PRIMERA GRAN RETROSPECTIVA EN EEUU
DEL PINTOR DE ARTE POP ROY LICHTENSTEIN


La obra de Roy Lichtenstein, el gran pintor estadounidense de arte pop, famoso por sus cuadros de imágenes de viñetas de cómic, a gran escala y conformadas por miles de puntos, es objeto en Washington de la primera gran retrospectiva desde la muerte del artista hace 15 años.


Por Fabienne Faur

La obra de Roy Lichtenstein, el gran pintor estadounidense de arte pop, famoso por sus cuadros de imágenes de viñetas de cómic, a gran escala y conformadas por miles de puntos, es objeto en Washington de la primera gran retrospectiva desde la muerte del artista hace 15 años.
La exposición en la Galería Nacional de Arte, que abre este domingo con entrada libre, presenta unas 130 obras, entre pinturas, esculturas y dibujos, algunas emblemáticas, realizadas a lo largo de la prolífica y exitosa carrera del artista fallecido en 1997 a los 73 años.
La exhibición, que se podrá visitar hasta el 13 de enero, viajará luego a la galería Tate Modern de Londres, donde estará desde el 21 de febrero hasta el 27 de mayo, y más tarde al Centro Pompidou de París, donde se instalará una versión reducida del 3 de julio al 4 de noviembre.
Lichtenstein es, "sin duda, el artista contemporáneo estadounidense más conocido junto con Andy Warhol", otro maestro del arte pop, dijo a la AFP Harry Cooper, curador de la exposición.
"No creo que él quisiera ser considerado, ante todo, un pintor estadounidense", agregó. "Es un gran pintor moderno", dijo.
La exposición se inicia con un cuadro icónico del artista, "Look Mickey" (Mira Mickey) de 1961, en el que se ve al famoso ratón de Walt Disney, una imagen estadounidense por excelencia, burlándose del Pato Donald.
En esta temprana obra ya aparece la técnica de los pequeños puntos, marca registrada del artista. Todavía es primitiva; mucho después la mejorará, con rejillas o plantillas a través de las cuales los puntos serán siempre pintados a mano.
Lichtenstein capta imágenes icónicas para centrarse en su forma y "transformar el lenguaje del cómic en una obra de arte", señaló Cooper.
En la exposición se puede ver otra obra célebre, "Wham" de 1963, que muestra a un avión de combate disparando a otro en el aire, con un mínimo de detalle pictórico y una máxima sensación de impacto por la violencia expresada.
Lichtenstein "no condena ni celebra, su actitud es ambigua, como la de Warhol y el arte pop", dijo Cooper. "No se sabe cuál es el tono, cuál es el punto de vista, es parte de la definición del Pop Art, algo así como apartar al artista" de la obra.
La retrospectiva, que ofrece un recorrido temático y cronológico, permite sin embargo descubrir aspectos mucho más ampliamente incomprendidos de la obra del pintor: las hermosas esculturas con acento Art Decó, las pinturas en blanco y negro muy abstractas, los paisajes chinos de puntos pequeños, y las series expresionistas conocidas como "pinceladas".
Lichtenstein, que había cursado estudios de arte y visitó los museos más importantes, sobre todo en Francia durante la Segunda Guerra Mundial, "tenía una gran cultura visual, un conocimiento profundo de la historia del arte", explicó Cooper.
Así, rinde homenaje con sus puntos a la serie de las catedrales de Monet, a Picasso y a los maestros flamencos y sus naturalezas muertas.
En noviembre de 2011, una de las pinturas del artista, "I Can See the Whole Room! ... and There's Nobody in It!" (Puedo ver toda la habitación ...¡y no hay nadie en ella!), se vendió por un récord de 43,2 millones de dólares en Christie's en Nueva York.

Fuente: AFP

UNA OBRA DE RICHTER ESTABLECE UN RÉCORD
EN UNA SUBASTA PARA UN ARTISTA VIVO


El artista Gerhard Richter revisa sus obras de la muestra retrospectiva 'Gerhard Richter: Panorama' en el Centro Pompidou, en París, el 4 de junio de 2012.

