OBJETOS HISTÓRICOS RECUPERADOS DEL PALACIO SAN CARLOS

Arqueología urbana

Detalles del sondeo arqueológico realizado durante la restauración de la vivienda en Concordia (Entre Ríos), donde se encontraron piezas que se exhiben en el Centro de Interpretación del emblemático edificio.

PALACIO SAN CARLOS. Un ejemplo de la arquelogía urbana en Concordia, Entre Ríos.

Puesta en valor de las Ruinas del Palacio San Carlos en Concordia, Entre Ríos

Por Vivian Urfeig

 

Un cepillo de dientes, fragmentos de loza sanitaria, frascos, botones de nácar, herrajes y tornillos. Estos elementos salieron a la luz luego de un seguimiento arqueológico que acompañó la puesta en valor del Palacio San Carlos, en Concordia, Entre Ríos. Los objetos pertenecieron a la familia del conde francés Eduardo Demachy, quien construyó el mítico edificio entre 1886 y 1888. La propiedad --en la que aterrizó el escritor Antoine de Saint-Exúpery (El Principito) alrededor de 1929-- pasó por varias manos y tuvo distintos usos. Hasta que en 2008 los resultados de una consulta popular definieron su nuevo rumbo. Luego del concurso Consolidación y Puesta en Valor de las Ruinas del Palacio de San Carlos, organizado por el Colegio de Arquitectos de Entre Ríos y la Comisión Administradora del Fondo Especial de Salto Grande, el legendario edificio recuperó parte de su brillo. La puesta en valor estuvo a cargo de un equipo especializado en restauración y patrimonio, coordinado por los arquitectos Marcelo Magadán, Alejandra Bruno, Jorge Lessa y el ingeniero Florencio Bourren.
La visita guiada, comandada por la profesora Silvina Molina, recorre los aspectos más relevantes de la historia y se detiene en los hallazgos arqueológicos para interpretar modos de vida, hábitos y costumbres de los distintos integrantes que habitaron el lugar. Embolsados, clasificados y dispuestos en vitrinas, los objetos se exponen en el Centro de Interpretación del edificio, como piezas que ayudan a entender la historia y las costumbres. Bulones, bisagras, el cairel de una lámpara antigua, herrajes de puertas y ventanas hablan de los aspectos constructivos del castillo y las características sociales y familiares de la vida cotidiana en el casco de la familia francesa que en 1891 abandonó misteriosamente el lugar. El equipo que realizó el sondeo arqueológico también rescató una plancha, estribos de caballos y botellas de época. Para Silvina Molina, guía especializada y licenciada en Tecnología Educativa (UTN), la restauración le devolvió a los concordienses uno de los sitios emblemáticos de la ciudad. "Se recupera identidad y es un gran aporte a la cultura. Para muchas generaciones este predio es una pieza histórica clave", señaló Molina, en la entrevista con arq.clarin
La puesta en valor, entonces, establece una línea directa con la historia. Y recupera parte del brillo del "castillo de leyenda", que describió Saint-Exúpery en su libro Tierra de Hombres.
En la edición impresa de ARQ, del martes 25, un informe completo sobre el proyecto de restauración, las estrategias aplicadas para la recuperación de muros, solados y detalles de las nuevas pasarelas metálicas que permiten recorrer el Palacio San Carlos sin poner en riesgo su estructura.

PALACIO SAN CARLOS. La instalción de pasarelas facilita el recorrido por el edificio.

PALACIO SAN CARLOS. El edificio de fines del 1800 fue visitado por Saint Exsupery en 1929

PALACIO SAN CARLOS. Vista de los mampuestos recuperados.

PALACIO SAN CARLOS. En las tareas de recuperacón intervinieron especialistas en arquelogía de la UBA

PALACIO SAN CARLOS. Algunos de los elementos recuperados por los arqueólogos.

PALACIO SAN CARLOS. Imágen del edificio a fines del siglo XIX.

PALACIO SAN CARLOS. Antes y después de los trabajos de restauración.


