BUENOS AIRES INSIDER

 

Buenos Aires Insider


Ten years or so ago, on our first trip to Buenos Aires, we were greeted at Ezeiza International Airport by Sr. Pedro Baliña and his hired driver. Strangely enough, neither myself, my partner nor Pedro recall the exact details of how this meeting had been organized.
Pedro, a Fine Arts professor, would act as our cultural attaché for the duration of our stay. Although he disapproved of the accommodations we had chosen in Palermo Soho he kept this to himself, at least for a day or two. Nearly every morning he would phone and ask what he could show us, where he could take us and always make suggestions about the centerpiece of our outings: food. He gave us the lay of the land, shared some of his favorite museums, introduced us to a few antique dealers and instructed us on the proper way to order food, coffee, wine and ice cream in his fair city—really the essentials. On days we elected to wander the neighborhoods of B.A. independently he warned us about the “thieves” and “gypsies” that lurked in some doorways. He also tutored us on the finer points of choosing the right taxi to ensure that we arrived at our destination un-kidnapped! All in all, by the end of 10 days we felt like we had only scratched the gritty surface of Buenos Aires, and we were already making plans to return.
Two years later, on Christmas Eve, we returned to B.A., again greeted at EZE by Sr. Baliña. Just for some context …. Pedro is a larger-than-life, bear-like figure always dressed neatly in corduroys, button-down shirts, loafers, sunglasses and usually a fedora. I guess you’d call it “Porteño preppy.” He swaggers his streets, booms and bosses his way through cafes, always has an opinion and is never shy about expressing it. He is descended from a family dating to the 16th century. Maybe this explains the swagger. He is also generous with his time, knowledgeable about all subjects historical and cultural, and kind and caring.
We have now visited Buenos Aires a total of four times. Each trip we carve out time to be with Sr. Baliña. He has been instrumental in peeling back the layers of B.A. for us like an onion. One visit to Bs. As. centered around the celebration of a friend’s 60th birthday. A flurry of pre-arrival planning and logistics emails resulted in our hotel rooms filled with flowers (white and fragrant varieties only), artisanal chocolates and Argentine wines (based on each guest’s preference). He was a maniac with the details, the right man for the job. This guy could handle any A-list diva’s demands.
Because of Pedro, we have seen things and shared experiences that most travelers only dream of. We have visited the studio of the famous Argentine photographer Aldo Sessa, been invited for sherry with an elegant Argentine lady at her Embassy Row penthouse loaded with museum-quality antiques and Fortuny-upholstered walls, ridden horses with gauchos in the Pampas, eaten mountains of bife de chorizo steak, wrapped ourselves in his family’s heirloom ponchos at an estancia, purchased paintings at a small auction house, watched a family of silversmiths fashion a cymbidium orchid of pure sterling and lunched in the hushed dining room at the very exclusive, very private Jockey Club de Buenos Aires. We have peeked behind the curtain of this extraordinary city.
The sum of the days we’ve spent in B.A. over the years, thanks to our lovely friend and cultural attaché, are the stuff that travel memories, journals and photo albums are made of. We remain grateful that whenever and wherever we travel we’ve been fortunate to cultivate lasting relationships like the one we’ve forged with Sr. Baliña. Returning to Buenos Aires and getting reacquainted with this city, and of course Pedro, is on our short list for 2012.
Not to miss:
  • Barrio San Telmo’s Sunday Antique Market (and freak show)
  • Retiro Railway Station, a cast iron Frenchy/Edwardian architectural confection
  • Bife de lomo (filet mignon) or bife de chorizo (rump steak) salted liberally and grilled
  • A stroll through Plaza San Martin
  • Exploring the fashion and design stores that thrive in Palermo Soho
  • Savoring dulce de leche anything
  • Crossing the River Plate on a ferry to visit Colonia del Sacramento, Uruguay—maybe the laziest and prettiest little colonial town in South America

Fuente:  www.wisecrackerluggage.com

EL RESCATE DEL ARTE ITALIANO

 

La primera muestra de la sala renovada da visibilidad a una valiosa parte del patrimonio del museo que permanecía casi en el olvido. 

