EL ARTE COMO DIVERSIDAD CULTURAL


Eduardo Parise


Desde hace cuatro años, el 12 de octubre es el Día del respeto a la diversidad cultural, como una forma de abarcar a las diversas vertientes que dieron forma a nuestra vida como país. Pero el tema de la evocación de los pueblos originarios siempre estuvo presente, aunque muchas veces no fuera muy visible. Eso está reflejado en algunas obras artísticas que la Ciudad conserva pero que suelen quedar inadvertidos en medio de la vorágine cotidiana. El mejor ejemplo es el monumento Los Andes, que el artista Luis Perlotti dejó como testimonio de aquel pasado indigenista y que aún puede lucir Buenos Aires.
Instalado desde abril de 1941 en un sector de la plaza que está en la avenida Corrientes, entre Olleros y Maure (Chacarita), el monumento –también se lo conoce como “malón de paz”– muestra la figura de pobladores originarios de tres regiones de los Andes. Vistos de frente y de izquierda a derecha, son un ona, un tehuelche y un calchaquí, pobladores que vivieron en nuestro territorio junto a la cordillera. Los onas eran una tribu nómade que ocupaba la zona austral incluyendo la Tierra del Fuego. La imagen realizada por Perlotti muestra a un hombre con sus armas (un arco y una flecha) y el típico quillango de piel que usaba como vestimenta.
En el centro del monumento, sentado, aparece un gran guerrero tehuelche, sosteniendo su hacha de guerra como si se tratara de un cetro. Aunque se lo presenta mostrando fortaleza, se lo ve en una actitud serena. Distinta es la posición del hombre calchaquí quien, con una rodilla en tierra, conserva una obra de alfarería, clásica de su cultura. En su pecho luce también un tradicional tejido, influencia de su historia vinculada con el antiguo imperio incaico. Todo el grupo escultórico, que mide más de tres metros, está realizado en bronce y fue colocado sobre un pedestal.
No es casualidad que Perlotti dedicara esta obra a recordar un pasado indigenista. Hijo de inmigrantes italianos (su papá era zapatero; su mamá, costurera), este hombre nacido en Buenos Aires el 23 de junio de 1890 no sólo tuvo una formación académica: mientras estudiaba dibujo en Unione e Benevolenza y realizaba talleres en la Asociación Estímulo de Bellas Artes (entre sus profesores tuvo a Pio Collivadino y Lucio Correa Morales), trabajaba en fábricas y talleres de ebanistería. Así preparó su ingreso a la Academia Nacional. Hacia 1914, sus obras ya estaban en el Salón Nacional. Allí nacería su amistad con artistas como Benito Quinquela Martín y Alfonsina Storni.
Después, conoció a personalidades como Eduardo Holmberg y Juan Bautista Ambrosetti, quienes influyeron en su interés por la historia nativa americana, algo que también lo vinculó con el pensamiento de Ricardo Rojas y a llegar a sostener una amistad con el perito Francisco Pascasio Moreno. Para entonces, las obras de Luis Perlotti se destacaban también fuera del país. Un ejemplo fueron las cerámicas y obras de temas criollos e indigenistas que en 1927 presentó en la Exposición Internacional de Sevilla. Perlotti ya había recorrido América y en especial las regiones del Altiplano para ahondar en aquellas culturas centenarias y reflejarlas en sus trabajos.
Perlotti fue docente (dictaba Modelado en el famoso colegio Otto Krausse) y dicen que más que profesor era un amigo bonachón y acriollado, casi como un paisano. En 1969, poco antes de morir en un accidente automovilístico ocurrido en Punta del Este, Uruguay, donó su casa y sus obras a la Municipalidad de Buenos Aires. Esa casa, en Pujol 644, en el barrio de Caballito, hoy es el Museo de Esculturas Luis Perlotti, destinado a preservar y difundir la escultura no sólo de ese autor sino de distintas artistas. Cuentan que allí se conservan unos murales de Benito Quinquela Martín, realizados sobre hierro esmaltado, que el gran artista de La Boca le obsequió a su amigo. 
Pero esa es otra historia.


Fuente: clarin.com

HALLARON LOS RESTOS DEL MÍTICO PUERTO
DEL QUE ZARPÓ COLÓN

Investigación arqueológica en Huelva
 
Desde allí partió el marinero genovés el 3 de agosto de 1492 en busca de América.