Por Joel Saget

Una obra del veterano pintor alemán Gerhard Richter que pertenecía al músico británico Eric Clapton estableció en la noche del viernes en Londres un nuevo récord mundial en una subasta para un artista vivo, al venderse por más de 34 millones de dólares, anunció la casa Sotheby's.
'Abstraktes Bild (809-4)' fue adquirida por 21,3 millones de libras (34,2 millones de dólares, 26,4 millones de euros) al término de más de cinco minutos de pugna entre tres postores anónimos que pujaron por teléfono, precisó la subastadora.
El cuadro superó con creces la estimación más optimista de 12 millones de libras y pulverizó el anterior récord logrado en mayo pasado por el pintor de 80 años con 'Abstraktes Bild (1983)', que se vendió por 21,8 millones de dólares en Nueva York.
También estableció un nuevo récord en una subasta para un artista vivo, que hasta ahora poseía el estadounidense Jasper Johns, con su obra 'Flag', vendida por 28,6 millones por la casa rival Christie's en mayo de 2010 en Nueva York.
El colorido y monumental óleo abstracto ejecutado en 1994 por Richter forma parte de una serie de cuatro obras numeradas 809 del 'catálogo razonado' de este pintor, que acaba de tener una gran retrospectiva en el Centro Pompidou de París.
Clapton había comprado este cuadro junto con otros dos de la misma serie en una subasta celebrada en noviembre de 2001 en Nueva York por un monto global de 3,4 millones de dólares.
En la misma velada, una escultura realizada en 1957 por el español Eduardo Chillida, 'Ikaraundi', se vendió por 1,04 millones de libras (1,6 millones de dólares, 1,3 millones de dólares, mientras que una obra de 1998 de la brasileña Beatriz Milhazes, 'Dança dos reis', fue adquirida por un coleccionista privado europeo por 847.650 libras (1,36 millones de dólares, 1,05 millones de euros).
En total, la subasta de arte contemporáneo y de arte italiano del siglo XX organizada por Sotheby's coincidiendo con la feria londinense Frieze recaudó 60 millones de libras (95,6 millones de dólares, 75 millones de euros).


Fuente: AFP


TODO LO QUE TOCA LO CONVIERTE EN OBRA DE ARTE


Vive en el Delta

Esteban Hernández busca en las calles elementos que pueda intervenir. “Veo algo y pienso qué uso le puedo dar”, dice. Participa de “Maktub Art”, un proyecto junto a los artistas Carlos Páez Vilaró y Clorindo Testa.

En el taller. "Tempe" Hernández, rodeado de sus pinturas.

