UNA MELODÍA OCULTA EN EL BOSCO

Una pareja grabó a partir del pentagrama de "El jardín de las delicias".

Van a pasar los siglos y seguirán apareciendo grabaciones inéditas de los Beatles y detalles desconocidos de El jardín de las delicias, ese tríptico del pintor holandés El Bosco que pertenece a la colección permanente del Museo del Prado, en Madrid, y ante el que se pueden pasar horas admirando el pasaje del paraíso al infierno que, según la Biblia, supone la lujuria.
Esta vez, una pareja de jóvenes de Oklahoma combatió el aburrimiento grabando la melodía que, pequeña, El Bosco dejó inmortalizada en un pentagrama que hay entre el libro y la cola de uno de los torturados de su averno.
La composición creada hacia el 1500, que recién ahora encontrará oyentes, dura unos 25 segundos y se escucha en http://chaoscontrolled123.tumblr.com/post/76305632587/luke-and-i-were-looking-at-hieronymus-boschs. Quienes la grabaron, transcribieron el pentagrama a la notación musical actual: en la web ya circulan versiones humorísticas, corales y hasta de rock pesado.

Fuente: Revista Ñ Clarín

ENCANTADOS MUNDOS POSIBLES

Sebastián Gordín. La primera retrospectiva dedicada al artista argentino, recupera su imaginario de miniaturas, literatura pulp y revelaciones póeticas.
Por Ana María Battistozzi

Para todo aquél, que por alguna razón llegó a la conclusión de que el arte contemporáneo alberga demasiados gestos caprichosos como para pasar de él, quizá sea ésta la oportunidad de una reconciliación. Al menos con una parte de sus expresiones más regocijantes: la sucesión de mundos de Sebastián Gordín que el Museo de Arte Moderno despliega ahora en sus salas de planta baja y subsuelo se lo ofrece. En un espacio donde las percepciones de escala se ven trastocadas por una dialéctica realidad-fantasía que introduce al espectador en territorios minúsculos de revelaciones poéticas.
Quien albergue una pizca de curiosidad por lo que no es del todo revelado, no podrá sustraerse a esos universos pequeños que el artista construye con precisión milimétrica y tienen la virtud de allanarse a distintos niveles de experiencias y lecturas. Desde la fascinación que producen los engendros de la “imaginación miniaturizante”, como la llamó Bachelard, que atraviesan siglos en el ensueño de los soñadores de siempre, a la complejidad de los cruces entre alta y baja cultura, tan propios del presente. Gordín hace del espectador un cómplice, lo incita a ser partícipe de todos sus guiños. A acompañarlo en un itinerario de fascinaciones y temores contenidos en pequeñas valijas, diminutos interiores que le imponen espiar a través de mirillas o en libros cuyos personajes cobran vida e irrumpen en el mundo de los lectores rasgando sus páginas.
En un texto sobre la obra de Gordín, publicado en 2009, Graciela Speranza escribió: “Si ella se desplegara por entero alguna vez, El libro de oro de Scoop, traicionando apenas la cronología, debería abrir el recorrido”.
El momento de desplegar ese conjunto por entero –o casi por entero– ha llegado y aunque El libro de oro de Scoop , no tiene ese lugar sugerido en el recorrido de esta primera retrospectiva dedicada al artista, asume un protagonismo insoslayable. No podría ser de otro modo ya que constituye un punto de enlace entre los primeros años de su producción, cuando creaba historietas en colaboración con Roberto Jacoby y Diego Sasturain o articulaba disparatados órdenes narrativos –como aquella guerra entre sopapas en una maqueta– y el refinado universo gótico de fantasía y misterio que sobrevino después. Una rara mezcla de historietas, miniescenografías y homenajes a la literatura pulp americana.
A ese subgénero del policial, las novelas de aventuras, fantaciencia y los cuentos de terror que alimentó su imaginario desde Weird Tales , Avon Fantasy Reader o The Blue Book, Gordín rinde homenaje en diminutos libros-objetos concebidos para ser más admirados que leídos. La disposición del montaje a la manera contradictoria de una colección de incunables lo sugiere así.
GRAN REX, 1996. Construcción dentro de caja, vista a través de una mirilla.
GRAN REX, 1996. Construcción dentro de caja, vista a través de una mirilla.