Por Ana María Batitistozzi

Desde que inauguró en 1960, el llamado “Pabellón de exposiciones temporarias” alojó mayormente exhibiciones integradas por piezas que no formaban parte de su colección. Incluso llegó a mostrar conjuntos como Huésped, que en 2009 vino del MUSAC (Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León) y planteó una deliberada tensión con su patrimonio.
Pero en esta ocasión –por una razón que quizás haya que rastrear en la intención de dar visibilidad a capítulos recientemente revalorizados por las investigaciones plasmadas en el catálogo razonado que se publicó el año pasado– se eligió destacar la presencia del arte italiano, estudiado en profundidad hace poco por la especialista Silvestra Bietoletti. La decisión implica un giro en la historia de la institución, que siempre se caracterizó por privilegiar al arte francés. Importa además porque Italia fue una gran referencia para la formación artística de nuestro país. No sólo porque Florencia y Roma fueron destinos fundamentales para los becarios argentinos que desde la presidencia de Mitre se dirigieron allí por la alta estima que gozaba su tradición artística, sino además porque la enseñanza artística durante el siglo XIX estuvo en buena parte a cargo de maestros italianos como Cayetano Descalzi, Fiorini o Baldassare Verazzi. Si a eso sumamos que la colección de Adriano Rossi –piedra basal junto a la de Guerrico del patrimonio del MNBA– reflejó un especial interés por la pintura italiana, podemos darnos idea del valor de este rescate.
El recorrido que propuso el curador Roberto Amigo pone el acento en la variedad de rasgos estilísticos de las diferentes escuelas regionales de Nápoles, Milán, Turín, Venecia y Roma, de donde provienen figuras como Doménico Morelli, napolitano cultor de un verismo místico muy en boga hacia fin de siglo, autor de la pintura “El ángel de la muerte”, que ocupa un lugar central frente al acceso a la sala. También el veneciano Ettore Tito, que pintó el impactante “Descendimiento”, que donó al museo la Comunidad italiana en 1923; el milanés Emilio Longoni, que indaga los pormenores de la luz en sintonía con las búsquedas impresionistas o el romano Giulio Sartorio, que pintó Malaria, obra clave en los debates que surgieron alrededor de Roma designada capital de Italia. Buena parte de la selección está impregnada de las discusiones que sucedieron a la unificación italiana. Dos estéticas contrapuestas habitan los retratos ecuestres de Garibaldi y Vittorio Emanuele II, pintados por el napolitano Filippo Palizzi. Pero la irrupción del siglo XX aporta también sus vicisitudes reflejadas en las inquietantes imágenes de De Chirico, Sironi, Carrá y el famoso “retorno al orden” que tuvo su correlato en la pintura argentina de los años 30 y 40. Por su parte, Modigliani ha sido sustraído de la tradición francesa en la que habitualmente se lo considera y se lo ha ligado al manierismo de Pontormo y Parmigianino.
A partir de todo esto, el curador desliza también una reflexión sobre el gusto del coleccionismo público y privado argentino y su devenir, desde las adquisiciones oficiales de Eduardo Schiaffino y el Centenario, desde Rossi a los Larco, padre e hijo, y Torcuato Di Tella.

MAS INFORMACIÓN: La tradición del arte. Italia en la colección del MNBA, 1860-1945

Fuente: Revista Ñ Clarín

ART BASEL:
EL NEGOCIO LE GANA AL ACTIVISMO

 

Una fiesta del arte en Miami Beach se vuelve conservadora.

La artista Jen DeNike presentó una performance en la playa.
"Vespa", obra en técnica mixta de Mark Handforth.


