Fue el centro cultural en el que brillaron las vanguardias. Habrá actividades gratuitas para celebrar el aniversario de una institución que recibe 30.000 alumnos por año.
La vanguardia es así. Batato Barea fue un ícono del teatro underground en el Rojas de los años 80. / ARCHIVO CLARÍN
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Por Marcela Mazzei
Se había terminado la dictadura y la Cultura tomaba la calle con insolencia, con la fuerza de lo que había estado reprimido. Ahí fueron los raros peinados nuevos, los artistas. Punto neurálgico de esa reanimación, el Centro Cultural Ricardo Rojas que cada año inscribe a 30.000 alumnos en 900 propuestas por cuatrimestre, está cumpliendo 30 años.
El edificio que al 2038 inaugura la avenida Corrientes que nunca duerme, había sido sede del Centro de Estudiantes de Medicina. Expropiado por la última dictadura militar, la democracia lo devolvió a la UBA. “Se transformó en foco de las vanguardias y la experimentación artística, y sus cursos convocaban a un público ávido de formación artística”, repasa Cecilia Vázquez, coordinadora general de Cultura adjunta, a cargo del Rojas tras la renuncia del director anterior, José Miguel Onaindia.
Todavía hay quienes recuerdan haber sentido, en su auditorio, cómo la presencia magnética de Batato Barea subía al escenario por el pasillo central desde la puerta del fondo: una vigorosa atracción que se revivía en cada puesta de la movida teatral underground. Hoy la sala más importante del Rojas lleva su nombre.
Fue este centro cultural el que albergó la primera conferencia del filósofo francés Jacques Derrida en la Argentina: en su ponencia sobre la verdad, el intérprete fue Alan Pauls. Por esos años, la poeta Tamara Kamenszain estaba a cargo de la nutrida programación del Rojas y la autora Vivi Tellas realizaba allí sus primeros biodramas.
Hacia 1989, abrió La Galería del Rojas. “Fue fundacional para nuestra identidad la conversión de ese pasillo que iba a un baño en una sala de artes visuales”, comenta Maxi Jacoby, actual responsable de ese área. “En poco tiempo era una fábrica de mística cultural”. Con impronta novedosa, su fundador, el artista Jorge Gumier Maier, puso en práctica lo que más tarde se consolidó como el rol del curador. “Lo que sucedía sin apoyo institucional encontró un espacio, al punto tal que la historia del arte contemporáneo local, cuando revisa esa época, habla de ‘los artistas del Rojas’ como movimiento, aunque no lo era. Era una forma de aglutinar una modo de hacer y pensar el arte”, reflexiona Jacoby. Incluso artistas que no expusieron allí, como Pablo Siquier, fueron incluidos en ‘el arte del Rojas’ de los 90.
Hay quienes recuerdan las conferencias de César Aira sobre Néstor Perlongher y Manuel Puig, a las que acudían los académicos, los mejores alumnos de Puán y los llamados “modernos”, que frecuentaban, en otro horario, los reductos donde nacía la escena electrónica local. Ellos serían platea y protagonistas de La Voz del Erizo, el ciclo de lecturas de poesía contemporánea argentina que coordinó entre 1992 y 2002 Delfina Muschietti en un aula minúscula del Rojas. Quizás también a su área de Letras, dirigida por Daniel Molina, le quepa el mérito de haber reunido al último movimiento de artistas que trabajó en sintonía con su tiempo histórico.
El lema del 30° aniversario, “Cultura hasta el fin del mundo”, remite al acuerdo de cooperación que el Rojas firmó con Ushuaia, dentro del programa “El Rojas fuera del Rojas”, que desde 2000 realiza convenios con instituciones de todo el país, explica Vázquez.
El Rojas va a celebrar sus 30 con un programa de eventos en el que las áreas que allí trabajan están cada vez más difusas. Porque fue incorporando nuevas áreas a las más tradicionales (Letras, Danza, Artes Visuales), a medida que se manifestaban como fenómenos de interés cultural. Aparecieron Comunicación, Tecnologías de género y Cultura Sostenible. Y porque pensar las áreas entrecruzadas, según Jacoby, “es el tipo de arte que responde a los tiempos contemporáneos”. El Rojas, según Vázquez, “tuvo 30 años maravillosos y necesita seguir buscando rumbos”.
La agenda de los festejos
Sábado 13
17.00: “Bosquejos – Maratón de Lapiceras” (Idea y coordinación de Maruja Bustamante, Lucía Panno y Gael Policano Rossi).
17.00: “Bosquejos – Maratón de Lapiceras” (Idea y coordinación de Maruja Bustamante, Lucía Panno y Gael Policano Rossi).
21.00: “Honey / Miel”, obra teatral con dramaturgia y dirección de David Señoran.
Jueves 18
De 12 a 17: Homenaje a Mauricio Kartun (coordina Jorge Dubatti). Entrega del Profesorado Honoris Causa de la UBA a Kartun y jornada académica.
Martes 30
22.00: “Confesionario 10 años” (coordinado por Cecilia Szperling, con la participación de Humberto Tortonese y Nushi Muntaavski).
Todas las actividades son libres y gratuitas y se realizarán en Av. Corrientes 2038.
Más info en www.rojas.uba.ar
Fuente: Revista Ñ Clarín
Jueves 18
De 12 a 17: Homenaje a Mauricio Kartun (coordina Jorge Dubatti). Entrega del Profesorado Honoris Causa de la UBA a Kartun y jornada académica.
Martes 30
22.00: “Confesionario 10 años” (coordinado por Cecilia Szperling, con la participación de Humberto Tortonese y Nushi Muntaavski).
Todas las actividades son libres y gratuitas y se realizarán en Av. Corrientes 2038.
“Me sentí Marta Minujín”
Por María Moreno
El Rojas fue al principio de la democracia la gran matriz alocada de lo nuevo: Batato Barea, Gambas al ajillo, Nestor Perlongher, César Aira, Rubén Szuchmacher... TODO constituyó un anticanon imparable. “Pulmón y pasión” podría ser la consigna. Cecilia Felgueras, directora durante los 80, podía ponerse una servilleta en el brazo y servir vino en un vernissage. Leopoldo Sosa Pujato, director emblemático, podía ir a la casa de alguien a pedir permiso para cortar una línea en un escrito. Es el lugar con el que más me identifico en mi historia. La gestión de Daniel Molina en Letras me dió el pie. La gente de producción del Rojas era como de las más exigentes vanguardias: hice unas jornadas Mansilla en donde se sirvió el guiso de Una excusión a los indios ranqueles y se hicieron los espejos cuádruples con los que Mansilla se fotografió en Witcomb. Con la actriz y directora Graciela Camino hicimos unas jornadas en donde actuaron ex presos políticos y se exhibieron sus objetos de cautiverio (alto arte pop): me sentí Marta Minujín. Recuerdo al lugar como el de una infancia feliz aunque yo era de la generación del setenta: me parece que mis ocurrencias nacieron ahí, tarde.
Más info en www.rojas.uba.ar
Fuente: Revista Ñ Clarín