Pieza clave en el curso de esa trayectoria, El libro de oro de Scoop de 1993 es una suerte de desmesura pop up. Al evocarlo, Gordín lo distinguió así: “ Scoop me indicó por dónde seguir. Es como abrir un libro para niños durante una secuencia cinematográfica, un ejemplar polvoriento que la cámara enfoca en un lugar preciso”. No cabe duda de que el cine ha sido un gran complemento de sus incursiones de desván. “En mi mente, el recuerdo de las películas que vi, se imprime de la misma manera que los recuerdos de la vida real, y rebusco imágenes que utilizo en mis obras sin poder distinguir de dónde vienen”, dice.
Es ese flujo de imágenes sin conciencia exacta de su procedencia, que mezcla cuestiones locales, con fotografías y afiches de películas lo que alimenta su particular imaginario de época. Deliberadamente trastocado, por un dibujo expresivo, la escala o los materiales que utiliza definen su singularidad y de algún modo una marca de estilo.
En esa cronología relativamente ambigua, que ubica a El libro de oro de Scoop en un lugar central aunque no exactamente en el comienzo del recorrido, la muestra instala la producción de los años ochenta en el punto de partida. Por un tiempo breve el artista pintó y tributó a la estética pictórica de ese momento. También participó del humor ácido que esa generación dirigió hacia lo que se vivía como excesos ideológicos del “psicovolchismo”. De ese momento son Tres apariciones de Lenny (1988) y Con pan y con salame (1989 que remiten burlonamente a una historia del arte demasiado entreverada con la política. La mirada irónica que Gordín acuñó entonces no declinará con el paso del tiempo como lo muestra el derrotero que va de obras como General Electric, Un extraño efecto en el cielo y Ciudad Evita , todas de 1993, a Soldado desconocido ( Unknown Soldier, Ready to assemble) de 2001.
El clima propio de los noventa seguramente tuvo mucho que ver en la distancia que orienta la mirada del espectador hacia unos interiores pulcros y desolados en la serie de cajas de 1996: Edificio de Johnson e hijo , La piscina de la calle Pontoise, Gran Rex. A esa altura, la producción de Gordín ya se reveló dueña de sí en el sentido de los recursos que maneja a la hora de plasmar sus delirios. Sobre todo cuando se trata de cambiar ese encantador “mini cuadro de historieta tridimensional”, que lleva por título Música de cucharitas en Eldor , realizado en madera, cartón, piedritas, luces y papel de aluminio por un repertorio de contenidos y materiales que imponen soluciones más complejas. Es así como poco a poco se define más claramente constructor, incorpora los más variados materiales que lo llevan a incursionar en el milenario oficio de la marquetería. A partir de todo eso surgen en su horizonte creativo las enigmáticas Nocturnias (cajas transparentes tenuemente iluminadas por minúsculos leds) y las escenas de bibliotecas y museos en orden y desorden.
Así como un capítulo importante de la obra de Gordín rinde tributo al cine y al pulp fiction, otro no menos entrañable y de una gran melancolía recrea el mundo de los libros, las bibliotecas, las obras de arte y los museos en colapso. Alimentan ese inquietante clima obras como la compleja pieza en marquetería Los ángeles del fango de 2011, El niño y Aguas de Noviembre de 2012.
De principio a fin Gordín procede por encantamiento, una estrategia amorosa para con el espectador que encuentra antecedentes en el mundo del circo, los orígenes del cine, y las cámaras de maravillas pero que pareciera haberse extraviado en la cultura actual. El lo recupera, como tantas imágenes que fluyen al pasar y seguramente, más allá de hacerlo consciente.

FICHA
Un extraño efecto en el cielo
Sebastián Gordín
Lugar: Museo de Arte Moderno de Buenos Aires, Av. San Juan 350.
Fecha: hasta el 20 de abril.
Entrada: $10; martes gratis.


