ESTAR AHÍ



“Violencias”, el nuevo libro de Eduardo Longoni, retrata la crudeza de la política argentina de los últimos 33 años.

El reportaje fotográfico fue muchas veces denostado. No sólo por quienes privilegiaron desde las artes plásticas una visión romántica de la fotografía, sino también por muchos fotógrafos que se acoplaron a esa mirada rancia. Para algunos, el contacto del fotoperiodismo con la realidad tiene demasiado olor a mundo para permitir su entrada en las esferas perfumadas del arte. Su proximidad con la pólvora y con la historia pareciera impedir desde el vamos su entrada en esos terrenos celestiales. Pero ese “estar allí” es, quizás, la esencia misma del fotoperiodismo. Y, tal vez, de toda la fotografía.
Sabemos que, “estar allí” calmó muchas noches las pesadillas de los hijos y dio también sentido a la ontología de Heidegger; que confirió veracidad a los relatos épicos más extraordinarios y dio calor a las manos de nuestros padres mientras partían. Que “estar allí” alimentó las filosofías positivistas y ahuyentó con su ladrido a tiempo los fantasmas de la locura. Y que hay una sensación de orgullo encerrada en la frase “estuve allí” y de melancolía irrefrenable en aquello de “si hubiera estado allí...”. 

VIDELA. En misa, 1981.  (Eduardo Longoni)
VIDELA. En misa, 1981. (Eduardo Longoni)
Pero, a veces, ese “estar allí” sucede al borde mismo de la historia. Cándido López, por ejemplo, “estuvo allí”, en medio de la batalla de Curupaytí, donde perdió una mano tratando de inmortalizar la guerra con sus diminutos guerreros de lápiz. Estuvo allí De la Cárcova, a los veintisiete años, conmovido por un obrero sin pan y sin trabajo, y también Berni revolviendo los desechos oxidados junto a la laguna donde creció Juanito.
Con artilugios más modernos, y para hablar ya de fotógrafos, “estuvo también allí” Benito Panunzi registrando cómo se izaba la nueva Buenos Aires, Walter Roil relatando la construcción de la Patagonia y Grete Stern testimoniando la marginación de los tobas en el Chaco. Violencias, el último libro de Eduardo Longoni, es una suma extraordinaria de muchos “estar allí”. A medida que se avanza en las páginas del libro crece el asombro de que haya sido sólo un fotógrafo quien registró todos esos hechos. Pero ese estupor se agiganta aún más cuando uno cae en la cuenta de que esos sucesos fueron fotografiados en su momento, desde la misma perspectiva con que hoy los vemos. 

MALVINAS, 2007. Restos de una manta de campaña.  (Eduardo Longoni)
MALVINAS, 2007. Restos de una manta de campaña. (Eduardo Longoni)
Es que Violencias atesora una secuencia de tacles a diversos instantes de nuestra historia reciente, realizados en el momento justo en que cobraban dimensión de futuro.
Las crudas fotografías de este libro de Eduardo Longoni resumen gran parte de la esencia de la historia política Argentina de los últimos treinta años. Mientras uno las mira, comienza a preguntarse si su fotografía de las decenas de cabezas de militares idénticas, repetidas hasta el infinito, no explica mejor que ninguna otra cosa la visión única, monolítica e infantil de la dictadura.
Si esa imagen tomada durante el copamiento al regimiento de La Tablada, en la cual un joven se rinde minutos antes de haber sido fusilado en secreto, no es el espejo procaz y extremo de otras mentiras a las que somos tan afectos los argentinos. Si la fotografía de Martínez de Hoz en la que asemeja una Barbie endemoniada no es el retrato exacto de las baratijas que recibimos durante el desguace económico de la Argentina en esos años. O, si la fotografía de una madre tirando flores sobre la superficie del Río de la Plata al que una vez fue lanzado su hijo no terminará siendo, antes o después, nuestra Pietá sudamericana.  