POR KAREN ROSENBERG - The New York Times

MIAMI BEACH --¿La edición de este año de Art Basel Miami sería un espectáculo privado o público? Me lo preguntaba mientras me dirigía hacia ese ritual del mundo del arte de una semana dando vueltas mirando, mostrándose y coqueteando con el poder, que lleva ya una década.
Ciertamente, son los coleccionistas más importantes los que dominan la agenda, los que animan el recinto de ventas y presiden lo que a veces son lúdicas exhibiciones de privilegio.
Sin embargo, quienes eligen como principal actividad ver arte tienen muchas más opciones a su alcance. Una de las más importantes es la feria propiamente dicha, que creció hasta incluir a unos 260 expositores internacionales y un programa completo de escultura al aire libre, video y arte en vivo.
No se puede negar que este evento ha revitalizado la cultura de Miami en los últimos 10 años.
(Tanto el Miami Art Museum como el MoCA North Miami tienen nuevos edificios en curso, y el distrito de Wynwood está lleno de galerías, talleres y arte callejero.) Nadie parecía preocupado por las protestas o por la eurozona en la presentación previa de la feria para invitados V.I.P. en el Centro de Convenciones de Miami Beach.
La obra presentada, sin embargo, resultó más conservadora que en años anteriores.
Abundaron las selecciones de primer nivel, como por ejemplo un elegante despliegue de esculturas de Calder y Miró (en Helly Nahmad) y una exposición un poco acartonada pero gratificante de Modigliani, Soutine y otros artistas de la Escuela de París (en Galerie Thomas). Los que buscaban una atmósfera más de fiesta podían encontrarla en Mary Boone, donde enormes textos murales de Barbara Kruger gritaban "El dinero hace dinero" y otras expresiones sobre el tema del lucro obsceno. Cruzando el pasillo.
L&M tenía un stand igualmente elegante empapelado con vacas de Warhol y decorado con una amplia selección de sus dibujos.
Muchos otros expositores se volcaron al tamaño para hacer una declaración. Edward Tyler Nahmen dedicó su stand a "Khurasan Gate Variation III", una obra de Frank Stella de unos 3,50 metros de largo, de 1968.
El mensaje, en líneas generales, fue "Estamos acá para hacer negocios", no "¿Qué significa todo esto?" Sólo unos pocos marchands, como Peter Blum, dispararon contra el entorno de la feria.
En su stand, dos pinturas de una serie llamada "Bankrupt Banks", del grupo de artistas daneses Superflex, atrajeron más de una vez las miradas con sus destacados logos empresariales.
Algunos de los despliegues más ambiciosos se vieron en la sección "Art Nova", donde las restricciones oficiales ­solamente obras realizadas en los tres últimos años y no más de dos o tres artistas por expositor- fomentaron, al parecer, la creatividad.
La pequeñez de los stands no fue impedimento para Untitled, que albergaba una atractiva maraña de pintura, fotografía y placa de yeso de Brendan Fowler y Matthew Chambers, ni para Overduin and Kite, dominado por la alianza que hace Dianna Molzan de delicados pasteles y formalismo enérgico.
La única verdadera decepción en el centro de convenciones fue, no obstante, "Art Positions", la sección dedicada a artistas y galerías emergentes. Buena parte de las obras parecían sumisas y carentes de originalidad, con la excepción de "Banana Market/ Art Market" de Paulo Nazareth, una camioneta Volkswagen con una pila enorme de bananas.
Por su parte, Theaster Gates y Emily Sundblad confirmaron, él en sus esculturas y ella en sus pinturas, que son más excitantes como intérpretes que como realizadores de objetos.
La feria New Art Dealers Gates, en el Hotel Deauville, parecía ser un lugar más saludable para el talento joven (y algunos no tan jóvenes; Leo Koenig exponía fotos de Sigmar Polke.) Se vio mucha pintura, en su mayor parte bastante buena aunque no particularmente arriesgada.
Pero la escultura, el video y la performance también tuvieron sus momentos. El stand de Sean Bluechel con cerámicas tipo cacto fue un éxito, al igual que la reluciente instalación de video abstracto de Tom Thayer (en Eleven Rivington). Y On Stellar Rays presentó fotos nuevas de la retrospectiva actual de MoMA PS1 del artista de performance Clifford Owens.
Y para los que buscaban una verdadera experiencia de museo, la exposición de Faith Ringgold del Miami Art Museum presentó su serie de los años 1960 "American People" ­una exploración temeraria y franca de la época de la lucha por los derechos civiles. Si alguien había pasado demasiado tiempo entre los trofeos brillantes del centro de convenciones, "Die" la obra tamaño mural, con su fondo gris sereno y la escena de tiroteo rojo candente, se lo hacía saber.
La exposición en la Rubell Family Collection también prometía un diálogo nacional, dentro de la línea de la muestra de Rubells de 2009 "30 Americans" (actualmente en la Corcoran Gallery de Washington). Pero el título "American Exuberance" resultó ser un gancho para las últimas adquisiciones. Sólo el salón de columnas y pórticos pintados en dorado y cubiertos de basura, con su aire "Últimos días de Pompeya", atravesaba la charla entre cócteles.
Con ese espíritu se lleva a cabo la mini-feria renegada SEVEN, donde la entrada es gratis, y las galerías comparten espacio en un "muro de salón". Allí, una máquina expendedora de la artista Jennifer Dalton entregaba pulseras como las que se utilizan para poder cruzar las cuerdas de terciopelo. Decían "Lo que dice esto no importa".

