentimos este pisoteo a la República –los gobiernos desoyen fallos de la Justicia– y la discriminación a la comunidad italiana”, dijo Alejandro Marocco, abogado de las asociaciones.
El Gobierno porteño también habría evaluado colocarla en la plazoleta donde se juntan las avenidas Libertador y Alcorta.
En relación a los barrios de San Telmo y La Boca, Avruj consideró que “es importante ver el panorama en el futuro, porque la Ciudad está promoviendo allí el Distrito de las Artes, a pocos minutos funciona el Centro Metropolitano de Diseño, están los museos Mamba y Macba, y la Usina del Arte. El monumento tendrá una ubicación de privilegio”.

Fuente: clarin.com

ENCONTRARON UN REMBRANDT ROBADO HACE 15 AÑOS

Una obra maestra de Rembrandt valuada en más de 5 millones de dólares fue hallada en Niza y devuelta a sus dueños legítimos 15 años después de su desaparición.

El encantador óleo "Niño con una burbuja de jabón" fue robado del Museo Draguignan en julio de 1999 por asaltantes. AP

El encantador óleo "Niño con una burbuja de jabón", con un impresionante claroscuro, fue robado del Museo Draguignan en julio de 1999 por asaltantes que entraron desde una biblioteca contigua en medio de las celebraciones nacionales por el Día de la Toma de la Bastilla.
Las autoridades recuperaron la obra del siglo XVII el martes, en una casa de Niza y la devolvieron a la curadora Jeanine Bussieres el jueves en una ceremonia emotiva.
"Estamos sumamente felices... este Rembrandt era una de nuestras obras maestras. El niño en la pintura sonríe porque tiene una burbuja de jabón, pero ahora podría estar sonriendo porque regresó con nosotros", dijo Bussieres a la AP.

Dos sospechosos del robo han sido detenidos.


Fuente: elsiglodetorreon.com.mx

EL ADN PUEDE RESOLVER EL ROBO, HACE 17 AÑOS,
DE UN GUSTAV KLIMT


Por Miguel Ángel García Vega

Una huella dactilar parcialmente conservada y su rastro de ADN podrían ayudar a recuperar un cuadro de Gustav Klimt robado hace 17 años en Italia.
La pintura, Retrato de una mujer (1916-1917), es una de las obras (imagen de apertura) más buscadas por los carabinieri. Se encuentra en los primeros puestos de su lista. La pieza fue robada de la galería de arte moderno Ricci Oddi, en la ciudad transalpina de Piacenza, en febrero de 1997, y desde entonces nada se conoce de su paradero. El robo fue de película. Bajo la claraboya de la sala apareció el marco vacío. La obra había sido desmontada. Por lo que se sospecha que los ladrones pudieron llevarse el cuadro por el techo.
La institución estaba cerca de cerrar para ser remodelada y el Retrato de una mujer, que había formado parte de la colección desde 1925, iba a ser el centro de una muestra temporal  en el ayuntamiento de la ciudad. El guarda que advirtió la desaparición de la obra se tomó su tiempo en dar la alarma. Pues sabía que el marco iba a ser enviado fuera para ser restaurado y por lo tanto la tela dejaría de exhibirse.
Pasados los años, precisamente el marco puede ser la clave para encontrar a los ladrones. Las nuevas técnicas de análisis de ADN han permitido detectar una huella dactilar parcial sobre la madera. En estos momentos, los carabinieri la cotejan con su lista de sospechosos. El caso puede estar cerca de resolverse.

Pero el arte ha dado para más en los últimos días, y nos deja temas importantes:


El Reino Unido consiente el expolio de su patrimonio

El Reino Unido ha puesto números al expolio consentido de su patrimonio artístico. Entre 2012 y 2013, el país ha perdido obras valoradas en 103 millones de libras (123 millones de euros), según el periódico The Guardian. Incluyendo piezas irremplazables, como la tela de 1901 de Picasso, Niño con paloma, que había estado en el territorio desde 1924, o el increíble dibujo de Rafael Cabeza de joven apóstol, uno de los bocetos para la Transfiguración, que se encuentra en el Vaticano. Sin duda, el mejor dibujo de un maestro del Renacimiento que albergaba una colección privada inglesa.

Raphael
El boceto 'Cabeza de joven apóstol', de Rafael, se vendió por 29,7 millones de libras, unos 35 millones de euros. El Reino Unido no pudo evitar que saliera del país.