ESVASTICA. En El Pozo, centro de detención clandestina. (Eduardo Longoni)
ESVÁSTICA. En El Pozo, centro de detención clandestina. (Eduardo Longoni)
Hace años, en un festival de fotografía en Venecia, Arnold Newman me contó que había aceptado realizar su famosa fotografía de Alfried Krupp sólo después de haberse asegurado que el descarnado esclavista de Essen había admitido ser retratado por él como un demonio. Eduardo Longoni fue más valiente que Newman. Porque su trabajo fue realizado sin permiso.
Hay quienes tienen esa capacidad de detener la historia para que otros podamos observarla luego, en detalle. Algunos fotógrafos –pocos– poseen una clarividencia en el dedo índice que los hace capaces de disparar sus cámaras y congelar los sucesos de la vida en el momento justo en que adquieren entidad de historia. Pero, para eso, hay que “estar allí”. Como estuvo Eduardo Longoni.
Tengo que confesar que, a esos fotógrafos, siempre les tuve envidia.
CABEZAS. Retrato del periodista asesinado en 1997.  (Eduardo Longoni)
CABEZAS. Retrato del periodista asesinado en 1997. (Eduardo Longoni)

 

Fuente: Revista Ñ Clarín

UN VÁNDALO DESTROZA UN PICASSO
EN UN MUSEO DE HOUSTON



La obra de Pablo Picasso "Femme dans un fauteil rouge" antes de la agresión.

Detalle de la agresión a la obra de Picasso y el agresor ejecutándola.

Según muestra un video subido a YouTube, un hombre «atacó» una obra de Picasso la pasada semana en la prestigiosa Menil Collection de Houston. El individuo pulverizó con spray la obra del genial pintor «Mujer en un sillón rojo» (1929), en la que reprodujo la palabra Conquista» tras dibujar a un torero y un toro.
El director de comunicaciones del museo, Vance Muse, dijo al «Houston Chronicle» que la obra fue trasladada de urgencia al laboratorio de conservación de la pinacoteca, donde el jefe de conservación, Brad Epley, comenzó rápidamente su reparación.
El vándalo, que huyó del edificio y aún no ha sido identificado, fue pillado in fraganti por un trabajador de la Menil que grabó su acción con el móvil y el vídeo apareció en YouTube el mismo día. Además, el acto de vandalismo fue registrado por las cámaras de seguridad de la institución, por lo que la policía trabaja ya en su arrestro.

Buen pronóstico

De hecho, según confirmó el portavoz de la Policía de Houston al «Houston Chronicle» está siendo investigado como un caso de conducta criminal. Asimismo, la cadena KPRC-TV entrevistó a un hombre que dijo ser quien grabó la acción con su teléfono y aseguró que se enfrentó al vándalo antes de abandonar el museo. El testigo aseguró que el hombre se identificó como un artista que buscaba honrar la obra de Picasso.
Gracias a la celeridad con que actuó el museo, la pintura, una de las nueve de Picasso propiedad de la Menil, tiene «un pronóstico excelente» y forma parte de la colección desde 2009. El Menil también posee 14 dibujos, una escultura de terracota y más de cien ilustraciones de Picasso.


Fuente texto: abc.es

LAS SUBASTAS DE LONDRES
ESTRENAN TEMPORADA CON OPTIMISMO


Dos empleados de la casa de subastas Christie's frente a la obra 'Baigneuse' del francés Pierre-Auguste Renoir, en la sede de Christie's en el centro de Londres, el 15 de junio-