Fuente: Revista Ñ Clarín

EL ARTE ARGENTINO Y EXPERIMENTAL
GANA TERRENO EN LA FERIA ARCO-MADRID

Ayer abrió la muestra. La participación de creadores y galeristas nacionales se incrementó sobre todo en los espacios no convencionales.

EL CAPRICHOSO MERCADO MODIGLIANI

Valen millones pero no hay experto que asegure si un retrato del italiano es auténtico. Así nació una encarnizada batalla legal.

RESPALDO. En 2012, Bonhams vendió Jeune fille au cheveux noirs en 1, 3 millones de dólares.

Por Patricia Cohen

 

Tres hechos desalentadores enfrentan a cualquier interesado en comprar uno de los característicos retratos alargados de Amedeo Modigliani. Los cuadros tienden a tener etiquetas con precios multimillonarios; son un favorito de los falsificadores; y a pesar de la abundancia de expertos no se considera completo y a la vez confiable a ninguno de los inventarios de las obras de este pintor. Por ejemplo, Christian Parisot, autor de uno de los catálogos y presidente del Instituto Modigliani de Roma, fue citado a tribunales a mediados de enero acusado de haber autentificado deliberadamente obras falsas.
Marc Restellini, investigador francés que compila otra revisión de la obra de Modigliani se deshizo de una parte de su proyecto años atrás, luego de recibir amenazas de muerte. E inclusive quienes juran sobre un listado de 337 obras creado por el tasador y crítico Ambrogio Ceroni admiten que tiene vacíos significativos. El intento de establecer un registro fiable de la obra de Modigliani “no se parece a nada tanto como a un culebrón”, escribió Peter Kraus, comerciante de libros antiguos, en un ensayo publicado hace una década.
En los últimos años, autentificar cualquier tipo de arte se ha vuelto más difícil dado que un círculo cada vez más amplio de investigadores y fundaciones de artistas se niega a dar su opinión o a publicar un catálogo razonado –el compendio definitivo de la obra de un artista– por temor a que compradores o vendedores descontentos con sus conclusiones los demanden. Pero las obras de Modigliani, tal vez más que cualquier otro artista, ilustran la confusión que esas dificultades de autentificación han llevado a un mercado saturado de dinero, compradores ansiosos y falsificaciones. Un resultado, dicen los art dealers , es que el mercado está atravesado por la incertidumbre.
Los vendedores confían en tener un Modigliani genuino, aunque menos conocido. Pero sin ninguna opinión que pueda aceptarse como definitiva es difícil predecir cuánto podrían pagar los compradores potenciales. “Es muy diferente del mercado de sus pares Picasso y Braque”, dijo el art dealer de Nueva York David Nash, “cuya obra está extremadamente bien registrada.” Y no ayuda que Modigliani a veces regalara pinturas y dibujos suyos, sin documentar su creación ni los dueños, para pagar sus cuentas.
Algunos galeristas, como Michael Findlay, director de Acquavella Galleries de Nueva York, han considerado al catálogo Ceroni –actualizado la última vez en 1972– como el único que “se acepta generalmente como confiable”. Las principales casas de subastas, como Christie’s y Sotheby’s, raramente aceptan vender obras que no estén incluidas en él, aunque han llegado a rematar algunas obras bien documentadas. En 2012, por ejemplo, la empresa de subastas Bonhams vendió Jeune fille au cheveux noirs en 1,3 millones de dólares. No figuraba en el catálogo Ceroni, pero Bonhams señaló que Restellini planeaba incluirla en su inventario y que en determinado momento había pertenecido a la colección Rockefeller.
Una pintura mencionada por Ceroni habitualmente “se vende en tres o cuatro veces” el precio obtenido por otra de calidad similar que no esté incluida en su catálogo, dijo Asher Edelman, financista y art dealer neoyorquino. Edelman está ofreciendo a la venta Jeune femme au petit col blanc , de Modigliani, de 1918. Esta obra ha sido autentificada por Restellini y tiene una procedencia documentada y un historial de exhibiciones, dijo Edelman, aunque se negó a estimar el precio.