Fuente: ARQ Clarín

QUIEREN DECLARAR A LA CASA CURUTCHET
PATRIMONIO MUNDIAL DE LA UNESCO

Lo impulsan la Embajada de Francia y el Colegio de Arquitectos de la Provincia, que funciona allí desde 1988.








Un tesoro. La casa Curuchet, ubicada en 53, entre 1 y 2.
/MAURICIO NIEVAS

Por Fabián Debesa
La Plata. Corresponsal


El prestigioso y reconocido arquitecto francés Le Corbusier dejó un legado en La Plata: a mediados del siglo XX lo convocaron para construir una vivienda familiar frente al bosque y entonces proyectó la Casa Curuchet, una obra con la que su huella de imaginación e innovación se marcó para siempre en suelo platense. Ahora, por iniciativa de la embajada de Francia en la Argentina, la Fundación Le Corbusier de París y el colegio de Arquitectos de la Provincia de Buenos Aires, intentarán que esa joya creativa se transforme en Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Entonces, comienza un largo trayecto para convencer a los exigentes jurados del organismo que depende de las Naciones Unidas del valor cultural de esta construcción ubicada en 53, entre 1 y 2. El primer paso fue la firma de un convenio concretado esta semana, en coincidencia con la visita del diplomático francés, Jean-Michel Casa a la capital bonaerense.
La Casa Curuchet, es la única construcción que el arquitecto fallecido en agosto de 1965, realizó en América Latina. En el continente americano también levantó un pabellón de la Universidad de Harvard, en EEUU. “Los funcionarios franceses hicieron este ofrecimiento y nosotros aceptamos con orgullo”, dijo Julio Santana, director y responsable del inmueble que administra el Colegio de Arquitectos provincial.
La iniciativa busca que en 2015, cuando se conmemoren los 50 años del fallecimiento del artista, su obra pase a formar parte de los monumentos preservados por la UNESCO.
La casa fue un pedido del médico platense Pedro Domingo Curuchet y se levanta sobre un terreno de 180 metros cuadrados. Le Corbusier tuvo en cuenta para su diseño, las características urbanas, la proximidad con el bosque platense y como detalle distintivo mantuvo en el interior del inmueble un árbol añejo. Tiene dos plantas: en la parte inferior de desarrollan un consultorio y ámbitos de trabajo. En el segundo se destacan los ambientes para vivienda y una terraza jardín.
Los responsables de la postulación deberán preparar una voluminosa propuesta de mantenimiento y preservación. “Debemos terminar a fines de 2014, para que la candidatura pueda ser presentada en los primeros meses de 2015”, dijo el secretario del Colegio, Santiago Pérez.
Desde 1988, la Casa Curuchet está alquilada por la entidad que agrupa a los profesionales de la provincia. La idea de las autoridades es obtener la custodia de la obra los próximos 50 años. La Casa Curuchet ya cuenta con títulos especiales: fue declarada monumento Histórico Provincial y Nacional. Y también fue designada Patrimonio Cultural por la municipalidad de La Plata.

Fuente: clarin.com

ROMPEN UNA OBRA DE AI WEIWEI
EN EL PRINCIPAL MUSEO DE MIAMI

Se trata de una muestra del destacado artista disidente de China. El atacante dijo que fue para denunciar la exclusión de la producción local en ese creciente circuito museístico.

Por Mercedes Pérez Bergliaffa

 