Por Claudia Rahola

A pesar de la crisis económica, el mercado del arte goza de una salud de hierro, como quedó ampliamente demostrado con los récords establecidos el mes pasado en Nueva York, y Londres espera seguir beneficiándose de su dinamismo en las tradicionales subastas veraniegas.
El maratón comienza esta semana con las ventas de arte impresionista y moderno, que tendrán como grandes protagonistas a cuadros de Joan Miró, de Auguste Renoir y de Pablo Picasso, a las que seguirán hasta principios de julio las de arte contemporáneo y de grandes maestros.
"En un mundo donde las bolsas han caído en picado y las economías se han hundido, entre las pocas cosas que han subido consistentemente son las paletas de los postores en las grandes casas de subastas", afirmó este lunes el diario The Times en un editorial.
Sotheby's será la encargada de abrir el martes el telón con una puja encabezada por el óleo 'Pintura (Estrella azul)' del español Joan Miró, estimado en entre 15 y 20 millones de libras (18,4-24,5 millones de euros).
El propio Miró (1893-1983) consideraba esta tela de color azul intenso que pintó en 1927 como uno de los cuadros "clave" de su producción artística.
La obra, procedente de la colección del gran mecenas francés André Lefèvre, pasó 40 años en una caja fuerte antes de ser vendida en 2007 por 11,6 millones de euros en una subasta organizada en París.
Tras el éxito de la importante retrospectiva del pintor catalán presentada en el último año en Londres, Barcelona y Washington y sus recientes resultados en el mercado del arte, Sotheby's espera obtener un buen resultado.
Según Helena Newman, directora del departamento de arte impresionista y moderno de Sotheby's, las obras de Miró de este periodo "son sumamente modernas, eternas y tienen un atractivo universal, que es precisamente lo que buscan los coleccionistas internacionales actuales".
Una pintura-poema surrealista de Miró, 'Le corps de ma brune...', estableció en febrero un récord mundial para el artista al venderse por 16,8 millones de libras (26,5 M de dólares al cambio de entonces) en una subasta organizada en esta capital por su rival Christie's.
Además del Miró, Sotheby's pondrá bajo el martillo durante esta velada un 'Hombre sentado' ejecutado por Pablo Picasso (1881-1973) en 1972, estimado en hasta 9 millones de libras (11 M de euros).
Al día siguiente, la casa Christie's ofrecerá al mejor postor una 'Bañista' pintada en 1888 por el francés Auguste Renoir (1841-1919) y considerada una de las más bellas ilustraciones de su tema favorito, por un precio estimado en entre 12 y 18 millones de libras (14,9-22,4 M de euros).
La obra, que perteneció a varias colecciones importantes, no ha vuelto a salir al mercado desde 1997, cuando se vendió por 20,9 millones de dólares, que es todavía el récord mundial para un desnudo del pintor francés.
Christie's también pondrá bajo el martillo un Picasso tardío, el monumental 'Mujer con perro' de 1962, que representa a su segunda esposa Jacqueline Roque con su lebrel afgano Kabul, con un estimado máximo de 9 millones de libras (7,4-11,2 M de euros).
Del artista malagueño pero de otro periodo se subastará asimismo 'Femme Assise' (1949), una colorida celebración del milagro del nacimiento, con una estimación alta de 7,5 millones de libras (11,5 M de dólares, 9,3 M de euros).
Ninguna de estas obras debería acercarse sin embargo sobre el papel al precio logrado el 2 de mayo en Nueva York por una versión de 'El grito' del pintor noruego Edward Munch ofrecida por Sotheby's, que con casi 120 millones de dólares se convirtió en la obra más cara jamás vendida.
Giovanna Bertazzoni, directora del departamento de arte impresionista y moderno de Christie's, admite las dificultades que tienen las casas de subastas para saciar el actual apetito de los coleccionistas.
"Hay un hambre de compra a nivel mundial que es increíble", dijo a AFP. "Es difícil producir ventas extraordinarias cada tres meses".
Sin embargo, a pesar de todo, obras que no habían vuelto a verse en décadas continúan emergiendo. "Si hay maravillas que salen de las colecciones internacionales, es porque es el buen momento para vender", agrega.

Fuente: AFP

IRONÍAS DE UN HOMBRE ILUSTRE


Partiendo siempre de experiencias de su vida, Alfredo Benavídez Bedoya crea una obra potente, narrativa, plena de humor ácido y cuestionadora del poder.