El patrimonio británico enfrenta un problema tremendo. Londres es junto con Nueva York el principal centro del mercado del arte y, por lo tanto, no puede imponer condiciones muy restrictivas a la compraventa de piezas si no quiere ver que el negocio se resiente. Esta libertad comercial deja esos efectos.  
El Reviewing Committee on The Export of Works of Art and Objects of Cultural Interest es el organismo público que permite o no la salida de las obras del país. El lastre es que solo puede prohibir de forma temporal esa marcha. Generalmente tiene unos seis meses para conseguir comprar la obra, y la mayoría de las veces a través de donaciones privadas y filántropos. Si no se logran los fondos, como ocurre en muchas ocasiones, y más en tiempo de crisis, la pieza sale.

Picasso___El_nino_con_la_paloma
'Niño con Paloma', de Picasso, es otra de las obras que ha perdido el patrimonio británico. Se remató en venta privada por 50 millones de libras (59,6 millones de euros) al emirato de Catar.
Entre 2012 y abril de 2013 se rellenaron 12.089 formularios de exportación. El Reino Unido solo se hizo con seis obras. No sorprende que Lord Inglewood, quien ha estado al frente del Comité de Valoración, califique este expolio tácito de “pérdida nacional”.

Caravagio aterriza por primera vez en Asia


Con la protección de una estrella del rock ha aterrizado Caravaggio en Asia. El óleo del genio toscano Cena en Emaús aterrizaba estaba semana en Hong Kong. El cuadro, procedente de la Pinacoteca de Brera, en Milán, ha llegado con guardia de seguridad propia y vigilado en todo momento por Sandrina Bandera, la directora de la institución italiana.

Caravaggio apertura
'Cena en Emaús', de Caravaggio, es desembalada por tres operarios a su llegada a Hong Kong.

La tela, pintada en 1606, está valorada a efectos del seguro en 60 millones de euros y se mostrará en la Sociedad Asiática de Hong Kong dentro de la exposición Luz y sombras. Una institución relativamente modesta que lo ha recibido como un regalo de Navidad. De hecho, es la primera vez que Cena en Emaús, de quien la National Gallery de Londres alberga una versión anterior, se exhibe en Asia.
“La gente de Hong Kong todavía está intimidada por el arte; arte o cultura con “A” y “C” mayúsculas, incluso yo misma que procedo de una familia de clase trabajadora. Pero el arte es una puerta abierta la Humanidad. Así que siento que con esta pintura, si la gente viene a verla [se esperan más de 4.000 visitas], tendrá un conocimiento de la vida más profundo. Porque lo que creo que hace la buena música o la buena pintura es abrir el espíritu a las posibilidades”, reflexiona Alice Mong, directora ejecutiva de la Sociedad Asiática de Hong Kong.

https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=PCydNyKlOV8

Sobre el autor
Miguel Ángel García Vega

Periodista y modesto coleccionista de arte contemporáneo, Miguel Ángel García Vega lleva más de 15 años escribiendo en EL PAÍS. A veces de finanzas, a veces de sociedad, a veces de arte, pero siempre conectando la vida y los números. Este blog quiere ser una piedra de Rosetta con el que entender el universo de los bienes tangibles, que en ocasiones parece, como el mundo, ancho y ajeno.




