El Festival de Arte Contemporáneo John Cage
Rarísimo
desembarca este año en Mar del Plata. La idea de los organizadores y
managers, que están trabajando en el emprendimiento hace ya casi un año,
no sólo es presentar algunas de las piezas del innovador norteamericano
al gran público, articuladas a interpretaciones de sus colegas Mauricio
Kagel y Morton Feldman. También buscan ocupar diversos espacios del
balneario con performances, instalaciones de videoarte, cine,
conferencias, música experimental y obras de teatro, para las cuales
están invitados artistas de diversas nacionalidades que trabajarán sin
estancamientos de áreas con el fin de promover actividades y escuchas no
tan habituales y situar a la ciudad en el calendario internacional de
las vanguardias. En el sitio
www.rarisimo.org pueden consultarse fechas y horarios. Está todo listo para empezar mañana y continuar hasta el domingo.
Martín
Virgili, músico, productor y alma mater del proyecto le dice a Ñ que
“Mar del Plata tiene la infraestructura, los espacios y el clima ideal
tanto para actividades al aire libre como en espacios cerrados, y además
una tradición de vanguardia en el campo de la música, el cine, los mass media,
etcétera, que componen la viga maestra de la sociedad del espectáculo
que caracteriza al mundo digital contemporáneo, sin perder de vista que
Cage es un tipo menos escuchado que versionado y hablado. Pero poco
estudiado e interpretado. Para entenderlo, que no es tan fácil, están
invitados los especialistas Rafael Cippolini y Lux Lindner, que además
traen algunas sorpresas”.
El otro espíritu del Festival, sin
dudas, está encarnado en el diseñador gráfico Mario Gemin, un
marplatense de proyección internacional, que trabajó en Barcelona junto a
Yves Zummermann y América Sánchez; y que en la Argentina diseña libros
para los artistas Jorge Macchi, Ana Gallardo y Matías Duville, entre
otros. Gemin confirma los dichos de Virgili, y agrega que “es un lujo,
una gracia, haber podido conectar con gente que –valiéndose de las
nuevas tecnologías– supo recuperar el espíritu de vanguardia que alguna
vez tuvo esta ciudad. Sería bueno no olvidar que por acá entró la bossa
nova a la Argentina, que en su momento pasaron María Callas, Pier Paolo
Pasolini, Witold Gombrowicz; que acá tuvieron sus casas de veraneo
Victoria Ocampo y su hermana Silvina, esposa de Adolfo Bioy Casares; que
Borges dio una de sus últimas conferencias en la Argentina en el Teatro
Auditorium, que acá vivió una larga temporada Osvaldo Lamborghini, y
que acaso gracias a todo eso, la universidad creció en oferta y
matrículas. Pero es importante remarcar que la vanguardia musical
estricta, estuvo ausente. Bien, ya no lo está”.
¿Y por qué un
homenaje a Cage? Lo dice el manifiesto que se reparte estos días en la
sede y en Buenos Aires, donde se están ensayando todavía algunas piezas:
“¿Por
la contingencia que nos encuentra en su centenario? En buena medida sí.
Pero también por la inspiración que su obra nos ofrece; sembrar la
democracia en el reino del sonido y del ruido, es el inicio de un
reordenamiento de la estética, más cerca de la igualdad, más humilde
también. Después, para tener a tiro sus ideas, que quizás no sean
tantas, y que nos animamos resumir en un intento por consubstanciarnos
(a nosotros mismos y a nuestras creaciones) con el curso de la vida. Y
por la felicidad que su legado perpetúa. Esto no sólo por sus obras:
¡cuántas veces vimos a Cage sonreír en una foto! ¿Una pose? Pensamos que
no. Más bien el entendimiento que la alegría es una ética y una
política. La obra de Cage es un respaldo: el arte es una gracia, como lo
son los mares, las montañas y los pájaros”.
Cage, remasterizado,
si se quiere, por ese inmenso poeta californiano, íntimo de Jack
Kerouac, sobreviviente de una generación diezmada: Gary Snyder, casi la
representación del comunismo de la naturaleza (o de la cultura de la
naturaleza) en una ciudad de fuerte raigambre socialista.
Entre
sus piezas señeras se interpretará, de la mano de la pianista argentina
Haydée Schvartz y el multiinstrumentista y vocalista colombiano Rodolfo
Acosta R., “Four Walls”, de 1944, un dispositivo compuesto en
colaboración con el coréografo Merce Cunningham, cuyo ensayo este
cronista tuvo oportunidad de ver, para su asombro y descubrimiento.