Por Cristina Civale

Cuando la pareja formada por la curadora Linda Veroni y el artista visual Ral Veroni concibió en 2010 su galería Mar Dulce, un espacio de dimensiones estrechas, pensaron a lo grande. Su apuesta fue firme más allá de cualquier tendencia probadamente exitosa: se dedicarían a la exhibición de obras de pequeño y mediano formato –especialmente dibujos y grabados y, en menor medida, pintura y fotografía–, además de poner algunas fichas en libros de artista y objetos creados por rioplatenses de todos los tiempos.
Este recorte en el soporte, los destaca del resto de las galerías que pueblan Palermo. Desde su propio gusto personal, abrieron un abanico que estaba entornado y fueron dando espacio en sus paredes a obras con menor visibilidad, a soportes subestimados y lograron, a su vez, ensanchar la mirada de los amantes del arte ofreciendo una propuesta refrescante y sólida.
En estos días presentan El ilustre de los desvaríos, una muestra-instalación formada por trece grabados de Alfredo Benavídez Bedoya, un artista que tenían fichado desde antes de abrir sus puertas. Así lo afirma Ral Veroni: “Cuando abrimos la galería en 2010, Linda y yo habíamos pensado en exponer a Alfredo. Su obra no nos gusta sólo a nosotros: le gusta a la gente que nos visita. Para mí, Bedoya se ha vuelto desde hace tiempo un clásico del arte argentino pero clásico en el mejor sentido de la palabra, no en el sentido de aburrido o muerto. Su obra se reconoce a la distancia, a cien metros se puede decir ‘ese es un Bedoya’. Por otro lado, dentro de la solidez de su estilo, su obra es dinámica, tiene variedad, narración abundante, es ácida y potente”.
En una pared lateral están montados, como armando un laberinto, los trece grabados donde se destacan los temas recurrentes en la obra de Bedoya: el mundo castrense, los árboles salvadores, cuerpos enroscados como sosteniéndose, haciendo equilibrio, soportando el propio peso de la existencia. En cada obra se intuye la tensión de los elementos que la conforman, una lucha de partes; en cada obra, también, puede apreciarse como la metáfora de un laberinto o un tramo de él, un camino del que hay que salir, irse fuera del cuadro.
Es el propio artista quien confirma que el laberinto es una de sus obsesiones así como también el poder que refleja en sus series de militares y de otro modo en sus árboles-refugio, donde van a preservar su vida los amenazados por la naturaleza presente en la obra o por un perseguidor que se adivina fuera de ella.

DOS UNIDADES DE CABALLERIA MONTADAS EN MULAS EXTENSIBLES. 1994, linografía 30 x 80 cm.
DOS UNIDADES DE CABALLERIA MONTADAS EN MULAS EXTENSIBLES. 1994, linografía 30 x 80 cm.

Bedoya forma parte de una familia de poetas y militares que se presumen ilustres. El artista es hijo de un marino cuya mayor obsesión fue que su primogénito estudiase en el Liceo Naval y así fue. El deseo del padre se cumplió, Bedoya se recibió entre uniformes castrenses pero poco antes fue degradado por falta de actitud militar: nunca llegó a ser un oficial.
Toda una suerte para él, ya que nada de eso le interesaba. Pero la experiencia militar y el mandato firme del padre al que no pudo negarse, todavía atraviesan su obra donde el autoritarismo, con sarcasmo e ironía, vuelve una y otra vez. Es notable su obra donde tres soldados marchan portando un tenedor. ¿O el tenedor los pincha y los atrapa? La tensión no sólo se da en los objetos sino en las interpretaciones que puede derivarse de cada uno de los grabados expuestos.
En esta ocasión se trata de grabados al linóleo, una técnica similar a la xilografía, en la que en vez de grabarse las imágenes sobre madera, se graban –y luego se imprimen en papel– con este material como soporte. El linóleo se aplica para revestimientos de pisos y está hecho de un material producido con aceite solidificado, polvo de corcho reconstituido, goma, resina y materias colorantes, que se sustentan en una base de tela de yuste. Bedoya logra con esta técnica detalles muy finos en cada uno de sus estampados monocromos y busca narrar con humor cada situación que presenta porque –dice él mismo– “sin humor no se puede hacer nada”. Así, imagina personajes y situaciones de un relato que primero sucedió en su vida. “Nada de lo que se ve en mis obras queda fuera de mis vivencias. Está primero la presencia de un hecho y luego la representación”.
La obra de Bedoya es literalmente inmensa y se extiende también a la escritura, al dibujo, a la ilustración de libros y a la creación de libros de autor.
Más allá de la instalación expuesta, “la punta de un iceberg –dice Veroni–, tenemos más obra en la trastienda. En ellas se termina de apreciar la inmensidad de su mundo creativo en el que hay alusiones a la política, a la situación económica del país, a la educación, al peronismo y al arte”.
En la instalación expuesta en Mar Dulce la obra de Bedoya, ilustre-ilustrador –de allí el juego de palabras con que se la nombra– se pueden apreciar las elucubraciones de una mente ávida y cuestionadora. “Siempre estoy en contra de quien tiene el poder –afirma el artista–, es un estilo de vida esto de oponerme”.
¿Anarquía? Sí en la operación de pensar, no en las obras que muestran cada vez una búsqueda sostenida y lograda de equilibrio.