Fue plataforma clave para el quiebre de la historia y el renacer de Occidente. Pero al Puerto de Palos original se lo tragó la historia. Ahora, las autoridades de Palos de la Frontera, en la provincia española de Huelva (región de Andalucía, al sur del país), confirmaron que se hallaron restos arqueológicos del mítico lugar desde el que partió Cristóbal Colón en busca de América, el 3 de agosto de 1492.
Allí fueron encontrados vestigios de tipo artesanal y pesquero, marcando con exactitud los lugares desde los que zarparon las carabelas Santa María, La Pinta y La Niña. El hallazgo se produjo después de dos meses de excavaciones realizadas por un equipo de arqueólogos de la Universidad de Huelva, dirigido por el catedrático Juan Manuel Campos. Era “un puerto natural, a salvo de los vientos y alejado de las corrientes y muy económico, porque permitía sin mucho trasiego la carga y descarga de mercancías”, afirmó Campos. De carácter internacional y próspero, con salida al Océano Atlántico por el río Tinto, tuvo su brillo entre la segunda mitad del siglo XV y principios del siglo XVI. Contaba con suficiente calado natural para naves de envergadura.
En el complejo redescubierto se encontró un alfar con siete hornos, donde se cocían objetos en barro, y la alota, un edificio portuario de unos 800 metros con habitación dedicada a la aduana, un almacén donde se subastaban mercancías y dependencias para que los marineros comieran y pudieran dormir.
“Hemos encontrado cerámicas que proceden del triángulo Génova-Pisa-Savona, un sector alfarero de Italia; incluso tenemos piezas que venían de La Vega de Sevilla, que era un centro alfarero por excelencia y que, si vinieron a este lugar, es porque desde aquí se redistribuían a otros sitios”, explicó Campos.
El puerto de Palos estaba compuesto también por un astillero, en donde se construyó la carabela La Pinta, nave que fue contratada para la expedición con el auspicio de Martín Alonso Pinzón, ilustre marinero. Pero aún no se encontraron huellas para determinar el lugar exacto de ese astillero.
El equipo de investigación planea realizar una recreación virtual de lo que fue aquel puerto. El Ayuntamiento de Palos de la Frontera quiere, una vez que concluyan los trabajos, llevar a este lugar recreaciones de las tres carabelas “para ser fieles a la historia”, tal como dijo el alcalde, Carmelo Romero, pensando un futuro polo de atracción turística. Hasta hoy, la ciudad lleva una vida provinciana y tranquila, con el ritmo que marcan sus 10 mil habitantes.
Por el momento, de la época en que partió Colón solamente se mantenían en pie restos de la Fontanilla, una fuente de agua pública que, según la tradición, le sirvió al marinero genovés para aprovisionarse de agua para la expedición, y de la iglesia San Jorge Mártir, en donde se congregaban los marineros para elevar sus plegarias antes de embarcar. También existen ruinas del Castillo de Palos, protegido como patrimonio arqueológico español.
Los esfuerzos por recuperar el puerto de Palos original comenzaron en 1908, cuando el entonces cónsul argentino Enrique Martínez Ituño, afincado en la localidad, le dio impulso a la idea de restaurar la estructura original. Pero los problemas financieros y burocráticos suspendieron los proyectos en sucesivas ocasiones.
Hasta ahora, los denominados “lugares colombinos” tenían una participación modesta en el itinerario turístico español, con restos de edificaciones en los poblados de Palos, La Rábida y Moguer, todos en Huelva, que evocaban los preparativos del almirante genovés meses antes de zarpar al descubrimiento de un “mundo nuevo”.


Fuente: clarin.com

MUSEO PROPIO:
SUGERENCIAS PARA SABER QUÉ Y CÓMO DISFRUTAR DEL ARTE

Expertos internacionales recomiendan armar circuitos personales según las temáticas preferidas por el visitante; consideran atractivo y eficaz el uso de las selfies con piezas de fama mundial para alcanzar una apreciación original de la obra.
Mona Lisa, una de las obras más acosadas por los visitantes del Louvre  Foto: NYT
     Mona Lisa, una de las obras más acosadas por los visitantes del Louvre. Foto: NYT