El artista entró al museo, caminó directo a la obra del famoso artista chino disidente Ai Weiwei –con jarrones de cerámica de la dinastía Han–, tomó uno y lo estrelló contra el piso. Máximo Caminero –el “artista-rompe-vasijas”–, declaró que se trataba de una nueva forma de protesta: “Lo hice por aquellos artistas locales que nunca expusieron en museos aquí, en Miami. Se gastan muchos millones en artistas internacionales”. Ahí quedaba sobre el piso su pedido público: parte de la obra del chino, Colored Vases, eran fragmentos de cerámica de dos mil años de antigüedad, valuados en 1 millón de dólares.
El incidente ocurrió en la tarde del pasado domingo pasado, en el nuevo Museo de Arte Pérez de Miami (PAMM, sus siglas en inglés), y tuvo especial repercusión internacional: porque la obra que rompió Caminero y la exposición donde se encontraba, eran de Ai Weiwei: el artista chino más renombrado hoy y un fuerte activista opositor.
Debido a su posición crítica hacia el gobierno de su país y sus investigaciones, que dejaron al descubierto la corrupción del gobierno (especialmente un trabajo que realizó en torno al caso de la construcción deficiente de escuelas en la zona de Sichuán, que trajo como consecuencia, tras un terremoto en 2008, la muerte de unos 5 mil chicos), Ai Weiwei fue encarcelado en 2011 sin cargos formales. Después de unos 80 días detenido y gracias a la presión internacional, fue liberado. Entre sus últimas muestras se destaca la realizada en la Tate Modern de Londres, comisionada para la Serie Unilever, donde cubrió el Turbine Hall con un millón de semillas de girasol de cerámica, tan realistas que en una fotografía no se distinguen de las reales. El emblemático Weiwei fue seleccionado por Jorge Pérez (el dueño del PAMM es argentino, aunque se crió entre Cuba, Colombia y los Estados Unidos) para inaugurar su museo en Miami en diciembre pasado.
Tras la detención, el domingo, Caminero justificó su protesta y la destrucción de la obra en la que cerca de las vasijas se expone la serie de fotos en las que Weiwei se retrata a sí mismo rompiendo vasijas de cerámica; de hecho, argumentó haberse inspirado en las fotos de la obra Tirando al suelo una obra de la dinastía Han, de 1995, cuando el artista tenía 38 años. “Vi las fotos como una provocación de Ai Weiwei para unirme a él“, le dijo al semanario Miami New Times. Sin embargo, las obras del chino fueron creadas con la intención de estimular un debate en torno de “la autenticidad, el valor y el significado de obras de arte originales”, según explica el PAMM en su comentario de la muestra. El punto que señalaba Caminero no es el mismo que pretendía destacar Weiwei.
¿Cómo reaccionó el propio artista damnificado? “La protesta en sí misma puede ser válida, pero dañar la obra de otro es cuestionable”, tuiteó Ai Weiwei. Y agregó: “A menudo dañan mi obra porque es frágil, así que normalmente no le doy mucha importancia.” Los que deben de estar satisfechos son los artistas locales de Miami. Toda esta polvareda deja al descubierto su reclamo ante una ciudad “que se renueva pero que”, según ellos, “insiste en excluirlos”. El nuevo circuito de Miami quedó establecido en el arte internacional desde que, en 2002, comenzó a hacerse allí la feria Art Basel: se abrieron museos, pasan curadores importantes y la plaza gana notoriedad en el mercado del arte.

Fuente: Revistas Ñ Clarín

UNA MELODÍA OCULTA EN EL BOSCO

Una pareja grabó a partir del pentagrama de "El jardín de las delicias".

Van a pasar los siglos y seguirán apareciendo grabaciones inéditas de los Beatles y detalles desconocidos de El jardín de las delicias, ese tríptico del pintor holandés El Bosco que pertenece a la colección permanente del Museo del Prado, en Madrid, y ante el que se pueden pasar horas admirando el pasaje del paraíso al infierno que, según la Biblia, supone la lujuria.
Esta vez, una pareja de jóvenes de Oklahoma combatió el aburrimiento grabando la melodía que, pequeña, El Bosco dejó inmortalizada en un pentagrama que hay entre el libro y la cola de uno de los torturados de su averno.
La composición creada hacia el 1500, que recién ahora encontrará oyentes, dura unos 25 segundos y se escucha en http://chaoscontrolled123.tumblr.com/post/76305632587/luke-and-i-were-looking-at-hieronymus-boschs. Quienes la grabaron, transcribieron el pentagrama a la notación musical actual: en la web ya circulan versiones humorísticas, corales y hasta de rock pesado.