FICHA
Alfredo Benavídez Bedoya
El Ilustre de los Desvaríos

Lugar: Galería Mar Dulce (Uriarte 1490).
Fecha: Hasta el 30 de junio.
Horario: martes a sabados, 15 a 20.
Entrada: gratis.


Fuente: Revista Ñ Clarín

CONCIERTO DE CAPILLA DEL SOL,
EL CONJUNTO RESIDENTE
DEL MUSEO DE ARTE HISPANOAMERICANO
'ISAAC FERNÁNDEZ BLANCO', EN EL TEATRO COLÓN


El pasado domingo 10 de junio, Capilla del Sol brindó un magnífico y emotivo concierto a sala llena en el recinto musical más importante de la Ciudad de Buenos Aires y de la Argentina: el Teatro Colón.

El Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco agradece especialmente al público que llenó el Colón acompañando calurosamente a su conjunto de música residente en un concierto de lujo que constituyó un merecido e importante reconocimiento a su trayectoria, a la jerarquía de sus músicos y al repertorio de música barroca americana.
Felicitaciones a Capilla del Sol y nuevamente, muchas gracias a todos.

CON 105 AÑOS,
MURIÓ EL FOTÓGRAFO
QUE REGISTRÓ CÓMO CRECÍA BUENOS AIRES


Con mirada precisa, mostró cómo la aldea se iba convirtiendo en una gran ciudad.

La amada cámara. Horacio Coppola cuando estaba cumpliendo 105 años, en julio del año pasado.
Por Bárbara Álvarez Plá
Bárbara Álvarez Plá

Ochenta años como fotógrafo le dieron a Horacio Coppola el tiempo suficiente como para ver, y retratar, casi todo el Siglo XX.
Por su lente pasaron los más famosos rincones de Buenos Aires, la ciudad en la que nació, y en la que murió ayer, a la edad de 105 años. Y lo hizo en uno de esos días grises en los que la niebla desdibuja los bordes de los edificios porteños, como regalándole un último escenario para una fotografía más.
Nació un 31 de julio de 1906, en una familia acomodada de inmigrantes italianos dedicados a la artesanía, que le transmitieron el gusto por las artes, así como la capacidad de observar la realidad y reflejarla sin artificios. Interesado en el cine, en 1929 fundó el primer Cine Club de la ciudad, y más tarde filmaría varios documentales. 
“Yo nunca fui un hombre de café, me gustaba la calle, siempre fui un mirón ”, diría años más tarde.
Los artistas e intelectuales del momento componían su círculo más íntimo, entre ellos Borges, para el que hizo las fotografías que aparecieron en la primera edición de la obra Evaristo Carriego , en 1930.
Viajó por el Viejo Continente, observando los cambios de comienzos de los años 30, retratando las grandes metrópolis y acercándose a las vanguardias, algo que traería consigo a su vuelta a Buenos Aires, en 1936. Vendrían con él, además, su primera mujer, la fotógrafa alemana Grete Stern y su cámara Leica. Es entonces cuando comienza a fotografiar la ciudad, por encargo de la Municipalidad. Ese trabajo culminaría en su libro Buenos Aires 1936 , obra que le dio difusión y reconocimiento y que, para el historiador de la fotografía Abel Alexander “es uno de los primeros fotolibros de la Argentina”.
Aunque en 1969 realizó una importante muestra retrospectiva en el Museo de Arte Moderno, que iría después a varias ciudades estadounidenses, en los años 70 pasó desapercibido. Serían los 80 el momento en que se empieza a valorar su obra, cuando fue invitado desde Zurich a participar en una muestra de fotografía latinoamericana.
En 1985 recibió el Premio del Fondo Nacional de las Artes, y en 2005 llegó a las ferias de arte más importantes de España (ARCO) y Buenos Aires (arteBA).
Al año siguiente, el Malba hizo una retrospectiva de su trabajo. Ya para entonces, era “ciudadano ilustre” de la Ciudad. Una ciudad que con su cámara recorría solo y acompañado, de día y de noche: la calle Corrientes, la Boca, las luces de la noche porteña, como quien le busca el espíritu.
“Coppola fue el documentalista que registró Buenos Aires en su límite entre la gran aldea y la gran urbe”, señala Alexander.
Sus restos descansan, desde la tarde de ayer, en el cementerio Jardín Paz de Pilar.