NUEVA YORK.- Ah, el Louvre. Es sublime, es histórico, es... abrumador.
Al ingresar en cualquier vasto museo de arte, el viajero típico toma el mapa y se pasa las siguientes dos horas corriendo de una obra maestra a otra, batallando con las multitudes, el cansancio y el hambre (pero nunca deja de tomar selfies con nombres destacados como la Mona Lisa).
¿Qué pasaría si nos quedáramos un tiempo con la pintura que nos llama en vez de la pintura que creemos que se supone que tenemos que ver?
"Cuando uno va a una biblioteca -sostuvo James O. Pawelski, director de Educación para el Positive Psychology Center (Centro de Psicología Positiva) de la Universidad de Pennsylvania-, uno no va recorriendo los estantes mirando el lomo de los libros, tuiteando a sus amigos a la salida: «¡Hoy leí 100 libros!»"
Pero es en esencia como mucha gente vive la experiencia de un museo.
Los psicólogos como James O. Pawelski dicen que si uno se desacelera -encontrando una pieza de arte que le dice algo y la observa durante minutos en vez de segundos- tiene más posibilidades de relacionarse con el arte, con la persona con la que recorre las galerías, quizá consigo mismo.
Para demostrar esto, James O. Pawelski lleva a sus estudiantes a la Fundación Barnes en Filadelfia, que alberga a algunos de los más importantes cuadros posimpresionistas y del modernismo temprano, y les pide que pasen al menos 20 minutos delante de una sola pintura que les diga algo.
"Lo que sucede, por supuesto, es que uno realmente comienza a ver lo que mira", afirmó.
La doctora Julie Haizlip no está tan segura. Haizlip es profesora de clínica de la Escuela de Enfermería y la División de Cuidados Críticos Pediátricos de la Universidad de Virginia. Mientras estudiaba en la Universidad de Pensilvania, estuvo entre los estudiantes que Pawelski llevó a la Fundación Barnes una tarde de marzo.
Inicialmente nada de la Fundación Barnes la atrapó. Entonces vio una mujer hermosa y melancólica con cabello colorado como el suyo. Era la pintura de Toulouse-Lautrec de una prostituta, A Montrouge -Rosa La Rouge-.
"Estaba tratando de entender por qué tenía una mirada tan severa", comentó Haizlip. Al pasar los minutos, Haizlip se encontró escribiendo mentalmente la historia de la mujer, imaginando que se sentía atrapada e infeliz, pero decidida. Sobre su hombro Toulouse-Lautrec había pintado una ventana.
"Hay una salida", pensó Haizlip. "Simplemente tiene que darse vuelta y verla", añadió.
"En realidad estaba proyectando mucho de mí y lo que sucedía en mi vida en aquel momento en esa pintura", continuó. "Terminó siendo un momento de autodescubrimiento", concluyó.
Formada como especialista en cuidados intensivos pediátricos, Haizlip estaba buscando un cambio, pero no sabía qué sería. Tres meses después de su encuentro con la pintura, cambió su trabajo y aceptó un cargo de docente en la Escuela de Enfermería de Virginia, donde usa la psicología positiva en equipos de salud.
"Realmente había una ventana a mis espaldas que no sé si hubiera visto -recordó- si no hubiese mirado las cosas de modo diferente."
Pawelski expresó que sigue siendo un misterio por qué mirar arte de modo deliberadamente contemplativo puede aumentar el bienestar. Pero teorizó que hay una relación entre la investigación sobre la meditación y sus efectos biológicos benéficos.
Pero "en el museo uno no se concentra sólo en su aliento; uno se concentra en la obra de arte", manifestó.
Investigaciones anteriores, incluyendo un estudio conducido por Stephen Kaplan, en la Universidad de Michigan, ya han sugerido que los museos pueden servir como ambientes de restauración.
Y Daniel Fujiwara, de la London School of Economics and Political Science (Escuela de Londres de Economía y Ciencias Políticas), ha llegado a la conclusión de que visitar museos puede tener un efecto positivo en términos de felicidad y de salud referido por las propias personas.
Una cantidad de museos ofrecen tours de arte "lentos" o días en los que se alienta a los visitantes a tomarse su tiempo. En vez de tildar obras maestras en una lista como en una caza del tesoro, sostuvo Sandra Jackson-Dumont, que supervisa los programas educativos del Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, se puede hacer que un museo extenso se vuelva digerible y personal buscando solamente las obras que coinciden con sus intereses, como pueden ser la música o los caballos.
Para encontrar obras o galerías relevantes, investigue la colección del museo online. O vaya a la mesa de informes al llegar, dígale a alguien del personal qué tema le fascina, por ejemplo, la música, y pida orientación. Si la persona no sabe, pregunte si hay alguien más con quien pueda hablar, aconsejó, porque en los grandes museos hay muchos especialistas.
Jackson-Dumont, que también trabajó en el Museo de Arte de Seattle, el Studio Museum en Harlem y el Museo Whitney de Arte Americano, dijo que los viajeros deben sentir que pueden ser los "curadores" de su propia experiencia. Digamos, por ejemplo, que no le gusta que se hable cuando mira arte. Jackson-Dumont sugiere que haga su propia banda de sonido en casa y lleve auriculares al museo.
"Creo que la gente siente que tiene que actuar de cierto modo en un museo", indicó. "Uno puede en realidad actuar tal como es", agregó.
En ese sentido, muchos museos están alentando a los visitantes a tomar selfies con obras de arte y subirlos a las redes sociales. A algunos visitantes eso les parece grosero, que distrae o que es antitético con la contemplación. Pero, sorprendentemente, Jackson-Dumont ha observado que cuando los visitantes a los museos asumen una pose inspirada en el arte, no sólo crean camaradería entre quienes miran, sino que da a quienes toman las selfies una nueva apreciación del arte.
De hecho, asumir la pose de una escultura, por ejemplo, es algo que el Museo Metropolitano alienta con visitantes que son ciegos o con limitaciones en la visión porque "sentir la pose" les puede permitir entender mejor la obra.
Siempre habrá pinturas o monumentos que los viajeros considerarán que tienen que ver. Para reducir la lista, Jackson-Dumont sugiere preguntarse: "¿Cuáles son las cosas que si no las veo me van a dejar con la sensación de que no tuve una experiencia de Nueva York (o de cualquier otra ciudad)? Los tours de los museos también pueden ayudarlo a ser eficiente".
La próxima vez que entre a un centro con vastos tesoros de arte e historia permita que lo dominen sus intereses y su instinto. Nunca se sabe a dónde lo conducirán. Antes de salir de la Fundación Barnes esa tarde de marzo, Haizlip tuvo otro momento inesperado: compró una reproducción de la mujer de Toulouse-Lautrec.
"Sentí que tenía más cosas para decirme", argumentó.