Fuente: Revista Ñ Clarín

EL NUEVO MUSEO DE BELLAS ARTES

Con la reapertura de la Sala de Exposiciones Temporarias, avanza en su nuevo guión y en su plan de modernizarse y alcanzar estándares internacionales. Detalles del proyecto que renueva un emblema de la cultura argentina.
No parece el mismo museo éste donde la gente conversa frente a una pared vidriada que tiene la apariencia de una enorme foto mural de la Facultad de Derecho. No es una fotografía, claro. Es la facultad misma ahí enfrente, sobre Figueroa Alcorta. En el mediodía de uno de los primeros días de diciembre, el sol que entra por ese gigantesco ventanal es un invitado más en este nuevo espacio del museo donde transcurre la reunión de prensa, con doble presentación: la muestra La tradición del arte. Italia en la Colección del MNBA, 1860-1945 y la Sala de Exposiciones Temporarias, el primer piso del habitualmente llamado “el pabellón”, una construcción de 1960, ahora completamente rediseñada y renovada. Son 1.000 metros cuadrados de espacio de exhibición que permitirán ir mostrando de la mejor manera el patrimonio del museo –como en este caso– que desde hace décadas está en su mayor parte fuera de circulación, en los depósitos, y otras exposiciones temporarias nacionales o internacionales que, se sabe, son las que hoy, en todo el mundo, le dan vida a un museo y acercan a la gente.
La nueva sala luce como la de cualquier museo de primer nivel en el mundo, con nueva iluminación, piso de parquet, techos de mayor altura, largas paredes blancas que –al menos en esta muestra– hicieron innecesario instalar paneles. Pero quizá la mayor sorpresa para los habitués del museo sea el espacio contiguo, apenas separado de la sala, éste lleno de luz, visualmente conectado con el parque y el entorno del museo, donde a corto plazo funcionará la librería. Por increíble que parezca, este espacio era hasta hace meses un depósito. Se desperdiciaba esta vista, este vínculo del museo con una de las zonas más bellas de Buenos Aires, para guardar cosas que no se utilizaban.
La reapertura de la Sala de Exposiciones Temporarias es parte de un plan integral de reforma edilicia que tuvo su primer momento clave hace cinco meses, en julio pasado, con la reinauguración de las 24 salas de la planta baja con nuevo guión y nuevo diseño museográfico, y que continuará con otro hito en mayo o junio de 2012, con las salas del primer piso del edificio principal, en este momento en plena reforma.
El guión del museo quedará entonces totalmente reformulado. Lo explica Guillermo Alonso, su director ejecutivo: “El guión anterior era problemático. En la planta baja uno recorría desde la Virgen con Niño del siglo XII, que siempre fue el punto de partida, hasta el tajo de Lucio Fontana. Y el recorrido seguía en el primer piso, empezando por Manuellita Rosas, de Prilidiano Pueyrredón y terminando con Kuitca. Y en esa planta también estaba el arte precolombino con piezas del siglo V antes de Cristo. Hoy, en la planta baja está el arte básicametne europeo, desde el siglo XII, y termina en el arte argentino del siglo XIX. Y en el primer piso se va a exhibir todo el siglo XX del museo, nacional e internacional”.
Los cambios ya ejecutados y los que están en proceso responden a diferentes necesidades: no sólo de guión, sino también de mayor espacio expositivo y de imprescindible actualización técnica, después de treinta años de no realizarse ningún trabajo de restauración significativo en el edificio construido por Bustillo en los años 30 ni en el anexo diseñado por Ianello en 1960.
La insuficiente capacidad de exhibición es el déficit que más preocupa a la Asociación de Amigos del Museo que preside Julio César Crivelli. “Normalmente, los museos del mundo –dice Crivelli– tienen una capacidad de exhibición del orden del 20 o 22 por ciento del patrimonio. Ese es el estándar internacional. Cuando uno entra en un museo, lo que está viendo es el 20 por ciento de lo que ese museo tiene. El nuestro está muy por debajo, en un orden del 7 o el 8 por ciento. Y además está muy venido a menos, porque hacía muchos años que no tenía obras de mantenimiento y restauración”.