Por Martina Johansen

Para muchos una ojota o una zapatilla sirven simplemente como calzado. Para otros, en cambio, pueden adquirir un sinfín de significados. Tal es el caso de Esteban “Tempe” Hernández, un artista plástico que hace cinco años eligió las islas del Delta de Tigre como lugar para vivir y Carupá para asentar su taller, donde transforma todo tipo de elementos en obras que tratan de plasmar distintas realidades. Actualmente, además, tiene el privilegio de participar de “Maktub Art”, un proyecto en el que reacondiciona elementos, como muebles antiguos, junto con artistas reconocidos mundialmente como Carlos Páez Vilaró y Clorindo Testa.
A pesar de que se dedica principalmente a crear pinturas y ensambles, Hernández ahora está participando de esta innovadora iniciativa en la cual la gente se acerca con algo que desea modificar para que el artista lo decore según su estilo y deje impregnado su sello característico. “Es un placer ser parte de un proyecto donde participan artistas con una trayectoria tan importante como Páez Vilaró o Testa. Eso motiva mi trabajo porque de alguna forma la intervención personal del objeto pasa a ser una obra colectiva que nutre y le da fuerza al trabajo personal da cada uno”, cuenta el vecino.
“Es una buena oportunidad para darle una forma más fresca a algo serio, como una biblioteca”, afirma. Y agrega: “Es un emprendimiento diferente, que nos permite intervenir un objeto al que alguien ya le dio un estilo. Usamos ese soporte para expresarnos como si fuera un lienzo”.
La diversidad de situaciones que pueden plantearse en sus obras hacen que resulte difícil catalogarlas, aunque “Tempe” asegura que podrían vincularse al expresionismo y el informalismo. “Mi mamá era artista por lo que me crié en contacto con las diferentes corrientes del arte. Con el tiempo crecí y empecé a conocer nuevas cosas. Ahora pinto lo que quiero ver”, relata el artista, de 33 años cuyo referente es el pintor argentino Antonio Berni.
En su taller puede observarse un pequeño acopio de materiales que van desde tarimas y chapas hasta ruedas y tapitas de gaseosas. “Estoy continuamente buscando cosas en la calle. Veo algo y pienso en el potencial que tiene y qué uso le puedo dar”, cuenta “Tempe”.
Sus obras lo llevaron a exponer en diferentes partes del mundo, como España y Perú, entre otros países. “Me da mucha satisfacción que haya gente en México o en Canadá que tiene un cuadro mío en su pared”, afirma el vecino desde el Delta de Tigre. Y va por más: “Planeo seguir pintando y que mis obras sigan viajando por todas partes”.


Fuente: clarín.com

ELBA BAIRON:
INSTALACIONES EN YESO
QUE BUSCAN UNA ESENCIA INQUIETANTE

Se formó en el grabado y en la década de 1990 encontró un nuevo lenguaje en las instalaciones y las esculturas.

En el taller. La artista nació en Bolivia y creció en Argentina. Gerardo dell´Oro