Fuente: Revista Ñ Clarín

ENCANTADOS MUNDOS POSIBLES

Sebastián Gordín. La primera retrospectiva dedicada al artista argentino, recupera su imaginario de miniaturas, literatura pulp y revelaciones póeticas.
Por Ana María Battistozzi

Para todo aquél, que por alguna razón llegó a la conclusión de que el arte contemporáneo alberga demasiados gestos caprichosos como para pasar de él, quizá sea ésta la oportunidad de una reconciliación. Al menos con una parte de sus expresiones más regocijantes: la sucesión de mundos de Sebastián Gordín que el Museo de Arte Moderno despliega ahora en sus salas de planta baja y subsuelo se lo ofrece. En un espacio donde las percepciones de escala se ven trastocadas por una dialéctica realidad-fantasía que introduce al espectador en territorios minúsculos de revelaciones poéticas.
Quien albergue una pizca de curiosidad por lo que no es del todo revelado, no podrá sustraerse a esos universos pequeños que el artista construye con precisión milimétrica y tienen la virtud de allanarse a distintos niveles de experiencias y lecturas. Desde la fascinación que producen los engendros de la “imaginación miniaturizante”, como la llamó Bachelard, que atraviesan siglos en el ensueño de los soñadores de siempre, a la complejidad de los cruces entre alta y baja cultura, tan propios del presente. Gordín hace del espectador un cómplice, lo incita a ser partícipe de todos sus guiños. A acompañarlo en un itinerario de fascinaciones y temores contenidos en pequeñas valijas, diminutos interiores que le imponen espiar a través de mirillas o en libros cuyos personajes cobran vida e irrumpen en el mundo de los lectores rasgando sus páginas.
En un texto sobre la obra de Gordín, publicado en 2009, Graciela Speranza escribió: “Si ella se desplegara por entero alguna vez, El libro de oro de Scoop, traicionando apenas la cronología, debería abrir el recorrido”.
El momento de desplegar ese conjunto por entero –o casi por entero– ha llegado y aunque El libro de oro de Scoop , no tiene ese lugar sugerido en el recorrido de esta primera retrospectiva dedicada al artista, asume un protagonismo insoslayable. No podría ser de otro modo ya que constituye un punto de enlace entre los primeros años de su producción, cuando creaba historietas en colaboración con Roberto Jacoby y Diego Sasturain o articulaba disparatados órdenes narrativos –como aquella guerra entre sopapas en una maqueta– y el refinado universo gótico de fantasía y misterio que sobrevino después. Una rara mezcla de historietas, miniescenografías y homenajes a la literatura pulp americana.
A ese subgénero del policial, las novelas de aventuras, fantaciencia y los cuentos de terror que alimentó su imaginario desde Weird Tales , Avon Fantasy Reader o The Blue Book, Gordín rinde homenaje en diminutos libros-objetos concebidos para ser más admirados que leídos. La disposición del montaje a la manera contradictoria de una colección de incunables lo sugiere así.
GRAN REX, 1996. Construcción dentro de caja, vista a través de una mirilla.
GRAN REX, 1996. Construcción dentro de caja, vista a través de una mirilla.