Texto Stephanie Rosenbloom, The New York Times

Traducción de Gabriel Zadunaisky.


Fuente. lanacion.com

UN PEDAZO DE HISTORIA EN EL CORAZÓN DE PALERMO

Diseño y arquitectura
De estilo ecléctico, desde 1924 pasó décadas en construcción.

Elección. Por su valor patrimonial se convirtió en sede de la muestra.
Elección. Por su valor patrimonial se convirtió en sede de la muestra.


En pleno corazón de Palermo, la Abadía de San Benito, el escenario donde se desarrolla Casa FOA 2014 imparte un clima monacal a la expo de diseño y arquitectura. Las celdas, claustros y patios centrales del conjunto que comenzó a construirse a partir del año 1924, son los protagonistas de las intervenciones.
En su momento, se convocó para trabajar en el proyecto a Alejandro Bustillo, Martín Noel y el Padre Ernesto Vespigani.
Finalmente, la obra se realizó de acuerdo con el proyecto del Padre Eleuterio González, con vastos conocimientos sobre arquitectura.
La construcción se prolongó por más de seis décadas y nunca se terminó, lo que contribuyó en diversificar el estilo arquitectónico del conjunto.
En 1941 se construyó la Iglesia Abacial con donaciones de la familia Blaquier.
El estilo del edificio es considerado ecléctico y resulta un gran ejemplo de Historicismo tardío con referencias al Neo Medieval, Románico y Gótico.
Luego de la muestra, el movimiento “Sodalicio de Vida Cristiana” aprovechará las mejoras realizadas en las instalaciones.
El edificio que ocupa la barranca en la esquina de Gorostiaga y Luis María Campos cuenta con cinco mil metros cuadrados. Por su valor patrimonial e histórico fue elegido por los organizadores de la 31° edición ya que “conjuga una serie de características que forman parte de la filosofía de Casa FOA. La belleza, el prestigio, la historia y la espiritualidad, que se ven plasmadas a lo largo de todo el recorrido de la exposición”.
Este año, por primera vez se podrán recorrer los espacios a la noche.
Será en el marco de Casa Foa Nights, todos los viernes desde las 20 hasta las 0, con desfiles y música en vivo que a lo largo de las galerías monacales y el patio central reafirmarán el contraste entre las propuestas de vanguardia y el estilo arquitectónico propio de la abadía.
Uno de los espacios destacados que quedará en pie luego de la expo es el Auditorio, de Eliana Elesgaray y Jorge Muradas (Medalla de Oro a la Arquitectura y Diseño de Interiores), que apostaron a una estética sacra, acorde a la mística del lugar.
Junto a la biblioteca y los baños, formarán parte de La Abadía Espacio Cultural, como se denominará el conjunto que está abierto al público.

Un recorrido por Casa FOA 2014 por los fotógrafos David Fernández y Rubén Digilio. - See more at: http://arqhd.clarin.com/post/99672212343/un-recorrido-por-casa-foa-2014-por-los-fotografos#sthash.BLtxiwkB.dpuf

Un recorrido por Casa FOA 2014 por los fotógrafos David Fernández y Rubén Digilio.











Un recorrido por Casa FOA 2014 por los fotógrafos David Fernández y Rubén Digilio. - See more at: http://arqhd.clarin.com/post/99672212343/un-recorrido-por-casa-foa-2014-por-los-fotografos#sthash.BLtxiwkB.dpuf
ESCULTURA. Julio Oropel diseñó una pérgola de madera como homenaje a Shigeru Ban.