Fuente: clarin.com

EL PASAJE RIVAROLA EN EL ESPEJO

Secreta Buenos Aires

Fue construido en 1926 entre las calles Mitre y Perón por una empresa de seguros, y es una joyita de la Ciudad.

Simetría. Los edificios de ambas aceras son idénticos
Por Eduardo Parise

Hasta 1957 se lo conocía como Pasaje La Rural. Es que todos los edificios de sus escasos cien metros de extensión eran propiedad de la compañía de seguros que, desde 1894, llevaba ese nombre. Tenía lógica: la empresa era la que había encargado la construcción de los ocho edificios para alquiler. Pero lo más llamativo en ese limitado paisaje porteño no está en su extensión ni en que corta una manzana de la Ciudad, sino en la simetría de su imagen: como si fuera un espejo, todos los edificios de una acera son exactamente iguales a los de la de enfrente.
Construido entre 1924 y 1926, el Pasaje Dr. Rodolfo Rivarola (su nombre actual recuerda al jurisconsulto y escritor nacido en Rosario –Santa Fe– que vivió entre 1857 y 1942 y fue figura intelectual destacada de la llamada Generación del 80) es fiel representante del estilo denominado Beaux Arts. Y es casi un símbolo en el barrio de San Nicolás, poniéndole un toque francés a esa zona. Une las calles Juan Domingo Perón y Bartolomé Mitre, en paralelo con Talcahuano y Uruguay.
El proyecto de La Rural fue encargado a los arquitectos Petersen, Thiele y Cruz y la construcción la realizó una empresa alemana, Geope. Considerado como área de protección histórica, el pasaje tiene ocho edificios, todos de planta baja y cinco pisos (hay tres departamentos en cada una de esas plantas). Y en una muestra de algo que sería característico en construcciones futuras, cada departamento tenía asignado en la terraza un lugar para el lavado y tendido de la ropa, además de un cuarto en el sótano para ser usado como depósito, un émulo de las actuales “bauleras”.
Para tener una idea de la calidad de la construcción, alcanza con mencionar que los pisos en las entradas y los palieres son de mármol y los de los departamentos, de roble de Eslavonia. En el exterior, la buena materia prima tampoco escasea: herrería artística, pizarra importada y marcos de bronce. Y para completar, los cuatro edificios de las esquinas rematados con cúpulas y elegantes torres. En cada una de esas cúpulas hay un departamento.
Muchas veces utilizado como escenografía urbana para darle marco a películas, tanto artísticas como publicitarias, el Pasaje Rivarola también tiene varios locales comerciales. En uno de ellos estaba en un principio la sede de aquella aseguradora original. Pero el más destacado siempre fue el local de una casa especializada en la reparación de relojes, a la que suelen visitar coleccionistas que llegan a Buenos Aires desde todo el mundo. Se la conoce con la denominación popular de “la Chacarita de los relojes”, como si se tratara de un cementerio de esas máquinas, muchas literalmente detenidas en el tiempo.
Con su imagen bien europea y mucho aire de bohemia, el Rivarola es uno más de los tantos pasajes porteños dispersos a lo largo y ancho de esta Buenos Aires que ya superó con creces los cuatro siglos de existencia. Y así como este pasaje se destaca en el barrio de San Nicolás, hay uno muy especial que también tiene lo suyo, pero en La Boca. Es quizá uno de los más fotografiados y visitados por propios y extraños. Se llama Caminito y alguna vez fue un desvío de los rieles ferroviarios que llegaban hasta el antiguo puerto que estaba en las riberas del Riachuelo. Por impulso del genial Benito Quinquela Martín se convirtió en icono de la Ciudad y del tango.
Pero esa es otra historia.


Fuente: clarin.com