Pieza clave en el curso de esa trayectoria, El libro de oro de Scoop de 1993 es una suerte de desmesura pop up. Al evocarlo, Gordín lo distinguió así: “ Scoop me indicó por dónde seguir. Es como abrir un libro para niños durante una secuencia cinematográfica, un ejemplar polvoriento que la cámara enfoca en un lugar preciso”. No cabe duda de que el cine ha sido un gran complemento de sus incursiones de desván. “En mi mente, el recuerdo de las películas que vi, se imprime de la misma manera que los recuerdos de la vida real, y rebusco imágenes que utilizo en mis obras sin poder distinguir de dónde vienen”, dice.
Es ese flujo de imágenes sin conciencia exacta de su procedencia, que mezcla cuestiones locales, con fotografías y afiches de películas lo que alimenta su particular imaginario de época. Deliberadamente trastocado, por un dibujo expresivo, la escala o los materiales que utiliza definen su singularidad y de algún modo una marca de estilo.
En esa cronología relativamente ambigua, que ubica a El libro de oro de Scoop en un lugar central aunque no exactamente en el comienzo del recorrido, la muestra instala la producción de los años ochenta en el punto de partida. Por un tiempo breve el artista pintó y tributó a la estética pictórica de ese momento. También participó del humor ácido que esa generación dirigió hacia lo que se vivía como excesos ideológicos del “psicovolchismo”. De ese momento son Tres apariciones de Lenny (1988) y Con pan y con salame (1989 que remiten burlonamente a una historia del arte demasiado entreverada con la política. La mirada irónica que Gordín acuñó entonces no declinará con el paso del tiempo como lo muestra el derrotero que va de obras como General Electric, Un extraño efecto en el cielo y Ciudad Evita , todas de 1993, a Soldado desconocido ( Unknown Soldier, Ready to assemble) de 2001.
El clima propio de los noventa seguramente tuvo mucho que ver en la distancia que orienta la mirada del espectador hacia unos interiores pulcros y desolados en la serie de cajas de 1996: Edificio de Johnson e hijo , La piscina de la calle Pontoise, Gran Rex. A esa altura, la producción de Gordín ya se reveló dueña de sí en el sentido de los recursos que maneja a la hora de plasmar sus delirios. Sobre todo cuando se trata de cambiar ese encantador “mini cuadro de historieta tridimensional”, que lleva por título Música de cucharitas en Eldor , realizado en madera, cartón, piedritas, luces y papel de aluminio por un repertorio de contenidos y materiales que imponen soluciones más complejas. Es así como poco a poco se define más claramente constructor, incorpora los más variados materiales que lo llevan a incursionar en el milenario oficio de la marquetería. A partir de todo eso surgen en su horizonte creativo las enigmáticas Nocturnias (cajas transparentes tenuemente iluminadas por minúsculos leds) y las escenas de bibliotecas y museos en orden y desorden.
Así como un capítulo importante de la obra de Gordín rinde tributo al cine y al pulp fiction, otro no menos entrañable y de una gran melancolía recrea el mundo de los libros, las bibliotecas, las obras de arte y los museos en colapso. Alimentan ese inquietante clima obras como la compleja pieza en marquetería Los ángeles del fango de 2011, El niño y Aguas de Noviembre de 2012.
De principio a fin Gordín procede por encantamiento, una estrategia amorosa para con el espectador que encuentra antecedentes en el mundo del circo, los orígenes del cine, y las cámaras de maravillas pero que pareciera haberse extraviado en la cultura actual. El lo recupera, como tantas imágenes que fluyen al pasar y seguramente, más allá de hacerlo consciente.

FICHA
Un extraño efecto en el cielo
Sebastián Gordín
Lugar: Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Av. San Juan 350.
Fecha: hasta el 20 de abril.
Entrada: $10; martes gratis.


Fuente: Revista Ñ Clarín

EL ARTE ARGENTINO Y EXPERIMENTAL
GANA TERRENO EN LA FERIA ARCO-MADRID

Ayer abrió la muestra. La participación de creadores y galeristas nacionales se incrementó sobre todo en los espacios no convencionales.

EL CAPRICHOSO MERCADO MODIGLIANI

Valen millones pero no hay experto que asegure si un retrato del italiano es auténtico. Así nació una encarnizada batalla legal.

RESPALDO. En 2012, Bonhams vendió Jeune fille au cheveux noirs en 1, 3 millones de dólares.

Por Patricia Cohen

 