Por Julia Villaro

Una escalera larga y oscura que culmina felizmente en una terraza llena de luz. Cuando entro al taller de la artista plástica Elba Bairon comprendo mejor el mundo de sus esculturas: el blanco que parece alcanzarlo todo, respeta sin embargo, rincones de silencio, de soledad melancólica que pueden conducirnos a un estado sutil de inquietud interior.
El trabajo de Bairon ha sido reconocido una vez más este año, cuando con motivo del 101 Salón Nacional de Artes Plásticas le otorgaron el Gran Premio Adquisición en la disciplina Instalación y nuevos soportes. Su obra Sin título , de 2008 fue realizada en yeso, sobre ladrillos y tabla de madera con esmalte sintético de 80 centímetros por dos metros y medio. Esa es la excusa para intentar entrevistarla, porque nunca permitirá que se la grabe: le tiene fobia a los grabadores.
Entonces: en un territorio como el del arte contemporáneo, donde los límites son cada vez más confusos y las palabras sólo tienen sentido para los entendidos ¿de qué hablamos cuando hablamos de una instalación? Antes que cualquier otra cosa, una instalación es un objeto situado en el espacio del espectador, que busca, al diluir los límites entre el lugar de la obra y el del público, interpelarnos. Muchas instalaciones son transitables o manipulables, el caso es que su sola presencia en nuestro territorio ordinario llama la atención de quien lo transita y con este simple acto, modifica ese espacio para siempre. Las instalaciones de Bairon van más allá. Para ella una instalación es una situación.
Comenzó su carrera artística realizando grabados. No fue, sin embargo, la necesidad de un salto abrupto lo que finalmente la acercó a la escultura y la instalación en la década de los 90. Sabe que un interés por lo corpóreo la habita desde niña. Si dibujar y modelar son para ella el decantar orgánico de un mismo deseo plástico, la instalación le ha servido como territorio de confluencia: espacio, volumen y materia tienen la misma importancia a la hora de generar obra, y todo está supeditado a una idea inicial, una situación disparadora que puede provenir tanto de la literatura como de la vida cotidiana.
El blanco de sus figuras es ambivalente: evoca pureza y al mismo tiempo inquieta; como querer gritar en un sueño y que la voz no salga. El color distrae y tranquiliza y por eso la artista cuenta haber depurado sus figuras de cualquier tonalidad. Sus obras son inquietantes porque buscan la esencia; y la pureza en estado absoluto nos es desconocida.
A Bairon no le gustan las entrevistas. Prefiere que sus obras hablen por ella. Su discurso tiene el lenguaje del yeso. No hay rigor de grabador, sólo una charla amable; es mejor soltar y dejar el misterio al misterio: aquello que en cada uno de nosotros da vida a sus obras, ninguna palabra lo arrancará al silencio.