El rescate de la Abadía de San Benito

 

Espacios posibles, escalas reales, proyectos acotados a un espacio reducido. Este año, la 31° edición de Casa FOA despliega tendencias y novedades en los pequeños claustros monacales de la Abadía de San Benito, la sede 2014 de la expo. El conjunto ecléctico, de estilo medieval sirve como marco para las propuestas de arquitectura, decoración y paisajismo que recogieron el guante de la espiritualidad y la preservación patrimonial. La paleta de recursos combina colores neutros, soluciones prácticas y mobiliario diseñado para espacios reales.
Hasta el 16 de noviembre se podrán recorrer los 45 escenarios ambientados por especialistas, que asumieron el desafío de plasmar las nuevas tendencias en las pequeñas celdas monacales, de 3,60 por 4,90 metros. El contexto histórico determina cierto tono respetuoso con el entorno. Un tono que levanta la voz desde el Auditorio, uno de los espacios que trascenderá la expo para uso cotidiano de la congregación benedictina, junto con la biblioteca y los baños. Cuando todo termine, el claustro se transformará en Abadía Espacio Cultural, y estará abierto al público.
La pureza del blanco, la estética de lo sacro y la austeridad monacal fueron los puntos de partida de Jorge Muradas y Eliana Elesgaray para poner en valor la arquitectura original. Sobresalen las 12 imágenes dispuestas a lo largo del espacio y las del retablo, en una propuesta que, desde el inicio, fue diseñada para integrarse a la vida de la Abadía. La Biblioteca, de Adriana Randazzo, también formará parte del mobiliario permanente del conjunto. La materialidad de la caja, junto con el recurso de “desnudar” la pared permitiendo la aparición del ladrillo original refuerzan el contraste de los materiales: el metal en estado puro, la madera recuperada, laca y textiles. “Trabajé la idea de una oficina urbana”, dice Randazzo, sobre la biblioteca que ocupa el lugar de la ex cocina monacal. Los 5 mil metros cuadrados del conjunto construido en 1924, ecléctico y de estilo medieval, fueron elegidos por los organizadores porque “conjuga una serie de características que forman parte de la filosofía de Casa FOA. La belleza, el prestigio, la historia y la espiritualidad se verán plasmadas a lo largo de todo el recorrido de la exposición”
El recorrido está planteado alrededor del patio central y las galerías perimetrales, que reafirman el contrapunto entre algunas propuestas de vanguardia y la arquitectura medieval, con capiteles y arcos de medio punto.
La novedad de la 31° edición es que se podrán realizar recorridos nocturnos los viernes, entre las 20 y las 0 hs, matizados con música de jazz en vivo. Una oportunidad única para conocer la Abadía iluminada.




Fuente: clarin.com y ARQ Clarín







SONIA BERJMAN:
PERSEGUIDA POR DEFENDER UN ÁREA DE PROTECCIÓN HISTÓRICA

SONIA BERJMAN - Foto Clarín
PATRIMONIO CIUDADANO

Días pasados leímos con tristeza la nota referida a la millonaria demanda por daños y perjuicios que iniciarán el gobierno de la ciudad y Subterráneos de Buenos Aires, entre otros, contra la doctora Sonia Berjman, a raíz del amparo que permitió salvaguardar la plaza Intendente Alvear.
Nos preguntamos: ¿es posible que le hagan este juicio a la doctora Berjman, una experta reconocida internacionalmente que por más de 40 años ha luchado por proteger el paisaje, por ocuparse del patrimonio arquitectónico y natural de la ciudad?
Entendemos que el avance de esta causa entraña un ataque contra los derechos constitucionales y la democracia participativa, por lo que solicitamos públicamente a los demandantes que desistan de esta acción y se abstengan de otras similares en el futuro.
Si hubo un daño y una actitud irresponsable, no fue precisamente la de quienes defendieron el patrimonio público, sino de parte de los funcionarios que proyectaron, licitaron y contrataron la obra en cuestión sin tener en cuenta que esta plaza integra un área de protección histórica.
¿No sería más constructivo que, de ahora en más, autoridades y vecinos nos pusiéramos de acuerdo y trabajáramos juntos para hacer cumplir las leyes que protegen el patrimonio?


Carlos Julio Thays III (DNI 4.220.991),
Carlos Thays,
José Emilio Burucúa,
Daniel Sabsay,
María Eugenia Estenssoro,
Marcelo Magadán,
Felicitas Luna,
Alejandro Nazar Anchorena,
Adrián Camps,
Carolina Llosa de Sturla,
Cristina Cordeu


Cartas de Lectores - Diario La Nación, 7-09-2014


TRAYECTORIA DE SONIA BERJMAN


Nació en 1946 en la Ciudad de Santa Fe (Argentina). El paisaje litoraleño ha sido una influencia permanente en su vida.