La Asociación de Amigos se impuso entonces dos grandes líneas de trabajo: una para la ampliación y otra para la restauración. “En esas dos áreas –dice Crivelli– se ha hecho un trabajo muy importante financiado por la Asociación con fondos propios y fondos aportados por American Express: la restauración de las 24 salas de planta baja, y el pabellón de exhibiciones temporarias que se acaba de inaugurar”.
Crivelli considera que una de las tareas más importantes de la Asociación es convencer a las empresas argentinas de que su aporte financiero para tener un Museo Nacional de Bellas Artes en condiciones es fundamental. “Si hay que nombrar diez emblemas de la cultura argentina, el museo sin duda está en la lista. De modo que para nosotros es muy importante que el sector privado se haga cargo de las necesidades del museo”.
La dirección del museo ha conseguido del Gobierno nacional un aporte de unos 2 millones de dólares para reformular el primero y el segundo piso del edificio principal. En una recorrida por el primer piso, que está en plena reconstrucción y que tiene finalización prevista en mayo del año próximo, Alonso se entusiasma explicando el proyecto. “Acá estaban –dice mientras caminamos por la obra– la Colección Bemberg, la sala de arte precolombino, el ex auditorio, las pinturas de Cándido López, el arte argetnino del siglo XIX... Y después, la gran sala que se inauguró en el 80, que es donde estaba alojado el arte argentino del siglo XX. Se construyó como un open space, que era lo que se hacía en los museos en los años 70 y 80. Pero después, en 2004, se le asignó como destino contener la colección permanente de arte argentino. Cuando se tomó esa decisión de cambiarle el destino a una sala que funciona muy bien abierta para muestra temporaria, no se le pensó un proyecto arquitectónico. Entonces fue muy difícil resolver museográficamente esa situación”. Por eso, el proyecto de reforma, que incluye toda la superficie del primer piso e incorpora tecnología, equipos de aire, control de humedad, etc., prevé hacer salas. La idea es unificar el criterio del museo con un gran hall de distribución y que el visitante vaya entrando y saliendo de cada sala. “El concepto –explica Alonso– es que uno entre en la sala, recorra un tema, lo vea claramente, lo entienda sin dificultad... Todo lo que estamos haciendo es para facilitar lo que yo ceo que es una actividad intelectualmente muy compleja, que es visitar un gran museo. Hoy en la planta baja y en el pabellón donde está la muestra de arte italiano hay exhibidas casi mil obras de arte. La actividad de apreciarlas es tan compleja, que uno no tiene que tener, además, el problema de saber por dónde camina, por dónde llega , por dónde va... Toda la arquitectura tiene que llevar al espectador y facilitarle el recorrido. Esa es un poco la búsqueda”.
En el segundo piso, donde hoy hay una pequeña sala de fotografía y dos terrazas, se proyecta una gran sala para mostrar la colección de arte precolombino del museo, que es muy importante y ha sido poco exhibida. También en esa planta, sobre Libertador, con unos 1.300 metros cuadrados de superficie, se prevé en principio hacer la confitería-restaurante del museo.
Pero eso es el futuro. Ahora, Alonso piensa en el nuevo espacio que antes ocupaba un depósito. “Ese espacio será un punto de descanso en el recorrido y probablemente, librería. Todos los museos tienen un lugar donde uno se sienta, mira el mapa, reflexiona, piensa en lo que vio y vuelve para seguir con su recorrido. Yo aspiro a que ése se convierta en un lugar de encuentro en el museo”.