La Paz, Bolivia. Artista plástica.

Desde 1967 vive y trabaja en Buenos Aires. Se formó en grabado y litografía. Realizó exposiciones individuales y colectivas en Argentina, Puerto Rico, Japón, Italia y España, entre otros países. Obtuvo el Premio del Salón Nacional de Grabado para extranjeros en dos ocasiones, la beca del Fondo Nacional de las Artes y el Premio de la Bienal de Arte de Bahía Blanca.

Fuente: clarin.com

VIVIR EN BABEL


                                                                                                                     Pieter Brueghel, El Viejo. Escuela Flamenca, 1525-1569. 'La Torre de Babel', 1563

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     Sólo basta con combinar un “tour de propietaire” a esa inacabable caja de sorpresas que es la casa de Eleonora, mezcla rara de tienda berebere de campaña, sotobosque amazónico, mercado persa pre-Khomeini, invernáculo inglés victoriano, bambalina del Teatro alla Scala de Milán, feria de pájaros de Pompeya y fondo del Mar de las Antillas.
Es inútil tratar de averiguar con precisión de dónde vienen tantas presencias, tantas evocaciones, tantas alusiones e historias: de Bali o del Sahara, de la Provence o Machu Picchu, de Beverly Hills o Pehuajó, de Marrakech o Hong Kong, del Tigris o del Éufrates o de la mismísima Mesopotamia por
ellos delimitada.
Quizás movida por inquietudes ancestrales de normandos exploradores establecidos desde casi siempre en la verde Irlanda, quizás debido a ese particular sello llegado desde Guillermo el Conquistador hasta los vastos ponientes de su entrañable y pampeana General Pico de adopción o a lo mejor por tener un espíritu compulsivamente nómade, trashumante.
Quizás por esos inevitables destellos germanófilos heredados de la Leipzig de Bach, de Mendelssohn y de Wagner a través de su familia política, propietaria de afamados viñedos en Bingen, sobre el Rhin.
O quizás de todos a la vez, en dosis cuidadosamente estudiadas y aplicadas con artesanal paciencia digna de la Gran Muralla China, con intuición de pitonisa, dedicación obsesiva y alquimia pura, propia, personal.
Viajera incansable, sensible, atenta, sagaz cazadora de objetos a quien a la vuelta de sus viajes por lo general sólo le queda una variante para ser llevada desde Ezeiza a su casa: ¡un camión de mudanzas!
Esas cajas de Pandora que son las casas de Eleonora - salió así sin la mínima intención de hacerlo en verso - son sólo posibles cuando todos esos elementos tan dispares están ligados por su singular personalidad y su osadía sin par.
Eleonora se resiste a hacer casas argentinas convencionales.
Sus casas, esas multifacéticas régies, son verdaderas torres de Babel decorativas.
Tiene Eleonora esa cuota de coraje que hace falta para llegar a lo genial.
Tiene fantasía. Y sus casas expresan su mundo. Su mundo, es el mundo de la fantasía.
Eleonora es, además de ambientadora, como suele autodefinirse, alquimista por naturaleza.
Mezcla y bate sin inhibiciones y le salen cosas como lo que documentan estas fotos: un cóctel inaudito donde cada elemento tiene una marcada intencionalidad, donde ningún accesorio tiene la condición de accesorio, donde todo es alevosamente cuidado y premeditadamente buscado, aunque ella pretenda disimularlo de una y mil maneras.
Mezcla y bate personas y personajes - ella misma es uno – en fiestas memorables por lo insólitas, divertidas, insospechadas.
Es también una consumada cocinera: mezcla, bate y dispone en bowls de porcelanas orientales traslúcidas deliciosos ingredientes multicolores – caviares rusos, negros y rojos, rosados salmones ahumados, hispánicas alcaparras – que a elección de sus huéspedes poblarán sus ya célebres blinis, a los que prepara con devoción benedictina y sirve con un riquísimo vodka casero.
Eleonora siempre busca seducir, sabe hacerlo y lo logra.
Es imposible resistirse. Como la hechicera de una tribu, mezcla y mezcla. Muebles, adornos, objetos de arte; invitados y potajes fantásticos. Ella goza al ambientar. Goza al cocinar. Goza al recibir. Goza plenamente con todo y éso se nota.
Todas sus ambientaciones, fiestas y manjares son verdaderas puestas en escena con un común denominador: el amor con que están hechos y el indeleble estilo de su calidez única y su inconfundible toque personal. Sacuden los sentidos. Podrán gustar o no, pero de lo que no cabe ni un ápice de duda es de que nos será imposible permanecer indiferentes.