Tres hechos desalentadores enfrentan a cualquier interesado en comprar uno de los característicos retratos alargados de Amedeo Modigliani. Los cuadros tienden a tener etiquetas con precios multimillonarios; son un favorito de los falsificadores; y a pesar de la abundancia de expertos no se considera completo y a la vez confiable a ninguno de los inventarios de las obras de este pintor. Por ejemplo, Christian Parisot, autor de uno de los catálogos y presidente del Instituto Modigliani de Roma, fue citado a tribunales a mediados de enero acusado de haber autentificado deliberadamente obras falsas.
Marc Restellini, investigador francés que compila otra revisión de la obra de Modigliani se deshizo de una parte de su proyecto años atrás, luego de recibir amenazas de muerte. E inclusive quienes juran sobre un listado de 337 obras creado por el tasador y crítico Ambrogio Ceroni admiten que tiene vacíos significativos. El intento de establecer un registro fiable de la obra de Modigliani “no se parece a nada tanto como a un culebrón”, escribió Peter Kraus, comerciante de libros antiguos, en un ensayo publicado hace una década.
En los últimos años, autentificar cualquier tipo de arte se ha vuelto más difícil dado que un círculo cada vez más amplio de investigadores y fundaciones de artistas se niega a dar su opinión o a publicar un catálogo razonado –el compendio definitivo de la obra de un artista– por temor a que compradores o vendedores descontentos con sus conclusiones los demanden. Pero las obras de Modigliani, tal vez más que cualquier otro artista, ilustran la confusión que esas dificultades de autentificación han llevado a un mercado saturado de dinero, compradores ansiosos y falsificaciones. Un resultado, dicen los art dealers , es que el mercado está atravesado por la incertidumbre.
Los vendedores confían en tener un Modigliani genuino, aunque menos conocido. Pero sin ninguna opinión que pueda aceptarse como definitiva es difícil predecir cuánto podrían pagar los compradores potenciales. “Es muy diferente del mercado de sus pares Picasso y Braque”, dijo el art dealer de Nueva York David Nash, “cuya obra está extremadamente bien registrada.” Y no ayuda que Modigliani a veces regalara pinturas y dibujos suyos, sin documentar su creación ni los dueños, para pagar sus cuentas.
Algunos galeristas, como Michael Findlay, director de Acquavella Galleries de Nueva York, han considerado al catálogo Ceroni –actualizado la última vez en 1972– como el único que “se acepta generalmente como confiable”. Las principales casas de subastas, como Christie’s y Sotheby’s, raramente aceptan vender obras que no estén incluidas en él, aunque han llegado a rematar algunas obras bien documentadas. En 2012, por ejemplo, la empresa de subastas Bonhams vendió Jeune fille au cheveux noirs en 1,3 millones de dólares. No figuraba en el catálogo Ceroni, pero Bonhams señaló que Restellini planeaba incluirla en su inventario y que en determinado momento había pertenecido a la colección Rockefeller.
Una pintura mencionada por Ceroni habitualmente “se vende en tres o cuatro veces” el precio obtenido por otra de calidad similar que no esté incluida en su catálogo, dijo Asher Edelman, financista y art dealer neoyorquino. Edelman está ofreciendo a la venta Jeune femme au petit col blanc , de Modigliani, de 1918. Esta obra ha sido autentificada por Restellini y tiene una procedencia documentada y un historial de exhibiciones, dijo Edelman, aunque se negó a estimar el precio.

El romanticismo trágico

 
Italiano apasionado e inmensamente talentoso, descripto por un amigo como “un dios joven”, Modigliani luchó contra la pobreza, las adicciones y el rechazo en el París de cambio de siglo antes de morir a los 35 años de meningitis tuberculosa. Bebía sin límites, se entregaba a bacanales de noches enteras y tenía relaciones amorosas tempestuosas con cantidad de mujeres, que incluyeron a la poeta rusa Anna Ajmátova. Su ex amante embarazada, Jeanne Hébuterne, de 21 años, deshecha por la muerte del pintor, se arrojó por una ventana dos días después. Como admite su biógrafa Meryle Secrest, Modigliani sigue siendo una figura intangible dentro del mito.
El romanticismo trágico sólo ha mejorado el valor de mercado de su obra, que es apreciado por sus compradores, a pesar de que a menudo es motivo de una recepción apática por parte de los críticos. En febrero pasado uno de sus retratos de Hébuterne, por ejemplo, alcanzó los 42 millones de dólares en una subasta en Londres.
Kenneth Wayne, fundador del Proyecto Modigliani, dijo que para él los lamentos por lo caprichoso del mercado Modigliani son exagerados, en particular desde que Modigliani está entre los artistas que más se venden en el mundo. Estima que en el catálogo Ceroni faltan alrededor de unas tres docenas de pinturas, la mitad de ellas presentes en museos. Otros son menos optimistas. Refiriéndose a la ubicuidad de las falsificaciones, el coleccionista italiano Carlo Pepi ha dicho: “Modigliani produjo más muerto que cuando estaba vivo”.