. Licenciada en Historia de las Artes (Universidad de Buenos Aires).

. Doctora en Filosofía y Letras (Orientación Historia de las Artes) Universidad de Buenos Aires, Summa cum Laude.

. Docteur ès Histoire de l' Art (Université de Paris I Pathéon- Sorbonne, Mention Très Honorable).

. Becaria postdoctoral de la Harvard University en Dumbarton Oaks Landscape Studies Library (Washington D. C., U. S. A.).

Ha sido:

. Investigadora de carrera del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) con sede en el Instituto Histórico de la Ciudad de Buenos Aires.

. Investigadora de la Universidad de Buenos Aires: del Instituto de Historia del Arte Argentino de la Facultad de Filosofía y Letras, del Instituto de Arte Americano de la Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo del que también fue su Secretaria Académica y de la Cátedra de Espacios Verdes de la Facultad de Agronomía.

. Profesora de postgrado de las Universidades Nacionales de Tucumán y Mar del Plata, Directora de la Maestría "Gestión del Ambiente, el Paisaje y el Patrimonio" en la Universidad Nacional del Nordeste.

. Senior Fellow y miembro del Committee in Landscape Studies de Dumbarton Oaks Library (Harvard University, USA).

. Investigaciones realizadas para: Banco de la Nación Argentina, Banco de la Provincia de Buenos Aires, Banco de Crédito Argentino, Cervecería Quilmes, Consejo Federal de Inversiones, Administración de Parques Nacionales, Ministerio de Obras Públicas de España, Generalitat de Valencia, Junta de Andalucía, Universidad de Génova, Ministère de la Recherche de Francia, etc.

. Conferencista invitada en la Argentina, Brasil, México, Colombia, Uruguay, Francia, España, USA, Bélgica, Italia y Costa Rica.

. Ha participado en numerosos Congresos, Jornadas, Seminarios y reuniones profesionales.

. Fundadora y Directora Honoraria del Centro del Paisaje Villa Ocampo / UNESCO

. Miembro de la Sociedad Argentina de Paisajistas

. Ha recibido los siguientes premios: Museo de la Ciudad de Buenos Aires, Producción Científica y Tecnológica de la Universidad de Buenos Aires, Dumbarton Oaks Gardens at risk, Amigos del Lago e Historiador Porteño por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires.

. Fundadora y ex Presidenta de la Junta de Estudios Históricos de Agronomía.

. Asesora ad honorem del Proyecto Villa Ocampo (UNESCO) para la puesta en valor de su jardín histórico.

. Asesora del Proyecto de restauración del Rosedal y el Patio-Glorieta Andaluz del Parque 3 de Febrero.

. Curadora de la Exposición “Carlos Thays. Un jardinero francés en Buenos Aires”.

. Autora de más de 100 publicaciones (libros, folletos y artículos) sobre historia de la arquitectura, historia urbana e historia del paisaje.

. Vicepresidenta del Comité Científico Internacional "Paisajes Culturales" ICOMOS/IFLA.

. Miembro de ICOMOS Argentina.

. Fundadora y miembro de la Asociación Civil ¡Salvemos las estatuas! en defensa del arte público.

. Asesora ad honorem de la Secretaría de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Actualmente:

. Miembro de Honor del Comité Científico Internacional "Paisajes Culturales" ICOMOS/IFLA.

. Integra los Consejos Editoriales de las revistas Paisagem e Ambiente (Universidade de Sao Pablo, Brasil), Revista de Arquitectura (Universidad Católica de Colombia) y Leituras Paisagísticas: teoria e práxis (Escola de Belas Artes de la Universidade Federal do Rio de Janeiro).

. Colaboradora de Historic Gardens Review (London)


PUBLICACIONES DE SONIA BERJMAN


Los Paseos Públicos de Buenos Aires y la labor de Carlos León Thays (h)
Sonia Berjman. Buenos Aires, Librería CONCENTRA, Buenos Aires, 480 p.

Este libro ha sido declarado de interés cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires en la sesión del 24 de abril de 2014.

Su libro sobre el Rosedal de Buenos Aires recibió un importante premio: el Literary Award otorgado por la World Federation of Rose Societies, durante la 16 ° Convención Mundial de la Rosa realizada en la ciudad de Sandton, Sudáfrica, octubre 2012 .
El Rosedal de Buenos Aires. 1914-2009. 95° Aniversario es el fruto de varios años de trabajo.
Muchos amigos, colegas, funcionarios, instituciones y familiares colaboraron con nosotras: destacamos la participación de Andrea Caula y la labor del estudio WEIK UP! ESTUDIO DE DISEÑO,
La concreción de este proyecto fue posible por el apoyo de la Fundación YPF, presidida entonces por el Ing. Enrique Eskenazi y de la siempre presente y activa Carolina Llosa de Sturla.
El patrimonio porteño y argentino de sus jardines históricos ya figura en primer plano internacional.