Fuente: elpais.com

POLÉMICA POR UN PROYECTO PARA CEDER VILLA OCAMPO
A LA SECRETARÍA DE CULTURA


Monumental. La casa y su hermosísimo jardín en la barranca./ARCHIVO CLARÍN




Por Guido Carelli Lynch

“(Victoria) debe estar dando vueltas en el cajón”, decía ayer con dramatismo la famosa vestuarista y productora cinematográfica Rosa Zemborain, sobrina de la legendaria Victoria Ocampo. El tiempo dirá si semejante expresión fue precipitada, pero el futuro de Villa Ocampo, la imponente casona que habitó la creadora de la mítica revista Sur en Beccar es incierto.
La Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura (Unesco) tomó posesión de la casa en 1979 por voluntad de Victoria, que no quería someter su legado a los vaivenes de la política doméstica. Pero ahora el organismo planea ceder en comodato la mansión a la secretaría de Cultura de la Nación. La cartera que dirige Jorge Coscia piensa inaugurar allí un “Centro Internacional sobre Políticas de Diversidad Cultural, Desarrollo y Creatividad”. Así consta en el acta (http://unesdoc.unesco.org/images/0022/002265/226516s.pdf) de la Reunión del Consejo Ejecutivo que tuvo el organismo en París el 7 de marzo. Entre los objetivos del nuevo centro se destaca “canalizar la promoción del diálogo y el intercambio de información entre los Estados miembros de la Unesco sobre diversidad, desarrollo y creatividad; incorporar la cultura como elemento estratégico en políticas regionales e internacionales de desarrollo”. La suerte de Villa Ocampo quedaría sellada en la próxima reunión del organismo a mediados de abril en París. Unos días antes cerrará en esa ciudad la muestra Victoria Ocampo y Francia, que inaugura el 24 de marzo.
La Unesco pretende darle a Villa Ocampo, que recibe 25 mil visitas anuales, un “uso más estratégico y con una mejor relación costo-eficacia”. La decisión, que se discute desde 2012, responde a la situación financiera del organismo.
Según trascendidos, el año pasado Villa Ocampo exploró la posibilidad de un acuerdo con la Universidad de San Andrés, que no prosperó.
La Secretaría de Cultura confirmó oficialmente a Clarín la existencia del proyecto, que administraría la Dirección Nacional de Política Cultural y Cooperación Internacional de la cartera, que dirige Mónica Guariglio. La iniciativa, según el acta de la Unesco, partió de la Argentina.
A varias de las personalidades que ayudaron a poner en valor la casa –que estuvo abandonada durante dos décadas– les preocupa que entre las prioridades del nuevo centro no esté la pluralidad, una virtud que caracterizó a Victoria, quien recibía en su casa a intelectuales de las más diversas ideologías, como Graham Greene, Albert Camus, Aldous Huxley, Le Corbusier, Octavio Paz o Pablo Neruda. “Una cosa es que Villa Ocampo albergue un tal Centro; otra muy distinta es que se transforme en él”, escribieron en la carta que la lingüista Ivonne Bordelois, Sonia Berjman, directora honoraria del centro del paisaje de Villa Ocampo; y la propia Zemborain, remitieron el lunes al director de la oficina regional de la Unesco, con sede en Montevideo, Jorge Grandi. En efecto, el préstamo en comodato habilitaría al consejo directivo del nuevo centro (integrado por un representante del gobierno, otro de los estados miembros de la Unesco y un tercero de la directora general del organismo) a administrar las obras de arte, los muebles y los 12 mil libros de la biblioteca de Victoria. “Es un gran golpe para la memoria de Victoria y para Villa Ocampo”, sentenció Berjman.


Fuente: clarin.com

UNA MUESTRA EN RECUERDO DE LOS ARGENTINOS
QUE ANCLARON EN PARÍS

Con clima de armonía, ayer inauguró una exposición con gigantografías de Cortázar, Saer y muchos otros.



Figuras de dos tierras. La sala que recuerda a exiliados en París. Provincianísimo, con su mate, Juan José Saer