Fuente: Revista Ñ Clarín

JOAQUÍN SOROLLA,
ENTRE LA PINTURA Y LA MODA.



Exposición en Nueva York



 
NUEVA YORK (EFE).- La visión artística que Joaquín Sorolla tenía de los trajes regionales de España junto a creaciones inspiradas en ellos de modistos como Balenciaga, Yves Saint Laurent o Christian Lacroix integra la exposición en el Instituto Español Reina Sofía de Nueva York. "Joaquín Sorolla y la gloria del traje español" estará abierta hasta el 10 de marzo de 2012, dedicada a la exactitud con la que reflejó los diferentes estilos del traje regional español.
Fuente: lanacion.com

"HAY QUE CREAR NUEVOS MUSEOS PARA LA SOCIEDAD DE LA REVOLUCIÓN DIGITAL"

 

Marcello Dantas.                                                                                                               Diseñó nueve museos y explica la necesidad de utilizar las nuevas tecnologías en los espacios de arte.

 
 EN BUENOS AIRES. DANTAS VINO A PARTICIPAR DE JORNADAS SOBRE MUSEOS.

Por Susana Reinoso 

Para definir de forma rotunda a este brasileño formado en Estados Unidos, curador y diseñador de museos interactivos, puede decirse que Marcello Dantas es “un creador de públicos” dentro de un concepto novedoso: museos inmersivos e interactivos. La popular revista Isto E, de Brasil, lo considera un “constructor de audiencias”. Dantas saltó a la fama luego del diseño y puesta en marcha del Museo de la Lengua Portuguesa, situado en la Estación de la Luz, en el casco histórico de San Pablo. Abierto en 2006, deslumbró por ser un portento de imaginación en un contexto inesperado. Dantas llegó a Buenos Aires para las Jornadas sobre “Museos y Cultura participativa”, convocadas por las fundaciones Telefónica y TYPA que preside Américo Castilla, en el Espacio Telefónica. Ante una concurrida audiencia, también participaron Sebastian Chan, del Powerhouse Museum, de Australia, y los artistas Mariano Sardón y Leo Nuñez, entre otros. En diálogo con Clarín, Dantas cuenta que ya diseñó nueve museos “de la identidad”, como los llama. Y entre ellos incluye, el Museo del Caribe, en Barranquilla, Colombia, el de la Independencia en Bogotá, el Museo Cocuruto, en la cima del Cerro Pan de Azúcar, Río de Janeiro, el de las Minas y el Metal, en Belo Horizonte, y el de las Telecomunicaciones en estas dos últimas ciudades. El curador conceptualiza así los museos que proyecta en diversos países: “Parto de la idea de que el público llega a un museo donde desconoce todo. Recurro a equipos de expertos que aportan la historia y los contenidos, y creo un lenguaje que le permita a la gente vivir una experiencia de inmersión. Mi objetivo es descubrir dónde está el territorio emocional de las personas. Me apoyo en la naturaleza, porque es parte fundamental de la cultura”.Todo comenzó con el Museo de la Lengua Portuguesa, porque el artista se convenció del gran aporte de Brasil en la supervivencia del idioma de Machado de Assis. “De los 220 millones de lusohablantes, 200 millones están en el vecino carioca”, dice Dantas.“La lengua es un regalo que la madre le hace al hijo para que este le haga al suyo. Es el sustrato de la cultura y un elemento fundamental de significación de una sociedad. Pero es una herencia inmaterial y su dificultad es cómo contarla” señala.Para Dantas lo correcto es hablar de nuevos museos que cuentan, desde diferentes perspectivas y con la tecnología como base del lenguaje multimedia, la identidad de una sociedad, de una provincia, de un país. “Todos son museos que celebran la identidad, que es lo que nos vincula como personas de una sociedad, lo que nos hace sentir que tenemos algo en común”, dice el curador.Dantas trabaja, en esencia, sobre un concepto: “interactivo e inmersivo”. La inmersión es el sentimiento de estar dentro de un sitio imaginario y que el visitante viva una experiencia inolvidable donde haya puentes que cruzan: la música, la literatura, el arte…después en la vida cotidiana reconoces en la calle lo que viviste en el museo. Eso crea un vínculo con los territorios recorridos. La creación de espacios simbólicos inmersivos abre una puerta magnífica”. Para ello, el curador recurre a una combinación de tecnologías que pone al servicio del arte. En el Museo del Caribe, por caso, resolvió de manera sorprendente la visualización de la cultura oral, con videoproyecciones, y la riqueza de la flora se recoge en diapositivas 3D. En ese museo hay una sala especial “Gabriel García Márquez”, cuya exhibición permanente nada tiene que envidiarle al realismo mágico del escritor. La prioridad de Dantas no son los contenidos, sino “el desarrollo de una gramática audiovisual. He curado más de 140 exposiciones y mi mayor interés está en crear un lenguaje, encontrar formas para contar la historia como artista: un léxico, instrumentos, elementos para transformar una historia”. De cara al futuro opina que, el museo tal y como lo conocemos no desaparecerá a causa de los museos interactivos ni los virtuales, pero “lo cierto es que no volverá a crearse otro Louvre”. El museo es el templo de las musas. Hay que crear nuevos museos para una sociedad atravesada por la revolución digital, convertir la inmaterialidad de la cultura en nuevos lenguajes expresivos”. 