- El Rosedal de Buenos Aires. 1914-2009 / 95° Aniversario.
Sonia Berjman y Roxana Di Bello. Buenos Aires, Fundación YPF, 254 p., Tomo I, 2010.

- El Patio-Glorieta andaluz de Buenos Aires
Sonia Berjman, Andrea Caula, Roxana Di Bello, Sonsoles Nieto Caldeiro. .1929-2009 / 80 ° aniversario.- Buenos Aires, Fundación YPF, 242 p., Tomo II, 2010.

- El Parque 3 de Febrero de Buenos Aires
Sonia Berjman y Daniel Schávelzon. Palermo.
Buenos Aires, EDHASA, 288 p., 2010.

- Plazas y Parques de Buenos Aires: La obra de los paisajistas franceses en Buenos Aires 1860-1930
Fondo de Cultura Económica, 1998, 318 p.

- El tiempo de los Parques.
Instituto de Arte Americano
UBA - FADU, 1992, 60 p.

- La Plaza Española en Buenos Aires 1580-1880
Kliczkowski Editores, 2001, 206 p.

- La Plaza de Mayo, escenario de la vida argentina
Ramón Gutiérrez y Sonia Berjman
Fundación Banco de Boston, 1995, 240 p.,

- Plaza San Martín: Imágenes de una historia
Berjman-Di Bello-Magaz Nobuko, 2003, 152 p.

- Carlos Thays: sus escritos sobre jardines y paisajes
Editorial Ciudad Argentina, 2002, 376 p.

- La Victoria de los Jardines. El paisaje en Victoria Ocampo.
Papers editores, 2007, 360 p.

- Carlos Thays. Un jardinero francés en Buenos Aires.
Sonia Berjman
Libro-catálogo de la exposición homónima, noviembre 2009.
Edición de la Embajada de Francia en la Argentina.

- Banco de la Nación Argentina: Acción, presencia y testimonio en la construcción del país.
Coordinación General: Sonia Berjman.
Buenos Aires, Fundación BNA,1982, dos tomos (340 p. y 260 p.)



A PROPÓSITO DE LA PLAZA INTENDENTE ALVEAR


PASEO DE LA RECOLETA


Cartas de Lectores - 18/02/12

"El antiguo Paseo de la Recoleta fue uno de los más importantes jardines públicos de Buenos Aires.
"El hueco de la Recoleta fue primero mejorado durante el gobierno de Rivadavia con la acción del botánico Sack. Fue Torcuato de Alvear quien encargó a su director de paseos, el francés Eugene Courtois, su total remodelación.
"Carlos Thays realizó una verdadera revolución en el paisaje porteño y se dedicó con especial atención al hoy Paseo Intendente Alvear, con obras fundamentales concretadas durante la década de 1890, que culminaron con la inauguración de la plaza Francia en 1910.
"Fue este último quien ajardinó y arboló la bajada de la actual calle Pueyrredón hasta avenida Alvear, zona que se encuentra ahora en peligro de perder sus valores y cambiar su fisonomía histórica y patrimonial por la ampliación del subte H.
"Están extrayendo los árboles centenarios para hacer una obra a cielo abierto. El gobierno de la ciudad tiene una responsabilidad ante la sociedad y la historia. Que actúe en consecuencia: ese hito histórico y emblemático de la ciudad debe preservarse integralmente sin ninguna modificación que altere su carácter."

Sonia Berjman
LA CAMPAÑA EN CHANGE.ORG
Como pasó con el Fiscal Campagnoli, a la Dra. Sonia Berjman se la persigue por hacer bien su trabajo, que desde hace años de años, es defender nuestros bienes patrimoniales, naturales, culturales, escultóricos, etc.

39.000 AÑOS DE ANTIGÜEDAD.

39.000 AÑOS DE ANTIGUEDAD. Fotografía facilitada por Nature de las pinturas prehistóricas de 39.000 años de antigüedad descubiertas en la isla de Célebes (Indonesia) por un grupo de arqueólogo australianos e indonesios que publican hoy en la revista. Entre los dibujos de animales y huellas de manos que se han encontrado, las pruebas de radiocarbono han detectado trazos que rivalizan en antigüedad con el disco rojo de 40.800 años que se conserva en la cueva de española de El Castillo, en Cantabria, la pintura rupestre más antigua conocida. EFE/Kinez Riza


Fotografía facilitada por Nature de las pinturas prehistóricas de 39.000 años de antigüedad descubiertas en la isla de Célebes (Indonesia) por un grupo de arqueólogos australianos e indonesios que publican hoy en la revista. Entre los dibujos de animales y huellas de manos que se han encontrado, las pruebas de radiocarbono han detectado trazos que rivalizan en antigüedad con el disco rojo de 40.800 años que se conserva en la cueva de española de El Castillo, en Cantabria, la pintura rupestre más antigua conocida.