El romanticismo trágico

 
Italiano apasionado e inmensamente talentoso, descripto por un amigo como “un dios joven”, Modigliani luchó contra la pobreza, las adicciones y el rechazo en el París de cambio de siglo antes de morir a los 35 años de meningitis tuberculosa. Bebía sin límites, se entregaba a bacanales de noches enteras y tenía relaciones amorosas tempestuosas con cantidad de mujeres, que incluyeron a la poeta rusa Anna Ajmátova. Su ex amante embarazada, Jeanne Hébuterne, de 21 años, deshecha por la muerte del pintor, se arrojó por una ventana dos días después. Como admite su biógrafa Meryle Secrest, Modigliani sigue siendo una figura intangible dentro del mito.
El romanticismo trágico sólo ha mejorado el valor de mercado de su obra, que es apreciado por sus compradores, a pesar de que a menudo es motivo de una recepción apática por parte de los críticos. En febrero pasado uno de sus retratos de Hébuterne, por ejemplo, alcanzó los 42 millones de dólares en una subasta en Londres.
Kenneth Wayne, fundador del Proyecto Modigliani, dijo que para él los lamentos por lo caprichoso del mercado Modigliani son exagerados, en particular desde que Modigliani está entre los artistas que más se venden en el mundo. Estima que en el catálogo Ceroni faltan alrededor de unas tres docenas de pinturas, la mitad de ellas presentes en museos. Otros son menos optimistas. Refiriéndose a la ubicuidad de las falsificaciones, el coleccionista italiano Carlo Pepi ha dicho: “Modigliani produjo más muerto que cuando estaba vivo”.

Imán para falsificadores 

Muchos expertos, por ejemplo, han sido tomados por bromistas que en 1984 plantaron tres cabezas esculpidas –talladas en piedra con el estilo de Modigliani– en un canal de Livorno, Italia, donde el artista supuestamente se deshizo de ellas en 1909 luego de haber recibido críticas negativas. En los últimos años, fue cuestionada la autenticidad de dos pinturas al óleo, inicialmente valuadas en más de 10 millones de dólares cada una. Una se exhibió en el Museo Estatal de Bellas Artes Pushkin de Moscú. Restellini dijo que espera agregar entre 70 y 80 obras –dos veces más que la estimación de Wayne– a su catálogo razonado.
Existen ya otros cinco catálogos razonados. Parisot, autor de uno de cuatro volúmenes, tuvo un acceso inusual a los registros del artista. Antes de morir en 1984, la hija de Modigliani, Jeanne, le dio los archivos de su padre y el derecho a autorizar reproducciones.
En los años que siguieron, Parisot amplió su ventaja y fundó el Instituto Modigliani de Archivos Legales, asesoró al gobierno italiano en cuestiones culturales y organizó exhibiciones en museos estatales, a pesar de crecientes controversias. Pero en 2002, el sobrino nieto de Hébuterne lo acusó de falsificar dibujos de Hébuterne. En 2008, un juzgado de París multó a Parisot y lo sentenció a dos años de prisión por esa causa, aunque después de una apelación fue exonerado.
Luego, en 2010, la policía italiana allanó una muestra de Modigliani que Parisot había organizado en el Museo Arqueológico de Palestrina, Italia. Veintidós de las obras confiscadas, según dijo la policía, eran falsas. Después de una investigación de dos años, la policía acusó a Parisot de obtener bienes falsificados y autentificarlos erróneamente. El jueves 6 de febrero pasado tuvo lugar una audiencia por el caso en Roma.
Parisot niega los cargos. “Siempre estuvo claro que las obras eran reproducciones”, dijo en una entrevista telefónica. No obstante estos cargos criminales, un tribunal italiano rechazó en enero un intento de la nieta de Modigliani, Laure Nechtschein Modigliani, de recuperar el control de los archivos, argumentando que su madre los había confiado legalmente a Parisot, quien, dijo el tribunal, a través de su catálogo razonado, ha trabajado para enriquecer el legado del artista. 

