DEBATE SOBRE GÉNERO. Las mujeres consiguieron poderes que antes eran identificados con los artistas hombres.
En el libro Escribir las imágenes (Siglo XXI), Andrea Giunta recoge varios de sus ensayos sobre artes visuales. En la introducción a la edición, Giunta repasa las circunstancias en las que cada uno de los textos fueron escritos y así habla sobre los que componen la primera parte del libro, Artistas mujeres: “Circulaba la idea (a principios de los 90, aclara) –que para algunos todavía tiene validez– de que no había que reparar en el sexo de los artistas. Lo relevante era la calidad; si el arte era bueno, lograría el reconocimiento. Este argumento tenía como consecuencia vaciar de sentido el análisis de las estructuras de poder cultural. Si la calidad del arte tiene tal poder, no importa volver visibles redes de legitimación, funcionamientos institucionales, configuración de jurados, tendencias del coleccionismo, ni los filamentos sexuados que recorren distintas iniciativas...” Claro que el postulado caía al verificar la disparidad entre artistas hombres y mujeres en la construcción de la historia del arte. Ya en el texto “Género y feminismo: Perspectivas desde América Latina”, luego de un repaso por los trabajos teóricos de Linda Nochlin, Griselda Pollock y Nelly Richards, que –dice la autora– hizo “el aporte más radical en términos de intervención teórica y política en el debate sobre género y feminismo en Latinoamérica”, Giunta afirma: “A la pregunta acerca de si ha habido buenas artistas mujeres en América Latina, se respondió con exhibiciones antológicas y con libros que destacaron no tanto el hecho de que fuesen mujeres sino su radical aporte al arte más experimental y transformador desde los años cincuenta del siglo XX hasta el presente”. Nombres, como Graciela Sacco (foto) y Liliana Porter engrandecen la lista. “Las mujeres no sólo han entrado en la narrativa del arte latinoamericano sino que también han establecido tradiciones, paradigmas, influencias, continuidades: poderes, todos, que hasta hace unos años sólo podían identificarse en el caso de los artistas hombres”, cierra Giunta.
Fuente: Revista Ñ Clarín
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