Foto: EFE/Kinez Riza

EL DÍA QUE LE CORBUSIER
PROPUSO DEMOLER EL CENTRO PORTEÑO


Miguel Jurado*

Hacen exactamente 85 años, Le Corbusier visitaba por primera y única vez Buenos Aires. El padre de la arquitectura moderna llegaba en octubre de 1929 para dar un ciclo de 10 conferencias y, en la última, ofreció su “solución para los problemas de Buenos Aires”: 12 megatorres en el río con aeropuerto y todo un barrio de monoblocks en lo que hoy es el Microcentro porteño.
Le Corbusier ya era conocido por sus propuestas revolucionarias en Europa, y medio que lo invitaron para alborotar un poco el avispero. Sin embargo, los que entendían de vanguardias urbanas y arquitectónicas eran pocos y ya tenían sus ideas. Le Corbusier no resultaba tan atractivo. En ese entonces, el tipo no era el prócer de la arquitectura que es hoy. Para colmo, su primera conferencia fue en ICANA, después de dos disertaciones del estadounidense Waldo Frank, un escritor que hoy nadie recuerda pero que entonces era un re capo.
Al día siguiente de esa presentación, para cuando Le Corbusier se ponía a hablar en francés por primera vez en Buenos Aires, el yankee estaba dando la continuación de su disertación sobre Chaplin en otro lado y se chupó toda la atención de la prensa. Síntesis: los diarios de la época publicaron unos recuadritos sobre el suizo y transcribieron la conferencia del yankee a doble página.
Pero ojo, Corbu no era ningún gil y no le importaba tanto la popularidad como hacer “contactos”. Para eso, se rodeó de la crème de la crème porteña. No de la sociedad patricia y conservadora, más bien de la patricia modernizada: intelectuales y millonarios con nombre y cultura avant garde .
Así es como conoció a Victoria Ocampo –quien le histeriqueaba con la idea de hacerse una casa–, a Ricardo Güirales, al chileno Matías Errázuriz –quien le encargó una casa– y Julián Martínez –quien casi le encarga una casa–. Pero el suizo tenía planes más ambiciosos: quería hacer una ciudad y Buenos Aires lo tentaba mucho.
La Reina del Plata fue la primera escala de un viaje que incluyó Montevideo, San Pablo y Río de Janeiro. En cada puerto dejó un proyecto urbano revolucionario. “Alguno va a picar”, habrá pensado. Lo cierto es que Le Corbusier venía de varios fracasos y lo que realmente le atraía era hacer Brasilia, un proyecto que se le escabulló por poco. Igual, entre nosotros: se le escapó la tortuga ¿Vos te imaginás que los brazucas le podrían dar su capital a un extranjero?
Cuando Le Corbusier empezó con sus conferencias y vio que la cosa no andaba, decidió jugarse con una propuesta para Buenos Aires. Adaptó sus proyectos europeos y rompió con todo. Después usó el mismo método para el resto de su periplo.
Su idea fue bastante polémica: una ciudad administrativa de megatorres en medio del río con un aeropuerto flotante. Esta isla se conectaba a tierra mediante un puente que continuaba la dirección de Avenida Rivadavia. En el esquema del suizo, la Casa Rosada, Plaza de Mayo, Avenida de Mayo y el Congreso aparecían “tapados”. Además, su idea abogaba por reemplazar todo el Microcentro por un zig zag de viviendas rodeadas de parques.
En su momento, la propuesta fue bastante polémica y se le opuso medio país. Ojo, ¡estamos hablando de 1929, eh! No había Segunda Guerra Mundial y acá no existía la arquitectura moderna, ni siquiera edificios de departamentos lisitos y sencillos.
Todo era estilo y lo que pregonaba Le Corbusier era poco menos que una “grasada”. El maestro vio a medio construir la Facultad de Ingeniería en Las Heras (todavía está a medio hacer). Lo aterrorizo que se hiciera en estilo gótico y dijo que se llevaba una foto para su “colección de cosas absurdas”.
El tipo era medio irónico, a mi me parece que acá no lo entendieron del todo. Por ejemplo, un periodista le preguntó si le gustaba la música y dijo que sí. “Me encantan las marchas militares turcas, se escuchan los tambores desde lejos”, tiró. Si eso no es una cargada no se qué es. Bueno, lo de demoler el Centro, muchos se lo tomaron al pie de la letra.

* Editor adjunto de ARQ

Fuente: ARQ Clarín