                                                                                                                                                                  Pedro L. Baliña
                                                                                                                                                                         Buenos Aires, 1995

TURQUÍA, TRAS LOS MUSEOS DEL MUNDO

Turquía exige la devolución de tesoros que fueron hallados en excavaciones en su territorio y hoy se exhiben en diferentes partes del mundo. Los museos reaccionaron y acusaron al país de "chantaje cultural".  

Por DAN BILEFSKY - The New York Times / Estambul

La enérgica campaña que desarrolla Turquía en reclamo de antigüedades, que según sostiene le fueron robadas, derivó en la reciente devolución de una antigua esfinge y de muchos tesoros del rico pasado de la región. Pero también ha generado críticas por parte de algunos de los museos más grandes del mundo, que califican la campaña de chantaje cultural.
La última medida de los funcionarios turcos fue presentar este verano (boreal) una protesta ante el sistema judicial de su país en la que solicitan se investigue lo que señalan fue la excavación ilegal de dieciocho objetos que se encuentran ahora en la colección Norbert Schimmel del Metropolitan Museum of Art de Nueva York.
Los funcionarios turcos recordaron que el año pasado el director general de museos y patrimonio cultural de Turquía, Murat Suslu, había dado un sorprendente ultimátum a los funcionarios del Metropolitan: que presentaran pruebas de la procedencia de antiguas esculturas y vasijas doradas porque, de lo contrario, Turquía podría suspender el préstamo de tesoros.
Turquía dice que ya se ha instrumentado la amenaza. "Sabemos que todos los objetos que están en el Met son de Anatolia", la región turca conocida por sus antiguas ruinas, dijo Suslu, que es arqueólogo. "Sólo queremos que nos devuelvan lo que es nuestro".
Los intentos de Turquía han desencadenado un debate internacional sobre la propiedad de las antigüedades luego de siglos de fronteras en movimiento. Museos como el Met, el Getty, el Louvre y el Pergamon de Berlín dicen que las tácticas de Turquía ponen en peligro su misión de exponer tesoros artísticos globales.
Los directores de museos afirman que el intento de repatriación busca modificar prácticas aceptadas, como una convención de la Unesco que permite a los museos adquirir objetos que se encontraban fuera de su país de origen antes de 1970.
Si bien Turquía ratificó la convención, ahora cita una ley de la era otomana de 1906 ­que prohibía la exportación de objetos­ como base para hacer sus reclamos.
Egipto y Grecia han planteado demandas similares, e Italia convenció al Met de devolver en 2006 una antigua vasija conocida como la Vasija de Eufronios.
Pero las enérgicas tácticas de Turquía han generado alarma en los museos. Los funcionarios locales se niegan a prestar tesoros, retrasan la autorización de excavaciones arqueológicas y critican públicamente a los museos.
"Los turcos impulsan la polémica y una política desagradable", dijo Hermann Parzinger, presidente de la Fundación Patrimonio Cultural Prusiano, que supervisa el Pergamon. "Deberían cuidarse de hacer acusaciones morales cuando sus museos están llenos de tesoros robados" que adquirieron los otomanos durante los siglos que gobernaron partes de Oriente Medio y el sudeste de Europa, declaró.
Un ejemplo es un valioso sarcófago destinado a Alejandro Magno que se descubrió en Sidón, El Líbano, en 1887, y en la actualidad se encuentra en el Museo Arqueológico de Estambul. Suslu dijo que el sarcófago es propiedad legal de Turquía porque se lo había excavado en territorio que en aquel momento pertenecía al país.
La campaña turca, sin embargo, ha tenido un éxito notable. El Pergamon aceptó el año pasado devolver una esfinge de tres mil años de antigüedad del imperio hitita que, según sostenía Turquía, se había trasladado a Alemania en 1917 para su restauración.
En septiembre de 2011, el Museo de Bellas Artes de Boston devolvió la mitad superior de una estatua de 1.800 años, "Heracles cansado".
A los efectos de presionar al Met, los funcionarios turcos declararon que se habían negado a hacer préstamos para una exposición del museo de este año.
El Met negó que le hubiera pedido a Turquía piezas para la muestra. Su director, Thomas P. Campbell, señaló que el Met consideraba que Norbert Schimmel había adquirido de forma legal los objetos que reclamaba Turquía en la década de 1960, antes de donarlos al museo en 1989, por lo que se inscribían en el acuerdo de la Unesco. "Si surgen pruebas de que los objetos fueron producto de excavaciones ilegales o de saqueos, analizaremos el tema caso por caso", dijo Campbell.
Agregó que el argumento de que siempre había que devolver los objetos a su país de origen era dudoso. "Estamos celebrando la cultura turca", afirmó, "y son las grandes exposiciones en Londres, París y Nueva York las que alientan a la gente a visitar Turquía y explorar su patrimonio cultural en lugar de limitarse al sol y la playa".
Suslu, por su parte, declaró que nada justificaba el robo.

Fuente: Revista Ñ Clarín

YELLOWISM, EL MOVIMIENTO ARTÍSTICO QUE DESTRUYÓ UNA PINTURA DE ROTHKO PARA "APROPIARSE" DE ELLA

Para impulsar su propia corriente artística, un dúo de polacos el domingo pasado pintó una pintura clásica de Mark Rothko que exhibía la Tate Modern de Londres. Uno de ellos está detenido y clama su inocencia: "Yo no soy un vándalo", dice.