Por Susana Reinoso
Paris. Enviada 


Esta ciudad no está hecha para venir a agarrarse de las mechas, menos cuando está por arrancar el Salón del Libro, que esta tarde será inaugurado por la presidenta Cristina Kirchner, ya encendió varias controversias de las que no salió indemne ni Ricardo Piglia, atacado por su propio sello francés Gallimard y por el director del Salón, Bertrand Morisset por su decisión de no venir al Salón, tras haber estado incluido en la programación. Los escritores, luego de la polémica en la prensa argentina y francesa, han decidido ponerse por encima de cualquier disputa política y no ser la mortadela atrapada en una baguette.
Por eso ayer hubo clima relajadado y de entendimiento entre los escritores, editores y funcionarios asistentes a la muestra Tierra de luz. Cultura y solidaridad franco-argentina, que rinde homenaje a la generosidad con que Francia recibió a los exiliados de nuestro país, a los que llegaron por decisión personal y a los otros, los del destierro forzoso. Fue en la planta baja del Ministerio de la Cultura y la Comunicación de Francia, actualmente en restauración.
Algunos autores y periodistas, tal vez fastidiados por la decisión del autor de Blanco Nocturno, gastaron algunas bromas que se diluyeron rápidamente. Tras las declaraciones de Morisset –quien calificó a Piglia de “cobarde” y “deshonesto” y dijo que había puesto condiciones dignas “de una estrella de rock”–, Piglia ayer dio a conocer un comunicado en el que aclara que su pasaje lo pagaría la editorial y no el Salón y que su exigencia consistía en que hubiera un homenaje a Juan José Saer y no participar en mesas redondas. “Me parece que monsieur Morisset se ha tomado en serio la idea de que la literatura argentina se divide en K y anti K”, dice el autor.
Desde Buenos Aires, el ministro de Cultura porteño, Hernán Lombardi, opinó: “La literatura argentina no puede ser amputada. Omitir es censurar y los funcionarios deberían ahorrarle a la Presidenta estos malos momentos como ya sucedió en Frankfurt y en Venecia”.
Hay dos instancias bien diferenciadas: la realidad de los escritores invitados que quieren ver sus libros traducidos en Francia y con ejemplares luciendo, por estos días, en las librerías parisienses, alejándose de los vaivenes de la coyuntura política que quedó del otro lado del océano, y la de la presidenta Cristina Kirchner, que sostuvo ayer una agenda distinta a la movida cultural desplegada en torno del Salón del Libro.
A la inauguración asistieron la joven ministra de Cultura francesa Aurélie Filipetti , simpática y entusiasta, el secretario de Cultura Jorge Coscia, el Director Nacional de Industrias Culturales, Rodolfo Hamawi; la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, las madres de Mayo Marta Vázquez y Taty Almeida, así como todos los escritores invitados al Salón y algunos editores: Daniel Divinsky, de De La Flor; Carlos Díaz, de Siglo XXI, y Julia Saltzmann y Augusto Di Marco, por Alfaguara, que acaba de ser adquirida por Peguin Random House. Alfaguara es la titular de los derechos de la obra de Cortázar, que será homenajeado en el stand argentino.
La exposición fue abierta ayer como un homenaje de Francia a la Argentina para mostrar la cooperación del país galo durante los años de dictadura y aún con emigrados voluntarios. Montada con gigantografías de los más representativos argentinos que se refugiaron en París, están Julio Cortázar, María Elena Walsh, Gyula Kosice, Juan José Saer, Miguel Angel Estrella, Hugo Santiago, Mercedes Sosa, Envar El Kadri. La lista es más larga: Ricardo Carpani, Jorge Lavelli, Julio Le Parc, Antonio Seguí, Arnaldo Calveyra, Marilú Marini, Alfredo Arias, Alicia Dujovne Ortiz, Astor Piazzolla, Jorge Donn (y queda injustamente olvidado Héctor Bianciotti).
Uno de los textos señala que la muestra rinde homenaje al pueblo francés que tendió la mano a cientos de intelectuales y artistas argentinos exiliados en la Ciudad Luz.
Tras la inauguración, sin discursos, los escritores y editores compartieron una vernissage a la que no tuvo acceso la prensa.

“Usted es de los que mienten”

A medida que los invitados llegaron a la inauguración, pudo verse al politólogo Ernesto Laclau, un referente intelectual del kirchnerismo y teórico del populismo, saludando a Silvia Baron Supervielle y a la Directora de Asuntos Culturales de la Cancillería, Magdalena Faillace.
Clarín lo siguió para preguntarle su opinión acerca de Cortázar, un crítico de los populismos durante su juventud: “Fue uno los grandes de la literatura argentina y cumplió con su deber político”.
-¿Deber político?
-Sí, en la literatura.
Laclau no andaba con ganas de contestar, de modo que gambeteó el diálogo preguntando quién era la cronista. Al escuchar: Clarín, sonrió y alejándose dijo: “Ah! Usted es de los que mienten”.
Laclau acaba de convertirse en el titular de un instituto estandarte en el estudio de los populismos en América latina, en la sede de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.

La discusión llegó a The Economist

“Lo que tenía que ser una celebración está teñido de controversia”, concluye el semanario inglés “The economist” en un artículo sobre la presencia argentina en el Salón del Libro de París. El semanario destaca que el país tiene una de las literaturas más sofisticadas de América latina pero también una tradición en tratar de silenciar a sus autores críticos. Se señaló, dicen, que la delegación está integrada por adherentes al gobierno y quienes no expresan opiniones.

Fuente: clarin.com