Una batalla de expertos

Las acusaciones de fraude han ayudado a silenciar lo que durante años se describió en los círculos artísticos como una batalla de expertos, con Restellini atrincherado contra Parisot. Sin embargo, en el mercado algunos dicen que el caso ha significado la pérdida de una voz experta. “Sus opiniones sobre cuadros al óleo, desde mi punto de vista, eran muy confiables”, dijo Nash acerca de Parisot, “y lamento que esta cuestión del fraude haya ensombrecido eso”.
La investigación de Restellini también ha participado en el drama, aunque de un modo distinto. En 1997, por ejemplo, dijo que no iba a incluir en su catálogo un retrato de Beatrice Hastings que figuraba en la lista de Ceroni porque había sido coloreado excesivamente. De todos modos Christie’s lo vendió, por 2,6 millones de dólares. Pocos años más tarde, abandonó sus planes de crear un catálogo razonado de los dibujos de Modigliani, diciendo que había recibido amenazas de muerte por parte de propietarios disgustados con sus conclusiones. Su editor, el Instituto Wildenstein, un centro de investigación artística de París, dice que planea lanzar un catálogo razonado de las pinturas, pero no se ha estipulado una fecha, y diversos expertos dudan de que aparezca alguna vez.
Otros proyectos han estado compitiendo ciertamente por la atención de Restellini. En 2007 fundó un museo privado, la Pinacoteca de París, que ha fascinado a los escépticos atrayendo a cientos de miles de personas con grandes exhibiciones. Más recientemente estuvo en Singapur, organizando una muestra previa en la sucursal valuada en 24 millones de dólares de su pinacoteca, que según dice abrirá allí en enero próximo.
Para la exhibición inaugural está planeada una multitudinaria muestra de Modigliani.

(C) The New York Times
Traducción: Román García Azcárate
Elisab

Fuente: Revista Ñ Clarín

SE CUMPLEN 450 AÑOS DE LA MUERTE DE MIGUEL ÁNGEL,
UN ARTISTA CENTRAL

El artista italiano fue uno de los genios del Renacimiento y realizó obras que aún siguen siendo visitadas por millones de personas. 

Mañana, 18 de febrero, van a cumplirse 450 años desde la muerte de Miguel Angel Buonarotti, el artista romano que realizó obras que lo convirtieron en uno de los genios del Renacimiento y que aún siguen siendo visitadas por millones de personas. Algunas de las más emblemáticas son los frescos que ilustran los techos de la Capilla Sixtina, así como la cúpula de la Basílica de San Pedro, en el Estado Vaticano. También su “David”, una escultura monumental que está instalada en la Galería de la Academia, en Florencia.


Fuente: Revista Ñ Clarín

BRASIL APUESTA A LOS SENTIDOS

Panorama. Al ritmo de los eventos deportivos, Río de Janeiro construye e inaugura museos que confirman el impresionante rumbo cultural del país.
Por Mercedes Pérez Bergliaffa

Ciudad maravillosa, Río de Janeiro está ahora más espléndida que nunca: en junio de este año será sede principal de la Copa Mundial de la FIFA, y en 2016 será también sede de los Juegos Olímpicos. ¿Qué tiene que ver esto con el arte? Bueno, tiene que ver: en la ciudad brasileña todo se entrelaza para ofrecer un combo realmente explosivo en pos de atraer turistas: playas increíbles unidas a lo mejor del deporte y a las industrias culturales de última generación, especialmente las relacionadas con las artes plásticas y audiovisuales. Río quiere lucirse. Por esta razón, a toda máquina y a contrarreloj como los estadios mismos se están construyendo e inaugurando deslumbrantes museos (la mayoría de arte contemporáneo), y restaurando barrios enteros, que pasarán a ser circuitos culturales. Tal es el caso del “Centro”, una zona cercana al puerto de Río y hasta hace poco olvidada. El gobierno decidió sacar la autopista “Elevado da Perimetral”, que atraviesa ese barrio –autopista que en realidad nunca debió ser construida, ya que ésa es un área de gran valor patrimonial–, y sustituirla por un túnel de 1.480 metros (“Túnel do Binário”). El cambio trae consecuencias: gracias a las explosiones para derruirla, en las casas de la zona, así como en el propio Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro (MAR), que tiene menos de un año de existencia, ya aparecen rajaduras y problemas. Sin embargo, los ingenieros sostienen que no son graves.
Además de albergar al MAR, desde hace años los grandes depósitos del barrio portuario se utilizan para guardar las escenografías de las escolas do samba que cada febrero avivan los carnavales. Este es un barrio particular: se encuentra muy cerca del centro financiero; tiene casas de grupos artísticos; contiene a Praça Mauá y a pequeños y encantadores núcleos de reunión para cantar samba al aire libre. También alberga al espectacular Centro Cultural Banco do Brasil, que hasta hace poco expuso la muestra de Yayoi Kusama producida por el Malba (no fue exactamente la misma, presentó variaciones como consecuencia de la especificidad espacial).
 