Imán para falsificadores 

Muchos expertos, por ejemplo, han sido tomados por bromistas que en 1984 plantaron tres cabezas esculpidas –talladas en piedra con el estilo de Modigliani– en un canal de Livorno, Italia, donde el artista supuestamente se deshizo de ellas en 1909 luego de haber recibido críticas negativas. En los últimos años, fue cuestionada la autenticidad de dos pinturas al óleo, inicialmente valuadas en más de 10 millones de dólares cada una. Una se exhibió en el Museo Estatal de Bellas Artes Pushkin de Moscú. Restellini dijo que espera agregar entre 70 y 80 obras –dos veces más que la estimación de Wayne– a su catálogo razonado.
Existen ya otros cinco catálogos razonados. Parisot, autor de uno de cuatro volúmenes, tuvo un acceso inusual a los registros del artista. Antes de morir en 1984, la hija de Modigliani, Jeanne, le dio los archivos de su padre y el derecho a autorizar reproducciones.
En los años que siguieron, Parisot amplió su ventaja y fundó el Instituto Modigliani de Archivos Legales, asesoró al gobierno italiano en cuestiones culturales y organizó exhibiciones en museos estatales, a pesar de crecientes controversias. Pero en 2002, el sobrino nieto de Hébuterne lo acusó de falsificar dibujos de Hébuterne. En 2008, un juzgado de París multó a Parisot y lo sentenció a dos años de prisión por esa causa, aunque después de una apelación fue exonerado.
Luego, en 2010, la policía italiana allanó una muestra de Modigliani que Parisot había organizado en el Museo Arqueológico de Palestrina, Italia. Veintidós de las obras confiscadas, según dijo la policía, eran falsas. Después de una investigación de dos años, la policía acusó a Parisot de obtener bienes falsificados y autentificarlos erróneamente. El jueves 6 de febrero pasado tuvo lugar una audiencia por el caso en Roma.
Parisot niega los cargos. “Siempre estuvo claro que las obras eran reproducciones”, dijo en una entrevista telefónica. No obstante estos cargos criminales, un tribunal italiano rechazó en enero un intento de la nieta de Modigliani, Laure Nechtschein Modigliani, de recuperar el control de los archivos, argumentando que su madre los había confiado legalmente a Parisot, quien, dijo el tribunal, a través de su catálogo razonado, ha trabajado para enriquecer el legado del artista. 

Una batalla de expertos

Las acusaciones de fraude han ayudado a silenciar lo que durante años se describió en los círculos artísticos como una batalla de expertos, con Restellini atrincherado contra Parisot. Sin embargo, en el mercado algunos dicen que el caso ha significado la pérdida de una voz experta. “Sus opiniones sobre cuadros al óleo, desde mi punto de vista, eran muy confiables”, dijo Nash acerca de Parisot, “y lamento que esta cuestión del fraude haya ensombrecido eso”.
La investigación de Restellini también ha participado en el drama, aunque de un modo distinto. En 1997, por ejemplo, dijo que no iba a incluir en su catálogo un retrato de Beatrice Hastings que figuraba en la lista de Ceroni porque había sido coloreado excesivamente. De todos modos Christie’s lo vendió, por 2,6 millones de dólares. Pocos años más tarde, abandonó sus planes de crear un catálogo razonado de los dibujos de Modigliani, diciendo que había recibido amenazas de muerte por parte de propietarios disgustados con sus conclusiones. Su editor, el Instituto Wildenstein, un centro de investigación artística de París, dice que planea lanzar un catálogo razonado de las pinturas, pero no se ha estipulado una fecha, y diversos expertos dudan de que aparezca alguna vez.
Otros proyectos han estado compitiendo ciertamente por la atención de Restellini. En 2007 fundó un museo privado, la Pinacoteca de París, que ha fascinado a los escépticos atrayendo a cientos de miles de personas con grandes exhibiciones. Más recientemente estuvo en Singapur, organizando una muestra previa en la sucursal valuada en 24 millones de dólares de su pinacoteca, que según dice abrirá allí en enero próximo.
Para la exhibición inaugural está planeada una multitudinaria muestra de Modigliani.

(C) The New York Times
Traducción: Román García Azcárate
Elisab

Fuente: Revista Ñ Clarín