Por Marcela Mazzei

El domingo pasado, un hecho violento sacudió las agencias de noticias y cerró la galería Tate Modern de Londres. Un joven visitante que había estado un rato observando los murales de Mark Rothko, se acercó a Negro sobre marrón y con una brocha con pintura negra escribió sobre la pintura en un área pequeña: “Vladimir Umanets, una posible pieza de Yellowism”. Por supuesto que el sospechoso, que salió rápido de la galería de arte contemporáneo más visitada del mundo –que recibe 4,7 millones de personas al año y tiene entrada gratuita– fue y continúa detenido. Y la búsqueda de las motivaciones del delincuente, casi un género narrativo en sí mismo, enseguida guió a los observadores a esa extraña palabra: ¿qué significa Yellowism? ¿Por qué alguien cometería ese acto brutal en su nombre?
"Algunos piensan que estoy loco o que soy un vándalo, pero mi intención no era destruir la pintura", dijo el detenido Wlodzimierz Umaniec, el joven polaco de 26 años conocido también como Vladimir Umanets, que dice ser estudiante de arte y uno de los fundadores del Yellowism (algo así como Amarillismo). "Yellowism no es arte, y tampoco está en contra del arte", le aclaró Umanets al Telegraph británico el unes. "Es un elemento de la cultura visual contemporánea. No es un movimiento artístico. No es arte, no es la realidad, es sólo Yellowism. La diferencia principal entre Yellowism y el arte es que en el arte hay libertad de interpretación, en Yellowism no hay libertad para interpretar, todo se trata de Yellowism. Eso es todo".
Grandilocuente y fundamentalista, su discurso no conformó a los que seguían detrás de las motivaciones: por qué alguien escribiría una suerte de etiqueta o tag graffitero sobre una pintura de 8000 dólares sin ningún remordimiento. Umanets admitió haberlo pintado pero negó que su intención fuera dañar el mural del artista de origen ruso que a los diez años emigró a Estados Unidos y llegó a convertirse en uno de los referentes del expresionismo abstracto.
Entonces aparecieron algunas pistas. Yellowism tiene un sitio web, un canal en Youtube y una página de Facebook. El movimiento –o como sea que se llamen a sí mismos– al parecer comenzó el 15 de noviembre de 2010 en Giza, Egipto, donde el dúo formado por Umanets y su compañero Marcin Lodyga inauguró su primera exposición, Flattened to Yellow, en una galería de 15 Damasco Street. En fotos de la exposición se puede ver una habitación pintada de amarillo con las palabras "Jamon Jamon" pintado en una pared (el nombre de una de las primeras películas de Penélope Cruz). El subtítulo de la muestra, "Natalia Vodianova Cámara Yellowistic", en referencia a una top model rusa, los revela mundanos.
Unos cuantos manifiestos después, se llega a entender que un objeto o una obra de arte que participa en una exposición de Yellowism pasa a formar parte del movimiento; y lo mismo sucede cada vez que firman una obra con el nombre del movimiento. No importa de qué obra se trate. La significación que tenía hasta entonces, hasta convertirse en un trabajo de Yellowism, desaparece. Así sea parte de la serie "Seagram", realizada por encargo por Rothko en los años 60 para el hotel Four Seasons de Manhattan (donde nunca se instaló) y valuada en 80 millones de dólares.
Para algunos, Yellowism es una actualización del Situacionismo y del arte de la apropiación. Para otros, en todo caso, una actualización equivocada, violenta y aborrecible. Mientras que Duchamp se apropió de un urinario y, con su firma, creó una obra de arte, Umanets cree que cualquier obra de arte existente se puede transformar en una obra de Yellowism añadiéndole su propia firma. "Yo no soy un vándalo", le juró al Telegraph. "En Yellowism, todas las interpretaciones posibles se reducen a una, se igualan en el amarillo".
No One Lives Forever se llamó la tercera exposición del grupo, en mayo de 2001 en una antigua fábrica de cerveza en Londres. Tiene una web propia, donde se lee que entre los artistas participantes estuvieron Damien Hirst, el artista polaco Miroslaw BalKa y el diseñador Neville Brody. Una pieza de jazz suena mientras el usuario permanece allí. En alguno de los videos, los socios se pasan un rato pintando una sala de galería de amarillo; en otros, comen en un McDonald’s.
Si dentro del ámbito del arte el vandalismo es la transgresión final, donde los vándalos oscilan entre la fascinación y la repugnancia, que haya sido una pintura de Rothko para muchos es una afrenta grave. En Houston está la Capilla Rothko, un santuario para la gente que cree en Dios o simplemente en Rothko; mirar sus pinturas es una experiencia espiritual para muchos de sus seguidores. Uno, muy enojado, escribió en el muro de Facebook de Yellowism: "Felicidades, la próxima vez que vaya a una galería y tenga que ver arte a través de una vitrina de acrílico o tenga a un guardia de seguridad respirándome la nuca, destruyendo toda intimidad que se pueda tener con una pieza de arte, ya sé a quién le voy a agradecer”.

Fuente: Revista Ñ Clarín