Fuente: clarin.com

RECUERDAN
LA AMISTAD DE TAGORE Y VICTORIA OCAMPO




IV Festival de La India / En el Centro Cultural Borges.
El poeta indio fue homenajeado a 150 años de su nacimiento.


A 150 años de su nacimiento, Rabindranath Tagore es el destinatario de un recuerdo especial en el IV Festival de la India, organizado por la embajada de ese país en la Argentina, y que culmina pasado mañana.
El festival ofrece en el Centro Cultural Borges un variado programa de películas, presentaciones musicales y de danzas, conferencias y una feria de artesanías. El misterio, la fascinación y los colores de la India se apoderan allí por un instante del visitante, en pleno centro porteño.
Tagore, el poeta, filósofo, dramaturgo y autor de himnos y canciones populares de la India y Bangladesh, quedó vinculado a Buenos Aires después de su visita de 1924, durante la cual escribió más de 20 poemas y se hizo de muchos amigos y, en especial, de la escritora y periodista Victoria Ocampo.
Premio Nobel de Literatura en 1913, Tagore había llegado a Buenos Aires en noviembre de 1924 de paso para llegar hasta Perú, donde participaría de un congreso. Pero una fuerte gripe y un cansancio extremo le impidieron viajar y permaneció en Buenos Aires hasta los primeros días de enero de 1925.
Por iniciativa de Victoria Ocampo, que para entonces aún no era la figura descollante de la sociedad porteña que sería unos años después, el poeta indio fue alojado en una quinta en San Isidro. Según escribió después Ocampo en Tagore en las barrancas de San Isidro , de Ediciones Fundación Sur, la llegada de Tagore al país fue uno de los grandes acontecimientos de su vida.
La lectura de los poemas de Tagore, el poeta que quizá con mayor claridad afirmó que el amor es el antipoder por excelencia, habían marcado a fuego el crecimiento de la periodista y escritora. Muchos vieron un romance en la amistad que surgió entre ellos, a partir de 1924. Pero, para Axel Díaz Maimone, un joven estudioso de la relación Tagore-Ocampo, no fue así. "La relación que los unió fue lo que los franceses llaman amistad amorosa. No fueron más que amigos", dijo Díaz Maimone a La Nacion.
De 26 años, Díaz Maimone fue invitado a disertar en Bangladesh, en mayo pasado, sobre el vínculo de Ocampo y el poeta último en Bangladesh en el marco del aniversario del nacimiento de Tagore.
"El se enamoró de ella, pero Victoria estaba enamoradísima de Julián Martínez; ella lo veía como el poeta que le cambió la forma de pensar y de ver el mundo", afirmó Díaz Maimone, que ayer ofreció una charla sobre este tema en Villa Ocampo, en San Isidro, como parte del Festival de la India.

En la educación

También dentro del programa del festival, pero en el Centro Cultural Borges, Hugo Labate, investigador en Ciencias de la Educación, especializado en la traducción de textos clásicos de la India, hablará pasado mañana, a las 18, sobre el aporte de Tagore al mundo de la educación. En ese mismo encuentro, Leonor Calvera, investigadora en el campo de las religiones comparadas, se referirá a Tagore como un poeta universal.
La propuesta educativa de Tagore tiene, según Labate, paralelos con las de educadores extranjeros como Dewey o Montessori, así como con la experiencia de las hermanas argentinas Cossettini. Tagore propone una "educacion a través del desarrollo de la sensibilidad y la emoción que causa el contacto directo con la naturaleza y la apreciación del arte, esperando para cada persona el florecimiento de lo mejor que tiene, con flexibilidad y sin adaptarse a un currículum estricto", dijo Labate a La Nacion.
"Como tal, es de plena actualidad en tanto propuesta inclusiva, menos centrada en los contenidos y más capaz de aprovechar las inteligencias múltiples, válida para la Argentina y también para otras culturas", agregó.

Fuente: lanacion.com