CASA DAROS. Otro de los nuevos y deslumbrantes espacios dedicados al arte contemporáneo.
CASA DAROS. Otro de los nuevos y deslumbrantes espacios dedicados al arte contemporáneo.

La zona pronto tendrá otra gran atracción: el Museo del Mañana. Diseñado por Santiago Calatrava –quien, aunque renombrado, es seguido de cerca dado que importantes construcciones suyas anteriores presentan fallas, por ejemplo, un puente en Venecia y partes del Palacio de las Artes de Valencia–, el futuro museo carioca ya comenzó a elevarse y promete ser espectacular. Desde el planteo de sus objetivos define una identidad original: “es un museo que trabajará en torno a la idea de futuro. Por lo tanto, no tendrá patrimonio”, detalla su curador principal, Luiz Oliveira, quien es… ¡científico! Porque el Museo del Mañana será un museo de ciencias; aunque no exactamente. Sigue explicando Oliveira: “El museo tendrá tres ejes principales, que presentarán temas en forma de problemas. Ellos guiarán al público a imaginar y a definir cómo podría llegar a ser el futuro de la humanidad”. Los ejes son la polaridad entre las ciencias cósmicas y las ciencias de la Tierra; las diferentes dimensiones de nuestra vida en el planeta (como la historia de la formación de la materia y la emergencia del pensamiento); y el comportamiento humano y la ética.
“El público propondrá posibles soluciones a los problemas planteados”, comenta Oliveira, “serán participantes activos. No será un museo objetual”. Para comunicar todo de una forma creativa, los ejes serán representados por obras de artistas plásticos contemporáneos. Además, la arquitectura del museo acompaña la apuesta: será sustentable, tendrá paneles solares móviles formando el techo y se alimentará del agua de la Bahía de Guanabara (ubicada a un costado). Está previsto que inaugure en marzo de 2015, cuando la ciudad cumpla 450 años.
Muy cerca del predio donde se está construyendo el museo se encuentra el MAR. Dirigido por Paulo Herkenhoff, el museo fue inaugurado en marzo de 2013, prácticamente en paralelo a la asombrosa Casa Daros, otro de los nuevos y deslumbrantes espacios dedicados al arte contemporáneo en la ciudad carioca. 
 
JULIO LE PARC. Una obra de la Colección Daros.
JULIO LE PARC. Una obra de la Colección Daros.