“’Four
Walls’ constituye un ejemplo de minimalismo. Y quizá más que eso. La
propuesta es anticipatoria: un poco antes que el discurso minimal
explotara en la obra de Riley, Reich y Glass, Cage ya había visto el
blanco a la distancia. Arcaica y meditativa (sólo se utilizan las teclas
“blancas” del piano), e interrumpida en el meridiano de su desarrollo
por un solo vocal, esta pieza es parte del repertorio de composiciones
que involucran al silencio como materia de construcción”, cuenta
Virgili.
Otra de las piezas de Cage que se recreará será “Five”,
con Acosta R. como invitado especial, seguido de una serie de
composiciones en esa estela, interpretadas por el colombiano Guillermo
Rendón para “Tremolo tremulante”; Acosta R. otra vez, haciendo
“Laberinto”; el uruguayo Eduardo Fernández, concentrado en “A meditaton
on ‘Sakura’”, y el colombiano Fabián Quiroga, en “Hilo natural”.
Completará el set un ensamble de música contemporánea colombiana
compuesto por los guitarristas Rubén Gómez, Daniel Forero, Alvaro Herrán
y Germán Molano.
La conferencia a cuatro voces “Hacia dónde vamos
y qué estamos haciendo”, que Cage escribió en 1961 para ser leída en un
colegio de Nueva York, tomará una forma “libre”: presentada bajo el
formato de cuatro textos simultáneos, con las voces jugando a manera de
contrapunto, simultáneamente, individualmente, tal cual un formato de
cámara, interpretado por Acosta R., Mariano Losi, Adriana de los Santos y
Virgili.
La performance escénico-musical para 12 bocinas de 12
autos se dividirá en cuatro secciones: “Para doce automóviles”, de
Mariano Losi; “Titilar de luciérnagas metálicas con ilusión de heraldo”
(para doce autos en círculo), de Antonio Zimmerman; “Doce” de Rodolfo
Acosta R.; y “Bocinata ficta”, de Sebastián Bauer. Esto es: doce autos
en círculo, cuatro compositores, y una proclama que interroga al espacio
público desde adentro. Será en Playa Grande, el día del cierre del Festival.
Antes,
el miércoles, en la Plaza del Agua, se interpretará “Acción fugitiva
para 111 bicicletas”, , de Kagel: una propuesta donde 111 ciclistas
prepararon sus rodados con timbres o cornetas de modo tal que entre
todos compongan una masa sonora inédita, basada en la sonata para piano
número 32 en do menor opus 111 de Ludwig van Beethoven. La dirección
será del colombiano Rodolfo Acosta Restrepo, y su asistente, Daniel
Leguizamón.
Lux Lindner presentará “cAGE aGAINST THE machine”
(catamac) como una producción del departamento de Artes
Espaciotemporales del COMARGIN (Comisariado de la Argentinidad
Inmanente) y la excusa, según el performer, “es John Cage, un fenómeno
americano. Un Satie que se encuentra con Walt Whitman”. Lindner dice que
“con catmac aspiramos a una obra autorregulada, sin fisuras, hermética,
neomoderna y sin humor, finamente posdramática. La estructura no es
evidente; es más como un árbol de ideas subordinado a ciertos factores
de orden azaroso. Comprende un entramado de códigos de diferentes
lenguajes que interaccionan: música, danza, dibujos, proyecciones
audiovisuales, fragmentos de textos de Cage, Eric Satie, Marcel Duchamp y
Federico Peralta Ramos.
El jueves habrá una conferencia de Rafael
Cippolini, “Una modestia animal: lección narrativa en un acto y medio;
Raúl Manrupe disertará sobre animación argentina. El viernes, Rodolfo
Acosta, Daniel Leguizamón, el Cuarteto Atemporáneo y Elsa Justel pondrán
en acto un “Conversatorio: Cage hoy”; y el sábado, Lindner, Schvartz,
Gabriel Valverde y Leguizamón hablaran sobre la actualidad de Cage. Ese
sábado se esperan algunas sorpresas, como el resto de los días.
En rigor, Mar del Plata será intervenida
por un grupo de artistas que manejan saberes, técnicas y discursos
heterogéneos pero que sin consentir a los caprichos del mercado no hacen
de su condena más que un acto irónico que les permite aprovechar sus
posibilidades.
Fuente: Revista Ñ Clarín