La colectividad le pidió al Gobierno que no lo saque de la
plaza ubicada detrás de la Casa Rosada para llevarlo a Mar del Plata.
Dicen que fue un regalo a la Ciudad. Y convocan a un abrazo el martes.
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Rechazo italiano al traslado del monumento a Colón
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Por Pablo Novillo
“Colón no es la Thatcher, no es un invasor, es el descubridor de
América”. La queja de Tullio Zembo, ex diputado ítalo-argentino y
director del diario L’Italiano, resume el estado de ánimo de la colectividad italiana en Buenos Aires: un rechazo rotundo
al traslado del monumento a Cristóbal Colón a Mar del Plata, tal como
quiere el Gobierno nacional. Por eso, el martes convocan a un abrazo a la plaza que está detrás de la Casa Rosada.
Tal como adelantó en exclusiva Clarín
el 21 de marzo, el Gobierno pretende sacar el monumento de la plaza,
que también se llama Colón, y trasladarlo a Mar del Plata, donde
reemplazaría a otra estatua del descubridor de América que hoy se
encuentra frente al Hotel Provincial.
En lugar de la estatua de
Colón, la idea es instalar una imagen de Juana Azurduy, la guerrera
nacida en Sucre que peleó por la independencia junto a Manuel Belgrano, y
que en 2008 fue ascendida post- mortem a general del Ejército Argentino
por la presidenta Cristina Kirchner. La construcción de este nuevo
monumento se financiará con un millón de dólares que donará el gobierno de Bolivia.
El
problema es que la estatua de Colón, inaugurada en 1921, fue un regalo
que la colectividad italiana le hizo a la Ciudad de Buenos Aires por el
primer Centenario de la Revolución de Mayo. Por eso, las diversas
asociaciones de la colectividad se oponen a la mudanza. La figura de
Colón es emblemática para los italianos emigrantes en todo el mundo: la
colectividad de Nueva York, por ejemplo, celebra cada 12 de octubre con
un desfile. En Argentina hay cerca de un millón de ítalo-argentinos, personas con doble nacionalidad.
“Lo
sentimos como una ofensa, nos cayó como agua helada. Primero cerraron
la plaza y ahora hacen esto. Somos una de las colectividades más grandes
del país, pero no nos tienen en cuenta ni nos consultaron. Si quieren
sacar el monumento por un motivo de seguridad o una razón entendible
está bien, pero en todo caso que lo muden a otra plaza porteña, porque
fue un regalo a la Ciudad, no a Mar del Plata”, aseguró Zembo.
En tanto, Marco Busti, propietario de la revista Tribuna Italiana, comentó: “Las asociaciones de la colectividad le escribieron al
secretario general de la Presidencia Oscar Parrilli, pero no tuvimos
respuesta. Siempre festejamos el 12 de octubre en la plaza Colón, pero
desde 2006 empezaron los problemas, hasta que la enrejaron. Ni siquiera
pusieron una plaqueta que donamos por el Bicentenario, se ve que hace
tiempo tienen la intención de mudar la escultura”.
Por lo pronto,
el secretario Cultural de la Embajada argentina en Bolivia, Daniel
Ricardo Beltramo, confirmó que la Presidenta ordenó el cambio. Además
trascendió que Parrilli habría pedido varios presupuestos para el
traslado, que plantea cierta dificultad ya que el monumento mide 6
metros y pesa 38 toneladas.
La colectividad se manifestará el
martes a las 16.30, en un evento al que llamaron “La forza del abrazo”.
También participará la asociación civil Basta de Demoler, que presentó
un amparo para evitar la mudanza, al igual que un estudio de abogados
ítalo-argentinos.
Además, el Gobierno porteño asegura que el monumento pertenece al patrimonio de la Ciudad, y que para trasladarlo hace falta la aprobación de la Legislatura porteña.
La Nación sí podría moverlo dentro de la misma plaza, ya que la tiene a
su cargo por un convenio firmado en 2007, cuando se colocó el enrejado
perimetral. Ese acuerdo también es foco de conflicto, porque la Nación
nunca cumplió su promesa de abrir la plaza cuando no se realizaran actos
oficiales. Por eso, ayer la Legislatura aprobó una declaración en
contra del traslado y a favor de que se reabra la plaza.
Legislatura:
quieren reabrir la plaza y que la estatua siga allí
El 30 de noviembre de 2007 el Gobierno porteño terminó la
remodelación de la plaza Colón, que incluyó la construcción de un
anfiteatro para actos oficiales y de un invernadero con cúpula de
cristal. El 6 de diciembre, el entonces jefe de Gobierno Jorge Telerman
firmó un convenio con Oscar Parrilli, secretario general de la
Presidencia, por el cual la Nación se comprometía a cuidar la plaza y a
dejarla abierta siempre y cuando no se realizaran actos oficiales. Pero
la plaza jamás fue abierta, y la explicación fue que podía afectar a la
seguridad de la Presidenta.
A esto se le sumó la intención del
Gobierno nacional de trasladar el monumento a Colón. Ayer, la
Legislatura porteña sancionó una declaración en la que le pide al jefe
de Gobierno Mauricio Macri que gestione ante la Nación la reapertura de
la plaza y que impida la mudanza del monumento.
“La plaza
permanece cerrada 24 horas, como un jardín privado. Además, el traslado
del monumento sin que intervenga la Legislatura es un daño patrimonial
para la Ciudad y afecta su autonomía”, afirmó Marta Varela, legisladora
de PRO y autora del proyecto, que fue votado por todos los diputados
menos el interbloque kirchnerista.
La situación con la estatua de
Colón recuerda a la permanente polémica por el monumento al presidente
Julio Roca, en la Diagonal Sur, a quien se acusa de haber masacrado a
los pueblos aborígenes en la Campaña del Desierto. Actualmente en la
Legislatura hay dos proyectos, de Alejandro Bodart y Fabio Basteiro, que
proponen sacarlo.
Fuente: clarin.com