El movimiento no fue casual, sino que responde a la intención de posicionamiento de Río de Janeiro como un fuerte nodo cultural. Y lo están logrando. Lo ratifican la creación de ArtRio, la gran feria de arte de la ciudad (ya por su cuarta edición); y la decisión de abrir Casa Daros solamente en Río, cuando originalmente, Daros proyectaba hacer una apuesta doble y tener dos sedes que funcionaran en paralelo, una en La Habana y otra en Río de Janeiro. Finalmente se decidió abrir solamente la sede brasileña. Para ello restauraron un antiguo orfanato. Actualmente puede observarse la historia del lugar a través de la instalación de la brasileña Rosângela Rennó. También se expone allí la maravillosa muestra de Julio Le Parc (en junio vendrá al Malba), formada en su mayoría por obras de la colección Daros. Hay otro argentino que pronto expondrá en Daros: Fabián Marcaccio.
Pero hay una exposición que revela claves para comprender el rico proceso artístico de Brasil: es “Pernambuco experimental”, en el MAR. Con curaduría de Clarissa Diniz y 450 obras de Cicero Dias, Rego Monteiro, Aloísio Magalhães, Gastão de Holanda, el grupo Ave Sangria y los deslumbrantes Daniel Santiago y Paulo Bruscky, entre muchos otros, la muestra abarca el arco de la producción artística experimental de Pernambuco –al noreste de Brasil– producida entre 1900 y 1980. Con fondo de frevo antiguo (un ritmo oriundo del Nordeste), la exposición tiene obras que lo tocan todo, también parte de nuestra historia del arte: allí están esas “Partituras” –como las de José Claudio, de 1969, y las de Montez Magno, de 1970 y 1972–, similares a las de León Ferrari de los 60. Y tiene las fotos de Hélio Oiticica trabajando en Recife en 1979. También hay documentación: “Geografía del hambre” (1946) de Josué de Castro –criado cerca de Recife– abordando el hambre como problema histórico en la región. De Castro, junto a Bruscky, Santiago, José Cláudio y Unhandeijara Lisboa, compartían la preocupación de convertir al arte y el pensamiento en herramientas de lucha en una sociedad desigual. El cartel que sostiene Santiago –de 1982 y de una lucidez dolorosa– lo resume: “El Brasil es mi abismo”. Pero la obra de Bruscky –una simple fotocopia– mantiene vigencia. “Su actitud política es más importante que los políticos”, dice en ella. ¡Amén, Bruscky! Y larga vida a una nueva y espléndida Río de Janeiro: ella no hace más que indicar el nuevo e impresionante rumbo cultural de Brasil.

Fuente: Revista Ñ Clarín

SIN RESTRICCIONES Y CON LUJO:
LAS CONDICIONES PARA VENDER ARTE

Hubo récord de ventas en 2013. A los nuevos compradores ya no los mueve el “amor al arte”. Ven el coleccionismo como sinónimo de hacer dinero
Mientras el mercado del arte bate sus récords históricos –en 2013 el producto de las subastas alcanzó los 12.050 millones de dólares, lo que supuso una subida del 13% respecto al año anterior–, el galerista escocés Michael Findlay, que promovió los primeros retratos realizados por Andy Warhol y fue director Internacional de Arte de la casa de subastas Christie’s hasta el año 2000, afirma que el coleccionismo ha cambiado con el tiempo, que el coleccionista de antes se guiaba por su amor a las obras y el de ahora se mueve por criterios económicos. “Hoy vivimos en una cultura monetarizada en la que el coleccionismo se entiende como sinónimo de hacer dinero”, subrayó el galerista, afincado en Nueva York desde hace décadas, en una entrevista con EFE en Barcelona.
Ante la pregunta de cuáles son las características que debe reunir una ciudad para convertirse en un punto clave para el mercado del arte, Findley lo tuvo claro: “Debe ser un lugar donde no haya muchas restricciones burocráticas, tiene que disponer de una red de coleccionistas y de buenos servicios como restaurantes de prestigio y hoteles lujosos”, afirmó, y añadió: “A los marchantes les gusta vivir bien”.
El experto se cuestionó también el porqué de la importancia del precio de una obra de arte y se respondió diciendo que “es un tema privado que no tiene ninguna relación con la calidad de la obra sino del contexto en el que la venta tiene lugar”.
Aseguró además que fijar el precio de las obras de arte sólo tiene efectos negativos como que la gente se interese por el nombre del pintor y, a modo de broma, señaló: “Yo quitaría los nombres de los autores de los museos, así el público vería colores y formas y no millones de dólares enmarcados”.
Así las cosas cabe recordar cuál fue el “nombre” que resonó a fines de 2013: el del artista irlandés Francis Bacon, cuya obra “Tres estudios de Lucian Freud” se vendió por 127 millones de dólares, convirtiéndose en la obra más cara vendida en una subasta.

Fuente: Revista Ñ Clarín